Ositas en Duelo - Capítulo 17

Dos mujeres de huesos grandes rivalizan por el deseo y la pasión de una argentina morena.

Al principio, las matas se restregaron como provocándose mientras las manos magreaban culos y estrujaban la presa en los cuellos al tiempo que acercaban sus rostros para iniciar un violento intercambio de escupidas e insultos susurrados con los labios casi pegados.

Cynthia aferró la negra cabellera a la altura de la nuca y le dio un tirón para arquearla hacia atrás y lamerle el cuello lascivamente, lo cual arrancó un sonoro gemido mientras empujaba su pelvis contra su contraparte, sintiendo ambas la humedad en la entrepierna rival.

Enardecida, mordió con suavidad y succionó el cuello de su enemiga, quien se vio sorprendida y superada, en un primer momento, para recuperarse y devolver las atenciones en el delicado cuello argentino, para succionarse mutuamente como posesas mientras intentaban dejarse moretones en forma de chupón. El dolor en la zona donde la boca rival atacaba las hizo comprender que habían tenido la misma idea, de marcarse para evitar que pudieran verse con Julieta. Y tanto Cynthia como Julia estaban en un estado de febril  y apasionada excitación moviéndose al unísono con los sexos fundidos, como tantas veces lo hubieran estado sus carnosos y sensuales labios.

En el duelo de chupones parecían tan igualadas como en todos los frentes en los que se habían enfrentado, pero esta vez era la argentina quien parecía mantener la ventaja, mordiendo y succionando con fruición, dando y recibiendo de una manera tan viciosa que ambas eran recorridas por intensos temblores y estremecimientos, a la vez que interrumpían sus viciosos ataques para gemir y suspirar, alcanzando increíbles cotas de placer a través de las atenciones que se estaban prodigando y el delicioso roce entre sus rajas. Sus  enhiestos pezones también habían parecido unirse al duelo, cuando sus opulentos pezones comenzaron a rozarse levemente, ocasionándoles profundos escalofríos.

Sin embargo, a pesar de la aparente ventaja, Cynthia abandonó la presa y se retorció con un estremecimiento, arqueando la cabeza hacia atrás, al tiempo que presionaba su vientre con más fuerzas contra el de su oponente. Julia supo que había ganado el duelo de chupones y también aumentó la presión y ambas dejaron escapar un gran jadeo cuando sus matas parecieron enredarse y sus vulvas se abrieron levemente.

La lengua de la española reptó por el cuello y la barbilla de la argentina para posarse en sus labios y recibió una escupida, que saboreó y devolvió para que ambas intercambiaran el enésimo, húmedo y sonoro ósculo en los labios desde que habían comenzado el combate definitivo.

_MMmmssentí... cómo mi connnnnchita...mmmm se coge a la mmm tuya..._susurró Cynthia entre jadeos y ataques con la punta de la lengua, mientras movía sus caderas en sincronía con su némesis.

_Mmmm...de eso nada....cerda....mmmmi coño...mmm se está....mmmm follando al tuyo...._replicó Julia y atrapó la lengua enemiga para succionarla y arrancar un gran gemido de los labios de su rival, quien se estremeció de pies a cabeza y cambió el ritmo de sus movimientos en un intento por hacer que su clit doblara a su contraparte española.

Como si intentaran recordarse que era un duelo, ambas hermosas y batalladoras mujeres rompieron el beso para escupirse y lamerse, entre jadeos e insultos, declarando cuánto se odiaban y prometiéndose dolorosos castigos. Y llegó el enésimo orgasmo en la ardiente guerra, uno que las devastó y las dejó temblando, casi al mismo tiempo, tanto que ninguna podía precisar quién lo había alcanzado primera. Se estrujaron en un abrazo y con la cabeza descansando en los hombros ajenos, se besaron en cuellos y hombros, lamiendo y mordiéndose, mientras sus cuerpos se entregaban al imparable torbellino volcánico de sensaciones, al igual que sus sexos que compartieron sus mieles y parecieron fundirse aún más.