Orgasmos: batiendo mi propio record (3/4)

La chica continua entregada y deseosa de ver si puede superar su anterior record y percibe que el agotamiento se apodera de ella por lo que su Ama debe redoblar sus esfuerzos

Orgasmos: batiendo mi propio record de orgasmos (3/4)

Capitulo 3.- Sigo acumulando más orgasmos a mi cuenta

Hacia el orgasmo número: Diez

Cuando terminaron de provocarme mi noveno orgasmo, para mi sorpresa, me dejaron en el suelo mientras July y Anna comenzaron a llevar platos de la cocina al comedor… Comencé a ponerme de pie para ayudar cuando Darren apareció de nuevo.

Iba desnudo, excepto con un arnés de cuero negro, en el que su pene quedaba atrapado en una especie de tubo de goma extraño que luego se doblaba entre sus piernas… Una cadena de acero conectaba el extremo del tubo a la parte posterior del arnés.

Se inclinó ligeramente ante July y le dijo con una sonrisa:

  • “La mesa está puesta, Ama.”

  • “¿Cómo está tu polla?”, le preguntó ella, sonriendo maliciosamente.

  • “Mi polla está dura, Ama… Y me duele tenerla doblada hacia abajo y hacia atrás… También eso hace que esté increíblemente caliente, Ama... Gracias por ponerme así”, respondió Darren.

‘¿Su polla estaba dura allí dentro?... Era un poco difícil de creer… Volví a mirar su polla envuelta en el tubo de cuero negro y sacudí la cabeza… ¿Cómo pudo July hacerle eso?... Pobre tipo’ , pensé.

  • "Darren, lleva a Abby al comedor y siéntala", le dijo July.

La mesa del comedor estaba dispuesta para los cuatro, con los mejores cubiertos, vasos y platos de July… Darren me llevó a mi asiento y fue entonces cuando me quedé congelada, dándome cuenta de lo diabólicas que eran realmente mis dos Amas.

Darren había sacado un taburete, de altura correcta para comer pero que no tenía respaldo… Dos consoladores de plástico y goma, muy grandes, sobresalían del asiento.

El más corto estaba destinado a ir en mi culo... Era relativamente estrecho... Sin embargo, el otro falo era enorme… Estaba hecho de goma... Supuse que tenía aproximadamente 24 cm de largo desde el asiento y temblé al pensar en tener que metérmelo... La otra cosa que me llamó la atención fue un grueso cable negro que conducía desde la parte inferior del extraño taburete a una pequeña caja con varios controles.

  • “Me tomé la libertad de lubricarlos para ti”, me dijo Darren suavemente, dándome una cálida sonrisa.

  • “Gracias… Me vendrá bien porque estoy bastante dolorida", le respondí mirando el falo grande.

  • “Lo sé... Lo siento, no puedo hacer más por ti… ¿Puedes metértelos?... No quiero tener que obligarte a hacerlo”, me dijo disculpándose.

  • “Puedo hacerlo… Sólo necesito hacerlo lentamente.”

Me acerqué al taburete y comencé a sentarme... Mientras todavía estaba muy por encima del asiento, sentí que la punta de goma del falo vaginal me tocaba el coño... Metí la mano entre mis piernas y coloqué la gruesa polla de goma correctamente y comencé a deslizarme hacia abajo… Noté que era muy tieso,… como si tuviera el interior reforzado de metal.

Lo tenía un poco más de la mitad metido en mi coño, cuando mi culo se encontró con el otro falo... Me moví un poco, tratando de relajarme mientras me lo encajaba en el orificio anal... Sentí que Darren puso sus manos sobre mis hombros y comenzó a presionar ligeramente para que me los metiera más rápido.

Logré hacerlo sin lastimarme demasiado… La mayor parte del dolor era de mi coño, no de mi culo… Me las arreglé para acomodarme completamente, con mi peso en mi culo... Pude sentir el enorme falo en mi sexo presionando contra mi cuello uterino, lo que era un poco incómodo y molesto, pero era lo que habían decidido mis Amas.

Darren se inclinó y me ayudó a doblar las piernas hasta que quedé arrodillada sobre las repisas acolchadas del taburete… Entonces Darren me ató los tobillos en el taburete… En ese momento, no me di cuenta de cuán cruel sería todo esto.

