Orient express 4
El viaje se detiene en Budapest. los dos amantes descubren nuevas sensaciones y experimentan nuevas cosas
Se despertó a falta de un par de horas para levantarse, un leve susurro era arrastrado por el aire hasta sus oídos, en medio de la noche iluminada por la luna, se percató que a su lado ya no se encontraba Alicia , incorporándose un poco vio que estaba en un sillón leyendo Drácula, su lado de la cama se encontraba vacío pero aun guardaba algo de su calor. Aunque la brisa nocturna no solo arrastraba su voz leyendo, también una fragancia conocida para él. Levantándose en un sigilo felino, fue a buscar la figura desnuda de Alicia ,
Se me acercaron y me miraron por un tiempo, y entonces comenzaron a murmurar entre ellas. Dos eran de pelo oscuro y tenían altas narices aguileñas, como el conde, y grandes y penetrantes ojos negros, que casi parecían ser rojos contrastando con la pálida luna amarilla. La otra era rubia; increíblemente rubia, con grandes mechones de dorado pelo ondulado y ojos como pálidos zafiros. Me pareció que de alguna manera yo conocía su cara, y que la conocía en relación con algún sueño tenebroso, pero de momento no pude recordar dónde ni cómo. Las tres tenían dientes blancos brillantes que refulgían como perlas contra el rubí de sus labios voluptuosos. Algo había en ellas que me hizo sentirme inquieto; un miedo a la vez nostálgico y mortal. Sentí en mi corazón un deseo malévolo, llameante, de que me besaran con esos labios rojos. No está bien que yo anote esto, en caso de que algún día encuentre los ojos de Mina y la haga padecer; pero es la verdad. Murmuraron entre sí, y entonces las tres rieron, con una risa argentina, musical, pero tan dura como si su sonido jamás hubiese pasado a través de la suavidad de unos labios humanos. Era como la dulzura intolerable, tintineante, de los vasos de agua cuando son tocados por una mano diestra. La mujer rubia sacudió coquetamente la cabeza, y las otras dos insistieron en ella. Una dijo: —¡Adelante! Tú vas primero y nosotras te seguimos; tuyo es el derecho de comenzar. La otra agregó, es joven y fuerte. Hay besos para todas. Yo permanecí quieto, mirando bajo mis pestañas la agonía de una deliciosa expectación. La muchacha rubia avanzó y se inclinó sobre mí hasta que pude sentir el movimiento de su aliento sobre mi rostro. En un sentido era dulce, dulce como la miel, y enviaba, como su voz, el mismo tintineo a través de los nervios, pero con una amargura debajo de lo dulce, una amargura ofensiva como la que se huele en la sangre. Tuve miedo de levantar mis párpados, pero miré y vi perfectamente debajo de las pestañas. La muchacha se arrodilló y se inclinó sobre mí, regocijándose simplemente. Había una voluptuosidad deliberada que era a la vez maravillosa y repulsiva, y en el momento en que dobló su cuello se relamió los labios como un animal, de manera que pude ver la humedad brillando en sus labios escarlata a la luz de la luna y la lengua roja cuando golpeaba sus blancos y agudos dientes. Su cabeza descendió y descendió a medida que los labios pasaron a lo largo de mi boca y mentón, y parecieron posarse sobre mi garganta. Entonces hizo una pausa y pude escuchar el agitado sonido de su lengua que lamía sus dientes y labios, y pude sentir el caliente aliento sobre mi cuello. Entonces la piel de mi garganta comenzó a hormiguear como le sucede a la carne de uno cuando la mano que le va a hacer cosquillas se acerca cada vez más y más. Pude sentir el toque suave, tembloroso, de los labios en la piel supersensitiva de mi garganta, y la fuerte presión de dos dientes agudos, simplemente tocándome y deteniéndose ahí; cerré mis ojos en un lánguido éxtasis y esperé; esperé con el corazón latiéndome fuertemente. Pero en ese instante, otra sensación me recorrió tan rápida como un relámpago. Fui consciente de la presencia del conde, y de su existencia como envuelto en una tormenta de furia. Al abrirse mis ojos involuntariamente, vi su fuerte mano sujetando el delicado cuello de la mujer rubia, y con el poder de un gigante arrastrándola hacia atrás, con sus ojos azules transformados por la furia, los dientes blancos apretados por la ira y sus pálidas mejillas encendidas por la pasión. ¡Pero el conde! Jamás imaginé yo tal arrebato y furia ni en los demonios del infierno. Sus ojos positivamente despedían llamas. La roja luz en ellos era espeluznante, como si detrás de ellos se encontraran las llamas del propio infierno. Su rostro estaba mortalmente pálido y las líneas de él eran duras como alambres retorcidos; las espesas cejas, que se unían sobre la nariz, parecían ahora una palanca de metal incandescente y blanco. Con un fiero movimiento de su mano, lanzó a la mujer lejos de él, y luego gesticuló ante las otras como si las estuviese rechazando; era el mismo gesto imperioso que yo había visto se usara con los lobos. En una voz que, aunque baja y casi un susurro, pareció cortar el aire y luego resonar por toda la habitación, les dijo: —¿Cómo se atreve cualquiera de vosotras a tocarlo? ¿Cómo os atrevéis a poner vuestros ojos sobre él cuando yo os lo he prohibido? ¡Atrás, os digo a todas! ¡Este hombre me pertenece! Cuidaos de meteros con él, o tendréis que véroslas conmigo. La muchacha rubia, con una risa de coquetería rival, se volvió para responderle: —Tú mismo jamás has amado; ¡tú nunca amas! Al oír esto las otras mujeres le hicieron eco, y por el cuarto resonó una risa tan lúgubre, dura y despiadada, que casi me desmayé al escucharla. Parecía el placer de los enemigos. Entonces el conde se volvió después de mirar atentamente mi cara, y dijo en un suave susurro: —Sí, yo también puedo amar; vosotras mismas lo sabéis por el pasado. ¿No es así? Bien, ahora os prometo que cuando haya terminado con él os dejaré besarlo tanto como queráis. ¡Ahora idos, idos! Debo despertarle porque hay trabajo que hacer. —¿Es que no vamos a tener nada hoy por la noche? —preguntó una de ellas, con una risa contenida, mientras señalaba hacia una bolsa que él