Orgía en la calita (2: bikinis y bombazos)
El ambiente se va caldeando de diferentes maneras. Unas veces con lo que se cuenta y otras con lo que se enseña...
Natalia tenía razón y, a pesar de que su historia había planteado muchas preguntas, estábamos jugando y era una pregunta por persona. La noche ya había caído del todo sobre la playa y era el momento de ponerse otra copita y fumarse otro chirifú mientras pensábamos qué preguntarle a Lucía.
-¡Me la pido! ¡Me la pido! ¡Me la pido! Toño rompió el silencio Lucía ¿Qué pasó con vosotros cuando nos fuimos de tu casa? .
-¿Quién te ha dicho que vaya a contestarte ahora si antes no lo he hecho?
-¡No se vale responder con otra pregunta!-.
La respuesta de Toño hizo que todos nos echáramos a reír. Estaba disparado Estaba tan ilusionado con la posibilidad de conocer una historia que parecía jugosa que se comportaba como un niño con zapatos nuevos a pesar de la primera respuesta de Lucía.
-Pues, si no hay respuesta Lucía, -comenzó a decir Natalia toca quitarse prenda -.
-¡Tía! -.
-Ni tía ni gaitas. Son las reglas. O respondes o te quitas prenda. Tú verás -.
-Nati, tía -.
-Natiiii tiiiiaaaaa se burló Natalia -¿dónde está mi compañera de residencia? Si estuviera aquí una de dos, o no tendría reparos en quitarse una prenda, o no los tendría para responder a la pregunta. Lucía Mira Si es que no tienes de qué preocuparte. Puede ser que te quedes en bikini o puede ser que compartas una anécdota con tus amigos ¡Es solo eso! ¡Venga!... ¿Qué me dices? -.
Se miraron a los ojos. Mientras Natalia, solo con la mirada, le decía que se animara y que no fuera una sosa, Lucía reflejaba en la suya un pequeño debate interno. Toño fue a romper aquel silencio pero Jorge, no sé por qué, le hizo un gesto con la mano para que se quedara callado. Y, pasados apenas dos segundos más, Lucía por fin habló
-¡Pues que tienes razón!... Pero me vais a permitir que pague prenda en vez de responder .
-Como quieras -respondió mi mujer Y, es más, para que no te de corte, yo me quito una prenda contigo. ¡Esta noche hay que pasárselo bien! -.
Las dos se llevaron las manos al bajo de las camisetas y se las quitaron. Mi mujer llevaba puesto un bikini blanco de cascos que le recogían el pecho por fuera. Le hacía un busto muy natural, con sus dos buenos pechos sujetos pero sin oprimirse en canalillo. Lucía, por el contrario, nos sorprendió a todos con un bikini de los de "triangulillo" que sujetaba lo justo por debajo de cada pecho, pero que prácticamente sólo servía para cubrirle un poco las tetas. ¡Y tenía muy buenas tetas!
Estoy convencido de que aquel fue el momento en el que nos terminamos de excitar, al menos, todos los tíos. Veníamos de que mi mujer contara lo de casa de Lucía y ahora teníamos la oportunidad de verla así. Bueno ¡De verlas a las dos así! Era para vernos Mientras hacíamos como que pensábamos en la siguiente pregunta, la de Estrella, en realidad pasábamos más tiempo mirándoles las tetas a Lucía y a Natalia. Tratábamos de disimular pero era fácil pillarnos a cualquiera de la cuatro. Más aún cuando sabes que lo mismo que estás haciendo tú, lo hacen los demás. Así que no me resultó difícil ver cómo Nacho miraba a mi mujer lo mismo que Jorge me pilló a mí en más de una ocasión con los ojos clavados en las tetas de la suya. Luego miraba las de Natalia y hacia como que se frotaba el paquete. Pero, ¿Para qué negarlo? A muchos hombres nos excita eso de que nuestros amigos tengan deseos sexuales con nuestras esposas, así que su comportamiento no me importaba. Es más, confiaba en que, en el fondo, él fuera de mi misma manera de pensar. También pillé a Toño mirando tetas un par de veces. Y me resultó gracioso ver como fijaba la vista. Le cambiaba tanto el gesto que parecía estar hechizado, con una media sonrisa boba que le daba ese gesto simpático que a mí me hacía gracia. Estaba embobado mirando a Natalia.