La comida transcurría de forma agradable hasta que sentí algo extraño en lo profundo de mi coño… El falo vaginal había cobrado vida y se revolvía dentro de mí... Me tensé y todos me miraban viendo mi reacción a esa extraña sensación.

  • “Notas algo diferente, no?”, me preguntó July, con el dedo en uno de los botones de la pequeña caja de control negra.

Asentí y apreté mis muslos… Los movimientos del falo estaban provocando que mi coño se agitara como respuesta.

  • “¿Cómo va tu entrega sexual con tu nueva Ama?”, me preguntó ahora Anna.

Hice mi mejor esfuerzo para responderle… Le expliqué que la habíamos recortado un poco y ella me dijo que si yo fuera su esclava, estaría haciendo tareas sexuales dos veces al día… July se echó a reír y presionó otro botón en la caja de control.

De repente, el falo en mi culo cobró vida y comenzó a vibrar… Era poca la vibración pero constante… Temblé ligeramente, tratando de seguir respondiendo a sus preguntas.

Mi tormento continuó y July presionó otro botón… El falo vaginal no sólo se revolvió dentro de mí, sino que también comenzó a vibrar... Y comencé a recibír intensas y fuertes vibraciones... Esto hizo muy difícil quedarme quieta aunque lo intenté… Pero al final comencé levantarme y volver a sentarme.

July jugó cambiando la intensidad de las vibraciones de mayor a menor y luego de menor a mayor.

Supongo que duré unos diez minutos antes de agarrar los bordes de la mesa, anunciando claramente la llegada de un nuevo orgasmo.

Fue entonces cuando todo se detuvo… Y antes de siquiera tener la oportunidad de preguntarme qué pasó, una descarga eléctrica golpeó mi culo, haciéndome literalmente levantarme del asiento en un jadeo de agonía lleno de dolor.

Me quedé quieta en el aire, no queriendo volver a poner mi culo en el taburete.

July me estaba mirando fríamente mientras Anna y Darren lo hacían con gran interés... Finalmente me volví a sentar, con mucho temor, esperando otra descarga eléctrica dolorosa.

En cambio, fui recompensada con el falo vaginal que iniciaba de nuevo el maravilloso movimiento de batido extraño, seguido casi de inmediato con las vibraciones en mi culo… Me tranquilicé cuando el placer aumentó de nuevo, ignorando la conversación que había.

Justo cuando estaba lista para explotar de nuevo, July detuvo las vibraciones y de nuevo, una descarga eléctrica golpeó mi culo, haciéndome que me levantase del asiento, gritando de dolor.

Esto me lo hizo tres veces más antes de que finalmente explotara y me dejara correrme, dejándome jadeando sobre la mesa… Era el decimo orgasmo del día… Ahora llevaba nada menos que diez corridas y aún no eran las dos de la tarde.

Hacia el orgasmo número: Once

Cuando terminó la comida, vi desde mi taburete cómo Darren quitaba la mesa… Él también estaba callado, dejándome sentada con las dos diabólicas Amas que pensaban que presionar botones al azar, en la caja de control conectada a mi asiento, era divertido.

Después de que se despejó la mesa, fui liberada de mi taburete y enviada al baño… Necesitaba un lavado de mi coño y culo por lo que rápidamente me metí en la ducha.

Cuando estaba a punto de terminar, la puerta se abrió y July me miró y me entregó un juguete familiar… Era mi vibrador a prueba de agua.

  • “Comienza”, me ordeno.

Lo último que quería hacer en ese momento era masturbarme... Acababa de pasar varias horas con mi coño lleno de varios dispositivos, sin mencionar la polla de Darren y montar al caballo de madera... Estaba dolorido, tierno, hinchado y sin ganas.

Sin embargo, la mirada de July me decía que si no me metía el vibrador en el coño sería castigada y yo no estaba interesado en eso… Así que lo cogí y empecé por presionarlo contra mi clítoris.

July cogió el rociador de la pared y me tiró un fuerte chorro de agua caliente entre mis piernas… Yo, reaccioné abriendo bien las piernas, me recosté contra la pared y dejé que me rociara.

