Orgías familiares en piso de universitarios (1)

Nuestros protagonista y su prima pierden la virginidad simultáneamente iniciando una escalada de sexo sin límite.

Orgías familiares en piso de universitarios (1).

Nuestros protagonista y su prima pierden la virginidad simultáneamente iniciando una escalada de sexo sin límite.

No podía imaginar que al ir a Barcelona a estudiar, con mis 18 añitos recién estrenados, debería compartir piso con una prima, pero así fue por razones sencillas. No encontré residencia y los pisos de alquiler eran insultantemente caros para mi mediana economía. Mis dos hermanas mayores, gemelas por cierto, ya hacía tres años que estaban en la ciudad estudiando tercero de químicas. Yo iba a empezar derecho, algo que siempre había soñado. Por suerte mis tíos del pueblo, al enterarse de mi problema, me brindaron la posibilidad de estar temporalmente en su casa de Barcelona con Vanessa que así se llamaba la hija.

Yo a ella no la había tratado mucho pues era un par de años mayor que yo y teníamos cuadrillas de amigos distintas. Sólo una vez en las fiestas de Agosto, hará un par de años, y con un pedal impresionante que llevábamos los dos, coincidimos en el baile del entoldado del pueblo y estuvimos bailando la conga, ella agarrándome a mí por la cintura, pero sus manos bajaron un par de veces por mi culo en lo que a mi me pareció un gesto intencionado. A los tíos estas cosas no se nos pasan por alto y en la siguiente oportunidad esa misma noche, la cogí por sus caderas y aprovechando "la conga de Jalisco, va y viene, ...", baje mis zarpas hasta ese culo primoroso que gastaba y sigue gastando. Lo debí hacer no muy disimuladamente, probablemente por el alcohol ingerido; de hecho ella se giró y me sacó las manos con cierta brusquedad. Naturalmente lo volví a intentar, los cubatas no perdonan, y entonces ya no dijo nada. Al pasar los dedos por encima del pantalón de pana, sí de pana, que se había puesto esa noche, descubrí que no llevaba tanga sino unas braguitas bastante grandes que intuí debían ser de algodón ¿blancas? A mí me vuelven loco. Ya estoy harto de las tanguitas de las narices, aunque no las desprecio, no. No pasó de ahí pero siempre me quedó la curiosidad de por qué aquella vez me permitió llegar tan lejos, aunque sólo fueran unos segundos.

Estas cavilaciones vinieron a mi mente cuando mis padres me dijeron que podía ir a vivir, temporalmente, al piso de Vanessa. No entendí como podían permitir los papás de ella que un salido como yo se fuera a casa de una chica sola, pero según parece mi fama en el pueblo era de chaval serio y no muy amante de correrse juergas con mujeres. De hecho, tenía yo novia desde hacía un par de años, aunque siempre con discreción me había enrollado con todas sus amigas en este tiempo. Vaya tías más calientes, pero eso ya es otra historia que algún día contaré. Muy amigas, muy amigas, pero a la mínima se dejaban meter mano (y no más que eso, por desgracia). Debo reconocer que yo era todavía virgen; por una razón u otra nunca había finalizado. Mi experiencia era pequeña en pajas ajenas y altísima en pajas propias, ..., pero follar, lo que se dice follar, nada de nada. Con mi novia estaba a punto, pero era un poco más jovencita que yo y no se decidía a que se la metiera. También influía el no tener un sitio apropiado y tranquilo. Resumiendo, era virgen como el aceite. Esto se resolvería pronto, pensaba yo.

Y llegó el gran día. Me presenté en su casa a la hora acordada y ¡oh sorpresa!, no estaba Y eso que había hablado con ella hace un par de días, una conversación tensa y corta "De 11 a 12 el jueves te espero en casa. Adiós". Jolín con Vanessita, ¡vaya carácter! A las 11 como un clavo, llamando al portero automático. Nadie. Vaya decepción. En esas sale el portero:

  • ¿Dónde va usted?

  • Al 9º-3ª a casa de Vanessa, soy su nuevo compañero de piso.

Al tipo se le marcó una sonrisa en la cara:

  • Pues va estar usted bien acompañado si es que le gustan las mujeres ...

