Oscuras relaciones (3)

...Me apretó más a su cuerpo y su enorme erección se apretó contra mi estomago, sus labios descendían despacio a los míos, mis latidos se dispararon y me prepare para sentirlo en mi boca o en todo mi cuerpo si así lo quería.

-Bienvenidos a “Neutral”-

Dijo el hombre con voz cansina moviendo la mano para abrir la puerta que revelo una completa oscuridad.

Las oscuras escaleras me recordaron una pesadilla recurrente, donde descendía por unos escalones y al llegar al nivel del suelo una sombra aun más negra que la oscuridad se abalanzaba sobre mí, siempre despertaba entre gritos, temblores y sudores.

Gabriel iba unos pasos delante de mí como si todo estuviera muy bien iluminado.

-No puedo ver nada-

Le dije quedándome quieta temiendo resbalar. Gabriel giro y di un brinco de la impresión, solo distinguía a duras penas su enorme figura pero los ojos brillaban, exactamente como los de un gato en la noche y una luz les alumbraran.

-Toma mi mano-

En la oscuridad sus fuertes dedos se cerraron contra mi palma. Ese solo toque me transmitió tanta seguridad, que bien podría ser este el pasaje al mismo infierno y sentía que nada me habría podido dañar.

-No les gusta la luz-

Pregunte dando un paso

-No-

Llegamos al final de las escaleras, una enorme cortina nos separaba del recinto, trague saliva con violencia y el corazón se me disparo.

-Pueden percibir tu miedo, eso les agrada, es mejor que te calmes-

Valla, claro, con lo que me acaba de decir de todas maneras me tranquilizaría. Empecé a temblar como una tonta, odiando mi suerte.

-Cálmate-

Me pidió con voz hosca, no trato de disimular la molestia que le causaba mi terror.

Inhale largamente un par de veces, intentando calmarme pero era inútil, estaba aterrorizada.

Gabriel lanzo un gruñido de frustración y su cuerpo se acercó al mío. Ese olor a vainilla saturo el ambiente haciéndome cerrar los ojos y aspirar todo lo que podía.

-¿Por qué hueles así?-

Le dije con voz melosa drogada por aquel olor maravilloso, el gruño otra vez molesto.

-Ven-

Dijo sin darle importancia a mi pregunta. Sus brazos me pegaron a su pecho, me rodeó y una vez más pude sentir el poder que había en esos músculos, el olor dulce se impregnaba en mi mente empapándola, saturándola, suspire acomodando la cara contra el pecho poderoso que se tenso al sentir mi nariz rozándolo. Una luz crecía desde su espalda envolviéndonos , de pronto fue como si toda la maldad, el terror, las cosas malas de la vida fueran arrancadas de mi ser para dejar solo la esperanza, el amor, el jubilo. Sonreí como una tonta levantando la cabeza y con ojos adormilados por la felicidad le mire.

-¿Qué me has hecho?-

Le pregunte entre sonrisas.

-Es solo un truco en un par de horas estarás bien-

Cuando me soltó, sentía el cuerpo liviano como si flotara entre nubes esponjosas, quería levantar los brazos y cantar por la felicidad que me embargaba.

-Me siento drogada-

Reí como una boba y seguí mi impulso de levantar las manos y dar una vuelta como una bailarina de ballet.

El emitió un sonido bajo muy similar a una sonrisa pero la oscuridad no me dejaba ver sus labios para comprobarlo.

-Lista-

Espero unos segundos por mi respuesta yo solo pude asentir tontamente.

Descorrió la pesada cortina y mi impresión fue de asombro. Una música suave resonaba por el lugar, las luces estaban bajas pero no en completa oscuridad como pensé que estaría, no había tampoco cabras colgadas del techo ni cruces de cabeza, ni tampoco sacrificios humanos. Todo era muy normal, muy parecido a cualquier bar humano al que hubiera ido.

Una barra grande y de madera pulida estaba inmediatamente en la entrada, un hombre muy guapo, limpiaba un vaso y nos observo con extrañeza cuando entramos. Las personas conversaban en voz baja en sus mesas, aunque la mayoría volteo a vernos. Al fondo había una mesa de billar donde dos muchachas que fácilmente podrían tener mi edad jugaban bebiendo vino tinto, ellas eran espectaculares, quizás modelos, las cortas faldas dejaban ver unas piernas larguísimas y torneadas. De no haber sido por lo que Gabriel me había hecho me habría dado un complejo de inferioridad, todos eran hermosos, sin excepción.

