Orgía Familiar (02)

Mientras mi Kike estaba siendo partido en 2 por ese monstruo de 30 cm, mis hermanitos, Lucía y Juanca, terminan teniendo relaciones mientras yo los veía.

Orgía Familiar 02

Mientras mi Kike estaba siendo partido por la mitad, nosotros continuábamos ajenos a eso, haciendo cuentas y planes. Claro, tan solo Juanca estaba al tanto de lo que ocurría entre mi esposo y su amiga, pero el condenado no me dijo nada. Yo tan solo lo veía algo pensativo.

Dada mi condición de gravidez, sentí un fuerte mareo y me dieron fuertes ganas de vomitar, casi me caigo al suelo si no fuera por Arturo. Devolví toda la cena sobre el piso del comedor y me agarró un fuerte dolor de cabeza. Decidí irme a recostar un rato, tal vez así se me pasaría un poco. Lo malo es que íbamos a salir un rato por la noche, pero con aquello, la salida se nos frustró.

Arturo, amor, ¿podés ir a la farmacia? – dijo Lucy.

No hace falta Nena, no necesito tomar nada. – dije, Nena es el apodo de Lucy.

Mejor si, tomate una pastilla para el dolor de cabeza, te mirás un poquitín mal. – dijo Juanca.

Mmmm… bueno.

Amor, ¿si vas entonces?

Vaya, ahorita regreso… de paso voy a pasar por tu mamá.

Bueno amor, que te vaya bien. – mamá andaba con los nenes, los 2 de Arturo y Lucía, y mis 2 bebés, pues se los llevó a la casa de no que amiga suya, seguramente a presumirlos, ya ven que así son las abuelitas… y ella había resultado ser una abuela consentidora y alcahueta.

Me recosté un rato en el que había sido mi habitación en mi juventud, Juanca me llevó un vaso con agua y se sentó junto a mi, Lucía, del otro lado, también sobre la cama, estaba acariciándome el cabello. Tenía los ojos cerrados, en cierto momento estiré mi mano y me topé con ciertas partes que no debía tocar.

¡Bueno, bueno señora, ¿qué está tocando?! – me dijo en tono juguetón Juanca.

¡Ups!, perdón… – dije poniéndome roja como un tomate al notar que mi mano estaba en su entrepierna.

¡Te hace falta tu marido! – me dijo burlándose.

¡Si, mucho! – dije, siguiéndole la broma para quitarme del clavo – Además, cuando estoy embarazada cualquier cosa me calienta

¡Ah, gracias por decirme cualquier cosa! – protestó.

No me refería a vos… vos estás bien bueno, me refería a… cualquier otra cosa

Igual me dijiste cosa… pero gracias por lo de que estoy bien bueno. Vos también estás para comerte enterita.

¡Ja, ja, ja, ja, ja!… parece mentira que seamos hermanos hablando así… – dijo el.

¡Juan Carlos, respetá a la Lala! – regañó Lucía muy cómicamente.

¿Qué no puedo reconocer la belleza de mi hermanita? Además, somos 3 piedras más rodadas que… no creo que sea anormal para nosotros esta plática.

Pues la verdad si, con vos jamás me imaginé hablando así… de hecho, ¡con nadie! – dije.

¡Mentira que con la Nena cogés a diario!

¡Por supuesto que no! – protesté.

¡Mentiroso!… lo hacemos de vez en cuando… – dijo Lucy, y los 3 estallamos en risas que me dieron más nauseas.

Te traigo más agua Lala. – dijo Juanca, levantándose de la cama.

Como tardaba en regresar, Lucía se puso de pié y lo fue a buscar. Yo me quedé sola sobre la cama, pensaba en lo guapo que era Juanca. De 1.75, no es delgado, en el sentido de flaco, más bien atlético; piel morena, ojos cafés y rasgos armoniosos; cabello negro liso y lampiño, era muy guapo, nunca lo había notado.

Lucía lo halló en la sala, platicaba por teléfono algo, airadamente con alguien, como regañando. Cuando la vio, se despidió y colgó el auricular.

¿Algún problema?

Cosas de la oficina… cosas de la oficina

¿Te puedo preguntar una cosa Juanca?

Si, claro.

¿De verdad encontrás tan buena a Lala?

