Orgía virginal

Dos hermanos se disputan el tesorito mejor guardado de la tetona Grisel.

Orgía virginal

Unos nuevos vecinos habían llegado a la casa al lado de la mía. Y la hija, una mamacita, tenía todo lo que a mi me podía gustar: culona, siempre me han gustado las culonas, tetona, siempre me han gustado las tetonas, mientras mas mejor, y una pinta de puta mañera que me volvía loco. Debo ser sincero y decir que no se vestía como prosti, no, simplemente algo en ella emanaba una sexualidad única que me generaba una sensación de calentura extrema. La pobre era mas bien feita, pero ustedes saben tanto como yo que cuando un hombre anda caliente no le importa mucho la caripela. La vi por primera vez desde mi ventana cuando sentada en el escritorio de su habitación escribía sin pausa en la computadora.

Después de algún tiempo de sueños calientes en los que sus tetas y su culo estaban siempre presentes, mi hermano y yo escuchamos una conversación entre mi mamá y mi abuela en la que declaraban que la vecinita, la mamacita tetona, era virgen. Se me disparó como misil y supe que debería hacerla mía. Encima de tetona, culona y puta, ahora la niña tenía un regalito en las piernas que con muchas ansias esperaba abrir. Solo había desvirgado una vez en mi vida y fui tan tonto que no había tenido la viveza de disfrutarlo. Ahora una oportunidad única, para no desaprovechar, estaba al lado de mi casa, con una vaginita estrechita que me apretaría la verga si mi sueño se hacía realidad. Me relamí y excité de solo pensar en la imagen de sus tetazas y su agujerito sin estrenar y sentado a la mesa me toqué un poco el paquete.

Decidí que sentado en ese lugar y pajeándome pensando en ella no lograría mi objetivo de modo que mientras comía empecé a pensar en la manera de hablarle a la mamacita. La chica, de unos 25 años le calculé, no era muy amante de las salidas, de modo que yo debería trasladarme hacia su casa. La excusa mas rápida que pude encontrar fue el ir a pedir prestado.

Esa misma tarde, aprovechando que mi mamá no estaba, fui a tocar su puerta. Grande fue mi sorpresa cuando la abrió un muchachote enorme con la cara llena de granos y que por lo menos me llevaba unos 15 centímetros. Esperaba las tetas de ella recibiéndome y me quedé duro ante el imprevisto cambio.

Qué?, dijo el armatoste con cara de pocos amigos

Ehhhh, dice mi vieja si le podés dar un poco de azúcar... y es que eh la tienda del pueblo está cerrada aun...... y, está eh con la presión baja... y eso.

Ma!!!! Acá hay un boludo que quiere azúcar!!!, dijo a los gritos mientras me miraba desafiante esperando una reacción de mi parte. Por supuesto, yo me quedé en el molde. No era cosa de andar embroncando al hermanito y que me diera un shot dejándome frito.

Quién es?

Uno de los pendejos de al lado.

Ya voy.

La mirada mas fiera me la lanzó cuando se estaba yendo en el mismo momento que llegaba su madre.

Si querido?

Es que mi mamá se quedó sin azúcar, la tienda está cerrada y le bajó la presión

Está bien tu mamá? Querés que vaya a verla?

No, no, señora, no, no, solo necesita un poquito de azúcar y se le pasa enseguida.

Seguro?

Si, señora, está todo bajo control.

Bueno, esperate que voy a buscarla.

Dejó la puerta entreabierta y traté de pispear. No vi nada, solo pude oír los pasos de la mujer yendo y viniendo de la cocina. Me dio una taza repleta de azúcar, lo agradecí y volví a mi casa completamente frustrado. El plan no estaba funcionando pero una nueva oportunidad apareció: alguien debía ir a devolver la taza. Por supuesto, sería yo, pero esta vez me aseguraría de que fuera la tetona la que abriera la puerta. Empecé a estudiar los movimientos de la casa hasta descubrir que todos los días la rutina era la misma: tanto ella como el padre se iban tempranísimo aunque ella volvía cerca del mediodía, la madre partía a eso de las diez y regresaba a las dos, y el armatoste, solo los martes y jueves salía durante tres o cuatro horas. Lo mejor fue comprobar que la chica estaba completamente sola los sábados durante todo el día.

Un martes, en que ni la mamá ni el armatoste estaban en la casa, fui a devolver la taza y tal como lo esperaba un par de tetas gigantes y expuestas ante mi abrieron la puerta. Casi me caigo al ver las puntas de los pezones remarcándose a través de la remera y no pude mas que estirar el brazo, haciendo fuerza para dejar de mirar ese par de tetas preciosas, y dar la taza. Solo un hola balbuceado salió de mi garganta, la miré a los ojos y ella sonrió como si se diera cuenta de mi torpeza.

Y esto?

Tu mamá me prestó azúcar en tu taza, y desvié los ojos hacia su "tacita" todavía cerrada, y, eh... vengo a devolverla.

Ah, bueno, gracias.

Me la quedé mirando completamente empalmado delante de ella sin saber que decir.

Algo mas?

No, no, ya me iba.

Bueno, gracias, chau.

