Oscuras relaciones (4)

Una mujer de cuerpo escultural a cuatro patas gritaba aferrándose a las sabanas, Vidrios tras de ella bombeaba a una velocidad imposible...

(Intentare no demorarme tanto de capitulo en capitulo pero por favor entiendan que también tengo que trabajar , tengo novio y una vida social…jejejeje… sori10, me alegro que te hallan gustado los relatos y este lo termine en tiempo record solo por ti jajajaja un beso a todos y gracias por los buenos comentarios)

Y la escena va así…

Vidrios enarca una ceja mientras la mujer grita incontrolable desde la tina tratando de cubrirse los pechos con un brazo y el sexo con una mano.

Los gritos femeninos normalmente no son un problema para el sobre todo si dicen su nombre entre gemidos de éxtasis, pero en este caso la vocecilla chillona de la muchacha lo irrita.

Han pasado aproximadamente cinco minutos y Vidrios se asombra de que la mujer aun tenga fuerzas para seguir gritando y vociferando maldiciones que no llega a comprender pero se imagina que van dirigidas mas a su madre que a el mismo.

Se da cuenta que no debe ser nada placentero ser sorprendida por un extraño sentado en tu inodoro observándote desnuda, así que opta por cerrar los ojos y darle algo de privacidad para que se calme y deje de gritar.

Han pasado otros cinco minuto y Vidrios aun puede escuchar los gritos que ahora más de sorpresa son de de indignación, no se puede explicar cómo las cuerdas vocales de la mujer no han estallado de tanto gritar, decide por el bien de sus oídos taparlos con las manos manteniendo los ojos cerrados.

Por fin el griterío ah cesado, se anima a abrir un ojo para ver si todo está en calma y así poder explicarle el por qué de su presencia, pero no alcanza a explicar nada, en milésimas de segundo ve algo contundente acercarse con velocidad a su rostro, solo logra distinguir algo que debe ser un pequeño banco, la mujer lo agita por el aire con ira hasta que el objeto le da de lleno en la cabeza mandándolo a la tierra de los sueños.

Fin…

-Ey despierta…Ay por dios espero no haberlo matado-

¿Quien era ese extraño?, algo en su interior le decía que tenía que ver con el medallón que le entrego Shadow.

-¡Vamos despierta!-

Impaciente le di un par de suaves cachetadas, el extraño gruño intentando abrir los ojos y ponerse de pie.

-Casi me matas-

Refunfuño tomándose de la cabeza con ambas manos como si sintiera que el cráneo se le iba a partir en dos, y posiblemente así fuera, le había pegado fuerte.

-¿Quién eres y que haces aquí?-

-Que te parece si primero me fijo si no tengo ninguna contusión cerebral y luego seguimos con las mil preguntas-

Lo observe incorporarse del suelo mientras se cogía la cabeza como sersiorandose de que no hubiera ninguna herida abierta.

Con  un bufido de frustración  fui a la cocina, en la nevera había algunos bistecs congelándose, tome uno y retorne al baño donde el extraño aun permanecía sentado en el suelo haciendo muecas de dolor.

-Toma-

Le ofrecí tendiéndole el pedazo de carne congelada

-No tengo hambre-

-No seas estúpido es para el golpe-

Le dije poniéndole la carne en la frente donde se formaba un feo chinchón purpura.

-Ahora si me puedes decir quién eres y que haces aquí-

El hombre enarco una ceja mirándome con un solo ojo, el otro estaba cubierto por la carne.

-Mi nombre es Vidrios, y fui traído aquí por ti-

-¿Por mi?-

Retrocedí un  poco dejando caer la carne que el recogió al instante volviéndola a poner en su frente.

-El medallón recuerdas-

Mire alrededor buscando la joya, lo encontré tirado a un lado de la bañera, al tomarlo me di cuenta que la negra piedra ovalada ahora era de un color blanco traslucido.

-Estas tratando de decir que saliste de aquí-

Señale el artilugio con desconfianza, el asintió para luego hacer otra mueca de dolor

Bueno ahora sí que las cosas se habían tornado de extrañas a raras a totalmente “zona desconocida”, pero pensándolo mejor después de todo lo que había sido testigo en cuestión de días, una persona saliendo de un medallón no parecía tan descabellado.

