Ordeñando a mi suegro por la mañana

Después de ordeñar la dura y larga manguera de mi suegro, este me lo agradeció con una monta de las que dejan huella.

Después de una velada tan placentera, dormí como una liróna, eso sí, sin dejar de pensar que suerte había tenido mi suegra en vida con aquel semental debajo de sus sabanas.

Había escuchado a Paco levantarse a trabajar, con algo de esfuerzo, pues a el también le vino bien el descanso, y ahora escuchaba a mi suegro en la ducha y posteriormente en la cocina, y aunque tenía ganas de levantarme y saludarlo, me podía más la vagancia de quedarme un rato más en la cama y seguir con mi recordatorio mental de la tarde noche anterior.

Entonces lo vi entrar en mi cuarto, con su albornoz blanco y  fino, peinado hacia atrás y con una bandeja con mi desayuno.

Parecía el típico galán maduro  americano de las películas de los 70  y 80, y ciertamente estaba explosivo y sexy.

Se sentó en mi cama con una sonrisa picarona y ofreciéndome el desayuno me dijo:

Esto es para que te recuperes y además agradecerte  la hospitalidad tan buena que nos distes ayer a los dos.

Yo como ingenua caí en su juego de palabras y le dije: ¿ qué dos?..

El picaronamente me dijo, a mí y a este mi ayudante, a la vez que se tocaba sobre la bata en su entrepierna, riendo seguidamente al ver mi inocente pregunta.

Yo le dije, que era un  viejo pícaro también entre risas y comencé a desayunar con el sentado a mi lado mirándome.

Volví a caer en otra trampa cuando le pregunte que no me había traído leche para el café, y que a mí me gustaba con un poco y con nata; El ahora con una sonrisa amplia me dijo, que como la quería, que me la podía ofrecer con nata sobre el café, pero igual se derramaba un poco pues con la manguera a aire salía demasiado esparcida, o bien podía tomarla directamente en boca absolviéndola por el pitorro, o si quería me la podía inyectar para que mi cuerpo la tomara cuando la hiciera falta o llenarme el deposito trasero.

La ocurrencia me hizo reír y a el mas, pues ese viejo no le faltaba humor y del bueno, además me estaba poniendo ardiendo con los comentarios tan picaros y sarcásticos.

Yo casi sin darme cuenta y de forma instintiva deslice mi mano bajo su bata y le dije, que prefería tomarla en boca esa mañana, y chupar aquel gordo y bonito pitorro.

El resoplo como un toro al gesto de mi mano con ese comentario, diciéndome que estaba preparado, y ciertamente no lo tenía que asegurar, pues mi mano ya tocaba aquel viejo sable, que recién duchado y con algo de crema, era una delicia palpar y cuyo tamaño ya rozaba su máximo esplendor.

Deje la bandeja a un lado no sin antes dar un sorbo de café, y abriendo su bata mientras él se recostaba hacia atrás a mi lado, me dispuse a comer aquello que ansiaba y adoraba con unas ganas increíbles aquella mañana.

La vista fue majestuosa y sin preámbulos comencé a chupar aquel par de huevos afeitados que colgaban algo por su enorme peso dentro de ese escroto, mi mano ya balanceaba aquel mástil agitándolo levemente para testar su dureza, a la vez recorría desde su base a su cabeza con lentitud y facilitado por la suavidad de su textura.

El abrió las piernas para darme facilidades de poder disfrutar de aquel manjar, mientras gemia de placer por mi sabio acosos de aquel aparato, mi lengua después de lamer bien aquellas dos nueces gigantes, bajo por su fina costura  que unía  el escroto hacia el ano, que igual que todo el resto estaba afeitado y aseado al máximo, y al que no tarde en comer con delicadeza, jugando con mi lengua a entrar en tan estrecho y apretado agujero, pero que el agradecía, pues las palpitaciones de esa mole de rabo lo delataban.

Sus gemidos y sus palabras eran de alabo a mi buen trabajo, pues no paraba de decir que suerte tener una nuera así, y que le iba a poner difícil el día de partida de esa casa, como  siguiera por ese camino.

