Orient express 8

Después de una experiencia de tres, los amigos ya se encuentran las dos jóvenes chicas en el tren camino a Transilvania

Después de ver como Samuel les trajo el desayuno ambas se sentaron como pidieron en la cama, y empezaron a comer con gula el desayuno que las trajo el joven. Veinte minutos después de eso,  Hiriko se levantó y entro al baño para aseándose un poco, después de eso se dispuso a vestirse, pero para su sorpresa su ropa la tenía Alicia  en la mano, al acercarse a ella para recuperar su ropa, esta se negó a dársela antes de darla un efusivo, y apasionado beso en los labios donde sus lenguas se unieron en un baile agarrado,  la joven japonesa le respondía a su sus caricias labiales, después de ese apasionado beso, se fue con su ropa en a mano dirección al baño, mientras giraba el picaporte, su jadeante y entre cortada respiración, hacia prever que se había excitado, no era la única, pues esa imagen  de las dos atractivas mujeres besándose desnudas, hizo palpitar la inerte polla de Samuel de sus pantalones,  hizo que la joven española se acercara con mirada lasciva, hasta estar a pocos centímetros de sus labios, lo que tardo el en pestañear, ella recorrió la distancia que separaban sus labios, el beso fue carismático, húmedo y apasionado, ella   entregada y  ufana a los besos y los roces con los que él la obsequiaba en su desnuda y suave piel. Ambos  eran observados por una joven japonesa ardiente, que mientras ellos se besaban, ella se mordía  el labio inferior y se tocaba con desenfreno.  Las lenguas batallaban enredadas la una con la otra. Hiriko se masturbaba con esmero, con mirada vana, encerrada en sus pensamientos, anhelando que el bulto del joven la hiciera suya , mientras las manos femeninas de ella recorrieran sus pequeños pechos donde en ese momento un punzante dolor placentero recorría cada uno de los erectos, duros y morenos pezones de la japonesa,  las manos de ambos recorrieron arriba y abajo la espalda del otro, mientras ella acariciaba por encima del pantalón la polla que cada vez se ansiaba por entrar en acción y palpitaba con cada caricia en busca de otra más. Samuel separo los labios de los de Alicia  al ver como la joven asiática se masturbaba llegando al orgasmo gimió fuertemente, mordiéndose el labio inferior

-        Bésame, bésame… te deseo. Le dijo Hiriko a Alicia  mientras llegaba su placentero clímax

Alicia   fue hasta ella y la beso, acariciando con su mano el reciente húmedo coño de la joven,  ese beso apasionado, entregado de las dos amantes, las encendió, deseosa de que a aquel momento no se terminara, la luz que entraba por la venta, topaba con los bellos cuerpos desnudos de las dos chicas realzando el momento íntimo de apasionado lujuria, sus  ardiente caricias de las pequeñas manos de largas uñas granates y bien cuidadas  de Hiriko que recorrían la desnuda piel de la espalda de Alicia , dejando lindes rojas en ella, esos arañazos superficiales que irritaron su piel, arrancaron algo más que un leve y suspiro, encendieron si era posible el más que húmedo coño de Alicia  deseosa de polla. Mientras, con la boca  unida a la de al joven asiática, se besaban  una y otra vez mezclando ambas   salivas que aquellas lenguas húmedas y cálidas producían. Samuel se sentó observando el espectáculo, mientras  las dos chicas se separaban mirando con lujuria una a la otra, y fugazmente la polla de Samuel. Alicia  entonces se fue a la bandeja y allí unto un poco de mantequilla a la rebanada de pan y empezó a comerse la tostada, muerta de hambre, de hambre de hombre, aun palpitante su coño, pero su estómago la demandaba comer, saciar su apetito y recobrar fuerzas. Hiriko la acompaño mientras Samuel salió del  cuarto, las dos jóvenes calladas se deleitaban mirando el cuerpo desnudo de la otra, mientras los rayos del sol golpeaban su desnudez.  Las dos chicas untaron en el pan mantequilla y mermelada, haciéndose unas tostadas  con las que acompañaron, sus infusiones. Los rayo del sol golpeando y  calentando la piel de las chicas que estaban sentadas en la cama con la bandeja en el medio de las dos.

