Orient express 2
Segunda parte del viaje hasta Istambul
Los dos nos quedamos allí, en esa posición ella encima de mí intentando recuperar el aliento al igual que yo, lentamente se fue escurriendo hacia mi costado, y al sacar la polla de su coño sonó un ploff sonoro. Y de dentro de ella un manantial de semen salió manchándola los muslos. Sin percatarnos nos dormimos en esa posición. Al despertar observe que la luz entraba por la ventana de mi compartimento, los primeros rayos de sol asomaban por ella y chocaban contra mi cara, estaba desnudo, y tirado en la cama. A mi lado por desgracia no se encontraba nadie. El aire fresco de la mañana ventilaba la estancia. Me fui al baño a asearme, al salir cogí una camisa, y unos pantalones desparejados y fui al vagón restaurante. Al Salir de mi camarote, se veía por las ventanas del otro lado del tren un paisaje espectacular. Anduve hasta la separación de los dos vagones, abrí la puerta y me senté en la primera mesa. Esperando el pedido que le hice al camarero mis pensamientos me abordaban, esa noche con esa joven hermosa fue mágica. Incluso después de que me trajeran el café, mi cerebro no dejaba de enviar imágenes de esa noche. Me tome el café y me dispuse a levantarme, camino a mi estancia no vi nadie en el tren, mire mi reloj de bolsillo y lo comprendí eran las nueve de la mañana, me había quedado más de lo acostumbrado dormido. Al entrar en este, me siento y continúo la lectura del libro. Pero muy a mi pesar no puedo concentrarme en eso. Sigo recordando fragmentos que vienen a mis ojos como imágenes reales de lo que paso, sonidos y gemidos retumban en mi cerebro. Cojo un vaso u me sirvo el culo de agua que hay en el jarro, me la bebo de un trago. Me levanto oliendo la fragancia que entra por mi ventana abierta. A medio día llegaríamos a la ciudad de Múnich. Allí podríamos pasar el resto del día, en la cuidad, comer allí y visitarla, pues el tren emprenderá su viaje a las siete de la mañana camino Viena, donde pasaríamos el resto del día siguiente. Me vuelvo a sentar para intentar juntar las palabras que veo en las páginas, pero sigo igual me desespero, solo soy capaz de recordar su rostro. El resto del camino intento escuchar pasos, averiguar si es mi encantadora amante, esa diosa que robo mi sentido común y que ahora en la lejanía vuelve loco a mi cerebro. Mi corazón se agita y acelera con cada ruido, cada sombra que pasa por debajo del marco de mi puerta. Deseoso de que vuelva entrar y me regale con otra de sus sonrisas. Según vamos adentrándonos en la ciudad el tren aminora, lentamente va cesando el traqueteo de las vías y es sustituido por fuertes golpes de vapor. Al bajar por los escalones veo que hay un gran andén, la estación es grande con varios trenes más en otras vías. Salgo dirección a una entrada, allí al salir veo una estancia gigantesca, con una bóveda acristalada en la cúspide. Es un ir y venir de gente. Es donde todos los pasajeros están en restaurantes, y tiendas esperando a sus trenes. El día es largo y deseo respirar aire puro. Al salir en a la calle los carruajes recogen a pasajeros mientras otros los dejan. Un mozo llama a uno para mí. Le digo al cochero que me lleve a una de las tres pinacotecas. Una gran cantidad de iglesias barrocas y palacios clásicos y que toma su especial carácter por su proximidad con los Alpes, cuyas faldas se extienden a pocos kilómetros al sur de la ciudad, donde comienza el bello paisaje bávaro pre alpino. El camino me lleva por una ciudad dividida por el rio Isar el cual la separa de suroeste a noreste con una vereda de algo más de 14 kilómetros, mientras que el río Hachinger Bach y los canales del río Isar bañan las áreas exteriores de la ciudad. Múnich es una preciosa y apacible ciudad que conserva su pasado histórico del que dan testimonio. Al llegar veo multitud de cervecerías. No me extraña siendo esta la capital de la cerveza. Entro en una y pido una jarra de cerveza babara, y un pedazo de carne de ternera. Después de comer iré a ver los cuadros y otra vez al tren. Terminado de comer la pinacoteca se encuentra cruzando la calle. Al entrar la magnífica imagen de todas esas obras me reconforta el corazón. El tiempo se me echa encima, sin darme cuenta solo me quedan dos horas para llegar a la estación y he visitado poco de esa bellísima ciudad. Prefiero volver a verla en otro momento a perder mi pasaje, así que decido tomar un carruaje y justo veo a mi bella acompañante. Esa diosa que durante el día me tenía la mente embrujada, solo fui capaz de apartarla de mis pensamientos viendo las obras de arte.
