Orgía familiar

Tuve que ayudar a mi tío con su mujer y sus hijas.

Recuerdo el verano de 1984. Por aquel entonces yo tenía diecisiete años. Me llamo Luis. Recuerdo que mis padres decidieron que julio lo pasara en el chalet de mis tíos Paco y Laura, en mitad del campo, pues ellos harían un viaje a Italia. Tenían piscina y lo mejor es que tenían dos hijas, Laura la mayor y Julia. Hacía ya tiempo que no nos veíamos, entre una cosa y otra haría como dos años que no las veía.

Cuando llegué a casa de ellos y las vi, creí que estaba soñando. Laura era toda una mujer con un cuerpo precioso a sus diecinueve años y Julia con diecisiete había desarrollado unas tetas grandes, sin ser exageradas, que rápidamente llamaron mi atención.

Recuerdo la primera vez que las vi en el jardín. Yo estaba nadando en la piscina cuando ellas salieron de la casa, me saludaron y se acercaron a las tumbonas. Cuando se quitaron las ropas y se quedaron en bikini, pude contemplar a dos diosas. Aún me excito al recordar aquellos jóvenes cuerpos.

Ellas se dieron cuenta que las miraba y se reían hablando entre ellas. Se mojaron en la ducha y se metieron en la piscina. Las veía nadar. Julia se acercó a mí y se sentó en el filo de la piscina. Desde abajo podía ver la redondez de sus tetas en las que sobresalían los bultos que formaban sus pezones erectos por el frío del agua.

-¿No vas a nadar? – me preguntó.

-No, prefiero contemplaros. – le dije y riendo se tiró al agua.

Entonces salió de la casa mi tía Laura y su marido. Ella tenía cuarenta años y conservaba un buen cuerpo pues hacía ejercicio con algunas máquinas que tenía. Mi tío había sido campeón de halterofilia en su juventud y a sus cuarenta y un años se le notaba en forma, hacía algo de musculación para mantenerse en forma. Los dos se ducharon y se metieron en el agua.

Pasamos un buen rato jugando y yo veía los cuerpos de mis primas y mi tía. Mi tío cogía a sus hijas y jugaba con ellas. A veces mis primas o una de mis primas y mi tía se agarraban a mí y sentía sus cuerpos rozarse conmigo. Sé que era de mente calenturienta excitarme tan sólo al jugar con ellas, pero es que estaban las tres para hacer horas extras en la cama.

Cuando nuestros cuerpos empezaron a mostrar señales de que llevábamos mucho tiempo en el agua, nos salimos y nos secamos junto a las tumbonas, al sol. Mientras las mujeres se echaban para ponerse morenas mi tío me pidió que le ayudara a traer unas bebidas.

A los pocos minutos volvimos con cervezas y refrescos. Cuando salí de la casa y vi a cada una de las mujeres boca arriba, mirando hacia el sol y en TOP less, creí que estaba en el cielo. Julia tenía unas hermosas tetas, con unas aureolas oscuras y grandes. Mi prima Laura las tenía algo más pequeñas pero más firmes. Sus aureolas eran más pequeñas y claras y sus pezones estaban grandes y erectos. Mi tía las tenía algo más colgonas pero buenas. Sus aureolas eran las más grandes y oscuras.

Mi tío, que llevaba una bandeja con las bebidas y algunos frutos secos, le entregó una cerveza a Julia y le dio un ligero beso en la boca. Un refresco a Laura y otro ligero beso y por último una cerveza a su mujer y le dio un buen muerdo. Pensé que era costumbre lo del beso y no le di más importancia. Nada más podía mirar las tetas de las tres mujeres y pasaba con la mirada de una a otra.

-¿Te incomoda que estemos así? – preguntó mi tía.

-No, en absoluto, es que no estoy acostumbrado a veros así y admiro vuestra belleza.

-¡Ya se nota primo! – dijo Laura y yo no sabía como ponerme para disimular que estaba empalmado.

Pasó algo de tiempo y las tres se marcharon para hacer la comida. Mi tía y Julia se metieron en la cocina a guisar, mientras Laura y yo hacíamos las camas. Mi tío hacía algunas llamadas de trabajo. Sentí que me orinaba y dejé a mi prima en una de las habitaciones para ir al cuarto de baño. Al pasar por la puerta de la cocina vi que allí estaban mis tíos y Julia, pero lo que más me impactó fue como estaban.

