Otra loca historia de espías (capitulo 8 y 9)

Soy pésima con los intro así que, aquí tienen la continuación.

Muchas gracias a quienes continuan leyendo esta historia. Ya siento que los amo, en serio.

CAPITULO 8

CREO QUE LA BUSCARE

A principios de diciembre me salió un viaje rápido a Londres. Estaba indecisa sobre si buscarla o no. A fin de cuentas aun tenia su tarjeta.

Dicho y hecho, me encontraba frente a la vitrina de la misma tienda en la que había estado hace un par de meses. Llevaba conmigo el libro ya que lo había guardado en mi maletín y por una cosa u otra nunca lo saque. Recordé aquel mensaje que me dio cuando lo compre por obligación  así que abrí el libro en la página que me había indicado. Veo un lindo recado con tinta roja “Tarde o temprano el cazador busca a la persa o la presa regresa al cazador. ¿Quién eres tu, quien soy yo?”. Tenia entendido que a esta perra mujer le gustan las claves aunque esto era más que obvio. Entre a la tienda pero no vi a nadie por ningún lado hasta que me percate de ruido y movimiento a mi derecha. De la nada, ya estaba en el suelo con ella sobre mí llenándome de besos.

-          Hola, Ada. También me da gusto verte pero pareces un perro cuando llega su dueño.

-          ¡¡¡Wow!!! No pensé que te volvería a ver. Si regresaste es por algo. ¿Me extrañaste?

Se comportaba muy extraño. Estaba demasiado hiperactiva para mi gusto.

-          Calma, una cosa a la vez. Si, te extrañe y claro que tenia pensado venir es solo que las distancias y esas cosas… ya sabes.

-          Mejor nos levantamos – cambio su mirada cálida de cachorra por la habitual de loba – no vaya a ser que venga Sam y nos encuentre. Te invito a comer. ¿Vamos?

-          ¿No te han llamado de La Agencia?

-          Vamos a comer y  te platico.

Terminamos en  pequeño restaurante. Ella pidió ensalada y yo una hamburguesa.

-          Te decía, esos malditos no se han aparecido ni para darme las gracias.

-          ¿Te pagaron? – pregunte con la boca llena.

-          Hasta el último céntimo. ¿Podrías dejar tus modales barbaros en Escocia?

-          Es la mejor manera de darte las gracias y mas tomando en cuenta que tu estas trabajando aparte. ¿Cómo funciona?

-          Es lo mismo. Son órdenes de las mismas personas que están arriba de Sheridan en la cadena.

-          Eso esta clarísimo

-          Por cierto, se levanto un reporte de cacería para la pareja Hunk por atentados.

-          ¿Dejamos testigos?

-          Muchos. Los únicos objetivos eran los dos principales y tres secundarios. Aun así nadie debería de haber hablado. Tendré que hacer uso de mis contactos para encontrar al chiflado soplón.

-          ¿Sabes quien pudo haber sido?

-          Alguien con quien platicaste.

-          Zavala y Barochenko  - ahora estaba pensativa. Alguno de los que estaban en la mesa nos echo de cabeza y los dos idiotas de limpieza no estaban haciendo su trabajo correctamente.

-          Pues tendremos que buscarlos.

-          ¿Juntas?

-          La agencia investiga y localiza y nosotros ejecutamos. Como siempre.

-          Tratare de agilizar el proceso.

-          ¿Nos vemos en dos días?

-          Imposible. Mañana regreso a Edimburgo.

-          De ser así  - se acerco a mi para hablar despacio – pasemos la noche juntas. Te quiero comer completa.

-          Deja de mirarme como si fuera una presa y tal vez pase algo.

Me observaba de una manera curiosa pero con una sonrisa picara. No podía imaginar que era lo que pasaba por su mente en ese instante. Quizá me estaba desnudando mentalmente o pensaba en empotrarme contra la pared mas cercana, sacarme la ropa y… no se, esa mujer es un misterio.

