Orgía obligada con mi suegro y mis cuñados.
En esta ocasión les contare como el Papá de mi novio y sus hermanos hicieron una orgía conmigo sin mi consentimiento.
Orgía obligada con mi suegro y mis cuñados.
Hola, soy Mirna de nuevo, en esta ocasión les contare como el Papá de mi novio y sus hermanos hicieron una orgía conmigo sin mi consentimiento.
Todo empezó el día que mi novio me invitó a su casa por primera vez, a una reunión familiar; ahí conocí a los Papás de mi novio Mauricio. Los señores fueron muy simpáticos y agradables conmigo y yo intenté agradarles también.
También conocí ese día a los hermanos de mi novio: Juan, Fausto y Rogelio y también a su hermana Nina. Incluso bailé con Juan y con Rogelio; todos me parecieron muy lindos y educados.
Después de eso conviví mucho con su familia, ellos me trataban muy bien, sobre todo la señora, era muy amable conmigo, al igual que el Señor Mauricio. El único que a veces me molestaba como me miraba era Fausto, sentís como clavaba su mirada en mi cuerpo.
En ese entonces yo tenía 18 años, y siempre he sido bonita y delgada, con mi tez morena clara y mis pechos y nalgas ya estaban redondas y bien formadas, mis piernas torneadas y mis ojos grandes, así como mi cabello largo y oscuro.
Mis novio Mauricio tenía 20 años, sus hermanos 23, 21 y 19, su hermana creo que 17 y su Papá 47, su mamá como 45.
La verdad es que ninguno de la familia estaba mal, bueno, excepto Fausto que si tenía una nariz demasiado grande y aguileña, no me gustaba su aspecto, además era el más morboso y pesado de todos. Yo nunca le dije nada a mi novio para no crear conflictos.
La ocasión que les voy a contar sucedió un día que Mauricio me dijo que nos veríamos en su casa pues no podría pasar por mí a la escuela, ya que trabajaba por las tardes y ese día se tenía que quedar un poco más.
Ese día me había yo puesto muy guapa para él, me arreglé mucho porque habíamos planeado ir a bailar. Llevaba minifalda, zapatillas y una blusa con mucho escote y aunque traía una chamarra encima, en la calle y mis compañeros de clase me lanzaron muchos piropos, sobre todo cuando me quité la chamarra por el calor del salón de clases.
Llegué a la casa de mi novio como a las 8:30 pm. Me abrió Fausto y después de recorrerme morbosamente con la vista me dijo que Mauricio no estaba, yo le dije que lo sabía pero que lo iba a esperar; se hizo a un lado y me dejó entrar; mañosamente dejó muy poco espacio para que yo pasara. Al pasar junto a él sentí como se repegó a mí, me enojé pero de nuevo no dije nada.
En la sala de la casa estaba mi suegro con Juan viendo un partido en la TV, los saludé y me respondieron casi sin mirarme, pues estaban embelesados en el aparato. Pregunté por mi suegra y mi cuñada y me dijeron que se habían ido a una reunión con amigas suyas.
Sin saber que hacer, me fui a la cocina y me senté en el desayunador cavilando y aburriéndome. Unos minutos después llegó Juan y se unió a los demás a ver la TV y a tomar cerveza. Al poco tiempo, mi cuñado Fausto se levantó y fue a la cocina, me dijo que me uniera a ellos, pero le comenté que no le entendía al juego y entonces me ofreció algo de comer o de tomar; como tenía mucha sed, le dije que me regalara agua, pero él me dijo que solo tenía refresco y cerveza. Le acepté un refresco; abrió el refrigerador y sacó varias cervezas y una lata de refresco; me levanté a lavarme las manos mientras él me servía el refresco en un vaso; yo creo que en ese momento algo hizo, pero aún no estoy muy segura.
Fausto llevó las cervezas con sus hermanos y su Papá; tomé unos sorbos y saqué un libro para leer. Me extrañó que Fausto volteaba demasiado y se secreteaba con sus hermanos y su papá.
