Otra más con el profe
El deseo es algo inparable para nosotros, y por más que intenté pasar de él... siempre acabo follándomelo.
Después de estar toda la semana pasando por mi trabajo con sus miraditas...
Pasó toda esa semana que Paco había empezado a trabajar, le ví en múltiples ocasiones, cuando me acercaba a charrar con Carmen a la auto, cuando iba con mis niñas a tomar algo a las terrazas, a toda hora vamos. Paco no dejaba de mirarme, sus brotes de "durito" siempre salían a relucir porque unas veces saludaba y otras no. Algo extraño, pero desgraciadamente o no, él es así.
Un día me lo encontré en la capital, yo iba con mi chico en el coche y Paco nos miró saludando, pero no con muy buena cara. Yo, tenía planes para el fin de semana ese y no le llamé. Él tampoco lo hizo, no sé si es que esperaba que lo llamase yo, ya que ultimamente era él siempre el que tenía que buscarme a mí; porque yo me encontraba en plan pasivo y no me apetecía ver a nadie.
Pues después de pasar el fin de semana sin recibir ni si quiera un sms de Paco, decidí pasar de nuevo y dejarme llevar, si en algún momento tuviese ganas de verle, ya le llamaría. A principios de la semana siguiente, pasó sin parar por mi trabajo, no saludaba, solo me miraba penetrantemente, yo giraba mi cara y seguí a mi bola. Así durante toda la esa semana.
Llegó el fin de semana y bebí un poco más de la cuenta, como me vi un poco cachonda decidí llamarle para ver qué hacía y Paco me dijo que me llamaría en un rato. Continué bebiendo con mis niñas y pasaron unas horas, luego me llamó tal y como acordamos y me dijo que subiese a su casa. Allí me planté al poco rato, Paco me esperaba con tan solo unos calzoncillos puestos, estaba en la salita de la piscina, allí plantado mirándome sonriente. Me siento su "puta", él me llama y voy a ofrecerle mis servicios gratuitamente, jeje (pero solo por ser Paco, a nadie más).
Y bien, me acerqué mirándole lascivamente y Paco me cogió la cara con delicadeza. Sus manos me hacían temblar solo con rozarme y no pude contenerme a plantarle un beso de esos que quitan el aire, mi lengua no dejaba de juguetear con la suya buscando la humedad de su boca en cada momento, quería excitarle, sentirle duro cerca de mí. Me miró sonriendo...
-¿Qué te pasa Paula?-
-Tenía ganas de follarte- (le dije mirándole en plan tigresa)
Paco me besó y me magreó siguiéndome el juego por mi frase, estuvo un rato pasando su lengua a la par que me miraba y sonreía como si sintiése mis ganas locas de ser penetrada. Me acariciaba constantemente apretándome el pecho y las nalgas con firmeza. Al escuchar mis suspiros que cada vez eran más intentos, mientras yo lamía y relamía su cuello sin cesar cachonda perdida. Apartó una silla y me colocó encima de ella, mi cabeza se iba hacia el suelo y estaba con la espalda arqueada; tan solo tenía apoyado el culito en la silla. Paco me lamió los labios poco a poco con precaución y los apartaba con su lengua con mucha delicadeza. Estaba incómoda en esa postura, aunque realmente no me importaba nada más, que la comida de coño que estaba recibiendo. Arqueé mi espalda pidiéndole más caña con la boca a Paco, cada vez iba subiendo la intensidad hasta que contraje mis músculos vaginales con fuerza pegándolos a su boca.
Paco me levantó por la espalda poniéndome contra la pared y me la restregó por el coñito para al poco tiempo metermela de un golpe. Me entró redonda, como si estuviese especialmente hecho para la medida de su polla. Me dió daba desde atrás, mientras apretaba mi cabeza contra la pared y hubo un momento que pensé que se venía. Se apartó corriendo para no correrse tan pronto y le dije una frase que me encanta...
