Orgasmos: batiendo mi propio record (4/4)

Tras una dura entrega, la chica consigue superar el record con un feliz final.

Orgasmos: batiendo mi propio record (4/4)

Capitulo 4.- Segura de batir mi propio record de orgasmos

Hacia el orgasmo número: Diecisiete

Estaba, francamente exhausta después de haber tenido dieciséis orgasmos en tan pocas horas... Mi coño se sentía como si hubiera permitido que un centenar de hombres me follaran uno detrás de otro… Necesitaba un descanso y July lo entendió.

Es por eso que tras el merecido descanso terminé en la cama con  Ama Anna y mientras le estaba dando placer con la lengua para hacer que se corriera, pensaba:

He hecho el amor con Anna varias veces antes… Me gusta… Es guapa, talentosa, cariñosa y tiene algunas técnicas bastante diferentes en comparación con July… Anna nunca me ha castigado… Ella utiliza una mezcla de dureza y suavidad... Me da golpes suaves por mi cuerpo alternados con golpes duros contra mi clítoris.

Tardó deliberadamente unos treinta minutos en correrse.

Justo cuando los dedos de Anna se enroscaban alrededor de mi pelo, empujándome con fuerza contra su clítoris mientras jadeaba, entraron July y Darren… Fueron testigos de su orgasmo.

Me apartaron de Anna y Darren se puso arrodillado entre mis piernas, con su polla apuntando mi coño... July se sentó a horcajadas sobre mi cara, poniendo su sexo en mi boca y probé los jugos dulces y almizclados de una segunda mujer… Anna se colocó cabalgándome, entre Darren y July, mirándola a ella... Darren me penetró mientras sus manos acariciaban los pezones de Anna y ella presionaba su coño contra mi estómago.

No podía ver lo que estaba pasando, ya que mi lengua estaba en el coño de July... Alguna de ellas agarró mis pezones y comenzó a estirármelos al tiempo que Darren me follaba con poderosos golpes.

Pronto me di cuenta que no podría soportar este ritmo por mucho tiempo y sentí llegar mi próximo orgasmo, el decimoséptimo desde que le entregué mi coño a July… Ya contabilizada diecisiete corridas.

Cuando July se dio cuenta de que me había corrido, se bajó de mí… Anna hizo lo mismo y Darren sacó la polla de mi coño.

Vi entonces como July ocupó mi posición… Anna se sentó a horcajadas en la cara de July y Darren se la metió en su coño… A mí me dijeron que montara sobre el vientre de July, mirando a Anna.

Pronto sentí las manos de Darren estirando mis pechos y yo hice lo mismo con los de July… La lengua de Anna estaba en mi boca… Nos movimos todos y pronto sentí como July se puso rígida debajo de nosotros y escuchamos un grito apagado entre las piernas de Anna... July se había corrido.

Fue ahora Anna la que ocupó el lugar de July… Yo me puse a horcajadas sobre la cara de Anna… Darren metió su polla en el coño de Anna y July ocupo mi anterior posición, mirándome… Pronto todas nos movimos al ritmo de los golpes de polla de Darren… Anna nunca me había comido el coño y, francamente, era bastante buena en eso y me excite de lo bien que lo hacía.

Anna se estremeció debajo de mí y gritó bajo mi coño… Y volvimos a rodar, pero en lugar de acostarme yo, como me tocaba, una mano me detuvo y Darren ocupo ese lugar… July montó a Darren… Anna se puso a horcajadas sobre su cara y yo, cachonda me quedé fuera mirando como July cerraba los ojos y tenía otro orgasmo.

Hacia el orgasmo número: Dieciocho

Cuando July se apartó de Darren vi cómo su polla se balanceaba… Ella me cogió bruscamente por el pelo y me acercó a la polla.

  • “Chupa y limpia su polla”, me ordenó.

Pronto tuve en mi boca la polla de Darren con sabor a coño de July, mientras Anna continuaba montada sobre la cara de Darren.

July me aparto de lo que estaba haciendo y me entregó un rollo de cinta adhesiva ancha, de paquetes, diciéndome:

  • “Envuélvesela en cinta adhesiva, Abby, y no te dejes nada, incluida la punta… Hazlo bien.”