Pocos minutos después, de nuevo Fausto se levantó y fue a la cocina, me preguntó que cómo me sentía y le dije que bien, aunque me pareció extraña sui pregunta lo tomé como un gesto de amabilidad.
Terminé mi refresco y seguí leyendo mientras ellos seguían viendo la TV. En eso sonó el teléfono, mi suegro contestó y habló un poco, luego me llamó y me dijo que era Mauricio. Me levanté a contestar y me sentí muy mareada, pero fui hasta donde estaba el teléfono. Mi novio me dijo que aún tardaría en llegar, que si lo deseaba, me fuera, que le pidiera a uno de sus hermanos que me llevara a mi casa; le dije que si, pero que me estaba sintiendo mal. Entonces el me dijo que si quería me recostara un rato y luego me fuera. Pensé que sería buena idea, me despedí de él, colgué y le dije a mi suegro que me sentía mal y que quería recostarme. Él me dijo que adelante, que estaba en mi casa y me fui a la recámara de mi novio; antes, pasé por mi bolsa a la cocina y alcancé a escuchar que mis cuñados se secreteaban algo así como "ya está lista", "ahorita vamos". Pero no le di importancia, además el mareo cada vez era más fuerte.
Tenía mucho calor, así que me quité la chamarra, las zapatillas y las medias y me acosté; no me quité nada más porque me daba pena que fueran a entrar y me encontraran casi desnuda.
Después perdí la noción, entre sueños escuché voces pero no sabía que decían; eran como murmullos. Intentaba despertar pero no podía. Aún en ese estado, me di cuenta de que alguien me quitaba la ropa y empezaba a acariciarme procazmente.
Luego sentí no una, sino varias manos tocándome todo el cuerpo y después algo húmedo que me recorría, supe de inmediato que era una lengua.
Después de mucho esfuerzo pude abrir los ojos y me asusté mucho al ver a mi suegro y a dos de mis cuñados desnudos alrededor de la cama; pero más me sorprendí al ver hacia abajo y encontrara a Fausto lamiéndome los pechos desnudos. Él también estaba desnudo y con sus manos me acariciaba toda y seguía lamiendo mis tetas como si fueran un dulce. Entre murmullos decía: "Ah mamacita, mamacita, sabrosa, mamacita". Su hermano Rogelio nos miraba mientras se masturbaba; Juan nos tomaba fotos desde varios ángulos y su Papá filmaba con una cámara de video. De inmediato quise levantarme y huir; o tal vez defenderme y golpearlos de alguna manera; pero me di cuenta de que mi cuerpo no reaccionaba; mi mente me ordenaba levantarme, pero no podía mover un solo músculo. Me tenían boca arriba, totalmente desnuda y con las piernas abiertas. No podía aguantar la vergüenza y la humillación de ser vista así por ellos. Seguía sin entender, solo quería correr y evitar lo que iba a suceder a continuación.
Fausto empezó a bajar con su lengua por mi cuerpo, lamiéndolo todo. Rogelio le dijo: "¡Ya cógetela cabrón o lo hago yo!, ¿No ves que ya tengo la verga bien parada?" Fausto movió una mano como pidiéndole calma y le dijo: "¡Espérate!, ¿No ves que es la más buena que me ha tocado?", pero su papá y su otro hermano empezaron a apurarlo; entonces Fausto dejó de lamerme (Lo cual me estaba ya calentando) y se levantó; entonces me espanté al ver su tremendo miembro erguido; calculé que mediría entre 20 y 25 cms. Traté de gritar, pero mi lengua pesaba como una roca y solo se escuchaban ruidos inteligibles, solo yo sabía lo que estaba diciendo, pero me escuchaba fatal, algo así como: "¡Aaga gaa aaahaaga!"
