Otoño especial con mi alemana
Nuestro chico español y nuestra chica alemana tienen una fuerte discusión. Lo arreglan y pasan unos días de relajación mientras buscan su primer bebé. " Todos mis relatos tienen un poco de pies aunque no me centro en ellos , por si te gustan"
Otoño especial con mi alemana.
Ha pasado más de una década desde que empezamos como pareja, rompimos y volvimos juntos de nuevo.Para quien crea en el destino quizás lo sea, nunca lo sabremos. Lo que sé es que la conozco desde que tengo uso de razón y no me imagino sin ella.
Ha llovido mucho desde que éramos niños de 8 y 10 años que se daban sus primeros besos y jugaban a “papas y mamas “simulando escenas de películas como forma de curiosidad natural e inocente entre los niños que se enamoran.Recuerdo que nuestro primer contacto ocurrió en Formentera. Fuimos con nuestras familias que alquilaron una casa tradicional en la playa en temporada baja, pero hacía calor y te podías bañar.Fuimos acercándonos de forma distinta a la habitual, creo que algo se movió en nuestro interior. Mutuamente y sin poder explicarlo bien del todo fuimos “novios” y empezamos a besarnos escondidas y a cogernos de la mano.
Una tarde que estábamos jugando en una habitación de aquella casa empezamos a hablar de películas de amor y lo que se hacía en ellas.Disimuladamente lo recreamos ya que “éramos novios”. Nos quitamos tímidamente el bañador enseñándonos con risas nuestras partes íntimas. Hicimos tocamientos, besos y frotamientos en nuestros genitales simulando los movimientos de las escenas de cama de las películas románticas.Si mi mente no me falla creo que es la primera vez que sentí excitación sexual. No soy hipócrita, aquello era curiosidad infantil y no es lo mismo que cuando eres adulto pero siempre he pensado que aquello fue el principio para nosotros.
Después de aquel verano en Formentera cada vez que nos volvíamos a reunir era como si no hubiese ocurrido nada, estábamos igual que siempre como dos amigos normales y corrientes que juegan juntos. Más de un lustro después todo cambio en aquellas vacaciones que fui a Alemania y que comenté en mi relato anterior. Allí tuve mi primera relación sexual con ella y fuimos pareja formal bastantes años con el beneplácito y alegría de nuestras familias. La relación acabo enfriándose por diversos motivos, rompimos y durante algunos años que no tuvimos casi contacto. A pesar de conocer a otras mujeres prometedoras para mí no eran ella y por la parte de mi chica (según me ha comentado) le pasaba exactamente lo mismo.A los años volvimos juntos de nuevo. Somos ese tipo de personas que “deben” estar juntas y a pesar de alguna separación la vida nos vuelve a juntar. Creo firmemente que si nos separásemos por algo muy grave, lo arreglaríamos y volveríamos juntos de nuevo.
Ella es la única mujer de la faz de la tierra que después tantos años cada vez que la miro y ella me devuelve la mirada o me sonríe el pene se me pone como una roca como si de magia se tratase. Somos dos energías condenadas a entenderse. En reuniones sociales seguimos buscándonos la mirada y no perdemos la oportunidad de acercarnos el uno al otro como si fuéramos dos adolescentes. Nuestra fuerte atracción esta fuera de lo físico y no la sé explicar con palabras.
Quizás algún corto de miras pensará que esa atracción es porque ella físicamente es una belleza alemana de portada del Playboy. Nada más lejos de la realidad. Para mí es preciosa pero pensando fríamente es una chica del montón con sus virtudes y defectos. Es rubia con ojos claros, piel blanca, altura media, delgada con las caderas un poco anchas, coqueta (pero discreta), cara bonita, mentalidad de artista (le encanta el arte y la fotografía) y poco más. Podría decirse que es una chica alemana típica y bonita que no llama excesivamente la atención a primera vista. Siempre he pensado que cuando era menor tenía un cierto parecido a Reese Witherspoon cuando esta era adolescente, pero ahora en la adultez ya no se parecen tanto.
Yo por mi parte físicamente sigo siendo igual: moreno, ojos negros, piel clara y de complexión fornida ya que soy nadador y hago pesas. Creo que soy el tipo ideal para mi chica ya que según sus palabras: “Siempre me han gustado los chicos morenos, fuertes y con algún tatuaje”.
