Orgia espectacular en el club privado

Seguimos en Florianópolis. Dado de que trato, no sé si lo logro, de pintar fielmente las situaciones en esos momentos, les cuento la segunda experiencia digna de relatar.

Gracias Todorelatos!!!. Independientemente de cómo lo haga me encanta escribir contando mis experiencias dado que me excito mucho cuando lo hago. Recibí muchos e-mails que me dejaron muy contenta, la mayoría son muy cariñosos excepto dos. Lo hicieron sin ánimo de agredirme pero uno me dijo que era una enferma sexual y otro en lugar de llamarme por mi nombre me trataba de puta en forma un poco grosera. Tendría cómo responderles pero no lo hice directamente a ellos por email porque pienso que no valía la pena y mucho menos por acá porque esta pagina se creo para que la pasemos bien.

Bien, seguimos en Florianópolis. En el relato anterior pensaba contar todo lo que hicimos en esa ciudad, pero como trato, no sé si lo logro, de pintar fielmente las situaciones y lo que pensaba en esos momentos, las hojas de Word se sucedieron de manera alarmante para contarles sólo una de mis experiencias.

Les cuento la segunda digna de relatar, dado que en la casa del matrimonio Tamara-Gonzalo viví algunas horas que ya se las estarán imaginando y precisamente por eso, no se las relato. La experiencia que les conté anteriormente sucedió en las horas de la madrugada de día sábado. Fueron horas muy intensas, como me dijo alguien, propias de una enferma sexual como me llamó uno o de una puta como dijo otro. Creo que en esas horas me sentí como lo dijo el segundo. ¡En esas horas!!!

El sábado de madrugada llegamos a la casa ya aclarando el día. Nos acostamos. Estaba molida. Dormí como hasta las tres de la tarde. Cuando desperté y me quise mover en la cama que compartía con Roberto y Mariana no había músculo que no me doliera y sentía un ligero ardor en mi ano y en mis zonas genitales. Por lo tanto ese fin de semana y aún los días lunes y martes nos dedicamos a recuperarnos físicamente ya que, en otro aspecto estábamos muy contentos... todos. Les empiezo a detallar otras cosas.

Gonzalo es muy amigo de un señor que se llama Iván, este señor, nos explicó, es dueño de un club privado, que no sabe como su amigo lo hace funcionar, si lo hace dentro de la ley o distribuyendo reales entre las personas influyentes, muchas de las cuales concurren a dicho club. Tal vez sea una mezcla de las dos cosas. Antes de partir rumbo hacia Florianópolis, nos encargamos de acuerdo a lo solicitado por Iván de conseguir certificados vigentes de H.I.V.

Nosotros nos los hacemos cada 30 días, a pesar de seleccionar cuidadosamente a los "amigos y amigas" pero él nos pidió que no debían de tener más de 15 días de expedidos y que debían contener membrete del laboratorio de análisis clínicos y constar el número de nuestros documentos, requisitos "sine qua non" para ser admitidos en el club de referencia. La medida nos pareció acertada. De acuerdo a lo que nos decía Roberto y lo que confirmó Gonzalo, en ese club privado, por supuesto, se es socio abonando una alta cuota social en dólares. El que estuviera al día en todo podía encontrar allí lo que quisiera en materia sexual.

Nuestros gustos en esa materia ya los conocen Uds. al menos en su mayoría. Deberíamos ir con poca ropa, liviana, nada de tapados, vestidos de fiesta, joyas. Las tres nos pusimos unos vestidos no muy ajustados, eso sí, sumamente cortos, medias que son muy sexys, tanga y sandalias de taco alto, y los hombres con pantalón, calzado deportivos y alguna remera, nada más. Tamara y Gonzalo que ya habían estado antes apartaron unos antifaces, el de Tamara uno de fantasía, color azul eléctrico, cubierto de pedrería que al ponérselo hacía de ella una mujer muy interesante, porque agregaba el misterio a su cuerpo escultural, de largas, robustas y bellamente delineadas piernas. Nos preguntaron si nosotros queríamos usar antifaces y por las dudas, para evitar la remota posibilidad de encontrarnos con alguna persona conocida, aceptamos la idea. Tamara nos alcanzó dos exactamente iguales al que iba a llevar ella. Los de Gonzalo y Roberto eran como los de "El Zorro". Fuimos en el coche de Gonzalo.

Serían cerca de las 22 horas cuando partimos. El lugar quedaba en la parte continental de Santa Catalina, dado que tuvimos que cruzar el puente que la une a la isla. Tardamos unos 45 minutos en llegar dado que el club se encontraba en una zona poco poblada. En la ruta, no sé cuál, nos detuvimos frente a un gran portal de hierro y con una alta reja frontal como de 100 mts. de longitud. Un hombre procedió a abrirlo. Pregunté si le abrían al primero que apareciera pero me dijo Gonzalo que en el club ya tenían registrado el número de matrícula del coche.

Atravesamos el portón y seguimos por un sendero de tierra, escasamente ancho, suficiente como para que pudieran cruzarse dos coches. Una espesa vegetación no dejaba ver nada a los costados. La claridad de la luna y unos focos con poca potencia nos permitieron avanzar por lo menos 500 metros antes de encontrarnos con una inmensa y antigua edificación que me hizo acordar en parte al estilo de la mansión en la cual viví mi primera gran experiencia en Brasil. Anchas escalinatas llevaban a un porche. Se ve que nos habían visto llegar, o que el individuo que nos abrió el portón había avisado por teléfono de nuestra llegada, esto último creo que era lo más probable. Alguien abrió una hoja de una gran puerta. Apareció otro hombre.

-Soy amigo de Iván, nos está esperando- manifestó Gonzalo ante la mirada inquisitiva del hombre.

-¿Gonzalo?

-Sí señor.

-OK pase.

Se presentó ante nosotros un hombre maduro, más de 40 posiblemente, con el cabello muy corto y algunas canas en las sienes, de la altura de Roberto, muy musculoso, con una remera de manga corta que dejaba ver sus brazos y un amplio tórax en los que la remera ajustaba permitía ver la forma de sus pectorales muy desarrollados. Un lindo espécimen de varón a mi que me gustan los veteranos fornidos.

-¿Hola Gonzalo, cómo estás? ¡Semanas que no te veía!

-Muy bien, Iván, vengo porque tengo unos amigos a los que creo que les va a gustar mucho este lugar, vengo con Tamara, ya la conoces, ellos dos son un matrimonio amigo y esta chica es amiga de ellos.

-Encantado, espero que les guste, voy a hacer todo lo que esté de mi parte para que la estancia en mi casa les resulte muy agradable.

