Otra loca historia de espías (capitulo final)

Al fin.

Estimados lectores, se que deje pasar dos semanas para publicar el final pero mas que poner excusas, solo les pido una enorme disculpa por ello y les dejo el final del relato. Gracias por la espera.

CAPITULO CATORCE

INTENTANDO PORNER EL PUNTO FINAL

Pase una maldita noche de perros al no poder acomodarme en la cama debido a lo doloroso que esto resultaba por las jodidas heridas que tenia en todo el cuerpo. Solo me quedaba mirar la hora de vez en cuando. 3  a.m. hora este. Logre acomodarme sin tanto dolor cuando siento que alguien se mete a mi cama y me abraza. Coloco mal el brazo sobre mí y termino lastimándome por lo que me di la vuelta y empuje para tirarle de la cama mientras me quejaba y maldecía. Entre la oscuridad, se asoma la cabeza de Ada y de levanta del suelo con un gesto de molestia.

-          ¿Qué paso? Me tiraste de a cama.

-          Me lastimaste, ¿Cómo querías que reaccionara?

-          ¿Te lastime mucho?

-          Un poco – suspire por su expresión de preocupación – nada de cuidado.

-          Entonces, ¿de que te quejas? – volvía a su expresión molesta y me tira una bofetada – para que ahora si te quejes.

Inmediatamente después se lanza con cuidado a mis brazos y me lleva lentamente a la cama para recostarse conmigo. Solo teníamos una manta pero no era suficiente para las dos. Se levanto y segundos después, apareció con la suya y regreso a la cama conmigo.

-          Te quiero – me dijo.

-          ¿Perdón? – si que estaba sorprendida.

-          Que… te quiero.

-          Ahhh… eres correspondida.

-          Anda, dilo.

-          Es complicado. No estoy acostumbrada a estas cosas cursis. Jamás había sentido nada por nadie y menos de esta manera. Imagina como se siente después de estar casi toda la vida sola.

-          ¿Te importaría contarme tu historia?

-          Si me cuentas la tuya.

-          Esta bien – respiro profundamente y continuo – Marcus me rescato del nido de ratas en el que estaba. Éramos una sociedad de novatos en cuanto a trabajos sucios. Es policías, abogados, politicuchos mediocres y corruptos; escoria de la sociedad y pues ahí me encontraba. No se como dio conmigo ni quien le paso mi información pero me salvo de terminarme prostituyendo o matando a cambio de comida y casa. Se intereso en mis habilidades y tras una platica de lo mas curiosa posible, me dio trabajo de agente de campo y con los años llegue a supervisor. Es necesario que se retire o muera alguno para que puedas escalar. Hace dos años subí al puesto y conocí a Sam en una misión de reconocimiento. Me enganche con el pero ceo que llevamos las cosas demasiado lejos.

-          Me entere de que se casaron.

-          Si, te mentí. Cuando nos conocimos, estaba casada pero ya no. Me di cuenta de que deseaba pasar mi vida con alguien más. No te negare que lo quise y es un amante magnifico pero me hacia falta esa chispa de vitalidad que viniste a darme cuando te conocí. Basta de mí, ¿Qué me dices?

-          ¿Cómo llegue a la agencia? También es algo sin explicación. Cuando recién entre a la universidad, papa consiguió un trabajo de planta que no podía despreciar y nos comenzó a ir mejor. Siempre fue un maldito alcohólico y eso nos daba demasiada inestabilidad a mi hermano y a mí pero realmente yo quería salir del hoyo en el que nos dejo mamá cuando nos abandono. Entre de lleno a la química y a la biotecnología pero nunca fui un estudiante con buenas notas así que no me explico por que me eligieron. Una buena tarde, salía de clases cuando me vi abordada por el y mi profesor de química. Me dijeron que necesitaban alumnos con mi perfil para un trabajo extra. Me negué pero de alguna manera, lograron convencerme. Para cuando me di cuenta, ya estaba metida hasta el cuello en sus planes. Les ayudaba con papeleos y experimento en mis tiempos libres. Tres años después, deje las cosas a pequeña escala y me dieron mas recursos para trabajar. Me centre en la creación de diferentes tipos de balas, granadas y artillería en general. Tengo claro que ustedes saben el por que pero no me lo van a decir.

