Orgullo profesional

Un ejecutivo privado de un merecido ascenso encuentra la oportunidad de vengarse en una fiesta.

Eran las tres de la madrugada y apuraba mi cuarta copa de Habana 7, maldiciendo mi mala suerte. Hoy me acababan de comunicar que no sería el sucesor del director general, recién jubilado. Joder!! Llevaba años trabajando para recoger el testigo algún día, pero los accionistas creyeron conveniente que el sustituto viniese de Madrid, así que no estaba yo para muchas alegrías.

Tras permanecer un par de horas mas en el pub regrese a mi apartamento, maldiciendo la empresa y mi mala suerte.

Por la mañana, ya en la oficina, recibí un aviso de mi secretaria, comunicándome que el nuevo director general celebraba una fiesta en su casa para conocer a los directivos y accionistas, y que esperaba que yo asistiese. Tras titubear unos instantes le dije que confirmase mi asistencia. (¡Que diablos, tenía que conocer al cabrón que iba a ocupar el sitio que me pertenecía!).

El resto del día por supuesto, lo pase sin salir de mi despacho. Llegada la noche, cogió un taxi y me dirigí a la maldita fiesta.

Dios mío! Cuanta gente!!-pensé. El jardín de la casa estaba totalmente repleto.

Un camarero, muy amablemente me ofreció un coctel, que yo acepté sin rechistar.

Me encontraba un poco despistado entre tanta aglomeración cuando oí que alguien me llamaba.

  • Kin!! - giré la cabeza y ahí estaba Richard, uno de los accionistas mayoritarios de la empresa acompañado por una pareja.

  • Kin, te presento al nuevo director, Fernando y a su encantadora mujer, Amalur.

  • Es un placer, Kin.- contestaron a la vez Fernando y su esposa.

Tras el típico y traicionero apretón  de manos, Amalur continuo ejerciendo de anfitriona con el resto de invitados. Fernando comenzó a hablar sobre la empresa bla, bla, bla, bla... pero mi mente estaba en otro sitio..... y Fernando seguía bla,bla,bla bla....... Al cabo de unos 10 min, se unieron a nosotros otros directivos y ya la conversación dejó de ser un monologo de Fernando.

En mi interior yo me sentía observado así que con mi mirada busqué y allí estaba ella, con sus ojos clavados en mí, analizándome.

Al ver que yo la miraba ella aparto la vista rápidamente y entonces el que empezó analizarla fui yo: Un elegante vestido negro, que dejaba su espalda al descubierto; un escote sugerente; unas piernas estilizadas que acababan en unos preciosos zapatos de tacón. Mmm!!!

  • Kin!! Que opinas del balance de este año en la empresa??-  me pregunto Fernando.

  • Eh… eh... eh...  bien!! Bien!! – respondí, sin enterarme de nada.

Tras el cóctel, llegó la cena y cual fue mi sorpresa, al comprobar que la persona que se sentaba delante de mis narices era ella: Amalur. Fue entonces cuando me percaté de un detalle que antes, cegado por otro motivos no pude ver: llevaba un colgante con el numero 9, en plata.

Allí estaba ella, comiéndome con la mirada, jugando conmigo. Yo notaba que ella disfrutaba con ese juego de miradas, guiñándome el ojo y sonriéndome muy pícaramente.

En un momento de la cena, Fernando que estaba junto a ella me realizó una pregunta acerca de la empresa y cuando me disponía a responderle, noté algo que acariciaba mi entrepierna: era el pie de Amalur restregándose por toda mi polla.

Un calor exagerado recorría mi cuerpo, y mi contestación a Fernando no tuvo sentido, ya que mi tartamudeo y el calor de mi cara lo decían todo. No sé lo que dije pero las personas de mí alrededor estaban perplejas por mi conducta.

