Otra Madre Puta (1)
Amor Filial-Voyeur. Esta es la historia de Ricardo, el cual observa como su madre se lo monta con cualquiera sin ningun rollo (historia muy parecida a la mia).
El presente relato es la primer parte de la historia de Ricardo; quien tambien tiene una "madre puta".
Esta historia es totalmente real, ocurrió de verdad y verás que es parecida a la tuya. Como ya te dije, yo también descubrí que mi madre era una gran puta.
Mi madre se llama Maria Teresa, aunque todos la llaman Tere o Teresa. Es rubia, con el pelo corto, ojos marrones, mide 165, pesa 62 o 63 kilos y gasta una talla 42. Pronto cumplirá cincuenta y tres años aunque parece más joven. Siempre ha sido guapa de cara aunque de tipo no estaba tan bien. Siempre ha sido bastante delgada y culibaja, aunque tiene un buen par de tetas, de grandes pezones. Algunas veces ha practicado el top-less en las playas y me he dado cuenta de que los hombres se le quedaban mirando las tetas, cosa que a ella parecía gustarle, pues es muy presumida y un poco exhibicionista. Le gusta mucho tomar el sol enseñando las tetas y en tanga o a veces totalmente desnuda y hasta ha ido a alguna playa nudista alguna vez.
Además, pesar de no tener tan buen tipo, siempre ha sabido arreglarse muy bien y más de una vez me he fijado en que los hombres la miraban. Hace poco pasó una enfermedad grave que la tuvo baja de forma pero en cuanto la ha pasó empezó a engordar un poco, se le redondearon las carnes y el culo y hoy día mantiene un cuerpo de formas más plenas, que vuelven a atraer la mirada de los hombres aún más que antes. Además, de cara aparenta menos años de los que tiene, parece una cuarentona en vez de una cincuentona. Si ahorro dinero puede que dentro de un tiempo me compre un escáner y entonces, si te interesa, te enviaré una foto suya. Si la vieras, tiene cara de no haber roto nunca un plato, parece un ama de casa normal y muy decente, nadie sospecharía que en realidad es una puta pero así es.
De todas maneras yo nunca había sospechado que mi madre pusiera ser una puta hasta hace unos catorce años, a finales del 86, cuando yo tenía dieciséis años y mi madre cuarenta, y aunque ha pasado bastante tiempo lo recuerdo perfectamente.
Como ya he dicho, es una mujer presumida, a la que le gusta arreglarse bien, y es de gustos caros, generalmente por encima de las posibilidades económicas de mi padre. Siempre hemos sido de clase media pero mi madre siempre ha aspirado a más y continuamente le reprochaba a mi padre el no ser más ambicioso y agresivo en su trabajo.
En la época de que te hablo, mi padre trabajaba para una conocida firma de lavadoras y electrodomésticos, en un puesto importante, que le hacía viajar mucho. El puesto estaba bien remunerado pero, al parecer, seguía sin ser suficiente para mi madre, que siempre ha deseado poder comprarse caprichitos que estaban fuera de su alcance. Para colmo, ese mismo año 86 despidieron a mi padre de la empresa y, aunque no tardo en encontrar otro trabajo en otro sitio pasó a ganar bastante dinero menos del que ganaba.
Una mañana, al necesitar dinero suelto para el autobús, le abrí el bolso y encontré un sobre blanco lleno de billetes. No dije nada, pero en días sucesivos encontré otros sobres similares en sus cajones.
Como no sabía de dónde podía venir aquel dinero decidí espiarla. Muchas mañanas, hacía como que me iba al instituto pero me quedaba vigilando oculto en las escaleras del rellano de nuestro piso, para ver si mi madre salía a alguna parte. Yo, tonto de mí, pensaba que debía ganar el dinero jugando al bingo o a algo similar.
Pero un día vi como el ex-jefe de mi padre, nada menos que el jefe de la firma de la que había sido despedido, llamaba a la puerta de mi casa y mi madre lo hacía entrar.
