Orgasmos: batiendo mi propio record (1/4)

Ella tiene una tarea pendiente: romper su récord de orgasmos logrados en un día y para intentar logarlo le pide ayuda a su ex Ama, que se brinda a ayudarla dejándola al borde de su capacidad física.

Orgasmos: batiendo mi propio record (1/4)

Capitulo 1.- Iniciando batir el record de orgasmos

Recibí un correo sobre la ‘tarea de sumisión’ que debía hacer la semana próxima ordenado por mi Ama virtual Yani, dejándome un tanto descolocada al recordarme lo siguiente:

  • “Abby me dijiste que tu récord actual de orgasmos en un día es 17… Llama a tu ex Ama July para pedirle pasar con ella un día de fin de semana y que te obligue a superar este récord... Dile que use cualquier medio que desee para poder lograrlo"... Y así lo hice.

Ese viernes por la noche pasé más de una hora preparándome... Me froté con loción de colonia, me afeité el coño y culo y hasta utilicé un poco de cera depilatoria, por si acaso... Me lavé el pelo... Hice todo pensando que July me había citado mañana sábado, por la mañana.

Sobre las 7 h, me subí al coche vestida con mi ropa habitual… Unas chanclas en mis pies, un par de pantalones cortos de jean azules, con unas bragas de estilo bikini rosa y una camiseta... No llevaba sostén.. Cuando sé que voy a pasar el día desnuda, ¿por qué molestarme, en ponérmelos?... Además, sabía cómo funcionaban las cosas con July.

Mientras viajaba recordaba que July y yo, cuando éramos muy jóvenes, nuestras amistad se volvió sexual… Y eso ocurrió porque ella encontró unas cintas de videos pornos de su padre y quiso que las viéramos juntas.

Recuerdo que esa noche la pasé en casa de July… Sus padres estaban separados y nosotras solas, pues su madre se fue a bailar con otro hombre y su padre estaba liado con su secretaria.

Pasamos una hora viendo a una guapa joven rubia amarrada a una mesa, azotada, cubierta de cera caliente, y luego brutalmente follada con una serie de verduras.

Pasé todo el tiempo clavando mi vista en la pantalla de la tele, sorprendida, horrorizada, intentando lidiar con la humedad que surgía de mi coño, tratando de que no saliera de entre mis piernas.

Cuando terminó el video, tenía la mano debajo de la manta que me puse para cubrir mi regazo y estaba presionando bastante fuerte mi clítoris.

Se hizo evidente, sólo por nuestra conversación, tras ver todas y cada una de las cintas, que July se identificó con las dominatrices que aparecían en la cinta, mientras yo me imaginaba como las víctimas.

Tres meses después de que el divorcio de sus padres finalizara, July volvió a sacar las cintas… Supongo que su padre pensó que su madre las vio y las tiró.

Después de verlas varias veces, las dos tratando siempre de esconder nuestro anhelo masturbatorio, July me invitó de nuevo a pasar la noche en su casa, mientras su madre estaba tratando de atrapar un nuevo hombre.

Ella trajo todas las cintas a la habitación, las extendió sobre la cama y me dijo que escogiera una… No para mirar, sino para actuar… Escogí la cinta que vimos esa primera noche y terminé atada desnuda a la mesita de café mientras July me hacía todo lo que estaba en la cinta… Ese fue el comienzo de mi sumisión sexual con ella.

Nuestra relación Domina/sumisa duró cuatro años y medio… Cuatro años y medio de sexo salvaje, requisitos locos y más orgasmos de lo que creí posible.

July me mantuvo en un estado de excitación sexual durante casi todo el tiempo, follando en fiestas, regalándome a varios novios, o incluso a conocidos… Y todo esto fue así, y aún más intenso, a partir de compartir un apartamento en la universidad y ser independientes.

Decidimos separarnos a mitad de nuestro cuarto año de universidad… Me mudé a otro apartamento, y aunque mantuvimos nuestra amistad, incluido el ocasional intercambio sexual, necesitaba estar sola y July decidió que prefería ahora dominar a hombres.

Juntas hicimos unas pocas sesiones, en su mayoría ordeños a sumisos, y fue divertido, pero esto no me atraía... Yo necesito ser la que fuese torturada y abusada sexualmente, no al revés.