-¿Se supone que tú me cuidaras?-

Pregunte algo dudosa y poniendo cara de “si claro como no”, sobre todo al observarlo detenidamente, era muy delgado, debía tener un diecisiete años, el cabello negro le caía en una cola larga por la espalda, la piel pálida se pegaba a los huesos de la cara, sus ojos de un negro profundo tenían sombras amoratadas alrededor, como si no hubiera dormido por una semana.

-Creo que tengo más oportunidad cuidándome sola…sin ofender claro-

Vidrios me observo desde el piso embaldosado

-No te dejes guiar por las apariencias humanas-

Su voz fue una advertencia

-¿Te has mirado al espejo de causalidad?-

Le pregunte, era más una pregunta retorica pero el al instante se puso de pie como si en realidad no se hubiera mirado al espejo, dando tumbos aun mareado por el golpe llego hasta el espejo de encima del lavabo, y si yo había gritado fuerte él me supero.

-¿En qué año estamos?-

Pregunto tocándose la cara, estirándose la piel, volteando el rostro para estudiar su perfil, como si mirándose de lado fuera a cambiar su juvenil y débil aspecto.

-Dos mil once-

-¡¿QUE?!-

Ahora el muchacho se estudiaba el cuerpo, mirándose las manos, el pecho y para mi sorpresa cuando miro dentro de los pantalones los ojos casi se salen de sus cuencas.

-¿No está ahí?-

Le pregunte temerosa de que en verdad no estuviera ahí

-Ese hijo de puta de Shadow me ah tenido encerrado cien años-

Se quejo lloriqueando y observando dentro de sus pantalones

¡Cien años!, wow, entonces qué edad tenia verdaderamente este muchacho, y sobre todo, cuantos años tenía Shadow que solo daba la apariencia de haber cumplido recién los cuarenta, pero una vez mas de que me sorprendía, en este mundo de demonios y ángeles todo era posible.

-¿Cuántos años tienes entonces?-

Vidrios apretó los ojos y dejo de mirarse la entre pierna

-Tengo un siglo-

-UN SIGLOOO-

-Así es humana…y este- se señalo el cuerpo con ambas manos-no es mi verdadero yo, yo soy magnifico con grandes músculos y dotado de…-se miro una vez más la entrepierna suspirando-dejémoslo en bien dotado.

Apesadumbrado se sentó en el inodoro

-Bueno no estás tan mal-

Le dije en tono amable tratando de animarlo pero él me devolvió una mirada asesina

-El maldito de Shadow me ah tenido en ayunas, es por eso que mi cuerpo ah perdido su magnificencia, otra seria la historia si todos estos años hubiera sido alimentado-

-¿No has comido por cien años?... ¿como has sobrevivido?-

-No me refiero a comida-

-¿Entonces?-

-Soy un demonio del sexo-

Explico poniéndose de pie y saliendo del baño, lo seguí por el apartamento hasta llegar a una de las ventanas, el se recostó en el marco y emitió un largo suspiro mientras observaba a la calle.

-Yo me alimento del sexo, del éxtasis que le produce a los humanos un orgasmo, esa energía me nutre, me alimenta, pero al no tener sexo mi cuerpo se reduce, y se convierte en lo que ves-

Me quede mirándolo unos instantes hasta que me di cuenta que solo traía la toalla de baño y el cabello húmedo goteaba por el suelo.

-Espérame un segundo que me iré a cambiar-

El no respondió pero tome su suspiro como un sí. Me puse lo primero que encontré, un buzo viejo una polera aun más vieja y unas zapatillas de andar por casa, me frote el cabello con la toalla hasta que casi quedo seco, una mirada rápida en el espejo me indico que mi aspecto no era para nada sexy, y así lo quería, si era verdad lo que Vidrios decía, habían pasado cien años desde la última vez que estuvo con una mujer, y yo no quería ser vista como una posible candidata para recobrar energías.

Salí de la habitación y lo encontré en la misma posición donde le había dejado

-Vidrios no te ofendas, pero si dices que tu energía proviene del sexo y que hace mucho que no lo haces, eso quiere decir que estas débil y que no me vas a poder proteger-

No quería sonar egoísta pero se suponía que su propósito para estar aquí era mi protección. Vidrios salió de su entumecimiento mental y me dedico una amplia sonrisa que lo hiso ver aun más joven.

