Orient express

Una serie de relatos narrando las vivencias de unos jóvenes que se conocen en este mítico tren, un viaje de parís a Estambul donde todo puede ocurrir

Corría el año de nuestro señor de mil ochocientos noventa y ocho. Un verano caluroso en el cual decidí hacer un viaje de placer  en el Orient Express.  El viaje me fascinaba, era un trayecto de siete días y seis noches, saliendo  de Paris  para llegar a Estambul. Como yo soy de Madrid me toco hacerme antes el trayecto desde la capital española a la francesa, desde la estación de Atocha  a la de Saint-Michel allí hacer un trasbordo.  El lujoso tren constaba de una locomotora de vapor de última generación, la cual de su chimenea manaba  una fina columna de humo, después de ella un vagón donde los maquinistas tenían el carbón y después de él, había otros cinco coches más,  el número tres era el mío y cambiando en el andén observo la majestuosa  y bella imagen de una dama, su vestido de princesa, largo, de una sola pieza con un cuerpo ajustado y una falda con crinolina de un vivo color azul cielo.  A la entrada de cada vagón, un revisor recogía los pasajes e indicaba el compartimento que les correspondía a cada pasajero,  entrar en este se notaba mucho lujo, mi vagón contaba de doce compartimentos, el que me correspondía era el número ocho, a un lado y al otro un estrecho pasillo que lo recorría de punta a punta, estaba franqueado al sur por el vagón comedor, y al norte por  otro choche de primera categoría. Mi compartimento  del tren no era de los más lujosos, pero sí bastante confortable.  Constaba de una pequeña mesa donde poder leer  la reciente novela de terror del escritor irlandés Abraham Stoker. Una novela novedosa de un vampiro. También tenía una cama en la que entraba una persona. Un armario donde colgar mi ropa y un pequeño aseo. Deshice la maleta y guarde mis tres trajes de color negro dos de ellos y azul oscuro el tercer, dos pantalones de pinza y varias camisetas a parte de la muda intima. Me senté en el cómo sillón delante de la mesa y abrí el libro para empezar a leerlo. Solo despegue la mirada de las paginas cuando el silbato de la salida del tren. Una hora más tarde Salí de mi departamento y fui al coche bar a tomar un whisky, allí volví a ver a la dama. Sentada en una mesa tomando un té y leyendo una novela.  Pedí en la barra la consumición, cuando me volví vi como al joven se volteo para mirarme furtivamente, decidí sentarme en una de las mesas libres que había a su lado para no ser descarado. Pero al pasar por su lado no pude remediar ver el ejemplar que leía, era la misma novela que la mía.

-        Disculpe señorita por la intromisión, que le parece la novela hasta ahora. No crea que soy un mal educado solo que vi que iba más avanzada que yo en la lectura y me gustaría saber si es tan buena como dicen.

-        Siente caballero y hablaremos de ella si no le importa. Le dijo mientras le miraba con cara de sorpresa y alivio.

-        de buen grado acepto  su ofrecimiento Me llamo Samuel. Le dije mientras me sentaba enfrente de ella.

-        Un placer señor Samuel, yo soy Alicia. Le respondió con una voz suave y sensual.

-        El placer es mío sin duda, pues me hace dichoso el poder hablar de esa novela, y si me permite el cumplido el hacerlo con una señorita tan guapa. Le respondí

Sus mejillas se sonrojaron sin decir nada más. Durante el resto de la tarde la conversación paso de la novela a nuestras vidas, la joven me dijo que desde siempre le había hecho ilusión el visitar Constantinopla, y que era de España de Madrid. Las casualidades nunca se dan, el libro nos hizo empezar una conversación que de otra manera nunca se hubiera propiciado. Sin darnos cuenta de las horas vino como muchos de los pasajeros llegaban para cenar.

-        Sería un placer si me permitiera compartir la velada de la cena con usted. Le dije a la joven sabedor que como yo viajaba sola-

-        ¿no creo que va muy rápido señor? Le corto la joven con entusiasmo

-        No era mi intención ofenderla señorita, solo ser cortes. Le respondí mientras me levantaba despidiéndome de ella.

