Ositas en Duelo - Capítulo 03
Dos mujeres de huesos grandes rivalizan por el deseo y la pasión de una argentina morena.
-Linda casa, hasta para una puta como vos. - Reconoció Cynthia al entrar en el hall principal.
-Me alegra que una mona sudaca pueda apreciar el buen gusto. - Respondió agriamente, la dueña de casa cerrando la puerta y desconectando el teléfono.
-Esta sudaca te va a romper la cara, gorda de mierda. - Espetó Cynthia levantando la mano amenazadoramente.
Julia apartó la mano de un manotazo, empujándola, haciéndola retroceder.
-Acá no, tarada. Podemos romper algo, además de nuestros vestidos.
La argentina gruñó, moviendo la cabeza en asentimiento y la miró examinándola de pies a cabeza, sintiendo odio, por estar las dos vestidas exactamente igual, y estar igualadas en lo físico. Los pechos de Julia parecían levemente más grandes, pero el culo de Cynthia parecía algo más redondo y firme.
-¿Dónde quieres que te arregle esa cara de mono? ¿Afuera, junto a la piscina, o en el estudio, con las colchonetas? - preguntó tratando de mantener la calma.
-La piscina podría estar bien para refrescarme, pero revolcarnos sudorosas en el pasto nos va a picar, puta. - Espetó Cynthia.
-Tienes razón, cerda. Para eso está la piscina. Vamos al estudio. Sígueme, y no te embobes mirándome el culo, como lo has hecho con mis tetas, puta.
La dueña de casa tomó la iniciativa y la guió hacia un estudio con un escritorio, una pelota de pilates, una bicicleta fija y varias colchonetas haciendo las veces de ring.
-¿Ese culo flácido y caído? ¡Pensé que eras un contrabando de cráteres, cerda! - respondió la argentina parándose con las piernas abiertas y las manos en la cintura.
-Está mucho mejor que el tuyo, dalo por seguro. Las españolas somos superiores. Sino, pregúntale a tu amiguita, quién la derrota siempre. - siseó la dueña de casa.
-Claro. Por eso me buscó a mí. Porque, como toda argentina, solo quiere lo mejor.
Imitando la postura desafiante de su rival, Julia se acercó y le apoyó los pechos, con las manos en la cintura. Ambas se sostuvieron la mirada, sonriendo confiadas.
-Ahora que todavía estamos calmas, pongamos algunas reglas. - propuso Julia.
-Me parece perfecto, conchuda. ¿Qué tenés en mente? - Siseó Cynthia echándole el aliento en la boca, sintiendo sus pezones rosados creciendo bajo el bra y el vestido.
-La que pierda dejará de ver a Julieta, coño fácil. - espetó Julia respirándole en el rostro, recordando sus encuentros con la morena, sintiendo sus pezones oscuros comenzando a endurecerse.
-Me parece perfecto. Si yo te gano, me vas a chupar la argolla. Si vos me ganás, cosa que no va a pasar, te la chupo yo. - Propuso Cynthia con un exceso de confianza, y ambas se empujaron aún más con los pechos.
-Ve preparando la lengua bollera sudaca. Luchemos desnudas. Solo bofetadas y tirones de pelo. No nos dejemos marcas, para que Julieta no sospeche que nos conocimos. - Siseó Julia y Cynthia asintió en silencio, con una sonrisa, moviendo los hombros, sintiendo cómo los pechos de ambas se frotaban levemente.
-¿Te la bancás desnuditas? No quiero irme con el vestido roto. - propuso Cynthia sintiendo un hormigueo por dentro.
Por toda respuesta Julia la empujó y comenzó a desvestirse, lenta y provocadoramente. Se sentía cohibida, sintiendo sus oscuros pezones endurecidos, pero cuando sus ojos se posaron en los de su rival, notó que ambas estaban en igualdad de condiciones.
Durante un largo minuto se contemplaron desvistiéndose la una para la otra, en silencio, mirándose a los ojos y comparándose mentalmente. Las matas en sus entrepiernas se erguían imponentes, tanto como los pechos de ambas, subiendo y bajando acompasadamente.
-No veo nada para envidiarte, gallega. ¿Qué te vio Juli? - la provocó Cynthia con las manos en la cintura, sacando pecho, sintiendo que se le aceleraba el pulso.
-Eso mismo es lo que me pregunto, sudaca.