-Es verdad que estoy un poco débil pero igual te protegeré-

-Gracias-

Le dije desde el fondo de mi corazón, pensar en Bastiel y sus “amigos” me erizaba la piel, y pensar que había alguien o mejor dicho un demonio como el cuidándome me hacía sentirme no del todo desvalida.

-Que te parece si me dices de que te tengo que proteger será bueno que me haga una idea-

El estado de ánimo de Vidrios mejoro un poco, camino hasta el sofá y se sentó estirando el cuerpo

-Es más bien un quien que un que-

-¿Entonces quien?-

-Es un demonio, su nombre es Bastiel, no te puedes imaginar lo que…

Vidrios se puso tan blanco que parecía a punto de desmayarse

-Bastiel dijiste-

Pregunto en voz baja y de ultratumba

-Si-

-Necesito energías, muchas energías, ese demonio no es cualquier demonio, y me supera en fuerzas-

Temblé al escucharlo admitir que era más débil que Bastiel, como demonios me había dado Shadow un demonio sin fuerzas, era el colmo.

Vidrios me observo alzando una ceja y mirándome de pies a cabeza

-Ah no, ni lo pienses, a mi no me mires-

Le advertí cruzando los brazos con fuerza contra el pecho

-Entonces no tendré oportunidad si aparece Bastiel, no estoy lo suficientemente fuerte y nos matara a ambos-

Mierda, mierda, mierda, no podía hacer lo que me pedía, acostarme con él solo porque necesitaba energías, era una completa locura, sin embargo si lo que necesita era sexo para recargar sus duracell, eso lo podía solucionar.

-Iremos a solucionar tu problema de energía-

Le dije tomando las llaves y la billetera

-¿Enserio?-

Pregunto, sus ojos se iluminaron esperanzados

-Si, vamos, te llevaré a un sitio donde podrás obtener bastante energía-

Le guiñe un ojo abriendo la puerta y pasándole una chaqueta ancha

-Ponte esto no puedes salir medio desnudo-

Se miro el torso y sonrió aceptando la chaqueta que se puso al instante

-Vamos-


Aun no podía creer lo que estaba haciendo, llevaba a un demonio del sexo a un night club para que se follara a una prostituta y así recargara sus energías demoniacas para que me pudiera cuidar, una cosa de locos definitivamente, pero casos extremos requieren medidas extremas.

El encargado de la puerta nos lanzo una mirada reprobatoria

-No se aceptan menores de edad-

Dijo cerrándonos el paso y mirando de pies a cabeza a Vidrios

-Oh bueno vera, el es mayor de edad pero hemos olvidado su identificación, ¿no será suficiente con la mía?-

Trate de sonar sensual y persuasiva, pero recordé lo que vestía

-Sin identificación no entra-

-Espera creo que si la traje-

Mire de reojo a Vidrios poco convencida de lo que iba hacer, si en verdad era cierto que llevaba cien años encerrado en un medallón era poco probable que tuviera identificación

Pero valla sorpresa cuando saco de uno de los bolsillos de la chaqueta un pequeño papel y se lo paso al portero, este lo estudio unos segundos y se hiso a un lado para dejarnos entrar.

-¿De dónde salió eso?-

Le pregunte sorprendida a penas entramos al lugar

-Solo mire un minuto el papel que tú le diste y lo copie exactamente igual solo que con mi nombre-

-¿Magia?-

-Algo así…ahora vamos que tengo hambre-

Los ojos de Vidrios recorrieron el lugar, las mujeres semi desnudas se contorsionaban al compas de la música.

-Si puedes copiar esto igual como hiciste con mi identificación podrás tener a muchas de estas-

Le dije mostrándole un billete de cien y señalando a la multitud de mujeres

-No hay problema-

Miro unos instantes el billete y al instante saco tres billetes del bolsillo idénticos

-Genial-

Dije abriendo tanto los ojos y pensando en todas las posibilidades de ese don tan maravilloso y útil

-Que empiece la fiesta-

Vidrios camino hasta el escenario y tomo asiento en una de las mesas, lo seguí algo intimidada por todas las miradas de estupor dirigidas a mí, era obvio que no era común que una mujer de afuera viniera a ver el espectáculo.