La historia que voy a comentar fue crucial en mi vida pues cambió el rumbo de ella y fue un momento especial para ambos.
Ahora que es otoño, recuerdo otro hace algunos años. Ya se notaba el cambio de temperatura, mis nudillos estaban rojos del frio de la mañana y allí estaba yo esperando en un portal a mi novia alemana. Una semana atrás habíamos tenido una discusión de esas que te hace replantearte la vida. Ella deseaba lo que algunas personas desean a cierta edad: vivir en pareja y tener niños. En Alemania, se van de casa y tienen hijos antes que en España por normal general.
Los hombres somos tontos así que cuando me lo comentó me acobardé y tuvimos una discusión. Posteriormente lo arreglamos por teléfono pero me hizo pensar en el futuro seriamente. Ya no éramos críos como antes aunque fuésemos jóvenes todavía. Una chica mejor que ella era difícil de encontrar y ya estábamos bastantes años juntos, era hora de dar un paso más. Nos queríamos y era la mejor para compartir mi vida. La idea de los niños no me desagradaba los dos habíamos tenido familias estables y queríamos lo mismo. Por otro lado teníamos trabajo y ahorros, era el mejor momento.
Decidí sorprenderla y decirle que tenía razón. Se me ocurrió que al llevar un tiempo de monotonía le vendría bien un lugar para descansar, hablar y cambiar de aires.
Le llamé por teléfono y le dije que cogiese ropa cómoda para varios días, ella pensaría que es para ir a mi casa pero no sería así. Había pagado tres días entre semana en un Hotel-Spa. Allí estaríamos solos y tranquilos, podríamos hablar del futuro y dar rienda suelta a nuestra sexualidad.
Intentaría por mi parte ser más afectuoso, debido al estrés de los últimos meses quizás fui un poco frio y mi princesa es una persona cariñosa (y algo pegajosa) que siempre me trata con dulzura, tenía que corresponderle.
La vi bajar muy risueña y con el pelo suelto y liso. Vestía unos vaqueros blancos y un suéter azul. Calzaba unos botines planos con pelusilla de borrego de color marrón claro y llevaba una mochila de deporte con su ropa y enseres. Estaba teniendo una erección solo de verla.
-¡Que buena está!- pensé interiormente
Es curioso cómo reacciona el cuerpo después de discutir con tu pareja. Me posicione frente a ella y le di un fuerte abrazo seguido de un beso francés que duró más de treinta segundos.
-Mmm… menudo recibimiento me has dado hoy jeje- Dijo sorprendida e ilusionada.
Sí. Solo te diré una cosa. Estos tres días mandas tú, quiero que estemos muy unidos, no te soltaré- Le comunique seriamente.
Ya veremos, no me lo creo- Me respondió de broma para tentarme a cumplirlo.
Antes de dirigirnos al Spa, fuimos paseando cogidos de la mano por una zona tranquila viendo las hojas caer de los árboles y al rato entramos a comer en un Bar-Restaurante.
No había mucha gente, ya que hacia un día extraño y un clima irregular.
Mientras esperábamos a que nos recibiesen me puse detrás de ella para abrazarla por la cintura intentado apoyar mis partes íntimas en sus nalgas y oler y besar su precioso pelo rubio. Sabía que le encantaba que le abrazase de esa manera. Ella acercaba tímidamente su culito hacia mí pelvis para frotarse disimuladamente en mi pene y sentir mi calor corporal. También me acariciaba las manos y los antebrazos o bien se giraba para darme algún beso en la mejilla mientras esperábamos.
Tardaron un poco, pero nos dieron mesa y nos tomaron nota. Quería aprovechar ese momento para confesarle mis planes. Cogí sus dos manos juntas y les di un beso mientras le miraba a los ojos.
Parece que no, pero cuando quieres contar algo en ocasiones cuesta. Mi corazón se puso a latir más deprisa de los nervios.
He confesarte algo- Dije seriamente con aire misterioso.
¡No me asustes eh¡- Contestó con preocupación.
No, no es nada malo simplemente dos cosas, lo primero que la discusión del otro día tienes toda la razón y creo que es hora de vivir juntos y buscar un bebe. Lo segundo que he decidido darte una sorpresa y he pagado tres días para nosotros dos en un Hotel-Spa. ¿Qué te parece?- Le dije sin vacilar y con valentía.