Con una amplia sonrisa se dirigió a Mariana, creo que Gonzalo ya les dijo cuáles son los documentos que necesitamos ver. Juntó los tres documentos (de Roberto, Mariana y el mío) y los cinco certificados que le ofrecimos, los miró con detenimiento y los devolvió.

-Gonzalo, los documentos de las dos chicas y el del caballero no los registramos ya que vienen contigo, así se quedan tranquilos.

-Muchas gracias, Iván.

-Mira una cosa, Gonzalo, ya conoces el camino al salón principal, pueden empezar por ir ahí para ver un poco el ambiente. Dentro de unos minutos me acerco a Uds. y los llevo a ver alguna otra repartición interesante de la casa.¿O.K?

-¡Vamos chicas!! -dijo Gonzalo, poniéndose el antifaz. Nos pusimos los antifaces.

-Ah, una recomendación, si bien vinieron en coche no se olviden donde dejan la ropa. Uds. deciden dónde y cuándo se la sacan, si es que lo hacen. Acá la ropa no desaparece pero es engorroso después tener que andar buscándolas sin saber donde las dejaron.

Noté que al alejarse... ¡por fin!!! me miró de arriba abajo. Mi mirada se cruzó con la de él. Dimos unos pocos pasos por un largo corredor y nos detuvimos frente a una gran puerta, Roberto la abrió y entramos. ¡¡Quedé estupefacta!! Nunca esperé verme tan de pronto ante el espectáculo que tenía frente a mí. Profusión de sofás, almohadones de todos colores y tamaños desparramados sobre el piso totalmente alfombrado, abundancia de macetones con plantas, mesas ratonas con copas servidas, un mostrador en donde un mozo era el encargado de servir las bebidas solicitadas. No sé cuantas personas habrían, creo que más de 50 la mayoría semi o totalmente desnudos, casi todos con antifaces, parejas cogiendo sin importarles nada de nada tiradas en el suelo o en los sofás, alguna mujer con más de un hombre gozando a la vista de todos, otras parejas de lesbianas haciendo lo mismo, algunos hombres y mujeres sentados en la barra bebiendo, se veían cuerpos muy hermosos tanto de hombres como de chicas jóvenes, también se veían hombres cuyos físicos demostraban el paso de varias décadas, por lo general cerca de alguna mujer joven, posiblemente alguna amante que lo hacía por dinero, alguna mujeres gordas y veteranas tratando posiblemente con dinero conseguir algún amante que las hiciera sentir hermosas o que al menos las hicieran gozar de alguna manera, ¡¡vaya a saber!!! Había varios negros, la mayoría bien dotados, esperando que alguna mujer los llamara.

Observé a Mariana, y yo que la conozco muy bien sabía que había comenzado a excitarse, me di cuenta a pesar del antifaz, por su sonrisa y por el brillo de sus ojos… Roberto le desprendió el vestido, Tamara se lo sacó ella misma y yo también lo hice. Las tres quedamos en tanga y sandalias, yo con mis tetitas al aire, Tamara y Mariana de sostén, pero no demoraron mucho en sacárselos también… Estaban ansiosas esperando que viniera algún tipo que estuviera bueno y quisiera cogérselas. Debo confesar que me calenté igual que ellas. No tardé mucho en verlas dirigirse hacia un grupo de hombres de los cuales dos eran negros, sentarse entre ellos y comenzar a "conocerse". A Roberto y a Gonzalo se les acercaron dos chicas con antifaz y sandalias, luciendo una bellísima desnudez, con sus conchitas depiladas, posiblemente chicas de buen nivel social buscando sexo anónimo. A mí también se me acercó un hombre, pero se veía a la legua que era un hombre muy mayor, encorvado, con antifaz, casi calvo, con la piel arrugada que empezó a manosearme y a decirme indecencias que si me las hubiera dicho, por ejemplo, Iván, me hubieran hecho volar. Por suerte la voz de Gonzalo me salvó.

-Gaby, ven!!! -sentí que me decía.

-Disculpe -le dije, y me lo saqué de arriba cuando estaba a punto de chuparme una tetita.

En ese momento vi que Iván se acercó a nosotros. Su mirada recorrió con detención todo mi cuerpo. Creí que a partir de ese momento había empezado a llamarle la atención. ¡Qué lindo si quisiera cogerme!!! pensé para mis adentros.

-¿Están bien acá? Tengo una habitación para recomendarles. -presentí enseguida que lo realmente bueno recién ahora iba a empezar.

No sé por qué. Nos pusimos todos de acuerdo. Recogimos los vestidos y sostenes, para no perderlos de vista. Mariana y Tamara permitieron que los cuatro tipos que estaba con ellas las acompañaran. Es la habitación número ocho nos dijo Iván. Nos abrió la puerta, nos dejó pasar y lamentablemente...se volvió a retirar… El espectáculo acá era mucho más excitante, con mucha menos gente pero muy... muy... excitante!!!

Para empezar había más hombres que mujeres, así que cuando llegamos nosotras nos empezaron a quemar con las miradas. Había varios negros como los que me gustan a mi, ahora sí que había posibilidades de coger a diestra y siniestra!!!!! También varias muchachas evidentemente jóvenes y que estaban muy buenas, algunas con uno o dos machos acompañándolas y otras dialogando entre ellas, lesbianas o discurriendo tal vez con cuál o cuáles machos optar. Había un sólo sofá, la mayoría de los presentes estaban sentados en la alfombra que estaba cubierta de almohadones.

No había terminado de observar todo el ambiente cuando la música que se estaba escuchando cesó. Entraron tres hombres negros con tambores de diferentes tamaños y junto con ellos dos muchachas con unos cuerpos espectaculares. Ejecutaron un ritmo estilo árabe y las chicas, de piel blanca y cuerpos de diosas iniciaron una especie de danza del vientre, ya que ambas lucías polleras transparentes que colgaban de sus hermosas caderas .Una era de cabello negro y la otra rubia, sus rostros estaban cubiertos por un velo blanco que no permitía ver sus rasgos. El ritmo árabe terminó, hubo una pausa y comenzó a sonar un ritmo lento, cadencioso, sensual, ese que se escucha cuando las mujeres en los bares hacen strip tease. Las chicas dejaron caer sus transparente polleras al piso. Bailaban muy cerca de las personas presentes ya que la mayoría estaban sentados sobre almohadones profusamente distribuidos en el piso alfombrado y ellas se desplazaban lentamente entre ellas. Sus piernas eran acariciadas cuando pasaban muy cerca de alguien.