había tirado sobre el suelo y que se movía como si hubiese algo vivo allí. Por toda respuesta, él hizo un movimiento de cabeza. Una de las mujeres saltó hacia adelante y abrió la bolsa. Si mis oídos no me engañaron se escuchó un suspiro y un lloriqueo como el de un niño de pecho. Las mujeres rodearon la bolsa, mientras yo permanecía petrificado de miedo. Pero al mirar otra vez ya habían desaparecido, y con ellas la horripilante bolsa. No había ninguna puerta cerca de ellas, y no es posible que hayan pasado sobre mí sin yo haberlo notado. Pareció que simplemente se desvanecían en los rayos de la luz de la luna y salían por la ventana, pues yo pude ver afuera las formas tenues de sus sombras, un momento antes de que desaparecieran por completo. Entonces el horror me sobrecogió, y me hundí en la inconsciencia. Desperté en mi propia cama. Si es que no ha sido todo un sueño, el conde me debe de haber traído en brazos hasta aquí. Traté de explicarme el suceso, pero no pude llegar a ningún resultado claro. Para estar seguro, había ciertas pequeñas evidencias, tales como que mi ropa estaba doblada y arreglada de manera extraña. Mi reloj no tenía cuerda, y yo estoy rigurosamente acostumbrado a darle cuerda como última cosa antes de acostarme, y otros detalles parecidos. Pero todas estas cosas no son ninguna prueba definitiva, pues pueden ser evidencias de que mi mente no estaba en su estado normal, y, por una u otra causa, la verdad es que había estado muy excitado. Tengo que observar para probar. De una cosa me alegro: si fue el conde el que me trajo hasta aquí y me desvistió, debe haberlo hecho todo deprisa, pues mis bolsillos estaban intactos. Estoy seguro de que este diario hubiera sido para él un misterio que no hubiera soportado. Se lo habría llevado o lo habría destruido. Al mirar en torno de este cuarto, aunque ha sido tan intimidante para mí, veo que es ahora una especie de santuario, pues nada puede ser más terrible que esas monstruosas mujeres que estaban allí —están esperando para chuparme la sangre. 18 de mayo. He estado otra vez abajo para echar otra mirada al cuarto aprovechando la luz del día, pues debo saber la verdad. Cuando llegué a la puerta al final de las gradas la encontré cerrada. Había sido empujada con tal fuerza contra el batiente, que parte de la madera se había astillado. Pude ver que el cerrojo de la puerta no se había corrido, pero la puerta se encuentra atrancada por el lado de adentro. Temo que no haya sido un sueño, y debo actuar de acuerdo con esta suposición.
Dejo de leer al sentir un suave cosquilleo en la nuca donde los labios de Samuel la beso, el balcón, situado a la izquierda de la cama, y a dos metros del sofá, dejaba entrar el fresco aire que hacía que los pezones de Alicia se marcaran, ambos se miraban, Alicia aun recordaba la sensación de hace un rato cuando se masturbaba pensando en él. Se quedó mirándole, deseosa de sentir su polla dentro de ella, pero al bajar su mirada vio como no era la única que deseaba algo de atención. Su bello rostro, alumbrado por los rayos lunares se veía dulce, como de costumbre. Los ojos de almendra brillaban con luz propia en la noche
- ¿Qué haces levantada? – Inquiría
- No podía dormir.me desperté hace un rato y me puse a leer Hace demasiado calor ahí dentro. respondió
Levantándose del sofá su cabeza se volvió para buscar sus labios. Fue uno de esos besos lentos que se disfrutan desde el primer roce de los labios. Sus labios se fusionaron la lengua de Samuel se coló entre los dientes de Alicia para explorar su boca, que no por conocida dejaba de ser excitante. Las lenguas bailaron escurriéndose despacio la una sobre la otra. Fundidos en un abrazo, las manos de él tomaron caminos divergentes. Una subió hasta su pecho. Primero los acarició por su contorno, después acaricio uno de sus pezones que ya estaba duro. Su tacto exquisito siempre fue deleitado deleite. Las yemas de los dedos índice y pulgar, se afanaban en acariciarlo, disfrutando de la textura de este, mientras su cara expresaba la satisfacción de las caricias. La otra mano fue hacia tus glúteos, acariciándolo primero con las yemas, de su suave piel, ahora también sensible que con las caricias de sus manos se le erizaba por momentos, no se detuvo en sus caricias hasta alcanzar el perineo, y terminar acariciando el esfínter, que según la yema presionaba levemente dejo entrar sin problemas la punta de la yema del índice, haciendo que de sus labios escapara un gemido ahogado por sus labios. Sus bocas se separaron dejando la suya emitiendo leves, su boca recorría la piel erizada de su cuello arrastrando la lengua por él. Mordiendo su lóbulo de la oreja haciendo que su respiración se agitara aún más.
- Me vuelves loca, ¿lo sabías?. Su voz era un susurro con tono de placer y lujuria..
Los labios de él fueron a su pezón, el sabor de su pezón es difícilmente describible. Tan suave que parecía derretirse en su boca. Alicia cogió con su mano izquierda la polla de y la empezó a mover con su mano de arriba abajo, al poco de empezar, se arrodillo y acercando sus labios a la polla de Samuel al cual le dio un par de besos en el prepucio, con sus labios la envolvió mientras con la lengua la frotaba y la rodeaba, poco a poco se la fue metiendo más y más en su boca hasta habérsela metido toda.
- AAAAHHHH, que bien la comes Alicia , sigue así, no se te ocurra parar, continua así, AAAAHHHH- exclamo.
Empezó un sube y baja muy lento, pero cada poco segundos subía la intensidad, mientras tenía la polla dentro de su boca y jugaba con ella con su lengua empezó a acariciar los huevos con sus manos. Entonces se la saco de su boca y se puso a lamer, a succionar, Alicia entonces se la saco de su boca y se la puso entre sus enormes y firmes pechos y los empezó a mover de arriba a abajo. El frenético roce de los pechos de Alicia con su polla y que abecés ella le daba lametazos, no paraba de masturbar la polla de Samuel entre sus pechos
- Me corro Alicia , me corrooooooo. grito Samuel sin casi tiempo.