Para cuando me gradué, ya tenia asegurado el puesto dentro de La Agencia al servicio de Maxwell Sheridan. Todo iba bien de principio hasta que un año después, al regresar a casa de papá, alguien me noqueo y no supe de mi hasta que desperté ahí mismo en casa pero atada de manos y con papá y Andrew en la misma situación. Ahí fue cuando caí en cuenta de que todo lo que estaba haciendo era de sumo interés para alguien pero no para cosas “buenas”. Para ya no hacerte la historia mas larga, eran espías que tenían la orden de sacarme información del proyecto que trabajábamos en ese tiempo. Torturaron a mi padre y a Andrew para sacarme información.

-          ¿Y que hiciste?

-          Les dije absolutamente todo lo que sabía pero como era de esperarse, no me creyeron. Al final se dieron por vencidos y me creyeron. Aun así  se les ocurrió la genial idea de ponerme un arma en la mano y cuatro sacos en el suelo “dos de estos están vacíos y los otros dos son tus chicos. Tienes dos tiros y poca suerte”. Me puse muy nerviosa y debido a mi poca capacidad de reaccionar después de la tortura que me propinaron, dispare y para mi desgracia, uno de los sacos contenía a mi padre. Le dispare a mi padre.

-          No sabes cuanto lo siento.

-          No te preocupes. Nunca nos llevamos muy bien que digamos. Era un alcohólico cascarrabias que no perdía oportunidad de hacerme sentir menos que mi hermano. Era demasiado mezquino y me culpaba por el hecho de que mamá nos abandono.

-          ¿Qué paso con tu hermano?

-          Nunca supero lo que paso y murió de una sobredosis de heroína dos años después. Todavía me cuesta un poco aceptar lo que paso pero deje las lágrimas atrás hace mucho tiempo.

-          Y esa es la razón… convincente.

-          Pero puedes hacerlo a distancia.

-          No es lo mismo y un día te daré alguno de mis rifles para que veas la modificación que tienen en las miras.

Nos abrazamos y quedamos dormidas luego de al fin, conocer parte de nuestros pasados. Despertamos a las 8 a.m. y comenzamos la operación.

-          El ultimo miembro del equipo esta a punto de llegar para comenzar ahora si, con toda esta mierda.

Entro Marcus Van Gaal junto a una chica bastante alta, rubia, nariz afilada, ojos verdes y mirada intensa.

-          Equipo, este es el último miembro. Diana Roosevelt de la división de este país. Es su especialista en tácticas y armas.

-          ¿Podemos comenzar entonces? – Ada estaba molesta.

Platicamos todo lo referente al caso y pusimos al nuevo elemento al tanto de la situación dejando en claro que si llegamos a salir, ella debería quedarse junto a Sam.

Mas tarde comentaba con Ada sobre ciertas dudas.

-          Linda chica, ¿no?

-          ¿Por qué? ¿te gusta? – me decía muy enojada

-          ¿Qué? No, es decir, solo es un comentarios –hora de realmente ponerla furiosa - ¿estas celosa?  - insinué.

-          No tengo por que estarlo

-          De ser así, que bueno – apreté sus mejillas y le sonreí. Me beso y se fue.

Así se pasaron dos semanas sin muchos avances y varios encuentros casuales junto a escenas de celos por culpa de la nueva. En cierta ocasión, nos encontrábamos Ada y yo besándonos apasionadamente en el baño cuando entro Roosevelt y nos descubrió. Cubrió su rostro mientras se sonrojaba y salió corriendo. Lo que vino a confundir mas las cosas fue un fuerte encuentro con Sam. Estaba molesto y yo me puse de necia por lo que termino arrinconándome y amenazándome.

-          Escucha niña, se que no te caigo bien y tu tampoco me caes muy bien que digamos.

-          Mentira, me caes bien. Te aprecio – mentira.

-          Entonces, solo te odio y que te quede bien claro…

-          No es por mi culpa que ella te haya abandonado.

-          Eres torpe y mentirosa. Realmente la quería.

-          Pero…

Se abre la puerta y aparece la chica, hace lo mismo de sonrojarse y cubrirse el rostro para salir corriendo del sitio.

-          ¿Crees que malinterprete la situación?

-          Cállate. No me interesa nada de lo que puedas decir.

Primer maldito mes y yo ya estaba como si nada solo con unas cuantas marcas que era seguro, no se irían nunca. Regresando de la enfermería ya me tenían una estupenda noticia. Sam logro dar con el paradero de un posible cliente de Kyle Novak por lo que habría que sobornarlo para que nos llevara hasta su vendedor.