Alguien dijo: "Mira, creo que ya despertó, apúrate pinche Fausto porque se le va a pasar el efecto". Ya Fausto no esperó más; me colocó una almohada debajo de las nalgas se hincó en medio de ellas y sin más ni más empezó a clavar su tremendo miembro en mi panochita sin lubricar. De inmediato sentí el dolor como si me estuviera clavando un puñal en la vagina y quise gritar, de nuevo solo se escucharon sonidos guturales: "GGGFFF AAAGGGNN". El Sr. Mauricio dijo : "A mi se me hace que está pidiendo que se la metan por el hocico", nunca antes había oído hablar así a este señor que aparentaba ser tan cortés; Rogelio dijo: "Pues voy a darle lo que quiere"; los cuatro rieron y él se subió a la cama, junto a mi cabeza y mientras Fausto ya había empezado a bombear a mi pobre vagina expuesta sin importarle mi dolor, Rogelio me hizo abrir al boca con una mano y con la otra dirigió su miembro hacia ella; yo dije que no, pero de nuevo el sonido gutural salió sin que nadie me entendiera.
Rogelio metió su pene en mi boca y comenzó a meterlo y sacarlo mientras exclamaba: "¡Ah, que rica y húmeda boquita tienes putita!" Yo estoy segura de que tenía los ojos muy abiertos, pero lo único que veía era el pene de Rogelio entrando y saliendo de mi boca y su vientre. Pero también sentía como Fausto embestía a mi pobre vagina indefensa con fuerza desmedida y escuchaba los gemidos de ellos dos y los comentarios de los cuatro:
Mira nada más que buena puta se anda cogiendo tu hermano
Si, que sabrosa está, lo bueno es que se puede compartir
Y con video y fotos porno, ya la hicimos, no se la va a acabar.
Jajaja que buen plan, pero mira el pinche Fausto se la quiere acabar de una cogida
¡Deja algo pinche Fausto cabrón, faltamos nosotros, no le metas toda la verga porque le vas a dejar bien grande la panocha!
Con que no le des por el culo, porque ese es para mí y lo quiero chiquito pa disfrutarlo más.
Ya papá; sabemos que te encanta darles por el culo, por eso siempre te lo dejamos.
Si, pero ojalá esta si está limpia porque la otra ¿te acuerdas? Hasta caca tenía creo,
Ah sí, hasta asco me dio esa vez, casi me vomito
Pues si, pero estaba re buena la cabrona
Eso si; ¿pero a ver que tal el culo de mi hermana? Ese si que te encanta ¿verdad?
Pues ya no tanto, como que ya lo tiene muy aguado, ya casi no se siente nada
Pero esta se ve que lo tiene apretadito, a lo mejor hasta es virgen de ahí la puta.
Efectivamente hasta ese día yo era virgen de mi culo, nunca había permitido que nadie me lo hiciera por ahí, pero al parecer perdería mi virginidad con el papá de mi novio.
Fausto seguía dándome duro por la vagina mientras Rogelio me obligaba a mamárselo. Él terminó primero y me hizo tragarme todo su semen mientras me decía: "Trágatelo todo puta". Casi me ahogo con tanta leche.
Cuando él sacó su miembro intenté gritar de nuevo, pero además de que solo salían sonidos inteligibles de mi boca (gggaaaggg bbbagagaa), ellos se burlaron de que aún tenía mucho semen en la boca y escurría por mis mejillas.
Fausto dejó caer su cuerpo sobre el mío, siguió entrando y saliendo de mí y me besaba los senos y el cuello; metió sus manos debajo de mis nalgas y un dedo se introdujo en mi culo, respingué, pero mi cuerpo seguían sin responderme.
Según yo escurrían lágrimas por mis mejillas, pero ellos no se conmovieron, por el contrario, arengaban a Fausto más duro, cógetela más duro, que le duela a la cabrona- para que me siguiera violando con fuerza y él se daba gusto lamiendo y pellizcando mi cuerpo también.