Mi tía y Julia estaban cortando verduras, una junto a la otra y mi tío, detrás de ellas y entre una y otra, le pasaba el brazo izquierdo a mi tía por los hombros y parecía que le cogía la teta mientras mordisqueaba su cuello. Su mano derecha estaba en el culo de mi prima y no es que descansara allí, no, es que lo manoseaba por dentro del bikini.

La imagen fue fugaz pues sólo los vi de pasada, pero a medida que andaba analizaba lo grabado en mi retina, como si fuera una foto. Aquello ya me hizo sospechar que allí había algo más raro. Cuando volví a pasar por la cocina, mi tío ya se había ido. Al rato almorzamos y después nos pusimos a descansar al frescor del aire acondicionado. Me quedé dormido.

Abrí los ojos y ya eran cerca de las siete de la tarde. Me levanté y me dirigí al servicio. Al pasar por la habitación de mis tíos, vi que la puerta estaba un poco abierta y podía ver el ropero que tiene en medio un gran espejo. En él se reflejaba mi tío. Estaba desnudo al filo de la cama y mi tía, sentada delante de él, se la chupaba. Yo sólo lo veía a él, ponía su culo duro con cada mamada de su mujer de la cual sólo veía las manos en cada cachete para meterse la polla hasta la garganta.

No los quise molestar y me dirigí al cuarto de baño sin hacer ruido. Al intentar abrir la puerta, se abrió sola y salió de dentro mi tía. Me quedé como si hubiera visto un fantasma. Si ella estaba allí, quién se la chupaba a mi tío. Dejé pasar a mi tía y vi que se fue al jardín. Entré en el baño y miré por la ventana que da al jardín. Allí estaban mi tía y mi prima Julia. Deduje que mi prima Laura sería la que se la mamaba a su padre. Aquello me produjo una enorme erección y más cuando mis sospechas se confirmaron al salir Laura y su padre juntos al jardín, lo besó en la boca y se fue a bañar.

-Tened cuidado que Luisito está despierto. – dijo mi tía y él miró para todos lados como buscándome. – Está en el baño.

Me excité pensando que mi tío se tiraba a mi tía y a mi prima... o a las tres, por qué a Julia le estaba cogiendo el culo en la cocina, no lo imaginé. Y mi tía lo consentía. Y las tres estaban muy buenas. ¿Quién pudiera hacer una orgía con aquellas diosas?

Pasamos la tarde bañándonos y tomando el sol que quedaba. Sobre las diez de la noche mis primas habían quedado para ir a dar una vuelta. Me pidieron que fuera pero la verdad es que no tenía ganas, mi tío se apuntó y ellas no pusieron ningún problema. Los tres se fueron.

-Tu marido tiene mucha marcha ¿verdad? – le dije a mi tía.

-Lo que le pasa es que ya tiene cuarenta y un años y quiere parecer más joven. Aún tiene un buen cuerpo y sé que algunas de las amigas de tus primas se dejan follar por él cuando ven la polla que tiene... – se quedó paralizada al ser consciente de lo que había dicho. – Perdona, no debo hablarte así.

-No te preocupes... me gusta que tengas esa confianza. – le dije para suavizar la situación. – Entonces sabes que se acuesta con otras mujeres.

Mi tía se levantó y se puso una copa de güisqui. Tomó un sorbo y me miró. Estaba indecisa de hablarme o no. Se sentaba junto a mí y parecía que iba a hablar, de momento se levantaba y caminaba por la habitación. Hasta que se sentó junto a mí.

-¿Puedo confiar en ti? – me dijo como suplicando un amigo.

-Pues claro tita.

-Pues a partir de ahora cuando estemos solos llámame Laura. – me pidió como señal de más acercamiento. – La verdad es que tu tío está casi todo el día caliente. Hemos ido a médicos y, después de muchas pruebas, no le ven nada anormal. Incluso un psicólogo le dijo que no tenía problema, sólo que necesitaba follar todos los días. – paraba y pensaba como podía seguir desahogándose conmigo.

-Y tú ¿no intentas satisfacerlo? – le pregunté.

-Pues claro, lo que pasa es que tu tío tiene una... – dudó un poco de utilizar esos términos con su sobrino, pero continuó. – una polla de veinticinco centímetros. Después de dos polvos con él, el chocho lo tengo al rojo vivo. – hizo una parada y me miró a los ojos.

-¿Qué te pasa? – le pregunté.

-Es que no sé si debo contarte... – y bajó la mirada. – Es que la última solución posible es que las tres, o sea tus primas y yo nos repartamos el trabajo.

