Oscura tentación Parte 1.
Rocío es una chica normal y corriente que vive con su padre. Después de algunos años de la muerte de su madre, su padre decide rehacer su vida, casándose de nuevo. Todo cambiará en su vida cuando conozca a su hermanastra, mar de emociones, romanticismo,masoquismo y muchas cosas más.
Esta es mi historia, la historia que jamás se la contaría a nadie más que a las hojas vacías de mis libretas. A veces las mujeres podemos caer en la más profunda llama de la locura y pasión, sin embargo, esto supera cualquier cosa. Muchas decisiones tomadas en tu familia pueden repercutir en toda tu vida, toda la historia gira alrededor de esta decisión.
Un nuevo comienzo
- ¡Va, joder! apago el despertador a la fuerza, casi botándolo al piso.
Me había quedado hasta tarde la noche anterior terminando una maqueta de mi universidad. Eso me pasa por dejar las cosas a último momento, quizás uno de mis tantos defectos. Me pongo un vestido algo corto, hacía calor y nunca escatime en mostrar mis piernas a extraños sandalias y un conjunto de ropa interior negro termina mi atuendo casual del día de hoy.
-Buenos días padre digo mientras salgo de mi habitación en dirección a la cocina.
Mi padre solo me mira y sonríe, sabe que los últimos días del semestre estoy como loca. Desayuno rápido, ya que llegaba tarde a la entrega del trabajo, me subo en un taxi y emprendo el largo camino hacia mi casa de estudios.
El día estaba muy iluminado, el sol resplandecía en mi rostro y resaltaba mis ojos color miel que desde pequeña me hicieron ganar numerosos halagos. No me consideraba una modelo, pero era simpática siempre tuve chicos tras de mí, pero solo superficiales que no llenaban todo lo que yo quería en alguien. No era tan alta, pero cuidaba mi cuerpo desde que tengo diecisiete, mi cabello era lacio y castaño demasiado largo pero muy bonito. Desde pequeña siempre fui la engreída de la casa, sin hermanos ni hermanas de por medio siempre fui la hija favorita por obvias razones. Mi familia era unida, quizás por el hecho de que solo éramos tres: mi padre, mi madre y yo pero todo cambió un 25 de abril cuando mi Madre, Alicia, falleció en un accidente automovilístico.
La noticia chocó a mi padre en demasía, los días que sonreía se podían contar con los dedos la depresión y ganas de acabar con todo llegaron a la vida de mi padre y por transitividad me llego a mí. Mi actitud de ver la vida cambió totalmente, al ver a mi padre sumergido en la miseria emocional pude entender que a veces necesitas madurar rápido. A partir de ese día yo con mi padre nos volvimos inseparables, mi mejor amigo, podría decir, hasta el día de hoy. Luego del incidente nos mudamos del pueblo alejado donde vivíamos a Barcelona, mi padre empezó a trabajar el doble y pudimos progresar económicamente.
Siempre fui un poco rara, no tengo muchos amigos ni amigas, pero mi papá supo lidiar con eso y lejos de influenciarme para seguir los estándares de sociedad me llego a entender y aconsejar. Y así fue como después de mucho andar en la vida llegué a donde estoy ahora mismo parada al frente de la facultad de Arquitectura y Urbanismo.
No me considero la mejor alumna de la clase, pero me esfuerzo todos los días para poder darle a mi padre lo que él se merece y tener contenta a mi madre en el lugar que esté.
-Buenos días Leslie digo saludando con un cálido abrazo y beso a mi mejor amiga.
Mi fiel compañera que me apoyo en todo, desde que terminé con mi primer novio hasta cuando reprobé una materia y pensé que mi vida no tenía sentido. Esa muchacha era la hermana que nunca pude tener.
-Pero que facha eh, Rocío dice ella mientras me da una vuelta mirándome entera.
-Sabes bien que en estos días no tengo mucho criterio para vestirme frunzo el ceño en son de molestia.
-Tranquila querida, guarda tus molestias para otro día hoy día acabamos todo así que tenemos que estar felices.