-Esto no esta tan mal-

Mire a Gabriel pero su mirada me indico que no estaba de acuerdo conmigo.

Recorrió el bar con los ojos hasta que su mirada se fijo en el extremo más alejado.

-Bastiel-

Gruño y empezó a caminar sin esperar a que lo siguiera. Camine despacio mirando a mí alrededor. Un hombre de mirada cautivadora me observaba con insistencia

-Hola-

Le salude sonriendo

-Hola muchachita, no quieres acompañarme a beber-

Uyyyy, esa voz, no le podía decir que no a esa voz y a ese cuerpo que se arqueaba contra la mesa de manera provocativa, ni a esos cabellos rubios lacios que recorrían un rostro casi tan delicado como el de una mujer, ni a esa boca que prometía  puro placer, ni a esos ojos color plata que me recorrían de pies a cabeza. Tenía que ir donde él, di un paso, pero una punzada en el cerebro me detuvo, trate de no hacerle caso y di otro paso, la punzada fue aun más fuerte, y como si una neblina pesada se disipara vi al tipo como en realidad era, unos colmillos destellaron, la lengua se paseaba por los labios como saboreándome, las venas azuladas se traslucían de su piel blanca como la tiza, el cuello en tensión como si se preparara para atacarme, ahogue un grito y en ese preciso instante Gabriel apareció tras de mí.

-Ni se te ocurra chupasangre-

Amenazó al tipo con una especie de rugido, el rubio hiso una pequeña reverencia y volvió a su bebida.

-¿Qué fue eso?-

Pregunte mientras era alejada de aquel lugar

-Eso fue un vampiro-

-¿Un vampiro?-

En otras circunstancias aquella información me habría hecho dar media vuelta y salir corriendo, pero aun estaba bajo el influjo de lo que sea que Gabriel me había echo así que solo asentí y me deje guiar por él.

En una mesa del rincón rodeado por un grupo de mujeres y hombres aunque dudaba que fueran humanos estaba Bastiel tan divertido como siempre, con ese aire de elegancia irritante.

-Tiff-

Saludo poniéndose de pie y abriendo los brazos, sin poder evitarlo imite su gesto lista para darle un súper abrazo, Gabriel me detuvo apretándome los brazos contra el cuerpo.

-Oh vamos ella también quiere-

Se quejo Bastiel haciendo puchero

-Déjate de estupideces y dime porque me has hecho venir-

-Primero sentémonos y bebamos algo-

Con un gesto de la mano dos de sus acompañantes se pusieron de pie y nos cedieron sus lugares. Gabriel me empujo hasta sentarme en una de las sillas y el tomo la de mi derecha.

-Ahora si estamos todos cómodos-

Bastiel sonreía de oreja a oreja como un buen anfitrión

-¿Qué deseas beber pequeña humana?-

Mire de soslayo a Gabriel para ver si estaba bien hablar, no me gustaba tener que pedir permiso pero en este lugar no sabía cómo comportarme así que preferí que me diera el visto bueno, el asintió levemente sin dejar de mirar a Bastiel.

-Quiero lo que ellas están tomando-

Señale a las muchachas que bebían en la mesa de billar y que ahora se besaban apoyadas contra el borde de la mesa. Gabriel volteo la cabeza despacio y apretando tanto la mandíbula  que casi se podía escuchar los dientes chirriar.

-Muy buena elección-

Dijo Bastiel levantando una mano para llamar a la mesera.

-Bastiel solo pídele una soda-

Dijo Gabriel entre dientes, los puños tan apretados en su regazo que los nudillos se le pusieron blancos y los huesos amenazaban con salirse de la piel.

-Le quitas la diversión a todo Caído habría sido muy divertido verla beber-

Bastiel sonrió cubriéndose los labios con dos dedos

No entendía cual era el problema que me tomara una copa de vino y ya que necesitaba todo lo posible para relajarme…

-No veo el problema de tomar una copa de vino…

-Eso no es vino es sangre-

Asqueada mire a las muchachas y una de ellas tenia los labios pegados al cuello de la otra y un hilillo de sangre chorreaba por el cuello de la mujer, la que succionaba capto mi mirada y me guiño un ojo, aturdida desvié la mirada.

-Una soda y…-

Bastiel miro a Gabriel esperando paciente su orden

-Nada más-

Dijo este más tenso que una cuerda de guitarra.

