Oscuras relaciones (8)
Vidrios la penetro despacio introduciendo cada vez más su lengua, cuando paraba era solo para lamer el clítoris y la humedad que empezaba a expandirse, podía sentir el calor proveniente del interior de la humana, trago los fluidos que ella le regalaba y continuo penetrándola despacio.
Shadow aparco el envejecido armatoste en una de las calles del barrio mas rico de la ciudad, algunos transeúntes miraron con desconfianza y repugnancia la oxidada camioneta
-Linda verdad-
Dijo este tocando la camioneta y saludando a una mujer que vestía un enorme abrigo de piel.
Gabriel en el asiento del copiloto comprobó la espada que tenía en el bolsillo, era una de las armas favoritas de Shadow, se la había prestado para su cita con Bastiel de aquella noche, era pequeña como una navaja pero al sostenerla en la mano podía llegar a crecer unos treinta centímetros y cortar hasta el mármol más duro.
-Entonces-dijo el hechicero volteando a mirar a Gabriel-¿estás listo?-
Ni por asomo
-Estoy listo-
-Me sentiría más tranquilo si Vidrios hubiera ido contigo-
Refunfuño Shadow mirando hacia la parte trasera de la camioneta, luego de que el demonio apareciera y anunciara que los iba ayudar había vuelto a desaparecer.
-No necesito niñeras-
-Solo por protección-
-No la necesito-
-Okkk…
Gabriel salto del automóvil olfateando el aire, afuera la calle olía a flores y perfumes caros, “típico de Bastiel” pensó mientras se aproximaba a una entrada lujosa y custodiada por una belleza morena, el demonio no podía evitar ser tan banal y superfluo, tenía que demostrar su poder no solo con su fuerza física si no con su estatus social y dinero.
-Bienvenido Al Averno-
Dijo la mujer recibiéndolo con una deslumbrante sonrisa
-¿Esta en la lista?-
-Me están esperando-
-Su nombre-
Pero Gabriel no llego a decírselo, un hombre delgado apareció por la puerta
-Yo me encargo Patricia-
La mujer asintió y retiro la cadena cediéndole el paso.
-Por aquí por favor-
Gabriel siguió al desconocido por unas escaleras alfombradas de rojo e iluminadas tenuemente, la discoteca albergaba por lo menos a unas 400 almas, la música electrónica retumbaba por unos enormes parlantes distribuidos estratégicamente para lograr un mayor impacto, los cuerpos de los ricos y millonarios se entrelazaban en una danza lujuriosa, las mujeres iban vestidas como prostitutas aunque su ropa costara cien veces más que las de aquellas mujeres, Gabriel observo el lugar estudiando cada detalle en busca de peligro, pero solo vio humanos fornicando, hombres con mujeres, hombres con hombres, pequeñas orgias, mas allá un grupo esnifaba cocaína servida en el vientre de una rubia voluptuosa, asqueado por tanta depravación se concentró en el pequeño hombre que iba delante de él sorteando a los bailarines.
-Bastiel-
-Vamos a su oficina-
El pequeño hombre se movía con fluidos movimientos a pesar que su aspecto indicara que a las justas podía con el peso de su alma
“vampiro” pensó Gabriel al ver como las luces le iluminaron unos momentos la piel y pudo distinguir cada una de las azuladas venas que recorrían su cuello.
Tras salir de la pista de baile y caminar un poco más allá el hombre descorrió una cortina de terciopelo verde que revelo unas escaleras que daban hacia una especie de sótano.
-Bastiel lo está esperando-
Dijo el tipo señalando hacia las escaleras, Gabriel descendió y se encontró rodeado de botellas, sillas y mesas que ya no se usaban, palpo el arma que llevaba en los pantalones y continuo avanzando hasta que estuvo delante de una puerta, la abrió sin molestarse en tocar, la escena que vio lo dejo momentáneamente paralizado, Bastiel sentado en una silla con los pantalones en los tobillos, una mujer desnuda de cabellos rizados le mamaba la verga como si se le fuera la vida en ello, a su vez otro demonio la penetraba por el ano repetidas veces haciéndola gemir de placer, Bastiel no aparto su mirada del ángel mientras hundía una garra afilada en el cuero cabelludo de la mujer apremiándola a meterse más profundamente su miembro en la garganta, sonriendo ante la turbación del ángel, Bastiel empujo a un más la cabeza de la humana hasta que su testículos se contrajeron expulsando un líquido marrón espeso, la humana se relamió los labios hasta que no quedo ni una sola gota.