-        No hace falta que se levante. Me dijo al levantarse,

Al pasar por mi lado me dijo al oído que la excusará, tenía que ir al baño y que solo lo decía para guardar las apariencias. Miraba la puesta del sol. Absorto en mi mente recordando cada milímetro del bello rostro de la joven.  El ticki tacka de las vías con el roce de las ruedas metálicas del tren  solo era  roto por  el bullicio del coche  restaurante  era continuo.  Mi acompañante volvió y se sentó en el mismo asiento que estaba, mirándome fijamente levanto la mano sin perder contacto con mis ojos, estos no se usaron, y mantuvieron la mirada. El camarero dejo los menús, encima de la mesa. La noche era calurosa y aun a pesar de eso el tren iba prácticamente vacío. Pues yo era el único ocupante de mi coche. Y el vagón restaurante estaría mediado.  La carta reflejaba, desde ensaladas hasta carne o pescado, mi acompañante eligió una ensalada y yo un entrecot de carne. Cuando lo trajeron la cubertería de plata, y la vajilla de porcelana finamente decorada alegraban la comida.  La cena fue bastante entretenida, pues en ella hablamos de nuestros trabajos y el motivo de nuestro viaje Estambul. Ella viajaba para poder conocer las capitales de Viena, Praga, y Estambul, aparte de la ciudad de Giurgiu una encantadora ciudad rumana.  La noche había caído sobre la tierra, y el manto oscuro que la acompañaba solo era rasgado por la luna, después de cenar la acompañe hasta la puerta de su compartimento, que se encontraba en el coche dos, así que atravesamos el pasillo del coche tres que unía el vagón restaurante con el de la joven señorita Alicia, solo deteniéndome delante del mío. Nos despedimos cordialmente acordando que a la mañana siguiente desayunaríamos juntos y así podríamos continuar viendo el desenlace de la novela de Abraham Stoker.  Al entrar fui al balo a lavarme la manos, algo tedioso el trabajo por el continuo traqueteo del tren.  Me sorprendió la llamada a la puerta de mi cabina, Salí del baño y arreglándome un poco la ropa abrí, mis ojos rebelaron la sorpresa que fue verla allí. Me quede tan de piedra que ni siquiera pregunte que quería, entro nada más abrirle la puerta y cerrándola a su paso.

-        Discúlpeme, pero he pasado una tarde tan amena y divertida que me tome la libertad de invitarme a charlar en su compartimento, como antes dijo este coche estaba vacío y el mío tiene demasiados vecino.  Explicaba al sentarse en la cama de mi compartimento.

-        No te preocupes, ¿quieres algo de beber? La pregunte señalando la jarra de agua que se encontraba junto a la botella de whisky.

-        Si, gracias. Dijo al levantarse y servir dos tragos de whisky en sendos vasos, dándome uno