Parecía estar pensando algo, ya que tardo varios segundos en reaccionar y en contestar.
-¿Harías eso por mí?- Me preguntó emocionada, tanto que pensé que lloraría de la ilusión
Claro que sí, por los dos. Lo he pensado fríamente y estoy decidido a que intentamos compartir la vida.
Me haces feliz, te quiero- me dijo sin pestañear.- Bueno, para el Spa no tengo ropa de baño…
No te inquietes, ya me he informado, allí hay una tienda para comprar lo necesario- Le dije cortándola sin darme cuenta.
Que ganas tenía de hacerle el amor allí mismo, o llevármela al baño para hacer un “rapidito” pero supe esperar.
Para no aburrir con detalles resumiré diciendo que comimos y posteriormente fuimos al Spa en un taxi. A pesar de ir en coche nos mojamos con la lluvia ya que comenzó a llover mientras esperábamos al taxi y cuando bajamos en nuestro destino nos volvimos a mojar. En la tienda del Spa compramos lo necesario, dimos nuestros datos en recepción y rápidamente subimos a la habitación. El ambiente era bastante tranquilo y sin excesiva gente.
La habitación estaba genial, era para parejas y tenía todo lo necesario: televisión, climatizador, cama de matrimonio bastante grande y un baño bastante moderno pero con una puerta corrediza, cosa que me extraño. Los colores de la habitación eran una mezcla entre blancos y grises, invitando al descanso.
Mi chica parecía contenta, se quitó los botines y el suéter y se puso a guardar sus cosas. Yo por mi parte me puse ropa cómoda y me puse a leer el panfleto informativo para poder organizar nuestra estancia.
Rápidamente ordenó sus cosas y me dijo:
-Cariño, me voy a duchar. Estoy empapada de la lluvia y no me quiero resfriar.
Mi mente se activó, tenía ganas de hacérselo desde hacía varios días. Me quería “reconciliar” después de la discusión. Y al escuchar esas palabras me excite, en cuanto saliera de la ducha la llevaría a la cama, si ella no me tenía castigado sin sexo claro está.
Ella escogió lo necesario para la ducha y se metió dentro.
-Oye, si tienes que entrar al lavabo hazlo, la puerta es corrediza y no me molesta- Me interrumpió mientras mi mente maquinaba ideas pecaminosas.
En seguida se metió y dejo la puerta entreabierta. Podía observar un poco desde fuera. Desde mi posición se veía el WC y parte de la pequeña ducha. Pensado matemáticamente, creo que yo desde fuera podría observar dentro y ella desde el interior no podía mirar fuera por la perspectiva.
¿Sería una invitación para que entrara en la ducha? ¿Quería algunos de nuestros juegos?
Entre nosotros teníamos juegos “voyeur” o de provocarnos para calentarnos. Nos gustaba darnos sorpresas y contarnos fantasías mientras lo hacíamos. No era la primera vez que ella se metía en la ducha cuando yo estaba dentro, o me intentaba calentar jugando con sus calzados al descubierto debajo de la mesa para que le viera los pies o su nueva pedicura. (Ya dije que me gustan un poco los pies femeninos, pero no me considero explícitamente fetichista)
No sé si ella sabía que la podía observar, y si lo sabía lo disimulaba muy bien ya que comenzó a quitarse la ropa como si estuviera sola y sin mirarme.
Primero se quitó los jeans y seguidamente la camiseta de manga corta quedándose en ropa interior que era de color amarillo (Mi color favorito). Estaba muy empalmado, así que me la saqué del pantalón y empecé a masturbarme despacio y sin hacer ruido mientras la miraba y contemplaba su belleza natural.
Le había visto desnuda miles de veces, y aun así me encantaba espiarla en la ducha sin que ella lo supiera, aunque luego se lo contaba ya que era parte de nuestros juegos de pareja.
Luego se sentó en el baño y se quitó los calcetines. Vi sus bonitos pies, se había hecho la pedicura de color azul claro, era un color que me gustaba para las uñas y me ponía bastante por lo bien que le quedaba y ella lo sabía. ¡Que cabrona!
En cuando miré sus pies me empecé a masturbar más deprisa pues me excitaba y con esa pedicura más aún.
