Oral en la oficina (03)

Compañeros de trabajo que disfrutan de sus deseos.

ORAL EN LA OFICINA III

Continuación ...

Volví a comenzar a tocarla, y en esta ocasión no quería aguantarme, le dije

-¿Te puedo penetrar?

Me encanta que ella esta dispuesta siempre a lo que contesto, esta bien, pero ten cuidado y apúrate.

Levante su falda, recorrí a la izquierda su calzón, quedando expuesta a mi vista su vulva rasurada, y no sabes con tan solo verla se me hace agua la boca, la senté en el escritorio y estando en la orilla, me desabroche el pantalón, y entreabrí mi calzón, sacando mi pene, me acomode, y bueno, la mesa estaba dispuesta, por cuanto estaba húmeda y por la altura del escritorio, fue fácil empujarlo lo más adentro que pude, una y otra vez, lo arremetía con fuerza, sin embargo, se escucharon ruidos, ambos nos desconcertamos, no sabíamos que eran, y todo transcurría en unos segundos, en ese momento me retire, y ... logré levantarme el cierre, y ella se reincorporo, si bien no acomodándose su tanga, si bajándose la falda, en ese momento entró uno de los abogados a solicitar unas tijeras. Estuvimos a punto de ser sorprendidos, sin embargo logramos disimular, en realidad no sé que tan convincentes fuimos, pero al menos nos quitamos de la situación tan embarazosa.

El hecho de hacerlo con un riesgo, es muy excitante, le pone un ingrediente adicional a la situación, ahora, no quiero decir que es un disfrute el ser descubierto, sino que en medio de la excitación de como se dan las cosas, nos aventuramos a llegar mas alto.

Bueno, pues fue algo muy rico y queríamos repetir la situación pero disfrutarla a nuestras anchas, así que me invito a su casa el domingo por la tarde, cuando sus papás no estarían.

Llegue a las siete y cuarto, ya había obscurecido, ella tenía un vestido naranja, rico al tacto, no tenía brasiere y fue delicioso tocar sus senos sobre su vestido, se sentía un rico calor en su cuerpo, ella me llevo al jardín al lado de la alberca, nos sentamos en una silla y comenzamos a besarnos, era unos besos apasionados, el roce de las lenguas elevan la excitación, yo le frotaba con la punta de mi lengua su boca, su respiración subía de tono, se puso sobre mi y empecé a tocar sus pompas, que ricas están, levante su vestido y en medio de cada pompa recorrí mi mano, la paseaba de arriba a abajo, ella ocasionalmente con voz entrecortada decía - ¡Que rico! - por cada expresión de ella y cada gemido que empezaba a emitir, yo estaba al tanto, para procurarle el placer debido, ya no quería esperar más, la levante y estando sentado, le acaricie su vulva, llevaba un bikini con encaje, y estando de pié toda la palma de mi mano cubría su vulva.

Le baje sus calzones y agachándome le di un lenguetazo en su clítoris, solo fue uno, esperando provocar el efecto deseado, le comencé a morder sus piernas, ¡Qué ricos muslos tiene! La parte interna del muslo me encanta morder, para poco a poco acercarme a su vulva y rozar levemente sus labios internos, provocando que poco a poco se hinchen, dilatándose junto a sus labios externos, le paseaba mi boca de una pierna a otra, y nuevamente y escasamente rozaba sus labios vaginales, ¡Es riquísimo llevar a la mujer a la desesperación queriendo que le metas la lengua, pero absteniéndote de hacerlo hasta que ella no pueda más!

Me agache más y le metí mi lengua en su vagina lo más profundo que pude, el calor y sus fluidos me excitaba mucho, entonces se me ocurrió subirla a la mesa que teníamos cerca, y acercando dos sillas, le pedí que se sentara en la orilla de la mesa y apoyara ambas piernas en cada silla, así quedo expuesta su vulva a mi vista y semejante a cuando una mujer va al ginecólogo, así la tenía a ella en esa mesa. Me senté en el suelo de tal manera que su vagina estaba encima de mí, solo levante la cara y así podía recorrer desde la parte inferior hasta arriba del clítoris con mi lengua, y cuando la penetraba con mi lengua, era una posición muy favorable para llegar más lejos.