Cuando comenzaba a sentirme a gusto, July cambió el objetivo del rociador y apuntó, muy de cerca, a mi clítoris... Me sacudí un poco, jadeando, cuando recibí el potente chorro.

Luego, empujé el vibrador en mi coño, mientras mi culo bailaba sobre los azulejos del chapado… July mantuvo el rociador directamente sobre mi clítoris… Fue un placer muy intenso el que me dio y también muy excitante… Era más de lo que podía soportar y no pasó mucho tiempo antes de tener el coño, otra vez, cansado, dolorido e hinchado

Me deslicé hacia el suelo de la ducha, trabajando el vibrador dentro y fuera de mi coño y July continuó apuntando el rociador a mi clítoris.

Mis piernas estaban abiertas obscenamente para ella… Luego, en lo que sólo puedo describir como otra ola masiva, exploté y me corrí, echando mucho jugo… Con esta, me había corrido ya, once veces.

July, me sonrió cerró el paso del agua al rociador y lo volvió a colocar en el soporte que había en la pared por encima de mí.

Yo me quedé sentada y aturdida… Al cabo de unos minutos me pude poner en pie y comencé de nuevo a enjabonarme… Estaba agotada y mi coño destrozado.

Hacia el orgasmo número: Doce

Estuve bajo la ducha de agua caliente, treinta o cuarenta minutos… Nadie me molestó en todo ese tiempo, por lo que fue recuperativo, así como restaurador e higiénico… Salí de la ducha, me sequé y luego me dirigí a la sala de estar.

Al entrar vi a Darren… Estaba de pie frente al sofá, con las manos esposadas a la espalda mientras July y Anna se turnaban para chuparle la punta de su polla y atormentarlo… Le habían sacado la polla del extraño tubo de cuero negro en la que estaba metida y ahora estaba encerrada en lo que parecía ser una especie de vaina de goma extremadamente apretada, con la excepción de la cabeza… No podría correrse porque esas mamadas ya se las hicimos July y yo durante una sesión hace meses y no se corrió entonces.

Ambas Amas se giraron para mirarme cuando entré… Los ojos de July me miraron con dureza cuando se dio cuenta de que no llevaba puesto mi equipo de esclavitud… Me estremecí al darme cuenta y comencé a ponérmelo rápidamente.

July miró a Darren y le preguntó socarronamente:

  • ¿Todavía estás desesperado, Darren?”

Él asintió, con gotas de sudor en su frente... La punta de su polla tenía un espectacular tono púrpura y carmesí.

July sonrió y luego giró la cabeza hacia mí, diciéndole:

  • “Puedes follarte a Abby si quieres… Incluso puedes correrte.”

Los ojos de Darren se abrieron por la sorpresa de esa orden y le dijo:

  • ¿Puedo quitarme la vaina de goma, Ama?

July sacudió la cabeza, diciendo:

  • “No… Se queda así... Pero adelante, folla con ella.”

Anna se recostó en los suaves cojines del sofá, riendo.

  • "Pero, señora, con la vaina de goma puesta no me puedo correr", dijo Darren como respuesta… Estaba realmente desesperado.

  • “¿Crees que me importa?... Ahora ve allí, caliéntala y mete tu polla dentro de ella lo más rápido posible”, le respondió July dándole una palmada fuerte a su polla.

Yo no me esperaba esto… Claro que quería joder con Darren... De hecho, he querido follar con él desde el primer día que lo conocí, y ya me ha follado varias veces y siempre me ha gustado mucho.

Darren se acercó a mí y me empujó suavemente al suelo… Luego se arrodilló entre mis piernas, se inclinó hacia adelante y puso sus manos en mi clavícula... Despacio, bajó sus manos por mi cuerpo, palpando mis pechos, mi estómago, hasta mis piernas… Evitó tocarme el coño, lo cual me vino bien, porque todavía no estaba listo.

Tras palparme por todos lados y calentarme, su mano se acercó a mi coño, moviendo sus dedos hacia mi raja muy húmeda y lista para ser follada… Suavemente metió dos dedos dentro de mí coño, su dedo anular y su dedo medio, aunque podía sentir moverse a los demás dedos.