Acto seguido se quitó su braguita, era este tipo de ropa interior que se debe atar en uno de los lados, parecido a un bikini. Así que no fue necesario bajarlos sencillamente se desató la cuerda.
Seguramente si sabrá que la estoy espiando, porque sabe que me encanta que se quite antes las bragas que el sujetador para observar su vagina primero.
Pude ver su vagina en primer plano y deleitarme con otra cosa que me encantaba… no se depilaba el coño del todo, lo tenía arregladito. Me ponen las mujeres que se dejan algo de pelo en el Monte de Venus y se depilan solamente sus labios vaginales y las ingles. De esa forma al verlo tiene pelo, y cuando debo realizarse sexo oral no tiene y ella puede sentir mejor mi lengua. Se preocupaba de arreglárselo y eso me gustaba mucho. Además su vello púbico era rubio claro y era muy curioso al ser poco común incluso en personas rubias.
Se dio la vuelta y pude mirar su culo. Era grande, pero estaba formado del deporte que realizaba y no le hacía perder su delgadez. Mi excitación fue mayor cuando se agachó a coger uno de los calcetines que se había caído, dejándome verle de frente todo el culo en pompa, invitando a penetrarla.
Al mirar sus dos rajitas (chochito y culo) inevitablemente tuve que meneármela aún más rápido.
Es de agradecer que el cuidado sea reciproco. Yo voy al gimnasio, me depilo, uso perfumes e intento estar guapo y en forma para ella. Siempre vamos juntos de compras para ayudarnos a elegir la ropa mutuamente. Ella en cambio hace deporte con su madre y amigas, se cuida mucho los pies, se arregla el vello púbico (porque sabe que me gusta) usa perfumes caros y sabe vestir bien. Uno no puede pedir más.
Ya para terminar se quitó el sujetador y vi sus pechos con los pezones erectos. Lo que me dio a entender de que si sabía que la espiaba y se había puesto cachonda.
Quería estar dentro con ella, me daba igual si no quería. Pero lo iba a intentar. Rápidamente me quité toda la ropa y me quede desnudo con el pene en completa erección. Veía salir el vapor de agua de la ducha, ya que deje pasar unos minutos para saborear el momento y no entrar de repente. Entré de puntillas en el baño para meterme dentro con ella por sorpresa y que no me oyese.
Mientras me acercaba vi su ropa por la zona, olía su perfume y su gel de baño. Sentía el olor a mujer que hacia dentro, ese olor a chica que solo los hombres podemos entender y que nos excita sexualmente.
Abrí poco a poco la puerta de la ducha y la vi de espaldas, observando como caía agua por su espalda y por su culo que estaba a pocos centímetros de mi pene erecto.Agarre mi pene y froté disimuladamente mi prepucio por sus nalgas y por su raja para ver como respondía.No reaccionó, cerré la puerta del baño y la abracé igual que en el restaurante apoyando mi pene en su trasero y de paso besar su cuello y sus hombros. Ahora si pude apreciar su pícara sonrisa mientras tímidamente giraba su cuello para intentar verme. En esta posición fue difícil pero logramos juntar nuestras lenguas y poder fundirnos en un profundo beso.
Fue inevitable que mi mano se acercase a su vagina para masturbarle en forma circular como a ella le gustaba mientras la abrazaba por detrás con mis hercúleos brazos haciéndole sentir protegida y amada.
Mi chica apoyó las manos en la pared e intentaba agacharse con cuidado abriendo sus nalgas para que mi pene se frotase dentro y no solo por fuera. Así lo hice, frote mi pene por dentro notando el calor y también sentí su ano.
Con la forma en la que abría y se frotaba pude penetrarla 2 o 3 centímetros pero sin llegar a realizar sexo anal propiamente dicho. Me encanto porque nunca le he penetrado por el culo, aunque por lo menos pude sentir un poco de su interior.
Al poco rato se giró y con una enorme sonrisa me besó en los labios y comenzó a acariciar mi torso depilado y mi rostro.
Mi pene pudo notar los pelos de la vagina por la fricción del abrazo. La verdad es que la sensación del agua caliente cayéndonos mientras nos dábamos cariño era sensacional. Ella me abrazaba fuertemente y acariciaba con sus manos todo lo que podía tocar.
-Pásala un poquito por mi vagina pero no me la metas aún- Me dijo en voz baja y excitada.