Nunca antes había envuelto una polla con cinta adhesiva... Así que, ignorando los maullidos de Anna mientras Darren continuaba explorando sus profundidades con su lengua, me puse a ello... No fue un trabajo sencillo, pero al final logré cubrirla toda... Para ser sincera, parecía una especie de polla alienígena.

Justo cuando terminaba, Anna soltó otro grito y se sacudió mientras presionaba con fuerza la cara de Darren… July abrió mucho los ojos y sonrió… Anna la miró y le sonrió también... Luego Anna se levantó de la cara de Darren, dejándolo quizás descansar.

Pero sentí un pequeño escalofrío cuando July vio que había terminado lo que me ordenó y escuché que le dijo a Darren:

  • “Ahora, fóllala.”

Mis ojos se abrieron cuando Darren se colocó en posición… Su polla cubierta con cinta adhesiva se balanceaba entre sus piernas... Cómo es natural, la cinta adhesiva la había agrandado y yo me encogí  involuntariamente y comencé a cerrar mis piernas… Una parte de mí no estaba dispuesta a soportar este nuevo tormento, pero Anna agarró una pierna, tirando de ella hacia fuera, y July hizo lo mismo.

Menos mal que estaba mojada, muy mojada, porque la polla de Darren cubierta de cinta adhesiva estaba tan seca como un hueso… La frotó de arriba abajo por mi raja, provocándome una mueca de dolor y gemidos mientras los ásperos surcos y pliegues de la cinta adhesiva, raspaban mi coño ya magullado y maltratado.

Sentí que la punta entraba aproximadamente unos 5 cm y grité… Era bastante duro, un poco grande y claramente incómodo… Pero eso no lo detuvo… July le dio una fuerte palmada en el culo, ordenándole seguir adelante… Lo hizo y metió otros 10 cm en mi coño… Jadeé de nuevo y luego él terminó de empalarme metiéndola toda dentro... Mi coño se apretó alrededor de su tronco y comenzó a bombearme.

Mi cuerpo reaccionó con una intensidad bastante inusual… Fue increíble… Las extrañas crestas y pliegues me hacían sentir salvajes sensaciones y yo no paraba de gemir hasta que me corrí… Era la corrida numero dieciocho, ofrecida para el placer de July y de Anna.

Esta explosión bastante vociferante de placer, despertó el interés de Anna y le preguntó a July si podía intentarlo… Sin ceremonias, me ordenaron apartarme y Anna ocupó mi lugar, separando sus piernas voluntariamente para la monstruosa polla que, momentos después, se puso a follarla.

Hacia el orgasmo número: Diecinueve

Me acosté en la cama mirando la follada a Anna... Estaba totalmente agotada con los dolores y molestias normales de mi esfuerzo.

Miré el reloj… Se acercaban las siete de la tarde... Eso significaba que solo teníamos tres horas más antes de que July me dejara ir a casa… Pero también era consciente del hecho de que había soportado dieciocho orgasmos completos desde que llegue a las nueve… Eso es mucho.

También sabía que mi récord anterior era de dieciocho orgasmos, lo que significaba que técnicamente sólo tenía que tener uno más para superar mi récord, que era el objetivo de hoy.

Allí acostada ví como Anna explotaba, con al cara ligeramente roja y dando gritos de placer… Cuando Darren se retiró y sacó su polla, la cinta no vino con él por lo que Anna se agachó y sacó la cinta de su coño con bastante facilidad y July no pudo evitar reírse.

Anna se unió a la risa de July y yo no pude evitar reír, también.

Cuando nos calmamos, Anna y July decidieron que cenaríamos pizza y Darren se encargaría de hacerlas… July se fue al baño… Cuando regresó, contuve el aliento... Iba totalmente desnuda… Cogió la mano de Anna y luego la mía, y nos sacó a ambas de la cama y nos llevó a la ducha.

Nos metimos en la ducha las tres, muy apretadas porque no había espacio… A mí me pusieron en medio de las dos… July me lavó los pechos, Anna la espalda y mis dedos enjabonaron el coño de July y el de Anna… Nos frotamos con nuestros cuerpos y así comencé a excitarme de nuevo.