Ella tenía razón, por más que Leslie estudiaba periodismo, siempre me ayudaba en todo lo que podía y viceversa. Me despido de ella y me dirijo al salón para presentar, lo que sería, el último trabajo del semestre.
Corriendo por los pasillos me encuentro con Andrea, la más inteligente de la clase. Andrea veamos que puedo decir de Andrea, si hablará desde mi yo femenino diría que es una hija de puta, pero veamos no hay que ser tan locas por favor.
A veces me causaba envidia, aparte de ser un genio hacer trabajos hermosos y sacar las mejores notas, era hermosa. Lamento decirlo y me duele, pero esa chica es una Diosa vestida de mujer, castaña, delgada con ojos azules como el agua del océano y un cuerpo que parece ser dibujado por los mejores artistas del renacimiento. Seré superficial o lo que la gente de ahora dice, pero no es mi amiga y no puedo opinar de cómo será ella en su forma de hablar, carácter y otras cosas. Pero físicamente, por Dios a veces siento que mi espíritu bisexual emerge de la cueva más profunda de mi interior.
-Aquí tiene señorita Laura saludando a la profesora y llevando mi maqueta en mano, lo dejo en su escritorio con una sonrisa de oreja a oreja.
-Muy bien señorita Lorentz, su nota estará colgada en la noche vía internet, eso es todo.
Salgo feliz del salón y me voy a buscar a Leslie. Ella, como es de costumbre, estaba durmiendo en el pasto, me acerco y le doy un agarrón por el cuello.
- ¡Ah! grita ella.
Río al ver que enserio estaba durmiendo.
- ¿Si muy graciosa no? ¡Ya verás cuando te despierte hija de puta! -dice ella riéndose y levantándose.
-Ya disculpa a veces te haces la dormida y yo solo quería comprobarlo tratando de calmarla, pero sabiendo que todo es parte de su teatro mal actuado.
-Vale, vale hay una fiesta hoy en la noche, en la facultad de ingeniería si los nerds los nerds, pero hay un tipo que está más bueno si te pones una faldita quizás te lo termines llevando a ver estrellas en el motel de la esquina- me dice Leslie en tono burlón y jocoso.
Desde hace ya algunos años no había tenido una relación amorosa con nadie y a Leslie eso le preocupaba. Sin embargo, yo estaba enfocada en mis estudios y no le tomaba mucha importancia a sus comentarios.
-No sabes que no me gustan las fiestas, mucha bulla mucho trago mucha gente esto último lo digo en tono despectivo.
-Tú y tus ganas de encerrarte en una cueva y nunca más volver la luz, joder que voy a hacer contigo.
En ese momento recibo un mensaje de mi padre:
Hija, sé que estás ocupada pero necesito hablar contigo es algo importante para mí y sé que para ti también. Si puedes estar en casa a las 5, te lo agradecería de lo contrario entenderé que estás muy ocupado. Besos".
El mensaje me tomo de sorpresa, mi padre pocas veces me pedía que dejase de hacer cosas en la universidad salvo sea algo de urgencia o un reproche por no haber hecho un deber en casa. Me asusté así que me despedí de Leslie oyendo todos sus reproches a lo lejos. Me fui a tomar un poco de agua en la cafetería y a pensar un poco.
Que podría haber sido? Estará enfermo? Por Dios si es eso me daría un infarto al corazón pensaba quizás encontró algo en mi habitación una carta de antiguos pretendientes que tuve no, no puede ser eso. Mi cerebro y mi mente se estaba peleando por encontrar alguna solución racional al pedido de mi padre.
No pude con la incertidumbre así que tome otro taxi que me lleve a casa.
Abriendo la puerta
-Padre me quieres decir que ha pasado?, ¿estás bien? ¿Estas enfermo? ¡Dime! grito como una loca.
Mi padre me mira y respira hacia sus adentros. Quizás lo hizo porque estaba cansado o porque me quería dar una mala noticia.
-Siéntate primero y cálmate por favor. ¿Verás tú sabes que hace tiempo llevo saliendo con alguien no? ¿Con Adriana recuerdas? Te la presente hace más de un año me dice mi padre de manera calmada y ecuánime.