  • ¿Cómo? – respondí ilusionado

  • Ya verá usted ya el movimiento femenino que hay por aquí ... – me insinuó Pepe, que así se llamaba el portero. Posteriormente descubrí que era más salido que yo, lo cual es mucho decir. El tío tenía unos 30 tacos y estaba casado con una morenaza que quitaba el hipo.

  • ¿Qué quiere decir con movimiento femenino?

  • Nada, que siempre vienen amiguitas a estudiar y a pasar la noche. Y de vez en cuando alguna fiestecita.

¡Será cotilla!, pensé para mí. Pero parecía buen tipo y seguimos charlando, hasta que al final me dijo si quería la llave para esperarla dentro. Se lo agradecí y subí para arriba. Un noveno con vistas desde el comedor a los pisos de delante, pero con luz en toda la casa. Un par de habitaciones, una de ellas con cama de matrimonio y un baño. Acondicionado perfectamente para estudiar, con sus mesitas, flexos, estanterías, ... Pequeñito pero una monada. Hacía la pinta de haber sido arreglado el día anterior. En la puerta encontré una silla con una nota de Vanessa, en la que se disculpaba y me decía que no volvería hasta la noche. Que me pusiera cómodo y que cogiera lo que quisiera de la nevera. Muy amable me pareció. Empezaba bien la cosa

Debido a la llegada a la gran ciudad y a la independencia que eso comportaba, tenía ya las hormonas alteradas. ¿Qué hice sólo entrar? Lo típico: me fui directamente a su habitación a ver su ropa especialmente la interior. ¡Ahhhh! Perfecto. Las braguitas eran casi todas "no tangas", para entendernos. Algunas con encajes, otras muy infantiles, con dibujitos, una incluso con la cara de la Pantera Rosa. Me hizo gracia y además me puso muy caliente ... la verdad que tampoco me hacía falta mucho. Estuve a punto de hacerme una paja allí mismo pero me contuve, esperando momentos mejores. Lo primero es lo primero: una ducha. Pero antes miré los sujetadores. Mmmmmm. Eran de un tamaño mayor del que yo recordaba y además casi todos de buenas marcas y con bordaditos alrededor super sexys, además de algunos deportivos. Fantástico.

Aprovechando que estaba solo me desnudé en mi nueva habitación y fui en pelotas al baño. Me metí directamente en la ducha y estuve casi media hora relajándome. Fantástico. Me puse una toalla y a la cocina a prepararme un bocata rápido y al sofá a ver la tele. Y aquí empiezan lo interesante. Con mi natural curiosidad miré que había en al aparato de DVD y ¡oh sorpresa!, me encuentro un CD de los que se graban en el ordenador. Título: "Sorpresitas varias". ¿Sorpresitas varias? Tuve una erección de caballo sólo leerlo: así ponía yo a mis películas pornos en mi PC. Con el corazón desbocado le di al Play y, ¡bingo!, tenía una secuencia de mamadas de una tía que se mete la polla hasta la garganta y que no deja que se escape nada: se traga toda la leche. Podéis imaginar cómo subieron mis expectativas y cómo empecé a idear mis tácticas: ¿chantaje? ¿Violación? Ja, ja, ja,... cada idea era más atrevida que la anterior. Al final me decidí a intentar sacar el tema y ver cómo reaccionaba. Todo se desarrolló más rápido de lo que yo pensaba.

Ya más tranquilo, cansado por el viaje, me quedé frito en el sofá con al peliculita puesta. Me desperté escuchando unos ruidos en la habitación de Vanessa, pegué un bote y grité:

-¡¡¿Quién anda ahí?!!

  • Tranqui, soy yo, no te asustes – me contestó Vanessa con la voz temblorosa.

Medio dormido como estaba no me di cuenta que se me había caído la toalla, pero sí vi que había sacado la película del reproductor de DVD. Fui hacia el pasillo mientras ella salía de su habitación, cuando de pronto me di cuenta que iba desnudo. Vanessa me miró directamente al paquete con mi polla medio en erección debido a que me despertaba en ese momento. Me pegué un corte bestial, mientras ella se diculpaba:

  • Ay perdona Juan Carlos.

Yo me di la vuelta corriendo al tiempo que mascullaba también disculpas.

  • Lo siento estaba dormido y no me di cuenta ...