-Tráele la especialidad de la casa-

Le dijo a la mesera mientas observaba a Gabriel desafiante.

-Entonces Caído, ¿Dónde has estado?-

Bastiel se llevo a los labios un vaso lleno de un liquido ambarino con cositas flotando, parecían pequeñas cucarachas, una arcada me revolvió el estomago, concentre mi atención en otra cosa, como en los que estaban a nuestro lado expectantes. Dos hombres del mismo tipo de Bastiel, guapos, pero con un aura maligna, ninguno me miraba, una mujer de cabello tan rojo como la sangre me estudiaba fumando un cigarrillo largo y algo retorcido, olía a canela aunque dudaba que estuviera hecho de eso.

-¿Qué es lo que quieres Bastiel, no creo que me hayas hecho venir aquí para preguntarme por mi paradero estos últimos años?-

En ese momento regreso la mesera con las bebidas, hasta ese momento no la había observado, pero ahora teniéndola tan cerca me fue imposible no notarla, su cuerpo era voluptuoso, el escote tan bajo que dejaba ver el par de espectaculares pechos que poseía, el cabello rubio plateado, las mejillas sonrosadas, los labios delgados, era muy guapa, pero por alguna extraña razón la vi más parecida a Gabriel que a Bastiel, tampoco tenía la pinta de un vampiro, aun que podía ser cualquier cosa.

Una botella de soda aprecio frente a mí, reí por lo bajo al ver algo tan humano en medio de este mundo, Gabriel retrocedió un poco cuando le pusieron su bebida al frente, era un copa bellísima, el filo bordeado de plata, el contenido parecía ser gaseoso en lugar de liquido, humo blanco se arremolinaba dentro.

-Bebe-

Lo Reto Bastiel

-No tengo sed-

Gabriel apretó los labios y dirigió su mano a la copa para hacerla a un lado.

En un abrir y cerrar de ojos uno de los amigos de Bastiel estaba tras de mí con una mano sobre mi hombro, mi mente se oscureció y me vi transportada a otro sitio, mire a los lados, dios mío, no podía estar de regreso aquí, no, dios esto era imposible, un viejo decrepito se acercaba arrastrando los pies, el olor  que despedía de su piel me hiso vomitarme encima.

-Hola nena-

Me saludo el hermano de mi abuelo tan cerca de mi cara que pude contar los escasos dientes que le quedaban. Estaba igual a como le recordaba, y yo volvía a tener cinco años. Su mano callosa y ajada me rozo la mejilla despacio mientras se relamía observando mi cuerpecito.

-¿Te has portado bien?-

El viejo se acercó más a mí y me tomo con ambas manos acercándome a sus labios

-Creo que has sido una niña mala y por eso te daré un castigo-

Una de sus manos se deslizo por el borde de mi vestido blanco, un dedo rozo mis piernas

Unos gritos de terror me hicieron temblar de pies a cabeza, me revolví contra el agarre apretando boca y ojos. Unas manos poderosas me asían de los hombros, y una voz que no era la del viejo me hablo.

-Abre los ojos, ábrelos-

Los abrí y me di cuenta que los gritos provenían de mi garganta, cerré la boca al instante pero no deje de temblar y sollozar apretándome contra la silla. Todos me observaban divertidos solo Gabriel me miraba con preocupación clavando sus dedos contra mis hombros.

-Sera mejor que bebas Gabriel-

Bastiel había cambiado su postura amable por una amenazante, el cuerpo echado hacia adelante en un claro gesto de desafío.

Gabriel me soltó y tomo la copa entre los dedos, observo a Bastiel unos segundos y se trago el contenido de una.

-Muy bien así me gusta…ahora Caído- empezó a decir Bastiel- necesito de tu experiencia, quiero ofrecerte un trabajo-

Gabriel se había relajado por completo, valla que ese trago era efectivo

-No…no tengo que hacer nada-

Balbuceo a duras penas, con la lengua trabada.

-Vamos Gabriel, aun no te he dicho que es lo que harás, y créeme que cuando lo haga te gustara-

Bastiel tomo otro trago de lo que bebía estudiando a Gabriel con los ojos entrecerrados, algo estaba pasando por que todos en el lugar se tensaron observando a la mesa donde estábamos.

