Orgulloso de mi madre (11)

Continúa la fenomenal tarde de sexo entre los cinco y yo disfruto del morbo de ver a mi madre completamente entregada al placer sexual.

ORGULLOSO DE MI MADRE (Cap. 11)

Continúa la fenomenal tarde de sexo entre los cinco y yo disfruto del morbo de ver a mi madre completamente entregada al placer sexual.

En el anterior capítulo se había iniciado una verdadera orgía con mi madre y mi tía como protagonistas femeninas. A los tres hombres nos excitaban enormemente las dos maduras mujeres y a mí especialmente me causaba un morbo muy especial participar en aquella sesión de sexo en la que mi tía y también mi madre parecían dispuestas a todo.

Tras unos primeros orgasmos de las dos mujeres provocados por nuestras caricias bucales en sus chochos, yo ya me dispuse a penetrar a mi tía. Ella parecía más que dispuesta a recibir polla en su chocho y parecía agradarle especialmente que fuera su sobrino el que la fuera a follar. Tras sugerirle que se pusiera a cuatro patas la agarré de sus enormes caderas y arrimando mi polla a su humedísimo chocho la penetré ante la atenta mirada de Alfredo y también de Alberto y mi madre, que permanecían sentados en el sofá, ambos ya completamente desnudos a excepción de las medias y los zapatos en el caso de mi madre. Ante sus miradas y con sus atrevidas palabras de ánimo, hundí la polla con gran placer en el chocho de mi tía Rosa. Lo hice despacio, sintiendo mi verga resbalar por su agujero húmedo y caliente. Cuando la tuve metida del todo empecé a follarla lentamente agarrado a sus tremendas caderas.

-Mirad a esa puta, ya follando la muy calentorra y además con su sobrino –decía mi madre mientras se recuperaba de su reciente orgasmo causado por la comida de coño que le había hecho Alberto.– Dí que sí, hijo. Dale bien a la zorra de tu tía.

-Sí… -decía mi tía con la voz entrecortada por el creciente placer que le daban mis emboladas.– Sí… sobrino… uffffff! Sí… dame gusto… con eso tan gordo… ¡Ay, ay que no aguanto! Sí… aggghh! Dame así… Ayyyyyy! Y vosotros, cabrones, mirad… cómo folla… ayyy… una vieja de más de 60 años… uuffff. Sí, qué gusto

-Sí, más de 60 años sí tendrás, cacho guarra, pero no cabe duda de que cuanto más vieja más putorra– le decía mi madre riendo.

-Venga, mamá –le dije yo entonces a mi madre.– Ponte aquí a mi lado tú también a cuatro patas y que te dé el mismo tratamiento uno de estos amigos, que ese chochito tuyo tan peludo tiene que estar con ganas de rabo.

-¿Sí, cariño? –Me respondió ella con los ojos brillantes de lujuria-. ¿De verdad quieres que tu madre… bueno… que se ponga ahí a cuatro patas, a tu lado, como la cerda de tu tía para…?

-Pues claro, mamá, para que te jodan y te llenen el chocho ese tan bueno que tienes de polla. Verás que bien te lo pasas.

-Para que me jodan, dice. ¿Pero tú te estás dando cuenta de lo que le estás diciendo a tu propia madre? –Decía ella sonriendo y con los ojos brillantes de lujuria.- ¿De verdad quieres que me ponga ahí a tu lado para hacer lo mismo… para follar…? ¿De verdad quieres verme haciendo…?

-Pues claro, mamá. Me encantará verte bien ensartada mientras yo me estoy jodiendo a esta cerdota, te lo puedo asegurar. ¿O es que tú no tienes ganas?

-Hombre, viendoos a vosotros la verdad es que lo que apetece

-Es sentir una buena polla en todo el conejo, ¿verdad? –le dijo Alberto.– Pues venga, zorrona, que yo estoy que ardo por meterte la verga en ese chocho tan rico y peludo que tienes.

Mi madre entonces, ya sin hacerse más de rogar y con una sonrisa llena de malicia, se colocó a nuestro lado a cuatro patas. Mi miró sonriendo y dijo:

-¿De verdad, hijo, no te importa que se follen a tu madre aquí, tan cerca de ti?

