Oportunidad con la madre de mi amigo (2)
Este relato es la continuación de lo que paso con la señora Miriam, la mama de mi amigo
Después de ese día en que me había comido a la mama de mí amigo, todas las noches fantaseaba con volver a hacer lo que paso ese día, tener ese cuerpazo de veterana solo para mi, a veces necesitaba pegarme mis pajazos porque solo el recuerdo de ese culo me causaba unas ganas de follar increíbles.
Un día como cualquier otro, me hicieron pasar al teléfono en mi casa, me dijeron que la mama de pablo me iba a preguntar algo, trate de disimular mi alegría:
-"alo, si?"
-"hola, me preguntaba si Pablo estaba contigo"
- (me desilusione un poco) "no señora, no sé donde esta"
-"entonces tal vez quieras saber que la casa está sola"
Y colgó
La sola propuesta ya me había puesto cachondo, ese día iba a haber sexo del bueno, me invente algo y me fui de inmediato a ver a esa delicia.
Cuando llegue a su casa y timbre, me abrió la puerta una dama ardiente, esta vez no estaba desarreglada, por el contrario, estaba bien peinada, con su maquillaje, vestida con un conjunto de secretaria rojo, y unas medias veladas negras, que descubriría, estaban sujetas con un liguero. Su falda roja le marcaba ese culazo que tenia, su blusa era una transparencia, que dejaba ver como su bra apenas y sostenía sus enormes tetas. Su chaqueta era cortita, muy sexy.
Apenas y nos dirigimos palabra, me tomo la mano, y me llevo su dormitorio, donde había pasado todo la primera vez.
Esta vez yo fui el que se quito el pantalón, y le mostré mi verga erecta, ella se recostó en la cama y abrió las piernas, dejando ver de nuevo que no tenia pantys, estaba muy mojada, yo simplemente se lo metí hasta el fondo.
Ella gimió, y empecé con un ritmo suave a meter y sacar, pero luego, acelere la marcha, al rato, fui yo el que se recostó en la cama, mientras ella se poso arriba mío, y empezó a subir y bajar, moviendo mi pene dentro de su coño.
Se veía como sus senos saltaban dentro de su bra de encaje, ella daba unos gritos excitantes, como si hubiera estado sin sexo por años, desde el ángulo en el estaba podía notar que en su cuello se marcaban algunas arrugas, como también en su estomago, pero su experiencia compensaba con creces todo, ella movía su pelvis de una manera increíble, de arriba abajo, a los lados, adelante y atrás, yo apenas y lograba ir a su ritmo.
Llegamos a la parte que esperaba, ella se detuvo, se puso de pie para hacerse al lado de la cama, puso sus manos al borde y sacó culo, yo entendí el mensaje, me hice a su lado, subí un poco su falda para ver ese lindo agujero, use los fluidos que se derramaban en sus piernas para lubricar un poco y se lo metí suavemente.
Ella soltó un sonoro grito de dolor, pero luego me empezó a pedir que se lo hundiera rápido, así que yo inicie mi embestida, tan rápido como me lo permitiera su agujero, muchas veces tenía que lubricar mi pene mojándolo dentro de su vagina, ella tenía sus piernas empapadas, y yo estaba sudando mucho
Ya estaba pronto a venirme, cuando de repente Miriam se detuvo, yo se lo había metido hasta el fondo de su ano y me quede ahí, trate de preguntarle qué pasaba, cuando note la cara de horror que tenia.
Ella miraba hacia la puerta así que yo también lo hice, no me había dado cuenta que en el marco de la puerta había una muchacha, de por lo menos 25 años, por tanto mayor que yo, de cabello castaño, frente amplia, ojos color miel, vestida con un uniforme de estudiante de enfermería o medicina. Era la hija de Miriam.
Cuando la vi, de inmediato saque mi pene del culo de su madre, a lo que la muchacha respondió con un gesto de asco, se dio la vuelta y se dirigió a su cuarto, su madre inmediatamente la siguió y oí como una puerta se cerro de golpe.
Yo me quede ahí pasmado sin saber qué hacer, no se escuchaban gritos ni nada, eso me preocupaba, solo atine a colocarme mi ropa de nuevo y esperar
Muy pronto les contare la segunda parte de este relato y la tercera de la serie.