-Si no me digas que la dejaste embarazada? ¿Joder padre ya estás algo mayor no crees? digo aún sin entender lo que me quiere decir o quizás me resisto a entender.
-No, Rocío he decidido que me voy a casar con ella la soledad que me dejó tu madre fue reemplazada por trabajo, pero ya tengo 45 años y necesito la compañía de alguien necesito pasar tiempo con alguien y Adriana me dio "eso" que me faltaba.
Me quedé fría, sin respuesta alguna. Es cierto que Adriana era una buena mujer, la había visto un par de veces y no me causo mala apariencia pero no sé si quisiera que sea mi futura madrastra, mi madre por más que estuvo conmigo por poco tiempo fue mi madre.
-Pa padre estás seguro de todo esto? ¿Me tienes a mi eso no es suficiente para ti? -digo tratando de tocar el sentimentalismo de mi padre.
-Querida mía, sabes que no es eso. Tú eres mi todo, pero a veces necesito afecto afecto de pareja un te amo o un beso nunca viene mal. ¿Extraño sentirme amado de otra forma me entiendes?
-Si si te entiendo, pero no sé si sea lo mejor para ambos ¿porque me llamaste para que venga temprano? ¿Esto no me lo pedías decir otro día?
-La invite a la casa no haremos nada formal por que sentimos que es mejor así, pero quería que tú estés presente y su hija para que todos estuviéramos mejor.
Al escuchar la palabra hija me quede algo confundida, nunca había mencionado que tenía una hija.
-Hija? Ahora tendré una hermanastra? Dime que no es una niña de 3 años por favor sabes que no resisto a los niños digo alterada.
-No tiene tu edad o cerca a la tuya.
Me tranquilizo al escuchar eso, pero igual sigo celosa porque no quiero compartir el amor de mi padre. Pero bueno ya tengo 20 años supongo que ya es edad de que el haga su vida.
-Está bien padre ya son casi las cinco iré a cambiarme de ropa porque no quiero que me vean en estas fachas.
Me voy a mi habitación, dispuesta a quedarme encerrada y no salir pero es mi padre y sé que quizás no sea la decisión que me guste más, ósea gente en casa, compartir cuartos, ropa de otras personas toda mi vida cambiaría, pero sé que mi padre lo necesita así que tengo que ceder por él.
Me pongo algo más serio, un jean algo ceñido, pero no tanto y una blusa blanca con poco escote por la formalidad del evento. No me gustaba usar tacones, pero me decidí ponerlos para ver que tal iba todo esto y para finalizar me traje en el cuello el collar que dejó mi madre al morir. Peso sentimentalismo siempre cargaría, quizás también para que mi padre no se olvide de que yo seguiré teniendo a mi madre en mi corazón.
El reloj marca las cinco y casi sincronizadamente el timbre suena en toda la casa.
-Buenas tardes Raúl Adriana lo saluda con un beso en el cachete.
Mi padre le corresponde y la invita a pasar. Su hija le sigue atrás de ella, también saludando a mi padre.
Bajo por las escaleras, con algo de temor siempre quiero dar buena impresión a la gente. Estoy por asomar por la sala, pero mis ojos se quedan pasmados al ver sentada en mi sofá a Andrea si a la más inteligente de mi salón, a la chica rica que odiaba a veces, a ella sentada casi al frente mío.
Joder, no sabía si quedarme o irme pero ya estoy grande así que decido salir con la mirada bien erguida y estando segura de mí misma. Al salir, noto que Andrea también se sorprende al verme, supongo que la misma sorpresa nos llevamos ambas.
-Buenos días señora Laura saludo cordialmente.
-No me llames de señora querida, dime Laura te presento a mi hija Andrea, creo que nunca las presentamos así que será motivo.
Saludo a Andrea.
-Ya nos conocíamos madre, Rocío está en mi clase en la universidad.
Mi padre se sorprende, supongo que se pone feliz por qué pensará que somos íntimas, pero se equivoca.
-Si así es, pero no hemos hablado mucho que digamos, para serle sincera está es la conversación más larga que hemos tenido hasta ahora -digo sonriente.
La señora sonríe también, mi padre que estaba sentado en un sofá se levanta y se pone al frente de todas.