Ada se encargo de ello y al día siguiente el tipo ya estaba en contacto con nosotros y técnicamente amenazado de muerte para que cumpliera.

-          Llevaran a cabo el trato en una semana exacta en la frontera con El Paso. Tendremos que desplegar el equipo completo para asegurar la captura. Podríamos necesitar un cebo.

-          Suponiendo que sea tan estúpido como para tragarse el cuento.

-          Yo creo que si, Blackwood. Tu jefe nunca fue  muy cuidadoso, así como tu.

-          ¿Qué insinúas, Samuel?

-          Nada – reía – es solo que necesito que se asegure esta misión para deshacerme de ti. No más.

Siento que tocan mi hombro. Era Roosevelt.

-          ¿Qué pasa entre ustedes? Sabía que los ingleses eran raros pero no sabia a que grado. Nunca  los voy a entender.

-          No generalices. Ojala y nunca nos entiendas. Perderías el interés.

-          Igual me agradan a pesar de todo ese rollo de intercambio amor-odio que se juegan.

-          ¿Cuál?

-          Al parecer todos se aman y se odian a la vez.

-          No, no, no. Mason me odia y Wolffburg es otra historia.

Preparamos todo para el encuentro. Se desplegaron las unidades. Ada y yo tuvimos que ir a vigilar de cerca por lo que estaríamos presentes al momento de la captura. Se notaba algo de nerviosismo en el ambiente.

Tardaron varias horas en instalar todo el circuito de cámaras y sensores pero el esfuerzo valdría la pena si lo capturamos.

-          Y, ¿si nos pasa algo?  - me encontraba tranquila pero tenia que aceptar que mi vida pendía de un hilo. Si nos descubría, todo se acababa.

-          No tengo nada planeado, Helena.

-          Pase lo que pase, sabes que te quiero.

-          Lo se y créeme que siento lo mismo.

-          Sabes que es complicado para mí el hablar de estas cosas pero tengo que aceptar que me he enamorado de ti. Simplemente me encantas y si te soy sincera, al principio solo buscaba un acoston pero cuanto de conocí, todo cambio. Prácticamente me enamoraste. Me haces sentir cómoda y me soportas.

-          ¿Por qué no habría de soportarte?

-          No lo se. Casi nadie o hace.

Algunas horas después, el campo estaba completamente despejado y solo se observaba el vehículo que transportaba a Chávez, nuestro contacto directo. Minutos después llego una SUV blindada y se bajo mi ex jefe de ella junto a seis hombres mas con armas en mano. Chávez traía el maletín con el dinero en mano. Solo debía entregarlo y se desplegarían los muchachos para la captura. Alcance a ver tres autos más que venían acercándose.

-          ¡¡Retírate, Chávez o al menos ocúltate!! – le grite por el audífono al momento en que Kyle levantaba su arma y le disparaba en el pecho.

Inmediatamente salieron todos los agentes y se armo el tiroteo. Mi objetivo ahora trataba de escapar por donde había llegado. Tome uno de los autos de la agencia y arranque dejando a todos atrás. Solo me acompañaba mi arma y mi suerte. Lo seguía bastante de cerca hasta que comenzó a dispararme. Si, logro darme en un brazo pero no paso de ahí. Estábamos cerca de la frontera y si lograba atravesar, estaría perdida. Accione mi arma un par de veces y por suerte o yo que se, le di a un neumático. Perdió el control y se estrello. Frene en seco y me baje casi corriendo.

Estaba bastante herido.

-          Dame una excusa que valga la pena.

-          ¿Para que? Ya lo perdí todo – soltó una carcajada

-          ¿Alguna confesión?

-          ¿Sabes quien estuvo detrás del incidente con tu familia? Tu amada Agencia.

Me acerque y lo tome por el cuello de la camisa.

-          Dímelo todo –en ese momento lo único que pasaba por mi mente era el arrancarle la cabeza con los dientes, si es que eso era posible pero no.

-          Ellos… ellos no debieron darte ese proyecto. También debían protegerte pero decidieron no meterse. La culpa es de ellos. Dieron contigo por mi culpa – ahora sollozaba – pero ¿sabes que? ya no importa.

-          Exacto. Nada te salvara de tu destino.

-          Deberías hacer justicia por ellos.

-          Si algo he aprendido en estos años es que la verdadera justica, la haces con tus propias manos.