Mi princesa apoyo uno de sus pies en un escalón de la ducha y se quedó abierta de piernas mientras yo acercaba mi pene a su agujero.
Sin penetrarle, la coloqué encima de sus labios vaginales y empecé a masturbarme encima con mi mano sin apartar el pene de la zona, por extensión también la masturbaba a ella.
Era increíble como movía su pelvis en señal de placer y como se mordía los labios. Siempre ha sido muy expresiva en el sexo.
Ella dijo:
-Bueno, vamos a ducharnos- Soltó de repente.
-¡¿Cómo?! ¿Así me cortas?- Dije boquiabierto.
- Cielo, aquí es incómodo, ahora acabamos. Yo ya he acabado de ducharme, dúchate tú y te espero en la cama.
Me dio un beso, y salió rápido de la ducha. Me quedé estupefacto, pero le hice caso, me duche con tranquilidad y salí del baño.
La excitación aún me duraba, pero el corté me había dejado perplejo.
Al salir pude observarla tumbada boca abajo en la cama mirando el panfleto que yo tenía antes. Seguía desnuda y me volví a excitar rápidamente solo de verla. Sus bonitos pies se sobresalían de la cama, aproveche y puse mi polla encima de sus plantitas.
Ella volvió a sonreír y para fastidiarme movía sus deditos despacio sobre mis testículos o acariciaba lentamente mi pene con las plantas de sus pies. Agarré uno de sus piececitos y me lo lleve a la boca, lo bese cariñosamente y lamí su planta, después metí sus deditos en la boca para lamer entre ellos.
-Tú y mis pies eh… sabes cómo excitarme- Confesó ella.
- Y tú sabes cómo tentarme con ellos, sabes que me gustan- Repliqué cariñosamente.
Mientras mi pene continuaba frotándose por sus pies, me incorporé y puse toda mi cara en su trasero.
Lo apreté delicadamente con mis manos mientras se lo miraba con deseo. Comencé a besar y lamer sus glúteos. Poco a poco fui apoyando mi lengua sobre su ano para lamerlo con la punta de mi lengua de forma rápida, dándole un pequeño beso negro. Al sentirlo mi niña elevó la cadera abriendo más las nalgas y pude aprovechar para realizarle sexo oral desde atrás. Penetraba con mi lengua el interior de su vagina dándole lamidas muy rápidas alternando su ano y su vagina. En ocasiones, podía alcanzar su clítoris aunque en esta posición era complicado, pero se lo chupaba.
Fui subiendo con mi lengua por su espalda, su cuello, y finalmente acerqué mi pene para penetrarla desde atrás.
-Cariño espera… házmelo a lo perrito. Me pongo a cuatro patas- Me dijo muy cachonda.
Se colocó en la posición adecuada y centímetro a centímetro la penetré. Sinceramente estaba prieto y me costó un poco. Dentro me sentí en la gloria, siempre lo ha tenido muy duro y caliente por no hablar de lo bien que sabe.
-¡Oh si que bueno, que dura la tienes!- gritó mientras mi polla iba metiéndose poco a poco en esta posición ya que costó un pelín.
Esta postura estaba muy bien y el contacto era profundo, podía jugar con sus pechos, acariciar sus pies o tocarle el culo. Si me cansaba la penetraba hasta el fondo y le lamia la espalda o besaba su cuello.
Pude notar, y ella me lo confirmo después que tuvo dos orgasmos en esta postura.
-Joder que dura… repetía mi niña en ciertos momentos mientras gemía de placer en voz baja.
Conocía la cara que tenía en cuanto se giró para mirarme. Sabía que quería cabalgarme y le deje hacerlo. Apoyó sus pies en el colchón, se elevó de cuclillas y se penetro ella misma con mi pene. Yo le dejaba hacer, sabía que era una posición solo para ella y no debía molestarle. Al poco, se movía más deprisa aumentando su propio ritmo, se echaba la cabeza hacia atrás, sacaba la lengua… me encantaba verla disfrutar. Al minuto abrí un poco las piernas ya que su ritmo aumentaba y mi pene estaba a reventar.
-Sí, eso abre las piernas para que entre mejor- Dijo mientras cabalgaba.
