Orgía en la calita (3: la pregunta de estrella)
Otra confesión que hace subir la temperatura y que, además, hace que Pepe comience a sospechar sobre las intenciones de Natalia
Ahora sí que teníamos interés en que lo contara todo. Esta historia, de la que nadie teníamos conocimiento por lo que veía, era muy interesante. Aurora también estaba en el ajo de alguna manera o, al menos, lo sabía. Pero Toño nunca nos había contado nada de que lo del ascensor hubiera sido un trío o una orgía. Las veces que sacó el tema siempre había hablado solamente de ellos dos, no de que hubiera nadie más. Jorge, Lucía y Natalia estaban igual que yo, flipando. Y, cuando Toño puso cara de "¡Dios! ¡Esto no me lo esperaba!", fue cuando Estrella bajó de la nube y se dio cuenta de que acababa de soltar un bombazo del que no sabíamos nada.
-A ver Si saben lo del ascensor pero no saben que estaba Nacho ¿Cómo se lo has contado? preguntó Estrella a Toño.
- Tía... Siempre les había dicho que estábamos solo tú y yo respondió.
-Jodeeeeeeeeer -comenzaba a lamentarse Estrella hasta que reaccionó mirando a Nacho -¡¿Y tú para que me dices que cuente nada?! Pensaba que todos lo sabíais -.
-Ahora ya sí le dijo Natalia burlándose mientras que se acercaba a ella para darle un cariñoso beso en la mejilla Pero detalles, detalles Dame detalles nena y nos echamos a reír.
Natalia aprovechó que estaba de pie para rellenar las copas que se habían quedado vacías. Mientras lo hacía la mayoría mirábamos a Estrella esperando su respuesta. Y digo la mayoría porque, de nuevo, pillé a Jorge mirando las tetas de Natalia mientras ponía las copas. Estrella esperó a que Natalia se sentara y así pudo ir poniendo en orden las ideas para empezar a contarnos la historia del ascensor.
-Hace dos semanas Toño y yo nos fuimos a cenar a la casa nueva de Aurora y de Nacho. Y, cuando nos íbamos, Nacho bajó con nosotros en el ascensor para abrirnos la puerta del parking. Bueno, pues nos metemos en el ascensor, empieza a bajar y, entre la sexta y la quinta planta, se atranca el cabronazo.
Lo primero que hicimos fue darle al botón de emergencia a ver si nos contestaba alguien pero fue inútil. O no funcionaba o ¡O no funcionaba! Luego empezamos a gritar a ver si algún vecino se asomaba y llamaba al servicio técnico o algo pero no salió nadie. ¡Me cago en las puertas cortafuegos de los edificios modernos! Y por último, y tras comprobar que tampoco teníamos cobertura para llamar a Aurora, nos quedó confiar en que algún vecino saliera o entrara a su casa. Pero tampoco, porque apenas hay gente viviendo todavía en el edificio.
Me entró el nervio, la ansiedad y, para calmarme, sólo fui capaz de engancharme a Toño y empezar a besarle en la boca. No me preguntéis por qué pero aquello fue yendo a más Toño empezó a acariciarme la espalda y el culo mientras nos besábamos y yo comencé a acariciarle el pecho ¡Y a desabrocharle la camisa para colar mi mano por debajo! Y eso que creo que aun no llevábamos ni diez minutos atrancados.
Sin dejar de comernos la boca, Toño me arrinconó en una esquina del ascensor, con mi espalda apoyada contra el espejo y, apretándome el cachete, comenzó a remangarme la falda para palpar piel contra piel; La de su mano en mi culo. Inmediatamente miré a Nacho, quería comprobar si se había dado cuenta de lo de la falda o si seguía tratando de encontrar cobertura en algún rincón del ascensor para avisar a Aurora. Parecía no haberse dado cuenta así que dejé que Toño me siguiera magreando porque, con la ansiedad y las copas que llevaba en lo alto, el pánico inicial se estaba convirtiendo en el calentón más grande que había cogido en toda mi vida.
Con la falda arrollada en la cintura, Toño paseó su mano desde el culo hasta mi entrepierna recorriéndome el muslo. Estaba húmeda y deseosa de sentir sus dedos sobre mi vulva, ya fuera por encima o por debajo del tanga. En el momento en que fui a echarle mano al paquete recordé que no estábamos solos en el ascensor. Nacho miraba al espejo, donde mi culo se debía reflejar por completo, así como el minúsculo tirachinas negro que llevaba por tanga y que se perdía entre mis dos cachetes.