Entonces ella bajó su cabeza y puso su boca junto en la punta de la polla de Samu, justo cuando Samuel empezó a descargar sus huevos llenos de semen en una larga y abundante corrida, a pesar de intentar tragarse toda la descarga que pudo, Alicia no evito que algo de semen fuera a sus pechos y a su cara, la sorpresa de Samuel fue cuando separo de su boca su polla y con esta, restregó el semen que tenía en el glande, del cual aún salía con cada palpitación y se restregó el semen que tenía en sus tetas, para luego dejar la polla de Samuel limpia con su lengua. Mirando la ventana vieron como los primeros rayos de sol se habrían paso entre la oscuridad de la noche. Alicia se limpió el semen de sus senos y ambos se vistieron. Cogiendo las bolsas de la compra barajón al hall del hotel donde les esperaba un señor con un traje y un chaleco, en su mano sostenía un sombrero de copa, al acercarse a él, el hombre les recogió las bolsas y las llevó al carruaje. Una vez dentro los dos jóvenes hablaban de lo bonito que fue ese día, y sobre todo la madrugada, el trayecto hasta el tren fue ameno por la conversación, cuando entraron en la estación, un mozo de equipaje llevaba las compras de Alicia , los tres miraban la falta de afluencia de pasajero era notable, debido a las horas que eran los dos jóvenes llegaron bien al andén donde su tren les esperaba. Una vez dentro de su vagón, cada uno fue a su compartimento, él se tumbó en su cama tal como iba y se quedó dormido. Alicia paso al compartimento siguiente y al entrar en su cuarto hizo entrar al joven, que dejo la compra en la cama, salió del habitáculo. Se encontraba embobada observando el paisaje por la ventana cuando se le empezaron a cerrar los ojos meciéndose con el “tuc-tuc” típico de las vías. Se tumbó en la cama, y cerrando los ojos rememoro la comida de polla que le hizo a Samuel esa mañana. Allí, sin más preámbulos se empieza a desnudar tumbada en la cama, sin darse cuenta que aun el tren estaba quieto, y como el mozo de equipaje la mira incrédulo. Se acercó a él y empezó a besarlo primero le beso en la boca, luego en el lóbulo de su oreja izquierda eso hizo que el joven subiera el ritmo de su respiración. Después de estar jugando un poco con el lóbulo de la oreja fue bajando poco a poco hasta el cuello donde se paró un poco y después de darle dos o tres besos en él, se dedicó a desabrocharle la camisa de color blanca de mangas cortas que llevaba, se la saco y se la tiro al suelo. Viendo como el joven estaba quieto le agarro las manos y puso cada una de estas en cada uno de sus pechos entonces ya el joven empezó a acariciarlos, besarlos e incluso se atrevió a darle pequeños mordiscos en sus fabulosos pechos y pezones hasta ponérselos tiesos y duros, la respiración de Alicia ya era muy fuerte y dejo de suspirar para empezar a gemir. Al rato de estar jugando con los pechos de Alicia esta, le detuvo y prosiguió bajando hasta sus pantalones, donde se los desabrocho y dejando ver la erección que tenia se la saco, y empezó a lamer el glande, allí de pies donde estaba el joven Alicia le separo las piernas,
- ¡Joder! Que grande y gruesa la tienes, como me va a gustar comérmela y chuparla- dijo esta
Abriéndole las piernas acerco los labios a la polla del joven mozo e engulléndola hasta la base de la polla empezó una maniobra con su boca de arriba abajo despacio pero cada vez iba subiendo la intensidad cada pocos segundos. Según salía la polla de su boca para volver a entrar, enrollaba y succionaba la polla con su lengua, en alguna de esas sacadas, la retiraba entera para besar y lamer la punta de la polla. Todo ello acompañado con miradas lascivas y perversas, hicieron que el joven empezara a gemir más de seguido. Él no estaba quieto le manoseaba sus enormes tetas, acariciando sus erectos pezones sin que ella dejara de lamerle el trozo de carne que le hacía cerrar los ojos de placer
- AHHHH, AHHHH, SIIII, SIIII, AHHHH, AHHHH, si, si, sigue así, como se nota que no es la primera polla que come señorita, , como me la chupas, como me la lames, me está haciendo gozar mucho, como me gusta tener tus enormes pechos duros y erectos entre mis manos, AHHHH, AHHHH-dijo el joven entre jadeos
Entonces aumento la intensidad y la duración de sus chupadas, lametazos, a la vez que proseguía jugando con su lengua. Cuando la retiraba y cuando la volvía a introducir dentro de su boca, en algunas succiones apretaba con fuerza los labios ofreciendo resistencia, eso le volvió loco al joven, que tensaba los músculos de su cuerpo con el placer.