Después de varios minutos, que me parecieron horas, Fausto terminó, soltando dentro de mí grandes chorros de semen; no pude hacer nada para evitarlo.
Yo seguía intentando moverme, pero no podía, por más que mi cerebro enviaba las órdenes, mi cuerpo no respondía.
El Papá de mi novio le dio la cámara a Fausto y le dijo a Juan: "Ayúdame a voltearla". Ambos se acercaron y rápidamente me pusieron boca abajo a la mitad de la cama; me colocaron almohadas debajo del vientre, levantándome las nalgas; Juan se sentó delante de mí con las piernas abiertas, casi acostado, poniéndome su pene en la cara; también me obligó a abrir la boca y lo metió en ella; me tomó de la parte de arriba de la cabeza y jalándome el cabello me hizo meter y sacara su miembro de mi pobre boca.
En eso, escuché a mi suegro decir: "Ábranle el culo" y entonces unas manos, supongo que de mis cuñados me abrieron las nalgas y escuché como me tomaban fotos de ahí y supongo que video también.
El Sr. Mauricio colocó su miembro en la entrada de mi ano y empezó a empujar. Yo me quejé y él también, por más que lo intentaba su pene no entraba en mi culito; lo escuché bufar como toro enojado mientras yo suplicaba aún con el gran miembro de Juan en mi boca: "¡Mmmnnnn nnnn mmm!" entonces él dijo: "Pásenme el lubricante". En lo que sus hijos buscaban el lubricante, él metió un dedo en mi ano diciéndome: "te voy a agrandar este pinche culo hasta que te quepa un camión ahí cabrona, verás si no". Yo lloraba y suplicaba, pero nada servía además de que seguía bajo el efecto de la droga que me habían dado.
Algo le dieron al Sr. Mauricio y él tomó un poco y metió de nuevo su dedo con el lubricante en mi culo, luego pasaron unos segundos en los cuales creo que él se embadurnó el pene con lubricante también. Después de nuevo volvió a la carga, empezó a empujar su miembro en mi culo y esta vez tuvo éxito. De cualquier manera mientras él metía su gordo pene en mí, yo sentí como si me estuvieran partiendo por la mitad, abrí mucho la boca para gritar y los ojos; pero Juan no me permitía hacer nada, él metía su largo miembro hasta el fondo de mi garganta, provocándome arcadas que también tuve que aguantar.
Me sentía tan humillada y sobajada que deseaba que todo acabara e irme de ahí para no volver, pero de repente me entraba un sentimiento de mucho enojo, por lo cual deseaba liberarme para matar a mi suegro y mis cuñados, deseaba vengarme de alguna manera.
Pero en ese momento ellos ejercían todo el poder y el control sobre mí; me tenían inmóvil, desnuda y sin poder defenderme. Mi suegro disfrutaba masacrando mi pobre culo mientras mi cuñado me obligaba a chuparle el pene moviendo mi cabeza hacia arriba y abajo. Mis brazos y mis piernas se movían por la inercia de los movimientos que ellos me obligaban a hacer y mis otros dos cuñados se daban vuelo filmando y tomando fotografías de lo que pasaba.
El dolor que sentía en el culo no me permitía sentir nada más, era como si un hierro caliente estuviera entrando y saliendo de ahí. Sentía ardor, dolor y supe que también estaba sangrando. Pero el Sr. Mauricio seguía martirizándome mientras gemía de placer y decía con voz agitada por el esfuerzo: "¡Ah que apretada y sabrosa estás puta!" "¡Te voy a dejar el culo tan grande que hasta un camión te va a entrar cabrona!" Sus hijos rieron como tontos.
Juan terminó y sacó su miembro de mi boca, llenándome la cara y el cabello de semen, los chorros que salían eran enormes. Sin soltarme del cabello me ordenó lamerle los testículos; pude sacar la lengua y se los lamí mientras el me obligaba a moverme. Mientras tanto, mi suegro seguía dándome por atrás sin piedad, bufaba como toro y solo repetía: "¡Ah que culo tan rico, ah, ah, ah!"