-        Eres una diosa, ¿lo sabías? Le dijo la joven japonesa quería hacerla comprender el deseo que desprendía de la chica

-        Calla porfa, que me da vergüenza.  contestó acallando a la joven

Después de terminar de desayunar Alicia  se asomó por la ventana viendo las montañas, encumbradas por los altos árboles que hacían el bosque, aun desnuda se levantó para coger el libro que estaba leyendo, apoyándose contra la pared con las piernas flexionadas empezó a leerlo.

-        ¿Qué lees? No entiendo el título. Le dijo con los ojos casi cerrados haciendo el esfuerzo de comprender lo

-        Drácula de Brand Stoker, ¿quieres que lea en alto? Prosiguió Alicia

-        Si, por favor. Respondió la joven Hiriko sentada de rodillas delante de Alicia  mirándola con una sonrisa

Amigo Arthur, si hubiera aceptado usted el beso aquel antes de que la pobre Lucy muriera, o anoche, cuando abrió los brazos para recibirla, con el tiempo, al morir, se convertiría en un nosferatu, como los llaman en Europa Oriental, y seguiría produciendo cada vez más "muertos vivos", como el que nos ha horrorizado. La carrera de esta desgraciada dama acaba apenas de comenzar. Esos niños cuya sangre succiona no son todavía lo peor que puede suceder; pero si sigue viviendo, como "muerta viva", pierden cada vez más sangre, y a causa de su poder sobre ellos, vendrán a buscarla; así, les chupará la sangre con esa horrenda boca. Pero si muere verdaderamente, entonces todo cesa; los orificios de las gargantas desaparecen, y los niños pueden continuar con sus juegos, sin acordarse siquiera de lo que les ha estado sucediendo. Pero lo mejor de todo es que cuando hagamos que este cadáver que ahora está "muerto vivo" muera realmente, el alma de la pobre dama que todos nosotros amamos, volverá a estar libre. En lugar de llevar a cabo sus horrendos crímenes por las noches y pasarse los días digiriendo su espantoso condumio, ocupará su lugar entre los demás ángeles, De modo que, amigo mío, será una mano bendita por ella la que dará el golpe que la liberará. Me siento dispuesto a hacerlo, pero, ¿no hay alguien entre nosotros que tiene mayor derecho de hacerlo? ¿No será una alegría el pensar, en el silencio de la noche, cuando el sueño se niega a envolverlo: "Fue mi mano la que la envió al cielo; fue la mano de quien más la quería; la mano que ella hubiera escogido de entre todas, en el caso de que hubiera podido hacerlo."? Díganme, ¿hay alguien así entre nosotros? Todos miramos a Arthur. Comprendió, lo mismo que todos nosotros, la infinita gentileza que sugería que debía ser la suya la mano que nos devolvería a Lucy como un recuerdo sagrado, no ya Gentileza de infernal; avanzó de un paso y dijo valientemente, aun cuando sus manos le temblaban y su rostro estaba tan pálido como si fuera de nieve: —Mi querido amigo, se lo agradezco desde el fondo de mi corazón destrozado. ¡Dígame qué tengo que hacer y no fallaré! Van Helsing le puso una mano en el hombro, y dijo:  ¡Bravo! Un momento de valor y todo habrá concluido. Debe traspasar su cuerpo con esta estaca. Será una prueba terrible, no piense otra cosa; pero sólo durará un instante, y a continuación, la alegría que sentirá será mucho mayor que el dolor que esa acción le produzca; de esta triste cripta saldrá usted como si volara en el aire. Pero no debe fallar una vez que ha comenzado a hacerlo. Piense solamente en que todos nosotros, sus mejores amigos, estaremos a su alrededor, sin cesar de orar por usted. Tome esa estaca en la mano izquierda, listo para colocarle la punta al cadáver sobre el corazón, y el martillo en la mano derecha. Luego, cuando iniciemos la oración de los difuntos..., yo voy a leerla. Tengo aquí el libro y los demás recitarán conmigo. Entonces, golpee en nombre de Dios, puesto que así todo irá bien para el alma de la que amamos y la "muerta viva" morirá. Arthur tomó la estaca y el martillo, y, puesto que su mente estaba ocupada en algo preciso, sus manos ya no le temblaban en absoluto. Van Helsing abrió su misal y comenzó a leer, y Quincey y yo repetimos lo que decía del mejor modo posible. Arthur colocó la punta de la estaca sobre el corazón del cadáver y, al mirar, pude ver la depresión en la carne blanca. Luego, golpeó con todas sus fuerzas. El objeto que se encontraba en el féretro se retorció y un grito