Orgasmos: batiendo mi propio record (2/4)
Tras haber tenido cinco orgasmos, continúan seguir provocandole corridas siguiendo una variada gama de procedimientos
Orgasmos: batiendo mi propio record de orgasmos (2/4)
Capitulo 2.- Siguen los orgasmos
Hacia el orgasmo número: Seis
Tras haber acumulado ya cinco orgasmos en tan poco tiempo, me dejaron descansar, lo que probablemente me vino bien en ese momento… Estaba bastante cansada… Pude comprobar la hora y eran poco más de las diez y media… También me dolía un poco el coño, lo que no era nada raro teniendo en cuenta que me lo había azotado, encerado, follado a tope y violado… Pero también me sentía muy a gusto, todo hay que decirlo.
July me había quitado el vibrador, dejándome vacía y un poco sorprendida… Recuerdo que ella nunca me dio la oportunidad de descansar cuando vivíamos juntas… En aquel entonces era un tormento constante… Justo después de correrme, ella simplemente cambiaría el tipo de tormento… Si me había corrido porque me estaba follando con una botella de cerveza, entonces me ponía pinzas en los pechos y en el clítoris y me metería un par de vibrobolas en el coño… Normalmente me tenía gritando todo el tiempo.
Esta vez, me dejó recuperarme sin ningún estímulo adicional.
Darren había salido de la habitación después de sacar su polla de mi culo y yo gemí decepcionada cuando eso sucedió… Es difícil explicar por qué, ya que no me gustan mucho las cosas duras en mi culo, aunque supongo que ahora estaba condicionada a ello y me gustaba.
July pasó un minuto o más acostada a mi lado… Sus manos suaves y sus uñas duras alternaban toques suaves con rasguños ligeros, hasta que finalmente me ordenó que me diera la vuelta… Lo hice, y al mirarla descubrí que al atuendo de látex negro que había usado hasta ahora, le había quitado piezas porque sus pechos y su coño afeitado estaban totalmente expuestos.
La goma negra brillante todavía cubría sus hombros, brazos, estómago y piernas, sin mencionar que todavía llevaba las botas de cuero negro… Ni siquiera tuve un momento para susurrar mi sorpresa porque July se movió sobre mí, deslizándose por mí cuerpo para darme un beso apasionado, y nuestros pechos se apretaron juntos.
Luego se movió hacia abajo y su boca hambrienta me chupó, me probó, me lamió y sentí una pequeña emoción explotar en mis pezones y deslizarse hacia mi coño… Y mientas hizo esto, giro su cuerpo para colocar sus piernas sobre mi cabeza… En segundos, comenzamos con nuestras lamidas largas de arriba-abajo, nos introducimos la lengua lo más honda posible en el agujero vaginal y la movimos allí dentro... Pero la verdad es que todo eso no es tan importante como trabajarnos el clítoris... Y dedicarle mucho ‘ tiempo’ es lo que es importante.
Estábamos sintonizadas y empezamos, como siempre lo hacemos, de forma lenta y constante al principio y cuando noto que July comienza a sacudirse, a contraerse, es cuando tengo que ir más rápida… Pero manteniendo siempre mi lengua en su clítoris… No dejarla nunca… Debo chuparlo, lamerlo, sondearlo, pero siempre mi lengua debe permanecer en su clítoris.
Tanto July como yo hemos tenido suficiente experiencia para ser muy buenas en el placer mutuo… Después de mis cinco corridas, ahora yo estaba algo más sensible, así que July tuvo que esperar un poco hasta que comencé a moverme empujando mi coño hacia arriba buscando su boca.
Yo sabía que July quería correrse... Después de unos cuatro o cinco minutos, arqueó la espalda, siseó y gimió en mi coño… Y luego su sexo muy húmedo me inundó de gran cantidad de jugos que chupe y tragué… Podía sentirla temblar encima de mí y mis manos acariciaron su culo.