-Bien, Rocío Andrea, quizás ya sepan porque están aquí o quizás no en cualquier caso Adriana y la persona que habla hemos decidido dar un paso en nuestra relación y hemos decidido casarnos.
Ambas miramos a mi padre, ya sabiendo lo que iba a decir y asentimos con cada una de sus palabras.
-Si, lo sé señor Raúl, sé que usted hace feliz a mi madre y sé que podremos formar una hermosa familia los cuatro dice esto mientras me mira fijamente.
En ese momento, quedé como la que no quería decir nada, así que una fuerza interior me impulsó a responder. Andrea me ganaría en todo, pero no en mi casa.
-Si, padre sé que Laura y tú son felices y sé que el cambió nos hará bien, con todos los sacrificios que estos traigan. Pero también sé que podremos salir adelante.
Adriana y mi padre sonríen de forma cómplice, la verdad me dejo tranquila, porque mi padre sonreía como un niño que le habían dado su juguete favorito en navidad. Después de esa charla comimos juntos y charlamos un poco de política, economía cosas de adultos.
A los pocos días, mi padre vendió nuestra casa no estuve muy de acuerdo con esa decisión, pues representaba los recuerdos de mi madre, pero quizás lo hizo para poder liberarse ese peso que lo llevaba cargando por muchas décadas. Lo entendí, más nunca lo acepté.
No quiero entrar en detalles, pero nos mudamos a una casa enorme en la ciudad cuatro pisos de puro cemento, no fue un mal tiempo conocí mejor a mi madrastra, una mujer de apenas 35 años que se había enamorado de mi padre de una manera perdida. Conocí mejor a Andrea, a pesar de ser inteligente tenía su chispa del humor, siempre reíamos y conversábamos sobre los trabajos y maquetas que teníamos que hacer.
Inclusive, dejando de lado mi orgullo natural, hicimos una maqueta juntas de lo que podía ser la futura casa de nuestros padres o eso creíamos. En fin, todo era lindo, creí que volví a nacer a tener una madre, una hermana y un padre feliz. Creo que más no se puede pedir en esta vida. Sin embargo, no todo estaría tan bien.
El viaje
- ¡Rocío! Andrea! Despierten, el desayuno ya está servido se escucha en toda la casa, los gritos de Adriana la verdad pueden ser muy buena alarma para salir de la cama disparada.
Ambas vivíamos en el mismo piso, en el tercero, para ser más exacta. Salimos con nuestros pijamas y bajamos rápido a desayunar. Si mal no recuerdo Andrea ayer tenía que hacer una monografía que yo ya la había acabado hace días, quizás por eso su cara de sonámbula era más que evidente.
-Buenos días, Adri digo de forma muy amable, sentándome en la silla esperando el desayuno.
Andrea da un beso a su madre y se sienta a mi lado. Mi padre, como siempre llega tarde a desayunar, pero esta vez trae una cara de felicidad que creo que nunca se podría borrar.
-Y esa cara padre? Parece que te has ganado la lotería -digo en tono sarcástico.
-Mucho mejor, querida. Hace algunos días, hubo un sorteo de pasajes dobles por un tour en todo Europa por 6 meses y adivina ganamos dice mostrándome los boletos.
Vaya, sí que mi padre tiene mucha suerte, ganar esos pasajes sí que era improbable, pero más improbable es que consiguiera vacaciones por tanto tiempo. Al fin y al cabo, mi padre es el gerente de la empresa, puede darse esos gustos.
-Joder, ganaste -digo sorprendida y alegre por la noticia.
Andrea se queda sorprendida también, mirando los boletos para verificar que sean verdaderos.
-Nos iremos mañana amor, al parecer los resultados habían salido hace ya tiempo, solo que no pudimos tenerlos por cuestión de problemas en el envío -dice mi padre mientras bebe su café.
-Ma mañana? -dice Andrea.
-Si, mañana querida-sonríe mi papa.
Adriana se queda mirando a su hija, le acaricia el cabello y le da un beso en la frente. La escena me dejo meditabunda, pero termine por aceptar que fue linda.