espeluznante y horrible salió de entre los labios rojos entreabiertos. El cuerpo se sacudió, se estremeció y se retorció, con movimientos salvajes; los agudos dientes blancos se cerraron hasta que los labios se abrieron y la boca se llenó de espuma escarlata. Pero Arthur no vaciló un momento. Parecía una representación del dios escandinavo Thor, mientras su brazo firme subía y bajaba sin descanso, haciendo que penetrara cada vez más la piadosa estaca, al tiempo que la sangre del corazón destrozado salía con fuerza y se esparcía en torno a la herida. Su rostro estaba descompuesto y endurecido a causa de lo que creía un deber; el verlo nos infundió valor y nuestras voces resonaron claras en el interior de la pequeña cripta. Paulatinamente, fue disminuyendo el temblor y también los movimientos bruscos del cuerpo, los dientes parecieron morder y el rostro temblaba. Finalmente, el cadáver permaneció inmóvil. La terrible obra había concluido. El martillo se le cayó a Arthur de las manos. Giró sobre sus talones, y se hubiera caído al suelo si no lo hubiéramos sostenido. Gruesas gotas de sudor aparecieron en su frente y respiraba con dificultad. En realidad, había estado sujeto a una tensión tremenda, y de no verse obligado a hacerlo por consideraciones más importantes que todo lo humano, nunca hubiera podido llevar a feliz término aquella horrible tarea. Durante unos minutos estuvimos tan ensimismados con él que ni miramos al féretro en absoluto. Cuando lo hicimos, sin embargo, un murmullo de asombro salió de todas nuestras bocas. Teníamos un aspecto tan extraño que Arthur se incorporó, puesto que había estado sentado en el suelo, y se acercó también para mirar; entonces, una expresión llena de alegría, con un brillo extraño, apareció en su rostro, reemplazando al horror que estaba impreso hasta entonces en sus facciones. Allí, en el ataúd, no reposaba ya la cosa espantosa que habíamos odiado tanto, de la que considerábamos como un privilegio su destrucción y que se la confiamos a la persona más apta para ello, sino Lucy, tal y como la habíamos conocido en vida, con su rostro de inigualable dulzura y pureza. Es cierto que sus facciones reflejaban el dolor y la preocupación que todos habíamos visto en vida; pero eso nos pareció agradable, debido a que eran realmente parte integrante de la verdadera Lucy. Sentimos todos que la calma que resplandecía como la luz del sol sobre el rostro y el cuerpo de la muerta, era sólo un símbolo terrenal de la tranquilidad de que disfrutaría durante toda la eternidad. Van Helsing se acercó, colocó su mano sobre el hombro de Arthur, y le dijo: —Y ahora, Arthur, mi querido amigo, ¿no me ha perdonado? La reacción a la terrible tensión se produjo cuando tomó entre las suyas la mano del anciano, la levantó hasta sus labios, la apretó contra ellos y dijo: —¿Perdonarlo? ¡Que Dios lo bendiga por haber devuelto su alma a mi bienamada y a mí la paz! Colocó sus manos sobre el hombro del profesor y, apoyando la cabeza en su pecho, lloró en silencio, mientras nosotros permanecíamos inmóviles. Cuando volvió a levantar la cabeza, van Helsing le dijo: —Ahora, amigo mío, puede usted besarla, Bésele los labios muertos si lo desea, como ella lo desearía si pudiera escoger. Puesto que ya no es una diablesa sonriente..., un objeto maldito para toda la eternidad. Ya no es la diabólica "muerta viva". ¡Es una muerta que pertenece a Dios y su alma esta con Él! Arthur se inclinó y la besó. Luego, enviamos a Arthur y a Quincey fuera de la cripta. El profesor y yo cortamos la parte superior de la estaca, dejando la punta dentro del cuerpo. Luego, le cortamos la cabeza y le llenamos la boca de ajo. Soldamos cuidadosamente la caja de plomo, colocamos en su sitio la cubierta del féretro, apretando los tornillos, y luego de recoger todo cuanto nos pertenecía, salimos de la cripta. El profesor cerró la puerta y le entregó la llave a Arthur. Al exterior el aire era suave, el sol brillaba, los pájaros gorjeaban y parecía que toda la naturaleza había cambiado por completo. Había alegría, paz y tranquilidad por todas partes. Nos sentíamos todavía nosotros mismos y llenos de alegría, aunque no se trataba de un gozo intenso, sino más bien de algo suave y muy agradable. Antes de que nos pusiéramos en movimiento para alejarnos de aquel lugar, van Helsing dijo.