Luego comenzó a curvar los dedos metidos en mi coño tirándolos hacia arriba… Hizo un movimiento lento pero constante, y poco a poco me retorcí y gemí de placer, diciéndole jadeando:

  • “¡Darren, jódeme ya!”

Me miró con una sonrisa y quitó su mano de mi coño… Orientó correctamente su polla en mi orificio vaginal y luego lo sentí penetrarme.

Después de recibir en mi coño unos diez o veinte golpes de polla, comencé a darme cuenta de que había algo no me daba el placer que yo quería tener... La funda de goma que apretaba la polla de Darren la sentía extraña y evitaba metérmela y sacármela bien, a pesar de estar un poco más rígida de lo que debería estar y quizás no tan gruesa.

Me da vergüenza decir que esto no afectó en absoluto mi excitación y en poco tiempo volví a estar caliente… En unos veinte minutos más o menos de joderme, me corrí… Era mi corrida numero doce.

Darren no se corrió… Y después cerrar los ojos agotada, oí como July le ordenaba a Darren que se retirara… Pude ver la angustia en sus ojos y la punta de su polla todavía era de un rojo púrpura brillante... July me ordenó que se lo limpiara.

Abrí la boca y le lamí bien esa punta roja purpura, e incluso todo su tronco metido en esa funda de látex… Cuando July comprendió que ya era suficiente, a mi me ordenó parar y a Darren, retirarse.

Hacia el orgasmo número: Trece

Después de unos minutos de recuperación que necesitaba, Ama Anna me cogió de la mano y me llevó ante la mesa de café que había sido colocada de nuevo en su lugar.

Me empujó hacia el sofá y me dijo que abriera las piernas tanto como me fuera posible… Había puesto una toalla en el centro y me puse, de inmediato, como me había ordenado.

Anna se colocó delante de mí y me agarró por los tobillos y las muñecas, uniéndomelos rápidamente por los ganchos de mis muñequeras y tobilleras en la parte derecha y luego en la izquierda... Cuando terminó, fue a la parte posterior del sofá y sacó unas cuerdas con las que me ató y quedé más estirada aún.

Con anterioridad he estado atada en muchas posiciones diferentes y hay algunas que te hacen sentir más vulnerable que otras… En la que estoy ahora mi culo es relativamente inaccesible, pero mi coño esta increíblemente accesible a cualquier cosa que Anna o July quisieran hacerme… Mis pezones también están totalmente accesibles.

Anna me dejó así para ir a coger un par de piezas de tortura que necesitaba… Entonces vi que frente a mí, July estaba arrodillada al lado de la mesa de café, con sus grandes y perfectos pechos blancos aplastados ligeramente sobre la mesa... Darren estaba acostado en el suelo, entre sus piernas, con su boca lamiendo su coño y provocándole gemidos de placer mientras ella me miraba.

Anna volvió trayendo un aparato de masaje con cabeza de bombilla... Este aparato estaba atado con cinta de embalaje a un mango de fregona… Ella me lo colocó para poder presionar a distancia la cabeza del masajeador, con bastante fuerza, contra mi clítoris.

Cuando ví lo que me iba hacer, me hizo temblar, no por excitación, sino por temor… Mi clítoris ya estaba bastante sensible y la idea de tener que soportar, sin parar, las vibraciones del masajeador, me angustiaba.

Anna pensó que me estaba poniendo caliente por lo que iba hacerme y se acercó y me abrazó, mientras con sus dedos me palpaba los discos que aprisionaban mis pezones y me causaba dolor.

  • "Silencio, Abby… Sé que tienes el clítoris sensible… Sé que no quieres que te haga esto, pero a mi me apetece", me susurró al oído.

  • “¡Por favor, Ama, no creo que pueda!”, le imploré antes de que ella encendiera el aparato y me puse a llorar.

Anna me acarició el pelo, mientras July nos miraba mientras seguía siendo lamida y gimiendo de placer… Anna apretó el masajeador contra mi clítoris y luego me dio unas palmaditas en el muslo.

  • "Sé que piensas que no puedes, pero la verdad es que no tienes otra opción, cariño... Además, no voy a dejarte eso por mucho tiempo... No es la tortura lo que pretendo... Es sólo calentarte”, me dijo Anna, dándome un suave beso en la mejilla, como señal de ánimo.