El cuerpo de Gabriel empezó a ladearse en la silla como si fuera a caer en cualquier momento

-Gabriel, ¿estás bien?-

-No te preocupes Tiff, son los efectos de la bebida-

Bastiel miraba la escena entretenido como si se tratara de una buena comedia

-¿Le has drogado?-

Le acuse mirándolo llena de odio.

-No claro que no, esa bebida la puede tomar cualquiera y no es una droga, aunque para un caído es casi tan fuerte como si un humano se bebiera tres botellas de vodka solo-

Sus palabras eran triunfantes y llenas de diversión

-¿Esta borracho?-

Pregunte turbada mirando a Gabriel, que ahora mostraba una sonrisa retorcida y divertida.

-Veras pequeña- prosiguió Bastiel terminando su trago- nuestro amigo Gabriel pierde un poco el control con ese trago y se vuelve muy pero muy divertido verlo así-

Justo en esos instantes Gabriel se puso de pie y se bebió el trago de uno de los que estaba a su lado.

-¡Música!-

Grito y su voz atronadora estallo en las paredes causando un temblor que todos los presentes celebraron alzando sus copas.

Un música estridente se escucho por todo el lugar, la gente abandono sus mesas y se pusieron a bailar, bueno bailar en realidad no es la palabra, los hombres tomaron a cualquier mujer que tuvieran cerca y las pegaban a su cuerpo frotándose con vehemencia, las mujeres abrían las piernas para recibir a su pareja de baile, algunos se quitaron algo de ropa, y otros se pusieron a follar sin miramientos sobre las mesas.

Bastiel se carcajeo y su acompañantes corrieron a buscar una pareja de “baile”. El tipo que me había invitado a beber unos momento s antes apareció a mi lado y me tomo por el brazo poniéndome de pie.

-Baila-

Quise gritar y correr pero esa mano parecía fundida a mi brazo.

-Ella es mía-

Rugió Gabriel tras de mí tomando al vampiro por el cuello y empujándolo hasta casi hacerlo caer contra los que bailaban.

Sus manos me tomaron por la cintura y me jalaron contra su cuerpo con posesividad. Sus ojos verdes me observaban con hambre y sus labios se abrieron ligeramente para darle paso a la punta  de su lengua que se deslizó saboreando, una sonrisa deseosa se dibujo en su rostro.

Una de sus manos voló a mi nuca y se aferro de los cabellos tirando hacia atrás, trate de llenar mis pulmones con oxigeno, decirle que parara, pero sus ojos atraparon mi voluntad,  solo podía dejarme llevar por su fuerza, me dominaba por completo, podía hacer de mi lo que quisiera en ese momento, si deseaba tomarme en la mesa frente a Bastiel le habría dejado.

Con la otra mano me acaricio el rostro mientras metía su pulgar con suavidad en mi boca, su piel sabia dulce, a vainilla al igual que su olor que ahora estaba más picante. Un rugido emano de su pecho, un león a punto de atacar a su presa. Me apretó más a su cuerpo y su enorme erección se apretó contra mi estomago, sus labios descendían despacio a los míos, mis latidos se dispararon y me prepare para sentirlo en mi boca o en todo mi cuerpo si así lo quería.

-¡QUE ESTA PASANDO!-

Una voz potente se alzo por el lugar desde la entrada dejando a todo el mundo estático, inclusive Gabriel levanto la cabeza para observar al recién llegado.

Un hombre de piel oscura y de unos dos metros de altura camino por el bar lanzando miradas de muerte, todos se acomodaron las ropas y dejaron de hacer lo que hacían.

Sus ojos se centraron en Gabriel y luego en Bastiel.

-No me mires a mí, ah sido el-

Como un niñito atrapado en medio de una travesura Bastiel señalo a Gabriel que aun me sostenía con fuerza contra su cuerpo.

-Caído-

Dijo el tipo moviendo la cabeza como si de pronto entendiera lo que había pasado.

-Lárgate Bastiel-

-Pensé que este era un bar para todos, ya sabes “neutral”-

-Me reservo el derecho de admisión, y sé que esto ah ocurrido por tu culpa demonio así que saca tu trasero de aquí-

Bastiel se puso de pie y se marcho pero no sin antes darnos un larga mirada especulativa, había visto algo que le pareció muy interesante.

-Caído-

Dijo El tipo con cautela mientras me tomaba del brazo, despacio me arranco de los brazos de Gabriel que rugió como un perro cuando le quitan su hueso favorito.

-Es tuya-

Le dijo tranquilizándolo y poniéndome delante de él.

