Orgasmos en nuestro automovil

La fantasía de mi esposo de verme follar con otro en nuestro automovil se hace realidad, haciendo que esa noche se vuelva una de nuestras experiencias más importantes.

FEBRERO 2 DE 2005

Desde hace tiempo mi esposo quería verme con otro hombre follar en un lugar público, a pesar de lo muy liberada que soy, puesto que he hecho tríos, gang bangs, y hacer el amor frente a otros hombres o mujeres, no me he atrevido a tener una relación sexual en un sitio en el cual posiblemente personas que no piensen igual me puedan descubrir.

Ahora permítanme presentarme, soy una mujer casada de 46 años, rubia, ojos verdes, trigueña, muy caliente que a pesar de mi edad y un hijo, mi cuerpo aun llama la atención; con experiencia en intercambios y tríos HMH, vivo en Bogotá

Con el fin de lograr cumplir la fantasía de mi esposo, optamos por planear el hacer yo el amor en nuestro carro con alguno de mis muchos amigos mientras el mi cónyuge conduce por una carretera con algo de tráfico. Durante varias semanas estuvimos seleccionando los candidatos y el posible sitio, la persona que nos acompañaría debía ser alguien desinhibido, buen amante, con un pene grueso que me hiciera sentir cosas muy agradables, bien plantado y con una buena charla.

La reunión al fin fue planeada para hacerla con nuestro amigo G… y el sitio sería la carretera que va de Bogotá al aeropuerto de Guyamaral; ahora les contaré algo de G…, el es un hombre de 37 años bastante trigueño (casi moreno), administrador de un negocio, con un pene de maravillosos 19 cms y unos 5 de diámetro, con quien me he acostado unas diez veces en los últimos seis meses (tiempo desde que nos conocemos), que se mueve como los dioses y me hace tener en cada ocasión no menos de una docena de fantásticos orgasmos.

Como les comenté, mi amigo G… fue el seleccionado y una vez que le contamos la idea, aceptó de inmediato ayudarnos a cumplir la fantasía, para ello me puse únicamente un abrigo de lana, es decir que debajo de el estaba como Dios me trajo al mundo, lo recogimos en un puente peatonal sobre la autopista norte y tomamos camino por lados de Guaimarál ya que esta era una carretera es poco transitada tanto por los carros como por las personas, aun cuando si pasan algunos vehículos, serían cerca de la siete de la noche cuando iniciamos nuestro apasionado viaje, yo me senté con G… en el asiento de trasero y mientras salíamos de la ciudad estuvimos charlando de cosas sin importancia, pero tocándonos mutuamente de vez en cuando para ir creando un clima de sexo y libertinaje adecuado, en el momento en el cual cruzamos hacia Guaymaral, G… comenzó a avanzar con sus manos por entre mis piernas, para apoderarse de mi clítoris y llevarme en oleadas de placer a correrme unas tres veces, luego abrí mi abrigo para mostrarle mi cuerpo desnudo, mi depilada concha y mi piel sedienta de sexo; él sin tardar mucho me empezó a acariciar con sus labios mi cuello y pezones, lamiendo cada centímetro de piel mientras me introducía su dedo en la vagina como preámbulo de lo que me daría después; el momento era candente, yo veía a mi marido como nos observaba por el espejo retrovisor, mientras a nuestro lado pasaban algunos automóviles cuyos conductores no sospechaban lo rico que yo estaba sintiendo.

Me recosté de medio lado en el asiento y levantando mi pierna derecha le di espacio para que G… pudiera subirme con su boca, metiéndome la lengua en mi gruta de placer o lamiendo mi resbaladizo clítoris, en esta faena se tomo su tiempo haciéndome venir en 4 fortísimos orgasmos, mientras tanto su verga crecía a proporciones inusitadas dentro de su pantalón buscando un escape para deleitarse con mi vulva y mis labios, no resistiendo más, se bajo los pantalones y sin cambiar de posición me penetro de una sola envestida, iniciando de inmediato un frenético mete y saca en su totalidad, haciendo que me corriera en dos ocasiones más, luego cambiamos de posición sentándome senté sobre el con su verga metida en mi vagina y moviéndome rápidamente de arriba abajo, y en esta ocasión me vine por otras dos veces, volvimos a cambiar de posición y en esta ocasión puse en 4, lo cual él aprovechó para untarse la cabeza de su verga con saliva y colocando la punta en la entrada de mi culo me penetró durante un agradable rato por detrás y aunque lo hizo despacio y sin usar movimientos bruscos, me dolió bastante porque su miembro debido a lo especial del ambiente se puso muy grueso y largo, talvez de unos 21 cms por 6 o 7 de diámetro, pero a pesar del dolor disfruté al mismo tiempo de un placer desconocido (debo aclarar que no era la primera vez que me meten un pene por detrás), sin cambiar de sitio, se salió de mi trasero y pasó a penetrarme por la vagina desde atrás, iniciando otra vez un mete y saca pero aun más rápido y fuerte que antes, en cada penetración a fondo sentía como sus testículos rebotaban contra mis muslos, y de esta manera me hizo tener un orgasmo primero corto muy fuerte y caliente seguido de otro largo y extremadamente caliente.

Mientras tanto, yo veía como mi esposo mientras conducía, a veces por la excitación de lo que pasaba atrás y por observarnos por el espejo, perdía la concentración hasta el punto de no esquivar las irregularidades del camino, lo cual me gustaba que sucediera, porque con cada hueco o bache, esa polla que tenía dentro de mi, se movía en forma brusca haciendo la penetración más profunda y placentera.

Recuerdan que había quedado en la descripción de cuando yo estaba terminando de venirme en el orgasmo largo y caliente?, en ese momento G… se retiró de mi vagina y pasó nuevamente a penetrarme de un golpe por detrás, lo que hizo que se reactivara el orgasmo que ya estaba por terminar, volviéndolo nuevamente fuerte y caliente, mi amante se movió dos veces mas y empezó a correrse dentro de mi muy fuerte, volviéndose su verga muy dura y soltando su semen en chorros duros por bastante tiempo, cuando ya estaba por terminar, y debido a nuestros gritos (no gemidos) de placer, mi marido se descuidó cogiendo un hueco bastante grande que produjo un movimiento fuerte del carro que hizo que la verga de V se saliera de mi trasero y permitiendo que parte de la leche caliente de G… cayera sobre mis nalgas.

Mientras todo esto pasaba, ya habíamos retornado a la autopista norte y estábamos de regreso a casa, mientras llegábamos, y G… se vestía, le lamí el pene para que la esposa de mi amante no llegara a sospechar lo que había pasado. Esta fue una experiencia muy agradable y excitante que a los tres nos gustó mucho y que deseamos se repita muy pronto.

Dejamos en un paradero a G… y luego nos dirigimos con mi esposo rápidamente a nuestra casa, con el fin de hacernos mutuamente el amor mientras recordábamos la fantástica noche que tuvimos.