Otra amiga de mi esposa, mi comadre Melissa

Versión corregida, gracias a Manuel y a Demo. Envié este relato hace un tiempo y no se porqué, pero ahora aparece con una parte recortada, así que lo envio nuevamente.

-“Hola comadre, ¿Cómo está?”

-“Bien compadre.”

-“¿Esta el compadre?”

-“No, se ha ido al futbol. Me dijo que se iba con usted.”

-“A caray” – dije, tratando de inventar una historia en mi mente que suene creíble – “Seguramente me ha mandado un mensaje, pero como tengo el celular con la pantalla malograda no he podido leerlo.”

-“¿Cómo?, me dijo que se iba con usted, incluso habló por teléfono.” – en eso la escuche llorar.

-“Melissa, no te pongas así”- le dije – “voy a tu casa a ver como estas.”

-“Ok” – dijo ella, y me colgó.

En ese momento me imaginaba a mi rica comadre. Era una mujer ya en sus treintas, que poseía el poder de exitarme con solo mirarme. Melissa había sido la mejor amiga de mi esposa desde su época colegial, así que al pasar el tiempo y casarse fue un paso natural pedirnos que apadrináramos a su hijo. Gonzalo, su esposo, se hizo un buen amigo mío, al frecuentarnos tanto debido a nuestras respectivas conyugues. De antemano sabía que mi Gonzalo tenía su “trampa” como decimos en Perú (Amante) a la cual visitaba y se follaba cada cierto tiempo y en esta oportunidad me había dicho que lo cubriera. Pero hacía un mes habían pasado cosas que hacían que me urgiera ver a mi comadre nuevamente.

……………………………

Un mes atrás quedamos en ir a un karaoke en parejas. Yo lleve a mi señora y Gonzalo llevo a la suya. A los chicos los dejamos con las empleadas. Nos dispusimos a cantar nuestras canciones del recuerdo, a Joaquín Sabina, Fito Paez, etc. Bailando entre canción y canción. Mi amigo y yo pedimos una caja de cerveza, y empezamos a brindar con nuestras mujeres. Mi mujer no suele tomar, por lo que el licor la afectó rápido, así que se durmió en una hora o menos. Gonzalo, Melissa y yo seguimos tomando. Pero cuando ya estaba medio empilado empecé a notar lo buena que estaba mi comadre. Había ido con unos leggins marrones, una minifalda jean al cuete, unas botas marrones y un polo pegadito que dejaba ver sus tetazas, y un chaleco. Con el calor que hacía, se quitó la casaca y desbordaron esas tetas ricas. Así que mis ojos hambrientos se fueron directamente hacia ahí. Mi compadre seguía tomando y yo trataba de que se sirviera más. La comadre se paró a cantar medio ebria y a bailar sensualmente al medio. Se desató. Gonzalo que estaba ya bastante borracho se quedó sentado mirándola. Y yo que estaba cerca le miraba el culo rico que se meneaba. Se me empezó a poner dura viendo a la comadre. Y le dije: salud, y le zampé dos vasos de cerveza para ver qué pasaba. El morbo empezó a surcar mi mente. En eso, la hembra hace unos bailes sensuales levantándose la faldita, dejando ver parte de sus nalgas y le hace el baile caliente a su marido. Y yo, esperando ver que él se la levante o le meta mano o un beso tan solo, pero nada, se quedó dormido. Melissa se me acercó y me hace el mismo baile sensual. Estaba riquísima. Se levantaba la faldita pero se daba la vuelta para mostrarme su conchita. Y noté que se había mojado la parte de adelante.

Para seguirle el juego le puse un vaso en la mesa del karaoke y la comadre me quiso hacer el baile de la botella. Se da media vuelta perdiendo el equilibrio, cayendo sobre mi (o se hace que se cae sobre mi) y sentí las nalgas empotrándose en mi verga que estaba parada. Pensaba que se levantaría avergonzada, pero al contrario. Se empezó a mover cogiéndose el pelo sobre la cabeza y agitando sus caderas. La verga se me había echado un poco así que ella podía sentirla completa, arrimándose aún más, como para asegurarse de sentirla en toda su extensión. Y allí fue que le agarre la cintura y la cogí enterita para sentarla bien. Con cada movimiento la sentaba más como para que se dé cuenta que mi verga quería metérsele en su concha y solo nos separaba su leggin y mi pantalón. Vi a Gonzalo, seguía profundamente dormido, mi mujer también y Melissa con el dedo en la boca, chupándolo sensualmente. Me decidí y metí mi mano dentro de los leggins y sus bragas, para sentir directamente su coñito. Metí un dedo y noté su concha rica y mojada, peluda pero mojada. Mi comadre se me echo hacia atrás de tal modo que le podía manosear a mis anchas las tetas así que le metí mano a las tetas y a la concha, y como la tenía dura, Melissa bajó su mano y me cogió el miembro por encima del pantalón.