Fue interrumpida al oír llamar a la puerta, pensando que era Samuel, al levantarse para abrir la puerta, una vez delante de ella aun con el libro en su  mano derecha abrió con la izquierda, tres hombres esperaban al otro lado, al ver la desnudez de la joven apartaron la mirada.

-        Disculpe ¿se encuentra la señorita Hiriko? Pregunto uno de ellos sin mirar al frente

-        Si, aquí estoy. Respondió la japonesa mientras se acercaba a la parte de atrás de Alicia .

Agarrando la puerta indicando la aprobación de que entraran, los tres hombres lo hicieron, después de que el último entrase la joven asiática, cerró la puerta con pestillo a su espalda.  Se abrazó por detrás al último y sin previo aviso le bajo la cremallera, dejando escapar la polla de este.

-        Les invite ayer a follarme, se me olvido lo siento Alicia , no sé cómo supieron que estaba en tu compartimento, pero ahora tengo ganas de polla dura y ellos me la vana  dar. Dijo en alto mientras pajeaba al hombre.

Los otros dos hombres se desnudaban, dejando sus miembros al aire, Hiriko se arrodillo delante del hombre que estaba pajeandole  antes, empezando una mamada. Los otros dos hombres, viendo el recibimiento que estaba teniendo su amigo, con las pullas duras y al encontrarse cerca de Alicia  por el escaso espacio que tenía el compartimento uno empezó a besarle en los labios, mientras el otro jugueteaba con su cuerpo, acariciaba su duro culo, con una mano mientras la otra acariciaba el muslo, según se acercaba a su vagina esta iba separando las piernas para que llegara mejor.  El que la besaba fue bajando hasta encontrarse en uno de los duros y firmes pezones de Alicia  donde empezó a lamerlo, morderlo y juguetear con él. Besándole ahora él otro y contestándole ella al abrir la boca dejando paso a la lengua altanera y llena de deseo. Pegada a la pared, se dejó amar por el atractivo hombre. Antuan  se humedeció los labios mientras los ojos caían en el par de buenas razones que la hembra le ofrecía. Los pezones oscuros y grandes enseguida recibieron el roce perverso de los labios masculinos. Alicia   gimió con fuerza llevándole contra ella tomado de la cabeza. Las uñas enredadas en los cabellos morenos y crespos del hombre, le apretaba contra ella sin dejar de reclamar más y más. De un pezón Antuan  pasó al otro, rozándolos con los labios, envolviéndolos con los mismos, lamiéndolos y llevándolos a crecer bajo los labios Entre los dedos se los apretó, pellizcándolos cruelmente lo que la hizo gritar dolorida.  Sin saber cómo Alicia  se había encontrado con dos hombres para ella, sin saber cómo estaba disfrutando de los hombres que pagarían por los servicios de la joven asiática,

-        Eres preciosa cariño… ven deja que te bese. Le dijo Fransua a la joven japonesa

A su vez Alicia  había pasado de tener a Philippe comiéndole las tetas a que este pasara a recostarla en la cama y empezara a acercar el capullo rojizo e hinchado de su polla a su coño, al llegar a los labios de estos se detuvo, y empezó a restregar este por los flujos que Antuan y el habían logrado sacar.

Hiriko se arrodillo ahora ante Antuan y  se dispuso a darle placer con su boca. El rostro le quedaba a la altura perfecta del objeto tan deseado. De nuevo aquel tímido golpe de lengua, ella lo tomó entre los labios sin necesidad de las manos y comenzó a chuparlo lentamente. Metiéndosela y sacándola, cerrando los ojos y abriéndolos para sonreírle de aquel modo perverso. Los ojos ahora en blanco al metérsela lo que pudo. Poco a poco el miembro hinchado empezaba a responder convenientemente llenándole la boquita con su presión asfixiante.