Una camarera cubierta solo por un vestido hecho de perlas se acercó a nuestra mesa

-¿Desean algo de beber?-

Nos pregunto mirándome exactamente de la misma manera que el resto

-Lo más fuerte que tengan-

-¿Dos vasos de whisky?-

Pregunto observando a Vidrios sin darle mucho crédito

-Mejor que sea la botella entera-

Dijo este sacando los billetes y dándoselos a una sorprendida camarera

-Por supuesto señor-

Respondió servil con una enorme sonrisa

-Este lugar es muy bueno-

La cabeza de Vidrios no dejaba de moverse de lado a lado mirando los cuerpos bien formados de las mujeres al pasar, al parecer la camarera había corrido la voz de que en esta mesa había dinero, puesto que todas las muchachas le sonreían seductoras al pasar a su lado.

La camarera llego pronto con la botella y dos vasos

-Si necesita algo no dude en llamarme-

Dijo en tono sugestivo antes de irse

Luego de una hora nuestra mesa tenia a tres muchachas sentadas una en cada pierna de Vidrios y otra a mi lado, ninguna me prestaba mucha atención, yo solo me limitaba a beber y esperar a que se decidiera por una de ellas.

-Tiffani, me esperarías uno momentos-

Vidrios se había puesto de pie y las mujeres junto con él, todas reían tontamente abrazándolo

-Claro-

Le respondí contenta de que por fin se hubiera decidido, aunque grande fue mi sorpresa al verlo que no solo se llevaba a una si no a las tres.

Si eso quería decir más energía, mas fuerzas, por mi estaba bien.

El tiempo paso, y paso y paso, ya casi eran las cinco de la mañana y Vidrios no aparecía por ningún lado, cansada y con sueño entre por donde le había visto desaparecer con sus acompañantes, un largo corredor con varias puertas fue lo que encontré al pasar una cortina de cuentas, el olor a sexo era penetrante a pesar del olor fuerte a desinfectante.

Ahora que podía hacer, ¿tocar de puerta de puerta?, pero gracias al cielo no fue necesario, solo había dado dos pasos cuando un gemido potente llamo mi atención, mi instinto me decía que tenía que ir donde más ruidos de placer escuchara y así lo hice, avance por el corredor hasta la última puerta, esta se abrió un poco y pude ver por la rendija un espectáculo que jamás me hubiera imaginado.

Una mujer de cuerpo escultural a cuatro patas gritaba aferrándose a las sabanas, Vidrios tras de ella bombeaba a una velocidad imposible, otra mujer en la misma posición que la anterior y con el mismo tipo de cuerpo solo que de pelo negro era penetrada por los dedos de este, y la tercera en las misma posición que las anteriores penetrada por la otra mano, todo era una perfecta coordinación de movimientos de pelvis, manos y gemidos femeninos.

Pero mi consternación fue aun mayor al ver que el cuerpo de Vidrios ya no era debilucho, al contrario, los músculos se empezaban a hinchar, la cara se hacía más angulosa y apuesta.

Él le daba todo un nuevo significado al sexo como terapia medicinal.

Aclarándome la garganta sonoramente y desviando la mirada de aquel espectáculo toque la puerta, los gemidos no cesaron pese a mi interrupción

-Dame dos minutos-

Dijo Vidrios con la respiración agitada y dando caderasos violentos que arrancaron un nuevo coro de quejidos, gritos y gemidos.

Dudaba que solo fueran dos minutos lo que necesitaba pero no me quedaba más remedio que esperar

Apenas había dejado aquel largo pasadizo cuando la figura satisfecha de Vidrios apareció tras de mí, me alzó en brazos y giro conmigo lleno de felicidad

-Gracias Tiffani-

Su voz era profunda y ronca, nada que ver con la endeble voz de hacia unas horas atrás

-De nada-

Sonreí alegre por haberlo hecho feliz, aunque para eso hubiera tenido que traerlo a un prostíbulo mal oliente.

