Orgía en la escuela

Lucía es una chica libidinosa que siente cierta atracción por sus compañeros de escuela, haciendo que le sea infiel a su novio durante el receso.

La suavidad de sus manos bajando por mi cuerpo daban la mejor sensación del mundo, cada centímetro recorrido era como un largo momento en el paraíso. Ver como desabrochaba mis pantalones estando arrodillada, sobre las lozas del suelo frío, era como el paisaje deseado de todo hombre. Al bajar mis pantalones, dejó al descubierto mi bulto, bulto que ella empezó a sobar con delicadeza, asombrándose por lo erecto que estaba.

-Lo tienes tan duro – dijo mi dulce amiga mientras metía una de sus manos por dentro de su falda, para tocarse mientras manoseaba mi enorme pene ya listo para penetrar.

Sin dejar de tocar su húmeda vagina, me bajó el bóxer lentamente con su mano, lento y sin prisas, para poder apreciar como mi pene sale rebotando de mi bóxer.

-Lo tienes enorme – dijo la morena con una sonrisa morbosa en su rosto – ¿te gusta eso amor? – y comienza a masturbarme con lentitud, sintiendo cada sube y baja de su mano, como si estuviera esculpiendo una obra de arte con sus manos. Luego de apreciar mi pene blanco y cabezón, toca mi pene con la punta de su lengua, lubricando primero la cabeza. Después de empaparla con toda con su lengua, se lo mete a la baca sin dejar se tocarse con la otra mano. Con rapidez y ternura empieza a chuparme el pene mientras yo toco sus pezones por encima de su camisa escolar, sintiéndolos ya duros y listos para humedecerse en mi boca.

  • Que rico la chupas Lucia, mis amigos tenían razón, estás buenísima – sacó mi pene de su boca para dar una risa no muy escandalosa, me empezó a masturbar con rapidez a la par que se masturbaba. Mi pene, lleno de semen y baba sobre su mano delgada y morena son una imagen que se quedará grabada en mi cabeza para siempre.

De un momento a otro paró de masturbarse y se paró sin dejar de tocarme. Éramos del mismo tamaño, casi unos 1,60 los dos, era el tamaño normal en la secundaria. Yo era ligeramente más alto que ella, pero eso no fue obstáculo para darme un beso lleno de baba y semen, metiendo su lengua en mi boca. Sabía que haría eso por lo que me contaron mis amigos, pero me calentó aun más de lo que ya estaba.

Después de besarnos, me sentó sobre el excusado, con la tapa abajo. Pasó a bajarse las bragas sin quitarse la falda. Su calzón azul pasando por sus rellenitas piernas me excitaron tanto, al punto de empezar a masturbarme mientras guardaba su calzón en uno de los bolsillos de su falda. Al ver eso, su emoción creció junto son una sonrisa y una risa, mas tierna que morbosa, y pasó a subirse la falda, abrirse de piernas y ponerse encima de mí. Quitó mi mano de mi pene para poder cogerlo ella y mojar la puntita con su fluido pues, ella estaba muy mojadita. Mientras lo hacía, yo desabrochaba su camisa con rapidez para tocar sus morenas tetas con pezones negros y duros por la excitación que llevaba.

Una vez me empapó todo el pene son su fluido femenino, introdujo con lentitud mi pene en su vagina, sin ningún problema porque los dos estábamos bien lubricados. Al estar todo mi pene dentro de ella, dijo – Entonces esos imbéciles te dijeron todo, son unos calientes de mierda, no saben guardar secreto – decía mientras pegaba pequeños y sutiles gemidos. Yo empecé a mover la pelvis de arriba abajo, con un movimiento moderado.

-No me dijeron mucho, pero eso no importa – cojo su trasero con mis dos manos – hace mucho quería hacértelo, no sabes cuanto tiempo eh soñado con este momento. No me importa lo que hayas hecho en la fiesta de Karla – y el mete saca se apresuró, tanto que sus sentones empezaron a sonar y sus pezones a rebotar.