Esperé un rato y entré por la puerta tratando de no hacer ruido. La tele estaba encendida y a todo volumen pero aún así mi madre debió oír algo porque oí como preguntaba "¿Qué ha sido eso? ¿No has oído?" pero el jefe de mi padre le contestó: "No, no he oído nada. Vamos puta, tú sigue con lo tuyo..."
Avancé poco a poco por el pasillo. La puerta de nuestro comedor era acristalada pero daba igual porque estaba abierta de par en par, Me eche tumbado en el suelo y asome con mucho cuidado la cabeza a ras de suelo. Aunque ya me lo esperaba, lo que vi me dejó helado. Sentí como si me hubieran dado un puñetazo en pleno estómago y me quedase sin respiración.
El jefe de mi padre estaba sentado en el sofá frente a mí, con los pantalones y los calzoncillos bajados y mi madre, desnuda y arrodillada entre sus piernas le estaba haciendo una linda mamadita. Yo veía como su cabeza subía y bajaba al tragarse la pija y el tipo ponía cara de estar en el séptimo cielo. Yo jamás hubiera pensado que mi madre fuera capaz de chupar un pija, pero lo era y, al parecer, lo hacía muy bien.
Yo no sabía que hacer, en mi interior mi primer impulso fue el de entrar a voz en grito e interrumpirles y echar a aquel bastardo, pero estaba como en estado de shock. ¡Aquel era el bastardo que había despedido a mi padre y mi madre le estaba chupando la pija!
A cada poco rato mi madre se sacaba la pija de la boca y mirando al hombre le decía: "¿Te gusta como te la estoy chupando? ¿Te la chupo bien?". Y el tío le contestaba: "Sí muy bien, mamona, pero no pares, vuelve a metértela en la boca, anda. Calla y chupa, puta". Y el tío le agarraba la cabeza con las manos y la bajaba sobre su polla obligándola a tragársela entera.
Entonces, al cabo de un rato, el hombre le sacó la pija de la boca y le dijo "Ya basta, ahora ya sabes lo que te toca..."
"Sí, ya lo sé" dijo mi madre sonriendo. Se incorporó y vi que cogía algo del suelo. Era una botella de aceite Johnson´s. Vi que vertía un poco sobre su mano y luego se introducía los dedos en el culo varias veces. Entonces se sentó a horcajadas sobre él, pero en vez de dirigir la pija hacia su concha, colocó la cabeza de su choto en la entrada de su culo y empezó a sentarse poco a poco metiéndose la pija en el culo hasta que la tuvo toda dentro. Se removió un poco, buscando el perfecto encaje de la pija en su culo y entonces aquel hombre la agarró por las nalgas y le dijo: "Venga, empieza".
Mi madre empezó a moverse arriba y abajo metiéndose la pija en el culo, primero lentamente y luego cogiendo ritmo.
Al poco su cuerpo botaba sobre la pija como si estuviera cabalgando al trote sobre un caballo, a la vez que gritaba de gusto. No paraba de gritar cosas como: "¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! aaahhh... aaahhhh... oooghhh... sí... ¡Ay qué gusto, mi vida! ¡Qué gusto mi amor! ¡Vamos, dame por culo, mi vida, dame por el culo!". No sé si sus gritos eran fingidos o de verdad pero a mí me sonaban bastante reales y para mí que estaba gozando como una loca con aquella pija metida en el culo Al oir sus gritos supe por qué tenía la televisión tan alta. De esa manera los vecinos no se enteraban de lo que estaba pasando en casa.
El hombre estaba con la cara toda colorada y sudaba, la agarraba fuertemente por el culo y también le agarraba las tetas y entonces mi madre se inclinaba hacia delante para que pudiera chupárselas sin parar de botar sobre su pija cada vez más rápido encajándose toda aquella pija dentro de su culo sin parar de culear y gemir.
