Orgía con la esposa de un amigo (03)
Continuando la orgía con la esposa de nuestro amigo Charli, nos encargamos de estrenar el sofá-cama con el apetecible cuerpo de Kika.
Luego de instalar el nuevo sofá-cama en medio de la sala, George y yo nos dedicamos un rato a recuperar fuerzas para darle su segunda tanda de sexo a Kika, la morenaza esposa de nuestro buen amigo Charli. Mientras George escribía mensajes de textos por su móvil, Kika y yo compartíamos un cigarrete e ingeríamos unas birras. Ella lucía hermosa y provocativa totalmente desnuda y ahora con el cabello suelto resbalando sobre sus hombros.
Diez minutos, otras birras, nuevo cigarro, bla bla bla, basta de charla, de pies uno a cada lado, nuestras pingas erectas apuntaban a la hermosa hembra Kika acostada en el sofá-cama... que comience la acción!!
Cuando George y yo nos disponíamos a abalanzarnos como fieras hambrientas sobre el apetitoso cuerpo de Kika, esta nos detuvo en seco. Con su mano izquierda sujetó la pinga de George, y con la derecha la mía, y comenzó a masturbarnos lento, suave, pero sin dejar de apretar y de subir y bajar.
Mientras lo hacía la muy puta no dejaba de mirarnos, se mordía los labios, se relamía, aercaba las vergas a sus tetas y rozaba las cabezas rojizas con sus duros pezones.
Les gusta papis? - preguntó la zorra.
... - George estaba entregado al placer, sin palabras.
tu que crees amorrrr... - alcancé a decir - chu... chúpamela...
qué dijiste? - preguntó ella.
qu... que me la chupesss - le dije casi sin fuerzas.
no te escucho papi. Habla más fuerte - dijo Kika sabiéndose controladora y Obligándome a suplicar.
QUE ME LA MAMES COÑO!!! - grité - por favorrrr - supliqué finalmente.
Kika sonrío al lograr su objetivo, alcanzó vengarse de mí (leer la primera parte para entender). Y como chica obediente se inclinó un poco e introdujo la cabeza (y Solo la cabeza) de mi pene en su boca. Kika estaba irreconocible de puta. Sonrió y tenía la cabeza atrapada con sus dientes, al tiempo que me daba leves lenguetazos. El cosquilleo era demasiado divino para describirlo aquí.
Coño yo también quiero!! - interrumpió George, envidioso y solicitando su respectiva mamada.
Tranquilo amor, que para todos tengo - dijo Kika girando hacia él.
La calentorra esposa de Charli abrió la boca en una gran "O", y simuló que iba a meterse la verga de George, pero no, se detuvo y se rió.
- Por favor coño - pidió George casi llorando.
kika volvió a reír, sujetó el miembro de mi amigo por la base, y comenzó a lamerle de abajo a arriba el mástil, como si se tratase de una paleta de helado. El George se retorcía de placer y ahora era yo quien sentía cierta envidia. Sin embargo permití que disfrutara sus lamidas un rato, hasta que percibí que la mano derecha dejó de masturbarme... entonces me enojé.
- Creo que ya fui demasiado amable lindura - dije cínicamente utilizando una frase de película.
Con mi mano izquierda tomé a Kika por los cabellos y la jalé con cierta violencia hacia mí. De un sólo golpe le enterré la verga en la boca. Ella ya se había amoldado a nuestras formas rústicas, y sin pestañear comenzó a bombearme el tronco de lindo. Kika chupaba con fuerza al tiempo que yo le movía la cabeza adelante-atrás adelante-atrás.
George también quería lo suyo y se acercó suficiente para que su pinga se estregara en el rostro de la hembra con cada movimiento. Kika se liberó de mi opresión y, tomando el mando nuevamente, atrapó ambas pingas por las bases y bolas, y comenzó a chupar un poco aquí, un poco allá, un mordisco por este lado, cuatro lamidas por aquel guevo, incluso en algún momento intentó meterse las dos vergas al mismo tiempo, pero la homofobia que nos caracterizaba a George y a mí no lo permitió.
Decidimos entonces que ya la chica había liderizado por mucho tiempo la juerga. Mientras nos mamaba, George y yo jugamos brevemente "Piedra, Papel o Tijera". Kika se percató de eso y detuvo la felación.
Qué hacen? - preguntó extrañada.
Sorteábamos tu culo mamita - le dije mientras me colocaba detrás de ella - y parece que gané yo -.
Sin más preámbulos la tomé fuertemente por los brazos y se los coloqué en su espalda. George se acostó boca arriba en el sofá-cama, escupiéndose y masajeándose como era su costumbre el guevo. Yo forcé a Kika a colocarse sobre mi amigo, quedando ella sentada sobre su miembro y con las rodillas a cada lado de sus caderas. George emitió un largo gemido de placer al sentir como el chocho húmedo rodeaba su pene.