Me quedé mirándole a los ojos mientras seguía comiéndome la boca con Toño y, por fin, le echaba mano al paquete. Toño respondió apretándome la vulva y gemí de excitación. Le desabroché los vaqueros a Toño y colé la mano por debajo de los calzoncillos, estaba totalmente empalmado y, apasionadamente, comencé a frotar la mano sintiendo y disfrutando la envergadura de su aparato en su plenitud.
Toño me dio la vuelta y apoyé mis manos sobre el espejo a la altura de mis hombros. Luego no dudó en tirar del tanga para quitármelo y, después de bajarse la ropa, se acercó para metérmela desde atrás. Gemí mientras me iba penetrando y le miré a través del espejo mordiéndome el labio. También vi a Nacho y como, sin poder evitarlo, se empezaba a sobar el paquete sobre el vaquero porque estaba excitado de vernos.
Mi novio me estaba follando delante de un amigo, atrancados en un ascensor y con la mujer de éste solo unos pisos más arriba. Estaba cachondísima con la situación. Me lleve una mano a la abotonadura de la blusa mientras miraba a Nacho a ver si se animaba a desabrocharse el pantalón también. Desabrochó el cinturón y solté el primer botón, luego sus vaqueros y yo desabroche el segundo y, al bajarse la cremallera, solté el tercero y último. Mi blusa se abrió por el efecto de la gravedad y, por primera vez, el campaneo de mis tetas al compás de los pollazos que Toño me iba dando, se reflejó en el espejo.
Nacho no pudo contenerse y se sacó la polla para empezar a masturbarse mirando. Y yo A mí me entraron ganas de llevarme esa verga a la boca. Así que le hice un gesto a Nacho y lo situé en el rincón del ascensor, entre el espejo y yo. Empezamos a comernos la boca y su mano bajo a mi clítoris para acariciarlo mientras que Toño no dejaba de darme estopa. Bajé la mano y cogí la polla de Nacho para menearla. Luego fui echando el culo hacia atrás para ir agachándome hasta que mi boca se quedó a la altura del sexo de mi amigo y empecé a besarlo.
Toño me apretó de las caderas y comenzó a bombear a un ritmo un poco más frenético lo que desembocó en que, sumida por el deseo, no dudara en abrir la boca para meterme la polla de Nacho todo lo dentro que pude y empezara a chupársela. Con las manos apoyadas contra el cristal, cada vez que Toño empujaba me desplazaba hacia delante metiéndome la polla de Nacho hasta el fondo de la boca. Y, claro, Nacho también se disparó y empezó a follarme la boca a contra tiempo, de manera que cuando yo iba hacia él, él venía hacia mí y, al separarnos, golpeaba con su culo contra el espejo.
Tanto nos movíamos que, de los meneos, escuchamos perfectamente como el ascensor se desbloqueaba de lo que fuera y, en un segundo, el aparato reinició la marcha. Como os podéis imaginar paramos enseguida y, sonriendo al ser conscientes de la locura cometida, comenzamos a recomponernos cuanto antes. No era plan de que el ascensor llegara al sótano y, por las casualidades de la vida, hubiera un vecino esperando y nos pillara de esa guisa -.
-¡Venga ya! exclamó Lucía.
- Sí hija sí respondió Estrella como te lo cuento -.
La cara de Lucía era un poema, no daba crédito a lo que acababa de escuchar. A continuación le preguntó que pasó después y cómo, cuándo y quién se lo había contado a Aurora. Mientras Estrella respondía esa última pregunta me hizo pensar y echar un vistazo a la cara de todos y cada uno de nosotros. Lucía, como ya he dicho, estaba alucinada lo mismo que Jorge prestaba atención atentamente a todo lo que Estrella les seguía contando. Yo la escuchaba a la par que andaba envuelto en mis pensamientos y continuaba observando. Toño y Nacho sonreían porque, al fin y al cabo, eran los protagonistas de la historia y Aurora estaba exactamente igual que ellos, comportándose como la perfecta actriz secundaria. Y, cuando miré a Natalia, su gesto me dio que pensar.
Mi mujer no estaba sorprendida sino atenta. Parecía como si ella ya conociera también la historia. ¿Pero cuándo se había enterado? ¿Y por qué no me había contado nada? De repente todo dio un giro inesperado cuando me acordé de que la idea de venir aquí los ocho había sido suya, que ella fue quien planeó este fin de semana y se encargó de organizarlo todo. Entonces me hice otra pregunta. ¿Qué repentino interés tuvo Natalia en juntarnos precisamente a estas cuatro parejas justo después de enterarse de lo de Estrella? ¿Qué me estaba perdiendo?