-        Por esta amistad. Dijo mientras levantaba su vaso en alto para brindar

Chocamos los vasos y ella bebió un poco del líquido ámbar oscuro, mientras yo le vacié del todo. En uno de los traqueteos del  tren ella se vino a mí por la fuerza, así que la agarre por la cintura, con la mano libre que tenía, sin darme cuenta su cara se encontraba a escasos centímetros de la mía, podía contemplar su belleza, sus sonrojadas mejillas que iban en aumento. Me preguntaba por qué seria cuando me percaté de que mi mano no estaba en su cintura, sino que acariciaba por su nalga. Cuando la fui a retirar todo sonrojado de vergüenza no pude articular palabras para disculparme pues fui acallado de la mejor manera, sus carnosos y suaves labios cerraron los míos haciéndome tragar las palabras que fueran a salir de mi boca. Nuestras lenguas jugaban entre sí, los labios pegados se movían con el abrir y cerrar de nuestras bocas,  acaricie su pecho por encima de sus ropajes. Ella termino el beso tan inesperadamente como lo empezó.  Se arrodilló desabrocho  mi pantalón del traje que cayó al suelo sin demora, bajando mi ropa interior. Dejando frente a ella mi polla tiesa, erguida apuntando hacia su boca. Noté como me latía el corazón. Seguramente por la situacion, no tenía control de la situación, ella me empuja suavemente para que me siente, y como una felina se acerca a mis piernas, sus manos se posan en mis rodillas, las cual  separa acariciando mis muslos, lentamente introduce su cabeza entre ellas, y empieza a lamer el glande de mi polla. Ciertamente era muy bonita. La mire con detenimiento  mientras su lengua describía cirulos en el glande de mi polla, para detenerse y lamer el tronco desde los huevos hasta el glande otra. Mi corazón iba a estallar. Con su mirada lasciva parecía invitarme a hacer algo palpando con su mano el tronco de mi polla  que estaba caliente y dura. Apenas me rozaba con su lengua lograba sacarme suspiros profundos de mis labios que intentaban ahogarlos. Su mano acariciaba mis  testículos pero eso basto  bastó para que diera un suspiro fuerte, un bufido al notar como mi polla desaparecía  en el interior de su boca.  Mientras me acariciaba, con suavidad, las ingles. Puso su mano en mi bultito y me estremecí. Acarició todo con mucha dulzura, mientras cerré los ojos y me dejé llevar por el placer inicial.  Lo que vi me paró el corazón.  Su mano izquierda estaba ahí, hurgando por debajo de la tela de su falda, dejando ver sus piernas cubiertas por unas medias negras imagine que estaría acariciándose su coño mientras se deleitaba con mi polla. Mi mano derecha decidió acariciar sus pechos, calcule que tendría una noventa de talla. Senos firmes y duros. Su mano ya subía y bajaba,  al ritmo de su boca. Sin ningún miramiento, por un pene a punto de estallar. Me iba a correr  demasiado rápido si continuaba así, me excitaba mucho esa imagen suya, así que deje de acariciar su pecho para desabrochar su vestido. Tenía botones desde el cuello hasta el comienzo del culo. Desnudo de cintura para abajo, con la polla tiesa, mirando al techo del vagón, rocé como pude la piel de su espalda, esta estaba tapada por un corpiño rojo y negro atado a su espalda con unos cordones,  mis manos recorrían desde su cuello desnudo hasta su culo para volver hacia el cuello.  Sus rodillas clavadas en el suelo del compartimento,  una de sus manos recorría el muslo, mientras la otra acompañaba a la boca dándome placer en una polla que a momentos se hinchaba más dentro de su delicada, y sensual boca.   Mi polla  era masturbada magistralmente por su mano,  mientras se la metía más y más adentro.   Por mi parte, una de mis manos se escabullo de las caricias de su espalda, bajo por su clavícula, y cogiendo una  de sus tetas, para masajearla y poder pellizcar un pezón  endurecido, al verlo me ansié de poder llevármelo  a la boca,  ante las caricias en su seno  ella arqueó la espalda. Alicia continuaba metiendo mi  polla  dentro de su boca, yo disfrutaba de eso  cálido lugar donde la tenía prisionera. Desde mi posición veía como la cabeza de la Alicia subía y bajaba con cada succión y como con sus  labios tenía atrapada mi polla, mientras percibía el suave roce de sus dientes y la viscosa lengua paladeando cada centímetro.

-        ¡¡¡¡¡Joder, alicia!!!!!! masculle, tratando de no elevar la voz.

-        ¡¡¡¡¡¡Si, coño!!!!!! gimotee al notar como apretaba sus dientes contra mi glande.

-        ¡¡¡¡¡¡No pares!!!!!!!

Entonces, se la  saco y comenzó  a lamerme el duro tallo,  el glande, describiendo pequeños círculos sobre mi  punta para luego, ir descendiendo por el tronco. Allá por donde había pasado había dejado  brillantes estelas de saliva. Su suave  mano no dejaba de subir y bajar, continuando la dulce paja que me estaba haciendo,  llevándome al borde del clímax,  presa del placer cerré los ojos, sin dejar de imaginarme el sabor de su cuerpo, el aire del compartimento se estaba viciando con el aroma del sexo.  Disfrutando de las gratas sensaciones, arqueé un poco mi espalda para sentir mejor las sacudidas de placer que estaba sintiendo, mi espontanea amante  mantenía un buen ritmo. Mi cerebro iba a mil por hora en un carrusel de sensaciones y me encontraba con la duda de aguantar y alargar al máximo ese momento o dejarme ir. Yo quería correrme dentro pero entendía que al menos tenía que avisar de algún modo