Intento levantarse para tomar el la iniciativa, pero no lo deje y le dije, primero déjeme que lo ordeñe y tome mi ración de leche y nata y luego haga conmigo lo quiera.

UMMMMMMMMMMMMMM fueron sus palabras, dejándome el camino libre; ahora continúe subiendo otra vez y al pasar por esas dos hermosas bolas,  volví a recrearme otro rato, pasando seguidamente a tomar ya posesión de aquel mástil que comencé a besar y morder levemente mientras subía a su cúspide, a la cual introduje rápidamente en mi boca, no sin algo de esfuerzo, pues el tamaño era para ponerme en dificultad.

Ahora sus gemidos eran más latentes y su ritmo cardiaco se aceleró, y más cuando chupaba y devoraba aquella cabeza con unas ganas y aunque resulte petulante, con experta maestría, pues a los pocos minutos ya mostraba por su boca de dragón, pequeñas gotas de líquido que avisaba dentro se cocía mi desayuno.

Mi otra mano seguía dando cuenta de su huevos y como había observado le excitaba, con un dejo me puse a jugar con su ano, consiguiendo meter un poco la punta, situación que le excitaba más pues su cadera se levantó levemente al amago de penetración de mi pulgar.

Ya llevaba unos gloriosos minutos disfrutando de ese rabo, cuando me aviso que estaba a punto de  darme su nata… ¡Y que nata¡… pues acababa de hablar cuando note el primer chufletazo de leche espesa y sabrosa contra mi paladar, seguido de otras ráfagas de igual fuerza y textura que me hacía casi imposible tragar y degustar a la vez.

Por la fina  comisura de mis labios, y encontrando salida a duras penas, pues el grosor de aquel pollon lo impedía, comenzó a salir un leve hilillo de lo que no me daba tiempo a tomar, mientras él se convulsionaba curvando su fuerte cuerpo sobre la cama y levantando la cadera, con aquella espectacular corrida.

Continúe un rato lamiendo y devorando todo, pues no quise dejar gota que se escapara, cosa que el agradeció pues sus gemidos se prolongaron largo tiempo, a la vez que aflojaba la dureza de aquel rabo, pero sin encogerse en demasía, pues su tamaño dormido ya era grande de por sí.

Cuando finalice me subí sobre el para besarlo y por supuesto para rozar mi chochito mojado y empapado como estaba por aquel morcillón rico que tenía mi suegro.

Este agradeció pues su beso fue intenso y rico mientras ya sus manos recorrían parte de mi cuerpo, buscando los lugares que más placeres me daban.

Ahora tomo la iniciativa y tumbándome comenzó a acariciar mis pechos con dulzura pero con clase a la vez que mis pezones los mordisqueaba dándome pellizcos de placer que me tenía ya encendida.

Una de su manos llego ya a mi conejito, al que palpo viendo lo mojado que estaba, diciéndome: Ahora nuera soy yo el que va a desayunar almeja fresquita y en su jugo, pues voy a devorar este mejillón que tienes hasta hacerte perder el conocimiento.

No exageraba en absoluto, pues cuando se puso manos a la obra, mi cuerpo no podía aguantar aquella sabia acometida de su boca y lengua y en segundos solté mis primeros jugos acompañando con fuertes gritos y gemidos, aquel  increíble orgasmo.

El no pareció inmutarse pues siguió con aquella devoción comiendo todo, mejorando cada segundo que pasaba, su otra mano ya se había dirigido a mi agujero trasero y tras unas leves pasadas, lo perforo con uno de sus dedos, haciéndome igualmente levantar mi cadera de placer. Placer que no paraba de fluir por su sabia comida.

Estuvo varios minutos sacándome otro orgasmo de mis entrañas, y abriendo mi almeja como una flor, pues su lengua entraba ya a las profundidades de la misma, recreándose en mi botoncito mágico, al que aquel viejo experto sabía estimular y mucho.

Yo balbuceaba diciéndole, “ Suegro asi, asi, asi, siga, ummmm que rico…” .. “ Mónteme pronto que necesito me monte y me meta su dura estaca” … El parando un segundo  se rio de mis calientes comentarios, diciendo: “Tere mi chiquilla no te preocupes que voy a darte una sesión que no vas a olvidar en mucho tiempo”.