Yo estaba sentada en uno de los posa brazos del único sofá existente. Las personas que me acompañaban estaban de pie detrás del sofá. Al dejar caer sus polleras sus cuerpos sólo cubiertos con una diminuta tanga y con sostenes también muy pequeños lucían una maravillosa desnudez. Sobre todo la rubia. Comenzó a contonearse lúbricamente frente a mí. La miraba fascinada. Se sacó el velo que le cubría el rostro, parecía una diosa vikinga, de pupilas color azul intenso, era jovencita, su rostro era bellísimo y juvenil, en realidad no correspondía al desarrollo espectacular de su cuerpo. Acarició sus senos por sobre el sostén.

Quería atraerla y no pude resistir la tentación de que me viera la cara y me saqué el antifaz. Se sacó el sostén y comenzó a acariciarse los senos… Se sintió un murmullo en la sala. No era para menos!!! Los senos más hermosos y tentadores que he visto hasta ahora, incluyendo los de Mariana y Tamara, lo que es mucho decir!!! Parecían esas bolas de bochas, esferas perfectas, de un color marfil, con unos pezones como garbanzos, rodeadas de una aureola de un rosado muy pálido. Eran objetos sexuales de atracción irresistible. Parecía que su único destino era ser besados, lamidos, chupados, salivados, acariciados, mordidos, manoseados, olfateados. Deseaba hacer todo eso al verlos tan cerca. Eran firmes, al sacarse el sostén permanecieron enhiestos, desafiantes. Y su gesto al mirarme no coincidía con su carita de virgen: era morboso, sensual, invitante. Estuve a punto de perder la compostura y prenderme desesperada a aquellas mamas fuera de serie y que estaban al alcance de mis manos. Los movimientos ondulantes de sus caderas se hacían cada vez más lentos, sensuales, provocativos.

Introduje mi mano entre la tanga y mi pubis y la puse sobre mis labios genitales. Estaba mojada. Ella se dio cuenta de mi estado. No se apartó de mi lado. Unas trencitas sobre su frente y una colita de caballo le daban un aspecto juvenil, pero a la vez, sugería lujuria, pecado!!! ¡Sí...!!! Cada uno de sus gestos sugería esas palabras!!! Me di cuenta que la persona destinataria de su espectáculo, en ese momento, era únicamente yo. Llevada por mi temperamento lujurioso, ya muy caliente y a efectos de atraerla y sin dejar de mirarla a los ojos procedí a sacarme la tanga. Ella bajó la vista para verme la conchita y me mostró la lengua. A partir de ese momento me di cuenta que ella y yo íbamos a terminar en una cama o en la alfombra ahí mismo delante de todos!!! Me olvidé de los hermosos machos que nos estaban asediando con sus miradas y que nos decían palabras de aliento, a las dos, porque yo también comencé a ser parte del espectáculo. Un tipo que estaba sentado al lado mío no perdía oportunidad de acariciarme las piernas, y decirme en voz baja palabras en portugués que no alcanzaba a entender hasta que vino una rubia, con un lindo cuerpo y como yo, si bien me dejaba acariciar no lo miraba, optó por ella y se fue. Me senté en el lugar dejado por él.

La chica con su tanga a pocos centímetros de mi cara, seguía provocándome con su baile y sus miradas. Sin dejar de mirarme procedió a sacarse la tanga. Otro murmullo en la sala y algunas exclamaciones en voz alta. Ella se sonrió .Qué linda conchita!!!! Con unos pendejitos rubios, muy escasos y pegados a su piel.¡Y sus labios genitales!! ¡Mi Dios!!! Gordezuelos, pegaditos uno al otro, no debían de tener más de 6 cm de largo!! Parecían la conchita de una adolescente. Aquella rubia era preciosa, divina, mirara por donde se la mirara. La naturaleza había sido muy generosa con ella.

El repiqueteo, lento, sensual de los tambores cesó abruptamente. Con una mano apoyada en sus caderas y otro brazo levantado y con una sonrisa en sus labios, inclinaba levemente la cabeza agradeciendo los aplausos. La otra chica de la cual me había olvidado hacía lo mismo en el otro extremo de la sala. La rubia antes de sentarse a mi lado se inclinó justo delante de mí a tal punto que su vientre rozó levemente mi cara a efectos de saludar con un beso en la mejilla a Tamara y a Gonzalo, a quienes evidentemente conocía de antes.

-¿Cómo te va? -me preguntó, luego de sentarse junto a mi.

-¡Muy bien!

-¡Eress preciosa!

-¡Estuviste fantástica!!! -Está de más decir que ella hablaba portugués, yo la entendía perfectamente pero ella demoraba un poco en contestarme hasta asimilar las cosas que yo pretendía decirle.

-¿Tú crees eso?

-Me mojé toda al mirarte -le respondí, pareció no entenderme -¡Fiquei molhada! -traté de hacerme entender. Se ve que me entendió porque se rió.

-Entiendo. ¿Te gustan las mujeres?

-Mucho y los hombres también.

-Yo soy igual!!! ¿Te llamas Gabriela o Mariana?

-Gabriela ¿Cómo lo sabes? Y tu...¿cómo te llamas?

-Úrsula...Iván me dijo que viniera a bailar acá, donde estaban Gonzalo y Tamara y que estaban con un señor Roberto y dos muchachas con antifaz azul que se llamaban Gabriela y Mariana y que hablan en español. Tu carita no me era conocida, pero con el antifaz azul y ahora cuando empezamos hablar estaba segura que podías ser una de las dos.

-¿Vamos a un lugar donde podamos estar nosotras dos solitas?

Se levantó, su desnudez era maravillosa. Yo no soy engreída pero habiendo unas cuantas mujeres lindas en aquella sala el hecho de que se hubiera fijado en mí me llenó de orgullo. Como siempre en estas circunstancias el corazón parecía saltárseme del pecho. Tomadas de la mano nos dirigimos a la puerta de salida. Antes le pregunté a Mariana si querían venir con nosotras. Me dijo que nos encontraríamos después, que me fuera tranquila. "Quédense acá!!! ¡Quédense acá!!!" se oyeron algunas voces en portugués.

-Voy a venir enseguida!!! -dijo Úrsula en portugués.

Salimos y entramos por otra puerta que estaba al final casi del largo pasillo. Era una habitación bastante grande dado que había dos camas de matrimonio con hermosos acolchados, separadas por una mesita y una veladora con mortecina luz. Cada una de ellas tenía sendos sofás a su costado. Un refrigerador en frente y una puerta que debía dar al baño.

-Me gusta con más luz, está bien? -preguntó.

-Sí mi amor, como quieras!!!