Cuando July cerró el grifo y salimos de la ducha, procedimos a peinarnos y arreglar nuestros cuerpos… A mí me pusieron las muñequeras y las tobilleras y el collar… Luego Anna me ordenó que me acostara en la cama, boca arriba, mientras que July fue a ver como iba la pizza.

Cuando Anna terminó de arreglarse, se me acercó… Yo estaba acostada justo donde me lo dijo, con los brazos sobre mi cabeza, con las piernas relajadas y rectas.

Anna me agarró un tobillo y lo ató al palo de la esquina del pie de la cama con bastante firmeza… Luego hizo lo mismo con la otra pierna y con los brazos… Al final quedé totalmente abierta y atada a las cuatro esquinas con bastante fuerza.

July volvió al dormitorio con mi bolsa de juguetes sexuales en la mano… Le dio algo a Anna... Sólo pude ver algo largo y negro... Lamí mis labios con temerosa anticipación… Luego sacó mis vibrobolas y también se las dio… ¡¡Oooh… Dios mío!!

Anna, pasó un minuto más o menos trabajando en mi tierno coño y poco tiempo después, esas esferas del tamaño de una pelota de golf, las metió dentro de mi coño y las puso a media velocidad.

Luego, sentí el dedo de Anna tocar mi caliente clítoris… Lo masturbaba y de cuando en cuando lo estiraba ligeramente y le daba un golpecito… Y cada vez que lo hacía, yo gritaba… July se dedicaba a pellizcarme, estirarme y rodarme los pezones.

Al cabo de unos quince minutos de este agónico sufrimiento sentí que me estaba llegando un nuevo orgasmo… Sería mi decimonoveno orgasmo… Mi nuevo récord.

Ni siquiera puedo recordar cuántas olas de orgasmo tuve... Sólo sabía que me corría, y corría, y corría un poco más… Estaba tan agotada que me desmayé otra vez.

Cuando desperté, estaba libre de mis ataduras y July y Anna estaban inclinadas sobre mi entrepierna, examinándome el coño... Sentí un dedo sondear mi sexo y gemí, retorciéndome… Anna se acercó y me abrazó.

  • “¿Estás bien, cariño”, me preguntó.

Asentí con la cabeza.

  • "No hay daños en el coño… Lo tiene muy irritado pero podemos continuar… Abby lo ha soportado todo bastante bien", dijó July entre mis piernas.

Hacia el orgasmo número: Veinte

Creo que me dormí en ese suave abrazo en que me tenía Anna y no fue hasta que el olor a pizza horneada y la voz de Darren anunciando la cena llenaron mis oídos, que pude despertarme.

Anna me dio un rápido abrazo y me encontré siendo conducida de regreso al comedor… Esta vez fue Anna quien me llevo hasta la mesa y me detuve con incredulidad cuando se hizo evidente que Anna tenía toda la intención de volver a ponerme en ese maldito taburete.

  • “¿Cuál es el problema, cariño?”, Preguntó Anna mientras me paré.”

  • “Por favor, Ama, no quiero volver a sentarme allí”, dije suavemente... Anna me dio una mirada comprensiva.

  • “Te entiendo, Abby, pero ahí es donde tienes que sentarte... July te quiere sentada en ese taburete”, dijo Anna.

Me encogí ante sus palabras… No quería volver a sentarme en el taburete… Anna me cogió del brazo y me empujó hacia adelante… No me resistí, pero tampoco cooperé, y ella tuvo que empujarme para lograr que me montara en la maldita cosa… Me empujó hacia abajo, con las manos sobre mis hombros, hasta que solté un suave llanto lleno de dolor cuando las dos sondas fálicas me penetraron por tercera vez ese día… Luego Anna levantó mis tobillos y me hizo arrodillarme sobre las repisas acolchadas mientras me sujetaba los tobillos al taburete y una vez más me quedé en su lugar, retenida para castigo y placer, tormento y éxtasis.

Darren y July trajeron la pizza... Eran más de las siete y tenía hambre… Cuando estaba comiendo mi segundo trozo, July presionó un botón en el panel de control, haciéndome tensar alarmada.