Se incorporó y pude ver que su rabo ya estaba tomando la forma ideal, lo agarro con una mano y comenzó a dar golpes sobre los labios abiertos de mi almeja, metía un poco la cabeza, la sacaba y volvía a golpear levemente.

Esto hizo se le pusiera dura como una roca, yo pedía ya que me perforara, levantando mi cadera y acercando mi empapado mejillón a aquel pollon hermoso, que brillaba ahora con majestuosidad y  con un grosor que asustaba.

Apoyo una mano sobre la cama y guiando la otra su rabo, me lo metió de una estacada que me hizo dar un fuerte grito de placer.

Me silencio rápidamente con su boca, besándome primero dulcemente y conforme iba metiendo y sacando aquel aguijón en mi cueva, iba subiendo la intensidad en el beso.

A las primeras acometidas con sus giros de cadera más propios de un baile de salsa, me corrí con tal intensidad y fuerza que yo misma estaba asustada, y tras un interminable minuto de placer mi cuerpo quedo rendido y mi mente paso a otro estado.

Pues ahora no era capar de pensar ni manejar mis sentidos, que habían quedado reducidos a gozo y placer intenso, absolviendo todo el resto de vida de mi cuerpo.

Creo que perdí algo el conocimiento cuando en su continuado bombeo con aquel rabo, me llego otro orgasmo de igual intensidad, pues sentí sus manos en mi cara como intentando reanimare, pero eso sí, no dejaba de perforarme.

Cuando vio que yo respondía, me dijo si tenía fuerzas para cambiar de postura, a lo que le dije a duras penas, que como él quisiera.

Viendo mi estado, la saco para tumbarme boca abajo y metiendo la almohada en mi bajo vientre, mi almejita quedo al aire preparada para otra envestida.

Esta no tardó en llegar tras abrir con cuidado mis piernas, pues yo apenas podía moverlas.

Ahora se dejó caer sobre mi espalda con su duro rabo dando otra sesión, y cuando yo pensé se iba a correr, la retiro para jugar un poco con mi trasero y dilatar aquel agujero negro que el aún no había catado.

Con su cabeza fue abriendo hueco y como su duro rabo estaba empapado en mis jugos, este entro con facilidad por aquella abertura, comenzando otra sesión de culeteos con una fuerza que ahora notaba el golpear de sus huevos.

No me podía creer que mi suegro con esa edad pudiera follarme como me estaba follando esa mañana;  Ya rozaba yo otro orgasmo que con igual intensidad que los anteriores manifesté, pero este fue acompañado y regado por una espectacular corrida de ese semental que gritando al unísono conmigo, soltó el resto de crema, como había prometido, llenándome el depósito para todo el día.

Ahora fue el, el que quedo rendido y tumbado sobre mí, durante un buen rato sin hacer ni el esfuerzo para sacar su rabo de mi trasero, pues su ritmo de respiración delataba que estaba rendido y extenuado.

Su cara caía a lado de la mía tras mi nuca, escuchando su agitada respiración que iba retomando su ritmo normal.

Paso unos diez minutos así, sin ninguno de los dos decir ni una palabra, cuando ya recuperado, se levantó sacando su misil dormido de mi dolorido pero agradecido trasero.

Se tumo a mi lago y abriendo su brazo me invito a cobijarme a su lado, besándome dulcemente y agradeciendo aquel momento.

Yo era realmente la agradecida y le dije que era increíble lo que había sentido esa mañana, jamás me hubiera imaginado ser montado por mi suegro de aquella forma tan placentera.

El dijo que había que tomar fuerzas que cuando llegara su hijo por la tarde, le teníamos que preparar una fiesta para que el participara también.

Yo mirándole incrédulamente, le dije: ¿Pero suegro usted va a tener fuerzas para después otra vez?..

El riendo picaronamente, me dijo que para que están los avances farmacéuticos, si no para ayudar a hacer gozar a hombres como el en los últimos años de su vida.

Y ciertamente que lo que prometió se cumplió esa tarde, pues  si la noche anterior había sido buena esa fue…………….