Ufffff mamiiii!!! pero que rico está esto - el George gozando una.
Hmmmm... quiero sentirlos a los dos a la vez - dijo Kika mientras se apoyaba en el pecho de George.
Tus deseos son órdenes mamita rica - le dije al momento de colocarme en cuclillas en su espalda.
Con ambas manos le separé bien las nalgas, y con los pulgares ayudé a que el culo se abriera más, suficiente para que la cabeza del miembro iniciara la tan deseada penetración. Con un poco de dificultad entró la primera parte. Kika soltó un gemido ahogado de placer y dolor. Luego respiraba profundo, aguantando, sintiendo como lentamente le iba enterrando mi estaca. Se la fui metiendo despacio, centímetro a centímetro, disfrutando cada segundo.
Coño apúrense!! Me quiero mover!! - como siempre el George con sus apuros cortando la nota.
Ya voy!! Ya voy nojoda!! - contesté un tanto molesto pero divertido a su vez.
Me dejé de rodeos y tomé a Kika por la cintura, me acomodé bien y di un firme empujón para terminar de meterle toda la pinga en el culo.
Coño! me duele un poco - Chilló ella.
Quieres que te la saque mami? - pregunté.
Ni se te ocurra cabrón!! - contestó - rómpeme el culo papi... pero ya!!
Estas pasada de puta mi amor - le dije mientras retrocedía un poco tomando impulso.
Le di un fuerte empujón y estaba toda la verga adentro otra vez. Kika se mordió los labios para no gritar. Retrocedí y le di otro vergazo más fuerte. Esta vez no pudo reprimir el grito. Dos, tres, cuatro empujones más, todas hasta el fondo. Kika comenzó a gemir y gritar.
Me aferré a sus hombros para poder tener mejor control, concentrándome en darle durísimo por el culo. George tampoco permanecía inactivo, la tenía sujeta por las caderas mientras le mordía las tetas que se bamboleaban en su rostro.
Lo que vino a continuación fue un frenesí de sudor, besos, pingas entrando y saliendo, gemidos, gritos de placer, nalgadas, mordiscos, saliva, sexo, mucho sexo caliente y violento.
HAAAAAA papissss!! me voy!!! me voyyyyyy!!!! - La esposa de Charli no aguantó más, se le disparó un orgasmo incontrolable tan húmedo que salpicó el sofá-cama.
Pero que divino se... se sienteeee - El George estaba disfrutando a su vez del orgasmo de la hembra.
Por la forma en que resoplaba mi pana y como aceleraba los movimientos era evidente que ya se venía. Yo le seguí el ritmo y me agarré con ambas manos al cabello de la nuca de Kika, jalándola con fuerza hacia mí y ametrallando durísimo su culo con mí pinga.
- Mierrrrdaaaaa!!! - El gritó de George cuando eyaculó dentro del chocho de Kika debió escucharse sin duda en los pasillos del edificio.
Los cuerpos de mis compañeros de orgía permanecían quietos y sudorosos uno sobre el otro, acompañados de breves espasmos, secuelas de los eléctricos orgasmos. Sin embargo, yo aún no había acabado, y no estaba dispuesto a quedarme así.
Sin preguntar nada hinqué a fondo la pinga y abracé totalmente el cuerpo de Kika con mis brazos, obligándola a girar conmigo a un lado, quedando yo acostado boca arriba y ella encima de mi, aún con la verga clavada entre las nalgas. George quedó desenchufado, tirado a mi lado.
Uy papi... vas a continuar taladrándome? - preguntó ella girando un poco su rostro y buscando mis labios con su lengua.
Así es mamita rica, voy hacer que te arda el culito - le respondí mientras le agarraba los muslos con mis manos, separándolos un poco y alzándolos, y comenzando nuevamente el tan divino mete y saca.
Kika no dejaba de ensalivarme el rostro. Con una mano ella misma se manoseaba los senos, con la otra se daba placer en el chocho, excitándose nuevamente. Yo me concentraba en empalarla con fuerza cada vez más profundo, sintiendo rico como esas nalgotas morenas subían y bajaban por mi verga tiesa.
Nos estábamos dando un tremendo latazo con nuestras lenguas y gozando la penetración de lo lindo cuando escuchamos el ruido de la puerta de entrada. Del susto Kika y yo quedamos paralizados y volteamos a ver a George, quien del tiro se incorporó rápidamente.
- Mierda!! Pensé que habías cerrado bien la puerta - le reclamé.
No había tiempo ni siquiera para sacar la pinga del culo. Alguien había entrado al apartamento...