Para mi vergüenza, noté que, sin poderlo evitar, me estaba excitando y mi propia pija se me ponía dura. Yo tampoco había tenido nunca pensamientos impuros con mi propia madre, de hecho, más de una vez le había visto las tetas y el culo en la playa y no había sentido nada. Pero aquello era muy distinto, una cosa era verla de normal y otra verla cogiendo como una gran puta. Era casi como aquellas películas porno que había empezado a ver hacía poco en casa de un compañero del instituto, pero en vivo.
El tío la agarraba del culo con tanta fuerza que le estaba dejando los dedos marcados y además no paraba de pegarle cachetes en las nalgas, dejándoselas todas coloradas. "¡Sigue, sigue!" le decía "¡vamos, no pares so puta!"
Al rato, el hombre detuvo los brincos de mi madre y la mantuvo inmovilizada sobre su polla mientras él temblaba y gemía. Se estaba corriendo, y bien a gusto, dentro del culo de mi madre, echándole toda su leche dentro.
Cuando él hubo terminado de correrse, mi madre se incorporó y se sacó la pija del culo y volvió a meterse la pija en la boca para limpiarle todos los restos de su guasca. "¿Te ha gustado? le preguntó mi madre- ¿te ha gustado como te lo he hecho hoy?". El jefe de mi padre le dijo que sí y se subió los calzoncillos y los pantalones y entonces me retiré en silencio a mi cuarto, que quedaba justo al lado de la puerta principal. Me saqué mi pija, que estaba dura como un ladrillo y casi sin tocármela me vino una corrida descomunal que eché sobre la alfombra. Entonces mi madre y el jefe de mi padre se aproximaron a la puerta. Miré por una rendija. Mi madre se había puesto una ligera bata por encima. Después vi como el jefe de mi padre sacaba un sobre blanco y se lo daba a mi madre. Después se fue.
Yo me quedé en el cuarto unos veinte minutos esperando y después salí silenciosamente, abrí la puerta principal y la cerré de un portazo como si acabara de entrar. Mi madre salió muy natural y me preguntó qué tal me había ido el día. Al verla nadie diría que hacía tan sólo un rato estaba gritando como una guarra mientras la chingaban por el culo.
Así descubrí yo que mi madre era una puta. No me costó mucho adivinar el por qué: a mi madre le gustaba que la chingasen y había decidido aprovecharlo para ganar un poco de dinero puesto que el antiguo jefe de mi padre era muy rico. Seguramente se habían conocido en alguna cena de negocios con mi padre y mi madre había aprovechado la oportunidad para ligárselo y ahora era su amante a cambio de algo de dinero con el que poderse comprar cosas caras gracias a su habilidad con el culo. Y no es que mi madre fuera una mujer muy guapa, pero no estaba mal y, como había visto, sabía chingar muy bien.
El ex-jefe de mi padre solía visitarla en casa una o dos veces por semana y alguna de esas veces también estuve yo y pude comprobar como, a cambio de unos billetes, mi madre se dejaba hacer de todo por aquel viejo vicioso, aunque lo que más le gustaba era chingarla por el culo. También hubo alguna otra vez que el viejo acudió acompañado de otras personas que también se la chingaban, pero eso ya te lo contaré.
Yo no le dije nada a mi padre porque no quería que se llevara un disgusto. Además yo había disfrutado mucho mirando y quería volver a mi madre desnuda y chingando.
A partir de entonces me dediqué a espiarla y a seguirla a todas partes y así, con el tiempo me entré de muchas cosas. Al parecer llevaba ya bastante tiempo poniéndole los cuernos a mi padre no sólo con su ex-jefe sino también con otros hombres, cosa nada difícil porque mi padre, por su trabajo, viajaba mucho. También me enteré de que mi padre hacía mucho tiempo que no la chingaba porque hace ya varios años que es impotente y como además viajaba mucho, estaba sola durante largos periodos y la necesidad de chingar la habían llevado a ser tan puta porque así podía encontrar amantes que le diesen la cantidad de pija que mi padre ya no le daba. Pero no siempre lo hacía por dinero sino que las más de las veces lo hacía por gusto.
En fin, así descubrí yo lo puta que era mi madre. A partir de aquel momento la espié muchas veces pues me excitaba verla coger con otros hombres y me pajeaba viéndola. Mi madre pasó a convertirse en un fetiche sexual para mi y pasaba los días en una calentura constante.