Pero lo único que sucedió fue el falo vaginal comenzó a girar dentro de mí… Se sentía bien... No doloroso… Sentía sensaciones agradables dentro de mi coño... Con un suspiro, seguí comiendo.

Poco después, July presionó otro botón y noté como el falo vaginal empezaba a moverse subiendo y bajando… Lo soporte excitada y seguí comiendo mi tercer trozo de pizza… Cuando cogí mi cuarto trozo, comenzó a moverse el vibrador anal… Pero cuando cogí mi quinto trozo de pizza se me hizo imposible seguir comiendo.

Empecé a agitarme en el taburete… Me levantaba unos buenos centímetros del taburete y luego volvía a dejarme caer sin parar… parecía que rebotaba… Mis caderas las movía hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, e incluso me retorcía en el taburete mientras mi coño se estiraba.

Y no tardé mucho en comenzar a sentir las vibraciones de los dos falos en los que estaba totalmente insertada… El zumbido podía sentirlo en la delgada pared que separa mi culo de mi coño e incluso en mi clítoris... Me lo froté con desespero y exploté frenéticamente, creando un gran revuelo entre todos ellos… Era mi veinteava corrida del día… Inexplicablemente, una gran corrida, después de tantas.

Cuando me recuperé algo de la corrida, July me miró a los ojos, ignorando mis pechos agitados y me preguntó si me había corrido.

  • “Sí, Ama... Me corrí otra vez”, le contesté con voz de agotada.

Ambos falos seguían a toda velocidad y pude sentir los primeros vestigios de sobre-estimulación vaginal… Le supliqué:

  • “Ama, ¿quieres por favor apagar los consoladores?''

Se lo dije porque sentía temblores entre mis piernas y rápidamente presentí que iba a llegarme un nuevo orgasmo.

July levantó el control y me mostró un gran botón rojo que había en la parte inferior y lo presionó… Todo se detuvo y mi cuerpo reaccionó levantándose y bajando violentamente, totalmente agotado.

Mi Ama July, sonrió y le dijo a Darren:

  • “Desata a Abby, llévala al salón y súbela a la mesa de café”… Me estremecí, asustada al escucharla… No quería dejarme descansar.

Hacia el orgasmo número: Veintiuno

Darren se acercó a mí y aferrándome a él, me levante… Me ayudo a llegar al salón… Me senté en el borde de la mesa de café, me dejé caer y luego me levantó mis brazos por encima de mi cabeza y los ató… Luego hizo lo mismo con mis piernas quedando esta vez los bordes de la mesa clavándose en la parte posterior de mis rodillas.

A estas alturas ya había batido mi récord y en menos tiempo del que había acordado quedarme en casa de July… Supuse que ella iba a intentar darme algún otro orgasmo más.

Pensando en todo esto fue cuando vi salir a July llevando una cuchara grande con una gran bola de helado de chocolate.

  • ¿Qué estás haciendo?... ¡Espera!... ¡Noooh!

July me metió la bola de chocolate dentro de mi coño… la noté más fría que el hielo… Darren comenzó a lamer mi coño… Y mientras esto sucedía, Anna y July se sentaron en el sofá para ver cómo Darren me comía el coño, o más exactamente, me lamía el helado derretido.

Mis muslos seguían temblando por la tensión, cuando escuché a July decirle a Darren:

  • “¿Qué tal un poco de nata?

Y antes de que pudiera levantar la cabeza, sentí un frío golpear mi clítoris y cubrirlo… La lengua de Darren me la quitó casi de inmediato y gemí, sintiendo la necesidad de correrme de nuevo y levanté mi culo, presionando mi coño en su boca, dejando que su lengua y labios vagaran a su voluntad.

Otro golpe de nata me hizo gritar… Esta vez fue Anna quien me la puso y exploté en un nuevo orgasmo… Era la veintiunava vez que me corría… Mi record estaba más que batido... A pesar de ello escuche a July decirle a Darren:

  • “Límpiala y me la traes de nuevo con las restricciones puestas.”

Hacia el orgasmo número: Veintidos

Darren me llevó a la ducha y me limpio totalmente… Mientras me secaba le pregunté:

  • ¿Sabes qué me va a hacer July ahora?”