Se acercó a unas llaves de luz y se prendieron unas luces indirectas. La idea me encantó porque de esa manera podía apreciar sus hermosas carnes, su culito respingado con unas nalgas separaditas, redondas y sus tetas, sus hermosas tetas a las que me moría de ganas de chupar y manosear. Me propuse no apresurarme para poder gozar a pleno de cada una de las delicias que en forma tan inesperada se me estaban ofreciendo. Estábamos las dos completamente desnudas. Ambas nos mirábamos con deseo. Me acosté en el centro de la cama, con mis piernas abiertas de par en par, acariciándome los labios genitales con una mano y apretándome los pezones con la otra mano. Ella estuvo unos minutos en el baño y cuando salió se acostó en mi lado izquierdo apoyando uno de sus maravillosos muslos sobre los míos.

-¡Tu eres muy linda!!! (Traduzco el voce por tú.)

-Vocé tambeim!!! le dije en mi espantoso portugués

-Por favor habla castellano que me gusta sentirte!!! -repentinamente se puso seria.

Acercó lentamente sus labios, perfumados, gordezuelos, pintados de rosado a los míos. Yo desesperada, agresiva como siempre deseando empezar a darnos besos de lengua. Intenté hacerlo. Pero ella era una mujer diferente. Evidenció posteriormente que sus maestros tenían estilos distintos a los de Mariana y Roberto, no mejores pero de igual manera terriblemente excitantes.

-No te apures, mi amor!!! déjame hacer a mí -sus labios comenzaron a rozarme suavemente; los labios, la comisura de ellos, el cuello, sentí su lengua viborear por un instante dentro de mi oreja

-¡Ay Gabriela, qué bonita que eres!!! -intenté manosearle las tetas- ¡No!! ¡Todavía no!! ¡Espera! déjame hacer a mi primero, por favor mi amor!!!

Ella continuaba con sus besos suaves. Sentí la tibieza de su mano al apoyarse suavemente en mi concha. De repente se sentó en mi barriguita, me tomó de las muñecas con ambas manos y las puso sobre la almohada a los costados de mi cabeza. Su lengua comenzó a viborear en cada centímetro de mi piel. Hasta que su boca llegó a uno de mis pezones, pensé que me los iba a succionar como hacen todos, pero no, su lengua, como las aspas de un ventilador iban de un seno a otro rozando apenas mi piel.. Mis pezones son muy sensibles, comencé a sentir una especie de corriente eléctrica muy suave que nacía en ellos y llegaba a una zona indefinida de mi concha. Lo cierto es que mi concha empezó a palpitar, toda!!!! sin necesidad de recibir ninguna caricia, ninguna lamida, ningún beso, nada!!! Qué falta me hacía en ese momento una buena pija!!!Nunca me habían besado de aquella manera. De repente sin soltar mis muñecas acercó su boca a uno de mis pezones.

Pensé que había llegado el momento para que la ansiada chupada que mis pezones estaban reclamando en forma urgente se llevaría a cabo. Pero no. Puso mi pezón entre sus dientes y comenzó a roerlos suavemente. En cierto momento sentí un pinchacito. ¡Delicioso! Mi cabeza se ladeaba de un lado a otro… Mi calentura con ese tipo de caricias era fabulosa, pero tenía a su vez, una necesidad tremenda de satisfacerla… Me sentía aprisionada por su cuerpo arrodillado encima de mí y mis muñecas asidas por sus manos. Intenté escapar, pero ella mantuvo sus brazos firmes atenaceando mis muñecas.

-¡Quédate quieta, putita, si no quieres que te ate!! -me dijo.

Luego de un rato sin soltar mis muñecas y enloquecerme con su boca llevó mis manos al costado de mis caderas. Se desplazó con sus rodillas hacia atrás y su lengua infatigable comenzó a titilar en mi vientre acercándose más y más a mi concha que estaba esperándola ansiosa. A pesar de ser jovencita demostraba tener una gran experiencia amatoria. Sabía hacerse desear y excitar al máximo a la persona que estaba con ella. Nunca nadie me había besado de esa manera, nunca nadie me había dejado en ese estado de desesperación por ser chupada y con tantas ganar de chupar. Y por fin su lengua se ensañó con mis labios genitales, con mi clítoris. Pero en forma tan calculada que no me dejó llegar al orgasmo. Soltó mis muñecas, se acostó encima de mí, sentir su cuerpo tibio y suave me hizo estremecer y nuestras lenguas, ahora sí se unieron en brutales besos. Sus tetas me tenían loca desde que se las vi.

-Mi amor!! Te quiero chupar esas tetas!!

-¿Sí? toma, chúpalas!!

Apretó una de ellas, su pezón invitaba a mamarlo… Prácticamente me lo metió en la boca, como hacen las madres cuando hacen mamar a sus bebes. Me llené la boca con aquella carne deliciosa y mi lengua friccionó su pezón.

-¿te gustan? bueno... chupa!!! ¡¡Chupa!! ¿Te gusta? Ahora esta otra ¡¡chupa!! ¡¡Chupa!! Eso es... ¡que bueno!!! ¡¡Ahhhhh!

Tomé la otra teta con ambas manos y me engullí su pezón, chupándoselo con desesperación.

-¡¡¡Ahhhhh! qué bien que chupas!!! Ahora puedes hacerme lo que quieras.

Cambiamos de posición. Ahora era yo quien tenía la iniciativa. Todo mi cuerpo ardía como una brasa. Me puse encima de ella y me refocilé un buen rato manoseando y chupando aquellas tetas que me tenían loca, tan grandes, tan pesadas, tan suaves y aquellos pezones que con sólo mirarlos daban ganas de comérselos. Nuestras caras quedaron empapadas por nuestras mutuas lamidas y nuestros besos de lengua, igual que nuestros cuellos y nuestros senos. Qué sensación deliciosa sentir mis manos resbalar por aquellos ebúrneos y turgentes senos, totalmente mojados, hasta lograr aprisionarlos firmemente con ambas manos y roer sus pezones como ella hizo y seguía haciéndolo con los míos, para terminar engulléndomelos llenando mi boca de carne.

-¡¡Te quiero chupar la concha, mi amor!!!

-Yo también tengo ganas de chuparte la tuya -me respondió

Nuestros movimientos se hicieron rápidos ansiando fervientemente ponernos en posición de 69. ¡¡¡Por fin!!!! Nos pusimos de costado, apoyadas nuestras cabezas en el muslo de la otra y con el otro muslo levantado para que nuestras conchas y anos quedaran al alcance de nuestros labios y nuestras lenguas. Pocos lengüetazos y ambas, producto de nuestra mutua calentura, llegamos a un orgasmo de antología. Si me hubieran visto Mariana y Roberto!!!. Lo que se perdieron!!!! Pero no nos detuvimos, seguimos en la misma posición con nuestras lenguas y nuestros labios en febril actividad. Rodábamos por la cama, a veces quedábamos de costado, algunas veces yo arriba, otras veces ella.