Todavía somos amigas y no hemos perdido nunca nuestro contacto… Ahora soy una chica de campo agrícola, a pesar de mi título… July es una exitosa diseñadora de interiores en San Francisco… Tiene su propia oficina y su propio sumiso sexual, llamado Darren.

Por supuesto, Darren es el número seis en los últimos cuatro o cinco años… Ella es bastante dura y algunos sólo aguantan seis meses… El más largo duró poco más de un año… Darren lleva ya ocho meses, más o menos, y quizá podría ganar el récord… Ya veremos... July es difícil de tratar, a veces.

Poco antes de las nueve de la mañana, me detuve en el elegante y lujoso complejo de apartamentos en el que vive July… Su padre le había dado el dinero inicial para el negocio y ahora gana mucho porque tiene gusto para la ropa, las decoraciones, los muebles… En fin, prácticamente para todo.

También ayuda el que ella sea rubia, guapa, con buen tipo… A diferencia de mí, que soy normal y poco atractiva a su lado… Yo tengo el pelo corto, de color castaño, pecas, ojos azules y piel blanca y pastosa, excepto donde tengo el bronceado de una granjera.

Cogí mi bolsa, salí de mi coche y me encontré temblando… Cuando la llamé dos semanas antes, explicando la tarea que mi Ama virtual Yani me había dado, me di cuenta de que July estuvo pensándoselo bastante.

Al final ella aceptó mi petición, pero me exigió algunas normas bastante estrictas… Una: que me plantase a las nueve de la mañana ante su puerta, desnuda… Dos: que trajera conmigo todos mis juguetes… Y Tres: que no haya palabras de seguridad para todo lo que quisiera hacerme, lo cual me asustó bastante.

Estuve de acuerdo… ¿ Qué cosas querría hacerme ?... Además, July era muy consciente de mis límites, de cuán lejos llegaría y lo que me gustaba… Y yo sabía que ella no haría nada para desfigurarme o lastimarme permanentemente, o hacerme hacer algo que no quería.

Por supuesto, la idea de no tener palabra de seguridad me preocupaba un poco, pero entendí que eso sólo significaba que ella me haría algunas cosas que no iba a poder oponerme a ello.

Subí las escaleras hasta la puerta de su apartamento, mirando alrededor… Las nueve de la mañana es una hora como para que haya un poco de actividad ese día y me viese alguien... Afortunadamente no vi a nadie… Me detuve frente a su puerta, dejé mi bolso en el suelo y comencé a quitarme toda mi ropa… La metí toda en mi bolso apresuradamente, no queriendo pasar tiempo extra en la puerta totalmente desnuda.

Llamé a la puerta… Nadie respondió… Mirando alrededor nerviosa, volví a llamar, esta vez un poco más fuerte… Seguí esperando… July me dejó en la puerta durante cuatro minutos, de pie y desnuda antes de abrir la puerta… Sabía que lo estaba haciendo a propósito.

Cuando finalmente se abrió, jadeé asombrada por su atuendo... July nunca antes se había vestido como una dominatriz, al menos no para mí… Ella prefería algo más cómodo… Pero hoy no… Hoy estaba vestida con un traje de gato de látex negro que no dejaba ni una sola curva suave indefinida… Se veía increíble y mi boca se hizo agua casi tanto como mi coño... No pude evitarlo… Quería inclinarme y adorarla… Ella me hizo señas para que entrara y yo crucé el umbral con mi bolso, sintiéndome bastante simple y hogareña.

July sostenía una fusta de cuero en la mano, que hacía juego con su atuendo de cuero y antes de que la puerta se cerrara, me golpeó con fuerza en mi culo... Salté y solté un pequeño grito cuando me golpeó... Para ser honesta, fue más por la sorpresa… Luego, la puerta se cerró y July me empujó hacia la sala de estar.

Hacia el orgasmo número: Uno

  • "Pon tu bolso en la mesa de café y saca tus abrazaderas para las muñecas y tobillos y también el collar", me ordenó.

No me atreví a desobedecer... Veía que la fusta de cuero todavía se balanceaba en su mano… Miré a mi alrededor mientras sacaba el equipo de esclavitud… Darren no estaba aquí, aunque podría estar en otra habitación... En unos segundos saqué las tobilleras y las muñequeras, seguido rápidamente del collar de perro de cuero negro.