Y cerró la puerta en mis narices. La puta madre, que estúpido soy, pensé para mis adentros. Tuve sus tetas delante mío y actué como un boludo. Habría que pulir toda la estrategia de avance. Así estuve trabajando durante largas semanas: fui en busca de yerba, aceite, otra vez azúcar y un largo etc. No solo me regocijaba mirando sus tetas y su culo; también y mas importante era mi principal objetivo en ese momento: ganarme de a poco su confianza. Y lo estaba logrando. Así me enteré que su nombre era Grisel, que hacía notas periodísticas y que tenía mas edad de la que pensé: 30 años... Cada vez que iba a su casa el empalme era muy obvio y yo lo dejaba seguir porque quería que se diera cuenta de la calentura que me generaba el solo verla o tal vez que imaginara que ese era mi paquete en estado de reposo. Jamás la rocé ni me le insinué, no quería estropear las cosas pues hasta el momento todo estaba funcionando sobre rieles.

Y mi calentura estaba yendo en aumento día tras día tal cual a mi me gustaba. Siempre he disfrutado de esos estados de excitación que se retrasan casi hasta el infinito y recién ahí, cuando la calentura es insoportable, tratar de mojar en la mujer anhelada. Y esto en todo sentido. Soy de los que gozan calentando al extremo a la mujer, haciéndola jadear y ansiar con desesperación que mi verga la penetre. Gran excitación me genera retrasar mi propio gozo lo mas posible oyendo gemir y viendo retorcerse de deseo a esa mujer que yo mismo he calentado con todo lo que soy capaz de hacer. No solo me excita sino que genera en mi un cúmulo de energía y vigor que puedo llegar hasta eyacular dos veces seguidas siendo la segunda la que mas tiempo tarda en llegar y la que mas disfruto. Con Grisel me estaba excitando de esa manera, retrasándolo todo hasta el momento de que ya no fuera capaz de contener mi excitación y necesitara penetrarla y descargar toda mi energía en ella hasta quedar completamente vacío y extasiado. No es que sea un frío calculador, simplemente me gusta retrasar y gozar de las cosas buenas. Y Grisel se estaba convirtiendo en la cosa mas buena que me había pasado durante el último tiempo.

Uno de esos días en que fui a visitarla con excusas que ni ella se creía me recibió con la puerta entornada. Y dijo sin mas:

Podés venir hoy a las seis de la tarde? Tengo algo que decirte.

Si, por supuesto

Bueno, te espero entonces. Ahora te dejo porque estoy ocupada, si?

Está bien, no hay problema, hasta las seis entonces.

Hasta luego

Y cerró la puerta. Que mierda tendría para decirme? Mi mente empezó a volar y la verga a engrosar como era la costumbre cada vez que mis ojos la veían. Me bañe, afeité y perfumé para la cita y a las seis menos dos minutos salí de casa impecable con el paquete bien abultado dentro de mis pantalones. Ni bien salí vi a mi hermano tocando el timbre de Grisel y apuré el paso. Al verme mi hermano me miró tan extrañado como lo estaría mirando yo.

Qué hacés acá?

Vos que hacés acá?

Yo tengo una cita.

Yo también.

Y las preciosas tetas envueltas en una remera blanca salieron a abrirnos.

Pasen chicos, los estaba esperando. Siéntense

Enseguida vi pasar al armatoste que nos miró a los dos con cara de odio. Me cagué en las patas pensando que quizá la bestia se nos tiraría encima dispuesto a fajarnos por andar mostrando a su hermanita querida el bulto dentro del pantalón. Traté de no mirar el par en danza para que se deshinchara un poco pero nada pasó, siguió igual. Ya mas tranquilo cuando lo vi desaparecer tan rápido como había llegado la mamacita empezó a hablar.

Se preguntarán qué es lo que están haciendo los dos acá, no?

Si, dijimos al unísono.

Bueno, por algún motivo que desconozco los dos han estado, como decirlo..... cortejándome. El problema es que los dos lo han hecho al mismo tiempo y no creo en las casualidades. En realidad no es esto lo importante. Quiero decirles que me he sentido a gusto con los dos y que si tengo que elegir entre ustedes no podría hacerlo.

Traté de decir algo pero ella me paró en seco:

Dejame terminar por favor.

Si

Los dos saben mas o menos como soy y lo que pienso y creo que ambos de una u otra manera se ganaron mi confianza. Yo también confío en ustedes y por eso...

Hizo una pausa, inspiró y largó lo que tenía para decir:

Y..... bueno.... por un largo tiempo he estado esperando al príncipe azul que hasta el momento no ha llegado y.... estuve guardando para él.... mi virginidad.....

Miré a mi hermano que la escuchaba hablar como si estuviera viendo una película porno de lo mas salvaje aunque no evidenció ni un mínimo cambio en la actitud de su cara mientras la mamacita nos revelaba su intimidad. Enseguida me di cuenta que mi hermano había escuchado tan claramente como yo aquella conversación entre mi mamá y mi abuela. Y no pude mas que odiarlo un poco por entrometerse en mis planes. Grisel siguió hablando:

Con mi edad y a pesar de que soy virgen ello no significa que no sienta como las demás chicas. Es decir, me he excitado mucho cuando vos Damián, dijo mirándome a los ojos, todos los días te presentabas con la verga parada y solo separada por la tela del pantalón. Y de vos, Cristian, he gozado tus roces en mis piernas y todas las veces en que disimuladamente, dijo con sus manos marcando las comillas, apoyaste tu verga en mi culo.

Mi paquete empezó a reclamar acción y una mezcla de vergüenza y excitación empezó a recorrer mi mente agitada. Las ganas de tirármele encima hicieron que me tuviera que agarrar de los brazos del sillón para evitar la tentación.

