Orgía Familiar II (01)
Mi vida junto a mi esposo sigue con su marcha, y estando en la intimidad junto a mi poderosa valkirya, Bianca, recibo una llamada muy extraña, algo ha pasado.
Orgía Familiar II (01)
"¡Ring, ring, ring!", el ruido del teléfono me saca del tremendo orgasmo que estoy teniendo. Estoy con la tremenda de Bianca, ¿la recuerdan? Ella es mi hermosa Valkiria del relato "Toda una Valkiria".
¡Ah, Bianca, Bianca! Es una mujer extraordinaria, espectacular, un monumento de mujer. Rubia y alta (casi 1.90), ojos azules y bellísimos y finos rasgos que la hacían ver como una escultura esculpida en mármol. Practicaba el fitnez y a veces el físico culturismo, por lo que su torso es fuerte y firme, con pectorales fuertes y marcados, coronados por un enorme par de tetas, coronadas a su vez por 2 pezones pequeñitos y bien parados. Abdomen plano y un six pack perfectamente marcado, descansando sobre una cintura fuerte y firme, algo estrecha pero no tanto. Caderas anchas y culo parado y respingón, grande y duro, siempre "cubierto" por diminutas tangas que se le meten en lo más profundo de su trasero. Y todo eso sobre unas piernas larguísimas y musculosas, 2 columnas dignas de ese hermoso templo que sostenían, lampiñas, fuertes, con unos músculos como de futbolista como podía adivinar bajo la tela de su pantalón.
Brazos fuertes y nervudos, con unos músculos claramente marcados y desarrollados por el ejercicio. Tríceps y bíceps grandes, y ese acento argentino, que moldeaba una voz suave y profunda, una auténtica diosa.
Estaba sentada sobre uno de los sillones de la sala, mis muslos alrededor de su cabeza y mi sexo en su rostro, sujetándome de la cintura mientras el resto de mi cuerpo colgaba hacia el suelo, mi cabeza está a pocos centímetros de este. Me lamía y chupaba el sexo como una aspiradora a presión, recuerden lo fuerte que es ella. Mi cuerpo moreno y menudo está cubierto de sudor, mi rostro de sus fluidos sexuales. ¿Recuerdan que ella es la definición de una mujer con "perro"? Si, los músculos de su vagina están tan desarrollados que pueden ejercer un fuerte efecto de succión. Y yo, cuando me hallaba en el suelo boca arriba lamiéndole y chupándole su sexo, sentía que me sacaba el aire de los pulmones
Estábamos en mi casa, las 2 solas, a excepción de mi bebé Juan Antonio, de menos de 3 meses de nacida. Mis otros 2 tesoros, Kikín y Estelita, andaban paseando con su tía Virginia, una de las hermanas mayores de Kike. Aprovechando que mi nene es tan solo un bebé y dormía plácidamente en mi habitación, cogía salvajemente con mi amante.
Pues bien, el teléfono empezó a sonar en lo más intenso de mi orgasmo, obvio, no iba a contestar (fuera quien fuera que volviera a llamar), la lengua de Bianca hurgaba en lo profundo de mi vagina, mientras acariciaba mi clítoris con sus incisivos, apretándolo suavemente contra su lengua serpentuosa (la verdad, no sé si existe esa palabra).
¡¡¡¡AAAAAHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAHHHH!!!! ¡¡¡¡BIANCA!!!! ¡¡¡¡BIANCA!!!! ¡¡¡¡BIANCAAAAAAAAGGGGHHHH!!!! terminé de reventar en ese poderoso orgasmo.
Bianca me soltó poco a poco, y yo me deslicé rápidamente hasta el suelo. Me quedé tirada en el suelo, jadeando, con los ojos casi en blanco, agotadísima. Le podía ver acariciándose la vulva, enrojecida e inflamada, pletórica de sangre, con su gran clítoris erecto, palpitante. ¿Saben?, casi todas las mujeres deportistas de élite poseen un clítoris muy desarrollado.
¡Ay Laurita, sos un delicioso bizcochito de chocolate me dijo, cuando el teléfono volvió a sonar, algo molesta contesté.
¡Aló! dije con algo de brusquedad, yo quería seguir con la fiesta.
¿Aló? ¿Laura? era la voz de Javier.
Si, soy yo Javier, ¿cómo está, qué se le ofrece?
Pues allí con un pequeño problema lo primero que pensé fue "¿qué habrá hecho Kike?"
¿Qué problema?
Buenooooo se trata de Kike
¿Le pasó algo? ¡!
Mmmmm no, el está bien, es otra cosa mire, la puedo pasar a recoger como dentro de una hora.