Miré a July, esperando otra orden... A cambio, recibí otro golpe con la fusta de cuero que aterrizó en mis nalgas doliendo como un aguijón profundo… Me mordí el labio por eso, aunque no pude evitar apretar mi culo y dejar que un temblor rápido le demostrara la respuesta de mi cuerpo al golpe.

  • "Póntelos", dijo, usando la fusta de cuero para señalar mi equipo.

Tanto las tobilleras como las muñequeras eran con cierre de velcro acolchados con espuma que July me había comprado años antes... El collar fue una adquisición más reciente, hecha en una de nuestras tiendas de mascotas locales en otra tarea destinada a humillarme… Rápidamente hice lo que me pidió y terminé usando mi equipo de esclavitud y nada más… Me volví y me enfrenté a July, lista para su próxima orden.

July me sonrió, con su mano agitando un poco la fusta de cuero y me ordenó:

  • "Acuéstate de espaldas en la mesa de café."

Asentí e inmediatamente lo hice… Recuerdos de nuestra primera vez juntas volviendo a mí… La madera lacada se sentía fría en mi culo y espalda y levanté mis manos sobre mi cabeza, extendiendo mis piernas a los lados de mi mesa de tortura improvisada.

Era una gran mesa de café y probablemente un poco más resistente de lo que realmente era necesario, pero sospecho que no soy la primera ni la última persona en ser atada a ella.

July pasó menos de un minuto asegurando mis muñecas y tobillos y en poco tiempo, ahora era un centro de mesa, aunque bastante grande y totalmente desnuda... Evidentemente, alguien había equipado la mesa con pequeños clips que hicieron un trabajo rápido para mantener mis manos y pies en los lugares apropiados... Sentí una cuerda que enroscó alrededor de mis rodillas, apretándomelas fuerte y asegurándome de que no podría cerrar mis piernas incluso si quisiera… Seguía viendo la pequeña sonrisa malvada de July.

July cogió una mordaza y me la mostró... Odio las mordazas y esta era una de esas grandes mordazas de goma roja... No me gustan las mordazas porque son incómodas y me resulta desagradable babear sobre mí… ¿ Me verá muy sexy con ella puesta ?, pensé.

Ahora me doy cuenta de que July me amordaza porque vive en un complejo de apartamentos y que la gente me pueda oír gritar por dolor o éxtasis no era una etiqueta decente para ella, por ser una buena vecina.

Todo esto fue bueno porque casi inmediatamente después de atarme a la mesa comenzó a golpearme con la fusta de cuero... Comenzó en mis pechos, por supuesto, y no a la ligera tampoco... En cuestión de segundos, estaba luchando contra mis ataduras, con chillidos apagados tratando de escapar de la mordaza fuertemente abrochada.

El lazo que lleva al final la fusta de cuero golpeó mis pezones, provocándome chispas de dolor a través de mis pechos y no pude evitar rodar un poco para evitar que golpeara mis pezones… Esto hizo muy poco para mitigar mi dolor, pues July cambió de lugar, golpeándome directamente en el clítoris.

Cada vez que me movía, ella contraatacaba cambiando a golpearme en otros puntos sensibles, golpeando un pecho antes de golpear mi clítoris… De ida y vuelta, a veces repitiendo golpes varias veces, antes de moverme nuevamente.

Al final estaba temblando y levantando mis caderas para entregarle el coño para que July me pudiera golpear con la fusta, una y otra vez entre mis piernas… Ni siquiera estoy segura de cómo o por qué me corrí… Sólo, arqueando la espalda y gimiendo de obvio placer, mi coño se contrajo y soltó un chorro de jugo.

Me había provocado mi primer orgasmo, mi primera corrida.

Se detuvo, dejando a un lado la pequeña fusta y caminó hacia la mesa del fondo y tomó una pequeña libreta... Hizo una marca en ella y luego volvió a donde yo estaba.

Hacia el orgasmo número: Dos

Cuando volvía la ví llevando una botella de vidrio grande en su mano, que debió coger del estante… Pude ver las palabras " Aceite de semilla de uva " en la etiqueta mientras vertía una dosis saludable del líquido transparente en su palma ahuecada y luego dejaba que se derramara y goteara por mi cuello, pecho, vientre y piernas.

Gemí de placer, relajándome mientras July me daba masajes… Hizo la planta de mis pies, el interior de mis muslos y hasta mi frente y mejillas.