Mmmm… bueno, pues… aquello solo fue una broma

Pero lo dijiste por algo.

Era solo una broma… Laura es muy bonita, pero es mi hermana

Eso no importa… – le replicó Lucía, con la mirada encendida – ¿A mi me encontrás bonita?

S…si

Yo también te encuentro guapo a vos. – poco a poco se le iba acercando como una gata en lo – ¿Sabés qué? A mi me da gusto que nuestras diferencias se hallan zanjado… y creo que quiero que nuestra relación sea… todavía más cercana. – y lo besó en los labios.

La primera reacción de Juanca fue de sorpresa, pero luego le correspondió, besándola profundamente, jugando con su lengua con la ella. Volviendo en si le confesó que si tenía ganas de aquello, pero que temía buscarlo. Lucía le contestó con otro beso. Y así, encontré en la cocina a mis 2 hermanos mayores en pleno agarrón, comiéndose mutuamente con sus bocas.

Yo me había levantado para ver por qué tardaban tanto. Además, conozco a mi hermana, y ya había visto en sus ojos ese brillo que yo tan bien conocía y me sospechaba que algo así iba a buscar afuera. Abrí apenas un poco la puerta de la cocina para poder ver qué hacían, y me los encontré trenzados en ese beso que ya les describí.

Juanca le dijo que estaba deseando que alguna de nosotras diéramos el primer paso, que el no lo hizo por temor, y le pidió que se desnudara. Lucy no lo dudó ni un momento, quedó desnuda rápidamente, dejando a nuestro hermano impresionado por el cuerpazo que se estaba echando. Creo que algunos lo recuerdan, si leyeron mis relatos anteriores.

Lucía es muy delgada, bajita (1.62), de piel morena y cabello oscuro, ese día lo tenía hasta media espalda. su torso estrecho y delicado descansa sobre una cinturita de avispa, que a su vez descansa sobre unas caderas anchas coronadas por unas soberbias nalgas, grandes y muy paraditas. Su senos son pequeño, pero frontales y bien formados, cornados por un par de piercings de plata, ahora sustituidos por 2 medianamente gruesas argollas. También tiene perforaciones en el ombligo y un par en la vulva y una "reina Victoria" (es un piercing atravesando el clítoris).

Como verán, está buenísima, sus 32 años no la desmerecen para nada. Además posee una hermosa y sensual cara, de rasgos felinos que, cuando a excitada, se vuelve provocativamente salvaje, como una leona en celo.

Mi hermano, por su parte, tampoco perdió el tiempo y se comenzó a desnudar, creo que la belleza es cosa familiar. Su cuerpo moreno de mostraba una musculatura definida, no grande ni muy desarrollada, pero si bien marcada, era más guapo de lo que pensé. Y su pene, veía a la Nena de frente insolentemente. No era nada extraordinario, 16 cm de carne deliciosa como la de Kike, lo normal creo yo.

Juanca atrapó los senos de Lucía con la boca y se puso a chupárselos, era un experto en acariciar cuerpos, rozaba con sus dedos sus pezones tiesos, y jaloneando un poco de sus argollas, liego besaba su cuello y mordisqueaba sus orejas. Estaba llevándola a un placer alucinante. Por su parte, Lucía le agarró la verga, gorda y palpitante, y se puse a frotarla vigorosamente, mientras su hambriento sexo palpitaba ansioso por sentirla en su interior.

¡Sos bellísima Nena!, ¡Tu cuerpo es maravilloso!

Gracias hermanito

El se puso a acariciarle la vulva, pasándole suavemente sus dedos por todo lo largo de esta, los labios vaginales de Lucy se abrieron automáticamente, dando acceso a esos diestros dedos al interior de su ser. Con una magnífica manipulación la enloquecía, haciendo crecer su placer y convirtiéndola en una esclava dócil, sometida a sus dulces y deliciosos manoseos y a todo cuanto quiera hacer conmigo… como es ella normalmente con sus amantes.

Lucía lo obsequió agachándose y encuclillándose, con ese falo salvaje y enardecido frente a su boca, y se puso a chuparlo como si se tratase de un cono de helado. Lo oí jadear casi desde el inicio, lo cual me decía que ella lo estaba haciendo muy bien. Si, sabía que muchos hombres y mujeres le debían hacer mamadas a cada rato, pero nunca lo había hecho su hermanita, así que seguro que le sabía a gloria.