-¿Habrá sido tu culo poceado? - se burló la argentina, provocando una mirada de odio en su rival.
-Tal vez tu culo con 18 hoyos para jugar al golf la sedujo, cerda! - espetó Julia y le sacudió la cara con una bofetada que la tomó de sorpresa y la hizo tambalear.
-Gorda hija de puta! Te mato! - Gritó Cynthia devolviéndole la cachetada y ambas comenzaron un arduo intercambio de bofetadas que fueron enrojeciéndoles las mejillas, pero ninguna quería detenerse, para no demostrar debilidad, mientras se iban agitando y sentían sus rostros arder.
El enésimo ataque de Julia hizo tambalear a Cynthia, que se tomó la mejilla izquierda, con las lágrimas comenzando a fluir y se lanzó al ataque, tomándola del cabello con ambas manos.
-Gorda hija de puta! Te voy a dejar pelada!
Pero Julia también la tomó del cabello y ambas se dedicaron a jalarse tan fuerte como pudieron, arrancándose algunos pequeños mechones y continuando con las cachetadas en el rostro, lagrimeando ambas.
-Suéltame, foca sudaca! O te dejaré calva!
Julia estaba hecha una furia y logró poner a Cynthia contra la pared, lanzándose con su cuerpo, dándole un topetazo de frente con sus pechos, siseando cuando las cuatro tetas impactaron ruidosamente, haciéndolas ver las estrellas. La argentina se arqueó contraatacando, pero la española tenía la iniciativa y, sintiendo su cuero cabelludo arder, logró entrelazar los dedos con los de su rival para liberar su cobriza melena y aliviar el dolor.
Julia lloraba, también, silenciosa, con cada nueva bofetada. La argentina tenía mano pesada y, para evitar nuevos ataques, inmovilizó su mano, entrelazando los dedos.
Ahora solo se empujaban con las panzas y los pechos, sintiéndose la una a la otra, sudorosa, jadeante y con los pezones enhiestos.
-Julieta es mía, gorda bollera. - espetó Julia sintiendo el aliento de Cynthia en su rostro, incomodándola y moviendo los hombros para que sus pezones oscuros doblaran a los de su rival.
-Gorda tortillera, ella es mía. - Respondió Cynthia devolviendo el movimiento, arrancándole un gruñido.
Las dos estrujaron las presas en sus manos tambaleando, un paso hacia adelante, otro hacia atrás, gruñendo, respirando pesadamente, y con el dolor de sus areolas arañadas por los durísimos pezones rivales. Los pechos se aplastaban comprimidos, arrancándoles quejidos y más lágrimas.
Española chupaconchas!
Argentina comecoños!
-Hija de puta!
-Hija de puta!
-Gorda de mierda! - Se gritaron al unísono y, frustrada, Cynthia le escupió en los labios a Julia, que recordando su primer encuentro con Julieta, sintió un escalofrío y se lo devolvió.
Ambas se detuvieron por un segundo, mirándose en silencio, a los ojos, examinándose, notando la paridad. Cynthia se relamió, provocándola y la volvió a escupir, atinándole en el labio inferior.
Julia, imitó su gesto, relamiéndose y ronroneando al tragarla, para luego escupirle de nuevo.
-¿Qué se siente besar a mi Julieta y saborear mi coño, argentinita? - la desafió Julia, respirando con los labios muy cerca.
- Te iba a preguntar lo mismo... Parece que te gusta, torta...- respondió susurrando, sintiendo un escalofrío ante sus alientos mezclándose y la cercanía de sus labios.
-La bollera eres tú, que tiene los pezones durísimos de frotarse con una hembra de verdad. - Espetó Julia, tomando la iniciativa, acariciando la nariz de la rival con la punta de la propia.
-Gorda tortillera... no paraste de mirarme las tetas y la boca desde que nos vimos en el bar. - Jadeó Cynthia, devolviéndola la caricia, sonriendo con maldad, mientras sus pezones doblaban los de la española, arrancándole un quejido.
-La tortillera eres tú, que no paraste de frotarte y buscar el roce entre nuestros pechos y labios. - Respondió Julia, tomando el guante y devolviendo el ataque, mordiéndose el labio inferior cuando los pezones se doblaron juntos.
-¿Qué te pasa, cerda? ¿Celosa de mis tetas superiores? - Gruñó Cynthia sonriendo, mordiéndose el labio inferior cuando los pezones oscuros de la española se volvieron a clavar en sus areolas.