Cuando parecía haberme tocado toda, sentí sus manos entre mis piernas… Sus dedos aceitosos estaban deslizándose a través de mis labios vaginales, separándolos, acariciándolos, tocándomelos en busca de provocarme un segundo orgasmo… Cerré mi ojos, totalmente cautivada, por las sensaciones que sus delicados dedos me estaban causando.

Luego cogió otra cosa de la mesa… Era una vela... También cogió un encendedor y encendió la vela roja de cera de abejas y la dejó sobre la mesa… Supe lo que se me avecinaba… Dudaba seriamente que July hubiera sacado esa vela para ambientar la habitación porque ese tipo de vela no desprende un olor agradable.

July continuó acariciándome durante unos minutos más, obviamente dejando que la pequeña llama brillante derritiera suficiente parafina para que hubiera suficiente cera para tirármela sobre mi cuerpo.

Sabiendo que iba a ser encerada, cambié mucho... Estaba tensa y ya no sentía el mismo placer que antes… Entonces, sin siquiera una palabra de advertencia, July agarró la vela y la volcó sobre mi pecho izquierdo cayeron gotas calientes, quemándome, cubriéndome el pezón y horneándolo con cera.

Recuerdo empujar mis caderas hacia adelante cuando dos de sus dedos se sumergieron en mi coño, masturbándome y tirando hacia arriba, todo al mismo tiempo... Solté un chillido que fue  inmediatamente detenido por la mordaza y luego me estremecí y  temblé, al tiempo que las gotas ardientes de cera caían ahora sobre mi pecho derecho y con los dedos de July dentro de mí.

Estaba a punto de correrme de nuevo, pero ella no me dejó… Cronometró sus movimientos para mantenerme al borde.

Sé lo que estaba haciendo, lo que estaba planeando, pero en ese momento todo lo que sabía era que mis pechos estaban horneados y el calor hervía mis pezones mientras dos de sus tentadores dedos se movían dentro de mí, acercándome a mi segundo orgasmo.

Empujé mis caderas, tratando de ponerme frenética y correrme de nuevo, pero no fue así ya que la cera de la vela derretida le permitió a July lograr lo que estaba buscando... ¿Y qué estaba buscando?

Pues uno de sus pulgares presionó contra mi clítoris, frotándolo suavemente y me tensé cuando el primer temblor anunciador del segundo orgasmos me atravesó… Grité de nuevo, en silencio, y el pulgar se movió otra… No importaba… Ya no lo necesitaba… Ella volcó la vela, dejando salir tal vez la cantidad de una cucharadita de cera fundida directamente sobre mi clítoris.

Ya estaba en medio del orgasmo y el dolor acelerado sólo intensificó el orgasmo… Mi corrida fue brutal… Mi cuerpo entero se tensó en agonía de dolor y placer, todo al mismo tiempo, mientras mis nervios sobrecargados intentaban manejar el coro de sensaciones... Era mi segunda corrida.

Creo que en realidad me sacudí violentamente con mis nalgas rebotando sobre la mesa de café… Podía sentir mis talones golpeando las patas de madera mientras tiraba de mis ataduras… Los ojos los tenía muy abiertos y el coño temblando.

Continué así durante casi un minuto completo antes de que las olas de la felicidad orgásmica disminuyeran lentamente y pudiera controlar mi cuerpo.

El calor todavía se acumulaba sobre mis pechos y ahora también sobre mi coño, pero ahora ya era un calor suave, como una almohadilla térmica, o una tela húmeda y caliente sobre su cuerpo.

Cuando finalmente me relajé, July estaba pasando sus manos por mis labios, mis mejillas, mi frente, inclinándose para besarme… Su largo cabello rubio me hacía cosquillas en la nariz.

Hacia el orgasmo número: Tres

No estoy segura de cuánto tiempo estuve así, pero cuando July se sentó en el sofá, vi a Darren de pie a su lado… Darren es asombroso y sé que le gusta ir al gimnasio… Llevaba puesto el arnés de cuero más increíble que he visto en mi vida... Tenía muchísimas correas que rodeaban su torso apretados con fuerza e incluso ahuecaban sus huevos... Correas más pequeñas rodeaban su polla tiesa y dura como una roca y parecían estar conectadas al arnés principal.

