Otra vez aquí

Hoy, un día normal como los hay a docenas en el año, te he invitado al cine. Hoy...

Otra vez aquí… abro el documento de Word y otra vez me dispongo a escribiros un relato erótico. Aun no sé por qué escribo, pero todavía sé menos aun por qué escribo este tipo de relatos. Psicólogos y psicoanalistas seguro que intentan ahondar en mis frustraciones y en mis traumas

Bueno, querido lector y querida lectora, no os aburro más, que intuyo el porqué de vuestra visita a esta página, a este relato. Buscáis lo que buscáis, y yo intentare dároslo, o al menos, ponéroslo más fácil, si puedo, pero al menos, lo intentaré.

Hoy dedicaré este relato a la mujer (¡esa gran desconocida!), hoy te dedico este relato, querida lectora. Me da igual si tienes quince años y tus hormonas están totalmente revolucionadas o si tienes cuarenta y hace semanas que no follas (o viceversa… ¿quién sabe?). Me da igual tu estatura, tus pechos, tu cintura, tu culo, todo me da igual, porque… ¿sabes qué? Eres hermosa. Sí, allá donde estés, cruzando el charco o siendo mi vecina de enfrente, no necesito conocerte ni saber quién eres, porque eres hermosa. Ahora, si a bien tienes, trasládate conmigo a nuestro mundo privado. Puedes masturbarte, es más, yo lo haría. Lo haré.

Hoy, un día normal como los hay a docenas en el año, te he invitado al cine. Hoy, he vuelto a besarte y a acariciarte. Hoy estas radiante y preciosa, como ayer… como mañana… Has elegido película, como siempre. A mí, personalmente, me da igual… últimamente el cine está de capa caída, solo me ha gustado esa peli famosa de hombrecillos azules… solo voy al cine porque vas tú… por que así estoy contigo. Me encanta verte sonreír, me encanta cuando la luz del sol ilumina tu mirada. Me encantas tú.

Entramos en el cine. Sesión de tarde, son las seis… poca gente en el cine, es un día de diario… además, es muy caro ¿no crees? Vamos a la última fila. Sabes perfectamente por qué vamos a la última fila, no te hagas la tonta, no te hagas la inocente… lo deseas tanto como yo. Me siento y te sientas. Empezamos a comer palomitas y a reírnos por naderías que no vienen al caso. Tu risa me mata, no sé qué haría sin ella… de vez en cuando, nuestros labios sellan un pacto secreto del que únicamente tú y yo tenemos conocimiento. Somos cómplices en un mundo absurdo, somos idiotas que aun nos queremos. Somos tú y yo, y una sala a oscuras

Poca gente hay. Una pareja de señores mayores se sientan cuatro o cinco filas delante de nosotros… un grupito de adolescentes se sienta otras pocas más adelante. Sus risas inocentemente cargadas de malicia inundan el vacio de la sala de cine. Comentarios soeces y palabras malsonantes nos hacen dibujar otra sonrisa en nuestros rostros. Nos miramos. Nos vemos. Y, obviamente, nos besamos y nos reímos. Alguna vez fuimos adolescentes sin preocupaciones con la vida por delante, quizá aun lo seamos. Te beso otra vez. Siente mis labios sobre los tuyos, siente mi lengua buscando la tuya.

Las luces se apagan, de sopetón. Empiezan los anuncios… larguísimos, ¡oiga, que yo solo quiero ver una película, no el destripe de los doscientos próximos estrenos!

Vemos la peli. No me apasiona, no le veo sentido alguno, es más, no me acuerdo ahora mismo de que va… solo sé que te he cogido la mano. Como siempre, tengo tu mano enlazada a la mía. ¿Te acuerdas de la primera vez que hicimos manitas? Que risas después… éramos como adolescentes… ¿éramos adolescentes? Ya no me acuerdo… Me miras. Te miro. Te beso. Me besas.