-        Sigue, sigue así… cómemela, cómemela toda… articulaba Antuan

Este  empujando el miembro contra la boca hambrienta la follaba, entrándole entre los labios que lo envolvían golosos. Ella chupaba y chupaba, llenándose la boca con la fuerza del hombre. Enseguida le puso firme, aquella lengua y aquella boca sabían hacer bien su trabajo. Adentro y afuera, pasando su  lengua por el glande rosado, sin apartarle la mirada recorrió el tallo de arriba abajo. Lamió y saboreó los huevos cargados entre sus labios. Respiraba con dificultad, murmurando en voz baja con cada nuevo roce, con cada nueva caricia de la experta asiática.

Fransua tomo a Hiriko por detrás de la rodilla, y empezó a chuparla la raja, mientas ella chupaba y comía devorando el miembro duro y grueso. Pajeándole con la mano al tiempo que la dejaba resbalar a lo largo del tronco brillante y lleno de venas. Utilizó ahora ambas manos para masturbar la ancha polla  palpitante. Mientras, su  otro amante con  la mano en su clítoris empezó a masturbarlo mientras seguía lamiendo el coño. Se sacó la polla de la boca y empezó a gemir más y más alto mientras los temblores iban apoderándose de su cuerpo. Fransua desde su perspectiva veía como el coño se contraía y se empapaba de flujo mientras Hiriko arqueaba la espalda y gemía de placer. Y después de eso sin decir nada,   agarro fuerte por las caderas y, centímetro a centímetro, empezó a meterle la polla. Aunque tenía el coño lleno de flujo, su coño estrecho le estaba estrangulando la polla. Al principio iba con cuidado, pero sus gemidos cada vez más altos, se mezclaban con los de Alicia  al recibir las embestidas cada vez más y más rápido. Sus caderas se movían acompasadas cada vez que la penetraba y en un momento dado  abrazó con las piernas haciendo una pinza con ellas sobre la cintura de Philippe que no descuidaba los pezones de la joven.

-        Sí joder, sigue, me gusta mucho – sus jadeos eran música para los oídos de los tres

Después de unos minutos de intensa follada y, queriendo cambiar de posición, para tener las manos libres se tumbó sobre la cama para poder subirla sobre su polla.

-        Cabalga, quiero verte saltando encima de mí, y ver como botan esas enormes tetas que me están volviendo loco. Dijo el joven francés.

Deslizándose para adelante, se colocó sobre la polla y empezó a introducírsela hasta lo más profundo de su precioso coñito. Dejándose caer sobre el que seguía sacando y metiendo su dura polla por el coño de Alicia  aprovecho el acto de ella para  empezar a comerse sus tetas, cuyos pezones estaban duros como piedras. Con un ritmo suave y lento pero aumentando la velocidad cada vez más hasta que empezó a gemir como una loca.

-        ¡Sí, sí, sí, síi, aaasíííí!-gimió ella, mientras su cuerpo se veía sacudido por las furiosas embestidas del francés.

-        ¡Mááááás, no pares, sí, sí, sigue! le rogaba ella.

Casi en la boca del orgasmo, Alicia  notaba como el miembro del joven se abría paso en su interior, como la llenaba con cada penetración, sus labios se abrían al paso de este, miro a su alrededor y vio como la joven asiática,  había tumbado a los dos hombres en el suelo, acto seguido, sensualmente se puso de rodillas, con una rodilla entre las piernas de cada uno de ellos. Acercándose al que tenía a su derecha  acerco sus labios a los de él, y darle un húmedo beso con lengua que dejó aturdido al joven francés, Antes de que éste reaccionara, se volvió hacia el otro y repitió la acción,  acercó más y más su cara a la de él. Los latidos de éste le resonaban como tambores, con la preciosa carita de Hiriko a  un centímetro de la suya, cuando ella le agarró de la nuca y le metió la lengua hasta la campanilla, Sin más, Hiriko se apartó de sus labios, a la misma velocidad que se había llegado se agachó y se metió la polla de este  en la boca comenzando a mamarla, mientras con la mano derecha pajeaba a su compañero dejando sus caderas en alto, ofreciendo una vista de sus labios vaginales, sus nalgas se abrieron dejando ver el rosado y cerrado ano de la nipona,

-        ¡Oooh, lláááá, lllllaááá! ¡Joder, cómo chupa, Dioss!

-        ¡Pues anda que las manitas que tiene!