- Buenas tardes señorita, ¿le gusto las obras que vio? Le salude amablemente
- Sí, mucho. Ahora iba al tren. ¿le importa si compartimos carruaje? Me dijo con esa voz tan agradable y sensual
No respondí solo abrí la puerta del carruaje ayudándola a subir, para luego hacer yo lo mismo.
- No crea que sea una de esas, pero al despertarme no quería que me vieran salir de su compartimento. Por eso me fui sin avisar y sin despedirme. Me explica poniendo sus manos en su regazo y mirando hacia abajo.
La acaricio la mejilla, ella me mira y la beso en los labios, rápido fugaz. conversamos un rato y ninguno de los dos disimuló las ganas de tocar y de sentir al otro, me acariciaba el brazos, yo las manos, los muslos, hablábamos muy cerquita, la hablaba al oído con la excusa de que no nos escucharan, a si mi mano tenía la excusa de posarse en su muslo, lo recorría lentamente hasta la rodilla, bajaba y una vez llego al fin de su falda, entro dentro y acaricio su piel , cada vez con menos disimulo, la bese al intentar decir algo, supuse que me detuviera, fue un beso delicioso, jugaba maravillosamente con esa lengua dentro de mi boca, con la punta de su lengua tocaba mi paladar y me hacía sentir un cosquilleo que empezaba a revitalizar mi polla. Note como ella también lo deseaba, sus pezones como si desde adentro los empujaran, lo que los hizo ponerse erectos y duros. se arrodilló sobre entre las piernas mis piernas. Cerré las cortinas. Sabedor de que teníamos veinte minutos en carruaje, no puse muchas objeciones a su sutil proposición. Movió sus suaves manos a mi pantalón, desabrochándolo y bajando la bragueta. Empezó a bajarme los pantalones con una mano, mientras con la otra me clavaba las uñas en el pecho por encima de la camisa
- señor, ¿le gusta lo que ve? me dijo con todo el entusiasmo que una chica joven puede tener. Mientras descubría sus pechos talla cien.
Sonriendo mientras me miraba sin esperar respuesta, sus manos acariciaban esas maravillas, que en mi interior deseaba poseer, lamer e incluso morder. Mientras demostraba increíble soltura bajándome los pantalones con una sola mano, dejando ver mi ropa interior. En un suspiro me dejo desnudo hasta la rodilla, donde mi erecta polla salto al aire. Instante en el que ella aprovechó para cogérsela con sus suaves manos y se la metió en su húmeda y cálida boca
- ¡¡¡¡¡¡¡¡Ooooohhhhhhhh!!!!!!!! jadeó al rememorar ese placer que era su mamada
Un pensamiento irracional me desbordo la mente al percatarse que nos podían pillar, pero se desvaneció rápido al momento en que la lengua de la chica tocó mi polla. Continuó chupando me la polla, que entraba fácilmente en su boca. Con sus dos manos rodeó su base mientras que su húmeda lengua daba vueltas alrededor del glande., ella comenzó a mover su cabeza muy lentamente arriba y abajo mientras gemía. le apartó el pelo rubio de su cara angelical y se lo colocó detrás de las orejas. Ella ni se molestó en mirarlo, toda su atención estaba centrada en mi polla, se sacó la palpitante y dura polla de su boca pero continuó masajeando la base con delicados movimientos de sus manos.