El demonio le dio unas palmadas en la cabeza como si se tratara de una buena mascota, se subió los pantalones y se acomodó la camisa dentro de ellos, recogió el saco del respaldar de la silla donde había estado sentado y se lo coloco, con los dedos se peinó la cabellera.
Sin mirar a la pareja que continuaban en lo suyo camino hasta donde estaba Gabriel petrificado
-La próxima toca la puerta antes de entrar caído-
Dijo Bastiel caminado por un corredor oscuro, Gabriel lo siguió sin decir ni una palabra
-Me alegro que hallas venido-
-No tenía otra opción-
-La verdad no-
Bastiel llego hasta una puerta y la abrió
-Después de ti-
Gabriel miro la oscuridad con recelo pero finalmente entro, Bastiel entro tras de él y cerró la puerta dejándolos sumidos en la oscuridad pero por poco tiempo, de pronto muchas luces se encendieron revelando un cuadrilátero, las cuerdas estaban hechas de piel, sangre reseca adornaba los muros al igual que el suelo, muchas sillas estaban ubicadas alrededor
-¿Qué hacemos aquí?-
-Oh, no te preocupes que no vamos a pelear, al menos no tú y yo-
Los sentidos de Gabriel se dispararon, algo muy malo estaba tramando aquel demonio
Bastiel fue a sentarse en una de las sillas cruzando una pierna sobre la otra, con la mano invito a Gabriel pero este no se movió.
-¿Quiero que luches en mi cuadrilátero?-
Dijo el demonio sacando una cajetilla de cigarros y un encendedor del saco
-¿Qué luche?-
-Así es, a mis clientes más exclusivos les gusta esta clase den entretenimiento, aunque en lo personal- Bastiel miro sin muchas ganas el cuadrilátero- prefiero unas buenas prostitutas
Gabriel no dijo nada se limitó a mirar lleno de furia al demonio vestido en traje Italiano que tenía en frente
-¿Entonces?-pregunto poniendo un cigarro en sus labios encendiéndolo-¿aceptas?-
-¿Qué pasa si digo que no?-
-Sera divertido Caído-
Gabriel no respondió
-Si no aceptas le hare una visita a “tu” humana-
Bastiel enfatizó con una ligera sonrisa el “TU”
-No la encontraras-
-Oh, es que acaso piensas que no la tengo vigilada, se lo importante que ella es para ti y lo provechosa que es para mí-
Gabriel permaneció rígido como una tabla, sin saber si creerle o no
-Marista tendrá sus trucos pero no podrá evitar que entre a su pequeña casita por mucho tiempo-
El cuerpo entero del ángel tembló, aquel bastardo seguía sus movimientos, sabía dónde estaba ella, y si él se negaba a participar en su juego era muy posible que fuera tras ella y la matara o algo peor
-Inmundo Demonio-
-Gracias…entonces aceptas ¿verdad?-
Como si tuviera elección
-Acepto-
-Perfecto, tengo una pelea programada dentro de una semana –
-¿Contra quién peleare?-
- No quiero arruinar la sorpresa-
Gabriel estaba a punto de salir cuando la voz de Bastiel lo detuvo
-Espero que no estés pensando en escapar y llevarte a tu humana contigo, hasta ahora eh tenido demasiada paciencia, si haces eso solo lograras que me ponga de muy mal humor, y a nadie le gusta eso-
Gabriel ni siquiera lo miro, no hacía falta verle la cara al demonio para saber que cumpliría su amenaza
-Hasta dentro de una semana-
Vidrios se encontraba sentado en la rama de un árbol escondido en las sombras, desde aquel punto podía ver la cocina de la pequeña cabaña, Tiffani había aparecido por esa ventana solo un par de veces pero fue todo lo que basto para que él se sintiera bien sabiendo que estaba a salvo, Marista no era un demonio ni un ángel pero podía dar una buena pelea a quien se le enfrentase, había sido una buena idea que la trajeran aquí.