Anna, haciendo caso omiso a mis ruego, encendió el dispositivo y recibí una dolorosa sensación que me hizo gritar en voz alta y retorcerme en mis ataduras… No me puso ninguna mordaza porque supongo que mis gritos no serían muy fuertes ni molestos… De todos modos mis gritos no disuadieron a Ama Anna, que me dejó temblando y con lágrimas cayendo por mi rostro.

Con lo que estaba sufriendo no me dí cuenta de que Ama Anna se fue detrás del sofá hasta que sentí sus manos sobre mis hombros y luego bajaron a palparme los pezones…  Con horror ví que traían pinzas de cocodrilo y cables rojos… Fijó las pinzas a los anillos que rodean mis pezones y los cables pasaron sobre mis hombros.

Ama Anna pasó otro cable sobre mi brazo derecho y lo miré… Este cable era negro y terminaba en una punta de metal puntiaguda. Sé que era una sonda de algún tipo... Anna se inclinó sobre mí, sus manos me rodearon los pechos, y la sonda la sostuvo como un lápiz.

Me puse rígida mientras Ama Anna golpeaba con la sonda el aro de metal que rodeaba mi pezón… Sentí una sensación muy extraña... No fue dolor, sino un cosquilleo que se extendió por todo mi pecho.

Y así estuvo durante un tiempo, trabajándome los dos pechos… No pasó mucho tiempo antes de que mis caderas comenzaran a moverse y mi pecho se agitara por efecto del masajeador en mi clítoris... Es por eso que no noté que Anna modificó la potencia y la punta de metal de la sonda la colocó sobre la punta de mi pezón.

Una chispa de dolor muy aguda explotó en mi pecho derecho y jadeé, mientras mis ojos se abrieron de par en par y salté… Luego, Ama Anna me sostuvo hacia abajo y su mano ahuecó mi otro pecho y repitió la operación.

Más dolor explotó en mí y grité, sacudiéndome contra mis agarres que me impedían escapar y mantenían mis piernas y mis muñecas separadas.

A esta descarga le siguieron otras y el dolor cada vez era más intenso… No me dí cuenta de que July apartaba el masajeador de mi clítoris y su lengua ocupó su lugar de inmediato… Me encontré con una Ama palpándome los pezones y la otra chupando mi clítoris.

En muy poco tiempo exploté, llorando de placer, pasando del dolor a la dicha total… Me había corrido trece veces ya… Esta fue una corrida maravillosa y llena de sensaciones muy variadas.

Hacia el orgasmo número: Catorce

Me dejaron en el sofá, todavía atada, con las piernas muy abiertas y mi sexo hinchado, rojo y empapado.

Anna retiró los cables rojos de las pinzas de mis pezones y July se acercó a Darren y le susurró unas palabras a su oreja y lo vi salir de la habitación... Después de un momento, Ama Anna me puso un vaso frente a mí, con una paja... Tomé un sorbo… Era agua fresca para reponerme de las grandes cantidades de líquido que había perdido.. Le agradecí a Anna lo que había hecho cuando retiró el vaso.

Cuando Darren regresó, noté que ya no usaba su funda de látex negro… Su polla había comenzado a volver a la normalidad… La tenía algo tierna, no muy dura, pero la cabeza ya no estaba morada ni hinchada… Yo ansiaba llevármela a mi boca y hacerla explotar… Sabía que eso no iba a suceder… Al menos, no en ese momento.

Darren se me acercó y se arrodilló en el sofá con una rodilla presionando contra mi coño… Llevaba un destornillador y gemí agradecida mientras lentamente comenzaba a desenroscar las abrazaderas del anillo y liberando mis pezones.

Después de quitarme los anillos del pezón, me dejaron durante unos minutos para recuperarme… Pero dejaron mi manos y pies atados, todavía muy abierta, en el sofá.

Poco tiempo después vi a Ama Anna situarse detrás de mí, dejando cables rojos y negros colgando de mis hombros, cada uno terminando en pinzas de tijera de aspecto bastante cruel… No pude evitar preguntarle qué me iba hacer.