-Camina conmigo-

Me dijo al oído, obedecí retrocediendo y dejándome llevar por aquel desconocido, los efectos del trance en el que había caído habían desaparecido, ahora solo sentía consternación por lo ocurrido, Gabriel nos siguió sin apartar sus ojos de mí y relamerse la boca. Paramos cuando estuvimos en el interior de algo parecido a una oficina, el tipo me soltó y con lentitud me rodeo hasta llegar a la puerta y cerrarla.

-No dejes de mirarlo niña, pero no te le acerques mucho-

Hice lo que me pidió, Gabriel solo me miraba esperando algún movimiento, aunque mis ojos parecían tenerlo concentrado, era muy extraño.

El hombre revolvió algo tras de mí.

-Toma-

Me dio una botella con una bebida negra

-¿Qué es esto?-

Le pregunte sosteniendo la botella a un metro de mi cuerpo.

-Es solo café concentrado con otras cosas más, le ayudara a que pase el efecto de lo que bebió-

Asentí y abrí la botella

-Acércate a él y dáselo, no hagas movimientos bruscos o no lo podremos controlar-

-¿Me matara?-

Pregunte horrorizada por lo que sea que había bebido y odiando al hijo de puta de Bastiel por obligarlo.

El tipo dio una media sonrisa socarrona

-El jamás te dañaría eres suya-

En ese momento no quise analizarla lo que me decía, mas me preocupaba saber qué es lo que Gabriel me haría.

-Entonces que me hará-

Aun no me desidia a caminar y darle la bebida, primero tenía que saber que me esperaba si se descontrolaba.

-Dale de beber y mientras se recupera te diré lo que le está pasando, no temas, que no te hará nada-

Dicho esto, y resignada avance hasta llegar a un metro de Gabriel, sus ojos no se apartaban de mí ni un segundo, su pecho subía y bajaba exageradamente como si le costara respirar o controlarse

-Bebe esto-

Le pedí acercándole la botella, el solo abrió la boca obediente, poco a poco levante la botella y deje que el líquido se deslizara hasta los labios de él, su garganta trago largamente hasta casi terminarse el contenido.

-Ahora dile que se siente ahí-

El tipo señalo un enorme sofá de cuero marrón

-Vamos Gabriel siéntate ahí-

Sin tocarlo lo guie hasta el mueble donde se sentó tan manso como un perrito bien adiestrado.

-Ahora me vas a decir que es…

Gabriel me sostuvo del brazo impidiéndome caminar, otra vez ese gruñido salvaje retumbo en su pecho, pero por alguna extraña razón supe que no me haría daño, solo no quería perderme de vista.

-Estaré aquí tu solo relájate-

Lo calme con voz suave, despacio me soltó y se recostó contra el sillón pero sin dejar de mirarme.

-No entiendo lo que ha pasado aquí-

Dije suspirando y caminando al escritorio donde se había sentado el hombre, este saco una botella y la abrió, vertió el líquido en dos vasos.

-Siéntate tomara algo de tiempo que se calme-

Me senté en una silla frente al escritorio y observe sobre el hombro a Gabriel que no apartaba sus penetrantes ojos de mí.

-Es whisky bebe te sentirás mejor-

Empujo por la mesa el vaso y lo recibí de buena gana, aunque antes de tomarlo lo olí desconfiada, después de lo que había pasado temía beber algo extraño.

El tipo rio ante mi reacción.

-No temas es whisky-

Asentí y le di un corto trago, el liquido quemo hasta llegar a mi estomago.

-Mi nombre es Shadow, y este es mi bar-

-¿Eres un humano?-

-Se podría decir que si-

-¿Qué eres?-

Le pregunte con rudeza, no estaba de ánimos para mantener las buenas costumbres

-Soy un brujo-

Y yo que pensé que las cosas no se podían poner más raras.

-¿Sabes que quería Bastiel con él?-

Shadow miro a Gabriel que por fin se había relajado cerrando los ojos.

-Dijo algo de darle un trabajo o algo así-

Le respondí dando otro trago a la fuerte bebida. Shadow asintió y se bebió todo su whisky para luego volver a servirse más.