No sé cuanto tiempo transcurrió en ese delirio pero debe haber sido un buen rato porque ambas tuvimos varios orgasmos plenos. Habiendo logrado satisfacer por el momento las ansias que teníamos una de la otra nos pusimos a charlar. Resulta que ella era la "protegida" de Iván y la esposa. Era hija de judíos alemanes y desde hace años vivía con ellos. Al comienzo como una de las empleadas de la casa y luego como "protegida". Había sido iniciada en los placeres del sexo por ellos. Su primera experiencia a los 17 años había sido con la señora y luego siguió Iván. Me dijo que era muy ardiente y que le encantaba tener sexo con ambos, y aceptó gustosa cuando Iván le propuso trabajar en el club privado, cosa que venía haciendo desde hacía algo más de un año.

Le encantaba lo que hacía porque tenía oportunidad de conocer a personas muy bellas, con las cuales tener sexo para lo cual disponía de absoluta libertad. Pero generalmente era Iván el que se las presentaba. Pensé que tal vez debía de haber dinero de por medio. En nuestro caso no lo hubo. Lo que pasó entre nosotras fue producto de una mutua atracción. Me enteré que ya había tenido sexo con Gonzalo y Tamara en otras oportunidades y que Iván frecuentaba hacerlo con Tamara. Quedé un poco asombrada porque no lo esperaba pero aproveché la oportunidad cuando nombró a Iván para decirle que me resultaba un hombre muy atractivo.

-¿Te gustaría acostarte con él? A mi me gustaría verlos cogiendo. ¿Quieres que lo llame?

-¿Ahora? Sí! ¿Por qué no? Bueno… -me apresuré a contestarle.

-Espera -tomó un celular que estaba en la mesita de luz.

-Iván, Gabriela, la amiga del matrimonio amigo de Tamara y Gonzalo está aquí conmigo en nuestra habitación y tiene ganas de conocerte mejor y diles a ellos que vengan todos para acá.

Escuchó algo que le decía Iván.

-O.K. no hay problema.

-¿Qué te dijo?

-Que vienen todos para acá. Que Tamara y Mariana ya tienen buena compañía y también los van a traer.

Bueno, pensé, ahora sí, que las cosas se están poniendo bien.

-Te quiero ver con Iván y también con un amigo mío, tiene 23 años, no es muy grande, lo mejor lo tiene entre las piernas, estoy segura que te va a gustar, ¿Quieres?

Las referencias del chico, aparte de lo del bulto, no eran muy halagüeñas, pero decidí confiar en Úrsula, que a pesar de ser jovencita se estaba convirtiendo "motu propio" en la sacerdotisa de la bacanal que se avecinaba. Tomó nuevamente el celular y llamó otra vez a Iván.

-Trata de ubicar a Beto y si puede que venga también. Gonzalo y el amigo... este... Roberto ¿ya tiene compañía? ......

-¿No? diles que mi única compañía es Gabriela... que también los estamos esperando a ellos....solos si es posible ¿Sí? O.K. no demores.

A los pocos minutos sonó el celular y Úrsula prestó atención. Cortó.

-Vienen para acá -me dijo.

Saqué mis cuentas. Al principio, por lo menos las cosas iban a estar planteadas de la siguiente manera: yo con Iván ¡¡guau!! y Beto ,Úrsula nada menos que con Gonzalo y Roberto, Tamara y Mariana con los dos blancos y los dos negros que habían elegido al principio. Cuatro tríos en una pieza. Por lo menos al principio, lo que pasaría después era impredecible. Lo único que yo podía predecir era que lo mío y lo de Úrsula recién comenzaba. Y estaba segura de no equivocarme. Se dirigió a la heladera y trajo vasos, una copa grande con hielo y una botella de whisky.

-Vamos a ponernos a tono ¿no te parece? O.K.

No soy adicta a la bebida, pero me agrada entonarme y desinhibirme totalmente en este tipo de reuniones, me gusta también fumar un par de cigarrillos, nada de drogas, con hombres y mujeres lindas y ardientes se puede llegar al éxtasis sin la necesidad de ningún tipo de drogas. Estábamos compartiendo un único cigarrillo, charlando mientras nos acariciábamos y besábamos cuando se abrió la puerta y comenzó a entrar gente. En aquella sala, por suerte bastante amplia, había 12 personas, 8 hombres y cuatro mujeres La mirada de Iván se cruzó con la mía, le sonreí y él hizo lo mismo conmigo. Estaba de short y remera. Enseguida ubiqué al amigo de Úrsula, un chico rubio, de cara juvenil, lindo y fornido sin llegar a ser atlético, eso sí, estaba desnudo y entre sus piernas aún flácido, colgaba un vergajo que imaginándomelo erecto debía de ser una máquina sexual de gran poderío. Así como estaba colgando debía de tener 20 centímetros o casi y gruesa… muy gruesa. Debería de ser una de esas pìjas difíciles de chupar pero deliciosa para salivarlas y masturbarlas y hacerle lugar en la conchita y despacio… despacio… que te llegara hasta el fondo de tu culito... bien adentro... ¡Ahhh!!! Úrsula me tomó de la mano, nos levantamos.

-¡¡Hola a todos!!, -saludé yo también con la mano y nos metimos en el baño- Vamos a limpiarnos un poco.

Lo hicimos en el bidet y en la pileta, distribuimos un spray perfumado en nuestras partes, un poco de carmín en los labios y volvimos al ruedo. En una cama, desnudos totalmente estaban Iván y Beto. Lo primero que vi fueron sus enormes pijas, gruesas y largas, apetitosas, mi cuerpo reaccionó inmediatamente: mi corazón empezó a brincar dentro del pecho y sentí las consabidas contracciones de mi anito y mi entrada vaginal. En la otra cama estaban Roberto y Gonzalo a la espera de Úrsula. En un sofá estaba Mariana y como era de esperar con los dos negros y en el otro Tamara con dos atléticos hombres de piel blanca y cabello negro. Los cuatro lucían como era de suponer suculentas vergas dado que habían sido seleccionados por ellas .La noche recién comenzaba y tenía la esperanza de disfrutar bastante con cada una de aquellas vergas. Me dirigí sin titubear hasta la cama donde estaban Beto e Iván. Con la excusa de darle un beso a Mariana lo hice por el espacio que estaba entre el sofá y la cama.

-¿Vieron qué linda chiquilina? -les preguntó Mariana a los negros. Ella estaba entre los dos, completamente desnuda con sus brazos extendidos a lo largo de los hombros de los tipos.

-¡¡Sí! ¡Divina!¡Muy linda!! -exclamaron al unísono.

Sentí las manos de uno de ellos que me tomó desde atrás por la cintura y me empujó hacia su regazo. Su enorme pija como un garrote quedó entre mis muslos; miré hacia atrás y la jeta del negro con sus labios gruesos me tentó, levanté mi brazo, atraje su cabeza y nos dimos un caliente beso de lengua.

