Otra noche de fantasías

En mi primer relato os voy a contar una de mis mayores fantasías, si queréis más sólo tenéis que pedírmelo...

Hoy es un día más en este confinamiento, y otra vez vuelvo a estar cachonda, no sé qué me pasa estos días, pero me vuelvo loca, cada vez que rozo la cama siento unos impulsos sobrehumanos de sentirme. Mi nombre es Julia, tengo 22 años y soy morena, mido metro sesenta y estoy algo rellenita, soy una chica joven que le encanta divertirse y fantasear con maduritos, hoy os voy a contar lo que me encantaría que pasara…

Es sábado, he quedado con mis amigas para cenar y después salir a tomar unas copas, vamos a ir al centro, han abierto un bar nuevo que dicen que pone muy buena música y hay buen ambiente. Somos 4 y vamos en taxi, después de la cena vamos al bar y, ciertamente, esta muy bien, nos encantó nada más entrar. Había poca luz, buena música y hombres guapos, a todas nos encantaba eso.

Pasaban las 4 de la madrugada y mis amigas ya se querían ir a casa, pero yo decidí quedarme un poco más, me encantaba la música que estaban poniendo; era salvaje y sexy, te permitía poder bailar de manera atrevida a la vez que sugerente, era genial.

Yo seguía bebiendo y cada vez estaba más y más contenta hasta que note alguien detrás de mí que me decía:

-          “Hola cielo, ¿te encuentras bien?”

Era un hombre alto, de unos cuarenta y pocos, moreno, bastante fuerte, de los que te hacen sentir pequeñita y sabes que con ellos vas a disfrutar. Cuando lo vi se me calló la baba y no supe que responder, a lo que él me dijo:

-          “Llevo fijándome en ti toda la noche y ahora te veo un poco aburrida…”Me decía a medida que se acercaba a mi oído mientras subía su mano por mi muslo desnudo.

Esa noche me puse un vestidito que acaparaba todas las miradas, era rojo, de tirantes, algo ajustado; iba acompañado de unos tacones negros que estilizaban mi figura y resaltaban el culo respingón que tengo.

Cuando empezó a tocarme mi mente se fue, decidió que lo único que iba a hacer era disfrutar y decidí abrir ligeramente mis piernas para que pudiera entrar hasta donde quisiera. Me acerqué a él y le dije:

-          “Tenías que haber venido antes, mira como estoy ahora” Le decía mientras metía mas adentro su mano en mi coño. “Ahora vas a tener que follarme” Le dije contundente.

Mi querido maduró no respondió, simplemente empezó a comerme la boca como si no hubiera un mañana, haciéndome sentir la mujer más deseada del mundo, no paraba de tocarme y yo no podía controlar más mis gemidos así que paró, tiró de mi y me llevó hacia los baños del bar. Cuando entramos no había nadie, nos metimos en el de chicos y cerramos con pestillo. Lo primero que hizo fue subirme el vestido y tirar de mi tanga para arrancármelo, yo lo único que pensaba era en sentir esa polla, que aparentaba buen tamaño, dentro de mí; así que no pude más, me arrodillé frente a él y le bajé los pantalones. No opuso demasiada resistencia, estaba igual o más cachondo que yo, parece que le encantaba follarse zorritas borrachas. Cuando bajé sus calzoncillos me sorprendí aun más, serían unos 18cm bien llenos de carne, se marcaban bien las venas y eso es algo que me encanta

Empecé a lamérsela, empecé sujetándola con una mano y pasando mi lengua desde los huevos hasta el capullo, haciendo círculos con la puntita de mi lengua sobre su polla. Le encantaba, no podía parar de gemir.

-          “Uff nena, me estas volviendo loco, quiero tu boca, quiero sentir tu calor mientras te follo la boca, chúpamela entera.” Me decía mientras agarraba fuerte de mi pelo con una sola mano.

Lamí todo su capullo con mi lengua y comencé a metérmela poco a poco en la boca mientras le oía gemir y le miraba a los ojos. No me entraba entera en la boca era demasiado grande, así que me la saqué y le dije:

-          “Fóllame la boca, la quiero sentir entera dentro.”

-          “Mmm, ven aquí zorrita abre bien esa boca que te la pienso follar entera.”

Comenzó a follarme la boca con fuertes embestidas, yo la babeaba entera y me la tragaba como podía. Se cansó rápido y agarró fuerte mi pelo, me levantó y me dijo:

-          “Levántate, guarra, ponte a 4 patas, pienso reventarte el coño de zorra que tienes, ¡ábrete bien el culo!

Me puse tan cachonda que sólo cumplí sus órdenes. Estaba borracha, medio desnuda, en los baños de un bar a 4 patas esperando que un madurito me reventase el coño. El mero hecho de pensarlo ya me excita.

Cuando me tuvo bien abierta empezó a embestirme, me encantaba, sabía hacerme disfrutar. Me la clavaba entera de golpe y me la sacaba despacio, lo acompañaba con pequeñas embestidas que hacían que su polla me entrara mucho más adentro. Estuvo así un rato hasta que casi no podía más, en ese momento la saqué y le dije:

-          “Córrete en mi cara, quiero que me llenes de leche, pienso tragármelo todo y dejarte la polla bien limpita.”

Y así lo hizo, casi al instante de meterme su polla en la boca empezaron a salir chorros de leche espesa y densa, me encantaba sentirla así que me la tragué toda y le dejé la polla muy limpita. Cuando nos recompusimos me dijo:

-          “Eres una buena zorra, si vienes más por aquí podrás conseguir muchas cosas, nena…”

Y ahí me dejó, llena de leche y abierta en los baños de un sucio local, sin saber quien me había dado tanto placer esa noche, pero sabiendo que le volvería a ver y volvería a disfrutar…