-¿no te importa que tu amigo sea mi novio? – dijo con gemidos entrecortado

-Claro que no, además, si lo quisieras, no hubieras cogido con Luis y Esteban en lo de Karla

Ella rió fuerte, pero no lo suficiente (no quería que nos descubra) y dijo: pero el estaba ahí en el grupo, estábamos jugando a reto o shot, y me tocó reto (da gemidos cortos mientras da sentones) Samuel estaba borracho, por eso me dejó chupársela a Luis y Esteban, de un momento a otro Samuel dejó reaccionar, y ellos aprovecharon para cogerme juntos.

-No me importa, igual Samuel nunca te supo cuidar, no te merece – los sentones se intensificaron, tanto que su cabello también empezó a rebotar.

  • ¿Y tú si me mereces? – dijo Lucia mientras pasaba una de sus manos por detrás de mi cabeza.

  • Si mi amor – dije sin dejar de mover la pelvis, cada vez más rápido.

  • Entonces demuéstralo y chupa mis senos, chúpalos como si fueras mi novio – pasó a jalar mi cabeza contra sus enormes pechos. Empecé a morder y juguetear con sus pezones morenos, a lamerlos y cogerlos con una mano mientras que con la otra sostenía su enorme culo. Ella mordía sus labios bembones mientras alzaba los pechos para facilitar mi trabajo – sigue amor, no pares, a tu chica le gusta – dijo mientras los sentones se escuchaban en todo el baño.

Seguimos cogiendo, cada vez más rápido pues, nuestro tiempo de recreo era tan solo de media hora. Ella saltaba sobre mi enorme verga, dándome morreos agresivos, sin parar de gemir. Todo eso hizo que no nos diéramos cuenta de la gente que estaba entrando al baño, siendo específico, Luis y Esteban.

De un momento a otro ella paró en seco, haciéndome una mueca de “silencio” para que dejara de hablar, ella había escuchado a los muchachos entrar. Se escuchaban susurros como: los vi entrar aquí, deben de estar en alguna parte. Por debajo de las paredes que separan los inodoros, se podían ver los zapatos de los muchachos junto con los susurros. Lucía y yo tratamos de mantenernos en silencio, pero pareciera que ellos ya nos habrían escuchado.

-Sabemos que están aquí – ¡pum pum pum! Suena la puerta – abre la puerta Rubén, te vimos entrar con Lucía – se escuchan risas.

Lucía y yo no sabíamos que hacer, ni tiempo nos dieron para poder vestirnos. Yo estaba con los pantalones abajo y la camisa toda ajada, lo mismo digo de Lucía. Lo más impresionante es que ella no se quitaba de encima, es más, ella no dejaba de moverse. No se movía como antes de que llegaran los muchachos, pero hacía un movimiento sutil. Claramente quería terminar lo que empezó.

-Lárguense, es el baño de mujeres, ¡le diré la miss que entraron aquí para molestar! – gritó Lucía sin dejar de moverse sobre mí.

-Nosotros le diremos que entraste con Rubén – dijeron ellos de manera maliciosa y dominante.

-Yo no estoy con nadie – Dijo Lucía. En ese momento se ve como Esteban asoma la cabeza por debajo de la puerta, y al ver la situación, se impresiona y dice – ¡hijo de putas! ¡como la tienes! No pierdes el tiempo jajaja – ríe Esteban sin dejar de ver como penetro a Lucía.

  • ¡¿Qué está pasando?! – dice Luis mientras también asoma la cabeza por debajo de la puerta junto a Esteban – Mierda Rubén, no pierdes el tiempo jajaj – ríe junto a Esteban.

-Lárguense, lo único que harán es mirar, no los dejaré entrar – les grité.

-No nos importa mirar – dijo Luis – Denle, no paren – dijo Esteben.

-Como quieran – dijo Lucia. En ese momento ella volteo a mirarme y sonreír. Sabía mis intenciones, sabía que quería que ellos vieran como me la cogía. Todo este tiempo estuvieron alardeando de como se la cogieron en la fiesta de Karla, ahora es mi turno de alardearles como me la cogí, pero que mejor prueba que la acción en vivo.