El permaneció por horas sentado ahí sintiendo la presencia de Tiffani, cuando se concentraba lo suficiente podía captar su corazón latir acompasadamente y percibir ese olor dulce de ella, la verga se le ponía dura por recordar el sabor de sus labios, la suavidad de su piel cremosa y el olor de sus cabellos rubios, de pronto se dio cuenta que se sentía débil, la última vez que se había alimentado había sido semanas atrás en ese lugar a donde le había llevado Tiffani, él sabía que debía recuperar sus fuerzas, pero no quería irse de ahí, y mucho menos tener que estar con otras mujeres que no fueran ella, pero si quería estar fuerte y protegerla no tenía otra elección, además dentro de poco irían donde las Videntes y necesitaba de toda su energía para poder enfrentarlas.
Resignado se desmaterializo hasta la ciudad, exactamente a la zona más pobre y peligrosa , unos cuantos narcotraficantes lo miraron con mala cara mostrando las armas que llevaban, Vidrios sonrió condescendiente, aquellos juguetes solo conseguirían hacerle cosquillas en la piel, continuo su camino hasta que encontró lo que buscaba, mujeres con escasa ropa que vendían su cuerpo por unas cuantas monedas, muchas le lanzaron miradas esperanzadas, pero el no reparo en ninguna, por fin su atención se centró en una esquina, el cuerpo de la mujer era completamente natural a diferencia de sus colegas que ostentaban grandes pechos de siliconas, esto fue lo que hiso que Vidrios se fijara en ella, iba vestida con una micro falda negra y un top que le cubría a duras penas los pechos, las botas de tacón muy usadas se paseaban de un lado a otro esperando al próximo cliente
-Hola-
El saludo parándose a su costado, la mujer se sobresaltó pues no lo había escuchado aproximarse
-Hola-
-¿Estas libre?-
La mujer lo miro de pies a cabeza, en sus ojos había sorpresa
-Estoy libre-
Contesto sin dejar de mirarlo
-¿Dónde podemos estar cómodos? -
-Hay un hotel a la vuelta de la calle-
-Vamos-
La siguió caminando unos pasos atrás, se sentía nervioso, era la primera vez que le pagaría a una mujer por tener relaciones, el jamás hacía eso, siempre iba y seducía a humanas, las engatusaba y luego de terminar con ellas las dejaba sin mirar atrás, más de una lo había llamado y suplicado para que no la dejara pero al obtener lo que necesitaba perdía el interés, pero ahora no sentía correcto hacer aquello, no teniendo a Tiffani en su cabeza, era mejor contratar a una profesional.
El hotel era un edificio que apestaba a desechos humanos y sexo, Vidrios fue hasta la recepción donde le atendió una anciana sin dientes, luego de pagar por la habitación le entregaron unas llaves, el volteo para pedirle a la mujer que lo siguiera pero ella ya estaba subiendo las escaleras, fue tras ella y no pudo dejar de contemplar un trasero pequeño pero firme y redondo, se le hiso agua la boca, a instante vino a su mente la dulce e inocente cara de Tiffani, se aclaró los pensamientos y se recordó que solo estaba ahí para recuperar fuerzas y no por placer.
Una vez dentro de la habitación Vidrios se quedó parado observando todo y sin saber que hacer exactamente, no tenía que seducirla, no tenía que convencerla ni usar sus juegos mentales para reducirla y que lo acepte, a decir verdad tendría que ser más fácil de esta manera pero puesto que él no estaba acostumbrado no sabía cómo proceder.
