Otra vez con Lorena, esta vez con sorpresa.
Vuelvo a quedar con Lorena, pero esta vez habrá una gran sorpresa.
Acababa de cumplir 19 años, y ya había hecho muchas más cosas de las que me esperaba. Estaba siendo dominada por una chica CD, era su esclava, cada vez que me llamaba iba como una perrita, no sé qué me estaba pasando, pero estaba deseando que me volviera a llamar. Esta vez pasó casi un mes, estaba deseando llamarle, pero no podía, solo podía contactar ella conmigo.
Cuando estaba apunto de cumplir el mes, me llamó diciéndome que quería que pasara la noche con ella, como era sábado no habría problema, ya que diría en casa que dormiría en casa de algún amigo. Me dirigí a su casa y me abrió la puerta, vestida completamente de cuero, con unos tacones altísimos, con un antifaz y los labios pintados de rojo pasión. Me dijo que pasara, una vez dentro me ordenó que la siguiera a cuatro patas. Me cambié como había hecho otras veces, pero esta vez me hizo ponerme un top y una falda de colegiala, con unos tacones altos negros. La falda me quedaba muy corta, pero me encantaba. Me puso una máscara negra, con una especie de rejilla en los ojos que me impedían un poco la visión y me dijo que esperara ahí 5 minutos.
Poco después y para mi sorpresa, apareció con otra chica como yo, a cuatro patas y con la misma máscara que yo, me puse muy nerviosa, pero me dijo que me tranquilizara, que ninguna de las dos íbamos a saber quien era la otra, porque además era de las afueras de la ciudad (mi ciudad es grande, prefiero no decir cuál es por temas de discrección). Me dijo que se llamaba Paula, que llevaba siendo su esclava más de 5 años, que era muy fiel. También me dijo que dependía de nosotras que algún día nos viéramos las caras, que todo quedaría allí.
Nos puso una frente a la otra y nos ató juntas con una cuerda rodeando nuestros cuerpos, previamente habiendo atado nuestras manos a la espalda, estando de rodillas, claro. Nos dijo que nos besáramos, al principio no me hacía mucha gracia la idea, porque no sabía cómo era. Finalmente, por la posición en la que estaba, tuve que acceder. Besaba bastante bien, Lorena nos ordenó que nos besáramos hasta que ella quisiera. Por lo que parecía le daba bastante morbo, ya que estaba sentada y con su polla completamente dura mientras se masturbaba. Perdí la noción del tiempo, pero pudimos estar unos 20 minutos besándonos.
Lorena nos hizo parar y nos separó. Nos hizo ponernos de pie y seguirla hasta la otra habitación, la suya. Nos desató las manos y nos dijo que nos pusieramos a cuatro patas con el culo al borde de la cama. Dijo que le habíamos puesto muy cachonda y que tenía que follarnos. Empezó por Paula, le escupió en la entrada y se la metió de golpe, se notaba que tenía el culo bastante entrenado, después de unos minutos de duras embestidas, me dijo que me tocaba a mí. Menos mal que se apiadó un poco de mí y me echó lubricante, aún así no me libré de la embestida. Le quitó el dispositivo de castidad a Paula y me ordenó que se la chupara. Lorena hizo un comentario que me quedó bastante perpleja: espero que aguantes después de un año sin correrte. ¡Llevaba un año sin correrse! Yo llevaba casi un mes y me subía por las paredes. Paula tenía los huevos muy hinchados y su polla comenzó a crecer en mi boca, tanto que me sorprendió que algo que podía crecer tanto cupiera en ese dispositivo de castidad. Cuando llegó a su máximo, me di cuenta de que era gordísima, me costaba tenerla dentro de la boca.
Cuando llevaba pocos minutos chupándosela, le pidió por favor a Lorena que le dejara correrse. Lorena, que no paraba de darme embestidas, le dijo que sí y a mí me dijo que no me preocupara, que estaba completamente sana. Pocos segundos después estalló en mi boca, demasiada leche, tanta que no era capaz ni de tragar. Después de eso, Lorena paró y nos dijo que merecíamos un castigo, yo por derramar la leche y Paula por poner todo perdido. Hizo lamer a Paula todo lo que había desperdiciado por mi cara y le dijo que se pusiera a cuatro patas. Comenzó a azotarla cada vez más fuerte mientras Paula contaba hasta 100. Cuando pensaba que me iba a tocar a mí, me dijo que me quedara en la posición que estaba (a cuatro patas). Se la puso dura a Paula pajeándola y le dijo que me follara lo más fuerte que pudiera. Yo le pedí que por favor no lo hiciera, que me iba a doler mucho, ya que tenía el culo completamente dolorido y además la polla de Paula era ligeramente más larga que la de Lorena, pero mucho más gorda.
Mis súplicas no valieron para nada y Paula se colocó detrás de mí y me la metió de un golpe. Como ya se había corrido, aguantó bastante rato así, se notaba que estaba deseando follar. Lorena le dijo que quería que se volviera a correr en mi boca, pero que esta vez no se desperdiciara nada o que iba a ser peor. Así fue, me lo echó en la boca y no desperdicié nada, se corrió bastante menos que la primera vez. Luego Lorena se corrió en la boca de Paula y le dijo que me lo pasara a mí para que lo tragara. Le pedí que me dejara correrme, a lo que su contestación fue una carcajada. Me dejó en la habitación hasta que Paula se duchó y se fue. Entró Lorena y me dijo que no habíamos terminado. Me dijo que podía elegir un premio, entre los que estaban: chupársela otra vez hasta que terminara o lamer sus pies y sus tacones el rato que yo quisiera. Me lancé a sus pies y estuve toda la noche que quedaba (eran ya las 3 o 4 de la mañana) besándolos y lamiéndolos. Me encantaba el olor y el sabor de sus pies. Luego me fui por la mañana y me dijo que me volvería a llamar pronto.