Orgía bisexual
La propuesta era interesante, una orgía completamente a oscuras. Nadie sabría a quién estaba tocando o quien le acariciaba. Para algo así hay que ser bisexual convencido. Naturalmente me apunto a ese bombardeo
Se preparaba un evento para gente seleccionada, bisexuales convencidos sin complejos y dispuestos a gozar follando. Así se anunciaba para gente de una escogida lista de correo. Para el evento a celebrar se había elegido un selecto pub liberal de otra provincia.
Cuando entraron en detalles me di cuenta que podía pasármelo muy bien. Ya conocía a la organizadora, una transexual muy activa en el movimiento swinger y que follaba de maravilla. Todo se montó por Internet y wassup.
Lo que se proponía era un cuarto oscuro pero con ciertas condiciones. Entrar de uno en uno para no encontrarse con los demás participantes. Lo que ocurriría dentro quedaría registrado por cámaras de visión nocturna. Seguiríamos sin poder reconocer a los participantes. Era una precaución por si alguien fuera de ese círculo se hacia con las grabaciones. Pero se podría distinguir lo que se estaba haciendo.
Perfectamente depilados y cubiertos de lubricante comestible y con un montón de condones. Ni siquiera sabrías si conoces a alguien allí dentro. Incluso si estas follando con un familiar o amigo, ni su edad, ni siquiera su sexo o nada de su físico hasta que lo tocas, hasta que no sientes su polla o coño o tetas en tu piel.No sabes ni cuanta gente habría allí dentro.
Me decidí a acudir de todas formas y probablemente ya habría follado con algunos de los participantes en anteriores fiestas. Pensaba que no podía llevarme muchas sorpresas.
Así que acudí a la hora que me habían dicho. Me hicieron esperar en una habitación diferente. Luego un chico y una chica únicamente vestidos con unos pequeños tangas me desnudaron con ternura y mimo sin que yo tuviera que hacer nada. Esos dos eran desconocidos y parecían hasta de fuera de la comunidad. Ya había repasado mi depilado antes de acudir, pero ellos volvieron a hacerlo en alguna parte de mi cuerpo con una maquinilla nueva.
Sobre todo mi culo y perineo, con la pierna apoyada en el bonito pecho de la joven el chico guapo con mis nalgas abiertas repasaba mi piel primero con la cuchilla y luego con crema hidratante, para terminar con su lengua. Mi excitación iba subiendo. Ellos mismos me pusieron el primer preservativo de la tarde. Ya me la habían puesto bien dura y tenía que entrar preparado.
Luego me condujeron a la antesala de la oscura habitación donde embadurnaron todo mi cuerpo con lubricante comestible sin dejar ni un centímetro de mi cuerpo, de la planta de los pies al cabello. Mi melena quedó pegada a la nuca cuello, y espalda. Una forma para que nadie pueda reconocer a otra persona por su peinado.
Apagaron la luz de la antesala y me permitieron el acceso al otro cuarto.Casi tropiezo con una gran cama redonda preparada allí. Tanteando con las manos encontré un pie. Solo buscaba hacer gozar ahí que en vez de seguir hacia arriba me agaché y comencé a lamer ese pie desconocido. Pasando la lengua entre los dedos, la planta, el talón, besando y chupando los dedos, subiendo despacio por la pantorrilla, sin prisa, lamiendo la piel recién depilada suave por detrás de la rodilla.
La persona estaba boca abajo, y parecía que ocupada en dar placer a alguien más situado un poco mas lejos con su boca. Así que subí lamiendo la parte trasera del muslo hasta llegar a unas nalgas duras.
Sabía que le estaba gustando pues colaboraba en mis caricias doblando las rodillas y ofreciéndome la mayor cantidad de piel y de culo posible.
Adrede no había tocado entre sus piernas por delante para seguir ignorando si era un hombre o una mujer. Me limité a abrir ese culo y lamerlo con todas las ganas de dar placer que tenía encima.
Clavé la lengua en el ano después de recorrer toda la raja y darle de mordisquitos en los duros mofletes. Después de un buen rato chupando el limpio culo y notando como se abría y relajaba ante mis caricias. Sujeté la cadera levantándola para que se apoyara mas en sus rodillas. Sin mas preámbulo acerqué la polla al apretado culo donde gracias a la abundancia de lubricante se fue abriendo paso con suavidad.
Desde luego no era su primer rodeo pues empujaba despacio hacia atrás para empalarse aún más. Sujetando la cadera follé un rato aquel apretado ano. Notaba como su culo apretaba mi polla como queriendo exprimirla. No quería correrme tan pronto, claro y sintiéndolo la saqué de aquel caliente agujero para limpiarla con toallitas que nos habían dejado en los lugares apropiados.