Al terminar de comer, decidimos salir para poder pasar el último día juntos. Nos cambiamos y vamos a caminar por un pequeño bosque que había cerca de casa. Charlamos sobre muchas cosas fue un lindo tiempo en familia uno de los últimos días en el que seguiría siendo la misma Rocío que la de ahora.
Al día siguiente, todo estaba listo para que mi padre y Adriana se fueron de viaje por un buen tiempo. Como es de costumbre en mí, me puse de llorona todo el trayecto al aeropuerto, todo lo contrario, a Andrea que se mantuvo firme o quizás aguantando las ganas de llorar, jamás lo sabré.
-Padre, cuídate por favor, llámanos cuando llegues a París y cada vez que viajes a otro país nos avisas ¿sí? -digo algo agitada y abrazando a mi padre en todo momento.
Mi padre asiente con la cabeza y me da un beso en la frente y un abrazo muy cálido. Andrea se despide de su madre abrazándola y repitiendo mis palabras o algo parecidas.
Veo como mi padre desaparece entre el mar de gente del embarque, miro a Andrea y la abrazo, sé que ella también extrañaría a su madre. Nos retiramos de ese lugar.
Yo aún no tenía licencia para conducir, así que la que manejaba el coche era Andrea. Durante todo el trayecto no hubo muchas cosas de que hablar, quizás por eso decidí poner un poco de música apacible.
-Andrea, estás bien? No has dicho nada durante todo el trayecto, primera vez que te veo tan callada.
-Estoy bien, solo que extrañaré a mi madre y a tu padre. Ambos me hacían muy bien.
-Si lo sé, pero estoy yo ambas podremos lidiar con esto y ser muy felices cariño.
Andrea sonríe y sigue manejando, la notaba algo rara, pero en fin que se puede hacer yo intenté hablar con ella. Después de algunos minutos por fin llegamos a casa.
-Rocío em, voy a salir, tengo algo que hacer. Quédate en casa ¿sí? Tienes que cuidarla. Regresaré pronto no te preocupes por mí -dice Andrea mientras me da un beso en la mejilla y se sube en el coche.
-Está bien, cuídate -alcanzo a decir mientras ella se va y se despide alzando la mano.
Toda esta situación me deja con un mal sabor, pero ve a saber que yo soy bien curiosa. Entro a la casa, me pongo una ropa cómoda para estar libre y me echo en el sofá a descansar un poco. Según mis cálculos mi padre debería llegar en una hora, así que estaré esperando su llamada.
Nuevamente la preocupación por Andrea regresa en mi cabeza, me levantó del sofá y me dirijo a mi cuarto creo que necesito descansar. Veo la puerta del cuarto de Andrea abierto, así que decido pasar a ver. Pocas veces he entrado a su cuarto, siempre respeto la privacidad de la gente, pero esta vez creo que quizás esconde algo que necesito saber. Al fin y al cabo, es mi hermana.
Después de una revisada rápida, me encuentro con la tarea que estaba haciendo este fin de semana. Pero hay algo raro, al parecer la tarea ya la había acabado hace días pues en el reporte final de su monografía firmaba con la fecha de hace 4 días. Vaya esto es raro.
Su ordenador estaba prendido, así que decido ver que hay. Nada interesante, pero encuentro una especie de chat, alguien llamada Iris le había escrito ayer en la madrugada. Quizás eso explique su falta de sueño y la luz prendida de su cuarto. Me quedo algo extrañada y temerosa al leer el chat.
Escúchame Andrea, sé que hasta ahora hemos sido muy unidas, pero ya no puedo seguir con esto. No eres para mí y solo me has utilizado para tus guarradas, te daré una última oportunidad búscame en la plaza a las 4 de la tarde, ve sola y charlaremos. Podré ver si lo que dices es en serio o me estás jodiendo como la última vez.
Trato de buscar mensajes antiguos, pero al parecer Andrea había borrado todos o la gran mayoría. El mensaje me deja intrigada, parecía que eran parejas, que Andrea sea lesbiana no me molesta, al fin y al cabo, soy una mujer de mente abierta o eso creo. Pero lo que me deja pensativa es guarradas acaso Andrea busca algo sucio tendré que hablar con ella cuando regrese. Pero a decir verdad Andrea se estaba comportando raro hace algunos días.