Darren, ya lo he dicho, es el juguete actual de July… Por dos veces, he tenido el placer de chuparle la polla y ser follada por él… Hace un tiempo, July me dejo su pala y pasé medio día ayudándola a ordeñarlo, lo que a pesar de mi tendencia sumisa, fue muy divertido… Por supuesto, también hice un poco de abuso ese día, pero fue más por su estimulación visual que por mi placer… Pero July estaba a cargo… July siempre está a cargo de todo.

Darren se inclinó a mis pies y suavemente comenzó a soltar mis ataduras… No me quitó las muñequeras ni tobilleras, sino que las soltó de los diversos accesorios que me las sujetaban a la mesa de café... Mientras sus dedos trabajaban en los nudos que mantenían mis rodillas separadas, July se inclinó y me ordenó:

  • Quédate en esa posición, cariño.”

Sabía que no debía objetar nada y me quedé quieta a pesar de la necesidad de cerrar las piernas y apretar mis manos sobre el pecho… Después de que Darren me soltó las rodillas, lo único que hice fue arquear los pies varias veces… En poco tiempo, soltó mis manos y luego se paró directamente sobre mí, dándome una vista increíble de su polla y sus huevos o bolas, me da igual.

July le entregó la fusta de cuero y le ordeno que me quitara con ella la cera adherida a mi cuerpo.

Darren no dudó y lanzo golpes, que fueron tan duros como los que ya había soportado... Comenzó con mis pechos, moviéndose de un lado a otro entre los dos montículos, mostrándole mis pezones turbios y ligeramente cocidos… Justo cuando pensaba que no podría soportar más, él se inclinó un poco y me golpeó entre mis piernas para proceder a quitarme la cera de mi coño.

Este golpe también reavivó el dolor que había soportado tanto por el latigazo anterior como por la quemadura de la cera… No pude, por tanto, evitar cerrar las piernas, pero la mirada de ojos de July fue suficiente para alentarme a abrir las piernas de nuevo, esta vez separándolas lo más que pude, sabiendo muy bien que mi obediencia resultaría beneficiosa para el caso que decidiese usar, otra vez, la fusta de cuero sobre mi sensible coño.

Y Darren lo hizo… A una señal suya, me azotó justo en el clítoris, provocando que yo lanzara otro grito apagado al tener mi boca llena y distendida… Cerré los ojos, chillando y apretando la pelota de goma y me estremecí cuando otro golpe aterrizó entre mis piernas.

Darren movió la fusta con habilidad experta y ahora, después de toda la sesión, me di cuenta de que en realidad estaba usando la menor cantidad de golpes posible para apartar grandes pedazos de cera.

Perdí la cuenta de cuántas veces aterrizó la fusta en mi coño, pero finalmente terminó y July se le quitó a Darren… Debo haber perdido la conciencia por unos instantes pues cuando me di cuenta, me encontré en los brazos de Darren, levantada como una niña mientras me llevaba al dormitorio de July.

La habitación de July es una combinación de elegancia moderna y mazmorra moderna... Ella tiene una cama gigante que se asienta sobre un marco de metal dorado con postes altos en cada esquina y un intrincado cabecero también de metal dorado… Para ser clara, todo fue diseñado con la idea de poder atar a varias personas en cada sitio y en múltiples posiciones… No tengo dudas de que Darren ha pasado varias tardes bastante incómodas ahí, seguro.

Darren me recostó en el centro de la cama sobre mi espalda… Admito que se sentí mucho mejor que en la mesa de café, y me preguntaba qué vendría después.

July nos había seguido hasta el dormitorio… Luego, comenzaron a sacar una serie de correas largas… En unos momentos, mis piernas habían sido levantadas en el aire, levantando mi culo del colchón y separando mis muslos mientras mis pies estaban atados en la parte superior de los postes del pie de cama.

July salió de la habitación mientras Darren aseguraba mis muñecas, tirando de mis brazos por encima de mi cabeza, pero dejándomelos lo suficientemente flojo como para rascarme la nariz e incluso liberarme si realmente lo necesitaba.

Luego se unió a mí en la cama, bajando entre mis piernas… Creo que mencioné que tuve relaciones sexuales con Darren e incluso le hice una mamada bastante impresionante... Lo que nunca he hecho con Darren es que me dé sexo oral.