-De eso nada, foca. - Julia no pudo reprimir un quejido y le dio un fuerte topetazo con los pechos, sintiéndolos doblarse en las areolas rivales.
-Vaca maloliente - escupió Cynthia, devolviéndole el golpe, haciéndolas gruñir a ambas sudorosas rivales.
Julia se lamió la escupida, sintiendo cómo su entrepierna comenzaba a latir y sus ombligos se buscaban, uniéndose al duelo entre sus pechos, para devolvérsela.
Cynthia recogió la saliva con la lengua y volvió a acariciarle la nariz con la punta de la propia, respirándole casi en los mismos labios, mirándola a los ojos, apretando fuertemente la presa entre sus manos y moviendo los hombros, ronroneando con el roce entre sus enhiestos pezones.
-¿Qué pasa, gallega? ¿Celosa de que Juli prefiere mis besos? - susurró casi rozando los labios, provocando escalofríos en ambas.
-¿Celosa de tí? Si yo ya me comía a Juli años antes que tú, sudaca. - respondió de igual manera, empujándola con sus pechos, gruñendo cuando los rosados pezones de la argentina horadaron sus areolas.
Por toda respuesta, Cynthia le robó un suave beso de pico, sonriendo confiada, con las palmas fundidas y los brazos abiertos en cruz a ambos lados.
Julia retrocedió sorprendida, pero al ver la sonrisa complacida en su rival, la acarició con la nariz y le devolvió el ósculo.
-Gorda de mierda...Juli es mía. - Susurró Cynthia, con los labios pegados a los de su enemiga, aflojando la presa entre sus manos.
-Sigue soñando, gorda puta. Ella es mía. - Replicó Julia, soltándole las manos, sin despegar sus pechos y labios de los de su odiada rival.
-Te odio, hija - chuick- de puta - susurró la argentina con un nuevo y provocador beso en los labios.
-Yo te odio-muack - más, furcia. - respondió Julia, sin achicarse.
Continuaron intercambiando suaves besos en los labios, apoyándose y empujándose con los pechos, sintiendo un delicioso dolor en sus pezones y areolas, comenzando a acariciarse la yema de los dedos, sin dejar de mirarse, cada una confiando en una victoria.
-¿Con esos besitos de quinceañera querés robarme a Juli, gorda tortillera? - susurró la argentina, amagando un mordisco, sintiendo cómo esta vez, sus timbres se doblaron juntos, cabeza a cabeza, haciéndolas gemir.
-No tienes con qué empezar, bollera argentina. - Replicó la dueña de casa, imitando su movimiento y plantándole un beso que ambas prolongaron, concentrándose en los suaves y cálidos labios enemigos.
Movidas por un nuevo y desesperado hambre, las dos sensuales mujeres separaron las manos y se abrazaron, fuertemente, por la cintura, complimiento sus pechos nuevamente, moviendo los hombros de derecha a izquierda, forzando nuevos roces entre sus enhiestos pezones, doblándose lateralmente, arrancándoles gemidos, mientras se respiraban echándose el aliento, con los labios muy juntos, acariciándose con la nariz, provocándose.
-Gorda -chuick-de mierda - muack- te odio- chuick- Cynthia gruñía al sentir los timbres de la española doblando los propios y le arrancaba suaves besos que Julia respondía debidamente.
-Bollera -chuick- calentorra -chuick - no -muack- eres - chuick- nada.
La argentina sintió un escalofrío y un hormigueo en su entrepierna cuando los labios de su rival pasaron al ataque.
Decidida a no perder la iniciativa, le mordió el labio inferior con suavidad, tironeando sensualmente, ronroneando, sin dejar de insultarla, respirando su aliento.
Julia tambaleó, sintiendo cosquillas en su vientre y un nuevo nivel de excitación. Recostándose en la pared, succionó el labio superior de su rival y ambas se prodigaron durante eternos minutos, con las manos acariciando las nalgas rivales, sintiendo cada una, el relieve de la otra, que nada tenían que envidiarse entre sí. Los pezones parecían fundidos, doblándose juntos, hundidos en las areolas.
Las manos de ambas fueron hacia el rostro rival, tomándose firmemente, mientras los labios comenzaban a librar su propio duelo, comiéndose, atrapándose y succionándose, sin por ello detener el íntimo contacto entre sus pechos, comenzando a gemir la una en la boca de la otra.