-Me siento renovado, ya había olvidado lo que era sentir el calor de una mujer-

-O de tres-

Comente aun sonriente

-O de tres-

Estuvo de acuerdo dando una fuerte carcajada que sacudió su poderoso cuerpo.

Ya casi amanecía cuando salimos de aquel lugar, los parpados se me cerraban por el cansancio de dormir poco y de toda la tención acumulada, ya no podía faltar mas al trabajo así que solo tendría unas cuantas horas para recuperar fuerzas.

-Estas cansada-

Dijo preocupado deteniéndose frente a mí

-Lo estoy-

Di un gran bostezó que llego hacerme crujir la mandíbula.

-Ven llegaremos más rápido a mi manera-

-¿A tu manera?-

Le pregunte con recelo

-Si vamos, sujétame la mano-

Poco convencida hice lo que me pidió, cualquier cosa era mejor que caminar, a penas sujete su mano, algo en mi interior cambio, mis órganos se contrajeron, todo mi cuerpo era jalado hacia un agujero negro donde todas mis moléculas se desintegraban, quise gritar pero era solo energía incorpórea, pero tan rápido como empezó termino, aparecí de pie en medio de mi sala respirando con violencia, las nauseas me hicieron correr al baño, doblándome vomite hasta el desayuno de mi quinto cumpleaños.

-¿Estas bien?-

Vidrios me observaba recostado contra la puerta con un gesto divertido

-No lo…

Una nueva arcada me hiso callarme y evacuar la primera papilla

Sin nada mas en el estomago que pudiera salir, me senté en el frio piso recobrando fuerzas

-Lo siento-

Se disculpo el arrodillándose a mi lado y tomándome de la frente. Al levantar la mirada, observe ese rostro apuesto, ya nada quedaba del joven debilucho, ahora era todo un hombre sexual, su mano emitía un calor extraño.

-No te preocupes, solo necesito descansar-

Trate de ponerme de pie, pero todo el cansancio y debilidad me hicieron perder el equilibrio, Vidrios me sujeto justo a tiempo y me tomo en brazos.

Me deposito con suavidad en la cama, aun sentía retorcijones en el estomago, sudor frio recorrió mi espalda haciéndome tiritar

-¿Te sientes mejor?-

-No-

Respondí temblando con fuerza y haciéndome un ovillo en la cama

-Me permites ayudarte-

-¿Qué vas hacer?-

-Solo relájate-

Ya no tenía fuerzas para negarme así que me relaje contra las almohadas aun temblando.

Las manos de Vidrios me tocaron los tobillos, trate de alejarlo con una patada pero solo conseguí mover un poco los dedos, el no pareció notar mi incomodidad al ser tocada así que continuo con los masajes, sus dedos continuaron su ascenso por mis pantorrillas, un calorcillo se concentraba donde me tocaba enviando paz y quietud al resto de mi cuerpo, continuo subiendo hasta mis muslos pero ya no me tocaba ahora sus manos se paseaban a centímetros sobre mi piel, la energía que me trasmitía me hiso suspirar aliviada, me abandone a la sensación de bienestar cerrando los ojos.

-no te vayas-

Le pedí antes de caer rendida

-Estoy aquí para protegerte no me iré-

Después de eso todo fue una placentera oscuridad


El sonido del teléfono me despertó, nunca había dormido tan plácidamente como hasta ese día, desperezándome me estire sobre la cama con una sonrisa boba en los labios, estire el cuerpo sobre la cama hasta alcanzar el aparato

-Hola-

-¿Tiff estas bien?-

Era Franklin, su voz tenía un punto de histeria y preocupación

-Si, creo que me eh quedado dormida, ¿Qué hora es?-

-Son las nueve de la mañana-

Valla sentía como si hubiera dormido más de solo un par de horas

-Iré mas tarde al bar no te preocupes-

El silencio en la comunicación me quito del todo el adormecimiento

-¿Franklin estas ahí?-

-Tiff no eh sabido de ti en dos días-

-¡¿QUEEEEE?!...¿Qué día estamos?-

-Es sábado-

-¡SABADO!-

Había dormido dos días ininterrumpidamente

-Dios, yo… lo siento-

No supe que mas decirle, no podía si quiera intentar explicarle que un demonio del sexo me había dado unos masajes de ensueño haciéndome caer dormida por dos días