A estas alturas estaba temblando de necesidad de correrme y la corrida de July sólo había aumentado mi deseo... Así que me aferré a ella, volví a meterle la lengua, trabajando todo su coño en este punto, esperando que me dejara correrme.
Su lengua se lanzó nuevamente hacia mi clítoris y lo apuñaló repetidamente… Mis muslos temblaron por los golpes suaves y duros, de pequeñas lamidas y mordiscos hasta que me empujé contra ella, intentando forzar su atención sobre mi clítoris.
La agarré, chupando su clítoris con fuerza, dejando que mi propia boca indicara cuán desesperadamente quería correrme… Se llevó mi pequeño clítoris a la boca, tal como le estaba haciendo yo a ella, y me provoco una serie de espasmos y una oleada de placer sexual intenso que se precipitaba a través de mí, como un volcán.
Entonces ella me mordió justo en el clítoris… Y grité en su sexo cuando estallé… El dolor que me causó su mordida, le envió pequeñas sacudidas de alivio sexual a través de mí… Me resistí, me golpeé, bombeé mis caderas, y luego, cuando July metió su lengua profundamente en mí, me solté con mi sexto orgasmo, bajo el peso de July… Ella me corrió por sexta vez.
Hacia el orgasmo número: Siete
July se levantó de mi cuerpo, sonriendo con el mismo tipo de placer que yo estaba experimentando... La vi como cogió una pequeña toalla del cajón de su mesita de noche y se limpió la boca y el sexo.
Me pregunté si ella me ofrecería la misma cortesía, pero evidentemente ella quería mantener mi cara empapada de sus jugos.
Yo, cerré los ojos cuando ella se levantó de la cama, relajándose en el olvido silencioso, cosa que yo aproveché para comenzar a dormir, aceptando gustosa el descanso que me proporcionaba porque estaba agotada del sexo increíble y maravilloso que me había ofrecido.
Pronto sentí dedos separando mi coño otra vez... Esta vez no me daban descanso… Eso ahora lo tenía claro… Comencé a cerrar mis piernas, pero unas manos fuertes las separaron… Al abrir los ojos vi a Darren, en la cama, arrodillado ante mí.
Salté ligeramente cuando algo redondo y liso se deslizó a través de mis labios vaginales empapados de flujo y luego jadeé cuando Darren lo empujó profundamente en mi coño... Una segunda esfera siguió a la primera, llenando bastante mi vagina... Luego, me dio la vuelta bruscamente sobre mi estómago y sentí que me ponía algo duro en la parte baja de la espalda… Un sonido me dijo que estaba usando un rollo de cinta adhesiva para asegurar un objeto rectangular a mi piel.
Casi de inmediato supe lo que estaba pasando… Me puso una versión moderna de vibrobolas, que en lugar de cordeles entre ellas y colgando como badajos dejan fuera una parte de cordel con un aro, tienen pequeños motores y una caja de control se encarga de hacerlas vibrar… Esa caja fue lo que me pegó en la espalda.
Un momento después, Darren activó la caja de control y sentí que mi coño cobraba vida… Las dos bolas comenzaron a repicar y hacer clic una contra la otra, mientras bailaban en mis entrañas.
Darren me ayudó a levantarme y me sentó a los pies de la cama… Se arrodilló frente a mí y me sostuvo los tobillos... Le tendí la pierna mientras él volvía a colocarme de nuevo las tobilleras.
Ignoré el zumbido entre mis piernas porque mis ojos estaban atraídos constantemente hacia su polla, que ahora era de un extraño color púrpura gracias a un dispositivo completamente nuevo que rodeaba su tronco... Tenía cinco anillos de varios tamaños, el más pequeño justo alrededor de la cabeza, con cada anillo sujeto por una larga correa de cuero… Parecía doloroso llevarlo, pero no pude evitar preguntarme qué sentiría si me follara con eso.
Mis esposas vinieron después y le ofrecí mis muñecas… También empujé mis pechos hacia adelante, con la esperanza de que los tocara mientras se movía de un brazo a otro, pero era evidente que July le habría ordenado que no lo hiciera.