El reloj marcaba las 6, estaba preocupada y no sabía si llamar a mi papá. Aún no me llama.
Hija, llegue bien, no te puedo llamar porque tu mamá ya está descansando. Te amo, que descanses y cuídate mañana te llamo de nuevo.
Me tranquilizo al leer el mensaje, sin embargo, sigo esperando que llegue Andrea para poder conversar del chat que encontré.
Después de veinte minutos
-Rocío, buenas tardes o casi noches me demoré un poco es que había un poco de tráfico. Disculpa por no avisar -la escucho algo acongojada, pero opto por no decirle nada.
-No te preocupes, pero necesitamos hablar de algo que acabo de enterarme.
-Que pasó no me digas que llegaron mal a París? Por favor dime que no.
-No querida, mi papá me mando mensaje. Llegaron bien felizmente.
-Entonces de que quieres conversar.
-Sobre Iris.
Noto el cambio de expresión de Andrea, incluso veo sus ojos brillosos como queriendo romper en llanto. Me levanto y la intento abrazar.
- ¿Que pasa Andrea, hay algo que no me quieres decir?
Andrea no responde nada, pero escucho sus llantos bajo mi pecho y su abrazo se vuelve más fuerte cada vez. La separo de mí y la miro fijamente.
-Que pasa estás llorando como una bebé y no puedo ayudarte en nada.
-No no te puedo decir Rocío, discúlpame y sale corriendo de la sala.
No dejaré que se vaya, opto por seguirla subiendo las escaleras hasta llegar a su cuarto. Entra a su cuarto y se tira en su cama, tapándose con su almohada. Yo también entro y cierro la puerta, para que se sienta más tranquila.
-Me puedes explicar que es ese mensaje? -digo señalando el ordenador.
-Sé que no somos hermanas de verdad, Andrea. Pero todo este tiempo que estamos juntos te has convertido en una buena amiga y una buena hermanastra. No me gusta verte así y mucho menos que le ocultes cosas a nuestros padres y a mí. Así que cuéntame y te prometo que nadie más sabrá sobre esto, no me molesta que seas lesbiana Andrea digo firme.
Andrea me mira con incredulidad y algo de temor.
-Tú no sabes nada de mi tu solo me conoces un poco más de un año. No puedes pedirme que te cuente algo que ni siquiera tienes derecho a saber.
Sus palabras me duelen un poco, es cierto que no la conozco mucho tiempo; pero no es la manera para tratar a alguien que se está preocupando por ti.
-Andrea
-Mi padre mi padre me pegaba de niña y no solo a mí si no a mi madre también. Todas las noches venía tomado y agarraba a bofeteadas a mi madre para luego hacer lo mismo conmigo. Soporté ese infierno por más de nueve años, hasta que mi mamá logró divorciarse y vivir lejos de ese hombre -en llanto Andrea me revela ese secreto.
Me quedo en shock, es algo fuerte lo que me cuenta pero aun no entiendo que tiene que ver con su bisexualidad.
-Andrea, cuanto lo siento -digo en tono consolante.
-No no sientas pena por mí.
-Pero que tiene que ver ese horrible episodio con ese mensaje en tu ordenador -pregunto.
-Yo yo construí una personalidad en base al trato de mi padre. Me llevaron a muchos psicólogos y todos daban el mismo diagnóstico: trauma post-maltrato. Pero ¡ellos no saben nada de lo que yo sufro! después de alejarme de ese hombre desarrolle conductas inferiores siempre me sentí inferior a todos, solo buscaba a alguien que me mande y me diga que hacer. Ningún hombre hacía eso, todos querían llenarme de besos y abrazos, yo quería que me traten mal, que me digan que hacer, quería ser dominada ... porque eso es lo que mi papá me decía que merecía. Mi madre nunca supo de esto, no quería cargarla con más problemas.
Me quedo fría, la verdad no sabía que aquella chica tan inteligente y tan linda haya sufrido tanto en toda su vida. No sabía qué hacer, si responder o abrazarla solo quería ver si tenía algo más que decirme.