-          ¿Piensas matarme? ¿Después de todo lo que hice por ti? Mi amor por ti me llevo a cagarla de esta manera. Maldigo a la perra de Wolffburg por cambiarte de lado. Te di todo lo que se le puede dar a alguien. La oportunidad de sobresalir, de pertenecer a la elite, de salir del maldito agujero en el que estabas y me pagas así.

-          ¿Por qué yo? – ahora le acompañaba en lagrimas.

-          Me conmovió tu historia… mentira, serias un blanco fácil para manipular. No tenías apoyo de nadie y prácticamente estabas sola. Solo era cuestión de atraparte pero las cosas se me fueron de las manos y termine haciendo las funciones de tu padre. Eras como mi hija y me recordabas mucho a mi cuando tenia tu edad. Un maldito ingenuo que era capaz de cualquier cosa.

-          Estás loco. Me entrenaste para que fuera tu sicario – deje que su cuerpo se estrellara con el suelo – ya nada tiene sentido.

-          Perdóname y olvídalo.

-          No perdono y ni olvido.

Me levante, tome mi arma y dispare.

Abro los ojos y estoy en una camilla de hospital. Lo primero que veo es el rostro preocupado de Ada sobre mi.

-          Al fin despiertas.

-          Hola.

-          Que hola ni que nada. Tienes que decirme que paso.

-          ¿Dónde estoy?

-          Te encontraron desmayada junto al cuerpo de Novak. Te sedaron y estamos de vuelta en las oficinas de La Agencia.

-          ¿Lo mate?

-          Solo le reventaste la cabeza.

-          ¿De frente?

-          Creo que si. ¿no lo recuerdas?

-          Wow… - la ignore completamente mientras reía como estúpida – soy un jodido dios.

-          ¿Sabes lo que significa esto?

-          Me dieron de baja, ¿verdad?

-          Así es. Estas oficialmente fuera de la agencia. De todos modos evaluaran tu salud mental.

-          ¿Qué hare ahora?

-          Disfrutar de tu fortuna.

-          ¿Mi que?

-          Kyle Novak te dejo todo lo que tenia de sus negocios lícitos e ilícitos y Maxwell Sheridan un jugoso seguro de vida. También cuentas con tu cheque de despido.

-          ¿Eso existe? No importa, ¿quieres venir conmigo?

-          ¿A dónde?

-          ¡¡A donde sea!! Lejos de toda esta mierda. Aun somos relativamente jóvenes.

-          No puedo. No es tan fácil como parece.

-          Vamos, ven a vivir conmigo y olvídate de todo.

CAPITULO QUINCE

UN NUEVO COMIENZO

Tarde en recuperarme y en pasar los exámenes para que me dieran de alta pero lo logre después de casi tres semanas. Todos los días de m estancia en la clínica, Ada iba a verme pero nunca respondió a mi propuesta. Roosevelt también iba a visitarme de vez en cuando, cosa que formo una linda amistad entre nosotras. Luego de esto, me dieron la baja oficial como agente y regrese a Edimburgo sin saber más de Ada.

Un año después de todos los hechos acontecidos aun me encontraba con muchas preguntas y nulas respuestas. Una nevada noche de diciembre, me encontraba en la taberna de siempre con un whisky en mano. Entre el hedor a humano, cigarrillo, pipa y alcohol, me llego un olor familiar: el perfume de Ada. Busco con desesperación por todo el lugar pero solo veo a la misma gente de siempre.

-          Debo estarme volviendo loca ahora si – dije en voz alta.

Se acerca Frank, el cantinero.

-          ¿Por qué tan sola, Helena?

-          Ya sabes, así sucede.

-          Por cierto, te dejaron esto – me acerca un libro.

En la portada decía “Las eternas amantes”.

-          ¿Quien te lo dio?

-          Una mujer de cabello negro.

-          ¿Dónde esta? ¿Qué te dijo?

-          Solo me dijo que te lo entregara, que tu sabrías que hacer con el. Cálmate un poco.

Busque algún recado en todas las paginas y justo en la mitad del libro, estaba una nota. “Callejón en cinco”. Pague las bebidas y salí disparada al destino.

Aparentemente no había nadie. Alguien toca mi hombro y me giro para encontrarme justamente con Ada Wolffburg. Nos fundimos en un cariñoso abrazo mientras nos besábamos con pasión. Poco a poco nos fuimos separando si realmente quererlo pero tañíamos que decirnos algo.

-          ¿Cómo has estado?

-          Bien, al fin te dignaste a aparecer.

-          Arreglaba unas cosas para complacerte.