Me puse de nuevo la toalla y ya un poco más tranquilos nos dimos dos besos, nos sentamos en el sofá y rompimos un poco el hielo. Entonces me fijé que estaba buenísima, pero buenísima de verdad, quizás un poco demasiadas caderas, pero casi perfectas, con un par de tetas que quitaban el hipo. Ahora entendía lo de los sujetadores grandes. Llevaba una camiseta sin mangas que le llegaba más arriba del ombligo y una faldita de cuadros por encima de la rodilla, que parecía una colegiala. Estaba claro que le gustaba vestir como si fuera un chica de instituto en lugar de universidad. La verdad es que a mí me encanta esa ropa y me pone a cien.

A todo esto, yo iba con la toalla todavía y empecé a fijarme que ella iba desviando la mirada hacia mi pecho, bastante atlético por cierto. Obvia decir que empecé a empalmarme rápidamente y naturalmente no podía moverme, pero al mismo tiempo me nacía de dentro una valentía para intentar follármela. No sabía por donde empezar, hasta que recordé que ella se había llevado disimuladamente a su habitación la película del DVD. Ataqué:

  • Por cierto Vani, ¿te apetece ver una peli en el DVD?

  • ehhhh, no, sí, .... -se puso roja como un tomate, balbuceando y entonces me arrepentí de hacérselo pasar tan mal, pero ya no podía parar.

  • Perdona por la pregunta pero como antes había un CD ...

  • ¿Has visto lo que había grabado? – me preguntó asustada.

  • Pues ... sí Vanessa ... y me ha encantado.

Ella miró hacia abajo sin saber qué decir. Lo intenté arreglar:

  • Pero no te avergüences, a mí también me gustan las pornos y me he traído de casa un cargamento de CDs para poder verlos en mi portátil, pero si te gusta el tema podemos verlas en el comedor.

  • Bueno, no me disgusta – reconoció ella – pero no se lo digas a nadie en el pueblo y menos a los papás, me moriría de vergüenza. Prométemelo Juan Carlos –aquí ya casi lloraba.

  • Tranquila que no lo sabrá nadie. Ven aquí tonta – y la atraje apara darle un abrazo de amigo, de amigo pulpo para ser más sincero. Aproveché para sentir sus maravillosas tetas en mi cuerpo. Mi erección ya superaba lo soportable, ella se dio cuenta y no se separó hasta pasados unos buenos diez segundos. Nos preparamos un par de copas, vodka con naranja y después de un par de lingotazos ya parecía que estábamos menos tensos. Aproveché para continuar mi acoso y derribo.

  • ¿Qué temas te gustan más? ¿Orgías, tríos, mamadas, ...?

Ella se ruborizó de nuevo, pero me soltó:

  • Bueno me gustan muchos temas, pero esos que me has comentado me van mucho y otros que te comentaré más adelante cuando haya más confianza, ja, ja, ja. – su sonrisa me parecía maravillosa y en ese momento creí que era la tía extraordinaria del planeta. – Ven que te enseño los que tengo.

Me llevó a su habitación y debajo de la mesa de estudiar abrió un cajón donde habían más de 100 CD. Impresionante, tenía más que yo. Mi erección ya aguantaba la toalla sin necesidad de anudármela a la cintura. Supongo que ella se dio cuenta y al pasar delante mío su culo me rozó mi polla a través de la toalla y su falda. Nos fuimos al sofá y ella puso entonces una en que un par de rubias vestidas de colegialas excitaban a un maromo. Ella se sentó en el sofá muy cerca de mí, sin tocarme, pero con la falda subida hasta arriba del muslo, de manera que casi se le veían las braguitas. Las dos rubitas se habían levantado la falda y se estaba tocando el coño por encima de las bragas. Cuando miré de nuevo a Vanessa, Vani para los amigos, se había metido una mano debajo de la falda y parecía que por encima de las bragas.

-¿Te ayudo? – le pregunté

  • ¿A qué esperabas? – me contestó - ¿a que te violara?

No me hice de rogar y me arrodillé en el sofá para poder chupar lo que imaginaba sería un coño maravilloso. En efecto. Abrió las piernas al máximo, al mismo tiempo que las flexionaba encima del sofá y se echaba un poco para atrás, con lo que quedaba a mi disposición los dos agujeros del placer, su coño y su culo. Le aparté las bragas que efectivamente eran blancas de algodón y empecé a chuparle el clitoris mientras con un dedo le acariciaba el agujero del culo. La notaba más que caliente, tenía el coño empapado, y eso a mí me encantaba. Parecía a punto de correrse con solo tocarla, estaba como yo. Hice que se estirara en el suelo y empezamos un bonito 69, aunque ella me puso también un dedo en el culo, cosa que me encanta.