Darren se puso de pie y se fue a la larga mesa que estaba frente a la cama… Recogió algunas cosas que no pude ver y regresó a la cama con ellas... Para mi sorpresa, uno de los artículos era un destornillador.
- “Ven hacia mí”, me dijo suavemente.
No fue una orden, sino un ruego… Darren probablemente es el mejor de los esclavos que ha tenido July... Es gentil, dulce y amable… Espero que le dure mucho tiempo... Sin embargo, July es muy dura con sus esclavos.
Hice lo que me pidió y me recosté en la cama... Darren levantó uno de los objetos que cogió de la mesa para que pudiera verlo… Me resultaba muy extraño... Era un círculo de metal, hueco en el centro, de modo que parecía una arandela… Una serie de tornillos sobresalían a lo largo de toda la circunferencia.
Lo acercó un poco y pude verlo mejor... La abertura interior era un poco más pequeña que mi meñique… Pude ver que los extremos de los tornillos sobresalían un poco y fue entonces cuando me di cuenta de que cada tornillo se había afilado.
Entonces Darren movió la abrazadera, la llevo a mi pezón derecho, la puso sobre él y luego cogió el destornillador... Con mucho cuidado, comenzó a apretar tornillos alternos… Fue un proceso largo... Al principio realmente no sentí nada, pero cuando Darren apretó el tornillo opuesto, sentí un ligero pellizco.
Como mis pezones ya estaban duros, las pequeñas puntas de los tornillos se clavaron ligeramente en mi protuberancia mamaria, en mi pezón... Hubo un total de seis tornillos, todos los cuales terminaron clavándose en mi suave carne.
Darren lo probó y se aseguró de que estuviera lo suficientemente apretado tirando de él… Quedó firmemente incrustado… El segundo siguió igual proceso que el primero y la combinación de pinchazos junto con el zumbido entre mis piernas estaba reavivando el fuego de mi lujuria… Todavía era un fuego pequeño, pero lo estaba sintiendo.
Mis pezones estaban hormigueando… Admito que ambos discos dolían por perforarme la carme, pero no era como las pinzas de cocodrilo, que a veces extraen un poco de sangre y son más dolorosas.
Finalmente, Darren me puso de pie y le di una cálida sonrisa de agradecimiento… Luego le seguí hasta el salón mientras trataba de ignorar tanto las vibraciones que ocurrían dentro de mí coño como el dolor punzante en mis pezones.
Me quedé congelada cuando entramos en el salón… Tuve claro que mientras July y yo habíamos estado haciendo el sesenta y nueve, Darren había estado ocupado preparando todo esto que veía ahora... La mesa de café había desaparecido y en su lugar había lo que podríamos llamar un ‘ caballo de madera’ .
La pieza triangular que formaba el lomo del caballo era un bloque sólido de madera de un poco más de un metro de largo… El borde había sido lijado para que no cortara a un jinete, pero sabía que también era lo suficientemente afilado como para doler después de un corto tiempo… Las patas del caballo eran lo suficientemente altas como para evitar que yo tocara el suelo también… El ancho también era bastante intenso, y sabía que me abriría bastante bien.
July estaba sentada en el sofá, mirándome con ojos de gato.
Darren me llevó al caballo y sentí que mi ritmo cardíaco aumentaba... Me puso los brazos detrás de la espalda y rápidamente cerró las muñequeras... Escuché el clic de cierre.
Me cogió en brazos y yo cooperé balanceando mi pierna izquierda sobre el caballo... Me puso sobre él y me ayudó a mantener el equilibrio... Inmediatamente sentí la presión y la mordida de la cresta de madera cortando mi coño… No fue un dolor agudo, sino más bien como un dolor muy profundo, como si alguien hubiera puesta su mano de canto y empujado con fuerza sobre la hendidura de mi coño... Mis manos atadas me impedían ajustar mi posición sobre mi asiento o poder mantener bien el equilibrio.