Juan se quitó de la cama y entonces pude gritar: "¡Aaaahhhh yaaaa por favor, ya noooo, me duele, ya deténgase por favor!" También empecé a manotear un poco. Alguien dijo: "Ya se le está pasando el efecto" y unos segundos después sentí que me inyectaban en el brazo derecho y escuché a Fausto decir: "Inyectada es más eficiente y dura más". Casi de inmediato perdí de nuevo el movimiento de mi cuerpo y sentí la lengua hinchada; de nuevo sólo emitía gruñidos. Perdí la esperanza de escapar.
Aunque seguía sufriendo las embestidas del Sr. Mauricio y el dolor era casi insoportable, mi mente trató de evadirse, mi deseo era que en ese momento llegara Mauricio y me rescatara de su papá y sus hermanos o que mi suegra y mi cuñada aparecieran y descubrieran a los cerdos de sus familiares; pero para mi mala suerte nada de eso ocurrió.
Quitaron las almohadas que me levantaban las nalgas y caí sobre la cama con mi suegro encima, entrando y saliendo de mi culito masacrado sin parar. Él me tomó del cabello y me hizo levantar la cabeza, le dijo a Rogelio: "Que se le vea bien la cara a esta puta, para que Mauricio vea lo puerca que es".
Sentía tanto dolor que lloraba sin parar y creí que me iba a desmayar, pero ellos me daban a oler sales o algo para que no me desmayara.
Mi mayor deseo en ese momento era que el Sr. Mauricio terminara y me dejara en paz. Pero él seguía y seguía sin parar, su miembro entraba y salía de mi culo salvajemente, provocándome cada vez más dolor y ardor, además de que el peso de él me aplastaba. Él lo disfrutaba, se notaba en sus gemidos y en todo lo que me decía al oído: "Eres la puta más buena que me he cogido, que bueno que te trajo mi hijo; vas a ver cuando te cases con él como vamos a disfrutarte todos los días, sé que te gusta y mis hijos y yo vamos a gozar mucho contigo, cabrona puta de culo apretado. Cuando ya estés aguada y fea te vamos a botar al basurero, estúpida".
Yo estaba muy asustada de ver lo que eran capaces de hacerme y supe que si seguía con Mauricio sería peor cada vez, por lo que en ese momento, mientras me cogían a la fuerza por el culo, decidí dejarlo.
Don Mauricio, además de meterme su pene durísimo, aprovechó para pellizcarme las nalgas primero y todo el cuerpo después y les decía a sus hijos que tomara buenas fotos y que filmaran como entraba su pija por mi culo.
Que buen culo, exclamó alguno de ellos
si, ahora que Papá acabe, sigo yo
Luego yo
Está bien, yo seré el último, pero no me la dejen muy abierta
Ja, verás que cuando te la cojas ya va a estar toda guanga de que le voy a meter este animalote. Jajajaja.
Varios minutos después, mi suegro sacó su pene de mi culo adolorido y me llenó de leche todas las nalgas y la espalda.
De inmediato otro de ellos se subió a la cama y colocó su pija en mi culo para meterlo, no quise ni voltear a verlo ni abrir los ojos, quería evadirme de todo lo que me sucedía en ese momento. Pero no podía, porque cuando él empezó a meter su pene en mí, de nuevo sentí un tremendo dolor que no me dejaba alejar mi mente de ahí.
Sentí como un pene aún más gordo que el del señor Mauricio se abría paso en mi pobre culito recién estrenado. De nuevo grité pero nadie me hizo caso.
Empezó a cogerme también sin compasión mientras los demás reían y filmaban y se seguían burlando de mí y comentaban que cuando viviera con Mauricio y con ellos abusarían siempre de mí. Seguí llorando y suplicando pero solo se escuchaban ruidos inteligibles mientras ellos me lo hacían.