Te sigo contando como continuó lo de mi madre. Como te dije, una vez que descubrí que mi madre era una gran puta ya no pude descansar más pues el saber lo que era me excitaba una barbaridad y me pasaba todos los días pajeándome recordando lo que había visto. Me dediqué a espiarla y así descubrí que mi madre se citaba con aquel viejo cabrón por lo general dos veces a la semana, que normalmente eran los martes y los jueves, pero a veces había algún cambio y entonces el viejo la llamaba por teléfono. Yo pronto aprendí a reconocer sus llamadas por la forma que tenía mi madre de disimular cuando contestaba al teléfono y cuando recibía una de ellas yo ya sabría que al día siguiente habría "tomate".
Claro que no siempre podía yo escaparme del instituto para espiarla y entonces pasaba las horas en clase pensando en qué estaría mi madre haciendo y como estaría chingando. A veces tenía que ir al lavabo para pajearme sólo de lo que me excitaba pensarlo.
Otras veces sí que podía escaparme del instituto y entonces hacía como que me iba pero al cerrar la puerta de casa me quedaba dentro y me volvía a meter en mi cuarto y allí esperaba escondido hasta que viniese el viejo verde a chingarse a mi madre.
Lo que te voy a contar ahora es una de esas ocasiones en que sí me pude quedar a espiarla. Ocurrió unos cuantos meses después que la anterior que te conté y, en concreto, esta ocasión me resultó más excitante que las otras porque fue la primera vez que vi a mi madre chingada por dos hombres a la vez. Te cuento como fue.
Todo empezó con una llamada del viejo por la noche y cuando mi madre contestó yo ya sabía que al día siguiente iba a recibir visita, lo cual me alegró porque podía quedarme en casa.
Así que al día siguiente hice lo de siempre. Me despedí, cerré la puerta de casa fuerte... y me escondí en mi cuarto. Poco tiempo después llamaron a la puerta. Mi madre salió a abrir yendo completamente desnuda, pues el viejo la obligaba a que en su presencia fuera siempre desnuda, lista para chingar desde el primer momento. Así que mi madre abrió y entró el viejo... seguido de otro hombre. Imagínate que sorpresa me llevé yo. Mi madre tampoco se lo esperaba porque se quedó un poco sorprendida al verse allí tan repentinamente expuesta ante los ojos de un desconocido. Pero se repuso enseguida y les hizo pasar al comedor.
Yo les seguí poco después. Allí el viejo le presentó a mi madre al otro hombre. Le dijo que era un directivo de una compañía con la que estaban en negocios muy importantes y que esperaba que le diese un "trato especial". Mi madre lo entendió enseguida y no opuso ningún tipo de obstáculo. Ya te dije que a ella le encantan las pijas sin importar de quien sean.
Entonces mi madre se dirigió hacia el tipo aquel. Era un hombre de cuarenta y tantos años, un poco gordo y al que le empezaba a faltar el cabello por la coronilla. Mi madre se arrodilló delante de él y sin más preámbulos le abrió la bragueta y le sacó la pija fuera. El hombre ya la tenía a medio trempar y observé que su pija era de buen tamaño. Seguro que mi madre iba a gozar. Y así fue.
Para empezar mi madre se metió la pija en la boca y le hizo una buena mamada. Se notaba que estaba dispuesta a hacer un buen trabajo de boca, no sólo para que el viejo, que la observaba con atención, quedara complacido sino también porque a mi madre le encanta mamar pijas. Chupaba la pija arriba y abajo a la vez que emitía frecuentes sonidos de gusto para mostrar que le gustaba comerse aquella pija. Pero al poco de estársela chupando fue el hombre quien agarró de la cabeza a mi madre y sujetándosela empezó a mover sus caderas metiéndole y sacándole la pija de la boca. Era como si se chingase a mi madre por la boca y ella no se resistía sino que parecía que le gustase, a pesar de tener que abrir la boca al máximo para aguantar todo aquel pedazo de pija dentro de su boca.
