Origami erótico

Hace unos días platicando con mi amante, me contó sobre un ejercicio de origami… erótico. Al principio me reí, no me lo hubiera imaginado, pero me enseñó la forma de hacer una verga doblando y enrollando apropiadamente...

Origami erótico

Mi amante es apasionado, cachondo, divertido, tierno, terriblemente erótico

Hace unos días platicando con él, de cositas calientes obviamente, me contó sobre un ejercicio de origami… erótico. Al principio me reí, no me lo hubiera imaginado, pero me enseñó la forma de hacer una verga doblando y enrollando apropiadamente un trozo de tela.

"Al final lo amarras con un cordón, dándole una forma cachondita, más grueso, más delgado, más grueso, etc. Y le pones un condón." – me dijo mi adorado amante.

Finalmente anoche hice mi verga origámica, quedó bastante tentadora, y tenía que probarla en acción

Tengo un consolador, de goma, azul transparente, y ahora el otro, el de tela. Pensé que sería divertido utilizar ambos. La noche estaba muy tranquila; en mi habitación, la luz ámbar del alumbrado público se colaba a través de las cortinas de mi ventana, iluminando mi cama.

Coloqué ambos consoladores sobre mi almohada y comencé a desnudarme poco a poco. Estaba muy excitada recordando nuestro ultimo encuentro erótico, tanto que sentía mi conchita latir cada vez más a medida que me quitaba la ropa.

Mis pechos son grandes y redonditos, cuando me quité la blusa comencé a acariciármelos, mis pezones no tardaron en endurecerse. Imaginaba sus manos recorriéndome, apretando mis tetas, cerré los ojos fantaseando, imaginando que era él quien me manoseaba, que eran sus manos las que pellizcaban mis pezoncitos

Entonces abrí mis ojos y vi nuevamente ese par de consoladores esperando por mí, y una gota de mis juguitos escurría entre los labios de mi excitada panochita. Mi falda cayó al piso y entonces me subí a la cama. Recostándome cómodamente baje mi tanguita a mitad de mis muslos, y comencé a acariciar mis vellos púbicos, mis labios hinchaditos que ya estaban húmedos, mi clítoris

Tomé el consolador de tela y comencé a masajear mi clítoris circularmente, mmmmm se sentía tan bien, pasaba la cabeza de éste entre mis labios, desde mi clítoris hasta el borde de mi agujerito que latía cada vez más fuerte… y entonces me penetré lentamente, fue tan deliciosa la sensación que me hizo gemir, que así seguí hasta meterlo casi todo, y lo dejé dentro de mi concha, era delicioso hacer fuerza y apretar esa gruesa verga con los músculos de mi rajita, tan delicioso que mientras escribo el relato me he vuelto a excitar de solo recordarlo

Entonces, con mi conchita llena, tomé el otro consolador, el de goma, y no pude evitar imaginar que era la verga de mi amante, tan gruesa y dura, tan rica. Me acariciaba la cara con ella la pasaba sobre mis mejillas, sobre mis labios, besándola, lamiéndola, la pasé sobre mis tetas, sacando un pezón de mi bra, mojé la cabeza del consolador con un poco de saliva y lo llevé hacia mi pezoncito, estaba tan caliente… me masajeaba con el, finalmente me desnudé ambas tetas y alternaba el masaje en uno y otro pezón, mientras no dejaba de apretar mi conchita, gozando la gruesa verga que me llenaba y que también estaba empapada de mis jugos.

Chupé con pasión el consolador azul, lo metía lo mas profundamente posible, incluso llegué a toser un poco, pero estaba tan caliente y excitada que eso no importaba, luego lo sacaba de mi boca con sonoros chasquidos y empapado, con varios hilos de saliva escurriendo de la cabeza de esa deliciosa verga, no era un consolador, era la verga de mi hombre, mmmmm mi amor, como deseaba que estuvieras conmigo en ese momento

Entonces ocurrió, me excité a tal punto que no aguantaba más, con el consolador de goma, totalmente empapado de saliva, comencé a masturbarme masajeando mi clítoris hinchadito, y con la otra mano comencé a meter y sacar el otro consolador en mi concha, era delicioso sentirme llena, escuchaba el sonido húmedo de mi concha caliente y empapada, imaginaba la cara de placer de mi hombre y que si el hubiera estado conmigo, hubiera gozado tanto masturbarme con el consolador mientras me metía su verga durísima una y otra vez hasta vaciarse en mi, y darme toda su lechita tibia y espesa

Me vine tan fuerte pensando en ello, que tuve que morder la almohada para no gritar y despertar a todo el mundo, fue delicioso el orgasmo que tuve anoche, gracias por tanto placer mi vida, mi adorado maestro de origami erótico.

Con todo mi amor, para C.