- ¿Seguro que no te importa que me coma este caramelo? Dijo mientras me miraba expectante con sus expresivos ojos
- no, no. tartamudeó, sin querer que se detuviera. “
Sacó su lengua rosada y dio un largo lametón a la polla, desde la base hasta la punta.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡Dios, sigue chupándome la polla!!!!!!!! desesperadamente le digo mientras su lengua daba vueltas en la punta de mi polla. “
Inclinó más su cabeza y empezó a lamerle me tronco y darle besos con sus sensuales y carnosos labios, bañándola enteros con su saliva. Llevando una de sus manos a los testículos y comenzó a masajeármelos. Me besó la punta de la polla, sintiendo el latido de mi corazón a través de esta. Le apartó el pelo de la cara para poder ver su cara mientras me la chupaba. Lentamente recorría con sus labios toda la polla hasta la base, Volvió a subir poco a poco pasando sus labios por toda la polla hasta llegar a lo más alto y le dio un beso lento en el glande con un buen movimiento de lengua incluido. Volvió a bajar besando alrededor de todo el tronco de la polla, moviendo su boca de un lado a otro hasta llegar a los testículos que repasó con la lengua para volver a subir repitiendo el movimiento anterior hasta volver a besando la punta. Lo repitió una y otra vez, asegurándose de pasar su boca por cada centímetro de polla.
- ¡¡¡¡¡¡Oh, dios, oh dios, oh dios, oh dios!!!!!!!! jadeó mientras Alicia pasaba sus labios por cada rincón de mi polla. Le acaricio su pelo largo y sedoso.
Abrió su boca y le hizo sentir de nuevo su cálida y húmeda lengua antes de bajar la cabeza y seguir metiéndose centímetro a centímetro mi polla. Con soltura Alicia envolvió con sus labios toda la polla y se la tragó hasta que su nariz toco la carne desnuda de mi pubis. Podía sentir su garganta alrededor de mi polla mientras ella se la comía hasta el fondo. lejos de las miradas perdidas de los transeúntes de la ciudad, del cochero y de todos que pasaban cerca del carruaje sin saber que dentro me hacían una impresionante mamada, la encargada una preciosa joven que hacía que me palpitara el corazón con ímpetu . las tiendas del alrededor me recordaban que nuestro destino se aproximaba.
- Cochero, llévenos al hotel Königshof. Le pedí para darle tiempo a terminar el asaltado por una hermosa mujer
Alicia no se inmuto por el comentario ni el giro repentino del cochero, al oír los chasquidos de los látigos contra la madera de la lanza. Continuó con toda la polla en su boca, con una expresión en sus ojos lasciva, viciosa. Su lengua recorría todo el tronco mientras subía, al llegar al glande pasó su lengua por el antes de volver a bajar y subir por toda la polla varias veces. Con una mano acompaño el movimiento que me hacía con sus labios y su boca en mi polla y comenzó a pajeár mientras continuaba con el sube y baja de su boca. se sacó la polla de la boca con un chasquido húmedo. Mi mano no pudo reprimir el sobar esos preciados pezones. Le puse un dedo en la boca y simulo que era su caramelo, mi polla palpitaba ansiosa de más caricias pero lubricaba mi dedo índice con mesura, al sacarlo lo restregué por su pezón, no pudo evitar emitir un suspiro de aprobación al contacto de mi mano con su erecto pezón mientras volvía a meter mi polla en su boca, con un ruidoso sorbo, volvió a chupar esa polla que le encantaba. Sus carnosos y rosados labios se extendían por mi polla y le acariciaban la piel. Subí su falda, y acaricié su perineo, los gemidos de esta vibraban a través de mi polla de arriba y abajo a la vez que le mantenía el pelo apartado de la cara para poder ver sus carnosos labios recorrer toda mi polla. Alicia comenzó a mover más rápido su cabeza arriba y abajo mientras que con una mano seguía pajeando la base de la polla, haciendo que su boca y mano se tocasen cuando se la metía hasta el fondo.
