Otra vez en Acapulco (2)

Envidia de la buena. Cuatro ricas vergas para mi amiga en el día de su cumpleaños.

Al otro día nos levantamos ya muy tarde, ya que para rematar la noche hicimos el amor intensamente. Al salir a almorzar en la recepción nos entregaron un sobre, Maura y Tony nos invitaban a una comida al día siguiente en Acapulco, para celebrar el cumpleaños de Maura, yo ya sabía de lo que se trataba pero no le dije a Alberto, para que también fuera una sorpresa para él, porque yo daba por sentado que íbamos a ir a la celebración, estaba entusiasmada tanto por lo que me había platicado Tony como por estar con ellos nuevamente, especialmente con Tony, así que cuando Alberto preguntó mi opinión, inmediatamente le dije que organizáramos todo para salir al día siguiente hacia Acapulco muy temprano, ya que la invitación era para las tres de la tarde en un restaurante de la costera. Así que nos despedimos de nuestros amigos disculpándonos por adelantar el regreso.

Llegamos a Acapulco al mediodía, buscamos un hotel para alojarnos, nos dimos un baño me retoque el pubis para estuviera terso como a mi me gusta, Alberto me ayudó a ponerme autobronzeante en todo el cuerpo, me apliqué un gel hidratante con destellos dorados para acentuar el bronceado de mi cuerpo y me puse un vestido blanco, corto pero sin exagerar con dos tirantes cruzados en la espalda, con escote discreto por delante y atrás con un escote profundo que dejaba casi toda la espalda descubierta, lo había comprado para usarlo en la cena de despedida del año, pero que por ser un poco elegante no me lo puse en esa ocasión, me calcé unas sandalias de tiritas de color gris pálido. Dudé en si ponerme tanga o ir sin ella y opté por ponerme una pequeñísima, blanca, transparente que contuviera la humedad que ya sentía por la excitación de lo que sabía iba a suceder. Alberto se vistió con camisa y pantalón de lino, se veía guapo el Alberto. A las tres pasadas llegamos al restaurante de la cita y ahí estaban Tony y Maura muy guapos los dos.

Maura con un minivestido de seda, también de color blanco, de tirantitos, muy escotado, suelto desde el talle, que hacia un contraste muy bonito con su piel morena. Iba como yo con el pelo recogido hacia atrás y con un maquillaje discreto en tonos dorados que la hacia ver resplandeciente, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo, las dos de blanco, las dos muy puras. Nos recibieron con una gran sonrisa, se levantaron a abrazarnos con mucho afecto, felicitamos a Maura por su cumpleaños y después de los besos de rigor nos invitaron a sentarnos. Tony nos aclaró que todo iba por su cuenta, que pidiéramos a nuestro gusto. Después de ver la carta y pedir los aperitivos y los platos, Tony le dio a Alberto la carta de vinos para que eligiera. Comimos y bebimos con placer, todo estuvo delicioso. Tony nos comunicó que habían rentado una casita por la carretera a Puerto Marquéz con vista al mar para estar ahí unos días y para la especial celebración, así que los invito a nuestra casa, nos dijo. Subimos cada quien en su auto y los seguimos. Al llegar Maura me tomó de la mano y me mostró la casa, el lugar se veía cómodo, sin lujos pero agradable, varias recámaras, una estancia amplia, una terraza con una gran vista al mar, alberca y un bonito jardín. Me tomó de la cintura y me besó, me dijo emocionada que le agradaba que estuviéramos con ella en ese día, que estaba segura que se la iba a pasar muy bien, mejor de lo que se imaginaba al momento de iniciar el viaje y que esperaba que nosotros también. Ella no estaba enterada de los planes de Tony, quien servía unos tragos para todos y como después supe, ponía al tanto a Alberto de la sorpresa para Maura. Ahí nos dijo a todos que había invitado a unos amigos para la fiesta, para hacer todo más divertido, Maura le preguntó que a quienes había invitado y el sólo le dijo que era una sorpresa y cambio la conversación.

El ambiente era realmente agradable, se sentía la excitación en los cuatro, yo estaba realmente intrigada de cómo sucederían las cosas, Tony me había comentado que dos conocidos suyos vendrían acompañados de otros dos amigos del lugar. Como Alberto también estaba ya al tanto se le notaba divertido. Maura estaba también bastante animada, se sentó junto a mí y me dijo que estaba segura que tendría un buen festejo, que de hecho ya lo estaba siendo, ya que la experiencia en Puerto Escondido le había gustado mucho, mientras me acariciaba las piernas y me besaba el cuello. Tenía muchas ganas de decirle lo que le esperaba, pero sabía que tenía que guardar el secreto. Tony salió de la sala y regresó con un paquete envuelto con papel de regalo y se lo entregó a su esposa, quien se levantó a abrazarlo efusivamente. Maura lo abrió, y nos mostró el contenido: un hermoso vestido, una tanga transparente muy delicada y unas sandalias, después de agradecerle a Tony con un par de besos, tomó los regalos, me los voy a poner nos dijo y me pidió que la acompañara. En la recámara Maura me abrazó muy contenta y nos besamos. Me acaricio el coño y yo le devolví la caricia, las dos estábamos húmedas, ella porque sabía que era su festejo y pensaba que todos íbamos a agasajarla y yo por tenerla cerca y saber en que consistía ese agasajo.