-Todo lo contrario, mamá. Me encantará ver cómo te llenan de polla el chocho y cómo gozas con todo un cipote bien dentro. Te puedo asegurar que voy a disfrutar mucho viéndote aquí cerca de mí con las tetas colgando y con el culo bien en pompa para una buena follada.

-Hijo, cómo eres. ¡Mira que decirle esas cosas a tu madre…! Bueno, tú como eres y yo cómo soy, que me pongo aquí a cuatro patas como tu dices y nada, tan alegremente… Y venga, con el culo en pompa y las tetas colgando. ¿Así te gusta, cariño? ¿Te gusta ver a mamá desnudita y a cuatro patas, preparada para que la follen?

-Pues claro, mamá. Estás estupenda y así tienes que ser; una buena putorra, y aquí gozando a mi lado.

-Sí, hijo, como tú quieras. Si te gusta que mamá se porte como una guarra descuida que me voy a portar como la más cerda. Venga, Alberto, que mi hijo quiere ver cómo me follas, vamos a darle ese gusto. ¡Hala, arrímame esa tranca a la raja!

Entonces Alberto, sin duda tremendamente excitado por la conversación que acabábamos de mantener mi madre y yo, se situó detrás de ésta y tras manipularle un poco el coño con los dedos arrancando suaves gemidos de la caliente hembra, se agarró a las estupendas caderas de mi madre y con suavidad, dado lo lubricado del coño de mi madre, se la metió con toda facilidad haciendo que a ella se le escapara otro profundo gemido de placer.

-¡Toma cerda! –Le dijo cuando su polla estuvo por entero dentro del chocho de mi madre-. Se va a enterar tu hijo de la clase de zorra que es su madre.

-Venga, mamá, goza tanto como yo estoy gozando tirándome a la putona de la tía Rosa. Ufff, estoy caliente perdido y no creo que… aaaaggg… que vaya a aguantar mucho… Ahhh… toma, toma, tía, toma rabo, macizota, qué gusto me está dando follarte como a una perra. ¡Qué gusto me da tu chocho de sesentona maciza! ¡Qué gusto gozar con tu cuerpo de jamona maciza! Toma rabo en ese conejazo de calentorra madura, toma, toma, polla en toda la almeja, golfa.

-Sí, cariño, ahhh, sí, sigue, sigue un poco que estoy… ayyy… que estoy que reviento de gusto… ¡Qué bueno es esto! Mi sobrino follándome como a una perra… ¡Sigue, sigueeee! Machácame con esa polla tan dura el chocho. ¡Sííííííí!

Mi tía estaba llegando al orgasmo y yo no andaba demasiado lejos. Ante la atenta mirada de mi madre, que se había colocado a la par de mi tía, ésta pronto alcanzó la cima del placer y prorrumpió en un sonoro orgasmo.

-Aaahhh… así, así, cabronazo. ¡Qué gustoooooo! ¡Síííí….! ¡Aaaaaaaahh!

-Toma guarra –le decía yo también en el paroxismo del placer.

-Sí, cariño, dame así. Dame fuerte con esa pollón tan duro, fóllate a la zorra de tu tía, que la vuelves loca de gusto con ese cipote tan rico… ¡Qué ganas de tener una polla tan dura en el higo! La de tiempo que hace que no sentía algo así.

En ese momento yo sentí mi eyaculación próxima y justo en el momento de soltar toda mi descarga saqué la polla del chochazo de mi tía y eyaculé sobre su enorme culazo llenándole las nalgas de espesa leche.

-¡Qué bueno, sobrino! Ha sido el mejor polvo no se si de toda mi vida pero seguro que de los últimos años sí, ja, ja, ja

Todos reímos la palabras de mi tía y mientras ella se esparcía mi semen por todo el culazo en una actitud de lo más viciosa y obscena, mi madre le decía entre pollazo y pollazo:

-Te ha… ummm… bañado bien… aahh… tu sobrino… ahh… el culo de lefa… aahhh… ¿eh, guarra? Ummm… Cómo… ahhh… has gozado, ¿eh, cachonda?

-Ya lo creo chica, tú hijo es un follador cojonudo. ¡Qué gustazo, hija! Pero seguro que tú tampoco te lo estás pasando mal con la tranca de Alberto bien metida en el chocho, ¿eh, marrana?