Creyeron que no me daba cuenta? Tampoco entiendo por qué razón ninguno de los dos me ha avanzado directamente y se han limitado a seducirme y a apoyarme la verga disimuladamente. Por eso he decidido, y ya harta de esperar a ese príncipe azul que no llega, entregar mi virginidad a alguno de ustedes dos.

YYOOOOO, dijo mi hermano que se veía sacadísimo.

No, no, vamos a ver. Hay una condición.

Cual?

Voy a darles una tarde a cada uno. El que mas me excite y logre hacerme acabar la mayor cantidad de veces sin penetrarme, ese se llevará mi virginidad.... les interesa?

Siiiiiii, dijimos los dos completamente alborotados.

Tal vez la propuesta les parezca demasiado racional pero entre los dos han logrado ponerme muy caliente y quiero que sea el que mejor sepa hacerme acabar quien se lleve mi virginidad por tanto tiempo guardada......al cuete. Ya que esperé tanto tiempo puedo esperar un poco mas para asegurarme de que mi primera vez sea única en todo sentido.

Cuándo empezamos? Dije ansiosamente

Veamos. Por orden de aparición. Vos primero Cristián.

Y me oí decir:

Vos la encaraste antes que yo?

Mi hermanó obvió mi pregunta y dijo a Grisel:

Cuándo?

El sábado. Pero les quiero dejar algo en claro. Con ninguno de los dos voy a dejarme penetrar en el período de prueba, dijo con una sonrisita malévola. Si se retoban, para eso estará mi hermanito pequeño cuidando de que mis gritos no sean su nombre. Está claro?

Si.

Bueno, ahora pueden irse. A vos, dijo a Cristián, te espero a las 3 de la tarde el sábado.

Y yo cuándo?

Vos a la misma hora del sábado siguiente.

La gran siete, no sería el primer hombre en besar ese par impresionante de tetas pero me tenía confianza respecto de lo que a mi mas me interesaba.

El sábado de mi hermano llegó raudo. Lo vi irse feliz y radiante dispuesto a chupar por todos lados a la mamacita. Una linda calentura se hizo carne en mi verga cuando imaginé a mi hermano regocijándose en su piel, gozando y chupeteando esas tetas maravillosas, dándole lengua a su conchita cerradita. Y yo solo en casa bufando contra mi hermano, no me quedó mas que hacerme una paja furiosa encerrado entre las paredes de mi cuarto.


Estaba nerviosa. Todavía le parecía muy loco lo que había dicho y lo que había propuesto a los dos hermanitos. Tal vez hubiese sido mas sano dar rienda suelta a su calentura cuando los vecinitos la provocaban con sus herramientas. Pero es que siempre le había resultado mucho mas fácil racionalizar las cosas que dejarse llevar por sus impulsos. Siempre había sido así y no creía que a esta edad fuera capaz de cambiarlo. Tampoco le interesaba, su forma de ser la había salvado en muchas circunstancias. A ciencia cierta no sabía como insinuarse a un hombre, daba a entenderse mejor con la palabra que con la acción y había actuado consecuentemente de la única forma con la que sabía manejarse.

A pesar de todo no estaba arrepentida de nada y se obligó a relajarse para disfrutar al máximo de lo que le esperaba. Los pendejos de 20 y 22 años la tenían a mal traer y demasiado caliente como para seguir esperando. Había perdido completamente las esperanzas de que el tan ansiado príncipe azul llegara y estaba dispuesta a experimentar todo lo que había estado retrasando. Los dos, por diferentes motivos, le generaban sensaciones rarísimas que no podía identificar. No era la primera vez que una verga le rozaba el culo, pero la de Cristián la sumía en una excitación confusa. Es que se veía a sí misma apoyada por detrás, con esa dureza rica rozándole las nalgas, mientras imaginaba la entrepierna abultada de Damián, todo en una misma ficción. Los deseaba a ambos con la misma intensidad y temía que si elegía a alguno perdiera al otro. Los dos formaban al hombre perfecto, ese que por tanto tiempo había esperado en vano. Los dos hacían el ideal que como tal nunca llegaría. Pero un día llegó encarnado en dos personas y se dijo a sí misma que si lo había encontrado no podía dejarlo pasar. No estaba loca, solo jugaba a que había encontrado a su príncipe azul y estaba dispuesta a hacerlo suyo al menos en ese espacio utópico en el que estaba acostumbrada imaginar.