Pronto lancé un grito de dolor, uno de mis labios vaginales estaba atrapado debajo de mí, pellizcado dolorosamente entre mi peso y la cresta de madera… July se levantó rápidamente y ordenó a Darren que me volviera a levantar, y luego con sus dedos me abrió el coño y separó los labios vaginales... Me bajaron de nuevo, esta vez con todas mis partes en los lugares correctos… Cuando finalmente me instalé, Darren dio un paso atrás, dejándome ir… Y esta fue la primera vez que monté sobre un caballo de madera.
Mis caderas ya se mecían… En algún momento, las vibrobolas incrustadas en mi coño las habían puesto al máximo… Esto, junto con la presión dolorosa entre mis piernas me hizo balancear mis caderas, empujándolas obscenamente hacia adelante.
Esto ayudó a aliviar la presión en la zona sensible entre mi culo y mi coño, pero también significó que tanto mi sexo como mi ano debían soportar mi peso ocasionalmente... Literalmente podía sentir cómo se me formaban moretones.
Me balanceé constantemente mientras July y Darren observaban con placer… Pude sentir que la madera debajo de mí se humedecía cuando mis jugos la empaparon y, finalmente, comencé hacer largos movimientos de cadera, frotando continuamente la hendidura vaginal con cada movimiento, e incluso pellizcando mi clítoris… Todo conspiró contra mí y cuando sentí los primeros temblores de otro orgasmo, casi me caigo del caballo.
Darren me agarró mientras July me incitaba a ir más deprisa… Lo siguiente que vi fue que ella me sostenía firme mientras yo cabalgaba y Darren se fue detrás del sofá y reapareció con dos pesas grandes.
Vi a Darren arrodillado a mis pies y lo sentí sujetar el primer peso a mi tobillo derecho, con lo cual se agregaron 10 kilos adicionales a mi cuerpo. El otro peso me lo colgó igual de rápido, llevando mi peso total a unos 75 kilos... Por supuesto, no tenía forma de saber esto mientras estaba en el caballo… Lo supe, después.
Todo lo que sabía en esos momentos era que la presión en mi coño se había intensificado y me era más difícil mover las caderas... El dolor en el coño era más vivo y me encontré meciéndome un poco menos por los pesos que tenia colgando en los pies.
July nos dejó, dirigiéndose hacia el comedor… Y Darren siguió manipulando el mando de las vibrobolas... Yo, con lo que estaba sufriendo, no había prestado atención a donde había ido July,
Un golpe en la puerta del apartamento me llamó la atención… Me puse rígida y miré a Darren, casi esperando que me bajara del caballo… Él, ni siquiera se movió… Era como si estuvieran esperando a alguien.
Mis caderas aún se agitaban cuando July salió de la cocina, todavía medio vestida, con ambos pechos, el coño y nalgas expuestas, y se inclinó ligeramente para mirar a través del agujero de la mirilla de la puerta... Una vez comprobado quien era, la abrió.
Afortunadamente, yo conocía a la persona parada en la puerta... Era la señora Anna, una de las amigas de July con la que me había dado una cita a ciegas dos meses antes… Tuvimos una noche fantástica, y la señora Anna y yo habíamos pasado tres fines de semana juntas.
Tengo que admitir que fue sólo sexo y juegos, nada más... Anna dejó muy claro que no estaba buscando una esclava a tiempo completo, lo cual es igual de bueno para mí ya que yo no estoy buscando tampoco una Ama a tiempo completo.
Anna sostenía una pequeña bolsa, se inclinó hacia delante y le dio un beso a July… No fue un beso casto, sino un beso bastante húmedo y apasionado.
Hubo entre ellas una conversación cortés, en su mayoría ‘ Gracias ’ y ‘ Te veo muy bien ’… Debo admitir que sí, que Anna se veía muy bien.
Llevaba zapatos de diseño, de al menos 10 cm. de tacón; una falda gris oscuro que era aproximadamente unos 3 cm más corta de lo apropiado; una blusa de seda, blanca, por supuesto, que mostraba un poco del sujetador de encaje negro que llevaba debajo.