- ¡¡¡¡¡¡Me corrrooooo! Le dije al oído mientras descargaba en el interior de su boca todo mi semen
Sorprendido de ver como ella no dejaba caer ni una sola gota, mientras continuó con la polla en la boca mientras continuaba ahora con la mano arriba y abajo en el tronco de la polla. Se la sacó y abrió la boca para que viera la gran corrida en su lengua, jugueteando con el espeso líquido que se le desbordaba de su dulce lengua. Cerró sus labios y con un movimiento exageradamente lento se tragó todo mi semen, para volver abrirla para que viera que se había tragado toda la corrida.
Me deje caer sobre el respaldo del banco del carruaje con su polla aun goteando algo de semen en el suelo de madera, se sentó enfrente suya y alzando su falda, me miro con una expresión de vicio y sus ojos entrecerrados y una sonrisa burlona. Se levantó lentamente la falda, mostrando sus rodillas enrojecidas, sus pálidos muslos y finalmente su conejo. Me relamía de ganas de saborear sus jugos, sus apretados labios vaginales sin pelo eran tentadores de poseer en ese momento, pero el cochero paro y nos indicó que habíamos llegado a nuestro destino, nos repusimos la ropa y salimos. Este hotel está situado en la plaza de Karlsplatz, en el centro de Múnich. Cuenta con habitaciones y suites elegantes, entramos en el hall, el pasillo hasta recepción era de un exquisito mármol. El gerente nos indica que le quedan solo dos habitaciones individuales o una suite, sin mirar a mi acompañante le indico que la suite y que nos traigan una botella de champan. La habitación del Hotel Königshof era amplia y está decorada con muebles de colores cálidos. Disponen de zona de estar. El baño es moderno e incluye artículos de aseo exclusivos. Nada más entrar la levanté a pulso y la empecé a besar, el sabor de mi semen aun perduraba en mi boca. La lleve hasta el salón donde el sofá, me servía para dejarla encima de él y poder desnudarla. No tardaron en llamar a la puerta, el botones me dio una cubitera llena de hielo y la botella de champán dentro. Alicia me esperaba tirada en el sofá, jugueteando con sus labios vaginales, abriéndolos y acariciando su piel rosada, húmeda. Según me acercaba sacaba la botella de interior de la cubitera. Dejándola encima de una mesa de madera de nogal negro finamente labrada. Dejo a su lado la botella y cojo uno de los hielos del interior de la cubitera. Se lo empiezo a pasar por su desnudo pechó. Por sus pezones que reaccionan al contacto del hielo erizándose y poniéndose tan duros que su rostro era mezcla de dolor y placer. Su mirada deseosa de que le haga algo, de sentir mis manos acariciando su piel. Pero no hago nada, su rostro denota desesperación. La cojo en brazos mientras nuestros labios se funden de nuevo en un beso. La dejo en el centro de la cama. Una cama con dosel, desato los nudos que los apresaban y con la seda de estos ato una mano de Alicia al cabecero de la cama. Repito el movimiento con la otra mano y voy hasta los pies, los cuales reciben el mismo tratamiento. Con mi corbata que previamente había desalojado la vendo los ojos. Acaricio su piel alternando la zona, solo una fracción de segundo, para pasar a otro se la eriza la piel, se muerde el labio inferior. Se inquieta, se impacienta al no saber de mí, al no notar mis caricias cuando un líquido frio espumoso es vertido por sus pechos, bebo el champan de sus pechos, de sus pezones, haciendo que arque la cintura lo que provoca que un liguero hilo de champan recorra un camino hasta su preciada y depilado coño. Yo sigo deleitándome con el margar que son los pezones erectos que encumbran los