El timbre la sacó de su meditación, se miró al espejo arreglándose la ropa y el pelo y salió a recibir a su amante. Parecía un poco nervioso pero estaba segura que no mas que ella. Lo tomó de la mano y se dirigieron a su habitación donde apenas cerrar la puerta él la tomó por la espalda y clavó su verga sobre las nalgas. Las manos le aprisionaron las tetas y un pequeño gemido salió de su boca. Sintió la dureza ahora ya plenamente, sin roces, sin disimulo y la disfrutó un poco mas moviéndose apenas delante de él para que se incrustara por su raya. Mucho hacía que deseaba experimentar esa sensación y la gozó tanto como pudo moviéndose cada vez mas rápido y apretándose contra él. Sentía mojarse y excitarse un poco mas en cada segundo de aquel encuentro. El acrecentó el ritmo detrás y delante de ella y su cuerpo todo le respondió en estremecimientos completamente nuevos para ella. Metió mano por debajo de la remera tocándole con velocidad de rayo una y otra teta mientras se desabrochaba el pantalón. El instante que no sintió su dureza apoyada la hizo desearlo tanto que arqueó su cuerpo, irguiendo el culo y reclamando su verga, mientras él desesperadamente hacía vanos intentos en soltar el botón. Se giró y desabrochó el pantalón y la bragueta tan rápido como pudo. Estaba desesperada por sentirla nuevamente bien cerca de su vagina húmeda. Muy rápido se fueron despojando completamente de todas las telas. Apenas se dio un momento para contemplarle las tetas y el pubis cuando la giró para apoyarla nuevamente. Era una sensación indescriptible para ella sentir esa cosa dura detrás, le gustaba y la excitaba tanto que la concha le latía, los pezones se le habían puesto duros y extremadamente sensibles y deseó desprenderse ahí mismo de ese ardor intenso que le recorría el cuerpo. Nunca había estado tan caliente en su vida, ni siquiera cuando se masturbaba junto a su príncipe azul. Gozaba cada movimiento del chico, cada gota de humedad que iba acumulándose dentro de su vagina cuando él le abrió un poco las piernas y sin penetrarla se metió entre su carne húmeda. Podía sentirla como se refregaba bajo su vulva y el calor que emanaba esa piel tersa se confundió en sus sensaciones cuando empezó a tocarle el clítoris y a apretar una de sus tetas. No podía mas y se escuchó jadear al apretar con sus piernas la verga del muchacho con el solo fin de sentirla mas cerca. El chico empezó a bombear, apoyando los huevos una y otra vez en sus nalgas, friccionando en todos los puntos sensibles de su cuerpo y se apresuró a que llegara el orgasmo. Estaba gozando tanto que ni cuenta se había dado de que el muchacho retorcía los pezones y el clítoris tan fuerte como podía y que empujaba violentamente dentro de sus piernas. Se movió para penetrarla y ella, a pesar del placer que estaba recibiendo dio espacio para pensar en la otra parte de su hombre ideal. Cerro aun mas las piernas imposibilitando que el muchacho tuviera acceso y él la empezó a forzar para que se dejara. Y dijo No!!!!!! Pero quiso decir si, si, ahora, metémela hasta el fondo aunque te diga que no, obligame a sacarme todo este ardor y humedad que llevo encima!!! El chico obedeció y se limitó a seguir bombeando y tocando todas sus partes sensibles. La sensación del orgasmo estaba tan cerca que frotó su mano en la verga del chico a quien arrancó una buena cantidad de jadeos. Ya estaba lista para el primer orgasmo con un hombre cuando el muchacho derramó todo su semen en la mano de ella. Aun eyaculando le llevó la mano a la boca y le introdujo los dedos para que ella lamiera los suyos y los de él que le recorrían la boca y le palpaban la lengua. Así lo hizo, sintiendo por primer vez el gusto salado y untuoso que le supo a la delicia de los dioses. El éxtasis estaba acercándose, lo sintió venir y lo dejó correr dentro de ella, laxándose y tensándose a la vez, con las piernas flojas amenazándola con dejarla caer. El la siguió tocando y manoseando completamente por todo el cuerpo, pasaba las manos por su raja mientras los espasmos se sucedían, apenas metiendo sus dedos.

Ya mas tranquila la tiró sobre la cama y su cuerpo se apoyó completamente en el suyo, dejándole sentir nuevamente esa verga que deseaba ahora chupar. Quería saborear el semen aunque ya estuviera menos caliente y hacerle parar la pija hasta que no pudiera aguantarse mas y reventara dentro de su boca. Ella era ahora la que quería hacerlo gozar, jadear, pedir por mas, hasta anhelaba ver la cara de éxtasis del muchacho en el instante de la eyaculación.

Lo dejó chuparle la concha mezcla de semen y sus propios jugos y sintió la lengua penetrándole la vagina una y otra vez. La suavidad de esa carne húmeda la estaba haciendo enloquecer y no pudo mas que agarrarse de las tetas a las que apretó intensamente una y otra vez. El chico se estaba poniendo violento dentro de su intimidad y sentía despedir sus jugos que corrían raudos hacia la boca del muchacho que usaba sus dedos para abrirla, tocarle el clítoris, y nuevamente meter su lengua hasta el fondo, casi llegando a su himen. Sintió que perdería su segundo orgasmo cobijando la boca experta del muchacho, empecinado en hacerla acabar a fuerza de dientes que rozaban su clítoris y sus labios sin piedad. Jadeaba como posesa y se retorcía de placer. El roce con los dientes la hacía saltar de estremecimiento y no tuvo mas que hacer fuerza para que aquella lengua la penetrara aun mas llevándola a un orgasmo intenso y larguísimo, con una cantidad de espasmos que no la terminaban de saciar nunca.

Esperó y esperó y ahora era el turno de ella de dar placer para saciar el suyo propio.

Vení que me muero por chuparte la verga y hacerte acabar en mi boca.