Mientras hablaba, mi tía se limpiaba con un klínex el culo de la leche que yo había depositado en él y después se sentaba a reposar en un butacón.

-Venga, mamá. –Dije yo.– Ahora te toca gozar a tí y a nosotros ver como disfrutas como una buena zorra.

-Sí, hijo. Si tú quieres verme gozar como una zorra lo vas a ver, ahhh…ya lo creo. Venga, Alberto, ahhhh… jódeme bien, dame fuerte en la castaña. Que mi hijo vea lo putorra que es su madre. ¡Diosss, qué morbo estar aquí… aahh… jodiendo delante… ahh… de mi propio hijo… Uhhh…! Una tranca en la raja y mi hijo mirándome… Ahhh… Esto es el no va más. Ummm… Mira, hijo, mira cómo joden a mamá; mira cómo me dan gustito en el chichi, cariño mío.

Alberto arreciaba los embites desde atrás en el chocho de mi madre y ella suspiraba de gusto. Yo me senté muy cerca de ellos pues me apetecía observar de cerca el polvazo que le estaban pegando a mi madre.

-Esto sí que es bueno, ¿eh, mamá?

-Ya lo creo, aaahh… hijo, ya lo creo. –Decía ella mientras Alberto le barrenaba el chocho a ritmo.– ¿De verdad te gusta verme así, cariño, toda empitonada por un tío? Aaahh… ¿No te importa? Ahh… Ah. ¿No te importa ver… ummm… cómo joden a mamá?

-Ya sabes lo que pienso. Claro que me gusta verte así, mamá. Me encanta ver cómo disfrutas. Me encanta ver como se te mueven las tetas a ese ritmo y como se te menean las carnes de tus nalgazas mientras follas. Se me está empinando otra vez sólo de verte joder así que no te digo más. Goza, goza, puercona. Quiero ver cómo se te mueven esas tetas mientras te joden, mamá. Quiero verte gozando como una perra.

-Sí, hijo, estoy gozando como una cerda… ahhh.... Venga, Alberto, dame más fuerte para que se me muevan las tetas, que a mi hijo le gusta vérmelas danzando adelante y atrás. Dame, dame fuerte… Ahhhhh

Todos reimos divertidos por las palabras de mi madre y Alberto obedeció sus intrucciones arreciando en sus emboladas.

Las tetas de mi madre se movían aún más y yo no pude resistir la tentación de tocárselas así que acerqué una mano para que el pezón de una de ellas rozara mis dedos según se movía. Ella sonreía al ver mi acercamiento a sus tetas pero al ver que me conformaba con rozarle los pezones según éstos se movían me dijo:

-Venga, cariño. Estrújamelas un poquito mientras Alberto me folla. Aaah… Dale tú también un poquito de gusto a mamá. Ummm… Aaaaahhh… Apriétamelas, que me gusta mucho. Ummm

-¡Será viciosa y puta! –decía mi tía divertida mientras mostraba toda su almejorra sentada en el butacón completamente espatarrada.

Yo entonces le acaricié más decididamente ambos pechos a mi madre y ella dijo:

-Así cariño, así. Es maravilloso, uno por detrás follándome y mi hijo por delante dándome gusto en las tetas. Esto es lo más…aaaaaahh…… aaaaaahhh…… que me mareo de gusto… aaaahhh…. Qué buenooooooo. Soy una guarraaaaaa… Sííí… Y me gusta que mi hijo me toque las tetas mientras me follan. Aaaaahh. Ummmm…. ¡Pero qué marrana soy! Con los dos… ahhhh… con los dos a la vez… síííí…. ¡Qué gustooooo! Aaaaaaaahhhhh

Y diciendo esto mi madre estalló en un furibundo orgasmo que casi le hace perder el sentido. Como Alberto aún no había eyaculado siguió bombeando en el chocho de mi madre y en cuestión de segundos ella alcanzó un segundo orgasmo de igual intensidad o mayor que el anterior. Cuando se hubo repuesto. Alberto le dijo mientras la seguía jodiendo a un ritmo frenético:

-Y tranquila, zorra, que no hemos hecho más que empezar.