Ella me miraba, sonreía y tras dar cortos sorbos a su copa de vino, disimulando, se pasaba lentamente la lengua por su labio superior, acompañado el gesto con un guiño cómplice. Pasó el resto de la cena jugando conmigo y yo sin saber reaccionar. Me había pillado en fuera de juego y eso le divertía mucho.

Tras la cena, pasamos de nuevo al jardín para degustar de las copas y disfrutar de la música.

En un momento de la noche observé como Amalur se dirigía hacia el interior de la casa, momento que yo aproveché para seguirla sigilosamente. Cuando ella estaba a punto de abrir la puerta del baño, la empujé al interior. Se dió la media vuelta y con cara de asombro me miró y vió como mis ojos, clamaban venganza.

La agarré del pelo, le di un beso en la boca con rabia, nuestras lenguas flirtearon como locas, aprovechando yo para darle un mordisco sutil en su labio inferior hasta producirle una pequeña herida por la cual brotaba un chorrito de sangre. Sus primeros gemidos se hacían patentes. Sin darle tiempo a reaccionar, deshice el nudo de mi corbata, atándola las manos a la lámpara superior, quedando totalmente inmovilizada con las manos hacia arriba y sentada en el tocador.

Subí su vestido para encontrarme con su tanga húmedo... Me miraba aturdida y desconcertada. Clavé mi mirada en sus ojos y deslizando mi mano rompí con fuerza su  tanga. Ahora tenia ante mí su precioso coño, más húmedo que nunca. Me arrodille y comencé a mordisquear sus muslos, besándolos con furor hasta llegar  a su preciosa cueva. Pasaba mi lengua por su clítoris.... ella jadeaba como una posesa,mientras yo seguía chupando todo su flujo..... Introduje  dos dedos y se los di para que los probase....se lanzó a saborearlos, jadeando.

La puse en pie, de espaldas a mí, busque con mi polla su salvaje coño e introduje de un solo golpe toda mi verga. Un gemido tremendo salió de su boca....... Mi polla salía y entraba a un ritmo frenético mientras con mis manos sujetaba sus caderas.

A través del espejo, yo veía su cara desencajada del placer, pero más desencajada se  le quedo cuando reflejado en el espejo vio bajo mi camisa desabotonada, en mi cuello un colgante de plata con el numero 6. Al percatarme de su mirada, hacia mí numero, acerqué mi boca junto a su cara y le susurre al oído... ¡Por fin te encuentro mi vicioso 9!!!.....

A continuación comencé a besar su delicado cuello dándole unos mordiscos cortos pero intensos..... Seguí follandola, y mi cuerpo empezaba a ponerse rígido del placer, entrando en un estado de autentico éxtasis... Estaba a punto de correrme... y  ella gritaba... más, más, más!...fóllame! cabrón!! Más, más!...

Se estaba corriendo como una perra. Cuando yo estaba a punto de explotar, saque mi polla, y se la puse en la boca para que se tragase toda mi leche......... Si, si si..!!!! Me coorrooo!!! ... la inunde toda la boca escurriéndole parte por el cuello y tetas, dejando todo su cuerpo salpicado de mi caliente leche.

Antes de salir yo del baño, la mire y ahí estaba ella atada, semidesnuda con todo su cuerpo cubierto de mi semen, sangrando levemente por el labio, pero con una de las sonrisas más placenteras que jamás haya visto yo.

De camino hacia el jardín, me encontré con Fernando y demás directivos. Me miraban extrañados por mi vestimenta ya que la corbata no la llevaba y tenia la camisa semi-desabotonada.

Me acerque a Fernando, y con un gesto de despedida le brinde mi mano. Él, al aceptarla, se topó con algo que se interponía entre nuestras manos. Miró atónito lo que era. Su cara se descompuso y yo, mirándole con una sonrisa pícara y me fui de allí, andando tranquilamente, silbando una de esas canciones triunfantes que salen en las películas americanas.......

Ah! Por cierto que lo que le deje a Fernando en su mano no era otra cosa, que el tanga de su mujer, Amalur.