  • "Ya lo verás”, fue todo lo que me respondió.

Me llevó a la cama del dormitorio principal y me tumbó en la cama… Luego abrió el cajón de la mesita de noche y sacó dos objetos: una venda para los ojos y una mordaza de goma para la boca… Y me las colocó… Me levanto, esposó mis muñecas a la espalda y me llevó de nuevo al salón… Pude escuchar a Anna y July hablando.

  • “Quédate ahí, Abby… No te muevas”, me dijo July.

Sentí que Darren se alejaba y me quedaba sola... Pronto oí a alguien ponerse frente a mí y salté cuando una uña tocó mi pezón izquierdo, seguido casi inmediatamente por el agudo mordisco de unas pinzas de pico de pato… Mi otro pezón fue atormentado en breve de la misma manera, y quien me lo había hecho dio un paso atrás, dejándome bajo la presión agonizante de ambas pinzas.

Sentí otro toque entre mis piernas y solté un gemido cuando algo se deslizo entre mis labios vaginales… Eran mis vibrobolas, que me las volvían a meter dentro de mi coño por enésima vez… Y solté otro gemido cuando me las activaron a velocidad bastante alta.

Fue entonces cuando sentí que Darren me levantaba y me llevaba y me separaba las piernas hasta ponerme sobre algo que rozaba mi entrepierna… Al instante me di cuenta y dejé escapar un grito agonizante que salió de la mordaza... Era el borde romo del caballo de madera que presionaba mi coño y Darren se aseguró de que lo  cabalgara correctamente.

Con las manos atadas a la espalda, en menos de un minuto estaba balanceándome de un lado a otro, con mi coño magullado, maltratado e hinchado.

Pateé un poco y sentí la mano de Darren ayudando a mantenerme en equilibrio... Entonces comencé a moverme tratando de evitar que mi peso, me lastimara en cualquier lugar de mi coño.

Tan pronto como empecé a mover mis caderas salvajemente, noté que una, o tal vez las dos, pusieron pesas a mis tobillos, añadiendo 5 kg adicionales a mi peso que lo notaba por el borde de madera semi afilado que se me clavaba más por todo mi coño.

Me revolví como loca... Sin embargo, el problema era que me estaba calentando... Mis pezones, con las pinzas, me dolían... Y también me dolía el coño por fuera y por dentro me  zumbaban las vibrobolas.

Y con todo esto, comencé a montar el caballo, a cabalgar a lo largo del borde de la madera, arrastrando mi hendidura vaginal y, sobre todo, el clítoris... Lo hice una y otra vez, mientras los minutos pasaban, me dolían las piernas y toda mi entrepierna protestaba en agonía.

Me balanceé de un lado a otro, poniendo mi peso sobre mi culo, mejor dicho, sobre mi perineo, y luego me deslicé hacia adelante para correr la cresta de madera a través de mi coño hasta mi clítoris... Y eso lo repetí, una y otra vez.

No estoy seguro de cuánto tiempo cabalgué así, pero pareció una eternidad… De hecho, comencé a tener una sensación de alfileres y agujas en mi coño a lo largo de mis labios... Escuché la voz de July:

  • “¿Quieres bajar del caballo?... Para eso tienes que correrte.”

Chillé en mi mordaza mientras asentía violentamente… Por supuesto que quería bajar del caballo… Duele mucho esto... Sentí unas fuertes palmadas en el culo como queriéndome indicar que aumentara el ritmo de cabalgar.

Un golpe bastante fuerte en mis pechos me causo mucho dolor por las pinzas que apretaban mis pezones y me sacudí desesperada, tratando de mantener el equilibrio, pero también para inclinarme lo suficiente como para apretarme mi clítoris sobre el caballo… Fue duro y lo hice varias veces, pero no lo suficiente.

July golpeó mis tetas un par de veces más… Y, a continuación, comenzó a darme fuertes palmadas sobre mi coño, golpeando mi clítoris… Me incliné hacia atrás, ofreciéndoselo para que me lo golpeara y lo hizo repetidamente.