- Si sigue así, no voy a aguantar mucho tiempo. Le dijo el joven
Pero Alicia no se detuvo sintiendo el calor inmenso de su boca que le cubre el miembro y gime de placer. Alicia mueve la cabeza adelante y atrás, de forma muy plana y movimientos cortos, dejando entrar la mitad. La succión es tranquila, constante, sola limitándose a rozar sus labios con el tronco. Pero es increíblemente sexy y morbosa. Sólo echa de menos que sea la de su nuevo amante, anhela su esencia al mamarla. Lo hace, el solo cierra los ojos y disfruto de cada movimiento, intentando que se alargue todo lo máximo que pueda. Sin embargo ese movimiento constante le va llevando poco a poco hacia el orgasmo. Le acaricia suavemente el pelo con una mano, mientras ella continua su succión, degustando esa polla, de su vagina salen hilillos de sus flujos, de lo excitada que esta, el roce de sus incisivos por el blande al entrar y salir le matan, ese roce es leve y sin hacer presión, ella acelera la mamada, intentando meter un poco más de polla. Su mano comienza a apretar más fuerte en el tallo, haciendo que el orgasmo se retenga. El joven no sabe cómo hace eso, pero parece que la subestimo, retira su boca y le regala una mirada, le observa, sonríe, demostrando que ella tiene el control sobre él. Vuelve a lanzar su boca contra su polla dejando que baje toda por su garganta. Tras eso, comienza a chupármela más rápido y profundo, ayudándose con una mano, mientras la otra sigue agarrando el tallo con fuerza. Ella nota como su polla se hincha, le observa y ve como su cuerpo tenso intenta evitar correrse, así que en un último intento aprieta con todas las fuerzas la talla de él, reteniendo el líquido. Los dos notan como empieza a palpitar, a convulsionar, ese, placer es algo nuevo para él, algo que nunca había sentido y que hace que le cueste mantenerse en pie. Su boca pide leche pero su mano no deja que salga. Nota su respiración agitada por la nariz, está disfrutando de este juego, de pronto, su mano libera el tallo y con ello, libera la bestia que montubia prisionera en fuertes sacudidas que van llenando su boca rápidamente. Sintiendo como el calor de su semen llena su boca, y envuelve su glande escuchando como Alicia traga rápido una y otra vez. Está siendo una corrida abundante pero ella parece no tener problema en contenerla, incluso parece tranquila mientras lo hace. Todo ello acompañado de un placer hasta ahora desconocido. Después de terminar la saco, viendo como aun después de la descarga la polla del joven que a duras penas aguanta de pie sigue palpitando, sacando resquicios de semen en cada espasmo. Se la volvió a meter en la boca y empezó a limpiar la polla, cuando acabo de limpiársela se la saco de la boca. El sonido de los frenos contra el metal de las ruedas hizo que Alicia abriera los ojos y mirara hacia arriba, no había nadie y se encontraba en la cama, su manos apretaban sus pechos, jugando con ellos instintivamente mientras su mente le jugo una mala pasada en un sueño que hizo que se corriera sin ni siquiera tener que acariciarse. El traqueteo del tren iba en deceso cuando oyó como llamaban a la puerta. Se levantó, y al acercarse a la puerta pregunto quién era, respondió Samuel, corrió el pestillo y le dejo entrar
- Estamos llegando a Buda…. Se quedó callado al ver como se encontraba Alicia
Después de eso el joven se sentó mirando como la joven se aseaba con un trapo húmedo para acaba vistiéndose delante de él, nunca pensó que llegaría a es estreno con un desconocido que hacía apenas tres días que conocía, pero le volvía loco. Al poco de haber entrado Alicia estaba lista para salir, justo cuando se arregló con el conjunto que se compró el día anterior. El tren había parado en la estación, los dos salieron del tren y vieron un sinfín de gente corriendo con sus maletas en la mano, el tren haría una parada larga y saldría después de comer el día siguiente, siendo la hora de la comida, deciden ir primero a comer, sin pasar por el hotel. Samuel antes de abandonar el tren, le da un sobre a uno de los jóvenes mozos, Alicia no sabe de qué se trata ni tampoco pregunta. Al salir a la calle la joven pareja tomo un tranvía cercano a la estación, allí fueron al restaurante, donde comerían para luego ir a al hotel a dejar las cosas y asearse. Una vez llegan a la parada solicitada, se bajan del tranvía, y recorren cinco minutos andando hasta el restaurante. Samuel llevaba un traje con corbata, por su parte Alicia llevaba, una falda de tubo negra, con una blusa blanca, bastante apretada, sus tetas, parecían que iban a explotar dentro de aquella blusa, el pelo con un recogido, en su cuello destacaba un collar terminado en una lagrima de rubí, con unos pendientes que colgaban a juego. Al entrar al hall del comedor el metre les acompaño a su mesa, atravesaron un comedor de doscientos metros llenos de mesas y comensales, para acabar en una parte más reservada, más privada donde solo la alta cuna y aristócratas tenían el privilegio de conocer, este reservado con varias mesas era de unos 20 metros cuadrados, Samuel se puso detrás de la silla de Alicia y le ayudo a acomodarse, para después sentarse él, frente a ella. En la mesa anterior a la suya, hay otra pareja de mediana edad. Sentados en la misma posición en que ellos estaban. Después de eso el camarero les entrega las cartas para elegir los platos. Pasado un rato, viene el camarero a tomarles nota. Después de apuntar la elección se aleja dejando a la joven pareja sentada, viendo como el joven hombre se alejaba dejando a un hombre serio y elegante acercarse el sumiller les acerca la carta de los vinos. Para la ocasión pidió un vino blanco de Tokaji, Aszúan, después de eso trajeron los entremeses, que fueron desapareciendo según la conversación acababa, para que el camarero sirviera otras dos copas de ese vino suave y dulce, a la vez que el primer plato entraba en escena. Así trascurrió la comida, rápida e intensa, pues Samuel sabía que tenían prisa.
- Tenemos cambio de planes, no iremos al hotel. Iremos a un balneario que acabo de reservar cita para que te den un masaje. Le dijo mientras se levantaban y dejaba un puñado de billetes dentro de la carpetita que le había dejado el camarero con la cuenta
Alicia asintió y levantándose se puso camino a la salida. Los dos recogieron un carruaje que les llevo atravesando las calles de Budapest, observando el impresionante parlamento, incluso a lo lejos se veía el castillo de buda, al llegar al balneario una amable señorita les atendió, llevándolos a una sala donde ella fue ala derecha y el a la izquierda, para ponerse un bañador y un albornoz. Después de cambiarse salieron por el otro lado y fueron juntos a una piscina de agua cristalina, al entrar notaron como el agua les cortaba la respiración de lo fría que estaba, a Alicia los pezones se les marcaron por debajo del bañador al contacto con el contraste del agua. Después de unos minutos allí, una joven asiática se acercó.
- Hola, mi nombre es Hiriko, seré su masajista, pueden acompañarme si son tan amables. Dijo la joven con un acento demarcado a su tierra
Los dos jóvenes salieron del agua, mientras Samuel miraba como los pezones de Alicia luchaban por salir, Alicia intentaba disimularlo tapándose con el albornoz, pero Samuel no fue el único en darse cuenta de la dureza de los pezones de la joven, Hiriko también los vio. Entraron en una sala que tenía una camilla, y un sofá, Alicia se sentó primero en la camilla obedeciendo los gestos de su anfitriona. Me senté en la camilla, en la espera de la masajista, no tardó en llegar, una morocha muy atractiva y joven, con ciertos rasgos asiáticos. Le ordeno desnudarse para poder darle el masaje, después de ello, Alicia se tumbó encima de la camilla boca abajo y Hiriko le colocó una sabanilla sobre sus glúteos, y una lámpara que fue calentando su piel, vertiendo a continuación aceite sobre sus manos para así ir iniciando con los masajes en los hombros, brazos, manos y espalda, para saltar a las pantorrillas, y muslos. Que lentamente fui haciendo que Alicia cayera en una somnolencia, disfrutando de esas deliciosas frotaciones.
