Osvaldo

Una nueva manera de evitar males mayores.

OSVALDO

Osvaldo llegó con una edad de 36 años mas o menos. Era alto, bastante desgarbado, de ojos color café y con un aspecto de tipo tranquilo. No tenía muy claro cual sería su trabajo, pero estaba cansado de girara por la vida sin un destino fijo. Sin tener un horizonte, así cuando aquel amigo le comentó de que buscaban a una persona, no lo pensó y allá fue.

Lo atendió en su despacho el director del lugar. Se saludaron en buenos términos y el director lo invito a tomar asiento.

__ bueno señor Osvaldo, no debe tener muy claro que es lo usted hará aquí

__la verdad padre es que muy claro, no.

__Bien, bien , usted sabe… ah pero quiere tomar algo?

__Un café podría ser

__Como no__ dijo el cura levantándose de su sillón.

Osvaldo lo observó, miró como se movía con una seguridad, dueño de la situación. Aún era joven, aunque tendría más de 50, creyó Osvaldo.

__No sé si le dije mi nombre__ preguntó el cura

__No, creo que no, disculpe…__dijo Osvaldo

__No por favor, el descuidado he sido yo. Soy el padre Heraldo y hace unos cuantos años que dirijo este seminario. Todos los años veo ir y venir a mucha gente.__contaba mientras servía el café a Osvaldo y se servía uno para el. Luego tomo asiento.

__Como decía por acá viene y va mucha gente

__Pero a usted le gusta

__Pues claro, bien como decía, su trabajo aquí, consistiría, bueno, a ver como lo digo

__Digalo como lo que es padre__ dijo Osvaldo

__Bien, bien, aquí vienen muchos chicos con la sana intención de ser sacerdotes algún día, un bello oficio, si se quiere. Aquí el encierro es bastante agotador. Deben pasar muchas horas estudiando, y haciendo tareas que nosotros encomendamos. Entiende

__Sí, sí entiendo__contestó Osvaldo por decir algo.

__Comprenderá que muchos jóvenes se ven apremiados a tener, digamos, deseos, fantasías con , con, bueno, con el sexo

__Sí, si claro

__En los últimos tiempos, usted habrá visto y escuchado por distintos lugares de los exabruptos y macanas que se han mandado algunos curas, obispos, gente de la iglesia, bah

__Claro que he visto, conozco el tema

__Bueno he aquí el punto. Tuvimos la idea, un grupo de gent y quien le habla, de evitar esto.

__¿Cómo?

__Al menos tratar de evitarlo. ¿Cómo? Teniendo a alguien para que calme los ardores propios de la carne. Que atienda las urgencias de estudiantes y quien lo requiera aquí en el seminario. Esa es la idea, tener intercambios consentidos, no el abuso, por supuesto con suma discreción. Me entiende.

__Creo que sí…pero ¿Porqué yo?

__Porque un amigo suyo lo recomendó. No hace falta dar nombres, dijo que usted es una persona, digamos, amplia, que no levanta sospechas, y que aquí claro cumpliría con funciones estrechamente ligadas al establecimiento. ¿Qué me dice?

__Y con el dinero ¿Cómo hacemos?

__Por eso no se preocupe, el dinero es loo de menos, le comento que aquí vienen hijos de gente muy influyente.

__Bueno padre Heraldo creo que aceptaré__ dijo Osvaldo rascándose la cabeza.

__Pero mi amigo, me parece bárbaro, es la respuesta que esperaba oír. Venga esa mano.

Osvaldo estrecho la mano del cura.

__Bien Osvaldo y para comprobar que usted me entendió vea__ diciendo así y sentado como estaba se bajó la bragueta con cierre que tenía de su pantalón gris y apareció ante los ojos de Osvaldo una verga semi dormida, que intentaba levantarse de su reposo.

__Venga Osvaldo, puede comenzar ya mismo.

Osvaldo se levantó de su lugar y se acercó al cura. Se inclinó un poco y acarició con los dedos la verga del cura que gimió, sonriendo. Poco a poco la vara se fue levantando y poniéndose dura, muy dura.

__Voy entendiendo padre Heraldo

__Buen chico__ dijo el padre.

Osvaldo tomó con toda la mano la pija y comenzó suavemente a masturbar al hombre que iba retorciéndose lentamente en su sillón. Pasados unos momentos, Osvaldo se puso de rodillas delante del monumento erguido y beso la cabeza tiernamente, luego desenvolvió la lengua y mojó con la saliva de su hambrienta boca ese preciado instrumento, para luego devorarlo sin más, en tanto el padre Heraldo no podía creer la pericia de su contratado, y gozando por un lado pensaba que no se había equivocado con la elección. Osvaldo lo estaba llevando a la cúspide del placer, solo con una mamada de verga suprema.

Hacía mucho tiempo que nadie lo hacía gozar tanto y tan bien. Deseo meter la verga en un agujero, pero se contuvo, la hora, andaba mucha gente por los alrededores de su despacho y no quería que lo encontrarán en situación tan comprometida.

Así es que con unas cuantas mordidas y sacudidas acabo silenciosamente en los labios de Osvaldo. Este jugó un poco con el semen en la boca, para luego tragarlo mirando con ojos brillantes al padre Heraldo, que se moría de ganas, por continuar con aquel demonio del placer, que lo enloquecía. Se controló, a pesar de que su instrumento no caía, cosa que aprovechó Osvaldo para seguir lamiendo todo el largo, el padre gemía descontrolado, pero se rehizo y logró meter en su pantalón nuevamente la verga dura como una piedra.

__No me equivoqué contigo Osvaldo

__Espero que no padre

__Cuando le comunique a toda la comisión quedarán encantados

Dicho esto se acercó a Osvaldo y lo tomó por los hombros y le dio un gran beso en la boca. Luego tomando el teléfono discó un número y habló. Al momento un chico de unos 17 años vino y saludando a los presentes, quedó a la espera

__Sergio te llevará a la habitación Osvaldo.

__Está bien padre

__Mas tarde te veré

__Bien.

Se retiraron de allí y se perdieron por un inmenso pasillo que era tocado de costado por el hermoso sol de la mañana.-