Profunda trama la de la película, aunque algo absurda y con poco sentido… me da igual, estas a mi lado, me sobra y me basta contigo. Aburrida, aburrida hasta la saciedad. Vuelvo mi cara hacia tu cara y sonrió. Con mi dedo índice te toco el mofletito. Estas blandita. Me encanta hacerte eso, se que te gusta, y yo adoro hacerlo, pero haces como que te fastidia. Así le das mas encanto a la cosa. Acaricio tu cara, y tú, embobada en la peli. Bah… ya se te quitara el interés… ya

Te acaricio la cara…y luego el cuello… tu punto débil. Te beso otra vez… ¿Cuántas veces van ya? Que cursi, si fuese yo el espectador de nuestra película, estaría vomitando arcoíris… bajo por el cuello… y ¡te toco una teta!

¡Oh, dios mío! ¡Indignación! ¡Te he tocado una teta! Pero como tengo el valor de

Te ríes. No es mi intención que te rías, si te toco una teta lo más normal es que… bueno, no pretendo que te corras, pero vamos, o una mirada de aceptación y deseo o una de rechazo. No una risa. Me descolocas, y lo sabes, y te ríes más aún. Te vuelvo a besar. ¿O eres tú la que me besa?

Ahora sí, ahora te acaricio la teta. Bien, como los dioses mandan. Con cuidado, con dulzura… centrándome en tu pezoncito, que intuyo su progresiva dureza bajo el sujetador. Un beso lascivo en nuestras bocas. Una mano sobre mi muslo. Una erección.

Tú también quieres participar, y que un rayo me parta si no quiero yo que participes. Acercas tu mano a mi paquete y lo sobas. Si, esta erecto. Deseoso. Pero hoy no es su turno, hoy es el tuyo.

Bajo mi mano por tu barriguita, acariciándola suavemente… la meto bajo tu camisa, o blusa, o camiseta, o yo que sé lo que llevas… y te noto la barriguita caliente… ¡que blandita! ¡Que calentita! Bajo y bajo… poco hay que bajar, pero bueno. Me encuentro con tu cinturón. ¡Como lo odio! Es como un cerrojo que me impide abrir una puerta al mas allá… nunca he sabido como abrirlo… pero lo abres tu, ¡y eso me pone a mil!

Veo el inicio de tus braguitas… ¡que bonitas! Siempre he querido tenerlas… olerlas… masturbarme con ellas… nunca te lo he dicho, pero nunca te lo diré… me da miedo

Te vuelvo a mirar, y veo la lujuria nadar en tu mirada. Aun me asombro, aun no sé como un tipo como yo puede estar contigo… y más me asombra que yo te excite… nuestras miradas, llenas de pasión y deseo, la telepatía vuelve a inundar nuestras mentes… sé lo que piensas, y sabes lo que pienso.

Te levantas, con sumo cuidado, eso sí, de tu asiento. No haces ningún ruido. Eres como una gata, silenciosa. Te sientas sobre mí. Notas mi paquete en tu culito… y lo mueves de forma juguetona… como me excitas niña

Te recuestas sobre mí y me besas apasionadamente. Yo deslizo mi mano derecha por tu pecho, lo acaricio, lo sobo, lo adoro. La mano izquierda, muy traviesa ella, se cuela por tu… ¿camisa? El caso es que toco otra vez tu deliciosa piel desnuda, suave… y sube… se apropia de tu otro pecho. Pero esta, mas avispada, se introduce por debajo del sujetador y te toco la teta. Dioses, que piel, que blandita, que cosa tan buena… tu pezón se endurece bajo mis dedos, lo acaricio, lo idolatro, ojala pudiera morderlo ahora mismo, saborearlo, chupar de él y vivir eternamente colgado de tu pecho

La mano derecha, envidiosa de la izquierda, se cuela por tus braguitas. Toca tu delicioso monte venus. Estas ardiendo, al igual que yo… te acaricio sensualmente el vientre, y tú te mueves… ansiosa, deseosa… quieres lo que tengo, pero sabes que te lo voy a dar… ¿para qué me lo pides? Te lo daré sí o sí… lo sabes muy bien….

