Otra con mi primo

Otra aventura con mi primo.

OTRA CON MI PRIMO.

Os relaté una aventura que pasé con mis primos, y ahora os voy a contar otra que sucedió unos tres años después, pero esta vez, con mi primo Juan. Como sabéis, vivo en un pueblo del norte de España, y esta vez, aprovechamos uno de los muchos fines de semana que no había nadie en una de las dos casas, para aventurarnos en otra de nuestras hazañas, pero esta vez, ya que había sido el cumpleaños de mi primo Juan hacía poco, decidimos darnos un festín mejor que el de ver una peli porno o dos, y luego follarnos a la muñeca hinchable, ya que eso lo hacíamos siempre que podíamos. Esta vez íbamos a hacer algo nuevo.

Cogimos el sábado por la mañana la sección de anuncios del periódico, y estuvimos mirando toda la sección, buscando algo que nos gustase, y después de veinte minutos, encontramos el siguiente anuncio: "Rubia, grandes tetas, gran culo, 10.000" y un número de teléfono. Llamamos y hablamos con la chica del contacto. Se llamaba Miriam Luvia. Le dijimos que estábamos en un pueblo cerca, que no había pérdida, y ella accedió a venir, pero que tendríamos que pagar el taxi. Accedimos y la citamos para las cuatro de la tarde, hora en la que había poca gente por el pueblo y no se notaría mucho su presencia. Hasta esa hora, vimos una peli porno, nos hicimos una paja, yo con la boca de la muñeca y Juan con el culo de la muñeca, y luego me fui a mi casa a comer, para quedar luego, a las tres y media, a tomar café.

Cuando llegaron las tres y media, me presenté en casa de mis tíos, con una caja de condones de seis unidades y con dos películas porno. La señora del video-club, ya nos conocía, y no decía nada a nuestros padres del tema de las pelis, porque al igual que los curas, ella también guardaba el secreto de confesión. Preparamos unas bebidas, algo de picar (que a esa hora no apetecía, pero más tarde quién sabría), y nos pusimos cómodos a esperar a la susodicha Miriam Luvia.

Diez minutos pasaban de las cuatro cuando llamó a la puerta. Subió la escalera y la abrimos la puerta. Estábamos expectantes de ver a la chica, y la verdad, que quitaba el hipo, porque, entre las tetas que tenía, la ropa que llevaba, y la forma de andar que tenía, se notaba a la legua que era una puta. Era de estatura media para una mujer (1,66m), ojos castaños, rubia, con unas tetas enormes, y un culo respingón enorme también, unas piernas blancas y bien torneadas, y un vientre liso. Vestía con una blusa negra que dejaba transparentar su sujetador negro, y una minifalda negra cortísima, que si hubiera subido alguien detrás de ella por la escalera, le hubiera visto el tanga negro, y también llevaba medias negras con ligero a juego, y las manos enfundadas en unos guantes transparentes, a juego con la blusa. Una pasada de hembra.

La invitamos a pasar, y cuando habló, notamos que era extranjera, rumana supimos más tarde. Dijo que el taxi había sido 5.000 ptas, y que se las teníamos que pagar cuando se fuera. Nos pidió entrar al baño antes de empezar, porque tenía que esta aseada (o eso entendimos) para poder "participar", como dijo. Mi primo le enseñó el baño, y nos sentamos en el sofá, los dos, a esperar a que saliera. Cuando salió, nos dijo que pusiéramos una cinta que sacó de su bolso, para "calentar" el ambiente. La pusimos, y comenzó a hacer un baile de strip-tease. Al momento se comenzó a mover como si tuviera una serpiente dentro del vientre, a contornearse y a girar sobre sí misma. Las prendas empezaron a caer por el suelo, quedándose con el sujetador, el tanga y el liguero, nosotros, hartos de tocarnos la polla por encima de la ropa (que llevábamos un rato de peli porno), estábamos en la gloria mirando las tetas de Miriam y mirándonos a nosotros. Nos hizo un gesto de dejarle hueco en el sillón, y nos quitó las manos de nuestros paquetes. Yo estaba ya que no me cabía la polla dentro del pantalón, porque la tenía tan dura que me dolía, y creo que mi primo estaba igual. Ella, al ritmo de la música, nos acariciaba la polla, los muslos, y el torso.