-Estos se tienen un especial cariño-

Dijo con ironía poniéndose de pie

-¿Qué le ha pasado?-

-¿A Gabriel?...esa bebida es más fuerte para los de su especie, solo a ellos les produce ese tipo de borrachera monumental- rio mientras caminaba por la oficina con los brazos cruzados en la espalda

-¿Y qué paso con el resto? ¿Por qué todos se comportaron de esa manera?-

-Gabriel puede influir tanto en humanos como en no humanos- explico volviéndose a sentar-en este caso su euforia y bueno como decirlo…lujuria la transmitió a todos los que estaban en el bar-

Bueno eso explicaba porque de pronto todo se había convertido en una película porno de bajo presupuesto.

-¿Por qué dijiste que no me haría daño nunca?-

-Créeme el nunca te hará daño-

Quise insistir más en el asunto pero la conversación fue interrumpida por un gruñido, Gabriel se estaba despertando.

-¿Qué…que ah pasado?-

Se puso de pie despacio agarrándose la cabeza.

-Mi viejo amigo, que buena borrachera-

Shadow bromeo acercándose a él sonriente.

-Ese hijo de puta de Bastiel-

Se justifico tratando de mantener el equilibrio

-Lo sé , lo sé, pero eso pasa cuando te mezclas con demonios, y eso precisamente es lo que te iba preguntar ¿Qué hacías con él?-

-En otro momento Shadow-

No hiso falta que le explicara el por qué no le decía en ese momento sus razones, no quería que yo escuchara esa conversación.

-Sera mejor que me valla-

Me puse de pie y le di un último trago a la bebida.

-Dame unos minutos más y nos vamos-

-Prefiero irme sola-

Gabriel me observo por primera vez desde que se despertó, me dio una mirada larga y curiosa

-Espérame-

Me ordeno con ese tono de voz de mando absoluto, pero ahora no estaba con ganas de aguantarlo.

-Me voy sola así que no me jodas-

Shadow  siseo y miro hacia otro lado como buscando una salida imaginaria

-¿Qué carajos tienes?-

Gabriel me perforaba con una mirada irritada por el desafío.

-A mi no me vas hablar como te dé la gana angelito de pacotilla estoy cansada de ti y de todo esto, me largo sola- camine a la puerta pero me detuve unos segundos- gracias por el whisky y perdona el espectáculo- le dije a Shadow sin mirar atrás.

Afuera el bar estaba tranquilo, todo rastro de desenfreno había sido borrado, avance a las escaleras y para mi buena suerte había una luz que las alumbraba.

El aire nocturno me ayudo a relajarme y devolverme un poco a la normalidad.

Mierda, pero como me iría si no había sacado dinero, bueno solo quedaba caminar, estaba a punto de salir de ahí cuando alguien me llamo, era Shadow.

-Espera-

El hombre avanzó hasta mi, ahora más calmada lo pude observar con detenimiento, debía estar en los principios de los cuarenta, una fea cicatriz surcaba su rostro de lado a lado, en su juventud debió haber sido muy apuesto aunque ahora más se veía su cansancio.

-No seas tan dura con el-

Me reprendió en tono paternal. No quería ser más grosera de lo que ya había sido así que no le respondí.

-Toma-

Era un billete de cincuenta.

-Como sabes…-

-¿Como sé que no tienes dinero?-

Pregunto divertido

-En realidad no importa, te pagare mañana-

Di media vuelta pero me detuvo una vez más

-Quiero que tengas esto-

De entre sus dedos pendía una cadena larga de plata con un medallón del mismo material, en el medio tenía una piedra ovalada color negro.

-¿Y esto?-

-Es protección niña, te protegerá de los malos espíritus-

-No puedo aceptarlo-

-¿Quieres que Bastiel te encuentre?-

-No-

Respondí con la voz temblorosa

-Entonces úsalo-

Lo recibí y me lo coloque en el cuello, un calor placentero me recorrió el cuerpo cuando hiso contacto con mi piel pero al instante paro.

-Le agradas-

Dijo divertido dando media vuelta y perdiéndose en la oscuridad de las escaleras.

Tome entre mis dedos el medallón, la piedra negra parecía encerrar algo líquido por que una sombra se revolvía en el interior.

-Espero que me protejas-

Un cosquilleo suave se centro en los dedos que lo sostenía, o quizás ya me estaba imaginando cosas.


-¿Qué sucedió Shadow?-

Gabriel aun se sentía mareado y algo atontado por la bebida, sus recuerdos eran como un sueño lejano y nubloso, solo recordaba haber bebido y luego de unos minutos todo se hacía difuso.