-Puedes pagarme para romper el hielo-
-Si claro perdón-
-El saco un billete de 200 y se lo entrego-
-Con esto tienes para dos horas-
No le tomaría tanto
-Está bien-
-Solo tengo dos reglas-
Dijo la mujer empezando a sacarse el pequeño top por encima de la cabeza
-Nada de besos en los labios-
Dejo caer el top aun lado y continuo con la falda, se la desabrocho y la dejo caer a sus pies
-Nada de golpes-
Solo se quedó en unas minúsculas bragas color negro, no llevaba sujetador , sus senos eran medianos de puntas tan sonrosadas que parecían rojas, el aire hiso que los pezones se le pusieran duros, Vidrios tuvo que tragar saliva ante aquella imagen, su cuerpo era delgado sin curvas muy pronunciadas, el vientre totalmente plano, quizás demasiado ya que podía distinguirle las costillas, en los brazos tenia señas de moratones al igual que pinchazos, el rostro de la mujer a pesar de las sombras bajo los ojos y el excesivo maquillaje no dejaba de ser hermoso, tenía la nariz pecosa y esto le recordó a Vidrios las fresas.
-Ven-
dijo ella recostándose en la cama y sacándose las bragas, a Vidrios se le pusieron las rodillas como gelatina al ver el sexo depilado, solo tenía un poco de vello en la parte superior, y a él le encanto, era de un color rojizo, debía ser pelirroja, pero el cabello era rubio corto, ”quizás una peluca” pensó, la mujer al ver que no se acercaba se puso a cuatro patas tentándolo, pero él no avanzó ni medio milímetro, ella pareció darse cuenta de algo y se volvió a sentar
-¿Es tu primera vez con una prostituta?-
Tan obvio había sido, podía decirle que no para no herir su ego de macho demonio de la lujuria pero decidió que por primera vez en su larga existencia seria sincero
-Lo es-
Ella entrecerró ligeramente los ojos
-Por qué hombre como tú le tiene que pagar a alguien como yo-
-¿A qué te refieres?-
Ella se acomodó cruzando las piernas y poniendo los brazos por encima de sus pechos
-Me refiero a que, mírate, eres un hombre muy guapo, muchas mujeres deben hacer cola para estar contigo para que pagar a una puta-
Vidrios capto algo de tristeza en aquellas palabras, se despreciaba así misma
-En estos momentos- dijo el acercándose hasta la mujer y arrodillándose frente a ella-prefiero a una profesional-
Con una mano le retiro los brazos y le masajeo uno de sus pechos, la garganta de la mujer produjo un gemido y cerró los ojos entregándose a las caricias, Vidrios se acercó al otro pecho y succiono la punta, paseo su lengua alrededor de la carne endurecida y mordió ligeramente, la mujer abrió automáticamente las piernas para recibirlo, él se acomodó y la tomo por la cintura para atraer su cuerpo más cerca a sus labios, la verga le latió dolorosamente mientras crecía en el interior de sus pantalones, pero no la iba a penetrar solo le daría placer a ella hasta que llegara al orgasmo y así tener aquella preciada energía de la que se alimentaba, no se permitiría poseer a una mujer que no fuera Tiffani. Una de sus manos se deslizó por las piernas de la mujer hasta el centro de su ser, con un solo dedo masajeo superficialmente los labios vaginales, las piernas le temblaron ligeramente ante el contacto del dedo, y suspiro un quejido que fue música para los oídos de Vidrios.
-¿Cómo te llamas?-
Le pregunto el separándose momentáneamente de uno de los pezones
-Tasha-
Dijo esta sin abrir los ojos y mordiéndose los labios
-Tu verdadero nombre-
Ella abrió los ojos algo turbada pero Vidrios introdujo un dedo en su interior distrayéndola
-María-
Respondió sin saber muy bien porque le decía su verdadero nombre
-Es un bonito nombre-
-Lo odio-
Dijo ella echando para atrás la cabeza al sentir otro dedo entrar
-¿Por qué?-
-Es el nombre de la virgen-
Odiaba su nombre porque le recordaba todo lo que ella no era, una vez más se sintió confusa por las cosas que salían de sus labios, ¿Por qué le decía la verdad aquel extraño tipo?