Estaba muy excitado, y no puede aguantarme, y cuando ella se dedico a acariciar con sus dos manos por encima de la ropa a mi primo, yo me fui directo a sus grandes tetas. Las saque por encima del sujetador, que apenas las podían atrapar dentro, y comencé a pellizcarle el pezón, y a sobarle bien las tetas, y ella reaccionó con una sonrisa, mientras seguía magreando la polla a mi primo por encima de su pantalón. Al momento Juan me ayudó y comenzó también a sobarle la otra teta, y cada uno nos dedicamos a chupar esas moles, con la sonrisa y la ayuda moral de Miriam, que nos animaba a que lo hiciéramos. Yo seguía embobado en chuparle las tetas a ella cuando Juan se bajó a su coño, y descorriendo la tanga le comenzó a sobar el clítoris y la vulva. Miriam dijo en su español "chico rápido y bueno en tocar", y mi primo le dijo que ya había visto mucho porno. Al momento, hundió su cara en el coño de aquella puta, y comenzó a hacerle una comida como nunca había visto a Juan, y eso que no le había visto nada más que con su hermana. Ella empezó a gemir y a sentirse muy caliente, entre las tetas y el coño, no paraba de decir "sigue, sigue, más" y los dos nos decidimos a darle su merecido.

Enseguida mi primo se cansó del coño, y se sacó la polla, diciendo que ahora le tocaba a ella hacer lo mismo. Se sacó su redonda y gorda polla (un poco más corta que la mía, pero un poco más gorda), y se la metió en la boca a Miriam. Yo seguía en sus tetas, y al quedar libre su coño, decidí meterle un dedo en su vagina, mientras le sobaba el chocho. Ella gemía, movía la cabeza, me acariciaba, hacía un montón de cosas a la vez, y encima, le estaba haciendo una mamada a Juan, que se notaba que lo hacía bien, por la cara y los gemidos que daba, y el acompañamiento de sus manos a su cabeza en la succión de su polla, que le quedaba justa en la boca a la puta. Me llegó a mí el turno en que me chupara la polla, y la verdad, que todo lo que os he contado que me imaginaba, lo era de verdad. Nos sentó a cada uno a un lado suyo. Su boca se ajustaba perfectamente a mi polla, su succión era la justa, su movimiento el adecuado, y cada vez que se metía la polla entera en su boca, me daban ganas de correrme, pero me aguantaba como podía. Empezó a alternar las pollas en su boca, primero a mí, luego a mi primo, luego a mí, y así, hasta que Juan le dijo que se la chupara entera, y ella, ni corta ni perezosa, se la tragó entera la polla de Juan, tocaba con la punta de la nariz el vientre bajo de mi primo, y se la sacaba hasta la punta, y así sucesivamente. Juan dijo que se iba a correr, y ella le jaleó para que lo hiciera, pero mi primo le dijo que eso sería más dinero. Ella dijo que sí, y por eso, Juan paró, aprovechando yo, para comenzar a follarla, que ya tenía ganas de metérsela entera.

Le quité la tanga y la tumbé en el sofá. Se quedó sólo con el liguero, las medias y los guantes. Tenía el coño depilado, con una sola línea de vello en el centro del monte de Venus. Eso me puso a mil (si es que ya no estaba), y mi primo me dijo "a por ella primo, métela hasta los huevos". Y así hice. Se la hundí hasta dentro, y cuando la tuve toda entera en su vagina, me paré un momento a disfrutar del instante. La miré a la cara, y tenía una sonrisa de puta que me hizo empezar a clavársela con ganas, primero suave, y luego, poco a poco, el bombeo se iba haciendo más fuerte, más rápido, a medida que sus gemidos se me metían en los oídos, y algo dentro de mí, decía, "más rápido, dale duro". Mientras, mi primo se sobaba los melones y le pellizcaba los pezones, haciendo que se le arrancaran gemidos más fuertes, y con su otra mano, se iba sobando la polla. En eso, que Miriam abrió los ojos y vio a Juan masturbándose, y le dijo "para, yo chupo tu polla", se desacopló de mí y se puso a cuatro patas en el sofá, y comenzó a chuparle la polla, primero la punta, luego el tronco, y por último los huevos, y cuando cambió a hacerle una mamada, miró hacia atrás, y me movió el culo, en señal de que la follara otra vez, cosa que hice gustoso. Mis movimientos de mete-saca, hacían que ella chupara la polla a Juan, y él, con las manos en su pelo, hacía que se la tragara entera, hasta los cojones. Estaba con la polla tan dura que pensaba que me iba a correr en cualquier momento, por eso, se la saque, y ella aprovechó para volver a sentarse en el sofá, y decirle a mi primo "ahora tu me follas".