Esteeem si, pero dígame, ¿qué pasó? ¿Es algo malo?
Pueeeeessss eso depende desde el punto de vista en que se vea. Pero quédese tranquila, no ha pasado nada malo con el, quédese tranquila.
Si quiere yo llego, tengo como
¡Ah, perfecto, mejor así! ¿En una hora estará bien entonces?
Si, si, una hora está bien. no le pude sacar nada más a Javier, nada más, así que colgamos.
Mientras, Bianca me lamía la espalda y me metía los dedos entre los labios mayores de mi vulva ¡mmmmm, cómo me gusta eso!
¿Algo malo amor? me preguntó.
No sé, la verdad. Solo sé que Javier me va a venir a recoger dentro de una hora porque Kike me quiere decir algo.
¿Qué será?
no sé, pero el viejo me dijo que no me preocupara, que todo estaba bien ¡ay, que rico!
Bianca ya me estaba metiendo 3 dedos entre mi chorreante vagina y el pulgar en el ano, lamía mi cuello y espalda y apretaba y estrujaba mis tetas con su otra mano, ya me tenía a punto de caramelo nuevamente. Me dejé llevar por ella hasta el sillón nuevamente. Me sentó sobre sus piernas, con las mías muy abiertas y ella entre ellas. Nos trenzamos en un beso largo y apasionado, enredando nuestras lenguas y sellando nuestros labios con los de la otra.
Sus manos recorrían mi vientre empapado y mis senos mojados, hasta que cada una tomó su posición. Su mano derecha jugaba con mis mamas, henchidas de leche materna pues acababa de nacer mi tercer retoño, Juan Andrés, que en ese momento descansaba a pierna suelta en su cunita. Su mano izquierda se encajaba profundo entre mis piernas, separando y abriendo los suaves pliegues de mi sexo y apretándome en la parte que contenía mi más que excitado y sensible botoncito del amor.
Así estaba acariciándome, elevándome rápidamente hasta altitudes estratosféricas, mientras mi cuerpo descontrolado se contoneaba como el de una culebra o un gusano más bien como una babosa llena de sal. Sé que no es un ejemplo muy digno o sexy, pero quienes han visto como se contorsiona una babosa llena de sal, comprenderán la locura que me estaba embargando.
Mi vagina manaba fluidos como si fuese una pequeña catarata, y mis pezones hinchados, que eran jaloneados por las diestras manos de Bianca, me transmitían un placer increíble. Volví a estallara en otro poderoso orgasmo, que grité y grité como una demente. Aquel ya era mi cuarto del día, recuerden que soy bastante multiorgásmica.
Quedé tendida un momento sobre el cuerpo musculoso de mi amante, que me acariciaba y me besaba con ojos llenos de lujuria.
Laura, ¿no me vas a hacer gozar una última vez a mi? me preguntó, pregunta tonta pues tan solo estaba tomado algo de aire.
Me levanté de ella y me arrodillé en medio de sus piernas abiertas. Ella se explayó un poco más en el sillón, ofreciéndome sus enrojecidos y enfebrecidos genitales. Veía su vulva abierta, como suplicándome darle mi lengua, y yo, claro, se la obsequié, empezando con lentas pero largas lamidas. La oía jadear y respirar profundamente, con un ritmo inconstante y entrecortado, mientras me acariciaba el cabello con sus manos fuertes, pero suaves y tiernas.
Encontré su clítoris y me aferré a el, lo empecé a chupar y a succionar con fuerza mientras ella gemía más fuerte cada vez, podía sentir como su excitación crecía un poco más a cada segundo que pasaba. Con mis manos acariciaba su glúteos firmes y duros como una roca, dibujando círculos sobre su ano cerrado e intentando meter uno de mis deditos en el.
Por fin sentí la primera succión de su sexo, la excitación de Bianca había crecido lo suficiente ya y comenzaba a contraer inconscientemente los músculos de su vagina. Y casi sentí que me arrancaba la lengua cando logré colar mi dedo índice entre su caliente y apretado ano.
¡Laura! ¡Laura! ¡Sos una perra caliente Laura! ¡¡Dios mío, qué lengua!! ¡¡¡AH!!! ¡¡¡AH!!!
Sus gemidos me incitaban a chupar con más ímpetu, a prolongar más mis jalones y a morder con un poquito más de fuerza. Ella solo se revolvía como un gusano sobre el sillón, sujetándome fuertemente del cabello y haciendo, casi, que mi cara entrara por completo entre su vagina. ¡Qué sensación, les juro que he estado con muchas otras mujeres pero con ninguna siento lo que Bianca me hace sentir, es extraordinario!