- Tiene un hermoso cuerpo, Señora. Le dijo mientras sus manos subían por sus muslos hasta llegar a su entrepierna desnuda
La joven no respondió avergonzada, habían pasado diez minutos desde que empezaron a masajearla y en el sopor de entremedias se olvidó de la presencia de Samuel, solo sentía las suaves manos de Hiriko, recorriendo su cuerpo desnudo, eso hizo que sus pezones la dolieran de los duros que estaban y que su raja reaccionara al contacto supuestamente sin querer de las manos de la joven asiática. Retira la sabanita, para abordar los glúteos, que si bien hizo que se tensara, Hiriko la separo un poco las piernas y dejo ver un poco su perineo, la tensión del principio fue en deceso según sus manos masajeaban los glúteos, y furtivamente se escapaban para acariciar la parte de los labios vaginales más cercanos al perineo, reanudando sus masajes, en la espalda, enfatizándose en sus glúteos, oprimiendo su dedo contra la línea divisoria, hasta detenerse muy cerca del orificio. Lo fue repitiendo varias veces, como para prepararme para algo más, llegando a sentir la necesidad de que su dedo tocase esa parte intima de la joven, pensamiento que le conducía a una leve excitación ya empezada con el tema de sus labios vaginales. continúo con sus masajes cada más alusivo hacia las partes más privadas, que a pesar de ser algo reticente al principio ahora no dejaba de subyugar, ya no le importaba que le tocase un poco las zonas erógenas como lo hacía, si al principio era sutil ya no, así que se detuvo, en la joven una sensación contradictoria le invadió
- Pol favor, póngase bocarriba. Le dijo con su suave voz y sensual acento
Acariciando las piernas y fundamentalmente alrededor del sexo, recorriendo son sus dedos el borde de los labios vaginales, incrementando a partir de ese momento los masajes. La cantidad de flujos que Alicia generaba hizo que la leve presión que ejerció Hiriko en la entrada de su vagina dejara paso a sus dedos, que entraron fácilmente alterando así sus hormonas, estremeciendo la respiración mientras los gemidos comenzaron a ser algo evidentes, abocándose a esa zona, con rápidas penetraciones, mientras con la otra mano acariciaba el gran busto y los duros pezones que apretaba. Hiriko miro a Samuel, sentado mirando con complacencia la estampa, Hiriko se mordió el labio, para luego pasar su lengua, sensualmente por él y volver a morderlo, mientras se fijaba en el abultado miembro del joven que estaba debajo del pantalón del traje. Samuel disfrutaba como la japonesa estimulaba los pezones de Alicia con esa maestría, mientras la masturbaba y escuchaba los gemidos de su amiga
- AHHHH, AHHHH, joder Hiriko que bien lo haces, como me gusta lo que haces a mi coño sigue así, AHHHH, AHHHH- dijo Alicia
Su vagina era penetrada por los dedos de la japonesa, está desplazaba sus dedos mientras oprimía los labios inferiores, incrustando los, amasando el sensible clítoris, elevando segundo a segundo su excitación y llevándola al orgasmo. Sus dedos comenzaron a introducirlos en su esfínter, que gracias a la lubricación se desplazaron rápidamente hacia el interior, cuando simultáneamente penetraba los dos orificios con maestría, y su clítoris no dejaba de ser acosado. Contrayendo las piernas ante ese palpitante acometimiento, mientras sus dedos continuaban abriéndose paso a través de los conductos, con entradas y salidas rápidas y escuetas, para que su cuerpo se estimulara por los efectos de esas incursiones, acelerando su ritmo cardiaco. Alicia pudo ver como la japonesa, se desnudó dejando caer el kimono que tenía, la tela al caer al suelo dejo unos pechos pequeños, Hiriko es un estereotipo típico de japonesa, bajita, bonita y frágil, con unas minúsculas tetitas de pezón oscuro y sobresaliente, una cinturita imposible y una impresionante mata de pelo negro en el coño, se soltó el pelo que llevaba recogido. Esta se acercó al cuello de Alicia dándola bocados con los labios y se acercaba al el lóbulo de la oreja donde le mordió con los incisivos haciendo que de la boca de Alicia se escaparan unos tenues suspiros. Mientras Samuel observaba como las dos chicas disfrutaban del roce de la otra. .restregó sus duros y oscuros pezones contra el pecho de Alicia , esta podía oler su perfume penetrante y dulzón. Su perfume barato que provocaba unos cosquilleos indescriptibles le puso un dedo en la boca, que lamio, de arriba abajo, metiéndoselo en la boca y sacándoselo, lubricándolo bien de saliva de Alicia , después ese dedo empezó un suave deslizamiento por el clítoris abultado de la joven, mientras su boca se acerca a la de Alicia y sus labios se unen mientras sus lenguas recorren la una a la otra y se entrelazan. Hiriko se está masturbando, mientras restregaba sus tetitas contra los grandes pechos de la occidental, los cuatro pezones duros tropezaban entre si y ese hecho las excitaban mutuamente. Empezó a besar sus pezones, a lamerlos mientras sus dedos no dejan de