Posteriormente me dijo de acabar con la postura del misionero porque me quería ver la cara de placer. Decía que le gustaba esa postura porque notaba como la deseaba y mis movimientos dentro de ella se sentían muy bien .Me coloqué y la penetre fácilmente mientras nos mirábamos a los ojos con pasión.
-Amor, ¿te quieres correr dentro?- Me pregunto al oído sensualmente.
Al decirme esto le penetré más fuerte y deprisa porque me excito muchísimo que me dejase hacerlo por primera vez, llevaba años fantaseando con hacerlo. Siempre lo habíamos hecho sin condón, pero siempre respeté no eyacular dentro.
-Sí, pero ¿tú estás segura?- Dije mientras le penetraba cada vez más rápido.
-Sí lo estoy. ¿Buscamos un bebé no? A partir de ahora te puedes correr dentro siempre que quieras. Y por si no lo sabes me encanta como me lo haces, que bien follas…-
Casi no dio tiempo a que terminara sus palabras cuando eyaculé una cantidad considerable de semen dentro de ella. ¡Qué maravilla!
En cuando acabé me dio muchos besos y estuvo abrazada a mí un buen rato.
Quise sacarla nada más acabar pero enseguida me abrazó y no me dejo irme.
-No, no la saques quédate dentro de mí un rato con la leche y tu polla dentro- Me comunicó con una enorme sonrisa y sin parar de acariciarme.
-Es cierto que lo mejor de las relaciones son las reconciliaciones- le dije con cansancio.
-Jejeje si la verdad-. Rio cariñosamente.
Observe mi entorno, estaba un poco oscuro, hacia algo de frio y estaba muy cómodo con mi chica. No daban ganas de ir a ningún sitio, solo existía ese momento, ella y yo. La forma de quedarme dentro sin sacarla daba una sensación de gran ternura y protección mutua, me sentía como un niño. Nuestras pieles unidas después de eyacular en el interior es genial, las pieles están como más sensibles al tacto. Estaba en el paraíso sintiendo el calor de nuestros cuerpos sin movernos.
Era un poco pronto y junto a la sensación de comodidad, me dormí una pequeña siesta sin darme cuenta.
Luego paso una situación que creo que todo hombre debe sentir alguna vez en su vida. Me desperté de la siesta con mi pene en su boca. Me estaba despertando con una mamada, y me desperté casi a punto de eyacular. Mi pene estaba durísimo y como ella sabía hacer colocó la punta de su lengua en mi glande lamiendo muy rápido a la vez que me pajeaba constantemente hasta que la leche salto irremediablemente a su boca.
Se lo tragó y se volvió a tumbar a mi lado abrazándome.
No pregunté, pero creo que me quería dar las gracias y demostrarme su amor y por ello me realizo sexo oral de esa forma.
Creo que no es necesario que siga con la historia. Cualquier persona intuye como continua. Simplemente disfrutamos de nuestros tres días de Spa casi sin gente, fuimos al cine, al restaurante, de compras, jugábamos a una videoconsola que nos compramos para los dos etc....Estuvimos bastante pegajosos el uno al otro e hicimos mucho el amor.
Puede que alguien piense, que no es para tanto. Simplemente pongo de manifiesto un cambio en nuestra vida. Pues ese fue el cambio definitivo, de un corte con el pasado siendo muy sexual. A la semana siguiente ya vivíamos juntos y en poco menos de un año se quedó embarazada de nuestra primera hija. La discusión anterior y esos tres días, fueron cruciales para nuestras vidas. Un cambio del que no me arrepiento en absoluto.
Nunca entenderé a esas personas que no pueden estar relativamente bien con su pareja o que piense que tener un hijo es una desventura.
Yo sigo con esta persona después de los años, tenemos dos hijas, y seguimos queriéndonos y haciendo el amor. Ella me sigue excitando mucho aunque nadie me crea. No negaré que hay días mejores y peores, días que te enfadas, días que llevarías a tus hijos a un internado, pero luego si se sabe observar tiene grandísimas cosas positivas. Creo que la clave es respetarse, entenderse, apoyarse, ser amigos antes que pareja y por supuesto que exista atracción mutua y no dejarse desviar por vicios malsanos. Se debe buscar siempre que sea posible tiempo para los dos para intentar mantener la llama.
Aunque quizás solo sea mi carácter y mi forma de entender la vida, cada uno tiene la suya y todas son respetables mientras no se haga daño a nadie.