-Estrella -la voz de Jorge me sacó de mis pensamientos y me hizo volver a la mesa - Toño suele vacilarnos mucho de que sois muy ¿Cómo lo diría?...-
-Pues con sus propias palabras exclamó Toño como si fuera evidente lo que había que decir -¡Muy cachondos!-
Nos echamos a reír. Nadie se dio cuenta más que yo pero Toño había empezado a hablar mientras seguía mirando las tetas de Lucía. Luego, con un parpadeo, había llevado la vista a Jorge. Pero venía de donde venía. Cuando calmaron las risas miramos a Estrella a ver qué decía. Su gesto no manifestaba ni vergüenza ni enfado sino que, más bien, parecía asimilar con naturalidad que Toño hablara así de ellos, al menos con nosotros y en ese momento. Incluso tenía dibujada media sonrisa por el inesperado comentario de su novio.
- Bueno pues eso -continuó hablando Jorge mientras se recomponía de las carcajadas - muy ¡cachondos! Y no sabemos qué parte de sus historias son verdad y cuáles no Así que verás Es que no me creo la historia del ascensor ese que dice que desatrancasteis con el meneo del polvo que estabais echando -.
Se puso roja enseguida mientras empezaba a tomar aire desde que la palabra ascensor había salido de la boca de Jorge. Parecía como si, aunque llamarla cachonda delante nuestra fuera algo normal, lo del ascensor fuese algo demasiado íntimo que no debíamos saber.
-¿Y ahora, como estamos jugando al juego de la verdad, os tengo que contar lo que pasó en el ascensor? .
No fue lo que dijo, sino cómo lo dijo. ¡Qué pompa llevaba esta también en lo alto! Preguntó dando a entender que, a continuación, se veía en la obligación de contar con pelos y señales lo que pasó en el ascensor. Como si no se hubiera dado cuenta de que conocemos la historia y de que la pregunta de Jorge sólo buscaba que la confirmara o la desmintiera. Llegué a pensar que nos estaba vacilando pero su cara Su cara era el reflejo de quien va a confesar algo que nunca ha querido decir.
-Pues sí le contestó Nacho mirándola a los ojos - Te toca contarlo todo -.
- Pues a ver cómo lo hago -suspiró Estrella denotando una leve ansiedad.
Sonreímos. Sin embargo me llamó la atención la cara que puso Estrella después de ese "todo" que acababa de decirle Nacho. En el caso de no querer contar algo, ese "todo" te picaría mucho pero, por el contrario, parecía como si a Estrella oírlo la hubiese liberado.
-Lo que pasó fue que ¡Que estos dos son unos salvajes! -.
¿Estos dos? ¡¡ ¿Cómo que estos dos?!! ¡¡ ¿Qué pasó en el ascensor y cuánta gente había?!! Todos reaccionamos de la misma manera y, alucinados, nos miramos unos a otros y luego volvimos a mirar a Estrella para insistirle en que continuara hablando
- ¡Sí! No me miréis así. Ya lo sabíais, ¿No? Estos dos Toño y Nacho, que se les fue la pinza y luego pasó lo que pasó -.
Ahora sí que teníamos interés en que lo contara todo. Esta historia, de la que nadie teníamos conocimiento por lo que veía, era muy interesante. Aurora también estaba en el ajo de alguna manera o, al menos, lo sabía. Pero Toño nunca nos había contado nada de que lo del ascensor hubiera sido un trío o una orgía. Las veces que sacó el tema siempre había hablado solamente de ellos dos, no de que hubiera nadie más. Jorge, Lucía y Natalia estaban igual que yo, flipando. Y, cuando Toño puso cara de "¡Dios! ¡Esto no me lo esperaba!", fue cuando Estrella bajó de la nube y se dio cuenta de que acababa de soltar un bombazo del que no sabíamos nada.