No me opongo al sexo oral... De hecho, me encanta darlo… Recibirlo tampoco es desagradable, pero en realidad no es algo que me motive... Quiero decir que seguro me moja y el motor acelera, pero NUNCA me lleva al límite... Bueno, al menos no por lo general... Supongo que no debería decir nunca… ¿O, sí?

Darren era un experto en comer coño, lo cual no es una sorpresa... Sospecho que lo hace todos los días, probablemente varias veces... Lo sé porque comí mucho coño también cuando era esclava de July… Ella suele preferir la polla, pero también le gusta mucho la lengua.

Darren, como dije, es un experto, y su boca comenzó a hacer magia en mi tierna hendidura, incluso cuando sus dedos me quitaron las últimas astillas de cera de mi zona vaginal.

Ni siquiera puedo comenzar a describir la sensación, especialmente después de haber sido azotada y encerada... Era como un néctar, suave, dulce, delicado y totalmente delicioso.

Me han comido antes el coño... Normalmente es una experiencia relativamente rápida... Especialmente si eres como yo y quieres meterte en algo más intenso… Pero si ya te corriste y ahora estás en el rebote, se siente genial.

Darren pasó como treinta minutos usando su lengua sobre mí coño… ¿Tienes alguna idea de lo que es y cómo es eso?... Trabajó todos los rincones de mi sexo: los pliegues, el valle, mi clítoris, la capucha, incluso metió su lengua en mi orificio vagina... Fue una sensación divina.

Y luego me montó... Estaba arrodillado y apartó su rostro de entre mis piernas y luego empujó su polla dentro de mí… Ni siquiera se quitó el arnés o las correas y fue la sensación más extraña que sentí nunca... Gemí a través de la mordaza, con los ojos rodando, mientras mi coño se contraía alrededor de su polla… Entraba y salía y yo notaba los bordes de las correas alrededor de su polla que tiraban de mi pozo… Era demasiado de nuevo… Me estremecí… Mi cuerpo comenzó a temblar y luego me volví a correr... Era la tercera vez.

Hacia el orgasmo número: Cuatro

Apenas me di cuenta de la retirada de Darren… Supongo que July le había dicho que dejara de joderme en el momento en que me corrí.

Recuerdo que solté otro gemido cuando Darren se retiró, dejándome vacía y luego vi a July que estaba sentada al borde de la cama, sosteniendo uno de los juguetes sexuales de mi caja de juguetes.

Era un consolador de acero sólido, regalo de ella, con una punta roma cónica, pulido a la perfección y lo suficientemente brillante como para que puedas verte reflejada en él… Cuando me lo dio, iba en una pequeña caja forrada de terciopelo con instrucciones de cuidado y una botella de aceite, que no era para lubricación, sino para evitar que se oxidara.

July había desarrollado un método muy especial para usar este consolador de metal… Primero lo precalienta al horno a 125 grados… Luego, horneaba el consolador en una bandeja sin engrasar durante veinte minutos… Lo retiraba del horno, lo dejaba enfriar durante unos cinco minutos o hasta que estuviera lo suficientemente frío como para poderlo manejar… Finalmente, me le insertaba todavía caliente en mi coño... Supongo que esto también la haría con otras chicas.

Pero eso no era todo... July también utilizaba un consolador congelado hecho de hielo… Sí, se lo que digo… Cogía un par de condones, los llenaba con agua y los congelaba… O también podía usar una botella de plástico... O agarrar un globo, uno de esos largos y delgados que se usan para hacer pequeños animales con ellos… Los llenaba con agua, la congelaba y lubricaba.

Usados ​​juntos, prácticamente rozan la verdadera tortura… Me estremecí cuando July puso el consolador de hielo en mi coño... Entró como si estuviera hecho para eso y el hielo me quemó tanto como la cera caliente antes.

Grité de nuevo, golpeando y bombeando mis caderas con desesperación, lo cual me hizo follar con el consolador de hielo aún más rápido de lo que había comenzado July de forma mete-saca  lento… Justo cuando comencé a tranquilizarme, ella sacó el consolador de hielo, apenas derretido por habérmelo metido sólo  treinta segundos dentro de mí coño y lo cambió por el de metal.