Anna caminó hacia mí, arrojando su bolso en el sofá… Yo, estaba en un estado de semi excitación golpeando locamente con mis caderas, mi dispositivo de tortura de madera relativamente afilado, concentrada en el dolor punzante entre mis piernas... Para ser honesta, casi lo estaba jodiendo.
Entonces Anna se paró junto a mí, alargó su mano hacia las extrañas abrazaderas de tornillo en mis pezones y les dio un pequeño movimiento y giro.
Esa fue la gota que colmó el vaso porque comencé a correrme… Mi cuerpo se puso a temblar de nuevo, perdiendo casi el equilibrio sobre el caballo de madera… Seguí inclinándome hacia adelante, apretando mi clítoris a la madera afilada, obligando a Darren a sostenerme por un hombro.
Tanto July como Anna observaron, sonriendo e intercambiando comentarios sobre la pequeña zorra que soy follándose al pequeño caballo, mientras yo casi me desmayo... ¡¡Había tenido mi séptima corrida!!
Darren me mantuvo en posición vertical y, mientras me calmaba, mi peso y los pesos que me lastraban de los pies, multiplicaban por diez, mi dolor… Ahora, sin la excitación sexual, estar sentada sobre el caballo de madera me resultaba muy doloroso.
Hacia el orgasmo número: Ocho
Comencé a moverme de nuevo… Mi cuerpo ignoró el hormigueo de las esferas vibrantes que aún vibraban dentro de mí, aunque sabía que pronto sentiría la creciente tensión mientras avanzaba hacia mi octavo orgasmo.
Me dejaron en el caballo por otros cinco minutos… Pedí que me bajaran y tanto July como Anna se rieron… Me dijeron que me callara y que tenía que seguir balanceándome.
Cuando July finalmente le dio instrucciones a Darren para que me bajara, primero desató las pesas y luego me levantó y me puso en el suelo junto a él.
No pude quedarme en pie e inmediatamente caí en posición fetal... Era como si alguien hubiera cogido un bate de béisbol y me hubiera dado un fuerte golpe, justo entre las piernas... Tenía mucho dolor.
Sentí las manos de Darren en mis tobillos y lloré mientras me ponía con las piernas abiertas y separadas… Vi a las dos Amas que se arrodillaban a mi lado y examinaban mi coño... Hice una mueca de dolor y grité cuando con sus dedos, me tocaron, tirando y empujando mis labios e incluso me metieron dedos dentro de mi agujero.
Su opinión fue que me lastimé un poco, pero que los veinte minutos en los que estuve cabalgando no me había hecho nada grave y que los castigos adicionales a mi coño podrían completarse según lo planeado… Acostada en el suelo, yo pensaba algo muy diferente.
Mis manos aún estaban detrás de mi espalda y mis pezones todavía estaban apretados con fuerza en las pequeñas abrazaderas de tornillo.
Me acariciaron y me estremecí relajándome mientras ambas mujeres calmaban mi cuerpo... Por supuesto, una parte de mí todavía estaba temblando… Era mi coño, ya que ni July, ni Anna habían apagado las vibrobolas... De hecho, el controlador permanecía encintado en mi espalda, y solo mis muñecas esposadas detrás de mí evitaban que se clavase en mi columna vertebral.
July miró a Darren y le ordenó:
“Ve a por tres vibradores grandes y vuelve enseguida.”
“Si, Ama”, le respondió obediente Darren y fue directamente a buscar mi bolsa de juguetes y lo vi remover por dentro, y finalmente encontró mis tres vibradores.
En realidad, tengo seis… Darren agarró mi vibrador recto, mi vibrador curvo y uno pequeño de bolsillo… Las baterías se las puse nuevas porque si se apagan cuando las está usando, el castigo será terrible.
July siempre ha sostenido que el castigo y la tortura son dos cosas diferentes… Con el castigo se trata de corregir un comportamiento y no requiere un componente sexual... La tortura se trata de divertirse y tiene un componente sexual.
Cuando yo era la esclava de July, evitaba el castigo… Supongo que Darren también lo evitará.