-Amigo mío, solo te puedo decir que cuando entre sostenías a esa humana como si la quisieras devorar-

-No es posible-

Gabriel se puso pálido y se dejo caer en el sillón sosteniéndose la cabeza entre las manos.

-Es esa bebida Shadow, deberías dejar de venderla-

Shadow rio y trajo otra botella de café.

-Gabriel ya vi un par de veces el efecto de esa bebida, y déjame decirte que lo que estabas a punto de hacerle a la humana no tiene nada que ver con el trago-

Gabriel levanto la mirada confuso

-¿Qué quieres decir?-

Shadow le acercó la botella y este le dio un buen trago seguido de un gesto de asco.

-Quiero decir mi viejo amigo que la humana es TUYA-

Gabriel se puso de pie con un salto aferrando con fuerza la botella

-Eso es imposible y lo sabes-

-Entonces como explicas lo que sucedió-

Gabriel dejo vagar sus ojos por la habitación, como si por arte de magia fuera aparecer la respuesta escrita en la pared.

-No lo puedo explicar…mierda ni siquiera recuerdo lo que hice-

Shadow se acomodo en su silla poniendo ambos pies sobre el escritorio y cruzando los brazos sobre el pecho

-Hay algo distinto en esta humana…de seguro lo has percibido-

Gabriel recordó aquella noche en el callejón cuando la vio por primera vez, el ya había presenciado con anterioridad ataques a mujeres, hombres, y jamás se había metido, pero en aquella ocasión algo en su interior le había impelido a interferir, algo en ella lo había llamado

-Si lo eh percibido…¿pero que podrá ser?-

-No lo sé, pero lo que es sea se hará mas fuerte-

-¿Como lo sabes?-

-Hay algo latente que se está despertando, lo puedo sentir-

Luego de unos minutos de silencio Shadow rio con ganas

-¿Qué es tan divertido?-

-Como has podido hacer TUYA  a una humana-

-NO DIGAS ESTUPIDECES-

Estallo Gabriel .

-Puedes molestarte todo lo que quieras, pero la manera como le obedecías y como la mirabas, eso no lo puedes negar-

Gabriel tembló de pies a cabeza negando con todas sus fuerzas lo que escuchaba, eso no era posible sencillamente no era posible.

-¿Qué harás con la humana?-

El tono del hombre era grave ahora

-Mierda no lo sé…Bastiel tiene interés en ella, también debe haber captado que es distinta y tiene curiosidad , además quiere algo de mí-

-Deberás cuidarla así no quieras, Bastiel también vio lo que yo vi, así que se debe imaginar al igual que yo que sientes algo por la humana y la usara para llegar a ti-

-Mierda..

Gabriel camino por la habitación como un león enjaulado y furioso

-Ya viste como salió de aquí no quiere que me le acerqué-

Un nudo extraño se apretó en su estomago al pronunciar estas palabras pero alejo al instante el sentimiento

-Por ahora dale un par de días para que se calme, además le di a Vidrios para que la cuide-

-¿QUE?-

Gabriel abrió tanto los ojos que Shadow dio otra de sus risotadas.

-Es un buen guardián-

-También es un demonio lujurioso-

-Me es fiel y eso es lo importante, no la dañara ni intentara nada contra la humana, además le cae bien-

Gabriel tembló de ira

-Espero que tengas razón-


El agua caliente era lo mejor para relajar el cuerpo y luego de lo de esta noche lo necesitaba más.

Aun recordaba el cuerpo de Gabriel vibrando contra el suyo, su olor dulce, su sabor delicioso, ese pulgar en su boca jugando con su lengua, y su erección, oh dios, había sentido algo enorme apretujarse contra su abdomen, lo había sentido pelear por salir.

-Yaaa…

Dios que le había sucedido, como era posible que el la hubiera dominado de tal manera.

También estaba aquel recuerdo que le habían forzado del cerebro, el amigo de Bastiel había hurgado en su memoria y la había echo revivir su peor pesadilla, tirite sumergiéndome  mas en el agua caliente aliviando el frio y temor de aquel recuerdo.

-Espero que funciones-

Tome el medallón entre mis manos para concentrarme en otra cosa, era realmente bonito, la extraña piedra ovalada parecía contener un líquido espeso que se movía incesantemente dentro

-Es muy bonito-

-Tú también eres muy bonita-

Un muchacho de cabellos negros estaba sentado con las piernas cruzadas sobre el inodoro

-¡AHHHHHHHHH…

Continuara…