Solté otro grito cuando mi vigésimo segundo orgasmo me atravesó y soporté un espasmo importante, sacudiéndome salvajemente contra el caballo mientras las manos de Darren se movían para agarrarme y mantenerme en equilibrio y firmemente sentada hasta que terminé de correrme… Era mi veintidosava corrida en ese día... Todo un autentico record.

Cuando todo terminó, me desplomé contra los brazos de Darren… Escuché susurros a mi alrededor y luego sentí que me soltaban no sólo las pesas, sino también me quitaban los velcros que actuaron de tobilleras en mis tobillos

En unos momentos quedé libre y Darren me levantó y me depositó en el sofá, mojada, dolorida y con el coño prácticamente destrozado.

Me quitaron las muñequeras de los puños, al igual que el collar de perro… Nadie se atrevió a tocarme donde acababa de soportar mi terrible experiencia... Me dejaron la venda en los ojos hasta que  finalmente me la quitaron.

Tanto July como Anna se sentaron a mi lado y me felicitaron por el record conseguido… Yo, ni siquiera me di cuenta de que estaba llorando hasta que July alargó la mano y me limpió algunas de las lagrimas que rodaban por mis mejillas.

  • “Lo hiciste genial, Abby... Te has corrido nada más ni nada menos que veintidós veces”, me dijo July, abrazándome con sus brazos… Terminé derritiéndome en ellos… Creo que ambas lloramos un poco.

Finalmente, cuando recuperé mi sentido de la compostura, descubrí que Darren había empacado mi petate y me dio toda mi ropa.

Hacia el orgasmo número: Veintitres

Sin ninguna prisa, a pesar de que el reloj marcaba las nueve y media, me puse de nuevo la camiseta, las bragas y los pantalones cortos de jean azul… Le di un beso a Anna en la mejilla y le prometí que me reuniría con ella en cuanto me lo pidiera y luego me volví hacia Darren.

Seguía desnudo y aún tenía un grueso anillo de goma que rodeaba la base de su pene… Lo abracé con fuerza y le agradecí por todas las folladas que me dio.

Sólo un adiós más me esperaba: July estaba parada en la puerta con un trapo de cocina en las manos... Me acerqué a ella con una sonrisa.

  • “Gracias por ayudarme en esto, July”, le dije a mi ex amante... Ella sonrió y se encogió de hombros.

  • “En cualquier momento que te apetezca venir ya lo sabes.. Siempre serás bien recibida.”

  • “Lo sé”, respondí.

  • “¿Recuerdas lo último que hice cuando te jodí la primera vez?”, me preguntó… La miré, entrecerrando los ojos.

¿Cómo no iba a recordarlo?.. July me había depilado, azotado y luego jodido con una variedad de verduras, terminando metiéndome en el coño un pepino de 20 cm de largo tan grueso como mi muñeca... Sin embargo, lo verdaderamente memorable sucedió al día siguiente, cuando la madre de July cortó el pepino y nos lo sirvió en nuestra ensalada.

July dejó caer el trapo de cocina al suelo y me di cuenta de que sostenía un pepino enorme, al menos tan grande como el que me había metido aquella primera noche.

  • “Por los viejos tiempos”, me dijo sonriendo.

  • “Por favor, July, no puedes hablar en serio... ¡Estoy dolorida!”, le dije.

Sus ojos se endurecieron y me dio una mirada que habría derretido el acero sólido.

  • “No tienes que correrte… Sólo mantenlo dentro hasta que llegues a casa… Eso es todo... Ahora inclínate sobre la mesa, bájate los pantalones cortos y las bragas, y separa las piernas.”

Mi coño estaba tierno, magullado, hinchado, y realmente no quería salir del apartamento de July llena de un pepino enorme… Pero la mirada en los ojos de July, la sensación de mando, me lo dijo todo.

En la penumbra del recibidor, solté el botón de mis pantalones cortos, me di la vuelta y me bajé mis pantalones cortos y las bragas, hasta el suelo y saqué un pie para abrir bien las piernas.

Me incliné sobre una pequeña mesa donde July deja las llaves del apartamento cuando entra, saqué mi culo hacia fuera y arqueé mi espalda a la espera de que me metiera el pepino en el coño.