Darren trajo los vibradores entregándoselos a Anna y July… Ambas mujeres tomaron uno, dejando otro para Darren… July le ordeno que encendiera el suyo y lo tocase en varias partes sensibles de mi cuerpo, concentrándose en mis pezones… Él siguió sus órdenes, así como ambas Amas también hicieron lo mismo.
Como mis piernas estaban algo obscenamente separadas, sentí las puntas de plástico estremecerse contra mi clítoris, deslizándose luego a través de mis labios vaginales para penetrar suavemente en el pequeño ano marrón de mi culo, aunque sólo un poco y ponérmelos también sobre las arandelas de metal que mordían mis pezones.
Pequeños temblores me sacudían constantemente y mis dos atormentadoras Amas se alternaban entre mis piernas para ver donde me ponían sus consoladores… A veces los sentía en mis carnosos labios vaginales, luego me lo metían en el coño hasta tocar las vibrobolas, luego se iban hasta mi clítoris…
Tener tres personas a la vez calentándote es una muy buena manera de provocarte un nuevo orgasmo... De eso no cabe la menor duda.
Me sacudí, succioné aire y luego dejé escapar pequeños gemidos de placer cuando una de mis Amas, no sé cual, metió su vibroconsolador lo más profundamente posible en mi coño… Luego lo sacó y me lo metió en el culo.
Las vibrobolas le había impedido hacerme una penetración profunda, pero no importó porque mi coño estaba servido… La combinación de tener un vibrador contra mi clítoris, otro en mis pechos, otro en mi culo y las vibrobolas dentro del coño, me puso al borde del orgasmo.
Y grité cuando llego, temblando de excitación… Cuando mi cuerpo se tensó, Anna presionó su vibro contra mi clítoris, mientras July empujó el suyo profundamente en mi culo… No pude evitarlo… Me corrí salvajemente… Era mi octavo orgasmo.
No estoy segura, pero creo que mantuvieron las cosas así durante unos cinco minutos más… Cinco minutos en los que la corrida fue brutalmente larga hasta quedar totalmente agotada e inerte.
Hacia el orgasmo número: Nueve
Apenas me enteré de que July y Anna desaparecieron dejándome tirada en el suelo, dormitando y descansando.
Unos quince minutos más tarde olí un aroma procedente de la cocina… Mi estómago gruñó... Aquella mañana sólo había tomado un tazón de café con leche y todo el esfuerzo que había realizado me dio un poco de apetito... Lentamente me levanté pensando que podrían darme algo y me metí en la cocina.
Cuando entré estaban hablando de mí… July le contaba a Anna cosas que hacíamos… Cuando me vieron, me dieron una pequeña sonrisa y dejaron esa conversación.
“¿Cómo te sientes?”, me preguntó July que todavía llevaba puesto su atuendo de goma, con los pechos y las nalgas expuestas.
“Hambrienta, Ama”, respondí mientras me ponía de rodillas, como una perra mendigando… Puse mis manos sobre mis muslos, con las palmas hacia arriba.
July sólo se rio y me dijo:
- “Comeremos dentro de unos quince minutos… Mientras preparo los huevos y las salchichas si quieres puedes comerte una banana”
July siempre tenia la fruta en un frutero sobre la mesa, así que me di la vuelta y me arrastré hacia la Señora Anna... La vi que estaba sosteniendo una banana y una mirada traviesa en sus ojos… Alargué la mano para tomarla y ella lo sostuvo, evitando que la cogiera.
- “Pruébame cuánto quieres esta banana… Fóllate con ella primero hasta que te diga que la comas”, me dijo la Sra. Anna, inclinándose ligeramente con una sonrisa.
Me dolía el coño y lo último que quería hacer era meterme una banana entre mis piernas… He jodido muchas bananas en mi vida pero en ese momento en particular no quería hacerlo.