-          ¿Pensaste en mi todo este tiempo, Helena?

-          Algo así. Al fin vi la nota del libro

-          ¿Y?

-          No la entendí – comencé a reír abiertamente.

Desvía la mirada y se golpea débilmente la frente con la palma de la mano.

-          No, no, no, no. ¿Cuántos años crees que tengo?

-          No se, unos 25.

-          Espera, ¿Cuántos años tienes? Según lo que se son 26.

-          Si, casi 27.

-          Ahh pues, yo tengo 32.

-          ¡¡¡ ¿Qué?!!! – así saco el té por la nariz – creí que eras mas joven, sin ánimos de ofender.

-          La niña aquí eres tú.

-          Debiste decírmelo antes.

-          Te falta aprender mucho. ¿Cómo conseguiste este trabajo si eres tan despistad, poco observadora y joven?

-          No tendría por que estar en campo. Comencé en el laboratorio hace cuatro años.

-          A tu misma edad también comencé. Acababa de terminar leyes y ahí fue cuando conocí a Marcus Van Gaal. Me ofreció tantas cosas que no fue difícil darle el si.

-          En mi caso, debería estar frente a una computadora o en el laboratorio creando cosas.

-          Tal vez y recuerda que las cosas suceden por algo.

Debía cambiar el tema y lo único medianamente decente era el idiota de su novio.

-          ¿Y Sam?

-          Quiero dejarlo. Hay alguien más interesante en mi camino pero Marcus no lo acepta. Es como un padre y si el dice que no, es no.

-          Van Gaal. Es capitán, ¿no?

-          Si. De hecho el supervisor es Sam. También es agente pero el se encarga de los agentes caídos junto conmigo.

-          ¿Eres de los 40?

-          Los dos.

-          En pocas palabras es de los supervisores rastreadores.

-          Así es. Llevamos desde siempre aquí en Londres pero justo cuando nos tenían que dar el cambio, desaparco un agente aquí y tuvimos que olvidar la idea de marcharnos. Esa persona no sabe que la buscamos y la verdad solo tenemos pocas pistas. Es casi invisible

-          Podrías mandarme algunos datos y les ayudo.

-          Nos tienen rastreados.

Quedamos completamente en silencio mientras terminábamos el resto del postre. Decidí consultar el reloj y ya era tarde. Pondré de excusa el tener que regresar para que me deje ir sin problemas.

-          Pero mira que tarde es, debo regresar a Edimburgo.

-          ¿Tomaras algún transporte en específico?

-          No, traigo mi auto. Si algún día tienes la oportunidad de buscame, hazlo.

Le di mi dirección exacta en una nota.

-          La primera vez que te vi, vivías aquí.

-          Tenía trabajo y un apartamento de alquiler.

Charlamos poco mas, nos despedimos, la deja frente a su librería y emprendí el camino hasta mi ciudad natal. Tardaría varias horas en llegar suponiendo que el clima me favorezca y eso casi nunca pasa. Le di play al reproductor del auto y cuando menos lo esperaba, ya había llegado a casa. Puede que los ingleses odien escocia pero a mi me encanta. No es la cuestión de la costumbre, es el amor a tu tierra y su misterioso pasado, lo hermoso de sus paisajes, la calidez de la gente, lo sencillo de la vida y la hermosa enemistad entre clanes. En realidad nací en Glasgow pero tengo toda la vida en Edimburgo gracias al alcoholismo de papa y que necesitaba cambiar constantemente de trabajo pero esa es otra historia. Todo es sencillo en este lugar, menos el clima cuando no estas acostumbrado.

CAPITULO 9

DE NUEVO A LAS ANDADAS.