El chico completamente sorprendido se dejo guiar cuando ella, muy despacio, lo puso de espaldas en la cama y le miró la verga. Estaba semiflácida y agradeció de que no tuviera una recuperación rauda. Eso le permitiría a ella jugar a su antojo con ese falo que ya mismo deseaba lamer. No le causó impresión ni nada parecido solo un deseo loco de clavársela hasta la campanilla, de chuparla y lamérsela toda hasta que ni una gota de semen quedara dentro. Empezó por sus huevos, pasándole la lengua y lamiéndolos tan despacio que sentía los pequeños estremecimientos del muchacho que le agarraba la cabeza en un vano intento de dirigir la acción. Luego se los metió en la boca y los rodeó con su saliva y su lengua, los succionó, los apretó uno con el otro mientras por el rabillo del ojo podía ver bien de cerca como la verga se le iba parando de a poco. Siguió su labor allí, disfrutando los escondrijos y de la visión de una verga cada vez mas grande que ella iba a vaciar cuando su lengua empezó a correrse desde los huevos hacia la base de la verga. Un lento recorrido se inició desde abajo hacia la punta. Apenas llegar al glande, que se reservó para el final, bajaba y atacaba algún otro sector de esa golosina que estaba chupando y que todavía no había recibido su porción de lengua y saliva. El muchacho estaba extasiado, no se movía, solo movimientos involuntarios de su cuerpo se sucedían ante las caricias húmedas de ella. No sabía si lo estaba haciendo bien pero los estremecimientos continuos del muchacho la animaron a seguir con suavidad y cautela, disfrutando ella misma de tener a su merced a esa verga que le gustaría tener metida bien adentro. Se vio a sí misma penetrada una y otra vez por ella y la de Damián y se dirigió hambrienta al glande, al que rodeo con la lengua, lo introdujo en su boca, llenándolo de su saliva. Un buen rato se lo estuvo chupando sin usar las manos, no dándole ni un segundo de descanso hasta que, después de mucho succionar, chupar, lamer y latigar, la verga estuvo colorada e hinchada, dura y brillante como un diamante. Se la metió por completo en la boca y empezó a usar sus manos de una manera endemoniada, llevando al chico a respirar en jadeos vociferados, desencajándolo por completo, recorriéndolo todo y por todos lados, con las manos en los huevos, en la piel sensible, en el glande, en el tronco, todo tan rápido que el chico no pudo sostenerse mas y le acabó dentro de la boca. Dejó de chupar para tragarse todo el licor que sintió caliente y muy espeso y que ásperamente llegó a su garganta una y otra vez. Disfrutó de todo su sabor y vio que restos de leche formaban gotas en la verga desinflamada. Lo limpió con dulzura y sonrió al muchacho que dijo:

Alguna vez habías chupado alguna?

Nunca.

Para ser la primera vez está muy bien. Te gustó?

Me encantó todo. Chuparla y también tragarme tu semen.

Se notó.


Cerca de las 6 de la tarde lo escuché volver y fui corriendo a preguntarle que tal había sido. Se lo veía cansado pero su cara brillaba.

Y? Contame!!!

Me prohibió que te contara.

Dale contame, no seas hijo de puta.

Tampoco quiero contarte.

Por qué no?

Porque no quiero darte ningún dato del que puedas sacar ventaja.

Que guacho de mierda....

Así son las cosas.

La llegada de mi sábado se me hizo de goma, los minutos eran lentos como horas y ya no me podía aguantar. Todo el tiempo estuve alzado, calentísimo, pajeándome una y otra vez hasta que me llegara el momento para lamerla, chuparla y hacerla acabar. Me excitaba el solo pensar en enloquecerla, en hacerla venir continuamente para que después supiera premiarme con su estrechez. Nerviosísimo y excitado toqué el timbre de su casa a las 3 en punto. Sus tetas gordas y amplias estaban cubiertas por una fina tela que las realzaban. La pollera era ancha y vaporosa, casi transparente. Sencillamente preciosa y muy excitante. Apenas verme su cara dibujó una sonrisa y me dijo al oído.

Estas dispuesto a hacerme acabar hasta perder el sentido?

Si, mamacita, lo que me pidas.

Casi enloquezco al oír sus palabras que no revelaban mas que una buena calentura acumulada por años. Me tomó de la mano y mientras ella iba delante mío me concentré en su abultado culo que se bailoteaba de un lado al otro. Ya tenía la verga bien parada y supe que me vendría enseguida si Grisel se empeñaba en seguir diciéndome sin tapujos que estaba caliente.

Una vez en su habitación me detuve mas de lleno a contemplarla de pies a cabeza. Se la veía tensa y mas frágil de lo que pensaba. Tenía un cuello largo y muy femenino que daban ganas de besar una y otra vez. Bajé a sus hombros redondeados junto a esas tetas gordas que habían llegado a enloquecerme tanto. Y todo eso sería muy pronto completamente mío. Miré su entrepierna, imaginando lo que había detrás y sin darme cuenta me estremecí ansiosamente. Las rodillas le temblaban y la miré a los ojos. Se la veía encendida y vi mover su boca sin escuchar sus palabras.

Perdoná, dijiste algo?

Que si te gusto

Mucho me gustás, mucho.

Cuánto?

Tanto que no puedo dejar de mirarte.

Sus cachetes se pusieron colorados y siguió preguntándome:

Te caliento?

Estoy que me muero de las ganas de besarte y tocarte.

Y por qué no me besas?

Porque me gusta disfrutar de todo al máximo.