  • "Bueno, básicamente, te volveremos a dar descargas, querida… Será de baja intensidad, de momento… Sólo para calentarte, así que no te preocupes por eso”… La voz de Anna era fuerte y muy segura.

Pedí clemencia, pero las palabras murieron en mi garganta… No había forma de que me dejaran descansar… Primero que nada, porque no estaba ni en la naturaleza de July, ni de Anna… Segundo, por el dolor que seguro me iban a causar.

Pensando en esto último, fue cuando Ama Anna me puso la primera pinza de contacto directamente en mi clítoris… Sólo dejé escapar un fuerte gemido... Luego les tocó el turno a mis pezones y les puso a cada uno las otras dos pinzas de contacto… Los pezones me dolieron por haber estado tanto tiempo atornillados con los aros.

Anna se fue, de nuevo, hacia el respaldo del sofá donde supuse que estaba la unidad eléctrica... Escuché un leve zumbido y luego jadeé cuando mis pezones y mi clítoris se contrajeron y hormiguearon… No era una corriente fuerte.

Mi coño, por la posición en la que estaba, se abría y los impulsos eléctricos que recibía mi clítoris, lo cerraban, al contraerse los músculos de mi vagina.

Vi como Ama Anna se puso frente a mí, sosteniendo uno de mis consoladores de goma que mide casi 25 cm de largo y casi 7 cm de ancho… Insertó la punta en mi coño… Luego fue empujando poco a poco hasta que me lo metió todo dentro del coño.

Me sentí como si fuera una marioneta.. Cada cuatro o cinco segundos sentía un hormigueo que hacía que los músculos de mi coño se apretaran casi dolorosamente alrededor de mi consolador súper grande… Luego paraba dejándome descansar por un momento, antes de enviar una sacudida similar a mis pezones… Y cuando mi coño estaba relajado por completo, llegaba otra nieva descarga y de nuevo apretaba mi consolador.

No había bombeo, ni golpes, ni siquiera ninguna molestia por las descargas eléctricas de tensión baja y tampoco de las pinzas.

Después de unos quince minutos, Ama Anna aumentó la intensidad... Seguía sin sentir ningún dolor, pero las contracciones aumentaron de intensidad y mi consolador era apretado con fuerza cada vez que recibía una señal eléctrica.

Anna hablo con July y luego la vi salir con Darren... No pude evitar ponerme rígida cuando mis ojos vieron el último accesorio que llevaba Darren en su polla cuando volvieron.

Esta vez, su polla se mantenía en posición vertical y en la punta llevaba anillo vibrador que podía verse cómo temblaba... Darren estaba desesperado por la estimulación que le provocaba el anillo vibratorio sin poder correrse... Sentí pena por él.

Todos me miraron, observando cómo mi coño se abría y se cerraba alrededor del consolador de goma incrustado dentro de mí por efecto de las suaves descargas eléctricas que recibía mi clítoris.

No estoy segura de cuánto tiempo me mantuvieron así pero fácilmente pudieron ser treinta o cuarenta minutos.

De vez en cuando, Anna iba y subía un poquito la tensión y casi no me daba cuenta, pero llegó un momento en que la intensidad era tan alta que mi reacción por las sacudidas de mi coño, se hicieron muy fuertes y empecé a sentir que estaba lista para correrme.

July se acercó a mi cuerpo extendido y, sin demasiados preparativos, agarró la base de mi consolador y tiro de el sacándolo a la mitad… Me envió un beso mientras yo gemía y luego volvió a meterlo a fondo.

Lo hizo cinco veces y en la tercera dejé escapar un grito agudo… Mi cuerpo temblaba mientras mi decimocuarto orgasmo llegaba.

Sentí que sería muy fuerte, sin duda estimulado y acelerado por los pellizcos eléctricos en mi clítoris y pezones, sin mencionar el consolador de goma metido en mi coño... Y así fue… Me corrí por catorceava vez.

Tan pronto como terminé de jadear después de haberme corrido, Ama Anna bajó el voltaje... El dolor desapareció, dejándome una vez más con sólo el lento hormigueo.

Me dejaron así por otros diez minutos más o menos... Fue una tortura, estar muy abierta de piernas, con el consolador metido  hasta el fondo en mi coño y éste continuando apretándolo y soltándolo, por las descargas de baja intensidad que generaban un hormigueo continuado.