Él terminó relativamente rápido y soltó su leche dentro de mí, yo sentí como se me llenaba el intestino con su semen y deseaba expulsarlo. Mi cuerpo lo hizo automáticamente cuando él sacó su miembro y entonces escuché sus gritos de exclamación: "Eh, mira esta vieja caga leche, ha de ser la que traga diario, jajajaja".
Luego me hicieron quedar atravesada en la cama, pero aún boca abajo; de nuevo alguien empezó a penetrarme por detrás y dijo: "Ya está quedando flojita la puta", a lo que su Papá, que se había parado delante de mí contestó: "Déjala tantito para que se le cierre y ya te la coges más rico". Al mismo tiempo, él me ordenó abrir la boca y al hacerlo metió su miembro dentro de ella; mientras me decía que se lo dejara bien limpio, porque se lo había ensuciado con mi culo.
El Sr. Mauricio me hizo mamársela frente a todos; su pene estaba flácido y le escurría semen; me hizo que se lo dejara bien limpio y que me tragara toda su leche. Mientras se lo chupaba, el miembro comenzó a levantarse poniéndose duro, pero no logró levantarse completamente para mi buena fortuna.
Luego fue Rogelio el que se plantó frente a mí y me dijo: "Yo también quiero que me limpies la verga" y repitió la operación de su Papá. Casi había empezado a mamarlo cuando de nuevo alguien empezó a penetrarme por detrás; ese pene era un poco más delgado que el de Rogelio, pero de cualquier manera lastimaba; sentía como raspaba las paredes de mi recto. Lo metió por completo, hasta donde topaba y se detuvo unos instantes, luego lo sacó totalmente y comentó: "Si lo saco todo se cierra de nuevo y es más rico, mira" y así era, al sacar el su pene de mi culo, éste se empezaba a cerrar de manera natural y al volver a meterlo de nuevo me hacía sufrir con el dolor que me causaba.
El pene de Rogelio si se empezó a parar y les dijo a sus compañeros que yo era una excelente mamadora, que se lo levanté de inmediato. Lo sacó y se volteó; se agachó un poco poniendo sus nalgas frente a mi cara y me dijo: "Ahora lámeme el culo puta". Con todo el asco que ello me producía, tuve que lamer el sucio ano del hermano de mi novio; ya que si no obedecía aparte de violarme empezaron a darme golpes; así mismo, el que me cogía por detrás me daba nalgadas muy duras, las sentía como latigazos en mis pobres nalgas redondas adoloridas.
Me voltearon boca arriba para que le lamiera mejor el culo a Rogelio y Fausto, que era el que me cogía por detrás me hizo levantar las piernas casi hasta que mis rodillas tocaban los pechos; de esa manera pudo seguirme penetrando por el culo, siempre con su mismo estilo; metía su miembro hasta el fondo, se quedaba unos segundos inmóvil y luego lo sacaba de golpe; esperaba un poco para dejar que se cerrara y entonces de nuevo volvía a embestir con fuerza.
Rogelio se quitó y entonces tuve que lamerle el culo a su papá; dijeron que les encantaba como se los lamía, que me harían lamérselos a diario. Yo estaba a punto del vómito, pues el olor y el sabor eran asquerosos, pero nada pude hacer, ni siquiera vomité, no sé si por la droga que me dieron o que fue.
Fausto terminó sacando su pene y al mismo tiempo que me apretaba con fuerza las nalgas, hizo cara como si le estuviera dando un infarto y gritó: "¡Waaa, me vengo, aaah, que puta, waaa que rico!" y soltó todo el semen encima de mi cuerpo, me salpicó desde el vientre hasta la cara.
Entonces me levantaron, Rogelio se acostó sobre la cama con su miembro totalmente levantado y me obligaron a sentarme en él, clavándose en mi vagina. Luego, Juan se subió a la cama detrás de mí y empinándome empezó a penetrarme por el culo. De nuevo vi los flashes de la cámara de fotos e imaginé que la de video también estaba trabajando cuando alguien dijo: "Que buen material vamos a tener para enseñarle al Mauricio, para que vea como le gusta coger a su vieja". No podía creer lo que escuchaba, parte de violarme y sobajarme todavía pensaban enseñarle las fotos y el video a Mauricio, me pareció que se estaban echando la soga al cuello.