Un asomo de timidez que hasta el momento nunca había percibido amaneció en su cara y bajó la cabeza. Me acerqué y le besé los labios, primero lentamente y muy de a poco el deseo fue invadiéndonos a los dos, acelerando el ritmo y los bailoteos de las lenguas dentro de nuestras bocas. Le besé ese cuello esbelto, se lo lamí por completo junto a sus orejas para luego acercar mi lengua al inicio de las tetas que apenas se asomaban por la remera. Pasé mis manos dentro de ella, hasta llegar a su corpiño con mi boca pegada a su cuello. Allí me detuve a jugar un poco con él para luego desabrocharlo completamente. Sentí sus tetas aflojarse sobre mi pecho y seguí acariciando su piel suave de arriba abajo. Muy lentamente, disfrutando cada espacio de piel, fui desde la espalda hacia delante con mis manos recorriendo sus costados hasta aproximarme a sus tetas. Sin tocarlas, apenas rozándolas por los costados me detuve y esperé ansioso y excitado el momento a que por fin pudiera sentirlas dentro de mis manos. Su respiración estaba acelerada, al igual que la mía, se movía ansiosamente para que la tocara y eso me excitaba aun mas. Dejé de hacerla sufrir y me metí por debajo de la tela. Se arqueó hacia delante y levanté la remera y el corpiño. La punta del pezón estaba completamente rígida, rodeado por una aureola rosada y juvenil. Su carne llenaba todo mi campo de visión y mi boca fue a besar esa delicia por tanto tiempo ansiada. Apenas sintió mis labios las piernas le flaquearon y se estremeció de placer cuando le rodeé el pezón con mi lengua, haciéndola girar cada vez mas rápido. Mientras seguí chupando me detuve a disfrutar la suavidad de esa piel con mis manos, a sentir sus bellas formas, desde la garganta hasta la elevación de sus montañas. Le saqué la remera y el corpiño en una lentitud exasperante y vi sus ojos llenos de lujuria y ansiedad. Me arrodillé y no pude evitar la tentación de tocar su vulva por encima de la bombacha. Suspiró cuando mis dedos traviesos amagaban meterse en su vagina, apenas rozando sus labios, apenas tocando su clítoris, dejándola expectante, deseando a que por fin la tocara, excitándola y excitándome cada vez mas. Jugué un tiempo con su ansiedad, ella parecía disfrutarlo y calentarse tanto como yo pues la bombacha estaba completamente húmeda e imaginé su vagina cargada de flujos que deseé chupar hasta la saciedad. Finalmente empecé a tocarla y acariciarla con mis dedos mientras le bajaba la bombacha con la otra mano. Una vez desnuda la llevé hacia la cama y la contemplé yaciendo completamente a mi merced. Me desvestí lentamente aunque estaba empezando a dominarme una ansiedad que nunca antes había sentido. Siempre supe controlarme y retrasar todo para disfrutarlo mas. Como un mazazo en la cabeza sentí los huevos a reventar, la verga completamente expandida y el descontrol se estaba apoderando de mi. Deseé penetrarla ahí mismo cuando abrió las piernas y con sus ojos me invitó a poseerla. Ya no pude pensar y me tiré encima de ella completamente loco y desencajado, guié mi verga hacia su vagina y con desesperación traté de ensartarla. La sangre se me subió a la cabeza y no quise mas que bombear y bombear hasta el final. Metí la cabeza y un grito de ella me despertó de la locura.

Perdoname, es que....

Voy a darte lo que quieras...pero despacio...

Me besó en la boca y me sonrió con tal dulzura que calmó mis ansias animales. Volví a meter la cabeza y me quedé allí, concentrándome en sentir el placer que eso me originaba. La miré gozarlo tanto como yo y metí un poco mas. Su vagina lubricada, caliente y estrecha me la estaba apretando tal cual había imaginado y volví a besarle la boca, el cuello, las orejas, con mis manos en las tetas apretándolas y acariciándolas tan suave como podía. Me moví dentro de ella para sentir toda su pulposidad envolviéndome y la oí gemir en unos ruidos estremecedores de gozo. Y un poco mas hasta llegar a su himen, lo percibí claramente, lo sentí impidiendo el paso. Me estremecí con todo, ya no aguantaba mas. Y dulcemente, al besarle la boca, empujé con un poco mas de fuerza dentro de ella desgarrando su himen, al que sentir colapsar; ella se arqueó y mas que un grito de dolor jadeó de placer.

Duele?

No, seguí, seguí.

Empecé a bombear lento, acompasado, me tenía agarrado del pelo y había empezado a tirar de él generando mayor excitación, jadeaba, se arqueaba y echaba la cabeza hacia atrás, sus piernas me envolvían y entre gemidos cortados por sus palabras dijo:

Que placer estar así de llena.

Tuve ganas de llenarla aun mas y aceleré el ritmo. Jadeaba de lo lindo y me estaba volviendo loco.

Llename, llename toda, así, asiiii

Empezó a tensarse, ya casi gritaba ante la llegada del orgasmo, su vagina estrechita seguía comiéndose mi pija y ahora, con ella acabando, sentía sus espasmos apretarme aun mas la verga que en cualquier momento saltaría sin poder contenerse.

El traqueteo se había vuelto infernal, estaba viniéndome y mientras bombeaba le dije:

Hablame que tus palabras me sacan completamente loco.

Quiero que me llenes de leche, que acabes dentro de mi, quiero sentir tu pija gorda desinflándose dentro de mi.

Y no pude mas, me descargué dentro de ella, la llené de mi semen, y dejé mi verga dentro para que la sintiera deshincharse, tal cual ella quería.