Hacia el orgasmo número:

Quince

Darren estaba sufriendo frente a mí… El anillo vibrador en la punta de su polla lo hacía temblar… Estaba de pie, firmes y con las manos detrás de la espalda… Su polla estaba tan tiesa que podría haberle colgado una prenda de ropa y no caerse.

Me soltaron… Mientras July me ayudaba a levantarme del sofá, esperaba que lo que viniera a continuación fuera un poco más fácil… Mis piernas estaban temblorosas después de pasar casi una hora en esa posición espatarrada, tan denigrante… Me agarré a July y ella me acompañó hasta que estuvimos frente a su esclavo.

  • “Acuéstate de espaldas en el suelo, con las manos debajo de la cabeza”, le ordenó ella.

Darren cumplió de inmediato… July, sin ceremonias, me dejó en el suelo junto a él… Quise alargar la mano y tocarlo, pero debo esperar  la orden de July para que me dejara joder con Darren.

  • “Abby, quítale a Darren el anillo vibrador de la polla.”

Rápidamente agarré la polla de Darren con la mano izquierda mientras que con la derecha le quité el anillo, fácilmente.

Estoy empezando a sospechar que Darren había tomado una dosis bastante alta de Viagra esta mañana antes de que yo llegara... No me sorprendería que July se la hiciera tomar para mejorar su comportamiento sexual.

Girándome hacia July, le di el anillo vibrador... Ella lo cogió sin decir una palabra y depositó algo diferente en mi palma de la mano... Me tensé un poco cuando me di cuenta de lo que me había dado… Era una crema urticante.

  • “Con ee… eso... ¿En cada centímetro de su polla?”

  • “Si… Desde la punta hasta la base… Y usa sólo dos dedos para hacerlo.”

Tragando saliva, porque sabía lo que estaba a punto de suceder, me arrodillé a su lado y puse mucha crema en mi dedo índice, y luego comencé a untársela a lo largo del tronco… Antes de que yo hubiera hecho la mitad de su polla, estaba jadeando y temblando.

July me tocó en el hombro, llamando mi atención.

  • “Móntalo ya”, me dijo.

Temblando en una mezcla de temor y emoción, balanceé mi pierna sobre él, me sostuve sobre su tembloroso tronco y me agaché… La punta golpeó mi coño e inmediatamente sentí el frío hormigueo de la crema cuando se transfirió a la carne delicada y bastante hinchada de mi coño.

En segundos toda su polla quedó incrustado dentro de mi coño y comencé a sentir que me ardía, como Darren sentiría que le ardería su polla… Empecé a realizar movimientos con mis caderas y a subir y bajar y empalarme por necesidad sexual de quitarme esa sensación irritativa que parecía prenderme fuego y necesitaba apagarla.

Mientras bombeaba con rapidez, la secreción de mis jugos iban poco a poco aliviándome y por ello me aferraba a la polla de Darren con desesperación moviéndome cada vez más rápida, lo cual hacía también que empezara a notar los efectos de la llegada de un nuevo orgasmo… Yo estaba desesperadamente pensando en eso y estaba empapando de jugos hasta las bolas de Darren… Era increíble la gran cantidad de jugos que estaba soltando.

Y mientras seguía a un ritmo frenético, vi como July me enseñaba un dedo cubierto de crema y en una fracción de segundo me lo untó por los pezones… Inmediatamente sentí como si me hubiese puesto cubitos de hielo contra mis pezones y jadeé… Era lo que me faltaba porque en esos momentos me corrí… Me corrí, agotadísima… Quince corridas llevaba y todo el peso de mi cuerpo cayó sobre Darren que continuaba follándome, mientras yo me quedaba somnolienta de agotada que estaba.

Al poco tiempo July me tocó en el hombro y me dijo:

  • “Ir a ducharos y cuando hayáis terminado tomaremos algo para que repongas fuerzas.”

Me puse como pude de pie y, todavía temblorosa me agarré a Darren, dejando que me guiara hacia el baño principal.