Al día siguiente, salí del laboratorio pero como Sheridan no me había llamado ni nada, me fui a una taberna que me quedaba cerca y que a demás, frecuento mucho. Estaba un poco solo por lo que tome asiento en los banquillos de la imponente barra de madera tallada a mano y pedí un whisky doble divorciado. A media noche la taberna se lleno completamente y ahora me encontraba sola y ebria. Me sentía sola y la razón era que ella no estaba. Regrese a casa pasadas las tres de la madrugada y me quede dormida en la alfombra de la sala de mi apartamento.

Despierto con un ruido extraño por lo que me levanto para ver que sucede. Por fortuna es Vitus, mi gato. Curiosamente estaba ahora en mi cama pero no recordaba como había llegado hasta que siento un bulto a mi lado.

-          ¡¡Bloody fuck!!

Levante la sabana y veo algo de cabello negro y a una mujer sensual ahí dormida. Ada. ¿Qué rayos hacia aquí? La sacudo un poco y como que medio recobra la conciencia.

-          Hola, Helena, vine por ti.

-          Solo espera a que tome una ducha y ya veras.

-          ¿Con este frio como puedes salir de la cama?

-          Ahhhh… ingleses.

Tome una buena ducha restauradora pero cuando Salí, ella ya no estaba. Camino hasta la cocina y la encuentro haciendo el desayuno.

-          Hay tostadas con mermelada, creo, té y pan quesitos de mora. Tienes demasiada comida basura y cosas raras.

-          ¿Te parece? Es porque nunca desayuno aquí. Lo hago en la taberna de la esquina. Ofrecen buena comida por las mañanas y Henrrieta me adora.

-          Es que casi no me gusta su comida ni sus costumbres.

-          ¿Puedes dejar de comportarte como si estuvieras en el siglo pasado?

-          Perdóname  señorita “soy muy escocesa para ti”.

-          Olvídalo.

Desde los tiempos de los clanes, existe una gran rivalidad entre ingleses y escoceses a causa de las diferentes costumbres y a que los ingleses comenzaron a adueñarse de gran parte del norte para el pastoreo de ovejas y eso implicaba el tener que desalojar a pueblos enteros y mandarlos a la costa. Pero es una historia muy larga que implica a William Wallace y eso ya esta más que visto.

-          Solo desayunamos y ya.

-           Esta bien.

Henrrieta nos ubico una buena mesa y un estupendo desayuno.

-          ¿A que hora llegaste anoche?

-          No se. Discutí con Sam, me enoje y salí directo para acá. Me reclamo por ti y porque ya tiene a alguien mas.

-          ¿Cómo se dio cuenta?

-          Lo sabe todo. Desde el primer momento lo supo.

Habló y habló por un largo rato para desahogarse del martirio de su relación con Sam hasta que le dije que debía ir al laboratorio para revisar un par de cosas.

Me tomo mas o menos tres horas y cuando regrese, encontré mi casa muy diferente. Las cosas estaban en su sitio, olía a limpio, y se veía arregladísimo.

-          Odio el desorden y tú eres muy desordenada. Discúlpame.

-          No pasa nada.

-          ¿Jugamos un rato?

-          Claro.

La tome entre mis brazo para llevarla a la habitación. La desnude lo más rápido que pude pero comencé el calentamiento desde cero. Estaba sudada y eso me excitaba. No era mucho pero despedía un olor más fuerte de lo normal. La besaba y acariciaba dulce y suavemente. Mis manos abajaban y subían por su pecho y caderas solo deteniéndose sobre sus senos para masajearlos un poco mientras besaba su cuello. Me decidí a ponerla boca abajo para recorrer completamente su espalda. Este era su punto débil. Pronto dejo de suspirar y comenzó a gemir. Regresamos a la posición inicial y ahora bajaba lentamente dejando un camino de besos por todo su pecho y vientre. Sus manos empujaban mi cabeza para que llegara mas rápido pero me resistí. Cuando por fin llegue, estaba mojadísima por lo que no hubo barrera alguna y se facilito que entraran mis dos primeros dedos en ella. Lamia por completo su vulva en lo que se retorcía de placer y jalaba mi cabello de un lado a otro hasta que de la nada, pego un grito fuerte y sentí algo caliente en mi mano. Había terminado pero eso no seria el fin. Tan pronto y como se relajo, coloque nuestras intimidades casi juntas de manera que podíamos acariciarnos mutuamente si así lo queríamos y paso.