Se despojó de las sandalias y del vestido que traía y procedió a cambiarse de atuendo. Primero se puso las sandalias, preciosas en verdad, de tacones altos, apenas unas tiritas en los dedos y tiras alrededor de sus piernas, hasta debajo de las rodillas, de color negro y detalles dorados. Camino por la recámara modelándolas. Realmente es guapa la Maura, no como una barbie, sino como una mujer frondosa en su mejor momento. El vestido también era muy bonito, también negro con detallitos en dorado, de una tela que caía increíble, con escote por el frente hasta casi la cintura que por momentos apenas cubría sus generosos pechos y por detrás hasta el comienzo de sus rotundas nalgas y además muy corto hasta medio muslo, de esos vestidos que cubren para mostrar. Tony en verdad tiene buen gusto para vestir a su mujer. La tanga también era preciosa negra transparente, apenas un pequeño triángulo, con unas florecitas también en negro. Maura me preguntó mi parecer, yo sólo dije la verdad, se veía preciosa, se miró en el espejo y salimos tomadas de la mano a dónde estaban nuestros maridos. Estos al verla aplaudieron y Tony la recibió en los brazos y se besaron con efusividad, realmente se sentía lo mucho que se quieren. Alberto la felicitó y le plantó un par de besos. Tony la sacó a bailar y Alberto y yo los observamos abrazados. Al terminar el baile, Maura le pedía con curiosidad que le dijera acerca de los otros invitados y él sólo le contestó que no se desesperara, que ya lo sabría en su momento y para no seguir en el tema me saco a bailar.

Tú también estás guapísima, me dijo. No tanto como tu mujer, le contesté, se ve preciosa, realmente parece esto una ceremonia de iniciación. Lo que pasa es que quiero que el festejo sea muy bonito y agradable para todos, pero especialmente para ella, termino diciendo, mientras me tomaba de la cintura y me pegaba a su cuerpo. Estaba caliente, excitado por su puesta en escena. Antes de que termináramos de bailar tocaron el timbre, me tomó de los hombros deteniendo el movimiento y se separó de mí para atender al llamado. Maura y yo cruzamos miradas, realmente estaba intrigada. Me tomó de la mano para esperar a Tony. Este llegó acompañado de cuatro hombres con buena pinta. Dos eran conocidos de Tony y Maura, de la ciudad de México, uno de piel blanca y pelo negro y otro moreno claro, los dos como de 40 años y los otros eran amigos de sus amigos, de ahí, de Acapulco, un moreno alto como de 30 y otro moreno más joven, que realmente era guapo.

Después de las presentaciones y de invitar tragos a todos, de decirnos que estábamos todos en nuestra casa y que nos sirviéramos a nuestro gusto. Tony saco a bailar a su mujer y ahí le dijo de lo que se trataba, Maura inmediatamente fue a decirme, sorprendida y emocionada, que eran todos para ella. Yo le dije que disfrutara su fantasía, ella me preguntó que si quería que también se cumpliera la mía, que a ella también le agradaría pero yo me rehúse y le dije que en otra ocasión, que esta era la suya y de nadie más. Tony se sentó a mi lado, después de poner muchos condones en una mesita lateral, quitar la mesa de centro y decirnos a todos que como la fiesta era en honor a Maura, de lo que se trataba era de agasajar a la festejada.

Me dijo que todo era para dar gusto a Maura y que le agradaba mucho que nosotros hubiéramos aceptado estar presentes, pues así se sentía mejor, independientemente de que conocía a dos de los participantes y de que en su anterior visita al Puerto de Acapulco había conocido a los otros dos y hablado con ellos de lo que esperaba y del trato respetuoso que debían tener para con su esposa. Invitó a Alberto a participar, pero mi marido también rechazó con gentileza la invitación, prefiero ver, le dijo a Tony, yo me sonreí, pensando lo bien que se lo iba a pasar el voyeur de mi marido.