-          ¿En que sentido?

-          ¿Recuerdas tu propuesta? Te digo que si. Me encantaría vivir contigo.

Me le quedo viendo con una sonrisa de “no me jodas”.

-          No me días, ¿ya tienes a alguien mas?

-          ¿Qué crees?

-          Llegue tarde.

-          No, nunca es tarde. Llegas justo a tiempo.

Caminamos a mi apartamento tomadas de la mano. Platicamos muchísimo de todo lo que habíamos hecho en este año sin vernos. Solo me puso una condición para vivir conmigo: buscar otro lugar para vivir. No le gusta el clima invernal en este lado.

-          No pienso irme de aquí. Puedes probar un rato y si no te gusta, pues nos vamos y no pondré excusa.

-          Me lo pensare. Tenía tanto sin verte.

Me miraba con nostalgia. Nos abrazamos de nuevo y fundimos en un cálido beso que me llego hasta el alma. Sentir el roce de sus labios con los míos, la humedad del ambiente, el contacto de nuestras lenguas en esa danza maravillosa y cargada de emociones, nos llevo de una cosa a otra. Terminamos por entregarnos todo lo que teníamos guardado desde la última vez que nos vimos. Ella sobre mí, demostrando todo ese amor y cariño que nos tenemos mutuamente hasta desfallecer.

Culminamos hasta el amanecer y luego nos quedamos dormidas.

-          ¿Helena? – me movía para tratar de hacerme despertar.

-          Mmm…. – no tenia muchas ganas de hablar.

-          ¿Te puedo confesar algo?

-          Ehh…

-          ¡¡Hey!!

-          ¿Qué?

-          Te amo como jamás pensé amar a nadie.

-          ¿Uhh?

-          Que te amo, maldita retrasada.

No le respondí.

-          Dime algo.

-          Sabes que no soy de palabras. Creí que te había quedado claro después de lo de anoche.

-          Solo quiero que lo digas.

-          Esta bien. Te amo. ¿contenta?

-          Mucho. Eres toda una romántica.

-          De las que casi no hay.

Dormí como nunca y desperté completamente sola. Creí que había sido un sueño al buscarla por toda la casa y no encontrarla. En una silla estaba su maleta (cosa que me alivio bastante) y su coche aparcado en la parte de abajo. Al asomarme para ver su auto, la veo caminar con bolsas. Bajo corriendo en ropa interior.

-          ¡¡¿Qué diablos te pasa?!! – grito al verme en la nieve solo en ropa interior. Se quito la chaqueta y me la puso encima – no puedes morir de una forma tan estúpida.

-          ¿Dónde estabas?

-          Fui a comprar algo para desayunar. Debo poner un orden en tu alacena y nevera.

-          Pensé que…

-          No, ya deseo vivir tranquila

Entramos a casa, desayunamos entre risas y más risas. Así era como empezaba el primer día del resto de mi vida junto a ella. Nos sobraba el tiempo para disfrutar y compartir ahora, solo nosotras dos.

EPILOGO

Algunos meses después.

Recordábamos todo lo que habíamos pasado para llegar a este punto.

-          Siempre has sido muy fácil de engañar.

-          A fin de cuentas, eso fue lo que nos unió. ¿Qué más da? Pequeños hechos nos llevaron a destapar secretos inimaginables.

-          Aun así te vengaste.

-          No lo vi como una venganza, mas bien, como algo justo y necesario. Aun no supero mi trauma a disparar de frente. Lo único bueno es que no volveré a disparar un arma en toda mi vida.

El teléfono nos saco del trance.

-          ¿Hola? – Ada contesto – claro, si… la tengo frente a mí. Es para ti.

-          ¿Si?

-          Hola, soy Diana.

-          ¿Diana?

-          Roosevelt, Diana Roosevelt. ¿Cómo están? Escucho que siempre si terminaron juntas.

-          Así es. ¿A que debo tu llamada?

-          Las necesitamos para una misión. Se trata de esos casos que te gustan. Un agente esta desaparecido y suponemos que lo tienen en…

-          No, gracias – interrumpí – suena interesante pero ya estamos retiradas. Lo siento.

-          Bueno. Al menos lo intente. Las extraño pero si eso es lo que quieres, esta perfecto. Nos veremos luego.

-          Hasta luego.

Ada me miraba con curiosidad.

-          Quería que regresáramos a la acción.

-          Ni loca.

-          Exacto, ni loca.

FIN.