-¡A mí el sexo me gusta como el café Paco!-
-¿Como el café?- (me preguntó)
-Sí, bien caliente, bien fuerte y sobre la mesa-
Sonrió y me miró lascivamente, le devolví la mirada restregando mi lengua por los labios y me puso sobre la mesa con furia. Pasó sus pene una y otra vez por mis piernas, por mi coñito completemente húmedo y estimulo mi clítoris con la punta, para después metermela bien fuerte y bien caliente. Me folló así durante un buen rato, yo no paraba de jadear y temblar por la situación, el morbo que me estaba dando todo aquello. Me engachaba a su cuerpo y lamía todo su pecho con furia, pasaba su lengua una y otra vez y le cogía del cuello con decisión sin dejar de mirarle a los ojos. Le cogí la mano poniéndola sobre mi cuello cuando iba a correrme y le pedí que me apretáse con fuerza. Así lo hice y empecé a correrme notablemente sintiendo la grandiosa presión de sus dedos, sus manos bajaban a mis pechos y volvian a subir presionándome el cuello. Estaba corriendome como una penca en sus brazos, no podia dejar de chillar, no quería que dejáse de follarme jamás.
Cuando me corrí me quedé un poco atontada, Paco bajó la intensidad y me sonrió. Las gotas de sudor de su cabeza, caían a mis pechos y resbalaban por mi piel hundiéndose en mi ombligo y Paco metía el dedo en este magreándome todo el vientre y acariciándome. Después de un rato follándome así...
-Dame por el culo por favor-
-mmm, como me gusta que me digas eso-
-Es que... he suspendido griego, una práctica no me vendría mal-
-Vamos allá-
Me coloqué a cuatro patas apoyándome en el sofá y Paco me penetró hasta que mi culito abrió bien, estuvo follándome por el culo, mientras yo no dejaba de pensar que me iba a correr de nuevo con cada embestida. Que placer estaba sintiendo, Paco también sentía mucho placer y la sacó para no correrse todavía, incorporándose así sentado en una silla suspirando por su cansancio. Me coloqué arrodillada delante de él para chupársela un poquito, la tenía tan dura y tan lubricada, era genial comermela así, me encanta su sabor, su olor, comía su glande con ganas. Querría tenerla todo el día entre mis labios y poder saborearla durante toda mi vida. Paco me frenó por no correrse y me acarició la cara, me llevó hasta el sofá de nuevo y me pidió que me tumbara.
Me tumbé lentamente mirándole a los ojos con cara de furcia y saboreando cada uno de mis dedos previamente lamidos por él, se colocó en la postura del misionera abrazándome con fuerza y acariciándome sin cesar. Todo parecía tan irreal, eso no era sexo salvaje ya, se había convertido en algo más y aunque estaba a gusto, me estaba empezando a dar mal rollo, no me gusta encariñarme con los hombres. Siguió lentamente mientras acariciaba cada parte de mi cuerpo y besaba mi boca lenta y continuadamente, se apartó comenzando a correrse y bajé mis labios hasta su pene para poder tragarmelo todo. Poco a poco fuí lamiendo todo su semen y tragando sin dejar de mirarle, me caía por la cara, por todos los lados, umm, que sensación.
Fuímos a lavarnos y cuando habíamos terminado Paco me abrazó desde atrás apoyando su cabeza en mi hombro...
-¿sabes Paula?. A Pedro le gustas- (me dijo sin venir a cuento)
-¡Que va hombre, a Pedro le gusta su mujer!- (le contesté)
-También, pero me ha dicho que tú le gustas mucho-
-Pero eso no es que le guste, eso es que quiere poseerme un rato- (le dije riendo)
-¿Tú lo harías con él?-
-jajaja, Paco me voy. Que hoy tengo mucha prisa- (le dije enseguida)
-Quedate un rato-
-No puedo. Además, mañana tienes que madrugar- (me excusé)
-¿Nos vemos mañana?-
-Mañana tengo cosas que hacer, no creo que podamos vernos-
(Como he dicho antes todo me empezaba a dar mal rollo y no quiero que llegue a haber ningún sentimiento por ninguna de las dos partes, no quiero que me hagan daño ni hacerlo, ya tengo bastante con que no puedo dejar de verle por más que lo intento. Con lo cual, huí despavorida de allí diciéndole tan solo -Adiós- después de todo lo anterior).
Durante esta semana le he visto en alguna ocasión, ha pasado por la tienda mirando descaradamente como siempre. Me lo encontré en la autoescula un día y estuvimos hablando como si nada delante de todos, preguntándonos que tal, cuanto tiempo, lo típico para disimular y nada más. Sus miradas son cada día más intensas y lo peor de todo es que no me puedo resistir a tener una buena sesión de sexo con él. Si no consigo pasar de él, continuaré escribiendo...
Aceptó sabios consejos vuestros sobre si debo dejar de verle o no, graciasssss ;-)