Carlos, uno de sus conocidos saco a bailar a Maura, ella le paso los brazos por el cuello, sabiendo que lo que tenía que hacer de ahí en adelante era gozar, disfrutar de esos cuatro hombres que su marido le había ofrecido. Su otro conocido, el moreno, se le acercó por detrás, la tomó de la cintura y le talló las nalgas con su cuerpo y mientras le besaba los hombros acariciaba sus senos por debajo del vestido. Por momentos Maura volteaba al sofá en el que estábamos sentados, me sonreía y le mandaba besos a su marido. Todo eso al principio, después nos olvido o al menos eso parecía. Los dos amigos le quitaron primero el vestido, uno de ellos le decía que ya tenía ganas de estar con ella, Maura le pasó los brazos por el cuello, lo besó, mientras se tallaba con él y siguieron bailando. Para la siguiente melodía sus amigos llamaron a los acapulqueños y se la cedieron. Todos al bailar con ella, la llenaron de caricias y besos. Sus dos amigos se desnudaron primero y pude ver sus vergas erectas, Maura es capaz de ponérsela dura a cualquiera. Las dos eran de buen tamaño y gruesas, por algo son amigos de Maura, pensé. Le quitaron la tanga, e iban a despojarla de sus sandalias cuando Tony les dijo que no, que se las dejaran puestas, fue la única vez que Tony se dirigió a ellos. Carlos la llevó hacia un sillón, la ayudó a sentarse, Maura abrió las piernas y nos dejo ver un coño húmedo, brillante.

Carlos se colocó delante de ella y se bajó a besarle el sexo, primero delicadamente, Maura empezó a gemir, Tony se acercó a ellos y les tomo un par de fotografías, Maura abrió los ojos, le sonrío a su marido , los volvió a cerrar y se vino escandalosamente, Carlos se levantó y le puso la verga cerca de la cara y Maura la empezó a acariciar con los labios, le acarició la punta con la lengua, lo que hizo que se le pusiera más dura y que por momentos vibrará. Se la metió poco a poco, lo tomó de los costados y se la metió casi toda, iniciando una rítmica mamada a esa verga que de verdad se me antojaba. Carlos se separo de ella, se sentó en el sillón y la sentó sobre él, Maura se empaló lentamente y mientras miraba a su marido, le decía -¡Qué rico, qué rico, Tony!, viniéndose inmediatamente, Carlos le apretó los senos y su otro amigo le puso la verga para que se la mamara, ella se la metió a la boca, al mismo tiempo que le acariciaba las bolas con la mano. Sentí una excitación tremenda, mi tanga estaba mojadísima, ver gozar a Maura con lo que a mi más me gusta, verla gozar con dos vergas, me puso muy caliente. Los dos chicos de Acapulco se acercaron ya desnudos a dónde mi amiga gozaba, los dos con las vergas erectas, la del mayor de tamaño medio y la del joven guapo más grande, las dos morenas y gruesas, todas las vergas que tenía Maura a su disposición eran gruesas, todas se veían muy ricas, muy tensas, Acostumbrada a la verga de Tony, seguro que Maura no se conforma con cualquier cosa y Tony lo sabe. Los chicos morenos se sentaron al lado de Maura quien los tomó a ambos de sus miembros, mientras seguía ensartándose en la verga de Carlos y mamando la otra, Maura se veía extasiada, concentrada en su placer. Yo me deleitaba con esa escena, que como otras de esa noche no se me quita de la mente, imaginaba y sigo imaginando el placer de Maura. Después de tomar algunas otras fotos, Tony le pidió a Alberto que lo acompañara por un colchón, lo pusieron en el centro de la sala, Tony lo cubrió con unas sabanas blancas de seda, tomó a Maura de la mano, la ayudo a subirse al colchón y la beso, sin decir palabras, la invito a acostarse. Tony le saco otras fotos ahí acostada, sola, sobre las sabanas brillantes, su cuerpo dorado hacía un contraste hermoso con las sabanas.

La pusieron de lado y mientras el amigo moreno le mamaba el coño, Carlos le abría las nalgas con las manos y le acariciaba el culito con su lengua, Maura gemía, los dos chicos de Acapulco se acercaron a acariciarle y besarle los senos, mordiéndole los pezones y Maura volvió a gozar. Sin dejarla reposar, su amigo se recostó boca arriba e hizo que ella lo cabalgara, Maura se volvió a ensartar, iniciando un sube y baja que me dejaba ver a ratos una verga húmeda y brillante, ella se quejaba de placer, Carlos se puso detrás de ella, le acariciaba la espalda y las nalgas, Maura se recostó hacia delante y paro el culo, ofreciéndoselo a Carlos. Este se agachó a mamarle el culito, le acariciaba los pliegues con su lengua, se la metió e hizo que Maura se volviera a disfrutar con un orgasmo más de la interminable cadena de venidas que tuvo esa noche.