Al cabo de una par de minutos, noté que ya no aguantaba más.

  • ¡Me corro Vanni!. ¿Puedo hacerlo en tu boca?

  • Mmmpmppfffff – lo cual interpreté como "sí primito"

Empecé a lanzar lo que a mí me pareció un litro de semen, que naturalmente no pudo tragar, al mismo tiempo que ella se corría con un orgasmo brutal que parecía que me iba a duchar de nuevo. Cuando nos sentamos de nuevo, ella tenía leche en los labios, la nariz y se le caía por el cuello hacia las tetas. Chupé todo el semen que tenía esparcido y se lo puse de nuevo en su boca. Ella después de enseñármelo en su lengua, se lo tragó.

  • Me encanta tragármelo. Lo haré las veces que quieras.

Me sentía en la gloria, además de superexcitado. Normalmente necesito un tiempo de recuperación después de correrme, pero en ese momento estaba de nuevo con una erección de campeonato. Ella también estaba como una moto y sin ninguna palabra, se sentó encima mío y se introdujo mi polla en su lubrificado coñito. Era como un guante, me apretaba el pene y parecía como si lo estrujara. Cada vez que lo hacía me sonreía.

-¿Te gusta verdad? – me preguntó

  • Mucho, cariño, me encanta

  • Pues no sabes lo que voy a hacerte este curso. Descubrirás un mundo nuevo en el sexo al mismo tiempo que yo, ... tengo que decirte un secreto.

-Soy todo oídos – le contesté

  • Me encanta el sexo y soy muy caliente, pero hasta hace un minuto era virgen, o sea virgen de tíos, ninguno me había follado todavía.

  • ¿¿¿Qué??? Pues como yo, justo en este momento nos estamos desvirgando mutuamente

Era maravilloso. De nuevo me puso un dedo en el culo y yo a ella ya me atreví con dos y se los metí un par de centímetros. Estaba claro que a ambos nos encantaba, pues fue meternos los dedos por detrás y corrernos de nuevo, ella un poco antes que yo. Parecíamos principiantes y de hecho ... lo éramos. Nos corrimos las dos veces a una velocidad impresionante. Veía un futuro esplendoroso con Vanessa, pues se notaba que le gustaba el sexo tanto como a mí.

Cuando nos recuperábamos, tomando otra copa, desnudos en el sofá, le dije que yo tenía muchas fantasías que me gustaría realizar con ella de acompañante. Me abrazó y me dijo que sería también el sueño de su vida realizar sus fantasías conmigo. Pusimos como límite lo que al otro le incomodora o no le gustara especialmente, pero todo lo demás estaba permitido. Perfecto. Los siguientes días serían maravillosos.

  • Para empezar – me dijo Vanni – mañana viene mi amiga Rosa a estudiar, con la que tuve un rollito en un probador de una tienda hace un par de días. Y hoy creo que quiere continuar la fiesta. ¿Quieres que montemos una estrategia para intentar tirárnoslas los dos?

  • Fantástico Vannesa, vamos a ducharnos y a descansar antes de la noche.

Nos fuimos al baño y entonces me entraron ganas de orinar. Vanessa se dio cuenta y me cogió la polla mientras apuntaba al váter y la otra mano me la ponía delante mojándosela de orina.

  • Perdona, Juan Carlos, pero no había visto mear nunca a un tío y era una de mis fantasías secretas.

Yo estaba otra vez, empinado como un orangután. Entonces Vanessa se sentó en el váter, me cogió la mano, la puso delante de su coño y empezó a mear mojándome todos los dedos. Fue impresionante, pensaba que me corría sin tocarme ... y así fue, me corrí tirándole la poca leche que me quedaba en su ojo derecho y en el pelo. Lo más excitante que me había pasado en mi vida. Necesitaba descansar para los emocionantes días que se avecinaban. ¡¡¡Venía también mis hermanas mayores gemelas la próxima semana!!!

Ya os contaré ...

¿Te ha gustado? ¿Quieres leer la segunda parte? Escríbeme y dime si te ha excitado, especialmente si eres chica ;-) contador_azul@yahoo.es

El contador azul

contador_azul@yahoo.es