"¡Eso es! ¡eso es! le decía aquel hombre- ¡Traga pija, guarra! ¡Traga pija!" y ya lo creo que tragaba. Yo estaba como hipnotizado viendo todo aquello por la puerta entornada y me había empezado a cariciar mi pija por encima de los pantalones. Siempre me ha puesto de lo más cachondo ver como mi madre se come una buena chorra.
Al poco el hombre empezó a gritar y le hecho toda la guasca dentro de la boca y por la cara.
Mi madre se fue a incorporar pero el hombre la mantuvo sujeta y le dijo: "¿Qué haces? Vuelve a ponérmela dura, puta, que aún no he terminado". El viejo que estaba sentado en el sillón se reía y le decía al hombre. "Sí, sí, aprovéchate, hazle lo que quieras que es toda tuya".
Mi madre siguió chupándole la pija hasta que aquel tipo la volvió a tener toda dura y entonces vi como se disponían a salir de la habitación. Me retiré rápidamente pues casi me pillan. No tuve tiempo de meterme en mi habitación y tuve que meterme en la cocina. Oí como mi madre encendía el televisor y lo ponía bien alto y después salían del comedor y se dirigían hacia el dormitorio de mis padres. Aquello era aún mejor para mí, pues el dormitorio de mis padres tenía forma de L estando la puerta en el brazo pequeño de la L y la cama en el brazo largo, que era la habitación propiamente dicha. Así que yo me situé en aquel pequeño recodo que era la entrada a su dormitorio y con ayuda de un pequeño espejo que agarré en el baño podía verlo todo.
El hombre aquel había tirado a mi madre encima de la cama y estaba encima suyo chingándosela con fuerza. Mi madre gritaba fuerte. Se notaba que estaba disfrutando con aquella pija dentro. El hombre no paraba de culearla y mi madre se agarraba a el con las piernas como si quisiera que le encajara la pija aún más adentro. Levanté un poco más el espejo y pude ver como mientras no paraba de hundirla la pija en la concha le agarraba las tetas y se las chupaba, amorrándose a los pezones.
La cama de mis padres temblaba por las embestidas que le estaba propinando aquel tipo a la puta de mi madre pero para ella era mejor así pues, por lo que he podido ver, siempre le ha gustado que la chinguen duro, con fuerza. Sus gritos así lo demostraban. "¡Oh, sí! ¡Oh, sí! gritaba- ¡Métemela! ¡Métemela toda dentro! ¡Hasta el fondo!¡Méteme toda tu pija!". Y el hombre la complacía taladrándole la concha sin parar. Suerte que la televisión estaba puesta muy alta.
Entonces cuando llevaba un buen rato culeándola así, el hombre le sacó la pija de la concha y agarrando a mi madre la hizo voltearse y ponerse a cuatro patas sobre la cama.
"Ahora puta, te voy a dar por el culo, que me han dicho que también te gusta" le dijo. Y el viejo que estaba a un lado se rió y dijo: "Oh sí, ya lo creo que le gusta. Métesela en el culo, métesela vamos, ya verás como disfruta".
El tipo aquel le abrió los cachetes del culo a mi madre, se chupó dos dedos y empezó a metérselos dentro mientras mi madre gemía y se removía. Después se escupió sobre la mano varias veces y se la frotó sobre la pija. Entonces agarró a mi madre por las caderas y empezó a meterle la pija a mi madre en el culo. Mi madre se quejó un poco pues aquella pija era bastante más grande que la del viejo y le estaban metiendo esa pija en el culo a lo vivo casi sin lubricación pero el tío no hizo caso de sus quejidos y siguió metiéndosela poco a poco. Entonces, cuando tuvo toda la pija metida dentro del culo de mi madre empezó a chingarle el culo cada vez más rápido, con más fuerza. Mi madre no tardó en pasar de los quejidos a los gemidos de gusto.
