Otra vez en Acapulco (3)
Premio de consolación y ganas de más.
Cuando terminó el festejo de mi amiga, Tony se le acerco y la abrazó tiernamente, la acarició de los pies a la cabeza, mientras los chicos se dirigían a darse un baño, por un momento quise acercarme, pero desistí, comprendí que era su momento, era el momento del cariño y mejor invité a Alberto a tomarnos una copa en el jardín.
Ahí comentamos lo sucedido, me volvió a preguntar que si me gustaría estar en una situación similar, le contesté directamente que sí, si el me cuidaba y que también me gustaría realizar la fantasía de que la que le había hablado: yo acostada boca abajo o de perrito y que me cogieran desde atrás uno por uno, los hombres que fueran sin que yo los viera, pero sabiendo que el está a mi lado viéndome gozar y cuidándome. Alberto me dijo con cierta ironía: ¿cuándo es tu cumpleaños? Y nos reímos casi a carcajadas.
Después me beso y me acaricio, retomando la excitación que aún sentíamos. Me invitó a entrar a la casa nuevamente, no encontramos a nadie, sirvió otros tragos, bailamos, nos sentíamos muy a gusto ahí los dos solos en la noche cálida. Al rato aparecieron Tony y Maura abrazados y muy sonrientes, ella estaba contentísima y emocionada, nos comentó que le había gustado mucho, que estaba fascinada. Se veía resplandeciente, recién bañada, con el cabello húmedo, envuelta en una bata de baño blanca cortita. Me abrazó y me dijo al oído que todo había sido delicioso, pero que estaba agotada y me pidió que atendiera a su marido que estaba muy caliente y excitado porque ella se iría a descansar, yo le dije que por mi parte encantada, que no se preocupara. Regresaron los chicos de su ducha y ya vestidos, Maura se abrazó de Carlos y le dio las gracias, el le contestó que las gracias las debían de dar ellos por permitirles gozar de una mujer tan caliente y tan guapa. Bueno respondió, Maura, entonces gracias a todos, a ustedes, a mí, pero especialmente a Tony, los besó a todos en la boca, deteniéndose más en Carlos y en el chico guapo, Se despidió de Alberto y de mi con abrazo y un beso, la volvimos a felicitar y ella abrazó a Tony y lo besó amorosamente, prometiéndole corresponder al regalo que le había dado. Después de que Maura se fue a descansar, los cuatro chicos se tomaron una copa y también se despidieron, le dijeron a Tony que estaban puestos para cualquier otra ocasión. Carlos al despedirse me preguntó que si yo me estaba animaba, sólo sonreí.
Nos quedamos los tres platicando sobre lo sucedido, Tony volvió a reiterar su agradecimiento por el hecho de estar ahí, nos dijo que se había sentido mejor de lo que pensaba, ya que el hecho de que estuviéramos lo había hecho sentir mejor, con más confianza, a pesar de que todo lo había tenido bajo control. Lo que si, creo que nos dejo muy excitados la función, nos dijo y todos sonreímos, nos invitó unos tragos que el mismo sirvió, puso música para bailar, música cubana tradicional, brindamos y me saco a bailar. Sentí estupendo al sentir que sus brazos me rodeaban, él se sentía contento y cómo lo había dicho, también excitado, estado que los tres voyeurs compartíamos. Bailé también con Alberto, el ambiente estaba delicioso, los tres excitados por el show de Maura, gracias a eso, tenía lo que más me gusta dos vergas para mi sola. Sabía que eso era lo que me esperaba, Entre plática y trago los dos se sentaron junto a mí, uno a la derecha y otro a la izquierda. Yo sabía que me deseaban y claro que yo los deseaba también, pero deje que ellos tomarán la iniciativa, lo cual es una característica muy mía. Mientras platicábamos ahí juntos Tony me acariciaba, primero la espalda y luego las piernas, Alberto me besaba los hombros y el cuello.
Tony se hincó frente a mí y me besó las rodillas y los muslos, yo abrí las piernas dispuesta a que me hicieran gozar, el vestido se subió de tal manera que mi coño quedo totalmente accesible. Alberto, bajo los tirantes del vestido, se ocupo de mis senos y mi espalda, Tony me pasó las manos por mis nalgas mientras me besaba la parte interna de los muslos y poco a poco fue acercándose a mi coño que para esos momentos estaba húmedo y caliente. Yo me hice hacia delante para que él cómodamente me besara, primero sobre la empapada tanga y luego de quitármela directamente en mi coño. Sentí delicioso cuando su lengua recorrió mi raja, desde abajo hasta mi clítoris, me chupo los labios, me lamía con delicadeza, Alberto me besaba los pechos, recorría mis pezones con su lengua, me besaba y daba pequeños mordiscos, me apretaba hasta casi sentir un poco de dolor, lo cual en esos momentos me ponía más caliente. Tony acarició repetidas veces mi clítoris con su lengua y me estremecí del placer y gimiendo lo tomé de la cabeza, lo apreté contra mi coño y me vine, sentí una especie de desesperación, que se liberó con el placer sentido. Reaccioné cuando Tony con un poco de fuerza, quitaba mis manos de su cabeza, para poder respirar.
