Orgía en la calita (5: preguntas y desnudos)
La ronda de preguntas finaliza de una manera sugerente y Natalia muestra sus cartas a Pepe: Está entregada al sexo en grupo
Después de que Jorge terminara, y mientras parecíamos estar en nuestros pensamientos dándonos un respiro para coger la copa o picotear algo y pensar en la siguiente pregunta, Natalia cogió la cámara de fotos y apuntó hacia Lucia. Irónicamente se negó durante unos segundos pero luego sacó tetas y miró al objetivo sacando la lengua para que mi mujer le hiciese la foto. Acto seguido Natalia le dio la cámara a Lucia y se repitió la foto pero a la inversa, dando pie a que se hicieran algunas fotos más del grupo a esas alturas de la noche.
-¿habías hecho antes cosas como la del ascensor? preguntó Natalia a Nacho.
-Sí empezó a responder él Desde siempre me he considerado una persona muy liberal en cuanto al tema sexual se refiere y me ha gustado explorar. Así que en relaciones anteriores ya había participado en algún que otro trío y alguna que otra orgía. Ahora estoy con Aurora y la cosa ha cambiado un poco pero Sigo siendo yo mismo -.
-¿Eso qué significa? ¿Qué sigues haciéndolos o que ya no? volvió a preguntar Natalia.
-Ya no es mi turno, le toca a Aurora -Nacho contestó sarcásticamente a Natalia -¡Lo mismo que me hiciste antes! Jajaja -.
Natalia giró la cara, miró a Aurora a los ojos y dejó caer la mirada preguntándole a golpe de pestañas si ella y Nacho seguían participando en encuentros de sexo en grupo. Aurora sonrió, tomo aire y respondió en voz alta
No seríamos nosotros mismos si no siguiéramos haciéndolo Nos hemos vuelto un poco más exigentes con el tiempo y le vamos poniendo cada vez más condiciones para que ocurra pero, cuando apetece y se dan todas las circunstancias favorables, siempre es bienvenido-.
No sé que podrían estar pensando las chicas en ese momento, pero estaba claro que nosotros estábamos imaginándonos una escena pornográfica con Aurora como protagonista. Y el caso es que hubo un silencio que a mí me pareció prolongado desde que había terminado de hablar, así que las chicas también debían tener algo interesante en la cabeza. Una cosa estaba clara, aunque cambiasen el número de hombres y mujeres, en la mente de todos había una escena sexo de más de dos personas. Y tal vez alguna se estaba imaginando a sí misma en esa tesitura
-Me muero por saber qué estás pensando ahora mismo -escuché que Natalia decía en voz alta - ¡¡Pepe!! ¡Que es a ti! ¡Es tu pregunta de "verdad"! ¡Mierda!, pensé. Es verdad que yo no había contestado nada todavía. Menuda pregunta
-Pues -dudé un segundo sobre qué empezar a decir de todas las tonterías que me venían a la mente. Pero, con todo lo que habíamos escuchado hasta el momento, opté por lanzar un órdago a ver si alguien lo seguía - Estaba yo pensando que es buen momento para preguntaros si os molesta que me quite la ropa. No soporto estar vestido en un lugar como este Es más, casi que estoy por darme un baño. Así que si alguien se apunta -.
Observé al grupo y comprobé que me miraban con cara de darme permiso para hacer lo que quisiera. Aunque cada uno lo manifestaba con diferentes expresiones faciales. Así que, dejados pasar unos pocos segundos de cortesía, me levanté y me separé un poco de la mesa, me quité la ropa y la eché sobre mi silla y, dándoles la espalda, me alejé y me metí en el agua hasta que me cubrió por la cintura. Me di un chapuzón para mojarme por completo y, agazapado con el agua por los hombros, me quedé contemplando la escena. No hacía más que pensar en que había sexo en el ambiente y que había que sacarlo de alguna manera. Mi mente había comenzado a imaginar escenas de los ocho en la playa y mi temperatura seguía subiendo inevitablemente. A pesar de estar en el agua, estaba relativamente cerca del grupo y les escuchaba perfectamente. De hecho, no me haría falta levantar mucho la voz para que me escucharan.
-¿De verdad no se apunta nadie? Pregunté alzando solo un poco la voz para llamar su atención más que para hacerme oír Está el agua buenísima y no hace nada de frio al mojarse -.
Me quedé esperando ver alguna reacción y, por fin, escuché a Natalia decir que ella también se venía al agua. Se levantó de la silla, se quitó el pareo que llevaba anudado a la cintura y dejó el reloj y los anillos sobre la mesa. Toño la miraba de arriba abajo, con una lascivia bastante evidente y de la que nadie se daba cuenta porque todos estaban pendientes de mi mujer quien, en ese momento, ya se disponía a alejarse de la mesa y venirse al agua.
-Ah! Pero ¿Tú no te desnudas como Pepe? preguntó Toño.
-¡Uy! ¡Sí! ¡Qué tonta estoy! Bromeó Natalia.
A continuación, y para sorpresa de todos incluido yo, de espaldas al grupo se desabrocho la parte de arriba del bikini y se giró hacia su derecha para lanzarla a mi silla terminando de ocultar por completo el pecho con el movimiento.
-¡Ya se me olvidaba! terminó diciendo mientras, empezando a andar hacia el agua, giraba la cabeza para dirigirse de manera sonriente a Toño.
Todo el grupo la siguió con la mirada hasta que se metió en el agua. Nadie esperaba que Natalia se medio desnudara allí mismo y eso era un hecho que despertaba de nuevo el interés de todos. La recibí con un apasionado beso en la boca conforme salió de debajo del agua de darse un chapuzón. Mi mano no tardó en acariciarle la espalda para, a continuación, acercarla a palpar con dulzura uno de sus pechos. Traía los pezones erizados y pensé que le había dado frío al entrar al agua pero, por el contrario, el modo en que su mano comenzó a sobarme la polla debajo del agua me hizo comprender enseguida que era otra cosa lo que la tenía sensible.
Entonces fue mi mano la que se coló bajo el elástico de la braguita y comenzó a acariciarle el clítoris. Estaba empapada, y no por el agua del mar solamente. Seguía de espaldas al grupo y, aunque estábamos algo agachados, el agua solo le cubría media espalda porque estaba sentada sobre mis piernas. Empecé a acariciarle el culo, colando las manos por supuesto por debajo de la braguita hasta que, haciendo pinza con los dedos, hice el ademán de querer quitársela. Me sujetó las manos en la posición que estaban y, echando el culo hacia atrás, consiguió que el elástico pasara de sus caderas. Luego se fue moviendo en el agua para terminar de quitárselas y, finalmente, volvió a sentarse sobre mí pero, esta vez, pegando bien su pelvis contra mi erecto pene.
Totalmente desnuda y frotándose conmigo de espaldas a todos, Natalia utilizó su mejor entonación para excitarme mientras me susurraba al oído:
- No quiero que se me pierda el bikini ¿Qué te parece si le pido a Nacho que se acerque un poco y se lo doy para que lo deje en mi silla?... -.