-Quieres decir que las tres...

-Sí, las tres follamos con él. – empezó a asomar una lágrima en sus ojos. – A veces de una en una, a veces con dos o con las tres a la ves. – y ya empezó a sollozar. – Pero últimamente se trae amigas de mis hijas para follarlas aquí.

-¿Y eso te molesta? – le pregunté.

-Es que estoy empezando a sentir celos cuando lo veo follar con esas guarras. – y su tono cambió a ira.

-Y tú por qué no follas con otros para darle celos.

-Y qué le digo, que me he vuelto ninfomanía.

-No, dile que no disfrutas mucho con su enorme polla y te has buscado una normal con la que puedes follar hasta cuatro veces sin que te destroce por dentro. – ella sonrió al escucharme.

-Y con quien voy a follar, con cualquier niñato amigo de mis hijas. – entonces vi que era mi oportunidad.

-¿Te serviría yo?

Mi tía me miró y dudó, pero se acercó a mí y me ofreció su boca. La besé y al separarse me dijo. – Creo que eres perfecto. Esta noche le preguntaré a mi marido si no le parece mal y ya te diré mañana.

Me marché a mi habitación excitado por la conversación con mi tía. Imaginaba a mi tío follando con las tres diosas a la vez y me calentaba más. Ojalá a mi tío no le importara que Laura follara conmigo. Durante la charla me estuve fijando en ella y está pero que muy buena. Al rato de estar en mi habitación con la ventana abierta por el calor que no me dejaba dormir, sentí como llegaba el coche de mi tío.

Los escuché entrar en la casa y subir las escaleras. Se metieron en la habitación de mis tíos y mi tía se asomó a ver si yo estaba dormido. Me lo hice para que estuvieran tranquilos. Los escuchaba hablar pero no entendía lo que decían. Me imaginaba que follarían y me ponía caliente pensando en el semental montándolas a las tres.

A los cinco minutos entró mi tía en mi habitación y me dijo que había hablado con mi tío y que no le importaba que folláramos, pero que nos teníamos que unir a ellos tres y hacer una orgía para ver como follaba yo.

-Entonces no se ha puesto ni un poco celoso. – ella negó con la cabeza.

-Pero voy a aprovechar y te follaré... y tú podrás probar a tus primas.

Me puso caliente el hecho de hacer una orgía con ellos. Nunca había tenido una experiencia de este tipo y no sabía que hacer. Me llevó a la habitación donde estaban los tres. Mi tío estaba de pie con su gran polla erecta. Mi prima Julia de rodillas delante la lamía desde los huevos hasta el glande, a la vez con una mano masajeaba sus testículos. Mi prima Laura lo abrazaba por detrás y acariciaba su pecho mientras él con sus dos manos acariciaba el culo de ésta. Padre e hijas gravaban con una videocámara, colocada a un lado de la habitación, la escena incestuosa.

Nos hizo una señal para que nos uniéramos a ellos. Mi tía me llevó a la cama y me sentó en el filo. Se desnudó por completo y pude contemplar su coño depilado, que sólo tenía pelos al comienzo de su raja. Sus pezones estaban grandes y duros por la excitación. Me quitó el pantalón del pijama y los calzoncillos a la vez dejándome totalmente desnudo. Mi polla estaba durísima y ella se arrodilló delante de mí para empezar a mamármela.

Miré para los otros tres y las dos chupaban la polla de él, cada una por un lado. Veía como el padre acariciaba las cabezas de las niñas y a la vez sentí como mi polla era engullida por mi tía. Sentí el calor de su boca y los chupetones que me daba en el glande. Julia se levantó y se sentó en la cama. Su padre se arrodillo y le abrió las piernas de par en par quedando su depilado coño abierto para que lo chupara. Laura dirigió la cámara hacia la escena de nosotros cuatro. Nos podía ver en un televisor que tenían frente la cama.

Mi prima Laura sacó del cajón un cinturón con una polla de goma que se puso y se aproximó al padre y a la otra hermana. Julia se subió en la cama y boca arriba abrió las piernas. Su padre se puso a cuatro patas y siguió comiéndole el coño. Laura se puso de rodillas en la cama y con la polla de goma penetró al padre por el culo. Cuando le metió toda dentro, Julia se puso a cuatro patas también y buscó la polla de él para que la penetrara. La cogió con una mano y la llevó a su coño que se abrió al máximo al entrar la enorme polla. Mi tío gemía al sentir su polla dentro del coño de Julia y la de goma en su culo.