Aunque apenas hacia falta pues el interior de su ano estaba tan limpio como el mío gracias a las lavativas. A pesar de esas medidas las toallitas no sobraban la higiene era primordial. Puse más lubricante tanto en mi polla como en el agujero que acababa de penetrar.
Volví en busca de la acción y esta vez me encontró a mi, en forma de una mano que acertó con mi antebrazo. Me agarró tirando de mí hasta unos labios que esperaban mi lengua y dientes. La persona estaba tumbada boca arriba en la cama y sujetándome del pecho y del cuello me atrajo a él o ella.
Consiguió guiarme a un lascivo beso con un buen intercambio de salivas y juego de lenguas. Ahora si que busqué saber algo más de quien recorría mi cuerpo con sus manos mientras me besaba con lascivia.
Era un hombre, encontré un pecho plano. Mientras pellizcaba sus pezones con delicadeza bajando por su vientre y acariciando su ombligo llegué a una cabeza. Tenía el cabello tan largo como el mío y estaba comiendo la polla del tío que me besaba, pero de esa tercera persona no sabía nada. .
Este por su parte había encontrado mi polla y huevos que acariciaba fin la mano arrancándome suspiros de placer. Hasta ahora era un festival de nabos y a ninguno de los dos parecía importarnos lo mas mínimo dedicados a darnos placer en uno al otro. Había deslizado la otra mano entre mis muslos hacia la raja del culo y un dedo en el ano.
Parece ser que la persona que le estaba comiendo la polla a mi besucón buscaba más acción. Le dio una lamida rápida a la mía y creo que le gustó. Por que lo siguiente que hizo fue buscar una mejor postura para que lo follara. Su espalda era fina y su cadera poderosa pero seguí sin querer saber el género.
Nadie soltaba una palabra, era una de las condiciones. Lo único que se oía en toda la sala eran gemidos, suspiros y gritos de placer. Y yo colaboraba a ese coro cuando alguien me hacía algo que me gustaba y no tenía la boca muy ocupada en ese momento.
Una mano sujetó mi nabo, no sabía si del chico con quien me besaba o de la persona a la que iba a follar. Así me guiaron la polla al segundo ano de esa tarde. Entró suave y me moví despacio pero hasta el fondo. Deduje que me estaba follando a una chica que seguía mamando de la polla del chico que me besaba.
Entonces noté un par de manos en mi espalda. Alguien nuevo había entrado y buscaba a tientas a los que estábamos dentro. Dos brazos rodearon mi torso y un buen par de pechos se pegaron a mi espalda, esponjosos y firmes. Su cadera se frotaba con mi culo apresando la mano que ya estaba allí.
Una lengua recorría mi cuello y nuca, provocándome escalofríos. Eché una mano atrás agarrando una nalga dura y firme y apretando a su dueña mas a mí. En ese momento noté algo más rozando mis nalgas, fuera quien fuera esa mujer tenía una buena polla entre las piernas.
Rodeó con una pierna una de las mías frotando mi piel con todo su cuerpo. Ella siguió lamiendo mi espalda bajando por ella deslizándose por mis riñones hasta darle un muerdo a una de mis nalgas. Sentí sus manos apoderándose de ellas y abriéndolas despacio mientras su lengua recorría la sensible piel de todo mi culo.
Fue bajando por mi raja hasta clavarse en mi ano, rodeándolo, jugando clavándose lo mas que podía en mi interior. Fui inclinándome sobre el otro hombre recostándolo de espaldas en la cama. Yo iba quedando a cuatro patas sobre él ofreciendo mi culo a la desconocida que empezó a follarme el culo con dos dedos. Lo estaba preparando para clavarme su rabo.
Menos mal que el lubricante seguía trabajando. Tenía que comprar un envase de cinco kilos para mí. Me abrió las nalgas y su glande se fue abriendo paso por mi ano. A la vez yo estaba lamiendo otro glande y toda la polla y huevos. Él fue sujetando sus rodillas para arquear la espalda y dejarme lamer aún más de su cuerpo. Bajar de la huevos al perineo y el ano.
Alguien más, buscando esa polla que yo estaba lamiendo lo apartó de mí y lo sustituyó una chica. Esta vez estaba claro, tenía delante un coño. Yo no podía moverme por que me seguían follando. Así pude cambiarme el condón, mientras ellos se decidian por ver queen de iba a poner ante mí cabeza, en ese momento de confusión.
Pero ella se puso en la misma posición que el chico al que había sustituido. Me puso su xoxito delante de la cara. Así que aproveché y clavé la legua entre los labios, pasándola de abajo arriba en busca del clítoris.
Me dejó comerle un rato y creo que se corrió en mi boca. Pero debía tener dotes de contorsionista. Se deslizó bajo mi cuerpo ayudada por el lubricante del que ambos estábamos bien cubiertos para tener dentro mi polla que no había bajado de dureza ni un segundo.