-        Puuff, pues quién tuviera esa boquita chupándosela... -dijo a su compañero  mirando como   la polla desaparecía entre  los labios de Hiriko

Después de oír eso, la joven asiática se la saco de su linda boca, y empezó a hacerles sendas pajas, mientras volteaba la cabeza y veía como si amiga regia recibiendo una buena follada, los gemidos de esta eran bastante audibles,  volvió a mirar a sus dos amantes, para bajar su cabeza, sus finos labios  empezó a lamer el glande de uno, para alternar con el del otro, mientras sus delicadas manos se centraban ahora en acariciar el escroto de los dos franceses, Philippe empezó a ver el espectáculo, y con mirada lasciva abandono a Alicia  para acercarse al ménage à trois, Hiriko noto como el glande de la polla se ponía en la entrada de su ano, y sin tiempo para decir nada noto como entraba sin contemplaciones, ese hecho hizo que avanzada hacia adelante cayendo sobre Antuan, dejando su polla a la altura de su ombligo,

-        ¡¡Aaaaaahhh!!! ¡¡!! ¡¡Joderrrr!!. Gimió la joven al notar como entraba y salía el duro miembro de su ano hasta la mitad de su envergadura

Antuan no perdió el tiempo y viendo que podía dejarse caer para poseer el coño de la asiática, así lo hizo, esta al notar como su polla se restregaba por sus labios vaginales alzo un poco su cuerpo para facilitar la entrada de esta en su coño, sentándose sobre él, a  horcajadas mientras era devoraba la polla del tercer hombre, la , mirada de Alicia  era de lujuria, envidia y mientras miraba a  los ojos de su amiga viendo como disfrutaba del  placer,  mientras se dejaba caer, clavándose la polla en su coño, a la vez que otra desaparecía por su culo y viendo como el joven Fransua la sujetaba la cabeza mientras esta le hacía una espectacular mamada.  Alicia  se autosatisfacía, metiéndose dos dedos en el coño, estaba a punto de llegar, sus músculos se tensaban, su cara de envidia al tener que terminarse ella la faena, mientras su amiga era follada por cada uno de sus orificios la excitaba

-         ¡¡¡Ouuuuuufffffff!!!!!! ¡¡Aahh!! ¡¡Aahh!! ¡¡Aaahh!!!gemía Alicia

Mientras continuaba moviendo  sus caderas al ritmo de sus dedos mientras veía como las tres pollas desaparecían

-         ¡¡Oooohhh!! ¡¡Qué gustoo, siiiiiii. Continuaba gimiendo al borde de llegar

-

-         ¡¡OOOoooohhhh!!! ¡¡¡No puedo más!!!! ¡¡Me corrroooo!!!

-         Ooooooohhhh oooooooohhhhhhhhhh oooooooooohhhhhh…vamos chicos…no me deis tregua…me encanta…siempre he deseado que esto ocurriera…Mmmmmmm que delicia…oh dios…¡¡¡oooooooohhh oooooohhhhhhh ooooooooohhhh!!!...que bien me estáis follando…que viciosa soy…seguid, seguiiiiidddddd….gemía Hiriko mientras la penetraban por los dos agujeros

-          AAAAHHHH, AAAAHHHH, como me dan placer estos dedos, que bien saben lo que le gusta a mi coño, AAAAHHHH, AAAAHHHH-  gimió Alicia .

-         ¡ Ooohh, ! ¡¡No está nada mal, !!  -- oyó a su amiga al notar como la durísima polla de este la  penetrándola hasta los huevos.

Hiriko  empezó a cabalgarlo sensualmente, y fue incrementando el ritmo conforme aumentaba su expresión de placer.   Antuan, disfrutando al máximo la follada de, no dudó en agarrarla con ambas manos de sus nalgas y atraerla más aún hacia sí para comerle las tetas. La japonesa gemía desatada follando mientras le chupaba con avidez los pezones.

- ¡¡¡Oooohhh, oooohhh, mon dieu, MON DIEEEUUU!!!! -aulló Philippe  en un gemido largo y desangelado

-        siiiiiiii  siiiiiiii  aaaaaahhhhh, me coorrooooo. Grito Hiriko

No pudo evitarlo más y se corrió gritando, con los ojos en blanco, al notar las dos pollas durísimas de los chavales la empalaban por ambos agujeros. Contoneó las caderas follándose el coño con la de Antuan  para correrse mientras la de Fransua  no sólo aprovechaba el movimiento de ella, sino que la petaba activamente, haciéndoselo con su culo, mientras Alicia  al borde del desmayo, con los ojos cerrados, se mordía el labio, mientras  su mano derecha acariciaba su clítoris, sus  labios vaginales,  masturbarse a la vez que  con la otra mano acariciaba una de  sus tetas   y pellizcaba su pezón duro..