-Y si, así fue como conocí a Iris. Nunca había tenido gustos afectivos hacia mujeres, pero aquella era hermosa. Me dio miedo intentar algo con ella, sin embargo, asumí el riesgo para ver si así me podía olvidar de mis traumas del pasado. Al comienzo todo fue lindo, me olvide de lo que quería yo y me deje llevar por ella, citas besos y abrazos por todos lados. Claro todo a escondidas de mi madre ella no podía saber nada de esto.
Escucho atentamente a sus palabras, la verdad quería saber qué era lo quería de Iris. No sabía con certeza, pero con sus últimas palabras me dio a entender que ella es un poco masoquista ... algo común en estos tiempo de chicas "sumisas" por doquier.
-Pero todo cambió cuando le dije a Iris que quería que me azotara. Estábamos en su casa, cenando y las cosas se subieron algo de control. Terminamos en la cama y en medio de besos y caricias le pedí aquella práctica. Ella por la calentura del momento aceptó e hizo caso a mi pedido pero a partir de ese día mis pedidos fueron constantes y en cualquier momento.
-La hostigaste? -pregunto atónita.
-Si, le pedía cualquier cosa quería que me golpeara, que me tire cera o que simplemente me de comer como perra. Todo esto hizo que ella sintiera asco por mi encontró videos sado en mi celular y así fue como llegamos a este momento, ella terminó conmigo porque no quiere que la molesta más -esto último lo dice llorando desconsoladamente.
No sabía cómo apoyarla, la verdad no sé si lo que hizo Andrea estaba bien, pero me pongo en su lugar aquel trauma debió haberla impactado por mucho tiempo.
-Andrea no te voy a juzgar por nada de lo que has hecho. Tú necesitas ayuda y voy a tratar de hacerlo, cuando te mudaste a esta casa te convertiste en mi familia y yo nunca dejaré a mi familia sola.
Andrea rompe en llanto y se tira a llorar, opto por dejarla sola un momento, tiene una montaña de emociones ahora mismo y creo que lo mejor es dejar que ella misma se calme. Me retiro.
En mi cuarto pienso la situación nuevamente no sabía cómo iba ayudar a mi hermana, pero iba a encontrar una manera. Pero antes me doy un buen baño, me quito la ropa y entro. La verdad que necesitaba relajarme, mucha tensión para tan pocos días.
Al salir del baño, escucho aún los llantos de Andrea y decido ayudar, me cambio rápido poniéndome un pantalón holgado y polo a tiras. Entro al cuarto.
-Andrea, por Dios, tienes que levantarte no te puedes derrumbar tan fácil. Ven digo tomándola de la mano.
- ¡No, déjame! -necesito de ella la necesito -grita mi hermana en tono suplicante.
-Tú lo que necesitas es una buena ducha, ven -la jalo de las manos y la levanto a la fuerza.
Nunca había visto a Andrea con deseo, la verdad pocas veces la había visto en ropa interior y jamás había despertado algún morbo en mí, pero después de lo que me conto algo cambió dentro de mi perspectiva hacia ella.
-Vamos, entra a bañarme o quieres que yo misma lo haga, hace como dos días que no lo haces -digo mientras me paro en la puerta del baño con ella adentro.
Andrea me mira y no hace nada, sigue en actitud de lloriqueo.
-Joder Andrea -me acerco a ella y le voy quitando las prendas sin ninguna resistencia por parte de ella.
La verdad tenía un buen cuerpo, una figura envidiable, fina y delicada como una muñeca de esas de colección que valen una fortuna. Su cintura parecía delineada por un marcador fino, sus piernas contorneadas y respingadas hacía que su silueta se viera más angelical y morbosa a la vez. Dos grandes pechos asomaban a la vista de cualquier ojo humano, grandes y redondos pesados, pero no caían en el exceso de lo falso y anticuado. No siempre, se notaba el tamaño de sus pechos, pues Andrea no era de ponerse cosas muy llamativas, pero vaya que sorpresa me lleve con ella.