Siguió besándome, pidiéndome mas, yo estaba exhausto pero no dejé pasar la oportunidad de darle todo lo que quisiera. Estuvimos besándonos, acariciándonos despacio uno al otro durante un largo rato; no podía despegar ni mi boca ni las manos de su piel, ni de sus tetas ni de su concha cuando logré arrancarle otro orgasmo. Ya estaba encaminado a una nueva erección y se dispuso a chupármela. Se desvivió en llenarme la verga de su saliva haciéndome disfrutar al máximo de su lengua, de sus dedos y manos que subían y bajaban por mi piel dejándome la verga tan tensa que las ganas de penetrarla estaban nuevamente ahí. Me aproximé a su concha y nuevamente excitado comencé a chupársela, usando mis dedos y mi lengua para penetrarla una y otra vez. Sus flujos crecían cada vez mas y se fueron acumulando en su vagina, a la que recorrí completa para sorberme sus líquidos y los restos de mi semen. Gemía mientras le retorcía las tetas y le dije que me hablara. No se por qué razón, pero oírla hablar en esa forma tan desinhibida que tenía me generaba una excitación tremenda.

Que bien me las estás chupando. Chupame mas que me gusta sentir tu lengua y tu dedos adentro.

Seguí como desquiciado metiéndome dentro de ella. Se movía sobre mi cara y sentía su olor riquísimo y embriagador que gocé en cada exhalación. Tenía la verga durísima, muy rígida, con los huevos hinchados pidiendo descargar.

Metémela ahora, dale, dale.

Y ahora si, con toda la furia, como un animal, me metí dentro de ella sin que pudiera pensar, solo le hice ver todo lo que me generaba, era la primera mujer que había logrado hacerme sentir como una especie de animalito caliente sin mente, en busca del solo y mas absoluto placer, no empañado por nada racional, librado a sus propios instintos. La sentí recibirme arqueándose, gritándome al oído, desencajada, jadeando y gimiendo, poseyéndome con sus piernas, uniéndose y acompañando tan deliciosamente mi envestidas que entendí que ella también había dejado su razón de lado. Nos bombeamos los dos intensamente, en un traqueteo mutuo y apasionado, agarrados a nuestras carnes, como si quisiéramos comernos vivos acabando ella primero y yo después en orgasmos sentidos y ampliamente disfrutados.

Durante un buen rato quedamos en silencio hasta que empecé a vestirme para irme a casa:

La pasé muy bien.

Yo también.

Antes de que te vayas quiero decirte algo..

Si?

Estuve pensando que.... me gustaría estar con vos y con tu hermano, los tres juntos

Queeee?

No querés?

No es que no quiera...es que...

Es complicado de explicar y tal vez hasta ni siquiera lo entiendas...

Ya se lo dijiste a mi hermano?

No. Pensé que tal vez podrías decírselo vos.

No creo que diga que no.

Y vos que decís?

Estás segura que eso es lo que querés?

Completamente.

Si es lo que querés se hará.......Conmigo no te alcanzó?

No es eso...

Está bien... tendrás tus motivos.... cuándo?

El sábado a las tres.

Estaremos acá entonces.

La besé y salí de allí. No creía estar enamorado de ella, pero sentí celos de tener que compartirla con mi hermano y delante de mis narices. Además no podía dejar de sorprenderme su desinhibición. Recién había perdido su virginidad y la muy guarra ya estaba hablando de un trio. Ni siquiera yo había tenido sexo de a tres!!!! Sentimientos encontrados luchaban dentro de mi: celos y calentura se mezclaban mientras le contaba a mi hermano algunos detalles y la nueva propuesta.

Que puta y caliente resultó la veterana.

Así es.

Obvio que le dijiste que si.

Ajá.

El sábado a las tres llegó y parados en la puerta de su casa, nuevamente, los dos esperamos ansiosos la llegada de Grisel. Apenas abrió la puerta mi hermano se le tiró encima y le toqueteó las tetas, abriendo la boca como si quisiera comerla. Yo quedé estático mirando como ella le respondía agarrándolo de las nalgas y atrayéndolo contra si. No era mi estilo el ir tan rápido pero evidentemente a ella le gustaba porque se refregaba sobre la verga de él. Ella fue guiándolo para el dormitorio pero mi hermano la detuvo y la obligó a acostarse en el suelo. Se desnudó rápidamente y lo mismo hizo con ella que le decía que estaba caliente y que quería cogernos a los dos, uno detrás del otro. Mi verga salió disparada y me acerqué ya mas excitado que estático cuando mi hermano sin darle tiempo a nada se la metió fiero. Ella gritó de dolor y de placer, lo puteaba, diciéndole que por que no la cogía mas fuerte, que a ella le gustaba fuerte. Ya no sentía nada de celos, ese instinto animal estaba nuevamente dominándome y estaba ansioso de que mi hermano eyaculara de una vez para yo metérsela hasta el fondo, quería que me puteara así y que reclamara penetrarla con toda mi fuerza. No podía pensar, solo sentir mi verga latir tan fuerte como latía mi corazón. La estuvo bombeando, con ella gritando y gimiendo cuando vi que mi hermano había empezado también a jadear. Empecé a desvestirme y a tocarme la verga para dejarla a punto y lista para el embiste. Ella ya estaba acabando, había dejado de putear pero no de gemir ni de gritar cuando vi a mi hermano tensarse y doblarse encima de ella, descargándose con furia en su interior. Lo dejé un ratito para que disfrutara el momento pero lo aparté muy luego, no podía ya contener las ganas de penetrarla tan violentamente como lo había hecho mi hermano. Se giró y quedó tendido junto a ella, y calculé para ensartársela bien adentro. Con pasión la penetré duro y ella volvió a retorcerse, a jadear y gritar, y a putear. Su voz ronca me sonaba a estímulos que hacían mis deseos completamente incontenibles y traqueteé tan duro como pude. Las tetas le bailoteaban de arriba abajo, al compás de mis embestidas y la bombeé una y otra vez sin pensar, mi hermano tenía su pija en la boca y aceleré mas y mas, mientras la veía como se tragaba a mi hermano incansablemente. Dejó la boca abierta cuando otro orgasmo la invadió y sentí venirme. Un poco mas de traqueteo y la llenaría de mi leche.