Bajo y bajo la mano… acaricio tus labios vaginales… húmedos. No esperaba menos de ti pequeña… emanas un néctar al que soy adicto. No puedo evitar retirar la mano y olerla, y chuparla… deliciosa, eres un manjar

Me vuelves a mirar. Tu mirada lo dice todo, así que vuelvo a bajar otra vez… te acaricio otra vez, con mi dedo índice, los labios… vaginales, claro está… tu boca está demasiado ocupada evitando gemir… ¿en serio esto te da tanto placer? Me asombras… y eso me gusta. Busco tu clítoris, gran olvidado de la noche, jugador estrella de todos los partidos que echamos… lo acaricio suavemente, en círculos, como se que te gusta… te conozco, se que te excita, y me gusta hacértelo, tómalo, disfruta.

Bajo mi dedo, ahora es el dedo corazón el que busca el corazón (permíteme la redundancia absurda) de la entrada a ti. Entra, y es envuelto por ti, por tu cuerpo. Ahora soy parte de ti, ahora sí que te estoy masturbando… mi dedo se mueve dentro de ti, solo como tú y yo sabemos hacerlo… Imagínatelo ahora mismo, acariciando zonas erógenas de tu interior, arrancándote suspiros preciosos, necesarios, hermosos.

La mano izquierda, recuerda, sigue en tu pecho… en cualquiera de los dos, da igual… te acaricia, te sujeta y te tiene agarrada… te excita esa mano, en tu pecho, esos dedos que recorren tu pezón, que lo pellizcan suavemente… siénteme, porque yo te siento.

Sigues moviendo tu dulce culito sobre mí, y me excitas de sobremanera… me encantas, me mata que hagas eso

Mi dedo corazón, gran soldado victorioso de innumerables batallas entre tú y yo, sigue peleando en tu interior, buscando la gloria, buscando tu orgasmo… tus ojos me siguen pidiendo a gritos mas caricias, que sea más rápido. Necesitas un orgasmo… para eso hemos ido al cine a ver una película tan mala ¿no?

Sigo con mi juego, sigo bailando dentro de ti. Rítmicamente, con nuestra peculiar danza, solo nosotros sabemos bailarla. Sigo y sigo, y tu suspiras en mi oído, bebo de tus suspiros, de tu placer… bebo de ti, querida mía, ojala viviese así para siempre.

Tu orgasmo se acerca, y con ello mi más grata felicidad. Justo antes de correrte, imagínate, ingenuo de mi, introduzco el dedo índice dentro tuyo también… gimes… y yo también. Buscas el placer máximo, la máxima penetración, y acercas tu pelvis a mi mano, aprietas tus piernas a mano, evitando que huya… No va a huir niña, vivirá ahí contigo siempre que se lo pidas… tenlo seguro.

Te corres y yo hago esfuerzos por no acompañarte… Esfuerzos casi sobrehumanos, pues tras el orgasmo, tiemblas… ¡y casi haces que me corra!

Me vuelves a mirar, ahora satisfecha y agradecida… Me encantan tus ojos, tu boca, tu expresión de placer… vuelvo a besarte, quizá por última vez… quizá no

Y entonces, vuelvo a despertarme, y vuelvo a recordar que no existes más allá de mi imaginación. Que tuviste y tendrás mil caras y mil cuerpos, que me acompañas desde mi más "tierna" adolescencia. Que un día tuviste un nombre idílico, de musa, que con el paso del tiempo olvide… Solo me queda perder la esperanza… quiero que me la arrebaten ya, pues no aguanto más sin ti… o sin ella, o aquella, o la de mas allá

Ojala existieras, en serio