Mi primo se sentó tras ella, le levantó la pierna izquierda y apuntó su polla a su entrada, y se la enfundó entera. El gemido de gusto que dio la muy puta y la forma de cerrar los ojos, hizo que me sentara a su lado y la empezara a sobar sus tetas, que me tenían embobado. Juan la follaba despacio, degustando su coño, moviéndose en círculos. La verdad es que él era más pausado en el acto que yo, que él era como un corredor de fondo, y yo como uno de 800 metros. La puta cuando abrió los ojos, vió mi polla dura y larga cerca de su cara, y me hizo colocar cerca suyo para que me pudiera chuparla. Le dije que lo hiciera despacio, porque me faltaba poco para correrme, y ella empezó a pasarme la lengua por la punta, y a chuparme sólo en la punta, despacio, con dulzura, tanta, que no sé qué era peor, si que me chupara así la polla o que lo hiciera como a Juan, duro, tragándosela entera y que me corriera en su boca.

Mientras, Juan se había cansado ya de follarla así, y la dijo que cambiara de postura (también porque se estaba cayendo del sofá), y la puta se levantó, Juan se sentó en el sofá y ella se puso a horcajadas encima de él, sujetó la polla de mi primo y comenzó a cabalgarlo, primero suave, para acomodarse al tamaño grueso de mi primo, y luego más fuerte, ya que en cada movimiento se clavaba cada vez más la polla de Juan. Yo, me levanté y me puse a su lado, de pie, con la polla a la altura de la boca de la puta, y la di unos golpecitos en los labios para que la metiera, y al instante abrió la boca y comenzó a chuparla. Esta vez si dejé que me la chupara a conciencia, la cogió con una mano, y mientras me la aspiraba para adentro y afuera se ayudaba con una mano enguantada en encaje, y yo la ayudaba cogiendo su cabellera rubia al movimiento de la cabeza, ya que mi primo le tenía aprisionada las tetas en sus manos, y la obligaba a subir y a bajar a su antojo, y era ella tan buena (pero no tanto como para hacer esos movimientos disociados).

A punto ya de correrme, Juan le dijo que enseguida se correría, que donde quería, y ella en su español dijo "todo a boca y tetas". La obedecimos al instante, se bajó de Juan y éste se puso de pie a su lado, y yo al otro lado de ella. Con una mano en cada miembro, daba tres sacudidas a cada polla, acompañadas de su ración de mamada, acababa una y se iba a la otra. Mi primo y yo quedamos el uno en frente del otro, y nos miramos con sonrisa pícara. Chocamos las manos y nos dedicamos exclusivamente a corrernos en la cara y las tetazas de esa puta. Primero ve corrí yo, ya que no aguantaba más. Se sacó la polla de la boca y la comenzó a sacudir en frente suya, llenándole la cara, la boca, el cuello, el pelo y las tetas de mi abundante corrida. Estuve echando un montón, debido a tanto tiempo que me había estado aguantando. Luego me la limpió entera y me la dejó reluciente. Sin soltármela, se dedicó a mamársela a mi primo (metiéndosela hasta la garganta), que tardó un poquito, pero hizo la misma operación que conmigo, y también se la limpió igual de bien que a mí. Cuando acabamos, la miramos y el espectáculo era increíble. Estaba llenita de semen, como en las pelis que veíamos, y pensé que era como si hubiésemos participado en una escena de una película.

Se levantó del suelo y pidió ducharse. Juan le indicó el baño y se metió dentro. Nos sentamos exhaustos en el sofá, y cuando caímos me clavé el mando del vídeo. Lo cogí y miré a mi primo, y en seguida la chispa surgió, y nos pusimos a ver la peli que empezamos a ver antes de que viniera Miriam. Allí, desnudos y sudados, con la polla semierecta, nos acomodamos en el sofá mientras oíamos el ruido de la ducha, estuvimos viendo la película. Cuando salió la puta del baño, volvía a estar como al principio, con pinta, andares y cara de puta. Pidió que la pagáramos, Le dimos las 25.000 ptas, y se marchó diciendo "sois unos buenos chicos, vosotros follar bien", y nos guiño un ojo sonriendo. Cerramos la puerta detrás suya y nos dedicamos a ver la peli (y por la noche la otra que saqué) y a hacernos una paja con la muñeca hinchable. Fue una muy buena aventura.