-        ¡¡ AAAHHH, AAAHHH no aguanto más, me voy a correeer, me corro, me voy a correr!! Dijo Alicia

Antuan  era completamente indiferente al orgasmo de Hiriko, al de Alicia  a la lejanía de la estancia apoyada contra la pared del vagón debajo de la ventana. Estaba en el séptimo cielo disfrutando del polvazo que le estaba echando. Su tierno y estrecho coñito le daba un placer sin límites en su  polla mientras que se centraba en disfrutar del sabor dulce de las tersas tetas de la hermosa japonesa, mientras la seguía agarrando del culo para facilitar la penetración de su amigo Fransua,  que  por su lado la cogía de sus estrechas caderitas con sendas manos y la atraía hacia ella al compás de las embestidas de su compañero para  la penetraba por el culo egoístamente, haciéndoselo con él sólo concentrado en el gusto que se daba.  Philippe no pudo más, viendo como Alicia  se corría y sin aviso alguno saco su polla de la boca de la asiática, empezando a descargar,  eyaculando corro  tras chorro del semen  que salía expulsado de polla, este callo  en su pelo, sobre su cuerpo, sus tetas, en su preciosa lencería.. Ella abría la boca y sacaba la lengua hasta el, recibiendo en ella todo el semen que podía para relamerlo y tragarlo. Ella gritaba aún más y él se comía sus pechos y su boca mientras le acariciaba sus nalgas arrastrándose juntos a un orgasmo de antología. Ella se arqueó y gritó de placer mientras él se tensaba y en los últimos empujones, empezó a descargar el semen dentro de ella, llenando  el coño. Los chorros golpeaban en su interior sin dejar de notar como su miembro seguía entrando y saliendo, hasta que en la última entrada se quedó en lo más profundo y descargo ahí el resto, mientras su otro amante mostraba signos de no aguantar más así, seguía empujando con avidez su polla hacia el interior del culo de la joven, ella arqueaba la espalda del placer que estaba sintiendo al ser cogida así. Mientras su joven amante  la tenía bien sujeta de la cintura y encontraba así un excelente apoyo para hundirle hasta el fondo su polla, ya no era tanto la rapidez sino la fuerza con la que se la estaba cogiendo, en cada empujón se veía claramente cómo se movían las nalgas cuando la pelvis del joven chocaba contra ellas, y el efecto inmediato, el vaivén de los diminutos senos de la japonesa, impulsada por la tremenda arremetida en mi interior Hiriko no  aguantaba más, deseaba llegar otra vez.

-        Oh, Dios ... más...más..." -le dijo, animándolo a continuar y así poder llegar ella

Pero era consiente de  cómo se hinchaba su cabeza y de golpe sentido una sensación de líquido caliente que se depositaba en la parte más profunda su mi culo, cuando se percató de que el joven francés acabo, sintió como la des penetraban, acomodándose en el suelo, de rodillas, de sus orificios manaba sendos regueros de semen, que fluyendo por sus muslos morían en el suelo del departamento, los tres jóvenes  se limpiaron y se fueron como vinieron, no antes sin dejar en la mesa un fajo de billetes. Hiriko sonrojada cogió el dinero y mirando a Alicia  para repartirlo se encontró con un beso de la joven en sus labios, que aún tenían restos del semen, al igual que su cara, tetas y pelo. Alicia  se despidió de su amiga, y sin vestirse se apoyó en la ventana viendo el paisaje, las montañas cubiertas de árboles verdes, una preciosidad, a lo lejos en un peñasco deslumbro las ruinas de una fortaleza, entonces supo que ya estaban en Rumania, pues esas eran las ruinas del castillo de Drácula, y que en un par de horas llegarían a la capital del país. Entonces se percató de la hora que era, y que entre unas cosas y otras no había comido, y sobre todo en su mente a pesar de haberse quedado satisfecha con la ración de sexo que tuvo echo en falta la polla de su amante, esa que le dio uno de los mejores orgasmo de su vida y fue en ese viaje. Donde estaría Samuel que en esas horas de lectura y orgia no había aparecido, en su cabeza estaba la imagen de sentir como uno de los franceses la penetraba su húmeda vagina, mientras anhelaba  el sabor de la polla del muchacho que tan loca la volvía.