penetrarla. Un leve roce de la punta de la lengua de la joven japonesa, seguido por el cálido aliento de su boca, según se iba introduciendo el duro pezón de Alicia en esta, a la vez que el aliento perverso de la nipona sala y chocaba contra la piel blanca de los pechos de la española. Alicia gimió fuertemente, los ojos cerrados y enteramente abandonada a las caricias, acariciando la parte trasera de la cabeza de Hiriko mientras gimoteaba entregada, sollozando abiertamente sin parar de pedir mayores atenciones. Y así continuo haciendo presión con las yemas de los dedos, hundiéndolos mínimamente en la calidez de su piel volviéndose a lanzarse sobre uno de ellos chupándolo y comiéndolo por encima del duro pezón, pasándole la lengua alrededor del otro, lamiéndolo con rápidos golpes de lengua entre los gemidos y suspiros que la alterada mujer emitía. Pronto los pezones sensibles respondieron a la llamada, endurecidos bajo los finos y sensuales labios de Hiriko y la pérfida lengua que los maltrataban, sorbiendo de ellos levemente, mordiéndolos entre los dientes para luego pellizcarlos con los dedos haciéndola gritar
- ¡Sigue mi amor sigue… dios qué cachonda me estás poniendo… es fantástico! voceando y apretando la cabeza de la japonesa desde la nuca contra sus senos
Lamiendo y besándole la aureola, haciendo circulillos alrededor, volví a mordisquearlo de forma amorosa y ligera. Bajo por su vientre desnudo, hasta llegar a su pelvis, allí la punta de su lengua fue recorriendo cada centímetro e su intimidad, separando desde abajo los labios vaginales dejando ver su interior rosado. Se hizo con la rajilla pasándole la lengua a todo lo largo de la misma, raspándola por encima entre los continuos y constantes gemidos que la boca de Alicia emitía al contacto de la suave lengua mojada por los flujos contra su clítoris. Ahora volviendo hacia abajo con ella nuevamente se topó con los labios pegados entre sí por el torrente de flujos que manaban, pero la estrecha entrada se abrió al contacto con su lengua otra vez, con un dedo la masturbaba en pequeños círculos presionando el clítoris, mientras su lengua ya más profana se habría paso dentro de ella deleitándose del sabor de sus flujos
- Aggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg…
Hiriko se detuvo arrodillada enfrente del coño de Alicia dejando a la vista de Samuel el hermoso cuerpo de la joven jadeando con su coño a su vista. La joven japonesa puso su mano izquierda sobre el coño de Alicia y la abrió descorriendo uno de sus labios, para el deleite del excitado joven que observaba sin inmutarse. Su mano derecha fue directa hacia su boca, sacó la lengua y recubrió sus dedos con toda la saliva que pudo, Samuel veía los hilillos de saliva relucir entre sus dedos y conducidos por ella rozar suavemente la vagina de Alicia , cubriendo de saliva su rajita, acerco la yema de su dedo al orificio de entrada de la excitada vagina de Alicia , allí lo paso levemente como mecido por el aire contra su piel
- Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhh Más, por favor, mássss, fóllame con tus dedos, me voy a correr por dios!!!.....ahhhhhhhhhhh!!!!!, su cuerpo empieza a convulsionarse ahora despacio, ahora más intensamente, estallando en un orgasmo brutal, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!! todo su cuerpo temblando, su cara totalmente roja, sus labios jadeando.
Ya había empezado a meterle los dedos, fallándola penetrándola mientras su lengua había subido y lamia los duros pezones de la joven, al poco subió la intensidad y duración de sus chupadas, lametazos y besitos a los pezones, para volver a bajar su lengua y juguetear con su clítoris, pocos segundos después la espalda de Alicia se arqueaba, sentía el cálido aliento de la joven mientras había retirado sus dedos y era su lengua la que la penetraba, la que recogía sus flujos al entrar y se los llevaba a su boca al salir,
- Me corro… me co… rroooooo… dios qué bueno, ¿dónde aprendiste a hacerlo así?
Un abundante flujo salió de su interior directo a la boca de la joven japonesa que no se detuvo, prosiguió lamiendo y saboreando el manjar de los dioses que era esa chica, Alicia se agarraba a la camilla con fuerza mientras gemía de placer sin contemplaciones, para cuando termino de correrse Hiriko aun lamia de arriba abajo el orificio de la raja de entrada del coño de Alicia , y a pesar de haberse tragado todos los flujos que pudo de la corrida de la joven no se detenía y ahora también le metía uno de los dedos en su interior. Esto impedía que la joven pudiera relajarse y detener el gemir,
- SIIII, SIIII, AHHHH, AHHHH, sigue así, como me gusta cómo me haces gozar, me gusta mucho notar tus dedos dentro de mí,
La joven japonesa se detuvo levantándose se acercó a la cara de Alicia , besándola le trasmitió el sabor de sus flujos, las dos se besaban jugueteando con sus lenguas.
- Ya está selorita, dijo la joven japonesa al separar sus labios de los de Alicia .