Anna me dio la banana y la cogí… Pensé en dejarla y pasar hambre, pero necesitaba comer, y de todos modos iban a meterme, más pronto o más tarde, lo que quisieran dentro de mí, ¿por qué resistirme?... Lentamente separé mis piernas, puse la banana entre mis piernas y comencé a frotarla en mi hendidura vaginal, intentando hacerlo de forma suave.
A pesar de ello sentí de dolor en mi coño… Estaba un poco hinchado y muy tierno… Creo que hice una mueca y el dolor se reflejó en mi rostro porque Anna sonrió… Tanto ella como July son sádicas y no me habría sorprendido nada descubrir que Anna estaba mojada.
Mientras trabajaba la banana más profundamente en mi coño, me di cuenta que Ama Anna no llevaba bragas y pude ver lo bien afeitada que tenía su hendidura vaginal.
Cuando la banana estaba completamente metida en mi coño, comencé a moverla hacia dentro y hacia fuera… No la sacaba por completo por no querer tener que apartar mis labios magullados por segunda vez… Todavía me dolían… En cambio, si que incremente la velocidad de la banana realizando movimientos costos y bruscos.
Vi a Anna que estaba disfrutando de la escena porque se metió una mano entre sus piernas y también vi como sus dedos presionaron su clítoris y sus muslos temblaron.
Después de ocho orgasmos que había tenido, se podría pensar que yo tendría problemas para producir la lubricación suficiente para facilitar las cosas, pero no sólo mi cuerpo respondió sin dificultad, sino que sentí que me excitaba auto follándome con la banana.
Creo que Anna también lo notó… Tal vez fue la forma en que cerré los ojos… O tal vez fue el hecho de que aceleré y golpeé deliberadamente mi clítoris, presionándolo suavemente pero con firmeza con cada empuje que le daba a la banana.
De pronto, y sin esperarlo, me encontré siendo empujada hacia atrás, al suelo y una mano quitándome el lugar con la que cogía la banana… Era Ama Anna que estaba a horcajadas sobre mí, de modo que su culo quedó justo encima de mi cara.
Ella comenzó a empujar la banana dentro y fuera de mi coño, al tiempo que sentí su lengua en mi clítoris… Jadeé, empujando mi cadera hacia arriba mientras hacíamos el amor en medio de la cocina.
- “Chúpale su clítoris, perra”, ordenó July, girándose para mirar, mientras seguía vigilando la comida que cocinaba.
De inmediato acerqué mi boca al coño de Anna y mi lengua se hundió en su hendidura vaginal, ya húmeda… Pasé mi lengua arriba y abajo varias veces y luego encontré su clítoris y comencé a lamerlo desaforadamente… Ella respondió de igual manera y cuando me lo mordió, me corrí… Era mi novena corrida.
Me dejé caer sobre el suelo de la cocina por un momento, jadeando, pero luego volví a chupar a Anna y mientras continuaba succionando el clítoris, sentí que ella me sacaba la banana de mi coño.
Otro minuto después sentí algo más suave metiéndose en mi coño.. Jadeé nuevamente mientras me penetraba, bombeándomelo cuatro o cinco veces antes de sacármelo.
Y luego Anna, apartando su sexo de mi boca, se giró para mirarme sosteniendo la banana, pelada y reluciente tras habérmela metido en mi coño... Sabía lo que quería y abrí la boca.
- “Chúpala bien y déjala bien limpia, Abby”, me dijo.
Me metió la banana en la boca y yo la chupé, probando mi propio sexo… Era un sabor salado ligeramente almizclado con el que siempre he disfrutado... La banana entró y salió de mi boca, y luego Anna asintió, indicando que podía morderla y comer... Y lo hice.
Mi estómago volvió a gruñir cuando el trozo de fruta blanda se abrió paso por mi garganta y Anna me dio de comer, mordisco a mordisco hasta que terminé toda la fruta convertida en consolador.
Me recosté cuando Anna se puso de pie, alisándose la falda y acercándose a la lata de basura para deshacerse de la cáscara de la banana… Fue entonces cuando July se volvió y nos dijo, sonriendo:
- “La comida está lista.”
Continuará.....