Hacia el orgasmo número:

Dieciséis

Una ver terminamos de ducharnos, Darren me llevó de nuevo a la sala de estar... Ni Anna ni July estaban allí, así que me acompañó a la cocina, donde July estaba terminando de preparar algo de comer… Le dijo:

  • “Darren, acompaña a Abby y que se siente a la mesa.”

Dios mío, otra vez, no’ , pensé mientras me llevaba… Allí estaba el taburete y lo lubrifico bien antes de me sentara a horcajadas sobre él, bajándome hasta sentir mi culo apoyado en el asiento… Conseguirlo fue un poco difícil… Tuve que hacerlo despacio porque había sido jodida y antes de eso trabajada en el sofá con las piernas muy abiertas.

Una vez que me senté, puse mis rodillas sobre los reposapiés acolchados y Darren rápidamente me ató pero dándome el espacio suficiente para que pudiera saltar.

La comida que tomamos fue bastante rápida y justo cuando estábamos terminando, July se puso a manejar los controles.

La vez anterior que monté en el taburete, July me trabajó de forma lenta y yo reaccioné levantándome y volviéndome a sentar poco a poco… Unos seis o siete centímetros de subida y bajada cada vez.

Esta vez ella se volvió loca y sentí como si me estuvieran golpeando, azotando, sodomizando y violando, todo al mismo tiempo… Los demás, continuaron pareciendo ignorar el hecho de que yo estaba agarrando la mesa con fuerza y ​​rebotando en un esfuerzo por alejarme lo más posible de mi taburete.

July dejó de tocar los controles aunque permanecieron encendidos a potencia… Poco a poco me tranquilicé y mi cuerpo se acostumbró a esta brutalidad... El vibrador del culo estaba zumbando creo que a plena potencia y el de mi coño se retorcía como una serpiente viva, se doblaba y vibraba también… Yo continué sentada, agarrada a la mesa mientras mi cuerpo lidiaba con lo que estaba sucediendo.

Sorprendentemente, en el lapso de tres o cuatro minutos estaba moviendo mis caderas sobre los vibradores, con los ojos cerrados, mientras notaba la llegada de un inminente orgasmo… Podría sentirlo.. July se levantó de repente y fue a la cocina, volviendo rápida y colocándose detrás de mí, se arrodilló y puso una mano sobre mi pie descalzo.

Sentí un dolor agudo tras escuchar un chasquido… Vi que llevaba una gruesa goma y a modo de tirachinas me estaba golpeando uno a uno los dedos de mis pies, causándome mucho dolor… July me golpeó en los dedos de los pies, las puntas de mis pies, los talones y sobre todo se concentró en mis suaves arcos.

Y así, mientras me corría por dieciseisava vez, estaba recibiendo al mismo tiempo fuertes golpes de tirachinas con la goma en mis nalgas provocándome números verdugones, cuyo dolor dejé de percibir por quedarme tirada sobre la mesa como si fuera una muñeca.

Cuando se cansó, July volvió a su asiento… Esperaba que parase el maldito aparato, pero no lo hizo y yo comencé a temblar de sobrecarga sensorial y presionando mi culo y coño contra el taburete.

Mi coño estaba al borde de algo que no puedo describir y me desmayé… Cuando desperté estaba acostada en el sofá, cubierta con una manta… July estaba a mi lado con cara preocupación… Me abrazó, con lágrimas en los ojos, disculpándose.

Pasé varios momentos tranquilizándola, abrazándola y luego cuando vio que estaba bien, volvió a su papel de Ama July y me dijo:

  • “Siéntate de nuevo en el taburete.”

Los miré a todos, sorprendida… Vi a Darren que estaba allí en el taburete para ayudarme y Ama Anna me llevó hasta allí... No pude hacer otra cosa más que sentarme de nuevo, sintiendo mi sexo castigado por el gran dildo y mi culo abierto por el vibrador pequeño, actualmente silencioso… Esta vez fue Ama Anna quien me ató.

July no tocó los controles y me dieron bien de comer… A pesar de mi incomoda posición yo no protesté, ni hice comentario alguno… Sabía que esto iba a continuar pero preferí no pensar en ello… Ya vendría... Estaba ya muy cerca de mi anterior record y me sentía satisfecha pensando que con dos corridas más, el record estaba superado.

Continuará...