La pare y me abrí el cierre. Le baje la malla. Y la volví a sentar sobre mi verga. A la primera no entró porque se movía mucho, en el segundo intento se la encaje directo y profundo en la caliente estrechez de su peludito coño. Melissa estaba de espaldas y mientras le había metido mano a las tetas y jugueteaba con sus pezones, que estaban tan duros como mi polla. La abrí un poco más las piernas y ella se dejó abrir. De pronto, ella se apodero de la situación con el siguiente cambio de música. Cogió cuerpo y se sentó y empezó a moverse hasta sacarme la leche. Ya no pude más. Se me vino la corrida y mi comadrita que se apresuró en sacarlo y subirse la malla, mientras yo me subía el pantalón. Se bajó el sostén y el polo y se sentó a mi lado.

Mi esposa y su esposo estaban dormidos todavía. Le dije “Salud” y seguimos tomando las cervezas. Ella aguantaba, así que en eso le pasa la voz a mi pata. El compadre se despierta y le dice que se tome dos vasos más de cerveza y vuelve a cerrar los ojos. Mi mujer se había puesto mi casaca y seguía roncando. Así que me acerque a mi comadre y le cogí el coño sobre su malla disimuladamente, ella abrió las piernas y se echó para atrás en el sofá del karaoke. Logré meter mi mano dentro de sus leggins, metí el dedo en su coño, pero mi leche que había quedado dentro hacía que resbale hasta adentro. Le metía un dedo, luego dos, luego tres dedos y me pareció que podía meter mi mano entera. Estaba en eso cuando ella me cogió la mano y me dice con un gesto que no. Como seremos los hombres que cuando nos dicen que no, lo hacemos con más ganas, así que saque mis tres dedos de su chucha y de golpe metí cuatro. La comadre no gritó pero se relajó, mordió sus labios y me vio con ojos exitados y semi llorosos, se abandonó, le metía los cuatro dedos a la vagina y ella se había relajado por completo.

En eso mi mujer hizo un movimiento como de despertar, entonces saque la mano del coño de Melissa lo que le provocó un sobresalto ya que ella no había notado el movimiento de su amiga. Me cogió la mano y estaba ella temblando. Mi mujer despertó y me hice el dormido. Melissa, aprovechando la oscuridad se fue al baño mientras acomodaba su falda. Mi compadre se despertó y esperamos a Melissa que regrese del baño. Pagamos la cuenta y nos fuimos.

Mientras bajábamos del local, aproveche para dejar mi recuerdo. Una pasada de mano al culo a lo cual ella no opuso resistencia. Tomamos un taxi y cada uno a su casa.

Esa noche mi mujer “pagó pato” porque le di sin pena, claro que ni lo recordó. A la mañana siguiente aproveche que mi compadre estaba trabajando para llamar a la casa de mi comadre y tantear la situación. La verdad es que me había quedado con ganas de comerle el coño y follármela bien. Llamé y ella me contestó:

-Aló.

-hola soy Aldo.

-Ah. Tú. ¿Qué quieres?

-¿Qué pasa comadrita, porque tan fría?

-Por nada. ¿Buscas a Gonzalo?

-No, te llamaba a ti.

-¿Para qué?

-Por lo que paso ayer.

-Que yo sepa, ayer no pasó nada

-Jajaja, así que lo quieres negar. Bueno ese es tu problema

-Eso depende de cada quien.

-No me vas a negar lo de ayer.

-Mira, no sé qué pensaste, pero ayer no pasó nada, ok?….y guardo silencio

-Si es así, ¿Por qué me cogiste la mano al terminar?

-Uhm…porque quería que no sospe…bueno, bueno no pasó nada eh

-De acuerdo, pero ¿Cuándo un remember?

-Eso nunca.

-Te llamo pronto

-Adios - Y Melissa colgó el teléfono. Debería estar confundida por las cosas pasaron sin querer. Pero esta vez, un mes después, tenía una excusa para ir a su casa y verla. “Ojala que este llorando para consolarla” iba pensando yo. Me la imaginaba chupándomela. Llegué presuroso y toque la puerta. Me abrió mi comadre.

-hola, nos dimos un besito en la mejilla. Ella se volteó y le vi los otros cachetes dignos de ser besuqueados.

-Oye, quiero hablar contigo. Fue una confusión. – dije yo.

-¿Cómo que una confusión?

-Bueno, es que íbamos a ir al partido pero yo no fui y le dije que se vaya. Tú sabes que a él le gusta ver el futbol.

-Entonces porque me dijiste eso.

-La verdad es que quería una excusa para verte.

-Pero Aldo, entre tú y yo hay un vínculo, somos casi familia

-No me vas a negar que en el karaoke la pasamos bien.

-Eso fue un error.

-Y me vas a decir que fue un error que te entraran cuatro dedos de mi mano y que gozaras.

-Yo no goce. Solo que me dolía.

-¿Porque temblaste entonces?

-Es que se me escapo uno

-¿Uno?, ¿Un qué?

-Un orgasmo, ok, me vine en tus dedos. Hace tiempo que no tenía uno.

-Y eso que no has probado mi lengua

-jajaja. Vas a empezar.

