Orgasmo de pezones lésbico

En un microrrelato les cuento el mejor orgasmo de pezones de mi vida, en un encuentro inesperado. Si quieres saber cómo terminé con los pezones rojos y las tetas hinchadas, sigue leyendo.

Yo estaba sentada en su regazo, recostada sobre ella. Sentí cómo olió mi cabello, lo hizo a un lado y besó mi cuello.

Ella metió sus manos dentro de mi blusa. Fingíamos que veíamos la televisión, pero ninguna

de las dos

prestaba atención. Con delicadeza bajó las copas de mi brassier y comenzó a palpar mis tetas una y otra vez.

Me acarició todas las tetas y luego se concentró en los pezones. Las tomó entre sus manos como si las estuviera sopesando. Rodeó la areola con suaves caricias. Siguió en espiral hasta llegar al centro: a mis pequeños y claros pezones. En este momento no eran pequeños: estaba completamente erectos, irrigados de sangre, enormes y palpitantes. Comenzó a masajearlos en círculos con la palma de la mano, sin usar los dedos. Cuando parecía que los pezones me iban a explotar, comenzó a acariciarlos con los dedos. Jugaba con mis pezones: los apretaba, estiraba, pellizcaba.

Yo sólo sentía la humedad entre mis piernas y una sensación divina. Me sentía nerviosa, feliz, emocionada, etc. Al principio pasaban muchos  pensamientos por mi mente, pero después fueron opacados por el placer que sentía en cada célula de mi cuerpo.

Me imaginé que ella me penetraba con un dildo en un arnés, yo la cabalgaría así como estábamos mientras ella seguía exprimiendo mis pezones. Me imaginé su preciosa cara entre mis piernas chupándome ese clítoris que tanto palpitaba. Me la imaginé de tantas maneras y de pronto... no pude más. Sentía la vulva en llamas y paradójicamente chorreante. Mi respiración estaba muy agitada. Hasta ahora me daba pena que ella me escuchara gemir, pero en este momento no pude más y se me escaparon varios gemidos y gritos ahogados. Cerré los ojos, sentí cómo la sensación en los pezones se extendía al resto de mi cuerpo y entonces... AAAAHHHH... un delicioso orgasmo me atravesó toda. Arqueé la espalda, me retorcí en sus piernas, grité, sentí unas gotas de sudor recorrerme la sien y unas lágrimas de placer salir de mis ojos. Ella les dio un par de exprimidas más a mis tetas y luego regresó a las suaves caricias, mientras yo empezaba poco a poco a regresar en mí. Me acomodó el brasier y sacó sus manos de mi blusa. Me abrazó y seguimos como si nada.

Me dejó las tetas moreteadas, los pezones rojos y los calzones empapados. Me dio uno de los mejores orgasmos de mi vida con sólo estimular mis pezones. No puedo esperar a ver lo que es capa de hacer entre mis piernas.