Su trasero, suave y delicado parecía hecho de terciopelo. Al tacto como ningún otro, a la vista el mejor de todos. Mi mano no sabía por dónde ir, quería entrometerse en los oscuros caminos del deseo de Andrea, sin embargo, mi raciocinio me lo impedía. Era mi hermana y nunca le haría nada. Consistente y muy formado, así era su trasero que retumbaba en mi mano cada vez que le ayudaba a quitarse las bragas. Finalmente quedó expuesta ante mí, totalmente desnuda con los pezones algo erectos por el frío del piso y su cabello tapándole su rostro.
-Entra o quieres que te bañe también como a una cría? -pregunto tratando de irme del baño y poder olvidarme de lo que mis lascivos ojos acababan de ver.
-No quiero hacer nada, Rocío. No sé por qué me has desnudado si ahora me regreso a la cama a seguir suplicando por la muerte.
Dentro de mi hay algo que se alegra al oír esas palabras, como un fuego interior nace en mí y me empuja a entrar al baño, pero algo me retiene y me hace pensar dos veces lo que pienso hacer. Nunca había sentido atracción hacia una mujer y la verdad nunca me había atraído tanto Andrea, es cierto es hermosa y muy linda, ¿pero esto? Esto está fuera de control.
-Ve, entra a la ducha te tendré que tratar como a una cría, joder -digo mientras enjabono sus pechos con algo de lujuria.
Mis manos recorren aquellos caminos con temor a pasarse de los límites que el cuerpo de Andrea me lo permitiese. Masajeo sus pechos con gran delicadeza, sintiendo esa hermosa y delicada piel chocar con la mía. Sus pezones al parecer disfrutaban de mis caricias, asomaron por mis ojos y me los llenaron de calor. Sin embargo, Andrea seguí inmiscuida en la más profunda depresión, me atrevo a decir que si algún enfermo la violase no opondría resistencia alguna en su estado actual.
-Date la vuelta -ordeno de forma natural y recibo el acatamiento inmediato por parte de ella.
Su trasero era tan firme como sus pechos o inclusive más, mis manos masajeaban cada centímetro tratando de relajar sus músculos y también a ella para que se despojará de sus sentimientos de depresión, fúnebres y nada pertinentes para nosotras. Enjabono sus piernas para llegar a la parte más sexual de ella, su entrepierna parecía una flor que tenía que abrirse con mucho erotismo y delicadeza. No cualquier podía descubrir tal bello secreto, pero me sentía afortunada de estar ahí con mis manos abriendo paso sobre un terreno llano y delicado.
Mis ojos no creían lo que veían, dos caminos separados que se unían y se volvían a separar uno del otro llevando a un pequeño monte de la perdición en donde cualquier mano varonil quisiera estar. El sentido libidinoso de todo esto hizo que sintiera como mis bragas se pegaban al calor de mi entrepierna y el deseo aumentaba en mi cuerpo junto con la tensión del momento.
Después de padecer los encantos de Andrea, termine el baño y al parecer se sentía mejor. A veces el baño con agua caliente bota tus demonios y te deja sin la carga emocional que llevabas encima.
-Gracias Rocío por no dejarme sola en tal momento, yo ya puedo terminar de alistarme, gracias -dice dándome un tierno beso en el cachete.
Asiento con la cabeza, pero algo dentro de mí se pone triste, pareciera que me hechizo con algo quería seguir ahí y secarla yo mismo con mis manos volver a sentir su piel junta a la mía y ver sus grandes pechos con mis ojos una última vez.
Me retiro de su cuarta, con la cabeza dando brincos por todos lados y el corazón a punto de estallar. Esto sería el inicio de algo pero aún no se dé qué. Quizás descubrí una faceta sexual nueva en mi o quizás descubrí mi mayor perdición, el tiempo lo dirá.
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Es la primera parte de una serie que pienso hacer. Soy nueva y me gusta realizar relatos de todo tipo. Este será un gran relato que mezclara temas diversos ... desde un amor "filial" no al 100%, temas tabúes como sadomasoquismo, torturas, etc y pizcas de romanticismo y mucho amor.
Estaría agradecida que cualquier sugerencia la envíen al correo : roxanarelatos@gmail.com y también si tienen alguna idea para otro relato, de cualquier temática haganmelo saber.
Saludos