preciados pechos de esa talla 100 los cuales acaricio, y lamo hasta dejarlos limpios del cava. Pude sentir mi aliento entre mis piernas, mi lengua fría del champan recorría la parte interna de sus muslos, comenzando a lamer toda su rajita, desde el ano hasta el clítoris subiendo y bajando, llenándose lo con saliva. La presión que ejerzo con mi lengua sobre su clítoris, es exquisita, cumple el propósito de mi mente, el terminar por excitar a Alicia, la cual está en un colapso de sensaciones. Muerdo sus labios vaginales mientras con una de mis manos le paso por el coño un hielo que se derrite en cuestión de segundos. Esa sensación le es total mente placentera. Sentir mi lengua cálida sobre el helado clítoris la hizo estremecerse, mis manos me tenían apresadas sus tetas, esas grandes tetas, el conjunto de las dos la dejo al borde del orgasmo. Sintiendo como mi lengua se mojaba con sus fluidos vaginales. Disfrutaba chupando y succionando sus labios vaginales, clítoris mientras le metía el dedo índice en la abertura de manera rítmica, sus gemidos eran involuntarios por el placer que le estaba proporcionando con lengua. Subo mi cara para besarla las tetas una vez más darle besos desde su cuello, pasando por las magníficas y grandes tetas, abdomen, muslos y por fin su pubis llevándola al cielo del orgasmo
- !!!!!!!! Uuufffff el paraíso¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡dijo sintiendo mi lengua dentro de su húmedo coño
Mi lengua cedió terreno a dos dedos, Alicia no tardo en comenzar a gemir, se los sacaba mientras succionaba su sabroso clítoris, para más tarde con esos dedos mojados, acariciarlo con movimientos circulares, para acto seguido, meter la cabeza entre sus piernas. Con la lengua sobre el clítoris le hizo lo mismo que le estaba haciendo con los dedos, levantó la pelvis con mis manos y con ayuda suya pude meter y sacó la lengua en su interior mas fácilmente, saboreando el néctar que manaba con cada lengüetada, para sacarla y con un fuerte y rápido movimiento lamer su clítoris,
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡No pares, no pares, no paaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, ah, ay. ¡¡¡Me cooooorrrrrroooooooo!!!!!!!!!!!
Mi lengua poseía aquella raja que besaba y lamia con devoción recreándome en besar, cada uno de los pliegues de sus labios tenían, saboreando cada una de las gotas que en ellos se habían quedado del orgasmo. Amplié los movimientos de mi lengua sobre su coño, ella se encogió, se retorcia de placer encima de las sabanas, que estaban sucias mezcla de sus flujos y el cava. Mis manos empezaron a acariciar sus pechos intentando sacar otro orgasmo, mi lengua paseaba lentamente, milímetro a milímetro por su raja hasta llegar al clítoris. Con mucha suavidad empecé a lamer sin prisa, lentamente. Se estremeció, apretó mi mano sobre su pecho, el calor que manaba de su interior, junto a la humedad. Acariciaba sus cuerpo con mis manos, una el tronco superior y la otra el inferior. Mis manos presionaban los muslos haciendo notar un escalofrío de deseo que prolongo el del deseo de que no detuviera mi lengua. La mira la cara dejando ese manjar, pero no dejo de darla placer, penetro con facilidad son dos dedos esa cavidad húmeda y chorreante. Estaba a punto de correrse en mi boca otra vez, mi lengua le estaba prolongando el orgasmo de antes. Mis lamidas la penetraban las paredes del coño y succionaban y acariciaban el clítoris, mi lengua entraba y salía mientras le mordía para volver a lamérselo, las sábanas se mojaban más aun por las lamidas sumergidas en un loco placer de orgasmos.