Lucía se inclinó más para mí, casi poniendo todo su peso sobre mi cuerpo, y alzó el culo para que Esteban y Luis vieran mejor como mi pene blanco entraba en su vagina negra y mojadita. Los sentones comenzaron a ser fuertes. Las nalgas de Lucia empezaron a moverse como gelatina cuando los nalgeaba, nalgueos fuertes y bruscos para que los muchachos disfrutaran mejor la experiencia. A la par que la nalgueaba ella gemía, y muy duro, diciendo – si amor, dame más duro, pégale a tu chica – y los muchachos reían y nos alentaba diciendo “denle denle, más duro, que esas nalgas reboten”. Seguimos así por un buen rato, nos gustó tanto que nos olvidamos por un momento que los muchachos nos veían, y ellos aprovecharon para meter la mano, sacando el seguro de la puerta, abriéndola y entrando.

  • ¡pero que les pasa! ¡quedamos en que solo verían! – dice Lucía molesta.

-No te preocupes que solo vamos a ver, ¿si o no Luis? – dice Esteban con sonrisa maliciosa.

  • JAJAJA bueno, si pasa algo que pase nomás – dice Luis tocándose el bulto descaradamente en frente de Lucía.

Ellos conocían a Lucía perfectamente como para saber que ella quería algo más que solo mirar, al igual que ellos. Y sin avisar, los dos empezaron a tocarse el bulto que, ya después de un rato de ver, se les había puesto duro. A Lucía solo le causaba más placer toda la situación, es por eso que no dejaba de darme sentones y dejaba que los muchachos entraran. Yo estaba tan caliente que dejé que los muchachos empezaran a tocar los pechos de Lucia, cada uno cogía una teta, mientras se quitaban los pantalones.

La acariciaban tanto que incluso ella no podía evitar sonreír, ni de dejar de gemir, no solo por mi mete saca, sino por la manoseada que le daban Luis y Esteban. Ellos se quitaron los pantalones y los bóxeres por completo, dejando ver sus penes erectos. Estaban tan excitado que Luis botó una gotita de semen en la punta de su pene, eso calentó a Lucía, haciendo que esta se metiera a la boca el pene de Luis, mientras que a Esteban lo masturbaba.

La ropa empezaba a incomodar, por eso me quité la camisa. Los muchachos siguieron mi ejemplo, quedándose completamente desnudos. Pero no seriamos solo nosotros, también empezaron a quitarle la ropa a Lucía, recuerden que solo se había quitado su calzón celeste y desabrochado la camisa, pero no por mucho. Ahora éramos los cuatro desnudos, cogiendo en el baño de mujeres en pleno recreo. A este baño no entraba casi nada de gente por lo que se encontraba al final del pasillo, dando mucho miedo pues, aparte, era muy oscuro. Por eso lo escogimos cuando Lucía y yo nos calentamos en recreo.

Después de unos minutos, Esteban cambio de lugar conmigo, ahora era a él quien le daban los sentones mientras que a mi me masturbaba y se la chupaba a Luis.

-Dale Esteban, hazla gemir como lo hacía Rubén – dijo Luis mientras tenía la cabeza de Lucía con una mano. Esto alentó a Esteban para que fuera brusco con la cogida, haciéndola gritar y saltar de manera abrupta. Los gritos hicieron que no escucháramos la corrida de dos chicas, amigas de Lucía, entrando al baño apresuradas. Al entrar, fueron directo a los cuartos de inodoros para buscar a Lucia, y la encontraron en plena cogida con los muchachos. Los cuatro éramos del mismo salón, pero las dos chicas eran un año menor que nosotros.

Al ver tal situación, se quedaron impactadas, soltando un “ahhhhhh” de la impresión. Nosotros, al escucharlas, paramos de golpes y regresamos a mirarlas. Estaban ahí parada, pasmadas de lo que estábamos haciendo con Lucía.

Yo, un poco molesto por la interrupción, pero a la vez asustado digo - ¡¿Qué pasa?! – a lo cual una de ellas reacciona y dice: Lucía, Samuel te vio entrar con Rubén acá, ya viene en camino y le está hirviendo la sangre de cólera. Esto hizo que todos, incluso las chicas que llegaron, nos miráramos a los ojos sin saber que hacer, con un silencio intenso en el baño, con la incertidumbre de saber como reaccionará Samuel al ver a su novia, Lucía, en una orgia con sus amigos del salón.

Continuará…