-Suéltame que quiero acostarme, después la seguimos -le dije.

Lo hizo y me acosté al lado de Iván. La excitación y la puta que hay dentro de mí y que aflora en esos momentos hace que mi lenguaje se vuelva un poco grosero.

-¡Ese negro me quería coger de entrada!!!¡Pero quiero que Uds. dos sean los primeros.

Me eché encima de Iván y le di un beso de lengua. Me abrazó fuertemente, me hizo rodar sobre su cuerpo desnudo y quedé entre él y Beto. Mi mano izquierda se dirigió al garrote de Beto que superaba lo previsto. Siempre que tomo una pija en mis manos la comparo inmediatamente con la de Raúl y la de Beto era igual si es que no la superaba. Era tan gruesa que las puntas de mis dedos no alcanzaban a unirse cuando la así. Con la derecha tomé la de Iván. Otro vergajo impresionante. El saberme en esa situación, entre dos buenos machos y con hombres y mujeres mirándome contribuye a hacerme perder el control de mis actos, me excita usar un lenguaje soez, propio de rameras de ínfima categoría y ser tratada de igual manera!!! Pierdo totalmente el pudor.

Me encanta mostrar hasta el último agujero de mi cuerpo, bien abiertos tanto mi vagina como mi ano mientras que al mismo tiempo la carita de nena que dicen que tengo trato de convertirla en una cara de puta de whiskería buscando machos para llevárselos a la cama, algunas lo harán por dinero pero yo lo hago porque me encanta coger.¡No tienen idea de cómo me caliento cuando empiezo a relatarles mis experiencias en este preciso momento.

-¡Vamos a chuparnos!- dije ansiosa -ponte al revés Iván!!!

Le dije que hiciera eso por tres motivos, primero quería hacer un 69 con él para chuparle la pija y que el me chupara toda; segundo mostrarles el culo bien abierto a los negros a los que a uno de ellos Mariana ya le estaba chupando la pija y por último quería ver a Úrsula en la otra cama. Relatar todo lo que pasaba en aquel momento es muy difícil. Tamara estaba sentada en la falda de uno con la pija en el culo y arrodillado delante el otro le chupaba la concha. Úrsula estaba en una posición que me encanta. Los tres estaban de costado, ella entre los dos, con la cabeza apoyada en un muslo de Roberto mientras le mamaba la pija; por los gritos que pegaba Roberto se notaba que Úrsula lo estaba haciendo muy bien, cosa que no era de extrañar dado la experiencia y sutileza que había demostrado en ponerme a mi a mil por hora. Ella tenía un muslo levantado para facilitarle la tarea a Roberto y Gonzalo, de chuparle la conchita y el ano. Todo esto que tardo en relatar es el resultado de una visión rápida de lo que estaba pasando a mí alrededor.

Vuelvo ahora a relatar mis cosas y mis sensaciones. Ya poseída totalmente por el demonio de la lujuria a quien me gusta entregarme de vez en cuando, lancé varios escupitajos a la verga de Iván y comencé a saborearla de todas las maneras posibles. Ver como mi mano en un lento vaivén se deslizaba a lo largo de toda aquella estupenda pija, presionándola; cuando su prepucio corrido totalmente hacia atrás, dejaba ver la enorme cabezota, friccionaba con fuerza el orificio ora con mi lengua, ora con la yema mojada de mi pulgar, haciendo que Iván lanzara verdaderos y fuertes alaridos de placer. Estando así, sintiendo el viboreo de las lenguas de Beto en mi ano y la de Iván en mi cajetita disfrutaba enormemente de la vista de aquel hermoso vergajo mientras lo sacudía a pocos centímetros de la cara. Lo miraba fascinada, con embeleso para volver a engullírmelo y succionarlo con desesperación. Beto a fuerza de dedos y lengua ya había dilatado lo suficiente mi esfínter como para poder enterrarme totalmente su enorme pija en el recto. Mi ano se dilata fácilmente ya que me encanta practicar el sexo anal y con pijas por lo general de buenas dimensiones.

-¡Betito, meteme esa pija en el culo!! ¡¡Por favor!! ¡Dámela toda!!!

Las manos de Iván aferradas a mis nalgas contribuían a la máxima dilatación de mi ano, empujándolas hacia fuera. Sentí el glande tibio apoyarse en mi ano hambriento.

-Gabriela, quiero ver como palpita tu culito precioso, muéstrame!!! -pidió Beto.

-Iván, no me tires tanto!!! -le pedí.

Sin soltarlas, cedió en su tironeo hacía afuera. Miré hacia atrás y vi a Mariana y a los negros con los ojos fijos en mi trasero, mirándolo como fascinados mientras se masturbaban. Me pareció ver en el rostro de ella algunos regueros de semen. Posiblemente hubiera echo acabar a los negros chupándoles la pija para lo cual es una maestra. Sin dejar de mirar fijamente a uno de los negros para mirar la expresión de su cara, comencé a dilatar y contraer acompasadamente mi anito. Estaba segura que el negro apenas pudiera iba a intentar clavármela él también. Iván no aguantó más. Dio unos lengüetazos furiosos en mi ano mientras gruñía de lujuria.

-¡Beto, clavásela!!

Benditas palabras, pensé yo sin dejar de mirar al negro, provocándolo con una sonrisa de puta en mi cara mientras le mostraba la lengua. Ahora le iba a ofrecer el espectáculo de mi culo tragándose en forma bestial aquella terrible pero deliciosa pija. Mi esfínter luego de una suave presión permitió que la verga comenzara a deslizarse lentamente en mi recto, hundiéndose en mis entrañas.

-¿Te gusta mi culito, Betito? -dije sin dejar de mirar al negro a los ojos al mismo tiempo que masturbaba a Iván.

-¡Sí..!! es sa...bro...so...¡Ahhh!! ¡Qué delicia!!

Me propuse hacer acabar a Iván en mi boca. Comencé a mamársela. Me gusta vivir este tipo de momentos en los cuales gozo como una condenada. Gozo de varias maneras, haciendo gozar a los machos que tengo conmigo hasta enloquecerlos y exprimirles todo el semen que tengan en el cuerpo hasta dejarlos secos, que todo el semen quede en mi estómago después de saborearlo o dentro de mi conchita para sentir el choque de sus chorros calientes golpear mi útero o que quede en mi recto y que sirva de lubricante para futuras penetraciones, como la que estaba segura me la iban a hacer los negros que estaban con Mariana. El orgasmo de Iván no se hizo desear mucho. Una cantidad impresionante de chorros me llenó la boca de semen delicioso el que tragué con fruición. Otros golpearon en mi cara y cayeron sobre su pija a la que seguí chupando. Qué delicia es pajear una pija bañada en saliva o mejor aún en el propio semen eyaculado. Es uno de mis placeres preferidos.