- ¡Oh, joder! —profirió sin ningún miramiento
- ¡Uhm, madre mía! —exclamó como pudo.
Sin dejarla disfrutar de su ultimo orgasmo le agarre las piernas y viendo como su cuerpo temblaba después de aquella enorme felicidad. Empecé a meter y sacar mi polla con fuerza en su mojado coño sin previo aviso, ella cada vez gemía más y esos gemidos pasaron a ser gritos de placer.
- Ahhhhh. Dijo al sentir como su vagina se dilataba con la entrada de mi polla
Alicia sintió como la polla latía dentro de ella, la notaba en cada una de las paredes de su vagina abierta, caliente y húmeda, no era la primera vez que la sentía, pero esta vez sí en todo su esplendor. La masajeó sus glúteos duros y suaves, y después comienzo a mover despacio, dentro y fuera, fuera y dentro. Tenía los ojos cerrados y la boca abierta, se sentía llena, su cuerpo era empujado hacia atrás con cada envestida, moviendo incluso la cama del suelo. Los gemidos de Alicia se hicieron inevitablemente latentes, al sentir tal miembro dentro de ella no pudo evitar gemir, mi polla llegaba hasta lo más hondo de sus entrañas y,
- Ohooo-, ahaaa, ahaaa, ohooo. Gemía
- Ahaaa, ahaaa, mmmhaaa
- Eres preciosa. escuchó de mi boca a su oído.
Después de eso empecé a besar su cuello mientras no dejaba de penetrarla. Mi lengua llego a sus tetas, que con mucha avaricia lamí, sintiendo la lengua rodear sus pezones, lamerlos y besarlos, y descender después al resto de sus maravillosos pechos, lo hacía con codicia pero a la vez con una dulzura extraña, como si deseara modelarlas con sus labios, jugando con los pezones que estaban apuntando hacia arriba, respondiendo al juego, sentía placer, una lengua húmeda estaba lamiendo sus tetas y eso le estaba encantando. Pare un segundo, sintiendo como palpitaba dentro de ella, la saco y dejo solo el glande, la cabeza dentro, restregando al entrada de su vagina. De un golpe la vuelvo a meter.
- Ahhha!-, gritó, -¡siiiii!-
La penetración la sintió profunda, latiente, y lenta, gimió de dolor, la polla avanzó, se detuvo, las manos tocaron sus tetas desnudas y el miembro retomó su avance de nuevo, ahora hasta el final. Alicia levanto la cabeza, buscando el contacto conmigo. La bese sin dejar de acariciar sus tetas. Mi polla se hinchaba por momentos. Al mismo tiempo que la penetraba, besaba su cuello, gemía de placer en su iodo, ella no podía detener el gemir, el goce de la polla dentro de ella, el no poder moverse, el esfuerzo que hacia ejerciendo fuerza con sus músculos vaginales, con su musculo pubocoxígeo la hacía gemir de puro placer, sintiendo su vagina profanada. La penetraciones eran ahora empujones violentos, fuertes, salvajes. Ella sentía como mi polla crecía por momento y su palpitación palpable en sus paredes vaginales. La polla se hinchó de repente, convirtiéndose en más gorda de lo que ya era y Alicia sintió como todo su cuerpo se convulsionaba de nuevo, un escalofrío la recorrió y las palabras se trastocaron en su garganta de tanto placer que estaba experimentando.
- Ya, ya llegoo…, ya me corro… me….coo..… rrrrrrooooooo. dijo
Al oir eso no pude resisrtir y agarrando sus muslos los levante y abriendo lo que podía sus piernas, noto como un chorro de semen caliente la invadió, llegando hasta lo más hondo de su ser.