-        ¡Agh, Dios! Exclame muy excitado

con pequeños movimientos de convulsión  la indicaba lo que estaba a punto de llegar. Ella lo entendió todo a la perfección  y a pesar de ello no se detuvo en su afán de mamarme la polla. Sus movimientos de cabeza de delante hacia atrás, deslizando el  miembro por su cavidad bucal. Lleve mi mano de la espalda a su cabello castaño claro. Baje mi mirada y observe como sus ojos miraban mi rostro, desencajado en una mueca de placer, sus preciosas mirada se clavaba en mí, como mi polla se hacía en su boca. Era una mirada sensual, de puro vicio y lasciva la joven arreció con su chupada, dándome  más placer si eso pudiera ser, emití un bufido de placer ahogado, al morderme los labios para no llamar la atención.  Todo mi cuerpo se tensó cuando comencé a descargar dentro de su boca el primer chorro de semen  fue abundante y llenó su boca por completo, ella no se inmuto y continuo subiendo y bajando su preciosa boca con mi polla dentro de ella.  Latigazo tras latigazo de  leche golpeaban su paladar, eso hacía que algo se le escapara de su boca, cayendo al suelo, Aliciaahora con la boca inmóvil saboreaba el abundante manantial que había liberado en su boca. El sabor caliente y salado de semen inundó su paladar. De entre la comisura de sus labios restos de mi corrida salían de su boca. Sin hacer más gestos saco mi polla dentro de dentro de su cálida boca y sin aviso trago todo el semen de ella, jadeante intentaba recuperar el aliento  al tiempo que respiraba grandes bocanadas de aire. Vio como ahora lamía mi  polla, devorando los restos de la corrida que había en ella

-        Son geniales… Suaves y tersas. ¿Me gustaría probarla? la pregunte

Sin esperar respuestas la saque mi polla de su boca, la levanté y su vestido cayo por su peso contra el suelo, mi boca fui y chupé un pezón sin pensármelo,  esos pezones tan anchos dentro de mi boca la hacían suspirar, a la vez que  temblaban con mis caricias en su cara interna del muslo. La levante para apartar el vestido, y la senté en la cama, las tornas se habían cambiado

-        Ahora me toca a mí devolverte el placer. La dije con mirada lasciva

El corpiño se encontraba suelto de su espalda, su parte superior que antes cubrían esos majestuosos pechos ahora los alzaban desde abajo, las medias de rejilla se habían roto a la altura de sus rodillas, mientras el liguero era lo único que tenía  sujetándolas, aparto sus piernas una de la otra, describiendo un arco, dejándome ver su sexo, húmedo que brillaba con la luz del candil a mi espalda.  Volví a lamer sus pezones, su preciosa  aureola,  con cada lengüetazo en ellos suspiraba y gemía suavemente, como una gata en celo.  Empece a acariciar su sexo con mi mano, sin distraerme de sus pechos. Acariciaba sus labios superiores, el perímetro del clítoris

-        Ahhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, mmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhh, mmmm. Articulaba al notar la presencia de mis yemas de los dedos abriéndose paso

-         Me he corrido, lo siento, pero estaba muy excitada y tus caric… empezó a decir hasta que la acalle besando sus labios, su lengua sabia  a mi semen.