Y a continuación seguí disfrutando de otro de mis placeres preferidos. Una buena, larga y sabrosa cogida por el culo. A veces es preferible hacer una cosa separada de la otra para poder disfrutar plenamente cada una de ellas. Mientras disfrutaba de la verga de Iván, Beto lentamente, al principio, como lo hace aquel que es buen cogedor, había logrado meterme la verga casi en su totalidad. Lo miré por encima del hombre.

-¡Te gusta, mi amor!!

No atinó a responderme, estaba con los ojos cerrados, concentrado en el placer que mi ano le proporcionaba a su deliciosa pija. Su glande se deslizaba desde lo más profundo de mi recto hasta casi salírseme por el esfínter para volver a enterrarse hasta el fondo en mis entrañas.

-¡Qué placeeeeeeerrrr!!! ¡¡Si..Betito! ¡Así...! ¡Así...! ¡Ahhhhh!! ¡Qué delicia!!! ¡Qué rica pija que tenés!!! ¡Dámela toda!!!

La pija de Iván estaba dura otra vez. Yo la mamaba con fruición!!Me la sacaba de la boca, para pajearla, sacudirla y dejar caer chorros de saliva para dejarla bien empapada. ¡Qué placer es pajear una buena pija, grande, suculenta!!! ¡Ahhhhh!! ¡Qué puta que me siento cuando hago eso y a la vez siento otra pija que va y viene y me golpea hasta el fondo!!! Mariana se arrodilló a mi costado mirando extasiada junto con el negro como Beto me sodomizaba. Beto me la sacó del culo y se la puso delante de la cara. Mariana la agarró y comenzó a mamársela por unos instantes. Ella misma acercó la pija de Beto al boquete en que se había transformado mi ano y éste con una brutal embestida me la enterró otra vez hasta el fondo. ¡Es imposible describir el placer que se siente en esos momentos!! Sentí que iba a acabar y respondí a las embestidas de Beto con mis propias embestidas.

Iván aferrado a mis muslos como un pulpo no cesaba de realizar cualquier clase de locuras con su boca y su lengua en mi concha y de esa manera obtuve un orgasmo propio de una yegua. Las embestidas de Beto se hicieron más violentas, rápidas y cortas anunciando su orgasmo. Me la sacó y acabó en mi raja con varios y abundantes chorros de un semen espeso, cuyo calor sentí al golpear en mis nalgas. Inmediatamente antes que corrieran hacia abajo por mis muslos y por mi cajetita Mariana se encargó de recogerlo con su lengua y tragarse hasta la última gota. Chupó luego con manifiesto deleite la verga de Beto.

Dirigí mi mirada hacia la cama en donde estaba Úrsula. Estaba en cuatro patas siendo sometida a una doble penetración con la pija de Gonzalo, al que tenía debajo de ella, en su concha y con Roberto arrodillado detrás dándole por el ano. ¡Qué espectáculo maravilloso y excitante!!! Estaba poseída por las lujuria. Su carita preciosa con una expresión que denotaba a las claras el placer que estaba sintiendo. Miraba fijamente a Gonzalo, sus dientes apretados, sus labios contraídos, con ahhhhh!! ahhhhh! ahhhhh! un tras otro que respondían a cada uno de los violentos empujones que le daban los dos machos. Los tres estaban por acabar. Ella fue la primera.

-¡Ayyy! ¡Ayyy! No puedo más!!!

Respondió a las embestidas de Roberto y se repente estiró sus piernas quedando todo a lo largo sobre Gonzalo. Roberto se acostó encima de ella apretándola contra Gonzalo. Quedó quieta. Yo que estaba mirándola vi que solamente sus nalgas se endurecían para volver a relajarse como si estuviera ordeñando en sus entrañas las vergas de ellos. Pero los muy desgraciados todavía no habían acabado. Después de haberla hecho llegar al orgasmo la empujaron para que ella quedara acostada boca arriba y se arrodillaron a sus costados haciéndose la paja con la pija a escasos centímetro de aquella carita de ángel .Ella, manoseando sus senos, con los ojos entrecerrados y con la boca abierta esperaba que los jugos de aquellas pijas deliciosas cayeran sobre su rostro. Sus orgasmos fueron simultáneos cubriendo totalmente su carita de semen a pesar de que una buena cantidad fue tragada por ella.

Si bien la pija de Iván estaba nuevamente como un garrote yo estaba tan caliente con Úrsula que abandoné tan delicioso bocado para que lo disfrutara Mariana y rápidamente me fui a la cama en donde estaba ella dejando que Mariana se encargara de las pijas duras de Iván y de Beto. Me acosté al lado de Úrsula y comencé a lamer su rostro y a compartir con ella el abundante semen. También aproveché y disfruté del placer de manosear y chupar aquellas tetas prodigiosas. ¡Que delicia!!! Los dos negros que estaban con Mariana se vinieron detrás de mí. Después de habérsela cogido a ella y de verme coger con Iván y con Beto estaban con ganas de gozar conmigo.

Mientras besaba a Úrsula y manoseaba y chupaba sus tetas un negro se me acostó detrás poniendo una pierna sobre la mía. Sentí su pija entre mis nalgas y su aliento cálido en la nuca. Di vuelta la cabeza y sus labios gruesos prácticamente me taparon la boca y el mentón. Hundí mi lengua dentro de su jeta y nuestras lenguas comenzaron a batallar. Mis tetitas desaparecieron entre sus garras. El otro negro hacía lo mismo con Úrsula. Ahora me explicaba porque en las anteriores orgías los tipos se calentaban tanto cuando me veían coger. Las mujeres que yo había conocido en las fiestas eran casi todas casadas, si bien muy lindas casi todas eran mayores de 30. Nunca había visto a ninguna chica tan joven, tan delicadita y con carita de adolescente encamada con un tipo y menos con un negro de más de 1.90, con una verga colosal. Sólo verla a ella sonriendo deleitada con los manoseos del negro era un espectáculo que haría calentar a un santo. Una idea morbosa se instaló en mi mente. Verla a ella ensartada por el culo, sacar le de adentro con mis manos la pija del negro, ver como le había quedado el ano y chuparle el ano a ella y la pija al negro y volvérsela a meter.