Mi tía seguía chupando sin preocuparse de lo que hacían su marido y sus hijas. Saqué la polla de su boca y me levanté. La puse mirando para los otros y comencé a pasar mi polla por su culo. Ella la agarró y la llevó a la entrada de su coño que estaba mojado. Empujé y poco a poco fui penetrándola excitado por la escena de mi tío y mis primas. Laura me miró y sacó la polla de su padre, se colocó detrás de mí y sentí miedo.

-Sácala de mi madre. – me ordenó Laura y así lo hice.

Ella se colocó detrás de su madre y la penetró por el culo. Mi tía chilló al sentir entrar la polla y partirle el esfínter anal. Cuando la metió entera en su madre se volvió y me pidió que le metiera mi polla por el coño. Aparté una tira del consolador y con algo de esfuerzo la penetré. Nos movíamos a lo unísono y escuchaba como todos gemíamos de placer en aquella incestuosa orgía.

Levanté la cabeza y vi como Julia tumbaba a su padre en medio de la cama y como lo montaba y lo cabalgaba. Él le chupaba las tetas y sus pezones estaban de punta. Mi tía empezó a chillar al sentir que se corría en un gran orgasmo. Me subí en la cama boca arriba junto a mi tío y le pedí a mi tía que me montara. Así lo hizo y se metió mi polla hasta el fondo. Laura la volvió a penetrar por el culo y entre los dos le dimos una doble penetración.

Mi tía se empezó a correr de nuevo al sentirse totalmente llena y yo chupaba sus tetas a la vez que mi prima y yo la penetrábamos. Poco tiempo aguantó y de nuevo se corría con chillidos de placer. Le sacamos las pollas y se puso a descansar junto a nosotros.

Julia aprovechó para sacarse a su padre del coño y montarse sobre mí. Abrió sus piernas y mi polla entró sin dificultad. Le pidió a la hermana que la penetrara por el culo y el padre se levantó y se puso detrás de ella para hacerle la doble penetración. Julia chilló al sentir como su padre le partía el culo. Era la primera vez que la follaban por ahí y el cabrón del padre lo hizo duro para hacerle daño. Yo podía ver como la cara de mi prima se descomponía al sentir a su padre dentro. No me podía mover, sólo él era el que marcaba el ritmo. Un instante después le sacó la polla a la hija del culo y la llevó a la cara de su mujer. De pie junto a ella se acabó de masturbar para echarle su leche dentro de la boca. Mi tía se tragó toda la leche que le dio y chupó la polla para dejarla limpia.

Julia aceleró la follada que me daba y se corrió entre gemidos de placer. Laura me pidió que no me corriera que ella necesitaba tener un orgasmo con una polla de verdad. Se retiró Julia para lamer la polla del padre que aún estaba algo dura y su hermana se colocó boca arriba al lado mía. Me monté sobre ella y rocé mi polla por su raja sin penetrarla. Ella la agarró y la llevó hasta la entrada de su vagina. Empujé y la fui penetrando. La besaba en la boca y le mordía el cuello mientras con movimientos pélvicos mi polla le entraba y salía a un ritmo que cada vez era más rápido.

Hundí mi lengua en su boca y las penetraciones las hice más rápidas, hundiéndole la polla todo lo posible en su hermoso coño de vez en cuando. Ella gemía y pasó sus piernas por mis caderas para que la penetrara mejor. Le mordía el cuello y con mis manos le tocaba el culo a la vez que mi polla seguía su movimiento. Me pedía más y sentí los espasmos que daba al sentir un orgasmo. Aumenté la velocidad de penetración y comenzó a gemir como poseída. Sentí como me clavaba las uñas en mi espalda y como se relajaba cuando acabó de correrse.

Seguí penetrándola despacio y empecé a sentir que me iba a correr. Mi tía me separó de mi prima y se puso en el filo de la cama a cuatro patas. Yo estaba loco por correrme y ella me pidió que lo hiciera dentro de ella. Me coloqué detrás y le penetré su coño. Pocas penetraciones fueron necesarias para sentir como mi leche salía de mi polla y llenaba su vagina. Mi tía agradecía la sensación de mi semen caliente.

Mi tía y yo nos fuimos a mi cama para dormir toda la noche, mientras mi tío y mis primas se quedaban allí para empezar de nuevo con los juegos para volver a follar. Más tarde volví a escuchar a mis primas y a mi tío chillar y gemir de placer y con esa música me quedé dormido abrazado a mi tía.