Ositas en Duelo - Capítulo 05

Dos mujeres de huesos grandes rivalizan por el deseo y la pasión de una argentina morena.

Las dos sensuales hembras, estaban jadeando la una en la boca de la otra, dedeándose, desesperadas, deseando demostrar quién era la mejor, insultándose entre susurros y gemidos, sin poder despegar sus carnosos y ardientes labios.

Cada una tenía un pezón clavándose en la rival, sin dejar de atacarse, acariciando los delicados clits que asomaban, amenazantes. Julia lo atrapaba entre sus dedos, moviéndolos suavemente, arrancándole escalofríos y jadeos, mientras que Cynthia deslizaba la yema de su dedo corazón, devolviéndole las gentilezas, lamiendo los labios de su rival ante cada suspiro.

La argentina no podía detener el ritmo frenético en aumento de sus latidos, así como sentía su pezón rosado a punto de estallar, doblado por el marrón de su oponente, que estaba devorándole el labio inferior sensual y viciosamente, haciéndola estremecer, acercándose peligrosamente a un devastador orgasmo, pero no se iba a rendir. Continuó acariciando el clit rival en círculos con la yema de los dedos, atrapando el labio superior de la española, succionándolo ruidosamente, con un chupeteo delicioso que parecía derretirlas a ambas, que se prometían destruirse, mirándose con odio, fijamente.

Cynthia se sintió perdida, y recorrió entre besos y mordiscos suaves la distancia que había entre los labios y el lóbulo de la oreja de su rival, lamiéndola viciosamente, jadeándole, sintiendo sus estremecimientos, susurrándole

  • ¿Qué pasa españolita? ¿Esta argentina es mucho para vos?

Su mano se posó en el pecho libre de Julia, que se retorció de placer, jadeando sonoramente y empujó el hombro haciendo que el pecho que tenían fundido se aplastara aún más, arrancándoles quejidos a ambas.

  • Sigue soñando, caracoño. Contigo no tengo ni.... -jadeó y dio un respingo - para comenzar.

Las lenguas recorrieron los lóbulos enemigos, sin dejar de atacarse pezón contra pezón, hundiéndose en la areola rival, abrazadas por los hombros, con la mano libre estrujando y retorciendo los pezones de la odiada némesis.

Sintiéndose en desventaja, la argentina intentó un ataque desesperado, introduciéndole el dedo corazón en el húmedo y ardiente coño, a lo que Julia contraatacó acariciándole el clit con la yema de los dedos, rítmica y velozmente, sin que ninguna dejara de lamer y mordisquear el lóbulo rival, sintiendo cómo sus pezones se clavaban mutuamente, doblándose juntos y enviándoles dolorosas oleadas de placer.

Julia le retorció el pezón que tenía entre sus dedos, provocando que Cynthia se retorciera de dolor, gruñendo y arqueando su cabeza hacia atrás, lo que fue aprovechado para morderle suavemente el cuello, lamiéndola y haciéndola estremecer de placer, entre gemidos y jadeos, donde la palma de la mano argentina recibía los estiletes del pezón moreno español.

  • Gorda hija de puta.... - le jadeó en la boca, buscando el contacto entre sus labios nuevamente. - estás chorreando... vas a perder....

  • Foca maloliente... la que chorrea mares eres tú. - respondió Julia escupiéndole en la jadeante boca abierta.

Cynthia aumentó desesperadamente el movimiento de su dedo en el coño de su oponente, sorprendida ante la escupida, para tragarla con un ronroneo, mirándola desafiantemente a los ojos y relamiéndose a continuación.

Julia cerró los ojos por un momento, traspasada por el placer y el impiadoso ataque al que estaba siendo sometida, pero redobló sus caricias en el empapado coño rival, moviendo la mano acompasadamente, sintiendo cómo su oponente parecía arquearse para presionar su vientre contra su mano.

Ahora fue ella quien le devolvió la escupida y la española se relamió, mirándola lascivamente.

Las dos temblaban como hojas en un vendaval de sensaciones dándose tanto como podían.

-Cerda hija de puta! Te odio! - espetó la argentina sin poder reprimir un sonoro jadeo y escalofríos que la recorrieron de pies a cabeza.

-Yo te odio más, bollera! - replicó Julia sacando su lengua en una ardiente esgrima con la de su rival, ambas fundiendo sus labios, con las bocas abiertas, empujándose con las lenguas sin dejar de atacarse los coños.

Julia se maldijo. No podía perder con esa puta sudaca. Julieta le había dicho que era la mejor mujer con la que estuvo en la cama. La lengua y los suaves y carnosos labios de Cynthia la estaban enloqueciendo y haciendo dudar de sus propios encantos y habilidad. Las pulsaciones se le habían acelerado y, cuando la argentina hurgó en su interior sintió que estaban cruzando la línea del no regreso.

Cynthia, por su parte, tenía pensamientos similares. No quería dejar de ver a Julieta, y menos por culpa de la española que la estaba volviendo loca con sus besos y caricias, haciéndola sentir sucia y ardiente, como nunca antes recordara.

-Ya estás por....mmmnnnn acabar... puta....

-Eso quisieras.mmmnnnn foca...

-Conchuda

-Caracoño

-Tortillera.... calentona...

-Lesbiana... viciosa...

-Dame lengua y callate, torta...

-Pues cállate tú y - Cynthia no la dejó terminar, fundiendo sus labios, sellando sus hambrientas bocas, enredando las lenguas, alternando una y otra boca, empujándose con los pechos, gruñendo sin dejar de atenderse las rajas... empapadas y palpitantes.

-Julieta prefieremmm.... -entre besos y mordiscos, Cynthia intentaba intimidarla. - mi boca... gorda tortillera...

-Eso te decía a tí..mmm - respondía Julia, con idéntico ardor, devolviendo mordisco por mordisco, beso por beso y lamida por lamida, al borde de su resistencia, sintiendo que su propio cuerpo parecía querer traicionarla.

Se escupieron una vez más y cuando sus labios se fundieron de nuevo, una de ellas comenzó a estremecerse, aullando de placer en la boca de la otra, descargándose en la mano vencedora.