-¿Está todo bien preciosa, deseas que valla verte?-

-No, enserio no te preocupes, es solo la gripe, me ah debido dejar noqueada eso es todo, mas tarde iré al bar-

-Me tienes muy preocupado, esto no es típico de ti-

Bueno a decir verdad nada de lo que estaba ocurriendo últimamente en mi vida era “típico”

-Lo sé y no te preocupes-

Colgué el teléfono incorporándome en la cama, llevaba la misma ropa andrajosa de hacía dos días y el olor de mi cuerpo también denotaba la falta de aseo, me puse de pie y Salí a la sala, Vidrios no estaba por ningún lado, ¿se habría ido?, regrese a la habitación y encontré en la mesa de noche algo que no había percibido cuando me desperté, una nota y a su lado el medallón que volvía a ser negro.

Espero que cuando despiertes te sientas mejor, lleva el medallón contigo siempre, cuando me necesites saldré.

Vidrios.

Deje el medallón en la mesilla y me fui a dar un buen baño, luego de cepillarme los dientes a conciencia y secarme el cabello con la secadora, empecé a limpiar mi casa.

Todo volvía a la normalidad, o al menos en apariencia, porque no podía pretender tapar el sol con un dedo, Bastiel seguía por ahí y en cualquier momento de aburrimiento podía venir a darme una visita, y Gabriel…Dios, Gabriel, la escena del bar la había repetido tantas veces mentalmente que me la sabia de memoria, aquel cuerpo tan pegado al mio, aquel olor a vainilla con un toque de picante, esos ojos envolventes, me estremecía por completo al recordar aquella erección contra mi estomago. Maldito, maldito, maldito, detestaba el poder que había tenido sobre mi, lo odiaba, pero a la vez deseaba que se repitiera, pero no, por ahora no lo quería ver, no quería tenerlo cerca, era mejor recuperar la cordura y alejarse de esa influencia.

Mi turno empezaba a las once, de camino al trabajo pensé una muy buena explicación por mi comportamiento de los últimos días, la simple escusa de la gripe no sonaba muy convincente, ¿quien caía en la inconsciencia por dos días por una simple gripe?, era mejor sumarle algo mas, algo particularmente doloroso.

Aun me encontraba rebuscando en mi cerebro alguna explicación cuando llegue al bar, solo estaba John en la cocina junto con el cocinero, entre sin hacer ruido hasta la parte trasera  donde nos cambiábamos, estaba a punto de sacarme la camiseta cuando John entro, su rostro normalmente jovial y dulce era una máscara de cólera.

-¿Se puede saber dónde te has metido estos días?-

-¿John que sucede?-

-Te eh hecho una pregunta, así que responde-

Su voz era distinta, ronca y llena de furia, sus ojos emitían un brillo siniestro que me desboco el pulso.

-Eh Estado enferma, solo eso-

-¡MIENTES!-

Ahora sí que todo rastro de John había desaparecido, la cara se le desfiguro en una grotesca mueca, el cuerpo pequeño vibraba como si de su interior quisiera salir algo mas grande, retrocedí dos pasos hasta chocar contra la pared, John avanzaba sin apartar sus ojos de mi

-PEQUEÑA ZORRA, CON QUIEN TE HAS ESTADO REVOLCANDO-

Ahogue un grito cubriéndome la boca, bajo su piel parecía haber miles de cosas removiéndose, las extremidades se le alargaron casi al doble, ante mi estaba un demonio, apreté el medallón entre mis manos pero nada paso, Vidrios no aparecía.

-Ese demonio sexual no percibe mi presencia-

Señalo con un dedo mi pecho, ¿cómo sabia?, ¿como?

-TE EH CUIDADO MUCHOS AÑOS PARA QUE SEAS SOLO MIA Y NO PERMITIRE QUE NADIE MAS TE TENGA, ENTENDISTE-

La boca se le abrió tanto que dejo ver una doble hilera de dientes puntiagudos, Una de sus manos o mejor dicho garras se aproximo a mi cuerpo con velocidad.

-HOY VAS A SER MIA-

-NOOOOOOOOOOO…

Continuara…