Duramos bastante tiempo recostadas y abrazadas, cansadas pero felices. Ambas sabíamos que lo deseábamos y necesitábamos.

-          ¿Cuánto tiempo te quedaras aquí?

-          No se y no intentes presionarme.

-          No lo hago es solo que, es fin de semana y… ¿Sam sabe que estas aquí?

-          Claro. Sabe donde estoy en cada momento.

-          ¿No te molesta?

-          Si pero el cree que es solo un berrinche.

Si como dice, volverá a Londres cuando se le pase el coraje, será mejor aprovechar el tiempo que la tendré conmigo aka “sexo donde se pueda y cuando se pueda”.

Suena mi móvil pero no muevo un solo musculo para tratar de contestar. Es mi maldito fin de semana y quiero disfrutarlo sin molestias e interrupciones.

-          ¿No piensas contestar? – pregunta una Ada molesta.

-          No, por ahora tú eres más importante.

-          Recuerda que los agentes no descansan, no tienen fines de semana y no tienen nada más importante que su trabajo.

Toma mi celular y contesta por mí mientras  la observo desde la cama.

¿si?... claro, disculpa. No menciones que conteste en esta línea – me tiende la mano con el aparato en ella – es Sheridan.

-          ¿Qué pasa? – contesto después de tomarlo.

-          ¿Por qué contesto ella TÚ móvil?

-          Me encontraba ocupada y le pedí el favor.

-          Esto amerita castigo y lo sabes. Ya me encargare de eso en otra ocasión. Tengo trabajo para ti, supongo que te interesa. ¿Qué dices?

-          Mándame los datos y te diré si acepto o no.

-          Excelente. Dame un minuto y te transfiero el paquete al tu computadora.

Termino la llamada. Ada se me acera y besa mi mejilla en su paso a la sala.

Tomo mi computadora portátil y reviso los correos. Recién me había llegado el dato. Debo localizar varios objetivos y entre ellos destaca uno. Primero tengo que viajar a la península de Kamchatka en Krasnodraskiy Kray, Rusia. Hasta llegar a la península, no me darán más datos. Debo buscar a cierto contacto en puesto de avanzada militar. Buscar al guardaespaldas de un general, tomarlo o matarlo para llegar al objetivo principal y volar la pequeña instalación.

Suena bien pero necesitaría refuerzos y casualmente tengo uno hurgando en mi cocina ahora mismo. Llame a Sheridan para informarle que aceptaba el trabajo y para obligarlo a que me dejara que Ada fuera mi soporte en campo. Acepto con la condición de que intentara no mezclar lo pasional con lo laboral ya que podía llevarme una grata sorpresa. Con todo esto sonaba mi radar de que aquel hombre sabía algo pero no quería decirlo.

-          Preciosura, nos vamos a Rusia en doce horas.

-          No pienso ir al culo del mundo – contesto sin pensarlo.

-          Te necesito ahí.

-          ¿Para que?

-          No se. Puedes ser útil y salvar mi hermoso trasero. Soy buena para disimular pero tú lo eres más.

-          Me buscan en ese país por robo de información y hacking a los archivos del gobierno. ¿Qué te hace pensar que quiero estar en la mira de esos malditos soviéticos? Bastantes enemigos tengo ya.

-          Precisamente vamos a volar por los aires un puesto de avanzada con un hermoso general soviético dentro.

-          No hace falta decir más.

-          Entonces ten listo tu equipaje que el tiempo vuela.

-          Y mas cuando tienes algo entretenido que hacer.

Regresamos a la habitación para terminar lo que teníamos pendiente.