Vidrios la tomo por el interior de los muslos y le levanto las piernas, se las doblo hasta que sus rodillas le tocaron el pecho, olio el embriagador aroma de la excitación, sin poder reprimirse más acercó sus labios aquella carne trémula, María dio un respingo al sentir la lengua recorriendo su vagina, era deliciosa, dura como un miembro, suave y resbaladiza, gimió aferrándose a la cama cuando la punta se introdujo en su ser.
Vidrios la penetro despacio introduciendo cada vez más su lengua, cuando paraba era solo para lamer el clítoris y la humedad que empezaba a expandirse, podía sentir el calor proveniente del interior de la humana, trago los fluidos que ella le regalaba y continuo penetrándola despacio.
Si aquel hombre seguía así ella iba a tener un orgasmo en cualquier momento, eso nunca le pasaba, María no tenía orgasmo con sus clientes, a decir verdad ella no tenía orgasmos con nadie, empezó a ponerse nerviosa y levanto la cabeza para poder ver aquel hombre entre sus piernas, aquellos ojos negros le devolvieron la mirada, tenía la cara húmeda por sus líquidos, pero eso no parecía importarle, al contrario parecía gozar, él le sonrió y luego se relamió los labios.
-Sabes delicioso-
Ella estaba a punto de decirle que no hacía falta que se pusiera chulo cuando sintió tres dedos dentro que se movían con velocidad entrando y saliendo, luego los labios del hombre se dedicaron a succionar su clítoris mientras la lengua se movía en círculos alrededor produciéndole un ligero dolor combinado con un tremendo placer.
Vidrios sintió el calor que empezaba a emanar de la humana, su orgasmo estaba próximo, el chapoteo producido por sus dedos al entrar y salir de ella le mandaba descargas eléctricas directo al miembro que se retorcía como un animal hambriento en sus pantalones.
María empezó a sentir un calor abrazador abajo, jamás nadie había conseguido eso , ella solo tenía orgasmos masturbándose, con sus clientes fingía porque eso le representaba unas monedas extra, no había nada más satisfactorio para un hombre que pensar que podía satisfacer a una puta, pero en este caso no mentía, unas cosquillas se cebaron de su centro haciéndola retorcerse sin control contra la cama, temerosa por la sensación que era diez veces más buena de lo que ella misma se producía abrió los ojos desmesuradamente, no era posible, iba…iba a… fue entonces que no aguanto más, los sonidos cesaron, apretó los ojos con fuerza y explosiono, fue como si el alma se le saliera por unos momentos y volviera a entrar en su cuerpo, estaba en perfecta armonía con todo, el interior de su cuerpo dio los últimos espasmos antes de caer completamente laxa sobre la cama, respiraba con dificultad pero estaba feliz.
Vidrios se quedó quieto absorbiendo hasta lo último de aquella energía, aquel orgasmo había sido feroz y a la vez muy poderoso, eso solo ocurría cuando una mujer sentía placer por primera vez , pero eso era imposible, ella no era virgen, al contrario era un prostituta, a menos que…
María aun no recuperaba sus fuerzas cuando Vidrios se puso de pie y rodeo la cama para sentarse cerca de ella
-María-
Ella abrió un poco los ojos sintiéndose muy cansada
-¿Qué?-
-Nunca habías tenido un orgasmo ¿verdad?-
Se quedó lívida, era imposible que el pudiera haberse dado cuenta de eso
-¿Qué?, de que hablas-
Dijo ella a la defensiva sentándose en la cama y recogiendo las piernas hasta su pecho, la miro con ternura, definitivamente este había sido su primer orgasmo
-Después de todo honraste tu nombre Virgen María-
Se quedó pasmada con la boca ligeramente abierta por la sorpresa
-Gracias por todo-
Agradeció el antes de salir de la habitación
Tiffani tenía que reconocer que después de todo Marista no era tan mala, era cierto que era una mujer arisca y reservada pero también era compresiva y amable. Habían hablado muy poco, Marista había preguntado qué era lo que ocurría entre Gabriel y ella, Tiffani le conto como se conocieron y todo lo que paso después, bueno no exactamente todo, salto las partes donde Gabriel la tomaba entre sus brazos haciéndola perder el control de sus emociones, Marista había escuchado atenta y luego de hacerle algunas preguntas sobre Bastiel que Tiffani no pudo responder por que no tenía ni idea retorno a sus quehaceres.