Por fin estalló en su segundo orgasmo de la noche, un orgasmo fuerte y muy mojado, que yo pasé adherida a su sexo. Me bebí sus jugos, lamí el interior de su vagina y le di de mordiscos en su clítoris, para terminar sentada en el suelo, recostada en el asiento y metida entre sus piernas. Su penetrante aroma a hembra excitada me parecía como un perfume. Es curioso, realmente no me gustan los olores de los fluidos corporales, sean de hombre o de mujer, pero cuando estoy caliente no me parecen desagradables.
Entonces regresé a la realidad, recordé la plática con Javier y no pude evitar sentirme preocupada, ¿qué habrá pasado? Generalmente cuando Kike necesita hablar así conmigo, es porque algo malo pasó.
Te preocupa, ¿verdad cielo? me dijo Bianca.
Si, la verdad si
¿Querés que te acompañe?
No quiero molestar Bianca, gracias
No es molestia, vos sabés que me vine por todo el fin de semana. Andá, vení que te baño.
Me agarró de la cintura y me levantó en el aire, llevándome colgando de su fuerte brazo como si fuese un bulto. No me desagrada que me lleve así, me hace sentir inevitablemente subyugada a ella y eso me gusta. Además siempre es muy delicada al tratarme.
Bajo la ducha, cómo no, terminamos teniendo sexo nuevamente. Empezó por medio de las caricias que nos hacíamos, mientras una enjabonaba a la otra. Nuestras manos iban de un sitio a la otra, buscando los escondites más ocultos en donde nuestro placer explotaba. Pronto me hallaba arrodillada sorbiendo el hermosos clítoris de mi amada, que como bien sabrán, es larguito. Nuevamente los fuertes espasmos de su sexo amenazaban con arrancarme la lengua, y nuevamente me bebí todos sus jugos.
Luego vino mi turno, hicimos la posición que a ella más le gusta, conmigo colgado de su cuello. Verán, me carga en el aire hasta que mis piernas quedan alrededor de su cara, y, obviamente, mi sexo al alcance de su lengua. Así, yo le rodeo la nuca con mis piernas y me dejo caer, dejando mi tórax colgando, dándole la espalda a su cuerpo. Ella me abraza por el vientre y se pone a chuparme el sexo. Sé que es una pose un tanto difícil y rara, pero la sensación de dominio que me hace sentir me provoca estallar en un orgasmo tras otro como me ocurrió esa vez. Tuve 2 orgasmos más, lo que me dejó molida y fundida.
Bianca me sacó del baño en sus brazos, me depositó suavemente sobre la cama cuando mi bebé comenzó a protestar, llorando. Ella lo tomó suavemente entre sus brazos y me lo llevó, era hora de alimentarlo. Como bien sabrán, tengo muy buen cuerpo, moreno y con un trasero grande y duro, y unos senos medianos, firmes y bonitos. Pues bien, por la lactancia, mis senos estaban más grandes, me veía realmente chichuda. Las horas que pasaba Kike mamando de ellos
Pero bueno, para no hacerles más larga la cosa, les diré que alimenté a Juan mientras Bianca me vestía. Luego ella se arregló y salimos camino a la finca de Javier. En el camino iba tratando de adivinar de qué se podría tratar aquello, muy lejos estaba de imaginarme que involucraba también a mi suegro.
Me parece que debo hacer un pequeño alto aquí. ¿Recuerdan a Javier, el hombre que inició a mi esposo en los placeres prohibidos del sexo, y por ende, a mi? Esa es una de mis primeras historias, la pueden leer si quieren, se titula "Mi Esposo se Entregó". Por su culpa, nuestro matrimonio casi se termina aunque bueno, es injusto de mi parte culparlo solo a el, Javier no habría podido intervenir en nuestra relación si nosotros no se lo hubiésemos permitido.
Pues bien, lo habíamos alejado por completo de nuestras vidas hasta un día en que su compadre y amigo, Rafael, nos vino a visitar. ¿Recuerdan a Rafael? El fue uno de los que participó en la orgía que Javier montó en su casa, y en la que mi esposo, o mejor dicho, Kika, fue la estrella principal. Ese día no iba buscando una aventura con mi marido, necesitaba hablar con el urgentemente.
¡No! ¡No, no, no y no!
Pero Laura
¡De ninguna manera lo voy a permitir!
Laura, entendé que el pobre
¡A mi no me importa lo que le pase a Javier, es muy su vida lo que quiera hacer! estaba hecha una furia, lo que Rafa nos pedía no estaba dispuesta ni a pensarlo.