-Me gustas Melissa. Cada vez que te imagino, me acuerdo de tus senos, de tu cuerpo, te imagino con ese pantalón apretadito -  Me acerque un poco para rozar su pierna. Pensé que se apartaría pero no lo hizo.

-Necesitas enfriarte un poco Aldo ¿Quiéres una cervecita?

-Sí, claro - dicho esto, ella se paró y dejo ver ese pantalón apretadito que casi dibujaba una guitarra con una cinturita. Pucha, como quería darle. Pero me aguanté.

Ella trajo unas cervezas y las puso en la mesa de centro, así que abrí las botellas, le serví su vaso, y conversamos de aquella noche. Entonces ella me contaba que hace mucho que con mi compadre no la veía porque le parecía que él tenía otra mujer donde desfogaba y a ella la había descuidado.

-Pero para que estamos los amigos pues comadre.

Ella se rio. Y así que le pase la mano sobre el hombro. Ella se recostó dejando ver su cuellito rico así que le metí un beso en el cuello.

-Cuidado. No me vayas a dejar marca

-Claro que no comadrita.

Le pase la lengua por el cuello y ella se estremeció, luego otro lenguazo y pase las manos sobre las tetas, y ella no dijo nada, poco a poco le sobaba para dejarle los pezones en punta y cuando vi que de la blusita le salían unas puntitas ella me dijo

-Para. Aquí en la casa no, llega Gonzalo y se arma.

-Vámonos a un hotel – dije yo. Ella cogió su cartera y nos fuimos en mi carro uno. En el camino no dejaba de meterle mano y ella a mí, parecíamos dos colegiales en su primera cogida. Llegamos, bajamos y en el ascensor les estaba arrimando la verga al culo para sentirla y que me sienta. Pedimos unas seis cervezas, ella le mandó un mensaje a su esposo diciéndole que iba a casa de sus papas y regresaría en la noche. Empezamos a lamerle el cuerpo, a manosearla, a ponerla en perrito, a sobarle el culo, a lo que ella contestaba muy bien. Mi sueño era cogérmela de nuevo, estábamos muy exitados y le pedí que posara para mí, así que ella posó para mi celular, no sé si para joder al marido o para entrarle al juego. Pero se dejó tomar fotos. Le saque las braguitas (Nuestra ropa había ido volando mientras nos besábamos y acariciábamos) y la puse para comerle el coño. Luego de ello nos dispusimos a que me la chupara. Que rico lo hacía  y esas caderitas que se posicionaban. Pucha, ni bien me la mamaba, le cogía el culo y le metía los dedos hasta que gima. Ella gemía, con la boca llena.

-Métela, métela – decía ella, sus labios carnosos me pedían que se la clavara sin perder tiempo, así que procedí a ponerme el condón respectivo y se la empujé de golpe, sabiendo que a ella le gustaban las cosas un tanto rudas.

-Que rico culo tienes - le dije.

Ella se movía se movía, me ponía las tetas en la cara, yo chupaba tetas, en eso le dije, quiero misionero. La puse en misionero y a darle. Comenzó a correrse de manera escandalosa, fue una suerte haber ido al hotel porque en su casa nos habría oído hasta el vigilante de la urbanización.

Quedo desmadejada en la cama, le hice dar la vuelta para tenerla boca abajo, ella estaba sin fuerzas, sólo se dejaba hacer. Le besé la cabeza, la nuca, la espalda, viendo su delicioso culo pensé que ese agujero debía ser visitado, así que presione con el dedo y entro suavecito, ella solo gimió, volví a meterle dedo y cuando ya se acostumbró metí otro, y luego un tercero. Me fui al baño a lavarme la mano, saque otro condón, me lo puse, y empecé a taladrarle el culo. Mete que mete y de pronto entro del todo. Mi comadre gritó, quizás porque lo hice con mucha fuerza, pero ese culo me tenía obsesionado.

-Sácamelo, sácamelo

No sé si  ya estaba medio tomado por las cervezas, pero le acerque otro vaso y se lo hice tomar, lo que la tranquilizó y le seguí dando suavecito hasta que se acostumbre. En eso poco a poco soltó. Y la pasamos bien, ella se movía como una experta y yo estaba alucinando.

Cuando estaba por terminar se lo dije, no quería terminar en el condón, me saque la verga y Melissa me la chupó y casi se traga la leche. La botó pero la saco con la boca.

-Eres toda una putita Melissa – le dije, a lo que ella, para mi sorpresa, sonrió.

Nos terminamos la caja de condones y las cervezas. Le tome un par de fotos más y nos fuimos a casa. No la dejé en la puerta de su casa, pero la acerqué a la entrada de la urbanización, donde ella ya podía estar segura. Desde esa fecha nos encontramos una o dos veces al mes para los remembers. Y cuando nos reunimos en parejas, siempre nos encargamos de que Gonzalo y mi esposa tomen más que nosotros, hay un morbo especial en follar frente a ellos mientras duermen.

Gracias por leerme, espero sus comentarios aquí o a mi correo amo.tuyo@hotmail.com