Para cuando aparte mis labios de los suyos,  le levante, ella se  quedó sorprendida, tenía delante de mii sexo, apenas sin pelo y mojado, brillante a la luz. Estaba de pie, frente a ella con su coño puesto en mi mente. Le besé el cuello, chupando el lóbulo de la oreja, ella se mordió el labio empecé a descender, besando su piel, me detuve ante sus pechos y agarrando con fuerza el cordaje de su corpiño lo desapreté con ímpetu para sacárselo por arriba. La imagen de su coño que no tenía ni un solo pelito me incitaba para proseguir mi camino. Lentamente descendía otra vez desde su cuello, ahora era el otro lado el que recibió mis caricias. Lentamente llegue a su pezón, desafiante mirando hacia mí. Ella recostada con sus manos apoyadas contra el colchón de la cama en su espalda, sus pies encima de la cama y las piernas flexionadas. Cuando le mordí con suavidad el pezón, no pudo reprimir un leve gemido. Continúe  acariciando con mis labios en forma de besos su tripa, mis manos acariciaban sus muslos  que eran duros y cálidos, especialmente en su cara interior. Y hacía allí me dirigía demorándome en la tarea, disfrutando como un salvaje al ver como su cuerpo se convulsionaba con mis caricias. La primera parte de mi rostro que llegó a su sexo fue mi barbilla, la cual se mojó de sus fluidos, no necesite llegar con mi nariz para poder oler el duce aroma que manaba de él, fresco y húmedo a la vez, salado, limpio. Cuando mi lengua penetró en su interior, gimió con  fuerte

-        Ahhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ohhhh

Lamía sus labios, primero con suavidad, alternando lamidas con mordisquitos suaves. Su clítoris, durito y acalorado, me volvía loco. La penetré con la lengua y esta vez dejó escapar un gritito. Uno de mis dedos comenzó a jugar con su ano. Se lo lamí aprovechando su postura y le encantó. Me apliqué con más energía sobre su clítoris. Comprobé que le encantaba que le chupara justo a los lados del capuchón.

Apenas tres lametones más tarde, se corría con un amortiguado aullido. Sus piernas temblaban, temblaba su vientre. Encogió aún más las piernas para sentir con más fuerza mientras con sus manos apretaba mi rostro contra su sexo.  me cogió la cabeza con una mano, para acariciarme el  pelo mientras seguía con las caderas el vaivén de mi boca, llevándola al éxtasis. Empecé a acariciarme el clítoris, que ya estaba hinchado, más excitado, la zona, mojada completamente por sus fluidos y mi saliva, sabia excelente susurró y gimió de pronto

-        samu, cariño, por favor… creo que… ah…. cuidado… mmmmmm

Sin miramientos mi lengua siguió penetrándola  con fuerza mientras le agarraba con fuerza las tetas, metía y sacaba mi lengua  cada vez más rápido para saborear sus flujos que manaban del orgasmo que acababa de tener. Al terminar de correrse saque mi lengua y la pase por toda su raja, deteniéndome en un fuerte movimiento en su clítoris.  Lo succionaba, lamia y mordía. Cuando empecé anotar que otro orgasmo la asomaba,  la puse a cuatro patas, mirando contra la pared del vagón. Empecé a lamer de abajo arriba ese coño delicioso, me sentía atrevido y emprendedor, así que deje su coñito un segundo para empezar a introducir mi lengua en su culito. Ella gimió a la vez que giro la cabeza para ver que hacía y reprenderme, pero el placer que sintió al sentir la punta de mi lengua en su culto y dos dedos en su coño la acallaron. Después de toquetearla un ratito las tetas que la colgaban, puse mi polla otra vez dura en la entrada de su coño. Ella enseguida que se dio cuenta de lo que quería hacer así que sin aviso movió su culo hacia atrás ensartándosela entera

-        tengo la erección más grande de mi vida, y me sentía desesperado por penetrarte, poseerte. La dije mientras le la clavaba hasta la mismísima entrada del útero

-        AAAAAAAAAAAAAAAahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, aaaaaaaaohhhhhhhhhhhhhh, oohhhhhhhh, ohhhhhhhhh, ohhhhhh-.

Seguí sobándola las tetas mientras la bombeaba mi rabo dentro para luego sacárselo y repetir el movimiento.  Estos movimientos violentos provocaron que ambos gimiésemos, hasta que finalmente no pudo aguantarlo más y empezó a gemir en un descontrol por el orgasmo que había sentido con mi polla dentro, al retirarla una de las veces, vi como mi polla brillaba a consecuencia de su corrida, sus flujos se había adosados a mi polla y eso también facilitaba su penetración. Una ligera sombra de terror atravesó mi mente, con cada embestida que le propinaba a su culo, sus respiración iba en aumento en el último orgasmo pensé que nos descubrirían, pero ahora estaba seguro que algún empleado del tren lo haría en cualquier instante. Pero a pesar de ello la sensación de  cuando mi  polla se ensartaba en su coño bien valía la pena, a la vez que una pequeña punzada de placer  recorriera su espalda con cada penetración de mi polla en su coño.  Alicia abrió su boca jadeando, soportando la incomodidad, mientras veía como  aumentaba mi  velocidad y profundidad den cada penetración,

-        Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhh, oooooooooohhhhhhhhhhhhhhhh, aaaaaaaaa ahhhhhhhhhhhh-.