El tipo, al ver que mi madre respondía de aquella forma siguió chingándole el culo aún con más fuerza. El viejo, que estaba a un lado haciéndose una paja le dijo: "¿Lo ve? Ya le dije que a la muy puta le gustaba por el culo". El tipo al ver que el viejo se la estaba pelando le dijo: "Pero no se quede ahí, venga y métasela usted también. Dele usted también, dele". Y entonces el viejo se situó delante de mi madre y le metió su pija en la boca, que mi madre aceptó sin rechistar.
No me lo podía creer ¡Qué cuadro! Mi madre estaba siendo chingada a la vez por delante y por detrás, por la boca y por el culo. Tuve que hacer un esfuerzo para no correrme allí mismo de puro excitado que estaba.
El viejo aguantó poco y se corrió pronto echándole toda su guasca dentro de la boca. Era la segunda ración de lechada que se tragaba mi madre en el mismo día pero no le importó y se la tragó toda con el mismo agrado con que se tragó la primera.
Entonces el viejo se retiró a un lado a observar como el otro tipo seguía dándole por el culo a mi madre. Mi madre, ahora que tenía la boca libre de pija volvió a gritar como una loca. Gritaba cosas como "¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!" y "¡Más! ¡Más! ¡Más!" y ¡Sigue, sigue amor mío! ¡No pares! ¡No pares! " mezcladas entre gritos y gemidos. Estaba como ida de lo mucho que gozaba.
El tipo aquel siguió chingándole el culo un rato más con mucha fuerza y entonces se paró y pegó un grito. Se estaba corriendo dentro del culo de mi madre. Se estuvo un rato aún con la pija allí metida y entonces se la sacó. Dejé el espejo y me asomé un poco con mucho cuidado. Fue sólo un segundo pero pude ver que mi madre tenía el agujero del culo todo abierto y rezumando leche.
Rápidamente me retiré a mi cuarto. Los dos hombres aún tardaron un rato en irse, tiempo que yo aproveché en hacerme un par de pajas pues estaba excitadísimo. Aquella fue la primera vez que vi a mi madre chingar con dos hombres. La muy puta gozó como una loca. Aquel hombre volvió a visitarla algunas veces más pero sólo, sin el acompañamiento del viejo. No venía muy frecuentemente porque era de otra ciudad pero cuando venía a nuestra ciudad por negocios aprovechaba para hacerle un visita a mi madre y echarle unos cuantos polvos y ella no le cobraba nada., se ve que le gustaba como la chingaba ya que tenía una buena pija.
Aquella no fue la única vez que el viejo apareció acompañado. Siempre que el muy cabrón debía estar a punto de ultimar algún negocio y tenía algún cliente al que quisiera complacer se lo traía a casa para que se chingara a mi madre y ella debía dejarse meter la pija por quien quiera que fuese. Si he de decir la verdad, jamás tuvo ningún reparo en hacerlo.
Claro que no siempre eran tipos bien dotados, la mayoría de las veces que pude ver yo casi siempre eran viejos verdes de la edad del ex-jefe de mi padre o más viejos aún, pues los dueños de grandes empresas no suelen ser jóvenes. A mí me encantaba verla chingada por aquellos viejos caducos porque solían ser muy viciosos y con ganas de joda y le metían la pija por todas partes, por la boca, por la concha, por el culo y también por entre las tetas.
Con todo aquello, una gran cantidad de hombres se chingaron a mi madre espaldas de mi padre. Mientras él andaba trabajando o de viaje ella se estaba de joda con todos aquellos hombres y nadie sospechó nunca nada pues mi padre estaba mucho fuera y mis hermanos eran aún relativamente pequeños así que mi madre no tenía problemas en seguir viéndose con el viejo o con otros hombres. Sí sé que corrieron rumores por el edificio donde vivíamos e incluso sé que algunas vecinas apodaban en secreto a mi madre "la mamona", apodo que en mi opinión le encaja perfectamente, pero ninguno de aquellos rumores llegó jamás a oidos de mi padre y yo tampoco dije nada así que pude seguir espiándola sin ningún problema y así ha seguido siendo hasta hoy.
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