Tiffani se pasó el día sentada junto a una de las ventanas observando el bosque, por momentos le parecía distinguir una extraña sombra a lo lejos, pero se lo atribuyo a su fatiga y a su enorme imaginación, fue hasta que Marista la encontró dormida apoyada contra la ventana que la mando a dormir a su cama, Tiffani se negó rotundamente alegando que estaría más cómoda en el sofá, Marista no se comió el embuste y con una mirada severa le pidió que no la contradijera, Tiffani no volvió a decir nada y subió al altillo, que tal y como se había imaginado era la habitación, solo se trataba de un colchón en el suelo cubierto por piel de animales, Tiffani se sintió arrullada por la suavidad de las pieles y se durmió al instante.
Marista se quedó escuchando a la humana hasta que su respiración se hiso profunda, se puso un abrigo encima y salió al bosque, se internó un poco en la vegetación sin perder de vista su pequeña cabaña, luego silbo, era una melodía suave, lo repitió un par de veces hasta que unos arbustos se agitaron
-Rernark-
Dijo sonriendo y abriendo los brazos, un caballo negro se aproximó a ella y poso su enorme cabeza en uno de sus hombros
-Me imagino que has visto que tenemos visita-
El caballo pateo un poco el suelo a manera de afirmación
-Sera mejor que permanezcas oculto en el bosque hasta que ella se halla ido, ya sabes por precaución-
Acaricio la crin del animal con suaves movimientos descendentes
-Permanece alerta Rernark-
El caballo emitio un bufido furioso
-La tenemos que proteger, es especial lo puedo sentir-
Marista le dio un ultimo abrazo a Renark y retorno a la cabaña, la humana seguía profundamente dormida, ella fue hasta la cocina y aparto una alfombra vieja del suelo, ahí había una trampilla, la levanto con cuidado de no hacer ruido y descendió por los cuatro peldaños, una única lámpara iluminaba el lugar, Marista avanzó hasta lo profundo donde descansaba un baúl de piel adornado con piedras preciosas y oro, metió una llave en la ranura y lo abrió, reviso cada arma que tenía guardada, comprobó los filos de sus espadas y navajas, después tomo su armadura y la levanto para cerciorarse que no tenía alguna magulladura o agujero, satisfecha volvió a subir a la cocina, cerro la trampilla y coloco nuevamente la alfombra en su sitio.
Sus instintos le decían que algo malo se avecinaba, no solo era el demonio Bastiel, algo más acechaba desde las sombras y todo señalaba que ese algo iba tras la humana.
Tenía que ponerse en forma y entrenar, sus tiempos de guerrera habían terminado hacia siglos, pero una vez más los dioses le sonreían y le ponían una nueva misión delante, protegería a la humana hasta que el último aliento de su cuerpo la abandonara
-¿Dónde viven las videntes?-
Pregunto Vidrios chupando una piruleta, Gabriel tuvo que aguantar el impulso de voltear y ahorcarlo, los había echo esperar por dos horas.
-En otra dimensión -
Explico Shadow tomando unas pequeñas dagas y escondiéndolas en el interior de su chaqueta
-¿Iremos por un portal?
