Orgía en el Olimpo

Dioses griegos por doquier, músculos, sudor y leche.

Orgía en el Olimpo

Este relato a todos lo que describen a tal o cual personaje como un dios griego en sus relatos, ojalá lo disfruten. Puede agregarme al MSN con: leopoldo_relatos@hotmail.com . Si quieren una continuación de esta o cualquiera de mis historias, por favor pídanlo y con gusto lo haré.

I. La Misión lejos del Olimpo

Cuenta la leyenda que en el Olimpo llegó un día Apolo y se sorprendió cuando no encontró ninguna mujer. Entró al salón del trono, donde se reunían los dioses a discutir asuntos importantes, y encontró a doce dioses y el asiento de Apolo vació. Todos callaron al ver entrar a Apolo y este preguntó que era lo que pasaba y Zeus respondió con voz de trueno que toas las mujeres habían partido a una misión lejos del Olimpo y no volverían hasta el día siguiente.

Dionisio sugirió que ya que no había mujeres todos los dioses podrían andar desnudos, no habría nada de que preocuparse, todos aceptaron encantados, pero Apolo, que podía ver el futuro, sabía lo que vendría.

II. Malditas Mujeres

Zeus se acostó en su cama, aún no era ni mediodía, y se sintió sólo, su esposa no estaba y la extrañaba terriblemente, sabía que faltaba alguien a su lado, él quería coger, y quería hacerlo ya. "Malditas mujeres, porque se tenían que ir", se dijo Zeus y luego se le ocurrió una idea. Movió su mano y junto a su cama, envuelto en rayos y en misterioso viento, apareció Apolo. Apolo era el dios de la belleza masculina, la caracterización perfecta de lo que se denomina dios griego. Músculos bronceados, la mejor cara del mundo y el pene más grande que cualquier mortal, repito, una perfecta caracterización de lo que se denomina Zeus. Y Zeus dijo: "Soy tu rey, y como tu rey te ordenó que te desnudes y te metas a mi cama", y así lo hizo Apolo sumisamente.

III. Hacemos como que eres Hera

"Voltéate", ordenó el poderoso dios y Apolo volvió a obedecer. Luego Zeus palpó las nalgas de su súbdito y al percatarse de lo duras que estaban le susurró al oído: "¿Por qué no hacemos como que eres Hera (Esposa de Zeus)?". Apolo, que veía el futuro, ya sentía el dolor y el placer en su culo. Mientras tanto, Zeus con sus poderes, cargó sus dedos con rayos y metió uno por uno a Apolo en su culo que al entrar el contacto con la electricidad hizo su hoyo empezará a crecer y una vez que Zeus decidió que era suficientemente grande para que entrara su pene fácilmente lo metió, y con sus poderes divinos hizo que su culo se contrajera apretando fuertemente el pene de Zeus. Apolo, por su parte, gimió lo más fuerte que pudo. Sus gemidos retumbaban en todo el Olimpo. Zeus alargó a sus manos para acariciar los fuertes pectorales de su nuevo amante, que ya empezaba a transpirar. Algunos momentos después Zeus emitió un gemido que se oyó en toda Grecia y se soltó todo su semen el culo de su nuevo amante.

IV. Venganza

Una hora más tarde, y con un ungüento que le ayudo a recuperar la sensibilidad en el culo, Apolo caminó por el pasillo principal del desnudo y envuelto en sudor. Quería cogerse a alguien en venganza por lo que Zeus le acababa de hacer. Él no se iba a convertir en la puta del Olimpo. Y caminando por el pasillo se encontró con Ares, el dios de la guerra. Ares se burló de Apolo por estar desnudo y envuelto en sudor, y Apolo sonrió porque había encontrado su víctima. Apolo lo llevó a su cuarto y le dijo que iban a jugar algo que le iba a encantar a Ares, pero tenía que obedecerlo en todo sin siquiera preguntarse porque lo pedía. Ares aceptó gustoso de aceptar el reto. La primera orden de Apolo fue que Ares se desnudara y por primera vez vio a ese macho. Ares, se podría decir, que era un digno portador de la frase: "como un dios griego". Grandes músculos, gran pene y , a diferencia de Apolo, todo su cuerpo estaba lleno de vello.

Ya desnudo, Apolo le ordenó que se acercara a él y lamiera todo el sudor. Ares, gustoso lamió los pectorales de su nuevo amo, lamió también su torso, sus muslos, besó sus pies, chupó sus axilas y guiado por Apolo, empezó a mamar su pene. Si bien nunca lo había hecho antes, lo disfrutó como nunca. Disfrutó ser poseído como una vil perra. Apolo gimió de placer y ,de nuevo, sus gemidos inundaron todo el Olimpo. Y por si fuera poco, Ares empezó a masajear las nalgas de su nuevo amo. Cuando por fin Apolo se corrió, Ares lo tragó todo y se levantó para besar a Apolo por el placer proveído.

V. En el agua se siente más

Decidido a volverse el amo de alguien, como Apolo había sido suyo, Ares fue directamente al cuarto de Poseidón y le fijo que si quería jugar un juego y Poseidón aceptó, pero sólo si era acuático. La idea pareció excitante para Ares y los dos dioses con divinos penes y músculos fueron a la alberca del Olimpo. Ares le quitó la túnica a Poseidón con los dientes y lo lanzó al agua, luego se aventó él también y palpó las nalgas de Poseidón, mientras este gritaba: "Penétrame de una buena vez, guerrero tigre". Ares no lo pensó dos veces y metió su pene en el culo de Poseidón y empezó con un movimiento metisaca que liberó su leche divina, que se mezclo entre el agua.

VI. Explosión

Cuando Ares y Poseidón salieron del salón donde se encontraba la alberca del Olimpo se sorprendieron al ver como todos los dioses estaban alrededor de Apolo violándolo por todos lados, unos le mamaban la verga, otros lo penetraban, otros hacían que mamaran sus vergas, y hasta algunos sólo se limitaban a acariciar al dios más musculoso del Olimpo. Ares y Poseidón no dudaron en unirse a la violación múltiple de Apolo y se unieron a la orgía divina. Pronto, no hubo más que confusión, y una explosión de sudor y mucha leche sobre Apolo y todos los dioses regresaron cubiertos en sudor a sus cuartos dejando a Apolo tirado en el piso en medio de un charco de leche, sudor y sangre.

VII. Mandato Real

Y esa noche, Zeus convocó a una reunión para proclamar que cada vez que las diosas se ausentaran del Olimpo, Apolo se volvería la puta del Olimpo, para diversión de todos. Apolo no sabía si llorar de gusto o de dolor, pero al final aceptó la proposición y los dioses corrieron con gusto a recibir a las diosas que llegaban en ese momento.