Me quieres ahogar, me dijo sonriendo, le pedí perdón y me le fui a besos. El me levantó y me abrazó mientras Alberto me acariciaba y se me pegaba por detrás. Sentí las dos vergas duras, una en mi vientre y otra en mis nalgas. Realmente estaban calientes mis dos hombres, bueno, al menos eran míos en ese momento. Me giré y quede frente a Alberto, este me beso. Yo le acaricie la verga encima del pantalón y el procedió a sentarse mientras me condujo a que me hincara frente a él, se saco la verga y entendí que quería que se la besara. Yo me sentía dichosa, porque Tony me acariciaba y besaba las nalgas, sentí su lengua recorriendo mi culo, sentí la húmeda caricia ir de mi coño a mi culito, un placer inigualable. Me metió dos dedos por el coño, mientras me besaba el culo, el placer aumento hasta que llegue las nubes, Tony me metía y sacaba la lengua deliciosamente, de tal manera que abandoné la verga de mi marido para poder expresar libremente lo que sentía. Estaba calientísima, cada momento más y más. Sentí la verga de Tony entrando en mi coño como un impulso hacia más placer, pero Tony que realmente había estado disfrutando del placer de su mujer se vino casi inmediatamente y me dejo con ganas de seguir gozando de esa verga gruesa, Alberto tomó su lugar y casi logra hacerme venir cuando explotó dentro de mi, me acaricie yo misma para hacerme venir nuevamente, los dos estaban demasiado calientes y yo no me quedaba atrás.
Nos volteamos a ver todos con sonrisas cómplices. La experiencia que los dos habían vivido de manera pasiva, los había sobreexcitado, no obstante me habían proporcionado tres orgasmos y sabía que todavía faltaba, así que me dispuse a disfrutar de todo lo que la noche me deparaba, dos hombres calientes para mi sola, en ese momento no envidiaba a Maura, máxime que a mí siempre me han gustado más las situaciones más íntimas, aunque como experiencia la suya había sido realmente excitante.
Tony nos preparó unos bocadillos, seguimos bebiendo un poco, yo más agua que otra cosa. Bailamos, me cachondeaba uno, después el otro, me sentía contenta, mimada, excitada. Alberto me saco el vestido, yo bailaba desnuda con los dos, y ellos siempre bailaban tomándome de las nalgas, metiéndome los dedos, yo abría mis piernas y doblaba las rodillas para sentir más a fondo la caricia y me venía a chorros con los dos y les pedía más y más. Tony me abría las nalgas sin ningún recato y yo me sentía como una puta, como la puta que soy en esos casos, tan es así que cuando bailaba con Alberto le decía que era su puta, para lo que el quisiera. El me decía que yo era su putita para hacerme gozar y para verme gozar. Les pedí que ellos también se desnudaran, para sentir sus vergas mientras bailábamos.
Me senté en un sillón y tomé las dos vergas que otra vez se animaban, me las metí una a una, se la mamé a las dos, se las puse durísimas. Alberto me la metió en el coño por detrás mientras Tony me besaba, primero en los labios, luego en los pezones y después hincado, el botoncito. Y para variar me vine. Es delicioso estar con dos hombres obstinados en darle a una placer, obstinados en verla a una cada vez más caliente y más puta, y conmigo lo lograban y yo feliz. En un momento me sentí un poco mareada, Alberto me preparó un café, Mientras Tony me traía una vestidito transparente de Maura, que más bien parecía camisón, me pidió que lo usara. Me convencieron para meterme a la Alberca, así me dijeron te sentirás mejor. Con todo y el vestido me metí, ellos me siguieron, me acariciaron, me besaron y jugueteamos un poco realmente sentí que me recobraba, y mis dos amantes también, ya que todos estábamos vivificados por el agua tibia de la alberca. Al rato salimos del agua, Alberto me sacó con dificultad el vestido y me ayudó a secar, después me tomaron los dos de las manos y me llevaron a una recámara. Me acostaron bocabajo, Alberto me dijo muy simpático, no seremos cuatro o cinco. Pero como si lo fuésemos, te vamos a coger sin que nos veas, aunque seguro sabrás quien te va a estar cogiendo. Me jaló de la cintura para que parara el culo y me puse en cuatro. Se turnaron para cogerme desde atrás, una y otra vez, una y otra vez. Y una y otra vez me vine, me calentaron muchísimo sobre todo cuando me decían al oído que tenía unas ricas nalgas, que tenía culo de puta, que yo era las más puta. Me excitaba que me lo dijera Alberto enfrente de Tony, pero más que Tony también me lo dijera, sabiendo que Maura era su mujer y que Alberto estaba presente.
Alberto me adivinó el pensamiento cuando me pidió que cabalgara a Tony. Me metí la gruesa verga de Tony frente a él, me sobaba los pechos, nos besábamos, mientras Alberto se colocó tras de mi, hizo que levantara las nalgas, me puso lubricante y lentamente me la metió por el culo. Eso era lo que quería, sentir las dos vergas dentro de mí, poco a poco los dos se coordinaron, a veces uno y a veces otro era el que se movía, yo sólo gozaba la doble penetración, el doble placer y otra vez sus palabras me llevaron al orgasmo, sus frases duras me encantaban y me erizaban la piel. Doblemente penetrada, el dolor ligero, el placer mayúsculo y las frases atinadas de mis dos amantes hicieron que llegara dos veces más, la última precedida de la venida de Alberto y un poco después también Tony obtenía su placer.
Los dos, conocedores de lo que nos gusta a las mujeres, me siguieron acariciando y besando hasta bajarme a la realidad. Antes de dormirme, abracé a mi marido y Tony se despidió de mí con un beso en el coño, otro en la boca y una sonrisa encantadora. Alberto se quedo dormido casi inmediatamente, a mi me costó conciliar el sueño, el placer vivido, el gozo que me habían proporcionado Tony y Alberto además de algunas de las escenas de la orgía de Maura me tenía excitada y un poco nerviosa. Entre las imágenes grabadas de Maura gozando esas ricas vergas me quede dormida.
Diana, México, D.F. Enero 2006.