July puso su mano en mi espalda y luego sentí el extremo del pepino tocándome la abertura vaginal… July lo deslizó a lo largo de mi hendidura vaginal para recoger todos los jugos frescos que estaba secretando… Lo giro para que se embadurnara bien y luego lo colocó directamente en mi agujero vaginal y comenzó a empujar.

Me agarré a la mesa cuando July me la metió a pesar de que estaba acostumbrada a que me metieran cosas de ese tamaño e incluso mayores pero estaba muy dolorida... Me retorcí cuando ella me lo metió todo y gemí bastante.

No estaba lo suficientemente mojada como para preocuparme que se escapara.

July lo soltó y luego se agachó, subiendo mis bragas y pantalones cortos… El pepino gigante hizo un gran bulto en mis bragas, pero en mis pantalones cortos fue más problemático porque eran bastante apretados, por lo que July tuvo que manipularlo varias veces, incluso cuando me enderecé… Esto hizo que el pepino se metiera aún mucho más dentro de mi coño.

Me sentí llena y muy incómoda para caminar y, sobre todo, sentarse.

July me dio un beso y nos abrazamos… Luego me dieron el bolso en la mano y todos se apiñaron en la puerta cuando se abrió y salí al rellano.

No había duda de que estaba caminando de manera divertida… Menos mal que los vecinos de July estaban dentro de sus casas y no me vieron caminar y mucho menos bajar las escaleras en las que en cada escalón el pepino entraba y salía de mi coño.

Cuando llegué al coche, sentí grandes cantidades de jugo mojando mi coño y me di cuenta de que mis pantalones cortos y bragas estaban empapados... Cogí una toalla que llevaba en el maletero y me la puse en mi asiento y luego, con mucho cuidado, me senté.

Cuando estaba a mitad de camino de mi casa, me detuve en una zona de descanso de la carretera, deslicé mi asiento hacia atrás lo más posible y me las arreglé para bajar mis pantalones cortos y las bragas.

Apenas pude agarrar el pepino porque salió disparado de mí coño hacia fuera… Volví a metérmelo, violentamente... Mi mano izquierda bombeaba el pepino hacia dentro y hacia afuera mientras que mi derecha masturbaba mi clítoris… No pasó mucho tiempo antes de que dejara escapar un grito, explotando con un chorro húmedo que salpicó los pedales de freno y acelerador... Me había corrido… Era mi corrida numero veintitrés.

Tardé un par de minutos en calmarme... Recordé las órdenes de July... Ella quería que el pepino lo guardara dentro de mi coño hasta que llegara a casa… Así que lo empujé suavemente hacia dentro, apreté las piernas, dejé los pantalones cortos y las bragas en el asiento del pasajero y volví a conducir.

Iba desnuda de cintura para abajo y el gran pepino dentro de mí coño magullado, tierno, dolorido, dolorido, mojado, caliente, desesperado, satisfecho, ansioso, dispuesto y todo lo que se quiera decir.

Llegué a casa sin incidentes y al entrar en ella me vio mi madre y se sonrió al verme desnuda de cintura para abajo, con el pepino metido en mi coño y mi bolsa de lona en la mano.

  • “Hola, Abby...Ya veo que pasaste un buen día con July…Qué cara de agotada tienes… ¿Cuántas veces te corriste?, me preguntó.

  • Ya sabes cómo es July” le respondí sonriendo.

Mi madre asintió... Ella era feliz conociendo mi relación con July, con Anna y con otras más.

  • “¿Fue muy dura hoy?”, preguntó mi madre.

  • “Bastante… Me hizo correrme veintidós veces y yo aún me corrí una vez más parándome en la carretera… Tengo el coño destrozado… Vino Anna para ayudarla… Y me dio esto para comerlo mañana en la ensalada”, le respondí mientras le daba el gran pepino que me vio sacármelo del coño.

Mi madre lo cogió y me dijo:

  • “Anda, Abby, ve a ducharte y luego túmbate en la cama que ahora voy… Quiero ver como te ha dejado el coño de magullado por saber cuanto tiempo debo dejártelo tranquilo… Espero que no sea por mas de dos o tres días.”

F I N