-Sí, cabrones –decía ella dominada por la lujuria.– Folladme hasta reventar, que me estáis matando de gusto, cabronazos. Seguid, seguid los dos. Tú fóllame, Alberto, y tú, hijo, cómeme las tetas, muérdemelas, hazme lo que quieras en ellas, que me vuelve loca que me estés haciendo esas cosas mientras me joden. Dale tú también gusto a la putorra de tu madre mientras me revientan el coño de gusto. ¡Ummmm… esto es fabuloso!

Yo entonces le empecé a mamar las tetas con gran delectación aunque tenía que estar en una postura realmente incómoda, agachado y a la vez con la cabeza vuelta hacia arriba para alcanzar sus colgonas tetas con la boca. Pero desde luego estaba disfrutando como loco chupándole las tetas a mi madre mientras ella follaba a cuatro patas con su amigo Alberto. Si en aquel momento me llego tan solo a rozar la polla hubiera eyaculado con toda seguridad, tal era mi excitación.

Entonces pudimos ver que Alfredo se había tumbado encima de mi tía Rosa en el sofá y que ésta estaba agarrando su polla para dirigirla a su caliente agujero.

-Mirad a esos dos como tampoco pierden el tiempo – decía mi madre divertida y más relajada después de sus descomunales orgasmos anteriores.

-Hombre, viendoos a vosotros ahí, jodiendo como animales y a tu hijo mamándote las tetas cualquiera no se pone caliente –decía mi tía mientras Alfredo le comía a ella sus tremendas domingas e iniciaba el vaivén de la follada.

Todos estábamos disfrutando de lo lindo y así seguimos durante unos minutos. Llegado el momento Alberto anunció su inminente orgasmo. Para entonces el chocho de mi madre ya debía estar otra vez lo suficientemente trabajado porque ella le pidió que aguantara un poco más y a mi me instó a que le comiera las tetas con más ímpetu.

-Chúpame, hijo, chúpame las tetas, que tu madre es una guarra hasta con su propio hijo. Muérdemelas, muérdeme los pezones. ¡Aaaahhh, qué gustooooo! Muérdemelas más. Cómemelas. Seguid, seguid los dos que me vuelve a venir el gustazo. Sííí… Sííííííí

Así lo hicimos ambos y en efecto, a los pocos segundos mi madre volvía a prorrumpir en otro estruendoso orgasmo que coincidió con la corrida de Alberto en todo su coñazo.

Tras unos segundos de gemidos y resoplidos los tres nos incorporamos sonriendo. Alberto se dirigió al sofá a reposar del tremendo esfuerzo realizado pues se había jodido a mi madre a un ritmo endiablado, sobre todo en la última fase del polvo. Por su parte mi madre, completamente espatarrada, ocupó el otro butacón para descansar. Yo me quedé sentado en el suelo, sobre la alfombra y desde nuestros respectivos sitios fuimos testigos del tremendo orgasmazo que tuvo mi tía debido a la follada que le estaba pegando Alfredo y también de cómo éste le soltaba toda una andanada de leche en el conejo.

Tras unos segundos para recuperar el resuello Alfredo dijo:

-No está resultando mal esta fiestecita ¿eh?

Todos reimos y charlamos animadamente comentando lo bien que se lo pasa uno cuando disfruta del sexo sin tapujos.

Yo luego me incorporé del suelo y me senté sobre el brazo del butacón que ocupaba mi madre. Era superexcitante verla allí completamente desnuda a excepción de sus medias color carne y sus zaptaos, con sus muslazos rollizos y con sus tetas desparramadas sobre su cuerpo. Puesto que ya antes le había estado tocando y hasta chupando las tetas mientras follaba con Alberto, ahora no me corté y, como me apetecía, volví a tocarle una teta haciendo que ella me mirara y sonriera.

-¿Te gustan las tetas de mamá, cariño?

-Me entusiasman, mamá.

-¿Aunque las tenga ya un poco caídas?

-Así me gustan más. He disfrutado como un loco antes tocándotelas y chupándotelas, las tienes muy ricas.

-¿Sí, cariño? Me alegro mucho. Pero de todas formas no has disfrutado del todo porque los demás hemos tenido buenas corridas como decís vosotros pero tú no. Pero no te preocupes que mamá se va a ocupar de eso, si a tí te parece bien, claro.

Continuará

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