Cada vez que la transexual empujaba dentro de mi culo yo me clavaba profundo en el coño de la chica. Podía además besarla, lamer su cara, cuello y orejas y recibir idénticas atenciones por su parte.
La oscuridad y el placer hacían que se perdiera el sentido del tiempo. Parecía que llevaba horas con la polla dura. Pero no podía ser, aunque había intentado reservarme y cuando estaba muy cachondo había sacado el nabo de donde lo tuviera y lo había dejado enfriar. Puede que el lubricante llevara alguna sustancia retardante.
El cuerpo que tenía debajo se notaba delgado, fibrado. Como si la chica hiciera mucho ejercicio. Las tetas pequeñas y duras como piedras, los pezones como guijarros de río. El vientre plano como mármol pulido. Los brazos que me rodeaban hasta alcanzar las tetas de la transexual que me follaba a mí como cables de acero. Los músculos de la vulva exprimiendo mi polla. Sus piernas nos rodeaban a la chica con polla y a mí haciendo que esta se pegara aún más a mí cuerpo.
No puedo decir que la chica y yo nos corrieramos a la vez. Pero pareció transcurrir muy poco tiempo entre que noté como su cuerpo vibraba y sus gemidos subían de volumen y mi propio orgasmo. Ya no pude retenerlo más.
Mi polla empezaba a aflojar pero aún me quedaban las manos y la boca con la que dar placer. Esperaba estar a la altura y seguir acariciando, masturbando, besando y lamiendo. Nadie parecía tener queja si buscando encontraba mi rabo en posición de descanso. Esa persona buscaba mis dedos y los conducía a su sexo o culo, o me dejaba recorrer su piel con ellos o mi lengua.
En segundos una polla se interpuso entre nuestros labios que no habían dejado de besarse. Así que la chica y yo estuvimos lamiendo un pene a dúo mientras yo seguía con otro clavado en el ano. Yo me dedicaba a los huevos mientras ella subía por el tronco hasta el glande o viceversa.
Le deje ese rabo a ella cuando la transexual se retiró de mí. Quería probar ese coñito que me había estado follando. Así que fui bajando por ese cuerpo fibrado. Lamiendo sus pechos, las axilas, el vientre hasta colocar la cabeza entre sus esculpidos muslos. Como esperaba hallé una muy húmeda vulva sin un pelo a la que dediqué todas mis atenciones hasta conseguirle un par de nuevos orgasmos.
Otras manos desconocidas y muy amables habiendo palpado mi pubis y conociendo mi estado me habían librado del condón y limpiado mi polla.
La acción se desplazaba de un lado a otro del enorme colchón redondo. Los participantes que agotados por sus corridas abandonaban la sala parecían ser sustituidos por activos nuevos que entraban por la misma puerta que había usado yo. Pero luego todos nos dimos cuenta que solo salian a darse una ducha y refrescarse y volver con energías renovadas a por más sexo.
Nunca había tocado, besado y lamido tanta piel, tetas, culos, pollas y coños en mi vida. Pero en ningún momento supe si eran personas nuevas o repetía con las mismas. Exceptuando a la atleta con la que me volví a cruzar un rato más tarde. Ese culo forjado en acero al que le estuve haciendo un beso negro era inconfundible.
Me pareció reconocer una polla por la forma del glande a la que estuve masturbando un rato más tarde. Pero solo fue una sensación. Mi rabo volvió a endurecerse al cabo de un rato y los demás participantes la buscaron con las mismas ganas que en la anterior erección.
Alguien terminó de ponerla en condiciones con su boca mientras clavaba dos dedos en mi ano y chupaba mis huevos como si nadie le hubiera dejado hacerlo antes. Como solo alcanzaba a acariciar su cabeza tampoco supe su género. Pero de ahí alguien se me sentó encima dándome la espalda y clavándose mi miembro en su culo. Como otro chico se estaba sentando sobre mi cara para que le comiera el culo, huevos y polla tampoco pude identificarlo.
Sabíamos qué en algún momento se encenderían las luces y todos podíamos identificarnos. Si nos había gustado la experiencia repetiríamos pero esta vez con más iluminación.
Viendo me acostumbré a la repentina falta de oscuridad y pude mirar alrededor efectivamente reconocí algunos de los participantes. Amigos y amigas con derecho a roce.
Mi mayor sorpresa fue la chica delgada que reconocía como una atleta famosilla de mi ciudad y de la que nunca hubiera sospechado esas tendencias bisexuales en ella al verla en la cadena local de televisión. Cuando se encendieron las luces estaba haciendo un sesenta y nueve con una follamiga mía.
Todos nos cambiamos los wassup y hemos seguido en contacto. Incluso he estado en algún trio y a solas con la nadadora.