Veo como Alicia se lleva la mano a su clítoris y lo empieza a masajear por encima.

-        Ahhhhhhh, ohhhhhh, ahhhhh, ohhhhh-.

Mientras seguí penetrándola con fuerza un rato, sin dejar de sobarla ni un rincón de su cuerpo deseoso de sacarle esas notas musicales que eran para mi sus gemidos, aferro con mis manos sus caderas y acelero más sabedor de que mi polla se va hinchando, sabedor de que dentro de poco la llenare el coño de semen caliente, esa  idea me excita más aun y hace que empiece a descargar dentro de ella.

-        Ahhhhhhh, ohhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, mmmmmmmmm, que caliente lo siento. Dice al notar como mi semen golpea en sus paredes vaginales, alguno incluso en la entrada del útero.

Después de eso la saque y me tumbe encima de la cama, esperando que eso no acabara, ella se levantó y viendo que aún no se había pasado el efecto de la excitación en mi polla se sentó encima de mí. Note como mi semen caía por mi rabo hasta mis inglés, de ahí se resbalaba hasta morir en las sabanas. Con cada movimiento de sube y baja que hacia Aliciase escurría algo de semen

-        Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhh. Continuaba gimiendo cerca de un orgasmo

Sus  uñas se clavaron en mi pecho, haciendo heridas

-        ¡¡¡¡aaaaahhhhhh¡¡¡¡¡¡¡ me corrrrrooooo dios que rico. Dijo mientras su orgasmo asomaba y apretaba con toda las fuerzas mi polla dentro de su vagina.

Mientras mis  manos la sujetaban por la cintura sin dejar de fallarla, mis embestidas salvajes, sus uñas en mi pecho, sus continuos mordisqueos de sus labios, pase a  penetraba de forma lenta la sensación de mi polla dentro de su coño inundado por mi antes era fantástica, no pase por alto qué como estaba y llevando ella la voz cantante y el ritmo de los envites, empecé a mamarle las tetas,

-        Ahhh  Samuel, me encanta cuando tu polla me está follando el coño. dijo ella gimiendo apretando sus músculos vaginales

Después  de oír eso mi penetración anal por mi dedo que empezaba a entrar fue súbita, sacándola un gemido  fruto de la mezcla del dolor y placer. Haciendo que  gimiera más fuerte y que yo  también gimiera. Continuaba cabalgándome de forma pausada y  mientras  estaba incorporado comiéndome sus pechos,  mientras gemía y me  abrazaba por la cabeza para que no dejara de lamérselos, mientras los succionaba  con fuerza  pasando de un pezón de ella al otro. Estaba solamente pendiente de las tetas, ya que me encanta chuparlas y lamerlos. Al poco tiempo ella comenzó a moverse más rápido, después de unos minutos, decido tumbarme para contemplar su figura, mi sorpresa fue ver como botaban sus  tetas, mientras que la ayudaba a que mi  polla  se metiera dentro de ella. Su apretado coño hacia estragos en mi miembro, comenzando  a mover sus caderas más rápido,  no pude aguantar más los envites y me corrí más abundante que antes, Alicia al notar mi semen otra vez dentro se corrió en un silencioso y explosivo orgasmo que hizo se derrumbara encima de mi maltrecho y arañado pecho.  Los dos nos quedamos allí, en esa posición ella encima de mí intentando recuperar el aliento al igual que yo, lentamente se fue escurriendo hacia mi costado, y al sacar la polla de su coño sonó un ploff sonoro. Y de dentro de ella  un manantial de semen salió manchándola los muslos. Sin percatarnos nos dormimos en esa posición.