El caso es que me penetraban por los dos lados, haciéndome sentir sumamente humillada. Además ya estaba muy cansada y adolorida, quería dormir, pero ellos no me dejaban, si veían que me empezaba a desmayar me hacían oler algo que me despertaba. Mis gemidos apenas se escuchaban, pero los de ellos y sus risas retumbaban en mi cabeza.
Ellos entraban y salían s de mí sin parar y sin piedad, sus penes me partían por la mitad cada vez que uno embestía y el otro se salía, me obligaron a besarlos en la boca; me nalguearon, me pellizcaron, me jalaban el cabello para levantarme la cabeza; en fin, parecían animales salvajes, o tal vez ni eso, porque no los animales se comportan así.
Acabaron casi al mismo tiempo los dos y ninguno sacó su cosa de mí, me llenaron por dentro de leche, al mismo tiempo que me pellizcaron las tetas y las nalgas.
Por fin se levantaron y me dejaron tirada sobre la cama, desmadejada y aún sin poderme mover. Ellos tomaban sus cervezas porque sudaban copiosamente, yo también me moría de sed, pero no me dieron ni agua.
Los cuatro estaban sentados alrededor, agotados y satisfechos. El Papá dijo: "Vístanla y llévensela". Fausto y Juan tomaron mi ropa y comenzaron a vestirme, mientras su papá y Rogelio se vestían en silencio.
Luego Fausto y Juan se vistieron mientras bromeaban acerca de lo que me habían hecho y comentaban con su papá que esperaban repetirlo. Cuando terminaron de vestirse, me hicieron levantarme y casi cargándome me llevaron a su auto. Como un fardo me aventaron al asiento de atrás; ellos se subieron adelante y arrancaron. Poco a poco iba yo recuperando el movimiento de mi cuerpo; mientras, ellos me fueron advirtiendo: "Mira putita, nadie debe saber lo que sucedió hoy, porque te puede ir muy mal, además tenemos video y fotos donde se ve que ni te defendiste ni nada; así que diremos que tu nos provocaste y que quisiste hacerlo con nosotros y se enteraría tu familia, tus amigos y Mauricio". Apenas iba yo a hablar cuando continuaron: "Además ni se te ocurra cortar al Mauricio porque sería peor, vamos por ti a donde estés y te obligamos a regresar con él; porque la verdad nos gustó mucho lo sabrosa que estás y lo que hicimos hoy, así que queremos repetirlo si se puede diario, así que ya sabes".
Aunque ya casi recuperaba mi movilidad por completo, decidí no hacer ni decir nada; pero por dentro estaba que hervía de coraje.
Llegando a mi casa me hicieron bajar casi cargándome; yo me hice como que aún estaba drogada. Me sentaron frente al escalón de la puerta de mi casa. Se fueron corriendo y arrancaron en el auto a toda velocidad. En cuanto se fueron me levanté y me arreglé un poco; con mi llave abrí. Como supondrán, ya era muy tarde, de madrugada, así que para mi fortuna todos dormían. Sabían que iba a llegar tarde, así que nadie sospechó nada, me fui a dormir adolorida y cansada. Decidí no levantar denuncia por el miedo a que me hicieran algo más y porque no quería que ellos dijeran las mentiras que inventaron.
Por supuesto que desde entonces no volví a esa casa, no volví a hablar ni a ver a Mauricio; me llamó varias veces y jamás le contesté. Ya pasó tiempo y no sucedió nada, la verdad yo creo que todos estaban de acuerdo, incluidos Mauricio, su Mamá y su hermana, pues era mucha casualidad que ninguno llegara ni llamaran más por teléfono.