Pregunto Gabriel cruzando los brazos sobre el pecho, sus enormes brazos se abultaron bajo la camiseta blanca
-Así es, hare un portal temporal –
Vidrios observo al hechicero acomodarse la última daga en un bolsillo, definitivamente él era muy poderoso no cualquiera podía hacer un portal
-Cuando estemos ahí yo seré el que hable, ofreceré a Vidrios como pago y formulare las preguntas, ellas trataran de provocarnos con sus palabras-Shadow miro a Gabriel-así que tenemos que controlarnos-
Tomo una navaja de plata y con velocidad corto el brazo de Gabriel y antes de que el protestara hiso lo mismo con el de Vidrios.
-Esto le dará más fuerza al portal-
Sujeto la navaja entre ambas manos mientras susurraba palabras en un idioma desconocido, su frente se llenó de pequeñas gotas de sudor que le bajaron por las mejillas.
-Ahí vamos-
Dijo antes de enterrar el arma en pared
Tiffani había despertado de un sueño reparador, la oscuridad reinante la desubico, se puso de pie un poco mareada por dormir tanto y miro por encima de la barandilla del altillo, no vio a Marista por ningún lado, despacio bajo por la escalerilla y miro por la cocina, ni un rastro de la mujer, se abrazó así misma sintiendo frio, un movimiento afuera llamo su atención, lentamente se acercó a la ventana, Marista se hallaba fuera cortando madera, la mujer era fuerte en todos los sentidos, sus brazos tenían ligeros músculos que se contraían con cada hachazo que daba, tenía el largo cabello sujeto en una cola de caballo, estaba muy concentrada en su tarea, con asombro observo que tenía el equivalente a cinco arboles cortados en pequeños pedazos a su alrededor.
Tiffani fue hasta su maleta que aun descansaba al lado de la puerta donde la había dejado Gabriel, de pronto su corazón se comprimió dolorosamente, el solo pensar en el ángel le producía dolor y placer mezclados, debía sacárselo de la cabeza. Luego de abrir la maleta y tomar una chaqueta gruesa salió al exterior, el aire gélido de la madrugada la hiso tiritar.
-Está haciendo frio deberías entrar-
Tiffani no respondió y ser acercó más a la mujer
-Me siento culpable por quitarte tu cama-
-Ya te dije que no tengo problema en dormir en el mueble-
Se quedaron en silencio unos momentos, solo se escuchaba el silbido del hacha al ser agitada por el aire y aterrizar sobre la madera que se partía en dos, pero algo sucedió en ese momento, Marista dejo de cortar y se quedó mirando el vacío, sus puños se cerraron con fuerza .
-Entra-
Le ordeno con un gruñido
-¿Qué sucede?-
Pero Marista no tuvo tiempo de responder, algo la lanzó por el aire y termino estrellándose contra la parte frontal de la cabaña, Tiffani grito horrorizada, en ese momento tres siluetas oscuras tomaron forma frente a ella.
-Nos volvemos a encontrar humana-
Bastiel sonreía satisfecho observándola
Atrás se escuchó un rugido, Marista se había puesto de pie y sostenía el hacha, en su rostro había una cólera demencial que transfiguro sus delicadas facciones en una máscara terrorífica.
-Sera mejor que te marches demonio-
Su voz tampoco era la misma, era como una especie de rugido
-No me provoques Valquiria, no quiero hacerte daño, solo dame a la humana y te dejare en paz-
¿Valquiria? Tiffani no reconocía ese nombre, pero sus sospechas quedaron resultas, Marista no era una humana común y normal, ella también era distinta.
-Tu no me provoque demonio, sabes que tengo muy mal carácter-
-Lo sé, es por eso que eh traído algo para intercambiar-
Tiffani miro a Marista y se quedó de piedra, la mujer estaba pálida y todo rastro de cólera se había desvanecido para dejar en su lugar miedo, desde el fondo del bosque se escuchó el relinchar de un caballo furioso, Marista callo de rodillas sin poder creerlo, habían apresado Rernark.
-La humana por tu hermano-
Tras unos segundos interminables Marista miro a Tiffani, en sus ojos había una infinita tristeza
-Lo siento-
Dijo apartando los ojos de la humana
-Atrápenla-
Ordeno el demonio a sus acompañantes, en ese momento Tiffani supo que estaba perdida
Continuara…