Samuel se levantó y le ofreció a Alicia su ropa que había traído Hiriko antes del espectáculo, el joven veía como su amante no podía mantenerse de pie por lo que la sujetaba mientras la decía que tenía que ponerse un bonito vestido esa noche que tenía entradas para ver la Flauta Mágica de Mozart. Alicia no se detuvo y a falta de taparse las tetas, agarro a la joven asiática por un brazo la volteo y la beso, mientras sus manos acariciaban su suave piel, bajo con su boca hasta los diminutos pechos de la japonesa, y sin miramientos devoro uno de los pechos de esta, su lengua golpeaba de abajo a arriba el duro y oscuro pezón de la asiática, haciéndola gemir de placer, Samuel no se detuvo, y besando el cuello de Alicia desde su nuca, para desde atrás meterle un par de dedos en su coño sin problemas por los flujo que tenía,
- No detente, no puedo más fállatela a ella. Le dijo Alicia a su amante,
Alicia empujo a la joven asiática contra la camilla dejando su espalda y piernas abiertas para facilitarle a su amante la entrada en su estrecho coño, pero Samuel no quería eso, así que le volteo a Hiriko dejando su espalda contra la camilla, y poniendo en su antigua posición a Alicia , la cual se rindió y empezó a lamer los pezones de la japonesa de nuevo mientras con su mano libre penetraba en el estrecho coño de la nipona, por su parte Samuel llevó las manos a las tetas de su amante, mientras su polla se restregaba por la entrada del coño de Alicia , y sus labios besaban su nuca, los de Alicia besaban los de Hiriko, ambas chicas se chupeteaban con sus lenguas, mientras la japonesa notaba la punta de la polla de Samuel al acercar su cuerpo contra el de Alicia . Esta al sentir su coño palpitar con el roce en sus labios de la polla del chico tumbo a la japonesa en la camilla, se arrodillo delante del cuerpo desnudo de Hiriko le abrió las pierna y empezó a lamerle el coño, los pelos negros de este, tapaban los labios vaginales y su entrada a la vagina de esta, después de un par de caricias con sus yemas, para estimular aún más su cuerpo, sustituyo los dedos por la lengua, con esta empezó a chupar, y a lamerle su clítoris haciendo que la japonesa empezara a gemir, mientras Alicia . Hiriko pegó un respingo al sentir como el aliento cálido de la chica en su coño mientras esta profanaba su vagina con su lengua arrancándola gemidos de place, sin percatarse de que tenía su culo en pompa y a la merced de su amante, Samuel puso el glande de su polla a escasos milímetros de la entrada del coño de Alicia . . Entonces al sentirla rozarle la zona, fue bajando poco a poco hasta penetrarse con la polla, Samuel empezó un mete y saca de su polla del interior de la joven, pero sin sacar en ningún momento la polla por completo al principio lento pero a las pocas penetraciones subía la intensidad. Desde la espalda de Alicia , Samuel le había agarrado por sus caderas para hacer las penetraciones más duraderas e intensas. Mientras la lengua de Alicia ahogaba los gemidos al penetrar con ella el coño de Hiriko, esa no enmudeció ninguno de los gemidos por cada una de las lametadas en su coño, a la vez que Samuel soltó las caderas de su amante, para llevar sus manos a los grandes senos de esta. Las tetas de Alicia , oscilaban con cada envite de las penetraciones del joven, los pezones duros de sus tetas se bamboleaban, estos dejaron de hacerlo cuando los tuvo agarrados y le pellizcaba sus pezones, se los estiraba y se los estrujaba al igual que hacía con los pecho. El cuerpo de Hiriko tiritó al sentir como se abrían los pliegues de su vagina al penetrarle la lengua de Alicia , al sentir como las manos de Samuel le estimulaban los pechos retiro su boca y la sustituyó por sus dedos, Hiriko no rechisto pues con ambas técnicas su humedad y excitación iban en aumento.
- AAAHHH, AAAHHH, que bien lo haces, como me gusta como juegas con mis pechos, sigue así, no se te ocurra parar ahora, AAAHHH, AAAHHH- dijo Alicia .
- AHHHH, AHHHH, joder que bien lo hace selora, si sigues así dentro de poco me voy a correr de puro placer que me das AHHHH, AHHHH- dijo Hiriko en respuesta del comentario de Alicia
Alicia , se mordió el labio inferior, y sonrió ante su nuevo pensamiento. Hundió dos de sus dedos en la intimidad de su recién adquirida amiga que sin poder evitarlo soltó un gemido más fuerte, estaba perdiendo el control, volvía a hundirlos y sacarlos lentamente, y se deleitaba de la acción mientras ella misma era penetrada arrítmicamente por la dura y deliciosa polla de su amante Samuel, los tres gozaban del sexo que estaban experimentando, ante los espasmos de Hiriko, Alicia aumento el ritmo de sus penetraciones, mientras con una mano pellizcaba el oscuro y duro pezón del pequeño seno derecho de la japonesa.
- Joder Samu que gusto, AHHHH, que placer, AHHHH parece que estoy en el cielo, sigue así, follame más fuerte y rápido, AHHHH, AHHHH. dijo Alicia .
- AHHHH, AHHHH, me corro, me corro, AHHHH, AHHHH. dijo Hiriko
- Más, más, dame más, quiero más, sigue así, como me gusta tener tú polla dentro de mí, sigue poseyéndome, más, más quiero más, no pares, como me gusta como juegas con mis pechos, sigue haciéndome tuya. Decía Alicia sabedora de que ese día había anhelada la sensación de sentirse amada, sentirse quería, y huérfana de esa polla que le daba tanto placer y la llevaba al orgasmo sin fin.
Alicia en eso puso su lengua saboreando cada espasmo del coño de la japonesa, deleitándose del fruto de las caricias de sus dedos contra el coño de la japonesa, sin desperdiciar el que crecía dentro de ella, con cada acometida de la polla de Samuel dentro de ella no tardó en llegar lo inevitable.
- Yo también me voy a correrme, AHHHHH. Gimió Alicia en un profundo y ahogado grito de placer.
Samuel no se detuvo por los orgasmos de las dos chicas, sino que eso hizo que sus penetraciones fueran más raudas, e intensa. Hiriko se fue a bajar de la camilla, pero sus piernas le fallaron y callo de rodillas, quedando su cara en una posición que le permitía ver como esa polla, desaparecía dentro de Alicia para reaparecer y volver a desaparecer, todo eso acompañado por gemidos de un exquisito placer que se le veía en el rostro a Alicia , esta se acercó su boca sin molestar al clítoris de Alicia , mientras Samuel acerco una mano que soltó de los pechos de Alicia para acariciar uno de la japonesa, mientras las dos manos de Alicia se aferraban a los laterales de la camilla. No perdiendo tiempo la mano de Samuel pellizco el oscuro pezón de la japonesa arrancándole su suspiro acabado en leve gemido. Le agarraba con fuerza, toda la teta le entraba en la mano y eso le facilitaba el que los pudiera pellizcar, apretar, mientras Alicia a espaldas de Samuel gemía sintiendo como su polla le invadía entera, como cada vez que entraba le llenaba, ella gemía con más intensidad mientras él la llenaba con más ansia, la que al principio no quería sentir la polla dentro por cansancio, ahora entre gemido y gemido pedía más y más polla, mientras Samuel proseguía con una mano en las tetitas de ala japonesa, deleitándose de esos duros pezones, y con la otra apretaba con firmeza la grandes tetas de Alicia , se turnaba una, pellizcaba sus pezón, y luego volvía a la otra para hacer lo mismo. El joven besaba el cuello de su amante, Alicia en esos momento buscaba sus labios para besarlos, Samuel noto como el coño de la muchacha empezaba a contraerse, una gran cantidad de fluidos resbalaban por la polla hasta los huevos, eso no le impedido proseguir fallándola el coño, ahora sus penetraciones eran tan profundas que sus huevos chocaban con tal ímpetu contra su coño haciéndola gemir aún mas
- AHHHHHHHH, AHHHHHHHH, AHHHHHHHH, joder como duele pero que placer que me da, empieza a cabalgarme Harry- dijo Alicia al notar como las pelotas del joven la fustigaban un coño ya irritado de tanta fricción
Sus gemidos eran cada vez más intensos y seguro les estarían oyendo en toda el salón de masajes desde hace rato, los movimientos de penetración eran más rápidos, y al igual que Samuel noto como Alicia contraía sus músculos para frenar el orgasmo, ella notaba como dentro de ella la polla del joven empezaba a tomar unas dimensiones más extensas, el también empezó a gemir en el oído de la chica acelerando sus movimientos, mientras los músculos del coño de Alicia se contraían aferrado en una presa la polla dentro de ella, haciendo que el joven tuviera que ejercer un poco más de fuerza en cada embestida.