- Ahaaa, ahaaa!-, gimió, -¡me corrrrooooo, ahaaa. Salieron de mi garganta a la vez que el primer chorro de semen
Nos besamos fuertemente mientras me corría dentro de su coño y ella sonreía con sus ojos cerrados. no dejaba de empujar, otro chorro la llenó, después uno más, algo más apagado, pero igual de caliente, cuando pararan de salir me detuve, dejando mi polla dentro de ella un rato, la bese vorazmente mientras de mi glande salían las últimas gotas de leche caliente. La desate de pies y manos, su respiración era entrecortada, agitada, rápida. Intentaba recuperar el aliento a grandes bocanadas. Me tumbe a su lado, abrazándola, nos besamos. Ella acariciaba mi pecho desnudo con la yema de uno de sus dedos, yo la acariciaba la espalda.
- ¡¡¡¡Joder¡¡¡¡¡ Aun la tienes dura. Me dijo mirando mi polla tiesa, apuntando al techo de la habitación
Con dos dedos, empezó a acariciar el descubierto glande, me dio un beso en pecho, para luego ir subiendo por el hasta mi cuello, sin dejar de acariciar con las yemas de sus dedos la cabeza de mi polla, un segundo después empezó a agarrarla con toda su mano, haciendo movimientos de arriba abajo, haciéndome una soberana paja mientras me besaba. Mi cabeza se fue reclinando hacia atrás por el intenso placer que me resultaba de sus caricias. Mi mano fueron a interactuar con sus pezones, y la otra con su coño, aun manaba de él restos de flujos de su coño mezclados con mi semen que según salían pringaban sus muslos hasta morir en las sabanas. Mi mano acariciaba su clítoris, sus labios. Después de un rato así pare al notar como ella también se detenía
- No pares… No seas malvado, mi amor… -Ella llevó su mano a mi cara acariciándomela
- Si paras que sea por algo más placentero termino diciendo
Me levante, empecé a vestirme.
- Vístete, es hora de cenar. Le dije
Ella no protestó y se arregló lo mejor que pudo con la ropa que llevaba. Después de quince minutos a ella todavía le flaqueaban las piernas. Fuimos hasta el metre, pedimos una mesa, después unos segundos, el hombre hizo una señal con la mano y un camarero nos llevó hasta una mesa. Allí nos sentamos uno delante del otro. El camarero nos trajo la carta del restaurante con los platos, y la página siguiente. El camarero empezó a traer primero el vino que nos sirvió en las copas. Mientras a nuestro alrededor al gente cenaba y tenían una conversación que por la entonación de las palabras seria alemán. Después de media botella y sin dirigirnos la palabra nos sirvieron la cena., la bebida no paraba de caer en las copas. La gente comía, bebía y reía.
- Creo que he bebido más de la cuenta. Me dijo
Nos levantamos, pague y salimos fuera para coger un carruaje que nos llevara al tren. En lo que esperábamos la conversación fue más amanea, los dos estábamos cansados y ese día no tenia pinta de acabar. En el carruaje los dos nos sentamos en el mismo banco, acurrucados no nos enterábamos mucho de lo que hablamos. Cuando llegamos a la estación apenas podías andar, el cansancio se hacía patente en tu rostro, el sueño, el alcohol hacían el resto. Pasamos por los tornos, llegando al andén donde el tren nos esperaba. Busque mi coche y entre, fui a mi camarote y entramos, nos sentamos en la cama, y empezamos a hablar del libro de Drácula, a cambiar opiniones de las cuales sacamos infinidad de desbaratadas teorías frutó del cansancio. No sé cuándo ni cómo ocurrió pero te dormiste con la cabeza en mi pecho, te tumbe en la cama, te desnude. Después de la noche anterior y lo ocurrido en este día, los recuerdos del carruaje, del hotel, del interior de u coño aun manaba el semen, seco que, sus muslos mostraban restos de los flujos de los dos. Me recosté a tu lado, tú buscaste mi contacto y abrazada a mí me quede dormido