Tony, le dio en la mano a Carlos un tubo de lubricante, Carlos se lo puso en el ano, primero le metió un dedo y luego dos, Maura ya no podía externar su gozo, por medio de palabras o de gemido, tenía en la boca la verga del chico más joven, que se la metía y se la sacaba con un movimiento, suave y cadencioso. Carlos le puso la verga en la entrada de su lubricado culito y se la metió lentamente, Maura se saco la verga de la boca para poder expresar las sensaciones de tener el coño y el culo llenos, se quejaba de placer, por un momento disminuyó sus quejidos y se quedo quieta, Carlos inició un movimiento lento para sacársela y volver a metérsela, la verga que tenía en el coño, se acomodó al movimiento y Maura gozaba y gozaba, abrió los ojos, tomó la verga que antes tenía en la boca, miró al otro chico y estiro el brazo para acariciarlos a los dos morenos, tenía las dos vergas en las manos y otras dos cojiéndosela muy rico, ella empezó a mamarles la verga alternativamente, La atmósfera era caliente, yo estaba excitadísima, apretaba las piernas y sentía que me palpitaba el culito. Tony seguía sacando fotos y Alberto estaba atento y aunque parecía tranquilo yo sabía que estaba emocionado. Aceleraron los movimientos y los dos hombres que se la estaban cojiendo no tardaron en venirse, ella gozó con ellos, mientras pujaba entre una mamada y otra.

Tony le acerco a Maura una copa de vino espumoso, le indicó con un dedo en los labios que no dijera nada, ella solo sonrió, los chico se refrescaron con sus tragos y posteriormente el chico de la verga más grande se acerco a Maura, que se tendió en el colchón, el chico, le levanto las piernas y metió un cojín bajo su cintura, le separó las piernas y le metió la mitad de la verga por el culo, se la dejo adentro un buen rato sin moverse, Maura se quejaba un poco, abría la boca y cerraba los ojos, cuando empezó el lento movimiento se quejo, pero poco a poco, empezó a gemir de placer, el chico le metía cada vez más su verga y cada vez con más vigor, sin ser brusco, metiéndosela toda hasta tocar las nalgas de Maura con sus bolas. Maura chillaba de placer, el chico también estaba excitadísimo, pues tenía la verga tensa y como piedra, no tardaron en gozar, primero Maura y después el chico, de manera muy expresiva. El chico se tendió a su lado besándola y acariciándola suavemente. El otro acapulqueño se acerco a ellos y participó del festín de mi amiga, le acarició todo el cuerpo, la puso en cuatro y se la metió en el coño por atrás, Carlos le volvió a poner la verga en la boca y se la siguieron cogiendo entre dos, entre tres y a veces los cuatro participaban de la orgía, le mamaron el culo, el coño, se la metieron por sus tres entradas innumerables veces, la Maura sólo se dejaba, sólo se limitaba a gozar, a venirse, a mojarse a ofrecerse a las cuatro vergas, a rendirse al placer. Fue un espectáculo maravilloso, los observadores estábamos exiladísimos, yo estaba deseando una verga por lo menos, para calmar mi calentura.

La vimos disfrutar en todo momento, yo estaba sorprendida de la capacidad de goce de Maura, de la capacidad de goce que tenemos las mujeres, yo he gozado mucho, pero no es lo mismo estar inmersa en el placer que contemplar a corta distancia a una mujer abandonada a su placer. Tony y Alberto se veían excitados, en especial Tony, se veía que gozaba a la par de su mujer, como si él también estuviera participando de la orgía. Por momentos los dos me tocaban los muslos o me acariciaban los hombros, los dos me besaron mientras oíamos los gemidos interminables de Maura, sus expresiones de la infinidad de veces que se vino. Yo me le pegué a mi marido y el me paso el brazo por la cintura. Me separó las piernas y me toco el inundado coño, como para constatar que estaba excitada, yo le correspondí tocándole sobre el pantalón su verga erecta, le dije que seguro también el estaba mojadito. Me preguntó que si me gustaría estar en el lugar de Maura. Yo no supe que decir, por un lado la verdad se me antojaba, pero por otro me parecía excesivo, además de que no soy tan exhibicionista, me gusta que todos los presentes participen creo que tres vergas es lo perfecto para darle placer a una mujer, aunque una más de repuesto creo que no esta de más y ya en ese plan podríamos decir que no hay quinta mala. Ya en serio le dije a mi marido que después de ver a Maura gozar tanto, me parecía muy excitante y me atrevería sólo si el me cuidara y los chicos fueran tan amables como los amigos de Tony y Maura.

Continúa….

Diana.