Darren estaba actuando como la enfermera de July… Mi coño estaba frío, ligeramente entumecido, y ciertamente no estaba preparado para algo caliente que lo sostenía con guantes de cocina… Vi como July lo cogió con las manos desnudas, pero todos sabemos que la vagina de una mujer es mucho más sensible que una mano.

Me puse rígida cuando July presionó el consolador de metal contra mis pliegues, deslizando la punta a través del frío y resbaladizo coño húmedo… Cuando te follan con un consolador de hielo y luego te lo cambian por un consolador de metal caliente, bombeando constantemente, los jugos que una mujer suelta son muy cuantiosos y se derramaban por los muslos… Y eso es lo que me pasó a mí.

Mis dedos de los pies se curvaron cada vez que July sacó un consolador y lo reemplazaba por el otro... Menos mal que el consolador de metal perdió calor rápidamente.

No me lo creía pero esta alternancia de consoladores me llevó a alcanzar mi cuarto orgasmo… Mi corrida fue intensa aunque un poco dolorosa... Pero no exploté, no… Eso sucedió cuando July empujó el último hielo dentro de mí, dejándolo allí para que se derritiera, agarró un vibrador, lo puso al máximo y lo presionó contra mi clítoris... Entonces si me corrí... Era mi cuarta corrida… Y eso que sólo llevaba allí poco más de una hora.

Hacia el orgasmo número: Cinco

Hace unas semanas, cuando July me ordenó que la ayudara a ordeñar a Darren, acepté de inmediato porque estaba en muy buena forma y, francamente, haría cualquier cosa que July me ordenara.

Si July y yo estuviéramos en medio de un supermercado y ella me dijera que me desnudara y follara con un pepino, yo estaría desnuda en el suelo en unos veinte segundos… Es pasión lo que siento por ella

Ordeñar a Darren fue un proceso de once horas que se hizo de forma continuada... July utilizó algunos métodos de estimulación bastante duros: tubo de vacío, prensado, palmadas, paletadas, frotamiento rápido y otros métodos que yo no conocía.

Yo utilicé medios más naturales: mi boca, aceite, mis manos, mis pechos e incluso mi coño... Alternar, nos dio a cada uno de los dos, la oportunidad de relajarnos, descansar y pensar en nuestro próximo método mientras July seguía atormentando a Darren.

Cuando estás ordeñando a un chico, sus primeras cuatro corridas no son realmente difíciles, aunque lleva un tiempo, generalmente unas dos horas… Evidentemente, ser multiorgásmica tiene sus beneficios.

Ahora, July me dejó, de nuevo, en manos de Darren y suavemente me dio unas palmaditas en seco antes de irse.

Mientras me estremecía y tiraba de mis ataduras, él comenzó a acariciarme, evitando mi sexo y, en cambio, alisó los músculos temblorosos de mis piernas, mis brazos y mi estómago… Cuando llegó a las plantas de mis pies, me relajé lo suficiente como para no temblar más y su toque fue tan ligero que no me hizo cosquillas... Luego me quitó una tobillera.

Eso me sorprendió… Por lo general, July me deja las esposas puestas durante toda la sesión… Nunca me las quita.

Darren hizo lo mismo con la otra pierna, quitándome la tobillera y bajando suavemente mi culo hacia el colchón… Podía sentir una mancha húmeda debajo de mí, pero no era molesta, así que la ignoré.

Darren ya no llevaba la vaina de la polla, aunque todavía estaba encerrada en ese asombroso arnés de cuero y pude ver una correa de cuero alrededor de sus bolas… Luego, para mi gran alivio, desabrochó la odiada mordaza y la arrojó a un lado… Me dolía la mandíbula y traté de agradecerle, pero descubrí que realmente no podía hablar… Me liberó las manos y yo quedé totalmente desnuda, con sólo mi collar todavía encerrado alrededor de mi garganta.

Por un momento, pensé que él también me iba a quitar el collar, pero en lugar de eso me empujó y me susurró que me diera la vuelta… Fue difícil de hacer, pero lo logré, principalmente con su ayuda y fuerza bruta… Y es que, cuatro orgasmos en una hora es mucho… ¡Necesitaba descansar!