Yo sé que el es el único culpable, ha pasado toda su vida saltando de un amante a otro, Javier nunca ha encontrado un amor estable y que lo llene. Si, se ha aprovechado de muchas personas, ha jugado con los sentimientos de muchos, y esto que le está pasando es una especie de justicia divina ¡pero ya no más, pareciera que quiere morirse! Ya ni sale, y no deja de tomar!
Eso no es problema nuestro dije, Kike solo guardaba silencio Javier es libre de hacer con su vida lo que quiera. Además, ¿qué pretende? ¿Qué Kike se vaya con el como Kika? Rafael, yo sé que es su compadre y su amigo, pero eso no va a pasar, Javier va a tener que ver cómo sale adelante el solo, punto y aparte.
Me porté intransigente e inflexible, mucho nos había costado a Kike y a mi arreglar nuestra relación luego de aquella crisis, así que no lo estaba dispuesta a ponerla en riesgo nunca más. Kike me apoyó, aunque en el fondo sentía lástima por el pobre viejo, pero al igual que yo, no quería poner en peligro lo nuestro. Así, Rafael se tuvo que ir derrotado, con una franca mirada de preocupación en su rostro, nosotros no pudimos evitar sentir algo de pena y de preocupación, ¿de verdad estaría tan mal Javier?
Luego, entre semana, regresamos a nuestras labores cotidianas, las de siempre, hasta que vi algo frente al mercado que, la verdad, me alteró bastante. Sentado sobre la acera, sucio, con barba de varios días y la ropa desarreglada y mugrienta, se encontraba Javier, a quien Rafa trataba de poner de pié. Estaba visiblemente borracho, con un semblante lastimero que, sinceramente, me partió el corazón. Detrás de ellos, el tal Carlos, "Carlitros", veía todo con gesto de desasosiego.
Yo estaba en la puerta de una farmacia, y me oculté un poco para no ser vista, la verdad, sentía algo de remordimientos aquella triste escena. Ver a un hombre maduro como Javier, tan guapo, siempre tan elegante y con un porte tan distinguido, rebajado a este penoso estado, fue un golpe duro, la verdad.
Cuando regresé a mi casa se lo conté a Kike, este, al igual que yo, se sintió mal, con cierto sentimiento de culpabilidad. Sin embargo, debo aclarar que los 2 estábamos completamente conscientes que aquello no era por nuestra causa, Javier decidió solito la vida que quería tener y ahora esta le estaba pasando la factura más de 50 años y solo como un perro.
Tratamos de no pensar en ello, de verdad que la vida de Javier no nos concernía, pero igual no podía pasarnos indiferente. Así que ¿han oído esa tonada que dice "tropecé de nuevo y con la misma piedra "? Pues fíjense que notros tropezamos ora vez. Si, si, ya sé qué piensan, "¡y después se queja! ", pero si ustedes hubiese visto el lamentable estado de su casa y su deplorable aspecto, el corazón se les hubiese roto.
Así, anticipándome a lo que la puta de Kika iba a hacer, yo tomé las cartas y se las puse sobre la mesa al viejo. Fui tajante y hasta grosera, pero tenía que dejar clara mi postura, Kike es mi esposo y no voy a renunciar a el, si el lo quería, tendría que respetar eso y conformarse con verlo, como Kika, tan solo una vez al mes. Javier tenía que entender que donde manda capitán no gobierna marinero, y el era el marinero y yo ¡la almirante!
Pues bien, así, mi Kike o mejor dicho, Kika, pasaba por lo menos un fin de semana al mes en su finca, a veces algunos días entre semana, como su mujer, haciéndole todas las tareas domésticas, cocinándole y, por la noche, recibiendo su gruesa paloma en su intimidad. Javier respetó al pié de la letra el convenio, sabía que Kike nunca me abandonaría a mi y que tenía una vida social y sexual muy activa que no iba a abandonar por el, fuera de su casa, mi Kike tenía otros amantes.
Las cosas funcionaron tan bien, que pronto todos mis temores fueron superados y comencé a considerar a Javier como un excelente amigo. Con el tiempo, hasta resultó ser una buena influencia en mi familia. Estar tirado en la lona y solo como un perro lo hizo cambiar mucho.
Llegamos con Bianca a su finca, bajamos y entramos a la casa, tocamos a la puerta y Javier nos llegó a abrir, su rostro denotaba nerviosismo. Nos dijo que pasáramos a la sala y, lo que allí vi, me dejó helada. Allí estaba Kika, elegante y sensualmente ataviada, parada junto a un sillón y sosteniéndose de el con su papá sentado allí y tomándole de la mano. Nunca me imaginé aquello posible, fue algo que cambió nuestras vidas, nuevamente, pero en especial, la de mi amado esposo.
Continuará
Garganta de Cuero.