En forma rápida y después de mirarme sonriendo lujuriosamente Úrsula se acostó encima del negro poniéndole su conchita deliciosa al alcance de la boca al mismo tiempo que después de sacudir la pija delante de su cara se la engulló dando comienzo a una mamada que al negro le hacía emitir quejidos de placer mientras le lamía furiosamente la concha a ella. Hice lo mismo que ella quedando paralelas casi juntas una al lado de la otra empeñada ambas en enloquecer de placer a los negros. Nuestro placer o por lo menos el mío se veía acrecentado por el hecho de ver que los hombres que habían cogido con Tamara estaban masturbándose en el sofá extasiados en la contemplación de dos chicas jóvenes y blancas encamadas con dos negros.

Tamara estaba acostada en la otra cama junto con Mariana disfrutando con Beto e Iván mientras que sus maridos las observaban desde el sofá que estaba al lado. Úrsula me mostró la verga que estaba chupando como invitándome a compartirla. Me sonreí, acerqué mi boca al manjar que me estaba ofreciendo y ella misma me la metió en la boca. Le di unas sabrosas chupadas y luego en retribución le ofrecí la pija que en aquel momento era mía. Aceptó gustosa. Sus senos colgantes eran la tentación hecha carne.

-¿Quieres cambiar? -me dijo sonriente, no esperó mi respuesta, abandonó al negro que estaba con la pija hecha un garrote y esperó que yo tomara su lugar.

Enseguida ya habíamos cambiado de cabalgadura. Mi concha empezó a reclamar una buena penetración. El placer no impide que calcule todos mis movimientos, quería que me cogieran pero deseaba que me lo hicieran mientras veía como le daban por el culo a Úrsula. Era una idea fija. Dejé de chupar, me arrodillé en la cama y le pedí al negro que se acostara boca arriba en ángulo recto con Úrsula con su cabeza cerca de los pies del otro negro. Me puse a horcajadas sobre su vientre, tomé su verga, dura como una estaca y empapada de saliva, friccioné su glande en mis labios genitales y en mi clítoris y me dejé caer lentamente sobre aquella gruesa, larga y dura estaca. ¡Qué placer el sentir que su glande me llegaba al útero luego de haber recorrido mi estrecha pero dilatada vagina

Miré a uno de los tipos que estaban en el sofá y puse mi culo en pompa, entendió perfectamente lo que con mi mirada le estaba reclamando. Rápidamente se puso de rodillas detrás de mí, sentí el ruido de sus escupitajos en mi ano y la introducción de un par de dedos .Enseguida esa tibieza deliciosa cuando se siente un glande a la entrada de tu ano, presionando, para que el esfínter se dilate lo suficiente como para permitir el inicio de la penetración. Mi ano ya no sufre al ser penetrado. Ya se devoró en muchas oportunidades las enormes vergas de Raúl, la de Marquinho y hacía menos de una hora la de Beto, vergas de más de 25 cm y de un diámetro impresionante. Dimensiones que al inicio de mis relaciones con los amigos de Mariana me causaban temor pero que ahora eran sinónimos de placer, de gozo supremo, de éxtasis.

Y así fue que otra vez pude gozar del indescriptible placer que se siente al ser doblemente penetrada. Estando así pude ver delante de mí como Úrsula, tan lujuriosa y depravada como yo, pese a su juventud, se ensartaba ella misma en la pija del negro y levantaba sus caderas para ofrecerle el ano al otro tipo que no tardó en enterrársela hasta el fondo. Veía como contoneaban sus caderas, sin casi mover su cuerpo, como buena bailarina que era, contoneos circulares, hacia un lado, hacia otro, hacia arriba, hacia abajo, a efecto que las dos vergas recorrieran y friccionaran hasta el último rincón de sus ardientes entrañas. No hablaba como acostumbro hacer yo, sólo se sentían sus gemidos de placer en cada momento que una embestida de parte de los machos que la estaban disfrutando hacía que su placer llegara al máximo.

La orgía llegó al paroxismo cuando Roberto y Gonzalo se acercaron a nuestra cama y se arrodillaron, Gonzalo detrás de mí y Roberto detrás de Úrsula esperando que los tipos que nos estaban cogiendo nos compartieran con ellos. No demoramos en tener otras vergas diferentes en nuestros anos. Eran vergas como las que ya teníamos antes pero esa promiscuidad, sentirme puta de una manera tal como para que al macho que se le ocurriera cogerme lo pudiera hacer era una sensación alucinante. Y ver a Úrsula haciendo lo mismo ¡más aún!!! Esos momentos hacen que la vida valga la pena ser vivida. No quiere decir de ninguna manera que sólo el sexo seas la única fuente de felicidad. No aguanté más y comencé a decir barbaridades.

-¡Ahhhh! ¡Qué puta que soy!! ¡Cómo me gusta coger! ¡Me gusta la pija!!¡qué me la den por el culo, por la concha!!¡Soy puta!! ¡Quiero pija...! ¡¡¡Que me rompan toda!!!¡Quiero que me acaben en la boca y que me chupen la concha cuando me trague la leche!!!¡Quiero pija!!¡¡así...! ¡así!! ¡Pija...!! ¡Pija!!! ¡Ahhhh!!! ¡Acaaaaabo! ¡Acaaaaabo!!!

Caí boca arriba y abrí la boca para que Gonzalo y el negro me acabaran en la boca. Lo hicieron llenándomela totalmente de semen, lo tragué, la abrí otra vez para recoger otros chorros más y volver a tragar ya que estaba muy rica y calientita. Terminaron de masturbarse y los últimos chorros cayeron en mi rostro. Tomé una pija, la limpié succionándola en toda la extensión e hice lo mismo con la otra. En ese momento el otro negro y Roberto estaban a punto de acabar en la cara de Úrsula. Rápidamente me hice lugar poniendo mi cara junto a la de ella y pude saborear el esperma de Roberto y del otro negro con mi cara pegada a la de Mariana. Ella terminó encima mío, dándonos riquísimos besos de lengua, con sus deliciosos muslos entrelazados con los míos, momento que aproveché también para mamar cariñosamente sus deliciosas tetas.

-Tenemos que pasar una noche entera nosotras dos solitas -me dijo. ¡Era lo que yo más deseaba!!

-Te lo prometo -le respondí sin dejar chuparle sus pechos.

Había cogido con Beto, con los negros y con uno de los blancos que había traído Mariana, si bien creo que les chupe la pija a todos. Durante el resto de la noche volví a encamarme con Iván y con Beto, y con los negros con la diferencia de que el que me comió el culito fue Iván en una hermosa y duradera cogida que me hizo gozar como loca. Llegamos a la casa de Tamara y Gonzalo al amanecer. Dentro de mi mente revivían las imágenes de aquellas horas de sexo junto con el ferviente deseo de volverlas a vivir. El recuerdo de Úrsula y la promesa de volvernos a encontrar antes de regresar a nuestro hogar hacía que mi corazón se regocijara ante la seguridad de tan hermosa perspectiva.

Mi email pretty.gaby@yahoo.com