Era tal la excitación en ella, que me dijo - Siento toques ahí en mi vagina - y yo aprovechaba la ocasión para seguir paseando mi lengua entre la comisura de sus labios, subía y bajaba, y ahí en donde esta el clítoris y sus labios internos es juntan hacía círculos, de pronto absorbía como tratando de llevarme conmigo su clítoris, lo soltaba y le mordía con suavidad su clítoris, me ponía de lado y volvía a pasear mi lengua de un extremo al otro.

  • ¿Quieres hacerlo aquí?

-No, mejor vamos adentro

Nos metimos a su casa, ella tenía velas encendidas, me acerque a ella, le quite el vestido, y la contemple, quedando extasiado de ver su lindo cuerpo, ahora se había dejado un triangulo sobre su clítoris de bellos púbicos, se veía linda su parte intima. La recosté en la cama, y yo hincándome seguí haciéndole el sexo oral, a ella le encanta que mientras tanto lo hago, apriete con fuerza sus caderas, o bien lleve mis manos a sus senos y los apriete, es tan excitante ver su cara de gozo, que bien me siento recompensado de estar en esa rica posición.

-¿Quieres que te lo haga a ti?- Dijo ella

-¿Tu quieres?

Me desabrocho el pantalón, me quito los zapatos y desnudándome por completo me acosté sobre la cama, ella deslizo su lengua de mi pecho hasta mi pene, y empezó a pasear su lengua, desde mi glande hasta el escroto, se deleitaba chuparla, paseaba su lengua por el lado de mi pene, subía hasta el glande y bajaba por el otro lado, después de un rato, la voltee, y me prepare para meterle el óvulo que previamente había dispuesto al lado de la cama, lo tome con mis dedos y empujándolo con el dedo medio lo metí lo más profundo que pude, mientras tanto, antes de sacarlo aproveche para tocarle su pared frontal de la vagina, le sobe su punto G, y externamente le seguí chupando su clítoris, después de un rato, me puse el preservativo. Podrán decir Buuh, pero queridos lectores, en todo esto debe prevalecer la responsabilidad, y consideren que es un placer, el cual debe ser completo, con el objeto de no dejar el dulce recuerdo por causa de una consecuencia no deseable, ¿No crees?

El condón que elegí era con aroma a mango, y puesto en mi pene me subí arriba de ella y moviéndome lo empecé a frotar sobre su vulva, lo hacía una y otra vez, hasta que sentí que su vagina estaba suficientemente dilatada y de un solo golpe la penetre, ¡Humm que rico! Ella solo exhalo, y alcanzo a decir - Ya estás adentro de mí - Yo no hable, solo me seguí moviendo, una y otra vez la penetre, ella alzo ambas piernas y abriéndolas disfrutaba de cada embestida mía, ella me pidió que le tomara sus brazos y la aprisionara, ¡Que rico es eso! La tome por ambos brazos, e inmovilizándola seguí haciéndola mía, lo sacaba y lo metía, mientras tanto sus gemidos subían de tono.

Después de un rato, me quite y le pedí que se volteara, le introduje mi pene por detrás, haciendo la pose famosa del perrito, ella se inclinaba más cuando disfrutaba de mi penetración, esto me daba oportunidad de manosear su trasero y sus muslos, y de vez en cuando decía - Vez como te toco- y le paseaba mi mano por su vagina y sus senos, ya que ella podía ver estando boca abajo pero sobre sus manos como yo la penetraba y así mismo recorría su cuerpo con mis manos, se oía como mis piernas y mis testículos chocaban contra sus pompas.

Ella me pidió - ¿Nos vamos al suelo? - Tomando la colcha la pusimos cerca de la pared y poniéndome mi espalda contra la pared, ella se sentó sobre mi pene y penetrándose, empezó a jadear, se movía cadenciosamente sobre mí, por momentos se cansaba y era cuando poniendo mis manos sobre sus pompis las apretaba hacia mí, provocando con esto una penetración profunda, ¡Que ricos gritos de placer daba!, Y al excitarme sus gemidos empecé rápidamente a llevármela hacía mi, entraba y salía en su vagina, por supuesto siendo una posición bastante recomendable, así seguimos, hasta que escuchando que llegaba, seguí penetrándola violentamente hasta que ... Ahhh, llegué.

Bueno, espero que seas compañero de placeres aún sin conocernos y que disfrutes de este relato 100% verídico. Ciao