Una vez que estuve boca abajo, con los dedos me acarició por todas partes… Y lo hizo tan bien, que casi me quedo dormida… Luego sentí el aceite tibio vertiéndose justo en la parte superior de mi culo... El aceite cayo hacia abajo, cubriendo todo y sentí cómo los dedos de Darren me separaron las nalgas, acariciándomelas... Gemí cuando uno de sus dedos me lo metió en el culo… Luego lo movió, suavemente, hacia fuera y hacia dentro y no pude evitar arquear ligeramente la espalda y empujar mi culo... Luego otro de sus dedos se movió más abajo y sentí que le hacía lo mismo a mi coño.

No tengo idea si estaba mojada o no… No era necesario... Sentí que la presión de Darren sobre la cama cambiaba y de repente él estaba encima de mí, con su polla sondeando entre mis piernas estiradas… La punta de su polla chocó contra mi ano, pero luego bajó y encontró mi sexo… El aceite que había esparcido dentro de mí con sus dedos lo ayudó a deslizarse con facilidad y solté un jadeo mientras su polla me penetraba rápida y profundamente... Comenzó a bombear, de forma lento y suave, que casi parecía parte del masaje… Fue increíble.

Para aquellos que no lo saben, explicarles que hay dos tipos de orgasmos: Clítoris y vaginal… Básicamente se trata de estimulación... La mayoría de las mujeres pueden experimentar un orgasmo con estimulación directa del clítoris… Por lo general, estas explosiones son rápidas, muy intensas y nos dejan sintiéndonos bien, pero un poco insatisfechas… El clítoris es como lamer las paletas de la batidora, en lugar de comer el pastel… Obtienes esa maravillosa delicia azucarada, pero falta algo.

Los orgasmos vaginales son un poco más difíciles de lograr... De hecho, hay algunas mujeres que nunca los logran… Esto es simplemente tener un orgasmo sólo a través de la penetración y fricción de una polla, consolador u otro objeto, en el interior de la vagina.

Yo soy una de los afortunadas que pueden tener orgasmos vaginales y del clítoris… De hecho, la estimulación del clítoris en realidad puede lograr orgasmos vaginales si estoy siendo penetrada.

En estos momentos, desafortunadamente para mí, estaba boca abajo… Pero si hubiera estado de espaldas, follada en la posición de  misionero, la fricción Darrens deslizándose sobre mi clítoris mientras bombeaba habría sido suficiente para que yo me corriera.

Pero el ángulo en el que Darren estaba penetrándome el coño, me indicaba que nunca alcanzaría ni siquiera un orgasmo vaginal... Todo lo más que estaba teniendo era una lenta acumulación de necesidad sexual mientras él me seguía penetrando lentamente.

Después de unos cinco minutos estaba moliendo mis caderas… Pensé en meter una mano debajo de mis caderas para alcanzar mi clítoris... Esto era un tormento porque no me estaba permitido hacerlo… ¡Él nunca cambiaba su ritmo, tampoco!... A los diez minutos estaba desesperada y asombrada... ¿Cómo mantenía Darren el mismo ritmo y no se corría?

Cuando apretaba fuerte mis manos, fue cuando noté que July había vuelto a la habitación.

Sentí que la presión sobre la cama cambiaba de nuevo, y luego se escuchó el zumbido del vibrador… De repente Darren se retiró y el vibrador presionó mi coño y gemí de decepción... Se sentía bien, pero yo quería a Darren… Me gustaba más y me daba mayor placer.

Darren se puso encima de mí y yo me puse rígida… La punta de su polla empapada de jugo de mi coño estaba en la entrada de mi ano y comenzó a empujar… No pude evitar apretar para que no me enculase pero había demasiado aceite y me metió la punta de su polla… Traté de relajarme cuando note que me la metió más profundamente y luego se las arregló para conseguir meter casi todo su tronco en mi culo y jadeo victorioso.

No soy fans del sexo anal, pero no me importa que me den por el culo... July lo sabe, al igual que la mayoría de las dominatrices que me utilizan como sumisa… A ellas le gusta, en ocasiones, meterme su gruesa polla de goma a tope, hasta el fondo.

La polla de Darren se siente diferente… La sentí dentro de mí, junto con el vibrador en mi coño… La sensación de ser doblemente follada fue increíble… Me estremecí… Y cuando la mano de July se movió entre mis piernas y encontró mi clítoris, no pude evitar gritar… Mis dedos se curvaron cuando sentí ese último pequeño toque, provocándome que llegara mi quinto orgasmo… Era mi corrida número cinco del día.

Continuara........