Te voy a llenar toda como te gusta.

Si, si, toda tu leche la quiero dentro, mezclada con la de tu hermano.

Sus palabras, como antes, me volvieron loco y en pocos segundos me fui dentro de ella.

Completamente exhausto la vi ponerse en cuatro patas, mostrándonos su culo redondo y gordo, con el bultito de la vulva recubierto de pelos y con chorros de semen que recorrían sus piernas.

Quiero que me hagan la cola, los dos, pero muy despacio porque duele.

Que mierda.... me puse como loco otra vez y vi la cara de mi hermano completamente desencajada, aun sin creer lo que estaba oyendo.

Qué esperan?

Enseguida los dos nos acercamos y Cristián empezó a lamerle el culo

Andá a buscar a mi habitación la vaselina que quiero que entre lo mas fácil posible...

Esta chica me estaba sorprendiendo cada vez mas. Fui corriendo y sobre la cómoda encontré la vaselina. Volví tan rápido como pude para encontrar uno de los dedos de mi hermano ya metido dentro su ano. Ella lo disfrutaba como loca, movía su culo de un lado al otro las tetas bailoteaban y me acerqué para ver mas de cerca. Me senté delante de ella, con las piernas abiertas y le mostré mi verga. Enseguida la agarró con las manos y se la metió en la boca. No se cuantos dedos le habrá metido mi hermano pero la estaba sacando loca porque me chupaba la verga con tanta pasión que en unos 20 minutos estuvo nuevamente tiesa. Debo confesar que esa era también mi primera vez en un culo y estaba tremendamente excitado y nervioso. Cuando sentí que ya la tenía completamente dura me levanté dispuesto a ensartarla y ella llamó a mi hermano. El fue y lo instó a sentarse para trabajar sobre su verga: quería que fuera él el primero en penetrarla.

Ya que tu hermano me desvirgó por delante, vos tendrás el privilegio del atrás.

Mientras ella chupaba la verga de mi hermano, yo me entretuve tocándole la vulva una y otra vez, metiendo dedos en ella y en el culo, pasando mi pija tiesa por toda su raya, o metiéndole el glande por la concha y quedándome ahí, sin penetrarla mas que eso, para no descontrolarme. Ella seguía jadeando y tal vez hasta acabando, no lo se, pero que le gustaba todo lo que estábamos haciendo no había dudas.

Cuando mi hermano estuvo listo se agarró a sus caderas y le hice una señal para que fuera suave. Sabía la capacidad de su descontrol y temía que la dañara. El me hizo un gesto afirmativo con la cabeza y yo volví a meter dedos por el culo, uno, dos, tres, ensanchándola cada vez mas mientras envaselinaba su verga. Saqué los dedos y mi hermano apoyó la cabeza y empujó. Ella gritó y mi hermano se quedó quieto. Yo estaba que no podía mas y todavía faltaba todo el bombeo de él y luego el mío. Grisel empezó a moverse y empujó un poco mas. Y volvió a quedarse quieto. Mas rápido que antes el culito volvió a moverse y la entrada de la verga en ese ano virgen fue lenta pero sin pausa. Miraba de costado su cara y era obvio que lo estaba gozando, yo tenía la verga como un misil y veía a mi hermano que había empezado a moverse hacia los costados y hacia delante cada vez con mas ritmo. No sabía si ir a que me la chupara o no, estaba tan caliente que si recibía un lenguetazo de los suyos me haría acabar sin mas y no quería perderme ese culito. De modo que me banqué la excitación y esperé a que mi hermano eyaculara. Ya estaban, los dos, jadeando fuerte y los gemidos me volvían loco, quería meterme en ese culo redondo y descargarme en el. No se cuantas veces habrá acabado ella, que gritaba como loca, estaba casi ciego de la excitación y muy impaciente esperando a que mi hermano acabara. El empezó a gritar y me puse a su lado, para que ni bien sacara la pija meter yo la mía. Y así fue. El se salió y yo conteniendo la excitación de penetrarla hasta el fondo y de un saque para no hacerle daño, se la metí sin ni siquiera lubricarme. La sensación era indescriptible. Una cavidad estrecha me sobaba la piel con tanta intensidad que tuve la necesidad de bombearla sin mas para acabar lo antes posible. Ella seguía extasiada, azuzándome con sus gritos y jadeos, con la pija recubierta y apretada en ese canal tan estrecho y rico como su propia vagina, quizás mas. Bombeé y traqueteé una y otra vez, sin parar cuando me dejó a límite de la eyaculación con sus palabras:

Dale, que llega el quinto orgasmo, dale.

Le di un poco mas y no se si habrá acabado o no porque dejé de sentir lo que pasaba fuera de mi, solo sentía mi verga siendo apretada deliciosamente por eso ano una y otra vez, aprisionada hasta ser ordeñada. El orgasmo fue glorioso y como pude me salí dentro de ella, después de quedar allí durante un rato. Fue dificultoso salir pero bien valió la pena el haber entrado.

Como un broche de oro inesperado nos besó con pasión y dulzura en la boca y nos dijo que era la mujer mas feliz del mundo porque por fin había encontrado lo que buscaba.

Ese mismo lunes la vi cargando valijas en el coche de su papá y marcharse para no regresar nunca mas.

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