- AHHHH, AHHHH, joder Samuel que bien lo haces, como me gusta lo que haces a mi coño y tu AHHHHHH Hiriko a mi clítoris, sigue así, AHHHH, AHHHH. Dijo Alicia a punto de explotar de placer
Sus piernas se doblaron involuntariamente y su grito de placer indicaron claramente que Alicia no resistiría más las penetraciones del joven, ni las caricias de la lengua de la japonés, se correría en un suspiro si seguían así.
- AHHHH, AHHHH, Samu me corro, me corro, AHHHH, AHHHH, no aguanto más. Dijo la joven.
Se había corrido, había llegado al orgasmo y su cara reflejaba placer, Hiriko no retiro su lengua de su coño cuando se corrió y recibió toda ella en su boca, a la vez que Samuel seguía penetrándola con un ritmo brutal, ensartándole toda la polla hasta el fondo, al correrse los flujos de su vagina salieron disparados de su interior en cada sacada de la polla del joven, Hiriko aprovechaba y toda esos flujos los recogía en su boca, al igual de aprovechaba en las salida de la polla del muchacho para con la punta saborear su polla, Hiriko seguía besando sus muslo, que tenían regueros de sus flujos por ellos, y acariciaba con sus dedos el clítoris de la muchacha. Alicia gemía con fuerza, mientras Samuel meneaba sus mis caderas con decisión, follándola con intensidad. Podía ver como respiraba azarosa, emitiendo gemidos fuertes, cerrando sus ojos y aferrándose con fuerza a la camilla. La expresión en su rostro mostraba placer y tormento por iguales, el bello de su piel estaba erizado, mientras las manos del joven aferraban sus caderas para profundizar al máximo sus incursiones dentro de su coño, sus preciosas tetas se movían de un lado a otro ante el bamboleo incesante.
- Me corro Alicia yyy, me corro. Gimió al oído de la joven Samuel
- No, no te salgas lo quiero notar dentro de mi coño- dijo Alicia con su mente anhelando el gusto de sentir su leche caliente desbordando su coño,
Esa sensación de inundación, de asociación era lo que ese día había anhelado, el sentir como su amante la hacía mujer descargando su polla en su interior, el sentir como los chorros que salían de su polla la golpeaban las paredes vaginales y esa sensación no se hizo esperar.
- no aguanto más me corro. Dijo por última vez Samuel antes de empezar a descargar.
Samuel no aguanto más y se corrió dentro del coño de su amiga en una larga y abundante corrida, los chorros iban sucediéndose en el golpeo de las paredes vaginales, los dos primeros, largos y abundantes golpearon el útero de Alicia haciendo que esta perdiera las pocas fuerzas que tenía y se recostara su torso, apoyando su cabeza en la camilla, esto provoco que la polla de Samuel saliera de su cautiverio y los dos últimos chorros golpearan el primero en el rostro desprevenido de la japonesa, que le dio en su preciosa cara de muñequita de porcelana, cruzándole desde la sien izquierda y hasta su labio derecho, tapándola un hoja, el otro la golpeo en su barbilla e hizo que callera en la casi de la totalidad en el suelo, solo los restos viscosos del semen que se habían adherido a su piel resbalaban por su piel blanca hasta desafiantes de su mentón cayera sobre sus diminutos pechos, tapando su pezón oscuro, el glande de Samuel aun goteante fue presa repentinamente de los labios de la japonesa, Samuel podía sentir el calor de su lengua palpar su glande que en esos labios parecía descomunal, la viscosidad de su semen entremezclándose en su boca con el de Alicia . Chupó ávida la polla del joven la nipona, haciendo gala de su experiencia a pesar de su corta edad. Una última vez liberó la punta de la polla de su boquita. Se acercó en cuatro patas. Hasta las piernas de Alicia , las separado un poco y hundiendo su boca en ella, metió su lengua en el escocido coño de la chica, se notaba que era experta en comer como por como metía la lengua y jugaba con ella dentro de esa deliciosa cavidad. Al retirar la boca de ahí salió de entre las piernas de la joven y abrió su boca. Estaba repleta de semen y de flujo que chorreaban en hilillos por las comisuras de sus labios y se prendían en su mentón. Acto seguido, se levantó y fue a buscar la boca de Alicia , la besó de tal forma que pareció comerle la boca. Samuel observaba como las caricias de las manos de ambas jóvenes en sus pechos se mezclaba con un deleite de ambas recorriendo mutuamente sus bocas. Las dos jóvenes se separaron y Samuel fue hasta Alicia , le beso el cuello, su mejilla y luego su boca, mientras la alzaba. Ahora si le dio su ropa y antes de vestirse con temblores en las piernas se despidió de la japonesa lamiendo el semen que tenía cubriéndole el pezón. Los dos jóvenes se vistieron y se fueron abrazados, para disimular la falta de fuerza de Alicia ,
- Esta noche descansaremos viendo una ópera y después dormiremos hasta el almuerzo para irnos al tren. Así podrás descansar que llevas unos días de mucho sexo y tienes que tener eso irritado. Le dijo Samuel a Alicia mientras salían del establecimiento y parando un carruaje al que subieron para que les llevara a su hotel