Le pidió que se diera la vuelta, la abrazó desde atrás, frotándole y apretándole los senos, mientras restregaba su falo erecto por todo lo largo de su vulva chorreada. Le lamía los lóbulos de las orejas y el cuello, mientras retrocedía hacia una silla, en donde se sentó con ella sobre sus rodillas. Así, podía meterle las manos entre sus piernas y colaba sus dedos por en medio de su sexo abierto y suplicante, necesitado de verga. Lucy ya desesperaba, estaba demasiado caliente como para seguir esperando que a mi hermanito se le ocurriera cogérsela.

¡Cogeme ya! – le exigió.

¡Qué impaciente sos Lucía, no cambiás!

¡Ni modo si vos siempre sos re lento en todo lo que hacés!

Me tomo mi tiempo para hacerlo bien

¡Pues te tomás demasiado!

Aquella riña tonta de hermanos terminó cuando el, de un solo golpe y sin avisar, la clavó hasta el fondo. Luego le rodeó las caderas con uno de sus brazos mientras que con el otro le agarró de una chiche, se la empezó a coger con fuerza y rapidez. Ella se echó hacia atrás y lo tomó de la cabeza con las manos, acariciándole el cabello mientras gemía como una perra.

¡¡AAAYYY!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡AAAHHH!!… ¡¡AAAYYY!!

¡Qué rica estás Lucía! ¡Qué rica estás!

¡¡AAAYYY!! ¡¡AAAYYY!!… ¡¡DALE JUANCA!! ¡¡DAME DURO, SOY TUYA!!

¡Qué cogida tan rica! Creo que la mayor parte del placer provenía del hecho de que era nuestro propio hermano el que se la estaba cogiendo como un loco. Y pensar que apenas hacía menos de un año casi ni se hablaban.

Poco a poco se fue poniendo de pié y le fue dando la vuelta, sin dejar de penetrarla. Le echó bocabajo sobre la mesa, con las piernas abiertas y estiradas, apenas tocando con la punta de los dedos el suelo. El, en medio, seguía dándole sin parar, agarrando y apretando sus nalgas. Metió sus manos bajo su pecho y le agarró de las tetas para tomar más impulso. Luego bajó una mano y empezó a meterme los dedos entre la raja, poniendo énfasis en acariciar su engordado clítoris perforado, poniéndola como una loca. Aguantó como media hora el mete y saca, que le sacó a ella un fuertísimo orgasmo.

En fin, Juanca disfrutó como un loco con su hermanita, la que también gozó como una cerda después de fornicar hasta el cansancio en todas las posiciones que quiso. Al final, tomándola en la posición del misionero, con sus piernas sobre sus hombros y el echado encima, por lo que las puntas de sus pies tocaban el colchón de la cama y sus caderas quedaban en alto, mi hermano por fin terminó.

¡¡¡AAAGGGHHH!!! ¡¡¡AAAGGGHHH!!! ¡¡¡AAAGGGHHH!!!… ¡¡¡NENA!!! ¡¡¡NENA!!!… ¡¡¡VOY A TERMINAR!!! ¡¡¡¡VOY A TERMINAAAAAARRRRRR!!!! ¡¡¡¡AAAAAAUUUUGGHHHHHH!!!! ¡¡¡¡LAAAAAALAAAAAAAAAGGGGGHHHHH!!!!

Juan Carlos acabó en su interior, inundándole la vagina con un largo y abundante caudal de semen que calentó sus entrañas. Jadeando, sudando la gota gorda, poco a poco se fue dejando caer, hasta quedar sobre ella, aun metido entre sus pernas abiertas, jadeando, acariciándole el cabello.

Juanca… – dijo Lucía entre jadeos – si te gustó… si te gustó… esto… esperate a estar con… con Lala y… y… y conmigo al mismo tiempo… de hecho… creo… creo que te vas a tener que recuperar ya… ella nos estaba mirando… desde la puerta

Podrán imaginarse lo roja que me puse cuando Juanca me volteó a ver… y lo caliente que también estaba. Pero como me desahogué, se los cuento después. Mientras tanto escríbanme sus opiniones y comentarios a mi correo electrónico. Besos y abrazos a todos.

Continuará

Garganta de Cuero.